Capítulo 15: El ser más querido de Jackie.

Disclaimer: Los siguientes personajes (de Megaman, Queen's Blade, Sora No Otoshimono y Saint Seiya) pertenecen únicamente a sus respectivos dueños.

Habían pasado muy escasos minutos desde que Seg había derrotado a Ikaros y ahora se encontraba caminando hacia sus víctimas queriendo saborear el momento.

— "Maldición, ahora si estamos en problemas" —pensaba con algo de preocupación Katja manteniendo su semblante serio por fuera— "Además, todos se encuentran heridos y los demás están ocupados luchando contra el ejército de Berlion" —pensó mientras miraba a los dañados caballeros dorados y a Mirim.

—¿Señor Afrodita, se encuentra bien? —Mirim trató de acercarse al dorado, que se encontraba en el suelo muy herido.

—¡No te acerques! ¡Ya te dije que es peligroso! —exclamo el caballero de Piscis antes de que la chica se aproximara más.

—Pero… —trató de contradecirle la joven con una mirada de preocupación.

—Estaré bien, no tienes que arriesgarte —le dedicó una cálida mirada el sueco, a lo que Mirim solo asintió.


—Aioria, ponte de pie, tienes que ayudar a tus amigos que siguen peleando —le decía Aiolos.

—Hermano, yo… —un cosmo dorado comenzaba a rodear a Aioria.

—Nosotros los caballeros de Athena no debemos rendirnos jamás. Aioria, eleva tu cosmos hacia el infinito y nunca dejes de luchar —le daba palabras de aliento el dorado de Sagitario mientras le tendía la mano.

—Comprendo, hermano. Lo hare, lucharé con todas mis fuerzas —respondió con convicción a medida que se levantaba el defensor de la quinta casa— No los decepcionaré —dijo por último el caballero de Leo a Athena y a su hermano Aiolos, despertando a causa de la misma luz cegadora que vio al principio de su epifanía.


—Katja-sama ¡Está despertando! —exclamó Hana al ver que el caballero dorado trataba de abrir los ojos, pero a la vez también noto un aura dorada que comenzaba a rodear al caballero hasta entonces inconsciente.

—¿Qué ese resplandor dorado? —-se preguntaba casi para sí misma Ekaterina, contemplando como el guerrero ateniense se levantaba lentamente.

—¿Eh? ¿A qué viene esa luz dorada? —se preguntaba de igual manera Seg, que se encontraba no muy lejos de donde estaban Aioria y los demás.

Aioria ya se encontraba de pie y camino hacia donde estaba Ekaterina. La rubia iba a decir algo, pero el dorado de la casa de Leo habló primero.

—¿Tienes algún plan… Ekaterina? —preguntó, mirándola.

—Hmp, lamentablemente no —contestó con su tono de siempre la maestra de marionetas.

—Bueno, yo si tengo uno —sonrió levemente el dorado— aunque necesitaré tiempo —agregó, viendo a Mascara de la Muerte.

—Pues espero que sirva —dijo el de Cáncer.

—Te aseguro que sí —levantó el pulgar el de Leo— También necesito de tu ayuda —dijo mirando nuevamente a Katja.

—Está bien, por esta vez te ayudare —aceptó con su tono de superioridad Kurae.

—Bueno, necesito que… —comenzó a explicar rápidamente su plan el griego.

—¡Esta bien, voy a darles todo el tiempo que necesiten! —dijo sonriendo con malicia Mascara de la Muerte, dirigiéndose hacia donde estaba Seg.

—¡Vamos, Katja! —ordenó Aioria, poniendo su puño hacia adelante y aumentando su cosmos. Siguiendo sus instrucciones, Ekaterina enredó un cable de cobre al brazo de Aioria y formo un vórtice (o espiral) alrededor de ambos.

—¿Qué acaso quieres morir rápido? —le preguntó sádicamente Seg.

—Tú eres el que morirá —respondió con un gesto igualmente sádico Mascara de la Muerte, para luego empezar a intercambiar golpes con el albino.


