Feliz cumpleaños a nuestro lindo Izuku! Espero que el capítulo tambien les guste.

A mo beta gracias por su apoyo en esta semana.


"You don´t win battles eith hate. Anger and hate can make you brave [...] but they also make you stupid." - Michael J. Sullivan, Theft of Swords

Ese día parecía ser de lo más normal, levantarse para que su mamá la sacerdotisa más grande de Japón, le hiciera los rezos matutinos para espantar a los demonios, el canto para que no escuche a los fantasmas, entre tantas cosas que ya parecía una secta.

Lo más triste es que ni siquiera en el desayuno le dijo Feliz cumpleaños, no le habló de alguna cena en la noche, no mencionó nada, eso lo desmotivó bastante. Ya no recordaba cuándo fue que su madre volvió a festejar por más sencillo que fuera su día, ahora lo único que importaba era que no lo tocara un demonio.

—Hoy iré después de clases a la casa de Uraraka san - le dijo, mientras amarraba sus tenis - puede que llegue tarde.

—No puedes llegar después de las seis - quería pelear, gritarle que su amiga si se acordaba de sus cumpleaños, pero sería una guerra perdida - no quiero que ningún espíritu se te pegue.

Levantó los hombros para restarle importancia, salió de ese templo que tanto odiaba. Le fastidiaba ver todos los talismanes, odiaba a toda la gente que iba a rogarle a su madre por ayuda, odiaba esa vida. Lo único que traía paz a su vida era ir a clases, así podía estar lejos de todo ese ambiente.

—¡Deku, feliz cumpleaños! - sintió como era abrazado por la espalda, sonrió a su amiga - te deseo un año lleno de felicidad.

—Gracias - la abrazó de regreso, saltaban como unos niños tontos - hoy vamos a comer algo después de clases ¿Verdad?

—Eso es lógico y yo invito, ya que este conejito está celebrando un año más de su preciosa vida - ambos reían con fuerza, sabia que todos los veían como unos bichos raros - pero lo más importante es … chan … chan … chan … tu regalo.

Ella sacó del bolso su presente, de la emoción lo abrió rápidamente y ahí vio "Invocaciones", su corazón estaba más que satisfecho, mientras su madre más lo alejaba de todo ese tema, por su parte estaba fascinado.

—Muchas gracias, me encanta - volvió a abrazarla y ella solo lo tomó de su brazo - el problema es cómo hacer algo así, mi mamá no me dejo quedarme por más tiempo.

—Bueno Inko sama suele acostarse muy temprano - ella le sonreía de forma pícara - pero tu no, además cambiamos todos los talismanes de tu cuarto por réplicas.

Ahí entendió, le devolvió la sonrisa, el plan estaba hecho, así que esa tarde después de comer, iría a comprar todo lo que decía el libro, tendría más o menos una hora para realizar la invocación, si salía un demonio menor, estaría más que satisfecho, además ¿qué podía salir mal?.

—Midoriya kun, feliz cumpleaños - escucho a Iida san decirle con una sonrisa y movimientos muy drásticos de sus brazos - te traje este obsequio.

—Gracias Iida san, vendrás con nosotros a almorzar - él contestó afirmativamente, su regalo era una calculadora de última generación, seguía siendo muy serio.

Varios de sus compañeros le llevaron pequeños presentes, en su totalidad dulces, cosa que lo hacía feliz, la pasó muy bien en el colegio. Lo llevaron a un Torayaki, comió felizmente, luego con su amiga fueron por los materiales.

—Deku kun - ella lo llamó y la miro - ¿mi hilo rojo sigue unido a él?

—Claro que si - esa era una de las pocas cualidades que tenía, veía el hilo rojo del destino - sería bueno que te le declararas, ya sabes que es como un robot que no mira más allá que las clases.

—¿Me aceptará?- le acaricio sus cabellos castaños y susurro un sí - lo haré entonces, te deseo éxitos, ahora corre, ya casi son las seis.

