Disclaimer: No somos dueñas de los personajes pero la forma en cómo los usamos nos ha permitido crear las bases para este universo. El resto de OCs sí nos pertenecen. Escribimos porque podemos, gratis y por mera diversión.

Advertencias: Headcanon Conjunto. Especial de boda "Boomubbles". Lenguaje soez, menciones a escenas sexuales, consumo de sustancias y cuestionables métodos de crianza (?). Perdonen las erratas que puedan encontrar en la lectura.


.

Blue Berry

IV

.


El reloj marcaría la medianoche pronto. Viré mis ojos al cielo para encontrarme con un azul oscuro brillante repleto de estrellas. La falta de contaminación lumínica nos inmiscuía en un hermoso paisaje oscuro lleno de lucecitas resplandecientes como la luna en su fase menguante. Las luciérnagas salían de sus escondites para alumbrar los prados cercanos a la recepción, el calor no era insoportable debido a la fresca brisa nocturna. Se percibía un sutil frío gracias a la estatua mediana de hielo casi inderretible de un castillo medieval por parte de Blossom. Aquella decoración, también hacía juego con los escudos de caballeros colgados en la pared, así como resto de accesorios que se podían contemplar en el único mural. Nuevamente agradecía a Helena por su arduo trabajo, quien después de unos meses estresantes, se relajaba hablando con el resto de invitados que allí disfrutaban de la velada. Las luces en algunas esquinas, tenues, mantenían ese aire místico y fantástico que se requería para dar entender que estábamos en otro lugar. Incluso el humo que descargaba el Dj de la máquina se perdía con el viento haciendo reír a los únicos pequeños que se movían en el ambiente.

A comparación de otras bodas, incluyendo la de mi hermana mayor, habíamos decidido no invitar niños, pues muchos llegaban a ser molestos para los novios. Al observar cuánta boda y evento pude, me decidí por no permitirlos, ya que no quería que se arruinaran mis planes. Lo problemático en sí no eran los infantes, sino la actitud de los padres que en muchas ocasiones justificaban sus travesuras. A decir verdad, no me importó pelearme con unas cuantas amigas las cuales se tomaron personal esta regla, sin embargo, prefería perder a un cercano que tener lidiar con los posibles problemas que sus hijos causaran. Y eso sin tomar en cuenta si se hacían responsables de aquellas acciones. Por ende, los dos menores de edad; mi nena y mi sobrino, eran los que estaban permitidos.

El proceso de mi fiesta no fue tan estresante como sí fue el de Blossom, que en menos de tres meses quería cuánto preparativo le fuera posible. Entendí las maravillas que hacía el dinero, pues si no hubiera sido por aquellas tarjetas de Brick, poco hubiéramos conseguido. Vaya que sí fue comentada esa ceremonia por los pocos que sabían de ella, pues todavía muchos se escandalizaban por la unión de un villano y una heroína, quien si bien se desempeñaba para ese entonces como civil, aún su nombre seguía resonando como figura pública, no para un grupo grande, pero sí los necesarios para ser una molestia. Parte de ello, se lo debía a la serie que salió de nosotras cuando teníamos quince años a finales del año 98, la cual narraba nuestros tiempos de gloria como superhéroes. Aquella unión fue bastante hablada por los medios que aún ponían sus ojos en una superpoderosa.

Sin embargo, aquellas épocas se quedaban atrás con la llegada de nuevos héroes que se volvían el centro de atención de las revistas chismosas las cuales siempre buscaban algo de qué hablar. El punto aquí, es que aun con lo complicada que fue la boda de Blossom, quedé satisfecha con su resultado. Y asimismo, me sentía en estos momentos con el resultado de la mía, pues aun con un compromiso más longevo, fue difícil hallar ciertos objetos para la fecha establecida. Parte de este sueño hecho realidad, de nuevo, se lo debía a mi tutora y jefa, quien se había esmerado en cumplir cada uno de nuestros deseos.

Curiosamente, no pasaba desapercibida su desaprobación a este matrimonio, recuerdo que en alguna ocasión, antes de que me embarazara y pasaba media jornada aprendiendo en su taller, llegó a mencionarme la pérdida de tiempo que significaba un hombre y el por qué no debía invertirle un minuto más a alguien que solo arruinaría mis sueños. Obviamente para ella la noticia de la llegada de Anette fue como un balde de agua fría, no dijo nada negativo pero en su mirada taciturna y penetrante, podía ver cuán decepcionada estaba de mí; su aprendiz con más futuro.

