Estaba exhausta, los pies le dolían y ya era la tercer vuelta que daban en el parque.

―Ya no puedo caminar y esto no funciona.

Naruto la cargó en brazos y regresaron a su casa.

―Ya no lo soporto. Necesito que este niño salga.

Hinata estaba cansada.

―Caminar no funcionó como nos dijo la doctora.

―Ya hemos probado varios métodos. Estoy desesperada.

―Sabes, hay algo que te podría ayudar a entrar en trabajo de parto y no hemos intentado…

Un leve sonrojo adornó el rostro del rubio mientras decía eso.

Hinata lo miraba sin comprender.

"Vamos Naruto debes ser valiente" pensaba el rubio.

Sin hablarle se acercó a ella y comenzó a besarla.

Hinata no opuso resistencia. Era la segunda ves que se besaban. Disfrutaba el momento pero no entendía. Con mucho cuidado Naruto la recostó en el sofá y subió encima de ella procurando no aplastarla.

Naruto trataba de ser cuidadoso y no dejarse llevar procurando el estado de Hinata. Pero es que se estaba conteniendo. Hacia cuanto tiempo que se moría por volver a estar así con ella.

―¿De qué se trata Naruto? Ni se te ocurra embarazarme otra vez.

―En tu estado sería imposible― le decía con una sonrisa.

―Leí que si hacemos, bueno…― Naruto estaba sonrojado.―Hacer el amor ayuda a adelantar el parto.

Después de casi 9 meses de abstinencia Naruto estaba que ardía por dentro.

―Con cuidado ¿de acuerdo?

Cuando Naruto estaba a punto de quitarse los pantalones cuando Hinata gritó.

―¡Se rompió!

―¿Qué se rompió?

―¡La fuente, se rompió la fuente!

Hinata se acomodó el vestido mientras empezaba a respirar muy nerviosa.

Naruto hacía malabares para ponerse los pantalones y la camisa. Luego alzó a Hinata en brazos para llevarla al auto. El rubio conducía con una sola mano pues con la otra sostenía la mano de Hinata.

Ella apretaba la mano de Naruto tan fuerte que él sentía que iba a quedarse sin dedos. Pero sabía que no se comparaba al dolor que ella estaba sintiendo.

Cuando llegaron al hospital rápidamente fue ingresada al quirófano.

Naruto tenía el cabello revuelto. La camisa mal puesta y lo peor.

Se había quedado con ganas.

"Justo en la mejor parte se te ocurre nacer Boruto"

Su hijo ya iba a nacer.

Iba a nacer…

¡SU HIJO IBA A NACER!

¡Iba a convertirse en padre!

Su corazón latía con fuerza. Estaba a punto de hiperventilar cuando una enfermera se le acercó.

―¿Uzumaki Naruto?

―Si, soy yo.

―Su esposa ya está en el quirófano ¿va a acompañarla en el nacimiento de su hijo?

Hinata no era su esposa. La enfermera debió suponerlo.

―Claro que si.

―Primero debe pasará a desinfectarse. Y bueno…

La enfermera sonrió antes de guiarlo al baño.

Naruto no entendió por un momento

Hasta que mientras lavaba sus manos se se miró en el espejo. Tenía toda la cara llena del labial de Hinata. Su cara enrojeció de vergüenza.

.

.

.

Vestido ya con la bata, guantes y cubrebocas ingresó al quirófano y se dirigió a Hinata para tomar sus manos.

―Tengo miedo Naruto. Si muero júrame que vas a cuidar de nuestro hijo. ¡Júralo!

―No puedo jurarte eso Hinata.

―¿Cómo te atreves a decirme eso? Voy a tener al bebé― decía entre lágrimas.

―No te puedo prometer eso, porque no vas a morir. Tienes que vivir y vas a casarte conmigo.

―¿Qué? No me hagas ese tipo de bromas.

―No es una broma Hinata.

Se quedó sin habla cuando Naruto le dijo eso y la miró con tanta ternura que ella tuvo aún más miedo. Eso no podía ser cierto. ¿O si?

Ya no pudo contestarle porque el bebé ya estaba naciendo. Hinata le apretó la mano de nuevo tan fuerte que Naruto ya no sentía el brazo. Era lo mínimo que podía hacer para darle fuerza.

Naruto rezaba porque todo saliera bien y hacerle la propuesta de forma más adecuada.

Los gritos de Hinata lo hacían sentir tan asustado. Quería que su hijo y Hinata estuvieran bien.

Pudo respirar aliviado cuando escuchó el llanto infantil.

Después de unos minutos les entregaron el bebé, pequeñito y rubio igual al padre.

Hinata lloró cuando lo tuvo en su pecho. Después de esperarlo por tantos meses al fin podía conocerlo.

Naruto observaba a ese pequeño ser sin poder evitar las lágrimas. Miró a Hinata y las palabras salieron desde lo más profundo de su corazón.

―Siempre estaré contigo. Cuidaré de ti y de nuestro hijo.

―¿Lo prometes Naruto?

―Te lo prometo.

―Seremos una familia.

Capítulo 4

Hinata se encontraba en una cama del hospital recuperándose del parto.

Se sentía tan agotada que aún cuando vio entrar a Naruto ya no podía seguir despierta.

El rubio tomó la mano de Hinata y después se durmió en una silla junto a ella.

Todo el cansancio de Hinata no sé comparaba en nada al suyo, pero también se moría de sueño.

Tantas noches había permanecido en vela pensando en como ser el mejor padre para su hijo.

