San Valentín…

Una fecha especial para pasarla con los amigos o la pareja. Lleno de rosas rojas, chocolates y peluches…besos, abrazos y promesas…

Suspiró cansada alejando esos pensamientos de su mente. Este día no iba a ser como aquellos de su adolescencia. Sentada en su cama miró hacia la puerta y como si su deseo inconsciente se hiciera realidad ésta se abrió ligeramente.

―Hinata, ¿estás lista?― escuchó desde el otro lado.

―Si.

―Entonces vámonos.

―Pero antes… ¿puedes ayudarme?

―¿Puedo pasar entonces?

―Claro, además ya has abierto la puerta…

Tras decir eso escuchó una risa y enseguida lo vió asomarse y mirarla de una forma que no supo descifrar. El hombre rubio caminó hacia ella.

―¿Qué necesitas?

―Los zapatos, no puedo ponérmelos.

Ella señaló sus zapatos encima del buró de su cama, eran un par zapatillas de color crema. Él los tomó y con la mayor delicadeza se los puso en sus pequeños pies cual cenicienta.

―Gracias, aunque extraño mis tacones.

―Hinata, por ahora no puedes usarlos.

―No hay remedio, aunque odio verme tan bajita frente a ti.

―Eso te hace ver aún más linda.

―¡Ya! No digas eso, sabes que estoy muy sensible.

―Perdón, perdón― terminó de decir el chico.

―Discúlpame a mí, Naruto k…

―¿Qué? Hinata ibas a decirlo…

―No, yo no― se sintió tan avergonzada.

―Sí, estabas a punto de llamarme "Naruto kun"

―Olvídalo por favor ¿sí?

Ella lo miró suplicando que se olvidara de ello. No quería tener que escuchar sus burlas de nuevo. Ni quería llorar otra vez.

―Soy un idiota, Hinata.

La abrazó tratando de consolarla. Era increíble que con una sola palabra pudiera provocar un gran caos en su relación. Acarició su cabello tratando de tranquilizarla.

―Si no quieres ir, yo tampoco iré. No te dejaría aquí sola.

―Pero son tus padres.

―Ellos lo entenderían.

―No, debemos ir. No podemos hacer una grosería como esa.

―Como digas, ¿pero estás bien?

―Si, además ya deberías estar acostumbrado a mis cambios de humor.

―Eso es algo imposible. Yo estaba acostumbrado a la tierna y dulce Hinata. Todo esto es nuevo para mi.

―Lo lamento ―avergonzada de sí misma bajó el rostro.

―Ya no digas eso. Tú no tienes nada por lo que pedirme perdón, estamos juntos en esto ¿cierto?― tomó su mentón mirándola dulcemente.

Con un movimiento de cabeza asintió mientras él le secaba las lágrimas.

―Voy por las llaves y nos vamos.

―Ok.

Él se puso de pie para salir de la habitación.

―Naruto espera…

―¿Ahora qué?

―Ayúdame…― estiró las manos en dirección a él completamente sonrojada.

Él se limitó a reír un poco acercándose de nuevo a la cama y tomándola de la mano para que pudiera ponerse de pie.

―No es gracioso, Naruto.

―Si lo es.

Hinata se compadeció de sí misma. No era gracioso tener que pedir ayuda para todo.

Se acomodó el vestido largo color lila. Por más que lo había intentado no había encontrado nada para tratar de disimular.

Su vientre ya estaba demasiado abultado.

Suspiró de nuevo.

Tenía más de siete meses de embarazo. No existía ningún vestido que pudiera esconder eso.

―No tienes nada de qué preocuparte, te ves hermosa Hinata.

Naruto le dirigió una tierna mirada al vientre de ella y depositó un beso. Ella solo sonrió sintiendo cosquillas por toda su pancita.