Nunca quise juzgarla, aunque por momentos la odiara, entendía que detrás de esa fachada de mujer fuerte y arrogante, se encontraba un espíritu frustrado que buscaba ser comprendido, o en su defecto, evitaba que otros cometieran sus mismos errores. ¿Por qué no podía juzgar a Helena a pesar de su actitud prepotente? Porque era de las pocas que sabía de su matrimonio arruinado, así como la precaria relación que mantenía con sus hijos… ¿Se reflejaba en nuestros espíritus jóvenes y llenos de ilusiones? Quién sabía, mucho escondía esa mujer para descifrar en una sola noche.

Mas, aquello no era excusa para que cualquiera pudiera aguantarsela; uno de esos casos fue Buttercup que sin poder comportarse con ella, empezó un enfrentamiento verbal hasta el punto en que quiso atacar por completo, pero fue detenida por Blossom.

Entiendo que no tengas idea de una boda, pero ya has estado en otras antes como para que actúes como una buena para nada—demandó Helena, arrebatándole uno de los modelos de las invitaciones para inspeccionar que estuviera en buena condición.

La pelinegra había llegado tarde a aquella cita, que mucho nos costó programar con uno de los mejores diseñadores de la ciudad. Sus evidentes ojeras, así como el cansancio en su rostro nos demostraba cuán trasnochada estaba, no fue sorpresa para nadie que se hubiera ido a alguna fiesta, pues ser el segundo día de la semana no la detenía. El problema no radicó en su tardanza que ya había sido un motivo suficiente para enojar a Helena, o los múltiples encontrones que tuvieron ambas con anterioridad, no, sino fue el derramé del café de Buttercup en uno de los modelos de exhibición. Sí, mi hermana había sido responsable, porque aún con el cabello mojado demostrando que había tomado una rápida ducha, traía consigo el sueño encima.

Oígame vieja asquerosa, tampoco me hable así—Buttercup tiró fuertemente el vaso con el poco líquido que le quedaba a una sorprendida Helena—. Me tiene hasta la mierda con sus jodidos ataques… —gritó la pelinegra iracunda, siendo sostenida por mi hermana mayor.

Oh, claro, ahora hazte la víctima. Al parecer es lo único que sabes hacer—dictaminó la mayor con fiereza. A este punto sabía que debía detenerla, pues Buttercup no temía golpear a la gente y ganar una demanda ante ello.

Hija de puta…—Buttercup se le abalanzó, pero inevitablemente Blossom comenzó a forcejear con ella, sacándola del establecimiento donde muchas personas ya nos miraban asustadas.

Pídele a tu dama que aprenda a comportarse o hasta aquí llego con estos preparativos—sentenció antes de salir del lugar sin decir una palabra más.

Quise detenerla pero sabía que Helena estaba muy disgustada. Ella no podía irse así como así porque era la única que había conseguido todo lo necesario para que los preparativos funcionaran. Estábamos a tres meses de la boda para que al final las cosas quedaran a medias, y aunque yo pudiera hacerlo, tanto como novia, como madre, y como organizadora, me quedaría muy duro. Respiré entrecortado antes de recaer mi enojo en la causante de todo este alboroto, la pelinegra seguía alegando con Blossom en uno de los callejones cercanos a la tienda.

¡¿Qué carajos te pasa, Buttercup?!—le pregunté.

¿A mí? ¡¿Qué putas le pasa a la malnacida que tienes como jefa?!—preguntó de vuelta iracunda.

¡Por una vez en tu vida deja de excusarte y acepta tus errores!

¡Los estoy aceptando, pero tampoco es para que una maldita frustrada venga a tratarme como una cualquiera!

¡Tú tiraste el café!

¡Y NO LO NIEGO! ¡PERO NO ME VOY A DEJAR HUMILLAR!

Si la gente pasaba y se atemorizaba con nuestros gritos, no me podía importar menos. Estaba enojada y no podía negar que ese intercambio de insultos tanto de Helena como de Buttercup de los últimos días ya me tenían bastante cansada. No habíamos logrado un consenso, pues ambas mujeres tenían el ego demasiado alto como para aceptar que se equivocaban. Era cierto que Buttercup sobre reaccionaba, pero tampoco podía sentenciarla cuando Helena no colaboraba y al mínimo error la criticaba.

