Solo vengo a contribuir al fandom en español, un saludo especial al grupo "Testigos del Bokadin", sus publicaciones han sido una inspiración para esta historia y su amor por este shipp han logrado que retome en el mundo de los fanfics.

Esta historia no salía de mi cabeza.


Capítulo I: Perdida


Desde lo alto de un edificio abandonado, sus ojos verdes recorrieron el lugar, barriendo con la mirada a todo aquel que visitó el mercado de ese singular planeta. Los créditos se le terminaron y necesitaron empezar a moverse cuando el rumor de la llegada de imperiales empezaba a notarse en la ciudad. Habían comenzado a llegar más y más hombres armados, comitivas más grandes de hombres de dinero.

Afortunadamente, las tropas imperiales aún no acudieron al lugar, así que estaba relativamente a salvo. Sin embargo, a pesar de que era una hábil escapista, no creía en tentar a la suerte si se topaba con un escuadrón entero de Stormtrooper.

Un buen botín le permitirá comprar el combustible suficiente para escapar al otro lado de la Galaxia y descansar por una larga temporada, sin sospechas.

Su atención se fijó en una pequeña comitiva, formada por un hombre mayor, ataviado con ropa ricamente elaborada y elegante, siendo resguardado por tres corpulentos hombres, quienes cargaban blasters en sus cinturones y vestidos de manera informal y con colores grises.

Ni un rastro de armaduras o alguna protección extra.

El grupo de hombres empezó a alejarse y Bo los siguió desde la distancia, caminando entre la muchedumbre que acudía al mercado. Su sigilo era su mejor habilidad. Vestida con ropas oscuras y ligeras que le daban agilidad y rapidez, se escabulló entre las calles, tomando calles alternas y semi desiertas. Se alegró de llevar una capa oscura con capucha y una pañoleta gris que cubrían sus facciones. No es necesario tomar riesgos necesarios.

Bo husmeó entre los puestos de los mercaderes, fingiendo interesarse en lo que apoyaron.

Esperando una oportunidad.

El jolgorio de la multitud incrementó cuando el grupo de comediantes que visitó la ciudad, apareció en la calle principal, marchando por las calles y llenando el lugar de risas, colores y emoción. La multitud empezó alborotarse ya empujarse entre sí, tratando de abrirse paso, separando al hombre sus guardaespaldas.

Una oportunidad perfecta que Bo no iba a dejar pasar.

Se escurrió entre la gente, empujando en una dirección y alborotándolos, mientras tomaba el camino contrario, acercándose a su objetivo. Se acercó de frente al desprevenido hombre, apuntándole con su blaster entre las costillas.

—Ni siquiera lo intentes —advirtió Bo, al notar como el hombre adinerado intentaba alcanzar su arma. El hombre se detuvo e intentó reconocerla a pesar de la pañoleta en su rostro—. Buen chico, ahora entregame la bolsa de creditos que llevas en el cinturon.

—Así que piensas matarme por unos pocos créditos.

Bo sonrió con arrogancia.

—Unos pocos créditos para ti, son los necesarios para mí. ¡Entrega la bolsita! —presionó su arma con más fuerza, sacándole un quejido. Los dedos del hombre torpemente palparon sus ropas y sacaron una pequeña bolsa, entregándoselos torpemente—. Gracias, ha sido un honor hacer negocios con usted —hizo una ligera reverencia.

—¡Oye, tú! —la voz gruesa de uno de los guardaespaldas del hombre se hizo oír por encima del tumulto, corriendo hacia ellos.

Bo suspiró.

—Supongo que esa es mi señal para retirarme —rodeó al hombre adinerado hasta ponerse en su espalda y darle un empujón en la espalda, haciéndole perder el equilibrio cayendo entre los hombres que la perseguían.

—¡Atrápenla! —se oyó una voz gruesa detrás de ella, pero Bo ya estaba corriendo, entre la multitud. Los disparos de blaster no se iniciaron esperar, haciendo que las personas a su alrededor entren en pánico y empiecen a gritar y correr en distintas direcciones.

Bo corrió, agachándose y protegiéndose de los disparos. Tenía que buscar un lugar donde esconderse y esperar que se calmaran las cosas. Corrió por unas callejuelas, apartándose de la multitud y dejando que el viento hiciera volar su túnica. Sus piernas adquirieron velocidad y distancia, sin embargo, cuando empezaba a ganar ventaja resbaló con un camino empedrado que le hizo perder el equilibrio.