San Valentín…

Una fecha especial para pasarla con los amigos o la pareja. Lleno de rosas rojas, chocolates y peluches…besos, abrazos y promesas…

Pero para ella este día era de idas al baño, cambios de humor. Dolor en la espalda y los pies. No había ni citas ni promesas.

Además los habían invitado a la fiesta de aniversario de los padres de Naruto.

Y aunque ellos la adoraban no dejaba de sentir nervios.

Al fin subieron al auto mientras Naruto no dejaba de hablar.

―Son tan cursis. Mi padre le pidió matrimonio a mi madre un 14 de febrero y se casaron el mismo día un año después. Es un romántico…

Hinata no hablaba, se sentía un poco nerviosa. Y sabía que Naruto también lo estaba porque todo el transcurso hasta llegar al salón no había parado de hablar.

Sabían que su situación no era sencilla.

Llegaron al salón hermosamente decorado con rosas rojas. Una obvia alusión al color del cabello de Kushina.

Naruto tomó de la mano a Hinata mientras buscaba a sus padres con la mirada.

―Que linda te ves Hinata. El embarazo te ha sentado muy bien ―la madre de Naruto fue la primera en recibirlos provocándole un susto a la joven pues apareció por detrás de ellos.

Kushina con mucho cuidado le dio un fuerte abrazo. Para luego acariciar el abultado vientre.

―Oh, gracias Kushina san.

―Hola, mamá― saludó Naruto a la pelirroja.

―Hijo, que bueno que si pudieron venir.

Naruto abrazó a su madre. Mientras su padre, Minato, se acercaba para darles la bienvenida también.

―Cuanto tiempo sin vernos hijo.

―Hemos estado muy ocupados papá.

―Es una fiesta fantástica, 25 años de matrimonio. Felicidades Minato san y Kushina san.

―Gracias cariño. Espero que disfruten de la fiesta.

Hinata solo sonrió mientras Naruto la tomaba de la mano otra vez para ir a su mesa.

―Por cierto, ustedes están casados.

La pareja de jóvenes no disimulaban su sorpresa ante las palabras de la madre de Naruto.

―¿Qué?

―Sabes cómo es nuestra familia, hijo ―replicó la mujer pelirroja.

―Armarían un escándalo, Naruto. Dijimos que fue una pequeña ceremonia y que fue muy rápido ―completó Minato deseando mentalmente que su hijo no fuera el que armara el alboroto.

―Por eso les dije a todos nuestros familiares que ustedes están casados y están esperando un hijo. Es una bendición en la familia y una gran alegría.

―Mamá…

―Solo por hoy finjan ―suplicó el rubio mayor.

―¿Qué opinas Hinata? ―Naruto le dijo a ella pues no quería hacer nada si ella no quería.

―Bueno, lo intentaré.

Naruto no se esperó esa reacción en ella. Pero después de todo ahora parecía más relajada. Y hasta la veía feliz.

Ella se colgó de su brazo y caminaron hacia su mesa asignada en ese lujoso salón.

Una pareja mayor, tíos de Naruto, se acercaron a ellos.

―Felicidades, sobrino. Tu esposa es muy hermosa.

―Muchas gracias.

―Que bien te sienta el embarazo, cariño ―comentó la mujer.

Hinata sonrió.

―Aquí tienes para que te ayudes con todo lo que vendrá.

El hombre le entregó un cheque a Naruto. Cuando él lo abrió no pudieron ocultar su sorpresa ante la cantidad de dinero.

―Gracias, tío Iruka.

―Hasta luego.

Cuando ya se habían marchado.

―Hinata, esto de estar casados ya me está agradando.

―Me encanta estar casada también Naruto kun.

Se acercaron a su mesa riendo.

Luego varias tías y primas se arremolinaron junto a la pareja.

―Naruto nos puedes decir ¿Cómo le pediste matrimonio a Hinata?

―Pues le pedí a un amigo que trabaja en el Planetario que me ayudara. Llevé a una cita a Hinata ahí, vimos una hermosa lluvia de estrellas.