¡CÁLLENSE LAS DOS!—la voz demandante de Blossom nos silenció por unos segundos, sin embargo, cuando la pelinegra iba a replicar de nuevo; prosiguió—¡No, ni se te ocurra volverme tu enemiga porque ese no es el caso! ¡El problema aquí es que tú no sabes comportarte, Buttercup!—apuntó a la pelinegra para luego pasar su dedo índice hacía mí—¡Y tu jefa tampoco es una santa para justificarla!—se calló un momento tomando un respiro antes de vernos desafiante pero a la vez comprensiva—. Sé que están agobiadas, y que cada una busca desestresarse a su modo—mencionó lo último mirando de reojo a Buttercup—, pero peleando entre ustedes no van a encontrar una solución. Recuerden el por qué estamos haciendo esto y si las peleas valen más que seguir con estos preparativos…—tomó uno de mis rizos y lo hizo para atrás con dulzura—. Sé que temes que las cosas no salgan como te gustaría, Bubbles, mas sé consciente que hacerte de muchas expectativas no es bueno, date un descanso, respira un poco—aconsejó aludiendo al estrés de mis últimos días—. Y tú, comprendo que Helena no te caiga bien, a mí tampoco me entra, pero en vez de caer en su juego de humillaciones, demuéstrale con acciones que tú eres mejor… No me refiero a que te comportes a cómo ella le gustaría, me refiero a en medio del desastre que para ella puedas significar, serás la mejor dama de honor con la que ella pueda lidiar—terminó guiñandole un ojo a la pelinegra.

Perra—terminó Buttercup más tranquila en lo que Blossom entornó sus ojos y negó silenciosamente con un sonrisa en su rostro.

Gracias—le dije abrazándola a lo cual ella correspondió.

Ahora, par de locas, tengo un bebé esperando por su almuerzo, así que nos vemos después—se despidió dirigiéndose a su auto.

Desde entonces, luego de que hablara con más tranquilidad con mi jefa, logré que ambas llegaran un acuerdo en donde ninguna jodería a la otra. Así, Buttercup, me demostró cuán comprometida podía estar con esta boda sólo para hacerme feliz, porque a fin de cuentas, esto era para mí. No obstante, con el trasnocho de madrugadas desenfrenadas y bebiendo de vez en cuando unos tragos de su cantimplora, me demostró que podía llegar a ser una buena dama. Y claro que lo fue, de lo contrario no hubiera tenido una gran despedida de soltera…

Bueno sí, tuvimos que pagar fianza, pero eso sería otra historia.

Billy Idol junto a los diferentes tipos de licores que la barra ofrecía, puso a los invitados a bailar desenfrenadamente. En medio de la pista, mi padre y Blossom se movían junto a un pequeño Aidan al ritmo de la guitarra de Rebel Yell. A su lado, un Mojo jojo era perseguido por Anette que sin dejar de jugar con el colorete también quería pintar a su abuelito, detrás de ellos, Buttercup los seguía divertida por la situación. Los demás danzaban mientras otros bebían y comían, las risas se escuchaban fuerte entre las personas, distrayéndose con los arreglos y la música. El reloj marcaría pronto la medianoche y la gente parecía más viva que nunca… Y yo aún no había lanzado el ramo que augura a la futura novia.

—Damas y caballeros—anunció el Dj llamando la atención de los presentes una vez me acerqué a él para comenzar con uno de los últimos itinerarios de esta ceremonia—Hemos llegado al momento más importante para las señoritas… ¡El ramo!—analicé como todas las chicas se iban acomodando en el centro de la pista mientras las luces se volvían más brillantes.

Ah, había esperado tanto este momento, porque de alguna manera ridícula le tenía fe a esta parte del ritual. Es decir; muchas chicas se habían casado luego de obtener el ramo. Entiendo, que lo circunstancial no tiene nada que ver con recibir flores, pero parte de mis creencias sin sentido, se debían a tener esperanza incluso con las acciones más mínimas. Así que, poniéndome de espaldas en frente de ellas, respiré hondo observando antes a Boomer y sonreírle para contar hasta tres.

Uno, dos, tres…

Se oyeron los gritos de mis compañeras y familiares, aunque súbitamente fueron interrumpidas por el hombre corpulento que se había entrometido en medio de ellas para conseguir, con una considerable ventaja, el ramillete. Butch, en medio de las mujeres que lo ojeaban indignidas, levantaba el arreglo presumiéndose como único ganador.

—¡A un lado solteronas!—empezó a buscar con la mirada a mi hermana.

—¡No me jodas, maldito tarado!—oí a la distancia a Buttercup, quien se alejaba de los demás siendo perseguida por su novio.

—¡No quieras huir, ahora te haces responsable! ¡¿Quieres que sea todo un quedado!?

La risa colectiva fue uno de los aspectos que más atesoraba, pues me daban a entender que los demás se la pasaban bien, así como estaban impuestos a este tipo de acciones. ¿Cómo culparlos? Malo o bueno, cuando convivías junto a un rowdy, normalizabas demasiadas, demasiadas, situaciones. Luego de la pequeña escena, la música volvió a su cúspide y los demás retomaron lo que hacían al ritmo de Tears for Fears.

