Ya con el dia 3 espero les guste. Recuerden que los personajes no son míos.


"You can never run away. Not ever. The only way out is in." - Junot Díaz. The Brief Wondrous Life of Oscar Wao

¿Qué traía a un pirata y mercenario a tierra? Simple, robar el tesoro de otros y hacerlo suyo, aunque en este caso había sido un pedido especial. Pero lo más extraño de todo era que ese tesoro lo tenía nada más, ni nada menos que el conde Enji Todoroki, su viejo.

Fue bastante interesante recibir ese llamado del Príncipe Shigaraki Tomura, para tomar el tesoro recién adquirido de Todoroki Enji, según el idiota era tan valioso que miles de personas iban hasta su casa para poder admirarlo, por lo que él lo quería.

—¿En verdad crees que sea tan maravilloso? - le preguntó su hermano mayor Touya, ellos juntos habían formado a su familia de crueles piratas - parece tan falso, como que el viejo es importante.

—Por lo menos nos dieron más de la mitad del precio, así que iremos, veremos y si no hay nada, solo nos largamos - dijo sonriéndole de lado, viendo esa expresión de satisfacción - pero lógicamente, sin haberle robado algo, para que nos recuerde.

—Jajajaja hermanito, eres el mejor - le paso una botella de ron y ambos tomaron, viendo como el lugar que los vio nacer se veía a la distancia.

Se colocaron los disfraces, lo acompañaría, su hermano, Bakugou Katsuki, Kirishima Eijirou, ya que eran los más feroces y rápidos de toda su tripulación.

—Sería una porquería que tengamos que poner un pie en este lugar de mierda, por nada - afirmo Bakugou, lo cual apoyo.

—Trata de no hablar tan fuerte Blasty - y ahí el único que podía llegar a calmarlo.

Lentamente se veía la gran estructura donde su viejo vivía, los malos recuerdos regresaron, llenándolo de ira; pero lo más extraño era que muchas personas estaban pagando grandes sumas de dinero para poder ingresar, lo que llegaba a molestarlo más, ya que su gente seguía muriendo de hambre.

—Esto es una mierda, es un bastardo, deberíamos bajarlo de su estúpida nube - afirmo Bakugou y todos seguramente estaban pensando lo mismo.

—Te apoyo hermano, pero esa es decisión del capitán - susurro Eijiro y en verdad se lo estaba pensando.

—Hagamos esto primero y luego lo hablaremos con más calma - pidió, pagaron y entraron.

El salón era ostentoso, ellos fueron tomando cosas, mientras las guardaban en sus ropas, un poco de saqueo antes de la función principal no estaba mal, era en verdad satisfactorio imaginar la cara de su viejo, cuando notara que todo eso faltaba.

Y ahí en la parte más alta, donde se veía a la perfección un escenario, las luces fueron apagadas, y una hermosa voz empezó a llenar de música todo el lugar, su pecho estaba latiendo como loco, sabía que llevaba un buen tiempo su parpadear, porque cuando esa luz blanca lo ilumino, sintió un fuerte dolor. No podía creer lo que veía.

—Es un ... - ni siquiera el mismo Bakugou lo podía creer.

—Que mierda hizo ese viejo de mierda - hablo su hermano con ira - donde carajos encontró un tritón.

—Esta lastimado en su cola - dijo Eijiro, así que trato con todas sus fuerzas apartar sus ojos de aquel hermoso ser, pero era imposible - las cadenas han lastimado sus manos, además parece estar muriendo.

—¿Como lo sabes?, habla pelos de mierda - exigió saber Bakugou - mis padres sabían bastante de ellos, me decían que eran criaturas tan hermosas que atraían a cualquiera, pero que solo un ser podía llegar a enamorarse de ellas, me dijeron que sus cuerpos se empiezan a debilitar cuando llevan mucho tiempo fuera del mar.

—Esperen - su hermano quedo en completo silencio - ¿él está mirando hacia esta dirección?

Era cierto, sus ojos estaban conectados, y eran tan hermosos que superaban cualquier tesoro antes visto, eran esmeraldas que brillaban con más intensidad con cada parpadeo, su escamas cambiaban de color, era como si el mar estuviera en ella. Sus hermosos brazos se estiraban como si le suplicara que lo rescatara.

—Mio - dijo con toda la seguridad.