Las mujeres gritaban ante tal relato romántico.

―Shhh… quiero escuchar la historia― decía la misma Hinata.

Las mujeres la miraron desconcertadas.

Naruto continuó con su relato mientras Hinata lo miraba fascinada.

―Después me arrodillé frente a una gran luna llena del mismo color de ojos de mi Hinata y le pregunté "¿te quieres casar conmigo?"

―El diamante de mi anillo fue del tamaño de mi puño― presumió Hinata.

―¿Y cómo fue la boda?

―Como les habíamos dicho fue una boda sencilla pero hermosa. En la playa. Mi velo de novia era hermoso y de cinco metros. Lo hicieron una monjas austriacas ciegas― Hinata creaba toda una historia maravillosa de su boda ante la mirada divertida de Naruto.

―Ciegas, pero ¿cómo? ―preguntó una prima de Naruto.

―Es que fue tanto trabajo que quedaron ciegas. Pero dijeron que valió la pena.

―Oh, debiste verte muy hermosa.

―Si, todos decían que yo parecía un ángel flotando.

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En el auto de vuelta hacia su departamento no paraban de hablar de su "boda".

―Vaya que exageraste Hinata.

―¿Por qué?

―Todo eso de que la piedra del anillo era del tamaño de tu puño. Y que una paloma te puso el anillo en el dedo durante la ceremonia.

―Déjame soñar. Pero dime ¿cómo se te ocurrió esa idea de la propuesta?

―Si, eso fue una estupidez.

―¿Bromeas? Todo eso de las estrellas y la luna. Fue maravilloso. ¿Acaso solo lo inventaste o pensaste pedirle matrimonio a alguien alguna vez? ―dijo mientras se deprimía de pronto.

Naruto lo pensó un momento antes de decírselo.

―Si, a ti. Es como me lo imaginaba si te lo hubiera pedido.

Eso la tomó por sorpresa tanto que una calidez envolvió su corazón al escuchar eso. Había sido lo más romántico que hubiera escuchado de él. Ese juego de estar casados le había gustado tanto. Hubiera deseado que la fiesta no hubiera terminado.

―Habría sido muy difícil decir que no.

Él sonrió.

―Qué bueno que no te lo pedí… Habría sido una boda muy cara.

Ambos estallaron en risas. Si, Hinata había exagerado bastante pero descubrir ese lado tan romántico de Naruto había sido lo mejor del día.

Minutos después llegaban a su destino. Naruto la ayudó a bajar del auto.

―Ya no aguanto los pies, estoy tan cansada.

―Tú insististe en bailar. Pero eso me encantó. Verte tan feliz.

―Me sentí muy bien en la fiesta. Y tus padres son encantadores.

―Parece que te quieren más que a mi, su propio hijo.

Hinata solo pudo sonreír.

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Ya era bastante tarde. Estaban agotados. Naruto abrió la puerta y entraron al departamento para después cerrar con llave.

―Que duermas bien, Hinata. Si necesitas algo solo me llamas, estaré al lado.

―De acuerdo.

Luego cada uno fue hacia su respectiva habitación.

Hinata pensaba en todo lo que Naruto dijo ese día. Realmente ¿le pediría matrimonio a ella? Seguramente sería solo por compromiso. No porque la amara de verdad. Además desde aquella noche Naruto ni siquiera la volvió a besar ni nada que le demostrara que estaba enamorado de ella.

Sólo podía sentir todo su cariño como el amigo que siempre había estado ahí para ella.

Sin querer otra vez estaba llorando por él.

Tocaron a su puerta y obviamente era Naruto.

―Hinata ¿ya te dormiste?

―No― le contestó mientras limpiaba sus lágrimas con sus manos.

―¿Puedo pasar?

―Abre la puerta ya sabes que me cuesta bajar de la cama.

Pudo oir su risa.

―¿Qué quieres Naruto?

Él notó sus rastros de lágrimas.

