Capítulo 19: Así es la guerra.

Disclaimer: Los siguientes personajes (de Megaman, Queen's Blade, Sora No Otoshimono y Saint Seiya) pertenecen únicamente a sus respectivos dueños.

—Vamos, ya estamos cerca —animó Seiya a sus compañeros, mientras seguían corriendo por los pasillos de la torre dentro de la fortaleza.

—Ya llevamos varios pisos, no dudo de que estamos por llegar a nuestro objetivo. Me preocupa lo que nos espera —dijo X.

De repente llegaron a un amplio pasillo que, en su final, tenía una puerta magnética.

—Y tal parece que llegamos —sonrió Risty.

—Sí, aunque tengo un mal presentimiento —dijo Annelotte mirando a su alrededor.

—Lo mejor será mantenernos en alerta mientras avanzamos —sugirió X, comenzando a aproximarse al igual que el resto del grupo.

—Verdaderamente… es raro, debería haber al menos un guardia —cuestionó Seiya, que revisaba con la vista cada rincón del pasillo.


—Maestro ¿En serio tengo que cargarlo? —Jackie escuchó a una voz femenina quejarse, sentía que alguien lo estaba llevando a cuestas.

—Sí, considéralo parte del entrenamiento —se escuchó la voz de un hombre. Ambas voces resultaban familiares para el muchacho de traje, así que, poco a poco, abrió los ojos y vio que se trataba de Elina e Ikki.

La rubia se encontraba con Jackie sobre su espalda, cuando se percató de que este había despertado.

—Hasta que abriste los ojos —dijo la más joven de los Vance con un tono para nada amigable— Ahora bájate.

—¿Eh? —Jackie se encontraba un tanto confuso luego de haber quedado inconsciente— ¿Qué paso?

—Al parecer tuviste una pelea y quedaste herido y agotado —respondió Ikki sin girar la cabeza para hablarle a Jackie— Te encontramos hace unos pisos atrás…

—Ya veo —Jackie recordó al instante un poco de la pelea con Jess.

—¡Oye, te dije que te bajaras! —Elina se sacó de encima al joven de ojos amarillos, tumbándolo— No soy una mula o un asno para andar cargándote.

—Aunque eres igual de terca que una mula… —comentó Ikki causando cierto enojo en su aprendiz.

—Por cierto ¿no vieron a Zero, Nymph o los demás? Ellos también venían conmigo hasta que caí en una trampa —consultó el de sombrero mientras que, con un movimiento de su dedo índice, arreglaba sus ropas.

—No, al parecer ellos se encuentran más adelante… —respondió el Fénix— Será mejor apresurar el paso, ya que calculo que no deben faltar más de 10 pisos para el final de la torre.

Los otros dos asintieron y comenzaron a correr al igual que el caballero.


—Señorita Kido ¿Se encuentra bien? La noto preocupada —preguntó Painkiller Kotone al ver la expresión de la diosa.

—Estaba pensando en cómo se deben encontrar mis caballeros y los demás —contestó Saori. Estar en el campamento garantizaba su seguridad, pero también su incertidumbre, por más que pudiera sentir el cosmos de los guerreros.

—No tienes de que preocuparte, todos ellos son muy fuertes, seguro ganaran —dijo con una sonrisa Cham Cham.

—Sí, tienes razón —el optimismo de Cham Cham logró cambiar en parte los ánimos de la heredera de los Kido. Sin embargo, la conversación fue interrumpida por el ruido a la lejanía de lo que parecían ser helicópteros.

—Hmm… ¿Qué fue ese ruido? —se preguntó Airi.

—Ni idea, nunca había escuchado nada igual —respondió Menace.

—No debe ser nada —dijo una despreocupada Melona.

—¿Oyeron eso, verdad? —preguntó Marino, levantándose de su asiento.

—Sí, será mejor que vayamos a ver —asintió Spider abriendo la puerta de la cabaña. Apenas salieron divisaron varios helicópteros, que descendían en las zonas despejadas del bosque.

—Maldición… —gruñó por lo bajo Spider.

—Así que el enemigo vino a devolvernos la visita… a divertirnos entonces —dijo Marino sacando sus cuchillas.

—Yo me quedare aquí para curar a los posibles heridos —avisó Cinnamon a punto de entrar a la cabaña de nuevo— Tengan cuidado.

—Claro que si —le sonrió el cazarrecompensas antes de que ella cerrara la puerta.

—¿Qué sucede? —preguntó Junko Hattori, viendo hacia el bosque donde ya se escuchaban los movimientos de los soldados y sus armas.