—Mami—sentí que jaló de mi falda Anette bostezando, acompañada de un Mojo mal maquillado, sonreí enternecida, al final había accedido. Eso no me sorprendía, pues a comparación de lo que había oído de mi cuñados sobre mi suegro siendo "padre", demostraba lo contrario con el cariño y amor que le brindaba a Anette y Aidan—, mamiiiiii—rogó la niña para que la levantara en brazos lo cual hice en cuánto noté su cansancio.

—Anette después de molestarme a mí, Mojo Jojo, su abuelo, vino a molestarte porque quiere estar contigo, Bubbles, que eres su madre, ya que no quiere que su abuelo, o sea, yo Mojo Jojo, la acueste—se quejó ofendido por el rechazo de su nieta.

—¡Quieroooo dormiiiiir!—dijo, buscando que me alejara con ella para acostarla, porque mi niña era caprichosa y sólo se permitía dormir en brazos de su padre o míos.

—Gracias, Mojo—le regalé una sonrisa comprensiva antes de tomar distancia con ella.

Busqué la capita que se había quitado y se la puse encima a modo de cobija para que el viento no le causara frío. Anette descansaba su mejilla en mi hombro mientras bostezaba nuevamente. El cansancio la estaba matando, así que me separé del resto para que el ruido no irrumpiera su pronto sueño. Antes de retirarme del lugar, le hice señas a Boomer para que no preguntara por mi paradero mientras yo atendía a Anette.

—¿Todo bien, mi muñeca?—le susurré entretanto la arrullaba con mucho cariño, meneando mi cuerpo de una lado para otro y tanteando una de las tantas melodías que le gustaba escuchar.

—Ah, estoy muy cansada—mencionó quedamente simultáneamente un suspiro derrotado salía de sus labios—. Me divertí muchooooo—oí el orgullo en medio de esa cansada voz infantil.

—¡Qué bueno, mi reina!

—¡Sí!—ronroneó dejándose vencer por su somnolencia.

—Descansa, mi amor…—fue lo último que mencioné antes de percibir la respiración pausada de Anette. Apreté sin lastimar el cuerpo de mi pequeña, deleitándome por su perfume y manteniéndola a mi lado como siempre hacía desde que nació. Acaricié su cabello luego de darle un quedo beso y permanecer ahí un rato esperando que Morfeo la atrapara por completo. Luego de ponerle unos tapones especiales para sus oídos que el Profesor había creado especialmente para ella y la acosté en medio de dos asientos grandes para que pudiera dormitar tranquila. De todas formas, en unas cuántas horas la fiesta finalizaría y podríamos irnos todos a descansar.

Sin alejarme demasiado y sin despegar por mucho tiempo los ojos de mi niña, ayudada claro por amistades de confianza, vi como en el centro de la pista de baile, uno de los amigos de Boomer giraba encima de la cabeza de otro al compás de Bodies de Drowning Pool. ¿Cómo habían logrado eso? Ni idea, muchas travesuras de Boomer, de sus hermanos y amistades, me parecían ilógicas.

—¿Cómo hicieron eso?—le susurré al oído a Boomer una vez me había acercado para abrazarlo.

—Vaya, se están comportando—respondió sonriendo y encogiéndose de hombros. Lo acompañé con el gesto mientras él se posicionaba detrás de mí para abrazarme por la cintura y empezar a besar mi cuello con cariño.

Abruptamente, la música cambió a una tonada más suave y movida. Al ver al Dj, sonreí cuando identifiqué la canción y la persona que la había pedido. El grito conjunto llevó a la gente a bailar emocionados por aquel ritmo ochentero. Hasta el pequeño Aidan, a quien el sueño no había vencido, giraba en su caminador a lado de Blossom y Brick luego de haber sido el centro de atención por danzar a su propio estilo con las manos levantadas y el chupón en la boca, causando que los demás copiaran sus movimientos. Yo no me había despegado de Boomer en ningún momento, sin embargo sonreí emocionada cuando el coro de la melodía llevó al profesor al centro haciéndose espacio en medio de la muchedumbre para imitar aquella mítica escena de la película a la cual pertenecía la melodía. Todos apoyaron el salto de mi madre hacia mi padre, quién la sostuvo con sus brazos levantados dándole vueltas con el pegajoso ritmo de Time of my Life de Baile Caliente.

—¡Te amo, mujer!—exclamó el profesor en cuanto la bajo y besó apasionadamente rodeado de gritos emocionados por tan lindo instante.

Sí, definitivamente por ellos, creía en el amor.