—Dank Farrik —cayó al suelo, raspándose las manos y rodillas, dejándole en carne viva. Se levantó cuando escuchó voces cada vez más cerca y siguió corriendo, pero tal vez fue que perdió el rumbo o su orientación era pésima que corrió hacia un callejón sin salida. Maldijo de nuevo, y corrió en la dirección contraria.

—Bueno, ¿qué tenemos aquí? —los tres hombres fornidos la esperaban al final del camino, frustrando su escape. Bo calculó sus opciones, no pudo escapar tan sigilosamente como pretendía. Solo le quedará luchar.

Sus manos escondidas en su capa, maniobraron en su cinturón, registrando sus armas. Tenía la carga de su blaster carga, un par de cargas explosivas, un sinfín de cuchillos de todos los tamaños y cuerdas retráctiles. Tenía que ser suficiente.

—Buenas tardes, caballeros, ¿se les ofrece algo? — preguntó Bo, con inocencia.

—Entrega la bolsa.

Bo se encogió de hombros.

—Lo siento, pero no puedo. La perdi.

—¡Basta de juegos! —rugió el hombre y se lanzó a atacarla.

La pelirroja esquivó el primer golpe, interceptó el segundo y le devolvió el tercero cuando conectó un gancho en su estómago, quitándole todo el aire. El segundo hombre atacó por la espalda, pero Bo ya lo había notado, agachándose ligeramente y dando dos codazos hacia atrás, donde se conectó con el pecho del hombre y derribándolo.

El tercero corrió en su dirección, pero Bo activó sus cuerdas retractiles, enganchándolo a su pierna, arrastrándole todo el camino hasta chocar con su puño en la cara, soltó el cable y haciendo un barrido simple a sus piernas, lo hizo azotar contra el suelo .

El primer hombre contraatacó tomándola por la espalda y aprisionándola contra sus brazos en una llave de lucha. Bo sintió que sus brazos empezaban a perder fuerza hasta que un crujido la hizo gritar de dolor. Nublada por el dolor, empezó a dar patadas lastimeras, en un vano intento de liberarse.

—Ya no eres tan ruda, pequeña zorra —el hombre la apretó contra sí, acariciándola de manera lasciva, sus dedos recorriendo su cuerpo de manera asquerosa.

Con el rostro rojo de la rabia y asqueada, Bo lanzó su cabeza hacia atrás, chocando con la cara del sujeto. El hombre gimió llevándose una mano a la nariz, Bo, aprovechó la oportunidad y se zafó de su agarre, cayendo de rodillas, tomándose la cabeza.

—Infeliz me rompiste la nariz —el hombre se tomó la nariz, acercándose a ella.

—Una nariz rota por un brazo roto, me parece un trato justo —sonrió Bo. Dejando salir su ira, se acercó al hombre y le dio una fuerte patada en la inglés, haciéndole caer de rodillas, gimiendo con desesperación. Tomó un puñado de sus cabellos con su brazo sano, haciendo que la mirará— y eso es por tocarme, imbécil.

Lo soltó, cuando sintió un tirón en el brazo derecho y pensó que ya era hora de irse. Corrió hacia la plataforma de aterrizaje del planeta, lista para saltar a otro sistema Galáctico.

Sonrió cuando sus ojos se posaron en una vieja nave Cañonera tipo Teroch. Su vieja amiga era una nave modificada procedente de las guerras clónicas. Sus detalles anaranjados antaño tan prolijos se estaban descascarando con el pasar del tiempo, dejándola en un sucio gris, cambiando un aspecto rudimentario y deteriorado, serían la peor opción para usar en un escape de emergencias.

Pero, su antigüedad era una gran ventaja si querías que nadie te rastreara, ni el Imperio, ni la República, ni siquiera Mandalore…

Bo sacudió la cabeza y encendió la nave, poniéndola rápidamente en funcionamiento.

Sus modificaciones también fueron una gran ventaja al momento de huir. Instalando un hiperimpulsor más moderno podría hacer grandes saltos en sus viajes y tomar mayor distancia entre sus perseguidores. Aunque su maniobra de vuelo no era el mejor, debido a su forma oblonga, un buen piloto pudo escapar sin sudar.

Y por suerte, Bo era un piloto excepcional.