—Tendremos "fiesta"… —bromeó Spider, listo para el combate.


—Oye, Sigui o como te llames, despierta —alguien zarandeaba un poco a la inquisidora, que estaba inconsciente tras la pelea con los guerreros fantasma y de la Corona.

—¿Uh? —apenas Sigui abrió los ojos se sorprendió, estaba rodeada de cuervos.

—Hasta que despertaste, ya casi pensé que estabas grave —dijo con una leve sonrisa Lucas.

—¿Qué hacen todos estos cuervos aquí? —preguntó confundida la monja.

—Yo los llamé, es una de mis habilidades como caballero de Cuervo —explicó Lucas— pero, a diferencia de los anteriores caballeros, yo no necesito amaestrarlos, simplemente me obedecen…

—Ya veo… —comentó Sigui, aun sorprendida.

—Oye ¿Tú tienes habilidades de curación, verdad? —consultó el caballero de Cuervo, ofreciéndole ayuda para levantarse a la rubia.

—Sí, con una de mis Holy poses —respondió la inquisidora mientras se levantaba.

—Perfecto, porque mi maestro, los caballeros de Cisne y Acuario, y esa chica, Izumi, no están en un buen estado —dijo el caballero de plata señalando a los demás, que aún estaban inconscientes.

—Entiendo ¿Y qué hay de ti? También estas un poco herido —dijo Sigui, viendo que incluso gran parte del peto de la armadura de Lucas había sido destruido.

—Yo estaré bien, ese ataque no me hizo mucho —contestó Lucas, restándole importancia. Luego, ambos se acercaron a donde estaban Camus, Hyoga, Izumi y Shura, para que Sigui comenzara a ejecutar su Holy Pose: Healing.


El caballero de Pegaso acababa de ser golpeado por una ráfaga de energía, quedando incrustado en una pared.

—Lo sabía, algo andaba mal aquí —dijo por lo bajo el de bronce mientras se aproximaba quien lo había golpeado.

—Ha pasado tiempo, rata de bronce, esta vez me asegurare de matarte —dijo Radamanthys concentrando energía en sus manos.

—Ni creas ¡Meteoro de Pegaso! —atacó antes que su rival Seiya, pero se dio cuenta que casi ni le había hecho daño al retornado juez— Maldición, es más fuerte que la última vez…

La situación tampoco era favorable para los demás: X se enfrentaba a Sigma (que había regresado en un cuerpo similar al que tenía cuando lo enfrentó en la Luna) mientras que Annelotte, Risty, Maron y Leina le hacían frente a sus antiguas enemigas, Aine, Luna y Hyumina.

—¿Cómo es posible que estés de vuelta? —interrogó el maverick hunter azul.

—¿No es obvio? Berlion nos trajo aquí, solo para darnos la oportunidad de destruirlos —respondió para luego atacar a X, Sigma.

— "Es más poderoso que antes, no puedo descuidarme" —pensó X luego de esquivar un ataque del Maverick.

—Yo que tu dejaría de pensar y atacaría, X —se burló Sigma, dándole una patada al hunter.


La situación tampoco era favorable para los que estaban en el campamento, enfrentándose sin descanso a un número desconocido de tropas, que insistían en su avance.

—Jeje, esto es más entretenido de lo que esperaba —rio Spider, que no paraba de lanzar cartas a sus enemigos.

—Parece como si no tuvieran límite —comentó Marino frunciendo el ceño mientras veía más tropas salir de entre los árboles.

—Solo espero que los demás derroten a Berlion pronto —dijo Massimo, bloqueando algunos disparos.


—Bueno, creo que ya está… —dijo Sigui dejando de realizar su Holy Pose.

—Gracias, creí por un segundo que moriría… —agradeció Shura, levantándose.

—Sí, gracias Sigui… —murmuró Lucas, que estaba con su cara un tanto enrojecida por ver a la inquisidora ejecutar su técnica. Tal vez él no era como Sirius, pero igual le causaba incomodidad ver 'eso'.

—Debemos darnos prisa, no creo que falte mucho para llegar al último piso —dijo Hyoga, con su determinación intacta a pesar de lo que acababa de suceder.

—Tienes razón, vámonos —añadió Camus. Los demás solo se limitaron a asentir y siguieron. Además, Lucas envió a sus cuervos para verificar si había enemigos más adelante.


—Ahí está, esa puerta lleva al último piso, ahí debe de estar el transportador —dijo Sirius al resto de su grupo, señalando la puerta a unos metros de distancia.