―Estabas llorando ¿acaso te duele algo?

―No, es sólo el embarazo― mintió, se trataba de su corazón.

―Quería hablar contigo.

―¿De qué se trata?

―Feliz San Valentín.

Le estiró una pequeña caja de chocolates en forma de corazón. Y un paquete de rollos de canela.

―No creas que lo olvidé.

Sin poder evitarlo lo abrazó cuando se acercó un poco más a ella en la cama.

―Gracias Naruto.

El rubio solo la miró y besó su frente con mucho cariño.

―Duerme, debes estar muy cansada.

Se puso de pie y se dirigió a la puerta.

―Espera…

Ilusionado la miró. ¿Ella le daría un regalo también?

―Ayúdame a bajar, tengo que ir al baño.

Sonriendo la ayudó y esperó a que saliera del cuarto de baño para luego subirla a su cama con cuidado.

―Sería mejor que me quede aquí contigo. Ni siquiera puedes bajar de la cama por esa gran barriga para tu pequeño cuerpo.

―No es necesario.

―¿Y si no puedes bajar o te caes?

Dormiré aquí. En ese sofá o en el piso.

―No. Hace frío, podrías enfermarte.

Ven aquí en la cama.

Naruto se sonrojó.

―Claro. Para que pueda escucharte.

Con cuidado subió a la cama junto a ella y se dispuso a abrazarla.

Hinata se sentía tan bien. Tenerlo así tan cerca. Pronto se quedó dormida.

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Había descubierto ese día que dormía muy bien escuchando los latidos del corazón de Naruto. Fácilmente durmió en paz a pesar de las molestias del embarazo. Y a pesar de todos los tormentos en su mente.

Porque eran solo amigos. Aunque vivieran en la misma casa y pronto serían padres de un niño.

Ellos lo sabían. Eran amigos. Es que Naruto y Hinata eran amigos, que a veces salían juntos. Al cine, al parque. Cualquiera que los viera pensaba que eran novios. Pero no. Solo eran amigos.

Hace unos meses se habían acostado en la misma cama y no precisamente para dormir como esta noche de febrero.

Ese día estaban deprimidos, solo querían la compañía del otro. Sus parejas los habían dejado. Naruto había pelado con su novia y Hinata descubrió que su novio le había sido infiel.

Después habían sido meses difíciles pero ya estaban asimilando un poco su extraña relación. Lo que más le preocupaba a Hinata era que en algún momento Naruto tuviera alguna novia y la dejara.

Para Naruto era hora de madurar. Siempre había querido a Hinata y ahora estaba más que dispuesto a hacerla feliz. Pero aún tenía muchas inseguridades respecto a ella. Tenía tantas cosas que decirle sin embargo a veces no lograba entender nada.

¿Hasta cuándo entenderían porque todas sus relaciones fracasaban?

Era tan obvio.

Porque se querían más que como amigos.

¿Hasta cuando lo aceptarían y dejarían de tener tanto miedo a perder su amistad?

Por el miedo al matrimonio. El dolor de que no funcionara y terminaran odiándose en un divorcio.

Quizá cuando su hijo llegara a sus vidas.

Quizás…

Porque sus conocidos les decían a cada rato …

"Ustedes viven juntos, pero no son pareja y van a tener un hijo."

Y es raro.

Si es muy extraño.

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Solo amigos….

Capítulo 1


Y aquí está el capítulo 1 de esta historia con temática del día de San Valentín.

Al fin después de tantos años ve la luz ya que cuando llegaba la fecha algo pasaba y nunca la publicaba.

Espero que les guste y

Dejen sus comentarios.

Serán sólo cuatro capítulos que se publicarán de manera consecutiva pues este fanfic ya está finalizado.

Aclaración: La escena de la fiesta de aniversario y la supuesta boda está basada en un capítulo de FRIENDS (Temporada 8, capítulo 18) todo lo demás será mi historia.