El abrazo de Boomer se intensificó, obligándome a ver su galante rostro y empezar a besarlo con todo el cariño del mundo. Esto era un sueño, un sueño hecho realidad. Desde el instante que estuvimos juntos, sabía que no habría escapatoria de él. Mientras los demás se movían de un lado para otro, gritando eufóricamente por el exceso de alcohol, música y otros placeres, yo envuelvo a mi esposo en un gesto para juntar nuevamente nuestros labios y volvernos uno con el otro. Este fuego de mi interior que se incrementa cuando él está conmigo, es para mí lo que todos llaman amor.

—En la salud y en la enfermedad—recité— hasta que la muerte nos separe—terminé volviendo a sellar nuestras bocas en un beso inquebrantable, tan inquebrantable como lo era nuestro vínculo.

—Me rehúso a aceptar eso último. Si hace falta, buscaría hacernos inmortales para burlar esa cláusula. Tú eres mía de cualquier forma y yo soy tuyo sin importar qué…—dictaminó aquella sentencia sonriéndome ladinamente mientras besó mi frente.

.


.

La leve brisa veraniega pegó en mis sonrojadas mejillas a causa del alcohol que había estado bebiendo en las últimas cuatro horas. No estaba ebrio, no era mi plan finalizar mi boda quedando inconsciente pues deseaba disfrutar cada detalle al máximo, no obstante, el mareo era apenas una señal de que ya estaban surgiendo efecto esos shots de tequila. Aún así, me mantuve sereno, andando por los jardines que servían de división para los terrenos de la zona. Entre aquellos árboles frondosos, no muy lejos de ahí, unas rancherías se extienden por la salida a la carretera principal, Bubbles y yo los habíamos estado recorriendo mucho antes de elegir el lugar para llevar a cabo la boda. El sitio era tranquilo; apartado del caos citadino a unas buenas horas de viaje en auto, la vegetación se extendía por enormes prados en donde algunos animales de granja podían pastar en libertad. Las parcelas, el aire fresco, y la quietud que predominaba tanto en el día como en la noche, nos había embelesado en su totalidad a mi esposa y a mí.

Sí, es un hecho, ya estaba en nuestros planes comprar la propiedad que el dueño de las granjas conjuntas nos ofreció al instante una vez notó nuestro interés en ella. Se volvería nuestro lugar de escape, uno donde podríamos vacacionar o pasar fines de semana cada que necesitemos alejarnos de nuestras obligaciones, un pequeño proyecto que nos hacía bastante ilusión comenzar juntos pues nos recordaría lo en serio que íbamos con la meta de compartir nuestras vidas.

Con el buen humor que tenía, aún estando apartado de la música y las risas de todos, me encontré con Brick quien descansaba en una de las modestas bancas. Su hijo yacía dormido en el portabebés que tenía a su costado y ver aquella escena me hizo sonreír ladinamente.

—No me importa si ya lo he repetido varias veces, pero tú a cargo de un bebé es lo más jodidamente bizarro que veré en la vida—solté en un tono moderado para no despertar a mi sobrino, entonces su padre abrió los ojos para verme bien y decidí acompañarlo un momento sentándome en el espacio libre de la banca—. ¿También te abrumaste de la gente y decidiste alejarte un rato?

Mi hermano pasó una mano por su cuello y movió la cabeza provocando que tronara para destensar el músculo. Alcé una ceja, hasta antes de irme a caminar por ahí, juraba que todo estaba tranquilo.

—Nada verdaderamente grave—dijo con calma—, su organizadora y Buttercup volvieron a pelear.

Oh… No me sorprendí, cualquiera era capaz de notar la tensión entre ambas.

—Creí que la vieja se estaría relajando una vez estuvieran todos en plena fiesta, ¿ahora qué sucedió?

—Hubo un problema con los pases, al parecer intentaron colarse unos sujetos y se hicieron pasar por parte de los invitados de Bubbles—se encogió de hombros y por su postura asumí que no fue tan importante como sonaba, tampoco me extrañaba, Bubbles tenía una personalidad tan atrayente que no era raro tuviera varios admiradores, entre ellos, algunos obsesivos—. El caso es que por una confusión en la lista de invitados que le había entregado BC, Helena no perdió tiempo en hacer uno de sus famosos comentarios mordaces. Le repitió que para eso le había encargado detallar muy bien la información de todos los invitados y evitara así que otros se quisieran pasar de listos. Los guardias de seguridad se encargaron de esos tipos pero ellas se quedaron discutiendo.

—¿Y no dejaste que nuestra cuñada golpeara de una vez por todas a esa remilgada mujer?—Pregunté divertido imaginando la escena.

—Lo habría permitido de no ser porque Blossom ya me había advertido que no debíamos dejar a su hermana a solas con ella. Y mi esposa en sí sólo me lo dijo porque intenta evitar que Bubbles se estrese con eso, tú sabes que por más desagradable sea para los demás, sigue siendo su jefa a la cual le tiene aprecio.