—Parece estar sellada, vamos a tener que tirarla abajo —analizó Dohko, viendo desde lejos la puerta.

—No hay problema —Sirius concentró rápidamente su cosmo y se lanzó a derrumbar la puerta— ¡Haa! —estaba a punto de golpear la puerta cuando el aura que lo envolvía desapareció y, apenas su puño impactó contra la puerta, le provocó un gran dolor— Auch, mi mano, mi mano, mi pobre mano… —se quejaba el caballero tomándose la mano derecha— ¿Qué diablos sucedió?

—Simple, sigues agotado por la batalla y trataste de sobreexigirte —respondió Dohko— Por eso es que tu cosmos se 'apagó' antes de alcanzar la puerta. Deja que Shiryu y yo nos encarguemos.

Ambos, tanto Dohko como Shiryu golpearon al mismo tiempo la puerta y esta a los pocos segundos cayó. Pero, al entrar en la habitación del último piso, se llevaron la desilusión de que el portal no se encontraba en esta torre, en su lugar había alrededor de 30 soldados apuntándoles.

—Jeje, no encontramos el portal pero tenemos un comité de bienvenida —rio por lo bajo el caballero de Tigre, poniéndose en posición de combate al igual que sus compañeros.


—Creo que esa es la puerta que lleva al último piso… —dijo Shun viendo la enorme puerta de metal que se alzaba frente a ellos.

—Solo hay una manera de averiguarlo —Zero desenvainó rápidamente su sable y ejecuto varios cortes que terminaron por destruir la puerta.

—Mala suerte… —dijo Milo al comprobar que lo único que tenían era una habitación vacía y unas escaleras que llevaban a la terraza.

Inmediatamente el grupo escuchó que alguien se acercaba ¿Más enemigos? Eso sería mucha mala suerte. Pero se trataba, por el contrario, de Elina, Ikki y Jackie.

—Amigos, que bueno que se encuentran bien —saludó Jackie con una alegre sonrisa.

—Bueno, más o menos —rio en voz baja Astraea, que se encontraba al igual que sus compañeros, herida por la pelea con Vane.

—¿Qué te sucedió a ti, Jackie? Hasta donde sé, te vimos caer por esa trampa —interrogó Zero manteniendo su actitud seria de siempre.

—Pues… me encontré con Jess y tuvimos una pelea —respondió Jackie recordando el enfrentamiento con su hermana, antes de darse cuenta de lo vaga que resultaba su contestación— ¡P-pero no se preocupen! Como pueden notar, salí en una pieza.

—Ya veo… es bueno que estés bien —le regalo una sonrisa Nymph.

—¿Y qué hay de ustedes? ¿A quién se enfrentaron para quedar así? —preguntó Ikki.

—Veras, hermano, apenas nos separamos de Jackie nos encontramos con Iris y Vane —explicó Shun— Afortunadamente su estrategia no tuvo éxito.

—¿O sea que lograron derrotar a Vane? —preguntó sorprendido Jackie.

—Sí, aunque obviamente no fue fácil —fue la respuesta de Milo.

—De todos modos, eso no importa ahora, tenemos que ir hacia otra torre —dijo Ikki, concluyendo abruptamente la conversación y caminando hacia la terraza.

—Te entiendo, Ikki —Jackie le siguió el paso al Ave Fénix y al instante se les unió Elina— Por cierto ¿Qué tan alto saltas? —consultó el experimento a Elina.

—¿Saltar? ¿A qué te refieres? —cuestionó confundida la joven Vance, que solo los siguió por reflejo, no por saber realmente lo que tramaban.

—Está bien, deja que yo me encargue —le sonrió Jackie para luego cargar a Elina en sus brazos.

—¿¡Eh!? ¿¡Que rayos haces, idiota!? ¡Suéltame! —le grito furiosa la rubia ante la acción del joven de sombrero.

Ikki de repente saltó desde la terraza hacia otro de los edificios y Jackie le siguió, con Elina dando un grito de furia y a la vez susto.

—Creo que ahora nos toca a nosotros… —comentó Zero, viendo a Nymph.

—No te preocupes, no es necesario que me cargues, después de todo puedo volar —dijo la angeloid parándose al borde de la terraza.

—Como quieras —le sonrió el reploid para luego saltar hacia el edificio más cercano, siendo seguidos por los demás presentes.


Todos se encontraban en desventaja contra sus enemigos revividos, sobre todo Seiya y X, a quienes les costaba mucho lograr herir a sus rivales.

—¡Haaa! ¡Cometa Pegaso! —exclamó Seiya, lanzando su ataque más poderoso.