Y así lo hizo, empezó a correr con todas sus fuerzas, para él era lindo ver todos esos lindos hilos rojos, unos se veían tan enredados que llegaba a pensar que tomaría tiempo para que se encontraran, pero al final sabía que estarían juntos, lo malo es que él no tenía uno.

Cuando era pequeño solía dibujarlo pero su madre lo borraba, así que hizo a la idea que jamás tendría un alma gemela.

—Volví - dijo al entrar en el templo, pero lo recibió un golpe en su cara, al ver la hora se dio cuenta que se había demorado media hora - lo lamento.

—Ve a tu cuarto, no saldrás hasta el lunes.

Ese sábado de su cumpleaños no fue diferente en su casa; pero fue a su cuarto, esperó pacientemente hasta las ocho y cuando escuchó que las luces se apagaban, salió por la ventana y corrió hasta el jardín posterior, en ese claro donde jugaba con su amiga.

Sacó las cosas junto con el libro, acomodó las velas, dibujó el pentagrama, en el centro colocar un cuenco con un mechón de su cabello, cortó su dedo para que la sangre brotara, posteriormente empezó a recitar cada palabra.


Miles de años viendo por ese pequeño hueco, desesperado por conocer ese mundo que su viejo tanto despreciaba, ese lugar siempre tenía un mal olor, la luz no entraba y sobre todo, solo se escuchaban los gritos de su padre, nunca había cambio, siempre la misma situación.

—Shou no puedes salir, lo sabes - le dijo su madre, mientras sus manos temblaban - si él se entera enloquecera.

—Lo sé.

—Recuerda que eres especial, tus habilidades de fuego y hielo, hacen que los generales demonios quieran verte muerto, eres una amenaza para ellos - y vuelve esa misma historia, ya lo tenía cansado - vendre después.

Todo eso era una vida de mierda, por él saldría felizmente para que lo mataran, dejar esa vida de prisionero en su propia casa; podía ver a sus hermanos ir libremente pero él solo era un objeto de cuidado.

—Pero si tenemos al próximo heredero de este vasto reino - su hermano mayor lo seguía molestando, sabía que lo odiaba solo por ese hecho.

—Dirás de este basurero - respondió sin mirarlo, esa actitud la odiaba - si tanto te molesta, ¿por qué no me matas?

—Sería divertido pero tendría muchos problemas - si claro, seguramente sabría que él fue causante y no lo dejarían tomar esa pocilga - pero hay buenas noticias, el viejo dijo que hoy podrías estar en la cena familiar.

—Que amable.

Así que se puso de pie, empezó a seguir a su hermano pero muy en el fondo siempre había una zona que le llamaba la atención, era un pequeño pozo que suavemente recibía los rayos del sol o de la luna, sin dudarlo empezó a correr hasta ahí, por una sola vez en su vida quería ir en contra de los deseos de su viejo.

Escuchaba como era llamado pero no prestó atención, siguió ese camino que podía ver por ese hueco, sus ojos empezaron a abrirse más de la cuenta, era extraño ver objetos con colores hermosos, y habían muchos de esos.

—¿Qué son? - se preguntó, pero cuando iba a tocarlo, algo se abrió, podía jurar que se lo trago.

Al abrir sus ojos, no estaba en ese basurero, la luna se veía despejada, el cielo, podía verlo, solo había escuchado de eso por las historias que su madre le contó, era increíble. Al bajar su mirada, vio que no había ese pequeño lago, sino un vasto de esas cosas que tienen colores llamativos.

—Hay demasiadas - dijo, sus ojos no podían apartarse de ellas.

—¿Hablas de las flores? - una suave voz lo sacó de sus pensamientos percatandose de otra presencia - este lugar tiene de todo tipo, las planté con mi amiga y suelo venir a regarlas, es lo único que puedo hacer mientras estoy en casa, ya que no me dejan hacer nada y …

—¿Quién eres?, ¿Dónde están tus cuernos? - se acercó a detallarlo.