—Entiendo, pero, ¿Buttercup se quedó en paz con tu intervención?

Brick bufó tratando de ocultar una sonrisa burlona.

—Sé que no fue a embutirse una botella completa de vodka porque no fue directo a la barra, pero de que iba a desquitarse con algo… alguien… y cómo sea, lo iba a hacer.

Nos miramos sabiendo perfectamente que acudiría a joder a Butch.

—Entonces quisiste descansar de los dramas—asumí con el orden de los hechos.

—En lo que Blossom se quedó charlando con unas amistades que tienen desde el preescolar, quise probar suerte tratando de dormirlo a él—señaló con su mirada al bebé pelirrojo que dormía plácido entre sus mantas.

—¿Quién te viera siendo un padre atento con su cría?—me mofé—, cualquiera pensaría que te ablandaste.

—O me volví más cínico—confesó con una maliciosa sonrisa—, no me dejarás mentir que para nosotros, el criar niños es más una cuestión de mímica que de un genuino deseo por paternar. Es costumbre lo que nos hace desarrollar sentimientos por estas cosas—luego pasó sus dedos delicadamente por el rostro de Aidan—, adorables y peligrosas cosas que logran subyugarte.

—Tú eres adorable hablando así de tu hijo—expresé sin estar asombrado de su perspectiva—, admites que ha sodomizado tu lado más mezquino. Morirías por ese niño aún cuando al principio te costó identificar lo que sentías por él.

—¿Puedes creerlo? Era la masa de carne más incómoda de ver y que me tocó cargar luego de nacer… y aún así no quise regresárselo a su madre. Sólo cuando lo tuve en brazos supe que me había metido en una mierda demasiado grande.

Esa era su manera de decir "la existencia de Aidan me abrumó de tal forma que, aún siendo el hijo de puta que soy siempre, me preocupé por no saber qué hacer con él para no arruinar su vida", y yo, sabiendo a qué se refería, no hice más que asentir.

—Cuando Anette nació también la vi fea y arrugada—admití al recordar cómo las enfermeras se rieron de mi expresión cuando salí de mi estupor e intenté hallarle forma al pequeño bulto que estuvo en mis brazos—, pero es normal en todos los recién nacidos. Además, es lo más cercano que estaremos de ver cómo debimos ser si hubiéramos venido de formas naturales.

—Habríamos muerto en la basura, el mono no se habría prestado a cuidar de tres bebés cuando su objetivo era encontrarnos útiles para acabar con sus enemigas.

—Oh, vamos, tenle algo de fe—hablé con sarcasmo—, tal vez nos hubiera abandonado en la puerta de alguien luego de tocar su timbre. ¿No te hubiera parecido interesante ese cliché? Tres huérfanos creciendo en casas hogar porque nadie más sería capaz de adoptarlos por ser un dolor en el culo.

—Como la mayoría de las historias de origen de nuestras amistades—sonrió con descaro—. Supongo que no habría variado mucho después de eso. Habríamos terminado en la misma inmundicia con las parias aunque yo apuesto a un final más abrupto y simplón.

—¿Muertos por los excesos?

—O asesinados por las deudas—aclaró sin borrar su sonrisa.

—Apuesto a que Butch hubiera fallecido en la infancia…

—¿Por imbécil?—Adivinó Brick.

—Por imbécil—confirmé.

Ambos reímos luego de ver como Aidan se removía en su lugar, noté el pesar en el rostro de mi hermano aunque rápidamente se resignó y lo tomó en sus brazos apenas comenzó a llorar, entonces, le pedí que me lo pasara para aliviar su carga un rato. Mi sobrino dejó de fruncir el ceño en un lastimero llanto para tranquilizarse y mirarme fijamente a los ojos. Le hice una mueca la cual encontró divertida, pues me regaló una risa al instante.

—Te ves tan tenso como cansado—comenté una vez mi hermano se estiró y yo me dispuse a jugar con los pequeños y regordetes brazos de su bebé—, ¿necesitas un poco de hierba o unas líneas de coca? Te facilito lo primero pero lo segundo creo que Asher tiene.

—Aunque quisiera, ahora estoy en mi faceta consciente y responsable por ese engendro mío.

Como me gustaría tener ese autocontrol…

—Por eso Blossom sigue confiando en ti. Aunque no lo parezca, tú le sigues demostrando tu nivel de compromiso—no se lo dije para burlarme, al contrario, reconocía la labor de mi hermano mayor con su familia, pues era de esas ocasiones en las que podía apreciar esa parte honesta en él. No es que Brick no supiera querer, sólo que tenía una manera peculiar de hacerlo, pues ya desde que éramos niños, la forma en la que nos procuraba hablaba mucho de su afecto por nosotros.