No supo en qué momento dejo de escuchar a sus amigos, pero ese tritón lo estaba enloqueciendo, sabía que todos lo estaban mirando, pero ellos estaban en su propio mundo. Además, cada nota musical que salía de esa hermosa boca, lo hacía temblar de emoción, era como si la música fuera de otro mundo, porque podía jurar que solo lo escuchaba a él y sin mentir podría volverse adicto a eso.


El dolor era palpitante, su cuerpo se estaba rompiendo cada día, desde que ese sujeto lo capturo, además que cada noche era forzado a cantar y ahora empezaba a odiarlo, sentir todas esas miradas lo llenaban de asco, era como si todos quisieran tomar un trozo de él.

Maldijo ese día en que le dio por salir a su roca favorita y cantar, la música era algo que siempre le había gustado y no lo hacía con el mismo fin que su familia, que era derribar los barcos, lo hacía porque le gustaba, le llenaba de satisfacción y amaba sentir el sol sobre cada una de sus escamas.

—Aplaudan a esta belleza - esa horrible voz se había convertido en un sonido desagradable - podrán acercarse a él si pagan.

No más, no quería sentir esas desagradables manos sobre él, no quería escuchar esas palabras desagradables, no quería seguir viviendo. Lo único bueno era que después de cada presentación, se permitía llorar hasta quedar agotado, y esperaba que uno de esos interminables días, el no volviera a abrir sus ojos.

—Esta noche tendremos invitados muy especiales, espero los complazcas - le dijo a través del vidrio - ¡responde!

—Si Enji sama.

Y como era costumbre lo sacaba de su pequeño estanque de vidrio y lo colocaba en ese lugar desagradable. Pero esa noche todo se sintió distinto, porque desde que las luces se apagaron, su corazón latía como loco, la voz salía con ese mismo placer de antes y sus ojos se encontraron con aquellos que no eran iguales, que parecían ser joyas robadas, le gustaban, no podía separar su mirada de ellos, podía hasta jurar que todo el dolor desaparecida.

—Mio - susurro cuando la canción termino.

Lo quería a su lado, sus brazos rogaban por primera vez ser abrazado por alguien. Lo peor fue ser sacado de ahí y ser reprendido.

—No fue lo que acordamos mocoso idiota - un golpe en su mejilla y regreso a esa cruel realidad.

No supo cuánto fue golpeado y ajustaron nuevamente las esposas, así que se dejó caer en lo más profundo, había sido el más lindo sueño, la más grata sensación y un deseo inalcanzable, que marcaría con fuego cantando con todas sus fuerzas, si debía quedar sin voz, seria haciendo su hermosa música y dedicando cada palabra a aquel joven que lo había atrapado.

—Solo apúrate - empezó a escuchar - nosotros nos encargaremos de robar un poco más, tu solo sácalo.

—Cállate Touya, siempre armas un alboroto antes de tiempo - más voces y risas, luego una explosión - ¿Que mierda haces?

—Acelerando las cosas.

Tenía miedo, se escuchaban gritos y el no podía huir a ningún lado, no estaba en el mar, se arrincono más y ahí vio como la puerta se abrió y fue cerrada junto con una tranca en el interior.

—Ese hermano es un idiota y espera que escape solo - la voz era agradable, trato de pensar quien era, pero no lo reconocía, no lo había visto nunca, no olvidaría a alguien con el cabello de dos colores.

Lo vio observar todo el lugar y cuando se giró vio esos ojos, así que nado rápidamente hacia él.

—Pequeño tesoro, vengo por ti - lo vio sonreír y sus mejillas se llenaron de calor - ¿ahora bien, puedes nadar estando herido? - afirmo con la cabeza, su voz no quería salir - bien, escucha, te lanzare por la ventana, caerás directo al mar, si tú lo deseas puedes buscar refugio en mí, sino puedes irte, pero encontraras un barco un poco más lejos del puerto, ahí estaré.

El saco ágilmente un objeto bastante brillante y puntudo, con el golpeo el cristal y salió despedido a sus brazos, sin dudarlo, lo alzo y corrió hacia la ventana, quito con destreza las esposas antes de lanzarlo.

Al caer al mar, solo pudo verlo salir por la ventana y correr por el techo. Quería saber su nombre.