La técnica impactó sin problemas en Radamanthys, dando la impresión de que lo había derrotado, sin embargo, el resultado estaba lejos de ser satisfactorio.

—¿Eso es todo? Que lástima —dijo fríamente el juez de Wyvern saliendo de la nube de polvo que el ataque había levantado, prácticamente sin ningún daño.

—I-imposible —el caballero de Pegaso apretó los dientes con nerviosismo y rabia.

—Creo que deberían aceptar su derrota, obviamente van a morir —se burló Sigma, que se encontraba estrangulando a X.

—Jamás… —fue la rotunda negativa del hunter azul, tratando de resistir.

—¡Entonces muere! —Sigma iba a utilizar su espada para cortarle la cabeza a su eterno enemigo, aunque no contó con lo que sucedería. De repente se oyó un gran estruendo y luego algo cayó desde el techo, interrumpiendo los combates.

—¿Qué diablos? —se preguntó confundida Aine.

—¡Ta-da! creo que llegamos en buen momento… —se oyó la voz de Jackie mientras el polvo se dispersaba.

—Idiota, no vuelvas a hacer eso… —regañaba furiosa Elina. Posteriormente, a medida que el polvo abandonaba la habitación, también se podía notar a Ikki, Shun, Nymph, Zero y los demás que habían saltado desde la otra torre.

—Jeje, perdón, creo… —dijo riendo de forma nerviosa el de sombrero, que se sobaba la cabeza por los golpes que le había dado la joven Vance.

—Maldición, deberían estar muertos —gruñó Sigma.

—¿Sigma? Vaya, de verdad nunca desapareces del todo —dijo Zero sacando su Z-saber— X, ustedes continúen, tal vez el portal se encuentra en esta torre.

—¿Estás seguro, Zero? —cuestionó preocupado el de armadura azul.

—No es el momento de dudar, nosotros podremos con ellos —añadió decidido el de rojo.

Antes de que X dijera algo más tanto Ikki como Zero se lanzaron a atacar a los enemigos. Entonces Seiya, X, Annelotte y Leina decidieron seguir.

—Risty ¿No vienes? —preguntó Leina viendo a su amiga de frente a los enemigos.

—No, prefiero quedarme aquí. Tal vez Maron me hará compañía —contestó con una leve sonrisa la Bandida Del Desierto— Buena suerte.

—Gracias y tengan cuidado —se despidió Leina antes de darse media vuelta y seguir al resto.

—Tú también, Leina… —dijo en voz baja la pelirroja.

Por su parte, Jackie se encontraba ayudando a Zero en su pelea con Sigma, cuando, de repente, el hunter de rojo le dirigió la palabra.

—Jackie, deja que yo me encargue de Sigma, creo que serás de más ayuda para X y los otros —indicó Zero.

—¿Cómo dices? —preguntó el de traje blanco.

—Ya me oíste, será mejor que vayas con ellos, sobre todo si Berlion es tan poderoso como nos contaste —el de cabello rubio miró de reojo a Jackie y luego se lanzó a atacar a Sigma— Date prisa.

—¡S-si! —asintió el joven del sombrero, siguiendo a Seiya.

El grupo continuó hasta donde estaba una puerta magnética que abrieron por la fuerza, y del otro lado, se encontraron con el transportador dimensional.

—Bien, prepárense, encenderé el portal —avisó Jackie, comenzando a teclear en una computadora que estaba al lado del marco de metal vacío. Luego de unos segundos logró encender el portal— Listo, entren —dio la indicación el de traje.

—¡No escaparan! —exclamó Radamanthys, quien entró volando a la habitación, listo para lanzar su siguiente ataque. Pero, justo a tiempo, intervino Ikki golpeando al espectro, enfrascándose inmediatamente en un intercambio de golpes con él.

—Seiya, váyanse, no pierdan el tiempo —dijo el Fénix sin mirarlos. El grupo asintió y entraron al portal que, luego de unos segundos, se cerró por la forma en que lo había programado Jackie.


—Así que esta es la base espacial —Seiya miró a su alrededor, se encontraban en una especie de vestíbulo muy poco iluminado y con unas ventanas que dejaban ver el espacio y a la vez una parte del planeta.

—Bienvenidos —se escuchó una voz familiar, y en cuanto dirigieron su mirada al final de la habitación, se encontraron con Seg sonriéndoles con malicia.

—¿Seg? ¿Qué acaso no te encontrabas peleando en la entrada de la fortaleza? —preguntó Jackie avanzando a paso lento hacia donde estaba su "primo".