En ese momento, dentro de la fortaleza, el grupo donde se encontraba Jackie corría por los pasillos de una de las cuatro bases, con Nymph y Astraea en la retaguardia, ya que seguían un tanto afectadas por la reciente muerte de Ikaros. De repente, se detuvieron al ver una puerta de un poco más de alto y de ancho que las anteriores.

—Creo que está bloqueada —dijo Milo al tratar de abrir por la fuerza la puerta.

—Yo me encargo —Jackie se acercó a un pequeño panel y comenzó a teclear varios dígitos—Y… listo —de repente se escuchó un "bip" de aceptación y la puerta comenzó a abrirse— Je, es mejor usar la mente que la fue… —inesperadamente, la pared en la que el joven de traje estaba apoyado se abrió como una puerta, haciendo que cayera en una especie de trampa.

—¡Jackie! —sus amigos trataron de ir en su ayuda, pero la compuerta se cerró.

—¡Maldición! —masculló Zero antes de dirigirse a los demás— Debemos continuar, seguramente encontraremos a Jackie más adelante —indicó en tono serio.

—Cierto, esa trampa no pudo haber ido lejos —dijo Shun— Además, Jackie es fuerte, se las arreglará para escapar por sus medios.

Mientras todos avanzaban por la puerta, Jackie se encontraba cayendo por una especie de tobogán oculto.

— "No sé si debería calificar esto como divertido o peligroso" —pensó el fan de MJ cuando, de repente, divisó una luz y terminó el recorrido en lo que parecía ser un hermoso jardín al aire libre con una fuente en el centro.


Mascara de la Muerte trataba de mantener a raya a Seg, en tanto que Aioria y Ekaterina preparaban su ataque.

— "Mierda, ¿Cuánto más se tardarán?" —pensó el siciliano, esquivando por los pelos un golpe de Seg dirigido a su rostro.

—Peleas bien —rio algo emocionado Seg— Pero me temo que tendré que matarlos.

—¡Ya deja de decir eso! ¡Ondas Infernales! —atacó el caballero de la cuarta casa.

—¡Atomic Blast! —provocó un choque entre ambos ataques el albino.

— "Vamos, ya casi…" —pensaba Aioria, que se encontraba en la misma posición concentrando su cosmo, mientras que en el "vórtice" se extendía una gran cantidad de electricidad.

— "Ahora entiendo lo que planea Aioria, piensa utilizar mis habilidades de cobre para aumentar el poder de su técnica" —pensó Katja manteniendo su semblante usual por fuera— "¿Así funciona su energía? ¿Responde a factores elementales también?"

—¡Desaparece! —gritó Seg, golpeando al caballero de Cáncer en el estómago para luego, sin apartar el puño, rematarlo con una ráfaga de energía.

— "Maldición, ya derrotó a Mascara de la Muerte" —pensó con algo de prisa el caballero de Leo— "Solo falta un poco más…"

—Ya veo el porqué de esa manera tan suicida de atacarme —sonrió con altanería el albino de chaqueta, sobándose la nariz— Estaban tratando de concentrar todo en un ataque máximo —el esbirro de Berlion generó un poco de energía en su mano izquierda y corrió en dirección a sus oponentes.

—Aioria… ¿Cuánto te falta para terminar… con esa técnica? —preguntó un muy herido Mascara de la Muerte.

—Todavía falta un poco ¿No podrías darme más de tiempo? —solicitó con algo de desesperación el dorado de Leo.

—Ya estoy en mi límite, apenas si puedo pararme —dijo el dorado de armadura destrozada.

—¡Mueran! —vociferó Seg, que estaba a unos pocos centímetros de golpear a Aioria.

—Todavía no —llegó justo a tiempo para detener el golpe Afrodita.

—¿Aun puedes moverte, afeminado? —se burló Seg apartando su puño y dando un salto hacia atrás.