Su rostro era fino, su cabello aunque muy desordenado tenía un color verde, igual que sus ojos, pero estos brillaban con mucha intensidad, si eso que llamaba flores llegó a pensar que eran lindas, esos ojos estaban fuera de su imaginación. En sus mejillas habían pequeñas manchas, las tocó quería limpiarlas.

—Jajaja no podrás quitarlas, se llaman pecas y están pintadas - ¿Quién carajos era?, no veía miedo en su ser, su madre solía decir que al verlos todos gritaban o corrían - ¿Cómo te llamas?, tienes unos cuernos muy lindos, ¿Qué rango tienes?

—Todoroki Shouto, príncipe heredero del infierno - con esas palabras vio que si hubo cambio, lo vio llevarse las manos al rostro.

—Pri … ¿Príncipe? - lo veía negar, era interesante ver en su rostro muchas expresiones en menos de un minuto, más cuando lo escuchaba susurrar sin parar - solo debía ser un demonio menor, solo debía ser un demonio menor, ¿en qué me equivoqué?

Se lanzó sobre algo, ignoró ese nerviosismo, fue a tocar las flores, eran suaves con un aroma agradable.

—¿Cómo puedo regresarte? - esas palabras ya no le gustaron - tener un príncipe no debe ser algo bueno, seguro me matarán por secuestrarte.

—No quiero regresar - dijo sin mirarlo - ese basurero es … - ¿Qué palabra debía darle?, nunca pensó que fuera un hogar, tampoco era amado de corazón - es una prisión, tú me invocaste, así que eres mi maestro y me quedaré a tu lado.

—¿Quieres quedarte conmigo? - él era muy bajito, le daba casi en su pecho - carajo, ya es muy tarde, vamos sígueme, si se da cuenta que no estoy en mi habitación seré reprendido.

Por primera vez en muchos años, fue tomado de la mano, el pequeño corría sin dudarlo lo siguió, sabía que eso de ser el maestro era puro cuento, él era un demonio mayor, no seguía los estándares de los demás, pero se sentía a gusto.

—No hagas ruido - le dijo suavemente mientras entraban por la ventana - la idea es no despertar a mamá o seguramente me colgará de lo Tori*, a la entrada del templo-

—¿Vives en un templo? - su hermana dijo que eran lugares sagrados que no eran buenos para él - ¿Sabes que me puede matar?

—Bueno, lo creería de un demonio menor pero tu eres un príncipe - la sonrisa fue la más bonita que nunca en su vida vio - igual eso de que sigues las leyes de la invocación pero pensaré que si, solo porque tu lo dices, ahora …

—Izuku, sigues despierto ¿Verdad? - el joven saltó hacia él y se paró frente a su cuerpo, se veía que temblaba - lamento decirlo hasta ahora pero feliz cumpleaños, sal por favor.

—Haste en ese rincón y no hables - le susurro, se dejó guiar, lo vio abrir las puertas - hola mamá.

—Hijo perdóname, estaba tan ocupada que no vi la fecha - trataba de sonreírle, pero se veía incómodo- también lamento lastimarte, solo que me preocupo mucho por ti.

—Lo sé y gracias - sus manos estaban en la parte de atrás, movía sus dedos con fuerza - pero si pudiera ir mañana con Uraraka san …

—No - ella fue contundente, su pequeña sonrisa desapareció - no saldrás, te quedarás aquí, el templo es grande que venga ella, ahora duerme.

—Si.

—Veo que tu casa también es una prisión - le dijo después de que escuchara esos pasos a la distancia - nos parecemos en algo pero a partir de ahora buscaremos la manera de ser libres.

—Te lo encargo Todoroki kun - lo vio cambiar, su piel aunque era blanca, tenía en varias partes de su espalda, eso que llamaba pecas - ¿Cómo vamos a hacer para que ella no te vea?

—Puedo esconderme en tu sombra - lo miró fijamente, él mostraba una mirada llena de emoción - y si quieres que salga puedo ocultar mis cuernos, alas y cola.