—Debo admitir que tus nuevos amigos son fuertes como para que considere una retirada —respondió sin quitar su sonrisa el albino, mostrando sus dos manos completamente vendadas— Pero ahora no tengo ganas de pelear, sino que les pediré que me sigan, ya que Lord Berlion los espera.

Ante lo dicho por el de ojos rojos Jackie solo frunció el cejo, pero le siguió al igual que sus compañeros.

Pasaron a un amplio pasillo de baja iluminación como la habitación en la que estaban. Allí, mientras avanzaban, vieron una habitación que parecía ser un cuarto de control, donde había algunos científicos y soldados de Berlion trabajando. Por fin, luego de los minutos que caminaron por los pasillos, dieron con una puerta enorme.

—Mi Lord, sus invitados ya están aquí —anunció Seg luego de abrir las puertas y entrar seguido del grupo.

—Bienvenidos, estaba esperándolos —saludó Berlion, sentado en un trono de espaldas a los recién llegados, contemplando un gran ventanal que mostraba el espacio y el planeta.

—Bueno, "mi señor", si me disculpa, creo que mi trabajo aquí termino —dijo ampliando su sonrisa el albino.

—Sí, tienes razón, asegúrate de que tu hermano y Jess se hayan ido antes que tú también te marches —recordó levantándose del trono Berlion.

—Como ordene… —Seg hizo una leve reverencia y luego salió de la habitación, dejando confundidos a los "invitados".

—¿Qué planeas con todo esto, Berlion? —interrogó Jackie, apretando los puños sin apartar la vista del hombre que seguía de espaldas.

—Simple, dejé que Seg se fuera al igual que se lo dije a Jess, Vane y los guerreros que reviví… —contestó volteándose el Lord, chocando miradas con el de traje— Ya que no los necesito más…

—¿Eh? —preguntó confundido Jackie.

—No los necesitare, porque de ahora en adelante pienso acabar con ustedes yo mismo, y luego de eso pienso exterminar a todos los planetas y seres vivos que desee… —dijo con un tono frio Berlion— Por eso les doy la oportunidad a mis "súbditos" de que escapen de la exterminación.

—¡Estas enfermo! —le gritó furioso Jackie.

—¿Qué clase de mente desquiciada es capaz de pensar tal cosa? —cuestionó Annelotte, que se encontraba al igual que los demás con una expresión de indignación.

—La mía… —contestó el hombre de cabello negro, bajando unos pocos escalones de donde estaba su trono.

—Igual, no entiendo cómo puedes creer que vas a ganar, es obvio que tus tropas fueron superadas. Además, si algunos te abandonan, es imposible que ganes —dijo el de ojos amarillos.

—Oh, créeme que ganaré… —Berlion sacó de un bolsillo una especie de control remoto y encendió una pantalla que se encontraba detrás del grupo— Y tengo algo que acelerará el proceso…

—E-ese es el campamento… —Seiya se sorprendió al igual que sus acompañantes al presenciar por la pantalla como el campamento estaba siendo atacado por las tropas de Berlion.

—Eres un monstruo… —Jackie volvió su vista a Berlion que miraba la escena con indiferencia— No te lo perdonaré, nunca te perdonaré ninguno de los males que has causado… —el joven se puso en posición de combate, mientras una energía de color dorado lo rodeaba.

—Berlion, debemos detenerte… —dijo Seiya encendiendo su cosmos.

—Pase lo que pase… —terminó Annelotte, lista para pelear al igual que Leina y X.

—Inténtenlo —dijo el Lord antes de que los héroes se lanzaran a atacarlo.


Seg iba caminando por los pasillos de la base rumbo al transportador, cuando vio que alguien iba en dirección contraria a la suya.

—Oye, la salida es por allá —dijo con una leve sonrisa luego de cruzarse con aquella persona— ¿Qué piensas hacer?

—Tengo unos asuntos que arreglar antes de marcharme… —respondió Jess de espaldas a su "primo".

—Ya veo, entonces te deseo suerte… —Seg iba a seguir su camino, pero se detuvo y volteó a ver a Jess— por cierto, si luego de eso no tienes a donde ir, te dejaré las coordenadas de donde Vane ya se marchó con su noviecita, así no estaremos tan aburridos.

—Entiendo, creo que nos veremos luego —Jess no se giró a ver a Seg y prefirió seguir su camino.

—Jeje, me pregunto que tendrás en mente "primita" —pensó en voz alta el de cabellos alborotados, continuando su trayecto.