Hola a todos! He aquí traigo un pequeño one-shot que tenía guardado hace tiempo. Pero es que de sólo ver el desarrollo del Feligami es una gozada. Ya puestos y sin más qué decir… COMENZAMOS!
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Pequeña negociante.
Capítulo único.
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La hora del té era la hora predilecta de la familia para reunirse y relajarse. Félix y Kagami podían pasar horas sentados y tomados de la mano mientras charlaban y reían de las trivialidades de la vida. Sin embargo, su hija Yoi tenía otra idea en mente para esa tarde.
-Mamá, papá, necesitamos hablar.- dijo la pequeña de siete años con la misma mirada seria que había heredado de su madre pero con ese verde intenso de su padre.- Vengo a proponerles un plan de negocios que podría ser bene... benefi… bueno, que hará feliz a todos y ayudará a mi desarrollo personal.
-¿En serio?- Félix arqueó la ceja con una sonrisa de lado.- ¿Y qué clase de negocio sería ese?- Yoi mostró en su tableta la pequeña presentación que había logrado hacer y la enlazó a las tabletas de sus padres.
-Agregar un nuevo miembro a la familia.- Kagami dejó de beber su té de inmediato y abrió más los ojos con sorpresa.
-¿Un nuevo miembro?
-En efecto. En resumen, quiero un hermanito.
Félix intentó no reírse ante la mirada asesina de su esposa, así que siguió poniendo atención a su pequeña.
-Mi prima Emma tiene un hermano, Hugo. Y escuché que mis tíos buscarán ir a por el tercero.- Félix maldijo a lo bajo, su hija no le escuchó pero Kagami le dio un golpe debajo de la mesa y le reprendió con la mirada.- Tener un hermano o hermana no sólo me hará feliz, sino también que ayudará a ponerle mucha salsa al nombre familiar.- Félix no pudo contener la risa esta vez y Kagami rodó los ojos.
-Se dice ensalzar cariño.- corrigió a su hija.
-Eso mismo.- dijo la pequeña alzando su naricilla respingona.
Yoi era su pequeño milagro. Al ser ambos sentimonstruos, no tenían idea de si podían concebir una pequeña vida. Se hicieron exámenes, marcaron calendarios de ovulación, todo parecía normal aunque temían que nunca pudieran llegar a ser padres. Cuán grande sorpresa se llevarían cuando Adrien anunció el embarazo de Marinette, dándoles un poco de esperanza a su situación, esperanza que llegó a los pocos días cuando Kagami fue al hospital de emergencia y… allí estaba, un ultrasonido les mostró la razón de sus malestares: la pequeña vida que se formaba dentro de ella y que llevaba tiempo esperando que alguien la notase.
Desde el momento en que la tuvieron en sus brazos hicieron la promesa que no le exigirían cumplir con el rol de heredera o hija perfecta al igual que pasaron ellos en su niñez. Acordando que cual fuera el camino que su hija escogiera ellos la apoyarían.
-Lo siento cariño, pero tu padre y yo no tenemos planes de tener otro bebé. Pensamos que un niño es más que suficiente.- explicó Kagami y no mentía, aunque si eran sinceros la idea les había pasado por la mente en más de una docena de veces pero nunca terminaban de concluir nada.
Yoi afiló la mirada.
-Muy bien. Entonces como segunda parte de mi presentación, me gustaría tener un perrito.- dijo mostrando la siguiente diapositiva.- Tener una mascota ayuda a los niños a crecer ser más sensibles y empáticos. Hay muchos estudios que lo comprueban y yo lo cuidaría, lo alimentaría, lo sacaría a pasear y limpiaría sus gracias.
-No creo que estemos listos para un perro.- dijo esta vez Félix.- Una mascota necesita de cuidados y atención. Y es una gran responsabilidad. Quizás cuando seas un poco mayor cariño.
-Lo siento, Yoi.- habló Kagami tomando un pastelillo.- Tendrás que esperar para cuando seas más grande.
La pequeña no podía creer lo que pasaba. Sus padres habían desestimado sus ideas con argumentos más que válidos pero no para ella. Infló las mejillas. Bueno, con lo siguiente no se podrían negar.
-Entonces no me dejan opción.- pasó la tercera diapositiva.- Por el bien de mi desarrollo como persona, quiero un miraculous.
Esta vez Félix escupió el té y Kagami hizo que el relleno del pastelillo de crema saliera del otro lado.
-Como hija de portadores es mi derecho tener un miraculous al crecer. Un kwami me ayudaría mucho, me daría consejos, yo lo cuidaría y lo mimaría, también entrenaría para cuando sea mayor y le patee el trasero a los malos. Si ven en la siguiente diapositiva tengo algunas recomendaciones de miraculous que podrían ser mis perfectos compañeros. Comenzando con el miraculous del…
-¡Tiempo fuera!- Félix cargó a su hija y la puso sobre su regazo, intentando no verse tan nervioso.- Vale, ya entendimos y te felicito por tan buena presentación, my little star. Así que, ¿qué tal si mañana vamos a buscarte un perrito?
-¿En serio?- los ojos de la pequeña brillaron.- ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Prometo que lo voy a cuidar mucho!- abrazó a su padre y saltó de su regazo entrando a casa para darle las buenas nuevas a su prima desde su cuarto.
Kagami suspiró echando la cabeza hacia atrás.
-Esa no la vi venir.
-Ni yo. Pero creo que está bien tener una mascota. Y si es uno entrenado mejor.
-Creo que tienes razón.- aceptó Kagami con leve resignación.
-Sí, eso o… podríamos buscar hacerle el hermanito.- Kagami exhaló una leve risa entre dientes y miró a su esposo con ese brillo especial en sus ojos que era sólo para él.
-Eso lo discutiremos esta noche.
-Faltaría menos.
Tiempo después, la pequeña obtendría un pequeño pastor alemán el cual con el pasar de los años permanecería junto a su ama en todo momento. Yoi sonreiría más que satisfecha ante el buen trato que cerró con sus padres, lo del hermano o hermana, y lo de obtener un miraculous… eso sería una historia para más adelante. Y todo sería gracias a las dotes de la pequeña gran negociante.
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Y… espero que les haya gustado! Gracias a todos por leer. Dejen reviews, nada de tomatazos, y sin más qué decir… UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!