—Claro, no me daré por vencido tan fácil —dijo el sueco haciendo arder al máximo su cosmo— Ahora usare una técnica que perteneció a los anteriores caballeros de Piscis ¡Toma esto! ¡Espinas Carmesí!

— "¿Las espinas carmesí? Esa era una técnica que no se veía hace siglos en un caballero de Piscis" —pensó sorprendido Mascara de la Muerte, quien había escuchado historias sobre ello en el pasado.

—¡Haa! —Afrodita aumentaba la intensidad de su ataque, aunque no dañaba a Seg debido a la capa de energía en su cuerpo y a su técnica defensiva. Igualmente, el caballero dorado de la doceava casa logró apartar a su enemigo, gracias al impulso de los golpes, empujándolo hacia atrás.

—¡Vamos Katja, solo falta un poco! —dijo el caballero de la quinta casa al notar que Ekaterina mostraba signos de agotamiendo.

—Bien, afeminado —aplaudía sarcásticamente el albino, caminando fuera de la nube de nieve y polvo que levantó el ataque.

— "Ese estúpido de Afrodita utilizo toda su energía" —pensó frunciendo el ceño el caballero de Cáncer.

—Adiós… —murmuró el de chaqueta para lanzar un pequeño rayo de energía desde su dedo en dirección al expuesto sueco. Pero, para su sorpresa, Mirim llegó justo a tiempo para bloquear con su escudo el ataque. Sin embargo, este cedió fácilmente y terminó siendo arrastrada por el impacto.

—M-Mirim… —sonrió débilmente el dorado de Piscis, viendo a su amiga que, por segunda vez, fue en su ayuda.

—Afrodita… yo… lo siento… —jadeo la chica de armadura de valquiria, cayendo inconsciente.

—Está bien, hiciste tu mejor esfuerzo —dijo a modo de consuelo el de Piscis, que se encontraba ahora en el suelo, completamente agotado y tratando de mantenerse consciente.

—¡Interrupciones, interrupciones, interrupciones! —se notaba el fastidio de Seg a medida que concentraba energía en su mano.

—¿Lista Katja? —preguntó Aioria a lo que la rubia asintió— ¡Ahora!

—¿Eh? —Seg quedó sorprendido por la energía que salía del vórtice.

—¡Relámpago de Voltaje! —exclamaron al unísono el caballero dorado y la Qwaser, lanzando el potente ataque.

—¡Atomic Panel! —trató de protegerse Seg, pero el ataque ya lo había alcanzado.

— "Que astuto eres Aioria, aprovechaste la conducción del cobre para aumentar el poder de tu relámpago" —pensó con una media sonrisa el siciliano mientras comenzaba a tratar de pararse.

—Ha… ha… —jadeaban ambos, tanto el caballero dorado como la rubia, a la vez que el cable de cobre se soltaba del brazo de Aioria.

—Je, lo conseguimos tonto de dorado… —rio levemente Katja a punto de caer, pero fue atrapada por Hana.

—Katja-sama —dijo preocupada la castaña.

—Hmp, parece que hiciste un gran desorden —dijo bromista el caballero de Cáncer a su camarada, al ver que el ataque había dejado una profunda marca en la tierra y había destruido parte del muro.

—Creo que ahora se lo podemos dejar a los demás —dijo exhausto el león dorado. No obstante, repentinamente sus ojos se abrieron con terror al ver una figura desde lejos.

—¿¡Sigue con vida después de ese ataque!? —exclamó incrédulo Afrodita al ver como el albino caminaba hacia donde estaban.

El experimento biológico de la chaqueta se encontraba con heridas graves en su cuerpo, la capa de energía que lo protegía fue destruida, pero, notablemente, lo más dañado era su brazo derecho, con el cual había tratado de protegerse. —¡Miserables ratas! —rugió encolerizado, levantando un corto vuelo hasta donde estaban sus rivales.

— "Mierda ¿Ahora que vamos a hacer?" —pensó Mascara de la Muerte apenas el albino estaba solo a unos pocos pasos de ellos.