—¡Eres increíble! - la primera vez que alguien le decía eso - ahora si no te molesta, dormirás en este futon.

Y así empezó su vida con Midoriya Izuku, al siguiente dia lo acompañó mientras ayudaba en el templo, siempre tenía esa sonrisa incompleta, era forzada y no le gustaba pero se esforzaba en hacer todo bien, podía jurar que ese kimono lo hacía verse más pequeño y tierno.

Habían ido al claro, le enseñó los nombre de muchas flores, cosa que seguramente le sería memorizar, vio eso que llaman conejos, insectos, pudo ver un hermoso estanque, en el interior tenía peces. Quería decirle a su viejo que era un imbécil por hablar tan mal de la humanidad.

Y luego ir a eso que llamaba colegio, su madre siempre repetía lo mismo, veía la cara de tristeza del joven pero al poner un pie afuera, sus ojos brillan.

—Te presentaré a mi mejor amiga - estaba corriendo con mucha fuerza - ella te va a amar.

—¿A quién tengo que amar? - sintió los brazos en su cuello - buenos días Deku kun, escucha, ¡te tengo la mejor noticia de mi vida!

—Iida kun te dijo que si - ella infló sus mejillas y el joven reía con fuerza.

—No arruines mis momentos pero si - ella se sonrojó, empezó a jugar con su cabello - al principio fue extraño, él parecía estar en shock, imaginate un robot entrando en fallo total - Izuku empezó reír de nuevo e hizo expresiones raras era agradable verlo - luego, solo dijo yo también y soy feliz.

—Me alegro por ti - él la miraba con mucha ternura, se veía que esperaba eso también - Por otro lado, cuando estemos en el almuerzo, nos encontraremos en la azotea, tengo algo maravilloso que mostrarte.

—Claro que sí.

Ella tomó del brazo a su joven amo, luego se unió esa persona que dijeron, los tres reían demasiado, cosa que no hacía en su casa, a no ser que estuviera con él.

—Oye nerd de mierda, necesitamos hablar - le dijo un joven con el pelo color ceniza - apurate imbécil.

—Si necesitas pedir un favor, deberías hacerlo amablemente Bakugou kun - hablo la joven, pero solo la tranquilizo y lo siguió.

—¿Qué quieres Kacchan? - se escuchaba más nervioso de lo habitual - te juro que no he dicho nada.

—Como si alguien te fuera a creer - lo vio asentir y prestó atención, el otro solo levantó su mano - ¿Lo ves?, sigue siendo la misma persona ¿verdad?.

—Ahí está tu hilo - estaba muy concentrado, veía de un lado para otro y luego abrió sus ojos - sí ahí está Kirishima kun y siguen unidos.

Sin decir palabra alguna se fue, Izuku quedó solo en ese lugar, se permitió salir para preguntar.

—¿Qué fue todo eso? - se hizo detrás de él y lo giro, viéndolo limpiarse sus lágrimas. Se arrodilló para quedar frente a frente - ¿Por qué te habla tan mal?

—Él era mi amigo de la infancia pero después de un tiempo, empezó a tratarme de esa manera - sus lágrimas parecían como esa fuente en el claro - luego se enteró que puedo ver el hilo del destino y de vez en cuando me pide que me asegure que sigue unido a esa persona.

—Entonces ¿por qué te ves tan triste?

—Porque, yo no tengo el hilo - le sonrió con mucho dolor - sé que estaré solo, lo más triste de todo, es que fue mi madre quien lo borró.

Lo abrazo, se veía que ese tema era más delicado que cualquier otro, sus lágrimas eran más fuertes, por su parte sentía una opresión horrible en su pecho. Cuando se calmó regresó, estuvo mucho tiempo observandolo prestar atención, se veía muy tierno escribiendo, se parecía a esos conejos cuando comían.

Y a la hora que había dicho lo presentó a esa joven, ella gritó de emoción, lo observó por todas partes, eso le hizo comprender que fue la que permitió que su amo, lo invocara, lo cual agradeció.