La carrera fue bastante emocionante, pero pensaba que sería mejor si ese hermoso tritón estuviera en sus brazos, chasqueo la lengua quitándose ese pensamiento, el sabía que no tenía posibilidades de escapar, sino hubiera hecho lo que hizo.

Los soldados de su viejo le estaban pisando los talones, pero esos idiotas no conocían los callejones tan bien como el, así que se abrió paso y se lanzó al mar, debía alcanzar el bote. Pero por lo que veía esos idiotas lo habían dejado.

—Infelices.

—Que grosero de tu parte llamarnos así - dijo su hermano, levantándolo - ¿Dónde está el botín principal?

—Lo lance al mar.

Empezaron a gritarle, pero estaba satisfecho, si ese joven no iba a ser de él, era lógico que no se lo entregaría a nadie.

Se desconecto de todo lo que le decían, esperaba que estuviera bien y ya lejos de ese lugar, aunque muy en el fondo moría por volverlo a ver, por volver a tocar esa extraña piel, que le hizo sentir un sin fin de emociones. Al llegar al barco, se dirigió de inmediato a su cuarto, tomo una pequeña ducha y salió, escuchando la música por el festejo de ese robo.

—Bastardo, ¿te enamoraste del tritón? - escucho a Bakugou, se giró y recibió el ron, afirmando con su cabeza - ¿qué tan idiota eres?

—Lo suficiente para enamorarme a primera vista y dejarlo escapar - respondió, escuchando la risa de su compañero.

—Con tal de que nuestro capitán no muera de amor todo está bien - lo golpeo en el pecho y lo vio marcharse.

Morir de amor no era una mala opción, si con eso podría rememorar esa hermosa voz, esa música y persona, porque aunque creía que se estaba volviendo loco, porque podía jurar que estaba escuchando esa melodiosa canción.

—¿Capitán? - se sorprendió ante eso, saco su espada para defenderse, pero no había nadie.

El podía ser un excelente pirata y mercenario, por en algunas ocasiones sentía ese miedo de estar siendo perseguido, por tal motivo siempre estaba alerta, pero su corazón de nuevo parecía querer explotar de emoción.

—¿Pequeño ... tesoro? - pregunto al oscuro cielo, bajo un poco su mirada y ahí esas esmeraldas lo observaban - mierda, espera un segundo.

Corrió por salvavidas y lo lanzo, el joven lo tomo sin dudarlo y el empezó a levantarlo, lo vio sentarse en el borde del barco, sus miradas parecían tener imanes, al verlo sonreír, su cuerpo empezó a temblar de emoción.

—Gracias por salvarme - linda voz, fue lo que pensó - pero ahora tengo un problema más grande.

—Dime cual es y me encargare de solucionarlo - podía sentir la respiración de ese ser en sus labios, quería comérselos a besos.

—Me enamore de unos ojos grises y azules - esas manos viajaron a su rostro, el tacto era espero por las escamas - lo peor es que no se su nombre, por lo que no puedo cantar para él.

—Shouto - dijo sin dudarlo, beso las manos - ¿y el tuyo cuál es?

—Izuku - y ahí esa hermosa voz lleno el espacio, ahora si era adicto a esa música tan encantadora.

No dudo ni un segundo más en acercarse, lo tomo de la cintura y beso su garganta, sabía que toda su tripulación debía estar viendo tal acto, pero no estaba mal sentirse así de feliz.

Más, quería más de ese hermoso ser, un pirata robaba lo que quería, y el robaría esos labios, así que lo tomo y empezó a besarlo. Ese tesoro era lo más hermoso que había podido encontrar, porque con cada movimiento de sus bocas, se llenaba de satisfacción, de deseo y posesividad.

—Estaré a tu lado, mi pirata - lo escucho decir, sin separar sus bocas - y si me dejas amarte, juro hacerte feliz.

—Que esto no se te olvide Izuku - volvió a besarlo con pasión y deseo - soy un pirata y mercenario, lo que robo, no lo devuelvo jamás y tú eres mi pequeño tesoro.

Su tripulación lanzo bengalas blancas de celebración, se escuchaban los gritos de felicitación y por su parte supo que la mejor decisión que había tomado era haberse convertido en pirata junto a su hermano y amigos de la infancia, porque eso le había permitido, tener el mejor tesoro del mundo, Izuku el tritón.


Espero fuera de su agrado, mil gracias por leer.

Sin más, Ame las ama.