CAPÍTULO 3.
—¿Largo?
—Sí.
—¿Y de qué color es?
—Blanco.
—Vaya. El mío también es largo, pero oscuro— mientras hablaba, tocaba mi cabello y jugueteaba con las puntas— Mi madre me decía que con la luz del sol brillaba y se veía azulado...— callé y tragué con fuerzas, porque al intentar evocar la voz de mi madre, esta ya no emergió de mis recuerdos.
Otra cosa más que había perdido, al igual que la canción y parte de la melodía. Sin embargo, y por extraño que pareciera, no me sentía tan mal por ello. Quizás se debía a la profunda sensación de gratitud que sentía hacia InuYasha, quién desde que había llegado a mi vida, había ahuyentado de alguna forma la oscura y siniestra garra de soledad que se había asentado en mi corazón y entrañas.
Con InuYasha hablándome, ya no tenía tantas ganas de cantar, aunque la mitad de las veces que lo hacía era animada por él, quién había llegado a confesar que mi voz lo ayudaba a calmar su mente. Si podía traerle la mitad de paz que él me transmitía, estaría dispuesta a cantar hasta que me quedara afónica.
—¿Y tus ojos?— inquirió InuYasha, sacándome una vez más de mis pensamientos.
Entendí que lo había hecho porque había sentido mi agitación. En un acto inconsciente, estiré el brazo y lo coloqué sobre la fría pared, a la altura de lo que, creía, estaría su cabeza.
—Marrones. ¿Y los tuyos?
—Amarillos.
—¿Cómo el centro de una flor?
—Hm, no tan amarillos, un poco más oscuros. Más bien... dorados.
—Oh— sonreí. Desde que InuYasha había llegado sonreía más a menudo y todas y cada una de las veces había sido gracias a él— Pelo blanco, ojos dorados... ¡nunca he conocido a un chico como tú!
Supe inmediatamente que mis palabras había tocado una fibra sensible cuando, como respuesta, obtuve un gruñido bajo, pronunciado a desgana. InuYasha no era de palabra fácil, pero de alguna manera en nuestras conversaciones, mayormente unidireccionales, siempre me hacía entender que me estaba escuchando y aceptaba mi compañía. Ahora... en cambio... había sonado... ¿susceptible?
Quizás el encierro me estaba haciendo ver cosas donde no las había; me estaba volviendo paranoica.
Sacudí la cabeza, decidiendo apartar esos pensamientos de mi cabeza.
—Vale: pelo largo y blanco, ojos ama-dorados, rostro ni muy redondo ni muy ovalado...—continué con la conversación anterior, una que InuYasha había accedido a duras penas; solamente se lo veía entusiasmado cuando me toca a mí describirme, de él no quería decir ni mu, pero rápido había aprendido que si él no soltaba prenda yo tampoco lo haría— Creo que ya tengo una idea de cómo es tu rostro. Hum, ¿qué más? A ver... ¿cuánto mides?
No tuvo tiempo a responder. En ese momento, se escuchó la puerta de hierro abrirse y entendí que era la hora de la cena. Siendo honesta, una parte de mí se estaba preguntando cuánto tardarían en venir porque llevaba ya un ratito sintiendo un tirón de vacío en el estómago.
Ambos permanecimos en silencio y yo esperé ver como la ventanilla se abría y de allí lanzaban el mendrugo de pan y el trozo de carne de todas las noches, junto con el recipiente con agua fresca. Pero cuál fue mi sorpresa cuando escuché cómo tiraban de un cerrojo, el cual pertenecía... a mi puerta.
Mi corazón se detuvo en el acto y rápidamente me levanté, quedándome paralizada en el sitio.
—¿Qué está pasando?— inquirió InuYasha, nervioso.
No me salieron las palabras para contestarle. La puerta se abrió y de él emergió un hombre alto y fuerte quién se quedó mirándome fijamente.
—Arriba, jovenzuela, tienes que moverte.
—¿Qué?— atiné a balbucear.
—¿Qué está pasando?— repitió InuYasha.
—No lo sé— respondí, asustada y perdida.
—Ven, no me hagas ir a ti— gruñó el hombre.
—No lo hagas, Kagome.
—¡Tú, cállate la boca, bestia asquerosa!— espetó, ladeando la cabeza en la dirección de su celda; después, volvió a mirarme y extendió la mano— Ven conmigo por las buenas y no te pasará nada.
El corazón me martilleaba en la cabeza y mis piernas de pronto pensaban mil kilos cada una. Escuché la voz de InuYasha, replicando algo con voz de grito, pero mi mente no lo registraba. Cuando el hombre dio un paso en dirección a mi, salté y rápidamente empecé a moverme hacia él. El hombre me sonrió, burlón y satisfecho, y se hizo a un lado para dejarme pasar.
Di un par de pasos para salir al pasillo, sin saber muy bien hacia dónde dirigirme, cuando sentí una mano tocándome el hombro. Me detuve súbitamente.
De pronto, la oscuridad cubrió mis ojos.
—¡¿Pero qué-?!
—¡Kagome!
Sentí el corazón a punto de escaparseme por la boca mientras levantaba las manos para llevarlas a mis ojos, los cuales habían sido cubiertos por un trozo de tela.
—Quédate quieta, joven— siseó mi captor, cogiendo mis manos y llevándolas atrás para amarrarlas con lo que creí que era una cuerda.
Mis sienes palpitaban, el oxígeno no llegaba a mis pulmones y la oscuridad amenazaba con engullirme entera mientras yo estaba ahí, en medio del pasillo, en un lugar desconocido y con un hombre que me daba mucho miedo. Sin poder ver, sin poder moverme. Jamás había sentido tanto miedo como en el presente.
De pronto, escuché pisadas. Murmullos y gruñidos. El sonido de un metal abriéndose.
Alguien me empujó por la espalda, causando que me moviera hacia delante sin poder oponer ninguna resistencia, y en lugar de chocar contra la pared, como creí que pasaría, de pronto, encontré el vacío y caí al suelo pedregoso, golpeándome primero las rodillas y después un hombro y la cabeza.
El sonido de un gruñido cerca, demasiado cerca de mí, quedó absorbido por el metal siendo cerrado a mi espalda con fuerzas.
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Palabras: 987
Hola, hola! Como sé que, al final, estos capítulos saben a poco, voy a cambiar los días de actualización: a partir de ahora intentaré que sean día sí y día no o cada dos días :) Todo esto viene, por supuesto, por los maravillosos mensajitos que he ido recibiendo y que me han animado a terminar la historia (¡muchísimas gracias a todos, de verdad, no tengo palabras!), así que sin presión alguna solo me queda deciros que os sentéis y disfrutéis de lo que está por venir, y que me vayáis contando cuales son vuestras impresiones o teorías ;)
Por cierto, hasta nuevo aviso la historia consta de 26 capítulos + epílogo (y a lo mejor segundo epílogo que tengo pensado, pero no estoy segura como abordarlo, así que está un poco en el aire).
Ya sí que sí, nos despedimos hasta el siguiente capítulo. Bye bye!
Pd: ¿Qué decirte que no sepas ya, MdeMagus? Ya te echaba de menos y sinceramente, parte por la que escribo InuKag es para leer tus maravillosos, caóticos y charlatanes reviews. Te lo dedico 3