Por eso, verlo comportándose como un papá no era atípico en la parte de que genuinamente amaba a su bebé, pero sí un tanto peculiar en el hecho de que lo veía más… tranquilo. Desde que Aidan nació, ha estado postergando su vida criminal más de lo que hubiera imaginado. Supe junto con Butch que estaba haciendo uno de los mayores sacrificios de su vida, pues ambos veíamos cómo nuestro líder era quien más en serio se tomaba sus metas en la villanía ahora desde una postura menos pública. Por supuesto, no es que planeara renunciar a ello, pero era evidente que ahora priorizaba el cuidado de mi sobrino cuando Blossom no podía colaborar equitativamente con eso por su profesión.

Brick siempre ha sido de esas personas que se ponen un montón de responsabilidades porque esa es la forma en la que se siente bien. Y en parte, lo comprendía, ¿quién no se quiere sentir útil? Por supuesto, al menos yo sí contaba con más disponibilidad por parte de Bubbles, aunque el desastre y quien lo volvía más complicado era yo.

Por ejemplo, de tener toda esa carga yo ya habría cedido de lleno a mis vicios. La marihuana era lo que más me gustaba consumir debido al efecto que causaba en mi sistema. Las drogas sintéticas apenas duraban unos minutos y no cumplían bien con su función si no las tomaba en cantidades exageradas y mortales para un humano. Por eso prefería las naturales para mi uso recreativo. Claro, con la tarea de tener a una niña siguiéndome los pasos en todo, tuve que bajar mi consumo y los lugares en los que lo hacía aunque no podía asegurar que siempre lo cumplía.

De hecho, a veces también suelo ser un mal padre…

Bubbles no llegaría hasta la mañana del día siguiente debido a una emergencia en su trabajo. Como fue de improvisto, repasé el itinerario que hice en mi cabeza cuando me quedé a solas con nuestra hija. Jugar con Anette era sencillo, hacerla comer no era un obstáculo, bañarla podía ser un pequeño reto (aunque lo verdaderamente complicado era convencerla de salir…), y acostarla para dormir… bueno, eso sí que era una labor engañosa.

Aquella noche del jueves todo había marchado con normalidad. Mi rutina como padre era productiva; luego de cantarle una canción para ponerla a dormir, supe que tendría tiempo para mí. Todo indicaba que por fin podría relajarme, quizá continuar escribiendo esa canción que dejé incompleta o bien, jugar al "Left 4 Dead" un rato. Habría hecho cualquiera de las dos opciones, aunque una vez prendí el Xbox 360, no pude enfocarme del todo en el televisor. Mi mente estaba algo dispersa, me dolía la espalda y mi visión se nubló apenas se cargó la cinemática. Era frustrante por fin tener tiempo y no saber qué hacer con él por la fatiga acumulada de una cotidianidad.

Resoplé a la vez que recargué mi cabeza en el sillón de la sala, miré al techo durante unos segundos y caí en cuenta que hacía bastante tiempo no me había metido en problemas. ¿Así se sentía vivir tranquilo, sin trabajos por hacer, gente a la cual intimidar o tratos que cerrar?

Vale, estaba aburrido.

¿Cuánto hacía también que no fumaba?, ¿así era enfocarte de lleno en una hija?

Floté hacia el cuarto donde le teníamos llave para que Anette no entrara a curiosear y rompiera nuestros instrumentos musicales, con el avanzar de los días, la niña era cada vez más independiente, más traviesa… más destructiva, lo que nos llevó a plantearnos la idea de mudarnos dónde cada uno tuviera su propio espacio. Bubbles necesitaba poner en forma su colección de espadas como otros objetos curiosos, y yo definitivamente requería un estudio donde pudiera empezar a grabar con tranquilidad.

Esto era temporal, ya después podríamos tener nuestra casa, pues ahora estaban los gastos para la boda que tendríamos el próximo año. Priorizar como organizar nuestras finanzas era algo que tuvimos que aprender a hacer (que siendo honesto, no habíamos terminado de dominar porque era tan sencillo comprar en línea).

Terminé cediendo ante la necesidad de fumar un poco de hierba. Sí, aún con mi hija durmiendo en su habitación a unos cuantos pasos, decidí que podría darme el gusto de hacerlo en la sala con la ventana abierta para que el olor no penetrara tanto, aunque sabía que era algo que aún así iba a suceder. En mi lógica, no era algo tan alarmante, sólo sería un poco, podría medirme…

Bueno, no fue así.

Es impresionante como de un momento a otro eres el hombre más apto para cuidar a una niña de tres años con superpoderes, y de repente, ante tus impulsos de natural estupidez, eres precisamente eso; un irresponsable con altas tendencias a cometer idioteces.