—Hora de irse —encendió el panel de control y buscó las coordenadas para un planeta lejano, tal vez en el borde medio o en las llanuras de una estrella muerta. La nave empezó a elevarse ya tomar altura cuando una nave entró en su rango de visión y disparó en su dirección—. Maldición —jadeó, esquivándolo.

Una segunda nave hizo su aparición, golpeándola por la parte trasera. Intentaban acorralarla. Bo sopesó sus opciones al observar ambas naves lujosas y poderosas: si intentara escapar, sería alcanzada con rapidez y destruida en un bombardeo conjunto. Ni siquiera pudo pensar en saltar al hiperespacio, sin morir en el intento.

Solo tenía una opción: atacar.

Activó los motores y navegó de forma descuidada la nave. Empujó la energía a sus motores traseros y éste empezó a ganar velocidad. Aceleró y empezó a disparar a la nave enemiga más cercana a ella, haciendo que sus fuerzas se fijen en ella. Disparó con lo máximo de sus cargas y dejó que la nave enemiga se concentrará en ella. Maniobró la nave en piruetas arriesgadas y se dejó caer múltiples veces en un intento de distraerlos y apartarlos de su camino.

Dirigió la nariz de la nave hacia arriba hasta que empezó a vibrar y sacudirse con la atmósfera del planeta y espero, espero…

Cuando ambas naves la tienen en la mirada, Bo soltó los controles haciendo una caída libre que ninguno de sus perseguidores pudo adivinar y se propulsó hacia adelante chocando de frente con una de las naves más cercanas a ella. El golpe en la cañonera le hizo tambalear sus controles y saltar las alertas de emergencia. Sin embargo, el impacto sorpresivo con la primera nave fue más poderoso de lo que imagino, haciéndola caer desde gran altura y estrellarse con un risco, destrozándola en pesados.

Un disparo directo en sus motores le hizo recordar la otra nave y cargó contra ella. Continuó disparando hacia a la otra nave hasta darle en los motores, y hacerla aterrizar de emergencias en la superficie.

Bo sonrió hasta que la cañonera empezó a sacudirse ya saltar chispas.

—Dank Farrik —tomó los controles y asió el volante con todas sus fuerzas. Su brazo roto dio un doloroso tirón, haciéndola gemir. No tenía suficiente combustible para llegar a las coordenadas que había pensado, tendría que aterrizar en algún planeta cercano y rezar para que no se estrellará con la atmósfera.

El hiperespacio le dio la bienvenida y su hermoso color azul la llena de dicha, solo un viaje más, tan simple, tan llano. Solo tenía que hacer resistir la nave durante un momento más y podría descansar, solo un poco más…

La visión a su alrededor cambió a un paisaje más gris, con nubes cargadas y un cielo nublado, el panel de control le anunció la llegada a un nuevo planeta, libre de sus perseguidores. La nave caía con suavidad hasta que entró a la gravedad del planeta y empezó a vibrar ya descontrolarse. El motor izquierdo empezó a lanzar una humareda y perder estabilidad, haciendo que la caída tome mayor velocidad a medida que más se acercaba a la superficie.

Bo puso los controles al frente e intentó reducir la fuerza de los motores, tratando de ralentizar la velocidad y hacer un aterrizaje forzoso. 5000 parcelas, 4000, 3000, 2000, 1000, cada vez estaba más cerca.

Sabía que era imposible evitar que chocara.

Un último esfuerzo de su parte con los controles y giró el volante haciendo que la nave cayera de lado a la superficie, chocando de manera espantosa y arrastrándose por varias millas hasta que se frenó en seco por los matorrales y vegetación a su alrededor, dejando una estela de polvo por todo el camino. Cuando el polvo se asentó se podía vislumbrar a la Cañonera destrozada, con los pedazos esparcidos en el suelo y sin un motor derecho, pero sentado en los controles, Bo se aferraba al timón como una segunda vida.

Lo había logrado, había escapado.

Bo sintió un tirón y echó la cabeza hacia atrás, tocándose la nuca. Sus dedos sintieron una sensación viscosa y caliente de color rojo.

—Sangre —murmuró, sintiendo que la cabeza le daba vueltas. Intentó estabilizar sus pensamientos, pero estos se iban haciendo más tenues y borrosos. Iba a morir, lo sabía y el pensamiento lejos de asustarla, la reconfortó; podría ver a su padre, a su madre…Satine. Sí, podría ver una vez a su hermana y pedirle perdón por todo.

Una suave sonrisa apareció en su rostro, anhelando ver a su hermana…