Los meses fueron pasando, su vida junto a Todoroki kun mejoró razonablemente; para que pudieran pasar más tiempo con él afuera, lo presentó a su madre como un estudiante de intercambio, ella parecía satisfecha, esto le permitió enseñarle muchas cosas.

—Ya sabes leer y escribir, eres muy inteligente - le dijo dándole una gran sonrisa - podríamos intentar que ingreses al colegio.

—Es más divertido así - le respondió, limpio su mejilla, sorprendiendolo demasiado, cada vez que lo tocaba su cuerpo temblaba - eres un excelente sensei y pasar tiempo con ustedes después de clase es agradable, además con eso tu madre te ha dejado llegar más tarde.

—Confía mucho en ti - y ahí esa sonrisa que le arrebataba la respiración, era delicada y hermosa para un demonio - gracias por estar conmigo.

—Tú me invocaste y …

—Sé que un príncipe puede hacer lo que quiera, lo agradezco de todo corazón - que extraño ese sentimiento que llevaba ebullendo con más fuerza - igual el día que quieras conocer más del mundo podrás hacerlo.

Salió del cuarto, esas palabras dolían demasiado, Todoroki kun se había convertido en alguien sumamente especial, no porque fuera un demonio, sino porque lo entendía a la perfección, le prestaba atención en todo lo que decía y contestaba con lo que sabía.

Perderlo sería su muerte también, pero su madre jamás lo dejaría en paz, su vida estaba atada a ese templo despreciable junto a esa vida de aislamiento, mientras que ese guapo demonio, solo tendría que abrir sus hermosas alas y tomar un nuevo rumbo.

—Tu amigo sigue en casa - escuchó a su madre con algo de incomodidad.

—Aún le cuesta entender algunas cosas con el idioma, pero es muy inteligente - sirvió el té y los mochis que tanto le gustaban a Todoroki kun - madre, hay un programa en el extranjero, tengo muy buenas calificaciones, mis profesores dicen que tengo posibilidad de ingresar, así que …

—Ya hemos hablado de esto Midoriya Izuku, tú no saldrás de este lugar. Jamás - la bandeja se cayó de sus manos, la ira estaba ahí presente más de lo normal.

—¡No soy un objeto que puedas controlar, quiero mi vida! - todos estos años de sentirse miserable salieron al escuchar ese jamás - yo quería encontrar a mi destinado, quería ver brillar mi hilo rojo cuando estuviéramos juntos, quería ir a los arcades con mis amigos, quería ser normal, quiero vivir mi vida.

—Sabes que los demonios pueden …

—No es verdad, tú eres mi verdugo, no deseo estar más aquí - salió corriendo, qué tan difícil era ser feliz.

Sentía un gran peso en su corazón, su visión empezó a nublarse de a pocos y su dedo dolía como si se lo estuvieran arrancando.

Quería tener ese destinado, quería que fuera alguien como Todoroki kun, pero él solo era un lindo objeto para exhibir, nada más ni nada menos nadie lo amaría.

—Izuku, abre los ojos - era la suave voz de su demonio - mierda, no se que hacer en estos momentos.

Al abrir sus ojos lo vio mirar para todos lados, sus alas estaban abiertas, en verdad que es hermoso, llevó su mano al rostro contrario, acarició ese ojo con la quemadura recordando cuando le conto como fue hecha, sintió pena por ese niño, pero ahora podía decir que era muy apuesto, luego lo besó.

Esa lengua empezó a acariciar la suya suavemente, podía jurar que era como beber un tipo de alcohol, porque juraba que se estaba embriagando con cada movimiento.

—No me tientes - lo escucho decir mientras se alejaba - recuerda que soy un demonio.

—Todoroki Shouto kun - al decir su nombre completo vio miedo en esos ojos - te dejo libre, haz con tu hermosa vida lo que desees, solo rompe mi mente que no tenga que volver a pensar en nada.