Y ahora ya lo había conocido después de que lo dejaron entrar al área de cuneros.

Pero había otro asunto importante. Reunir el valor de pedirle matrimonio a Hinata.

.

.

.

Eran las 6 de la mañana y el pequeño Boruto lloraba, estaba muy hambriento.

Hinata le daba pecho mientras Naruto observaba la escena más tierna que casi hacía explotar su corazón de amor al ver a su hermosa familia.

—Nueve meses de espera, angustia, cansancio y míralo es idéntico a ti. No tiene nada mío.

Dijo Hinata mientras arrullaba a su bebé tan rubio como su padre, el cuál que se había quedado dormido después de alimentarse.

—Lo lamento— Naruto se sentía algo culpable, pero bueno no tenía la culpa de que sus genes fueran más fuertes que los de Hinata.

—No tienes porque, nuestro hijo es lo más hermoso que han visto mis ojos.

—¿Yo soy hermoso entonces?

Hinata no le contestó y solo sonrió muy sonrojada.

Después de pasar unos minutos más con su hijo y fascinarse con ese hermoso bebé, una la enfermera se lo llevó.

Aunque Hinata debía descansar no quería separarse de su bebé y derramó algunas lágrimas. Naruto la abrazó tratando de consolarla pues al día siguiente ya serían dados de alta y estarían juntos los tres.

Ya que no quería verla llorar más decidió que ya era momento de hablarle sobre sus sentimientos.

—Hinata… no estamos en el planetario pero…

Se puso de rodillas y sacó de su billetera un anillo que lo había acompañado desde hacía unos meses cuando lo compró creyendo que sería fácil, pero se había tardado tanto hasta hoy.

—¿Te casarías conmigo?

Hinata tenía la cara de asombro, después sus ojos brillaban por las lágrimas a punto de salir y no por alegría.

—No.

—¿No? Creo que no escuché bien.

—No puedo Naruto.

—Pero ¿por qué Hinata?

Naruto se puso de pie y bajó el rostro sintiéndose abatido.

Hinata buscó su mano y la tomó con fuerza, no quería que sufriera por sus inseguridades.

—Sólo me lo dices porque tenemos un hijo. Tú no me amas Naruto.

Él se enojó un poco por esas palabras y se acercó a ella, sentándose en la cama para mirarla de frente.

—Pero Hinata, cuando estábamos en la fiesta te miré tan ilusionada. En el auto dijiste que hubieras aceptado. Si no te lo pedí antes fue porque estaba ahorrando el dinero para comprar el anillo, además de reunir el valor para decirtelo.

Ahora Naruto se aguantaba las ganas de llorar. No podía creer que Hinata no creyera que la amaba profundamente.

—Cuando estabas ahí en la sala del parto. Yo me estaba muriendo de miedo. De perderte. Yo me di cuenta de que te quiero por siempre a mi lado Hinata. Me muero sin ti. Te amo.

Hinata tenía mucho miedo al matrimonio. Sus padres habían pasado por un divorcio tormentoso.

No quería casarse con Naruto y que un día dejaran de amarse. Para después pelear en un juzgado por la custodia de Boruto y terminar odiándose. Amaba demasiado a Naruto como para imaginar que un día dejarían de amarse.

—No me obligues por favor— al fin le dijo tratando de no herirlo más.

El rubio no entendía lo que pasaba. Creía que después de todos esos meses viviendo juntos y ahora con su hijo ya eran una familia. Se sentó en el borde de la cama y miró a la madre de su hijo. Pero lo que vio en su mirada era tristeza y quizá pena. Resignado volteó el rostro cuando Hinata tomó su mano y la llevó a su mejilla. Disfrutó del contacto con la suave piel de Hinata.

—Por favor no te enojes conmigo, es que…

—Ya lo entiendo. ¿Tal vez no me amas?

Sin contestarle lo atrajo en un beso. No quería que dudara de su amor. Naruto lo recibió con tanto gusto que la sonrisa volvió a su rostro.

—Te amo. Siempre te he amado. Ese es el problema.

—Entonces ¿por qué no aceptas? Voy a amarte todos los días de mi vida. Te cuidaré a ti y a nuestro hijo. Seremos una familia.

—No es necesario casarnos Naruto.

—Si no quieres ser mi esposa es porque quizá estoy apresurándome. ¡Demonios! Es que incluso nunca te pedí que fueras mi novia.

Era verdad, a pesar de que tenían un hijo. Seguían siendo…

Solo amigos

Naruto tomó aire y la miró decidido.

—¿Hinata quieres ser mi novia?

De nuevo ahí estaba ese desagradable silencio.

La chica no se sentía capaz de mirarlo y cubrió su rostro con sus manos.

—No puedo.

—No te entiendo Hinata.

—Perdóname.

Otra vez Hinata quería morirse al ver cómo el semblante de su amado rubio había cambiado. Se levantó de la cama y le dio la espalda dirigiéndose a la puerta.

—Naruto, espera. Es que yo…

Estaba a punto de decirle el porque de sus negativas. Era un tema tan doloroso que acarreaba desde niña y no había sanado. Y le costaba demasiado decirlo. Además podían seguir como ahora siendo amigos mientras criaban a su hijo.

Sin embargo ya no le dio tiempo de decirle más pues Naruto salió de la habitación dando un fuerte portazo.

Hinata se quedó paralizada en la cama sintiéndose con el corazón destrozado. Solo podía llorar ahora.

.

.

.


Solo amigos ..

Capítulo 3