—Me hicieron enojar más de lo que estaba —dijo con una forzada sonrisa, en una expresión difícil de descifrar, porque se encontraba algo encorvado y su cabello tapaba sus ojos. Luego movió un poco la vista, presenciando su brazo roto y ensangrentado, y su chaqueta casi completamente destruida— Esta… —articuló, mirando sádicamente a sus enemigos— Era mi chaqueta favorita —completó la frase antes de lanzar un rayo de energía en dirección a ellos.


—Esperen —se detuvo Seiya y, en consecuencia, sus compañeros.

—¿Qué pasa? —cuestionó Risty.

—¿Dónde está Shaka? —preguntó el Pegaso, quien recientemente había notado la ausencia.

—Entró con nosotros al edificio —mencionó Annelotte.

—Primero, Ikki y mi hermana, ahora Shaka —dijo Leina algo preocupada.

—Tranquila, seguro que quiere hacerlo por su cuenta, al igual que Ikki y Elina —le sonrió el caballero de bronce.


—Argh… —Afrodita trataba de mantener a raya a Seg con una pared de rosas que usaba para proteger a sus compañeros.

—¡Saga, hay que ayudarlos de una buena vez! —dijo Aldebarán, derrotando a otro de los soldados y comenzando a abrirse camino para ir en ayuda de sus compañeros.

—¡Sí! ¡Seth, quédate aquí! Mu, Aldebarán y yo iremos a ayudar a los demás —indicó el de cabello azul al de menor rango y este asintió, cubriendo la posición.

—¡No interfieran! ¡Ultimate Panel Prison! —exclamó el joven de ojos rojizos, encerrando a los tres cuando vio en la lejanía lo que pretendían, incluso si estaban moviéndose a la velocidad de la luz.

—¡Maldición! ¿Cómo pudo darse cuenta tan rápido? —dijo Saga, golpeando con su puño uno de los paneles.

—¡Great Horn! —trató de romper la prisión el de Tauro, pero su ataque no tuvo efecto– Es extraño, parece que esta barrera es más fuerte por dentro que por fuera, sino ya se hubiera destruido. O, quizás… ¿Se trata de una versión más poderosa de la misma técnica?

—Tenemos que seguir intentando, los demás se encuentran en peligro —dijo Aries, atacando con su técnica Extinción Estelar, obteniendo el mismo resultado que el de Tauro.

—¡Maldición, ya no resistiré! —dijo cansado el sueco, viendo como su barrera de rosas desaparecía.

—¡Es su fin! ¡Atomic Blast! —atacó Seg, viendo que tenía la victoria asegurada.

—¡Kān! —exclamó de la nada una voz para que apareciera una barrera, que protegió a los héroes.

—¡Sha-Shaka! —dijo sorprendido Aioria, viendo al rubio de pie en el lugar donde se formó la barrera dorada.

—Je, viniste a salvarles el pellejo —rio Seg.

—¡Ríndete y suplica mi perdón! —ordenó el hombre de la India, creando energía en sus manos que se encontraban juntas— ¡Invocación de Espíritus! —exclamó el caballero de la sexta casa, haciendo aparecer a unos fantasmas que atacaron a Seg.

—¡Tendrá que ser para la próxima! —dijo el albino, despareciendo sorpresivamente en una nube de sombras antes de que lo alcanzara. Al partir, la barrera que contenía a Saga y los otros dorados se desvaneció.


— "Ha pasado tiempo desde que estuve aquí" —pensó nostálgico Jackie, parándose frente a la fuente.

—¿Te trae recuerdos? —dijo una voz femenina desde poca distancia. Jackie se puso en guardia, volteándose a ver a quien llegaba.

—¡Tu! —dijo con notable furia y rencor al ver a una joven de ropas rojas parada en frente de él.

—¿Qué pasa hermano, acaso ya no me quieres? —dijo con un tono algo malicioso la joven con apariencia de alrededor de 16 o 18 años.