Lo vio transformado en su total, después que él tomó forma humana, nunca más lo vio así, por lo que se permitió sonreír, era hermoso, sus ojos eran tan perfectos que juraba se podía morir en ese instante.

—No - dijo fríamente, su cuerpo se erizo, le gustaba todo de él - matarte sería como matar una parte de mi.

—¿A qué te refieres? - sus lágrimas seguían cayendo, odiaba su vida.

—Me enamoré de mi maestro, antes de que repliques leí lo que es el amor y le pregunté a Uraraka - en verdad que ese demonio lo sorprendida cada dia - soy un ser que trae calamidades, pero como tú odiaba todo lo que me rodeaba, pero ahora escucharte murmurar es relajante, verte sonreír es un manjar, muero por morder tu pecas y saber si saben a chocolate.

—Jajaja no lo creo - le traía tanta felicidad.

—Y sobre todas las cosas - volvió a besarlo, acomodandolo en su regazo - soy tu regalo de cumpleaños ¿Verdad?

Él solo afirmó con la cabeza, se sujetó de los cuernos y empezó a besarlo con intensidad, lo necesitaba, sintiendo como cada acción era mutua, esas grandes manos se metieron debajo de su camisa, los dientes viajaron a su mejillas, mordiendo como él deseaba.

Su cuerpo estaba ardiendo, le encantaba cada caricia, cada roce con la piel de Todoroki kun, lo estaba enloqueciendo.

—Te haré mío y solamente mío - le dijo en su oído - así que prepárate.

—Si Shou chan.

Lo acostó, puso su trasero al aire, lentamente empezó a estimularlo, sentía como los dedos entraban, temblaba de las exquisitas sensaciones que le provocaba, sin aviso lo penetro, cada embestida, venida acompañada de gemidos que jamás llegó a pensar que podían salir de su boca.

—Mas Shou chan … ngh … me encantas - se permitió decirle todo lo que tenía guardado - me gustas mucho.

—Y tú a mi - la voz era más profunda por la excitación - ¿puedo marcarte?

—Si, hazlo.

Los dientes se clavaron en su nuca, el calor se extendió con más fuerza, se corrió quién sabe cuántas veces después de eso, estaba en éxtasis total.

No supo en que momento se desmayó, pero al abrir sus ojos podía sentir a su amado aun en su interior, arremetiendo contra su interior, llevó sus manos a su rostro y vio algo increíble, por lo que gritó, sacando a su pareja de sus deseos carnales.

—¿Qué pasa?, ¿me pasé y te estoy lastimando?- él lo miró con cara de duda y vio pura preocupación.

—Bueno, si te has pasado un poco, porque me cuesta sentir mis piernas - le dijo honestamente, pero le sonrió mostró su mano - aqui, hay un hermoso hilo que nos conecta, no es rojo, pero es de un negro hermoso.

Él tomó su mano, le besó cada dedo, encendiendo más su cuerpo.

—No es lo único - lo miro con duda, así que sintió como era acariciado en ciertas zonas, notando cambios - creo que debimos averiguar qué pasaba si un demonio mayor toma a un humano, porque te estás convirtiendo en uno.

Llevó sus manos a su frente, notó dos pequeños cuernos, su espalda al estar contra el pecho de Shouto, le permitía sentir sus pequeñas alas, en su vientre una marca que abarcaba toda la extensión.

—Soy todo tuyo.

—Al contrario, eres mi esposo, mi alma gemela y el que dará a luz a nuestros hijos.

Con esas palabras, se permitió sentir más, extendió sus alas, partieron a una zona donde nadie los encontrara, donde pudieran encontrar esa felicidad que solo ellos habían encontrado.

Todoroki Shouto más allá de ser su alma gemela, era su perfecto regalo de cumpleaños, del cual estaba dispuesto a tener todos sus hijos y vivir eternamente a su lado.


Muchas gracias por acompañarme en estos siete días, espero que las historias fueran de su agrado.

A los que dejaron su voto y kudos mil gracias.

Sin más, Ame las ama.