—¡Basta, no tienes derecho a llamarme así! —dijo apuntando con su dedo índice a la albina— Jess.

—Tu eres el que no quiso aceptar el destino —retrucó fríamente la de chaqueta roja.

—¡Eso no era el destino, es solo la absurda ambición de Berlion! —exclamó, para luego calmarse un poco el de traje— Yo te quería hermana ¿Por qué tuviste que hacerlo?

—Yo solamente cumplí mi deber, mientras tu solamente renegabas de ello —contestó Jess, poniéndose en posición de combate.

—Entonces te derrotaré si no me permites seguir —dijo con determinación el de ojos amarillos lanzándose a un intercambio de golpes con su hermana.


—Es extraño, este lugar es muy amplio —dijo Shun viendo los alrededores del enorme cuarto en el que se encontraba su grupo.

—Estén atentos, no sabemos que trampas podría haber aquí —advirtió Zero, avanzando en esa gigantesca habitación poco iluminada.

—No hay ninguna trampa, ni truco… —dijo una voz que reconocieron al instante.

—Hmp, es ya con esta la tercera vez que nos enfrentamos, Vane —dijo el hunter rojo observando como el nombrado fue iluminado por uno de los escasos reflectores, no estaba solo— Iris…

—Correcto, esta vez no peleare solo —dijo el albino para luego dirigirse a las dos angeloids— ¿Qué pasa con esa cara larga? —preguntó con un tono algo burlón el de ojos carmesí— Ah, ya lo recuerdo, mi hermano se encargó de eliminar a su amiga ¿No es así?

—¡Cállate! —interrumpió Zero, apuntando con su espada a Vane.

—Bueno, bueno, yo me encargare de reducir su sufrimiento —dijo desenvainando su katana— ¡Yakami! —se lanzó hacia el grupo al igual que Iris.


—Kanon tienes que llevarme allá, hay que rescatar a Ikaros —le suplicó Tomoki, pero Kanon solo lo miraba con indiferencia y frialdad.

—Eres un idiota si crees que puedes rescatarla, ella ha caído en las aguas polares después de ser golpeada por un claro ataque mortal —señaló el segundo guardián de Géminis— Y además no puedo llevarte, una cosa es abrir un portal que nos muestre que está pasando y otra es poder transportarnos hacia allá en una sola pieza.

—¡No es posible que digas eso! ¡Tiene que haber una forma! —insistió desesperado, aferrándose del cuello de la ropa de Kanon.

—¡Imbécil, eres un necio! —dijo el griego, golpeando con 'delicadeza' en el estómago al chico de Sorami y mandándolo a volar contra los árboles.

—¡Tomoki! —exclamaron sus amigos preocupados por el golpe que recibió.

—No me daré por vencido, tiene que haber una forma —dijo Sakurai, escupiendo un poco de sangre.

— "Kanon, hay una posibilidad" —el mencionado escuchó la voz de Saga en su mente.

— "¿Lo dices enserio? ¿O solamente es tu excusa para espiar?" —preguntó incrédulo el gemelo por telepatía.

—Sí, escúchame bien, yo crearé un portal y tu harás lo mismo, de manera similar a la que llegaste a este planeta. Si sincronizamos bien, tal vez podamos conseguirlo —le indicó el que estaba en las tierras glaciares.

—¿Eh? —todos miraron extrañados al geminiano, que se mantenía tan pensativo.

—¡Escuchen, hay una posibilidad de ir hacia allá! —anunció con seriedad el hombre de cabello azulado— Es muy poco probable, pero lo intentaré.

—¿En serio? —preguntaron algo confundidos, este solo asintió cruzado de brazos.

—Eres increíble Kanon-san —le dijo agradecida Sohara.

—No tienes por qué agradecerme, de hecho lo hago más por mi propio interés —dijo arrogantemente el gemelo sin armadura— Comenzaré a tratar de abrir el portal junto con Saga, más les vale estar preparados si lo logro.

—¡Sí! —asintieron los de Sorami.