¿Papi?—la voz de mi hija debió alertarme de haber sido una persona sensata, pero no lo era, así que sólo respondí por mera inercia.

¡Shh!, ¡no, bebé, tú no debes verme así!—Aunque quise sonar preocupado, la verdad es que reí por verme descubierto cuando yo juré haberla dejado bien dormida.

Anette rió contagiada por mi risa la cual yo no controlaba.

¡Papi haces muy gracioso!—soltó cuando se acercó a mí y detectó un aroma que la hizo arrugar su nariz—¡fuuuuuuuchi!

Juro que sí me bañé—articulé como pude a lo que Anette solo río por mi torpeza pues me caí del sillón para terminar en el suelo alfombrado—, de qué te ríes si tú no probaste, loca—la sentí encima de mí dando brinquitos, mi cabeza daba vueltas y los colores se volvieron más vibrantes, de repente, sin saberlo, ya estaba dando vueltas, volando con ella por todo el departamento.

¡Volemos!

¡Yeeeeeeeih!—gritó Anette una vez la lancé hacía las almohadas grandes de la cama donde dormía con su mamá… o eso intentaba porque la verdad terminó rodando y cayendo del colchón—, ¡otra vez, otra vez!

Haberla visto flotar, en mi viaje, fue lo que desencadenaría mi paranoia, ignorando así mi perspectiva de la realidad sin saber del tiempo o sin ser consciente de las cosas. Olvidé por completo que teníamos poderes, y ahí estuve yo; cambiando mi humor abruptamente a uno alarmado, sacando teorías de mi cabeza por la repentina "sorpresa".

¡Flotas!—solté impactado mientras Anette me vio con una enorme sonrisa—, ¡FLOTAS!

¡Sí, volamos, papi!—dijo inocente.

No… no, no, no, ¡no!—Me hinqué a su altura y la sujeté de los hombros, muy, muy serio—, ¡esto no es bueno! ¡Ahora tengo que ocultarte porque el gobierno querrá experimentar contigo, te tendrá en una incubadora y no volverás a ver a tu madre!

No era muy difícil para ella entender lo que dije, escuchar que la separarían de su mamá, sea como sea ya era algo muy malo. Así es como la hice llorar sin medir las consecuencias de mis paranoias, ¿y cómo? si en ese momento lo único que pude hacer también fue llorar con ella.

¡Nos van a meter en una incubadora!—Exclamé en un estado aterrado mientras ella siguió negando con su cabeza pidiendo ver a su mamá—, ¡no la puedes ver porque el gobierno ya sabe que volamos!

¡Nooo, quiero a mi mami!, ¡a gobierno noooo!

El llanto de mi hija se mezcló perfecto con la tormenta repentina que hacía afuera.

¡Rápido, escondámonos!—Indiqué tras una revelación momentánea para actuar ante la supuesta catástrofe—, ¡provisiones tomar debemos!—y dicho esto tomé cuanta bolsa pude de frituras, galletas, mermeladas y dulces que encontré en la alacena. Anette no dudó en tomar su cereal favorito, una caja más grande que ella, hasta que juntos nos dirigimos de nuevo a mi cuarto para ocultarnos en el armario—, ¡aquí estaremos a salvo!

Una vez adentro, distrayéndonos con las cajas de zapatos que usamos como sombreros, dejando los tacones de Bubbles en la esquina, nos olvidamos de la supuesta persecusión y en algún momento me encontré riendo con mi hija sin saber porqué lo hacía y sintiendo el hormigueo en mis extremidades. Por supuesto, con mi apetito aumentando probé extrañas combinaciones que Anette preparó para nosotros.

Entre papas saladas con mermelada de fresa encima y unos cuantos M&M's y Froot Loops para decorarlas, nos quedamos dormidos. Ella por jugar con su padre sin saber que éste estaba tan drogado como para ponerle un freno al descontrol, y yo, siendo ese adulto irresponsable que se dejó llevar por su vicio.

Así nos encontró Bubbles; abrazados en el closet con el resto de golosinas rodeándonos. Afortunadamente, ella nunca se enteró que hice aquellos "juegos" estando bajo efectos de la marihuana, y si acaso algo recordaba Anette a futuro, no sería algo fuera de lo normal. Después de todo, ellas ya estaban impuestas a mis excentricidades estando lúcido.

Hasta la fecha es algo que no volvería a repetir, si bien mi prometida en aquel entonces no me regañó por el desorden, sabía que de enterarse de la verdad podría considerarme muerto. No, no es algo que me haga estar orgulloso y sé que tuve suerte porque no pasó a más. Aprendí la lección.

Yendo de regreso a la fiesta, más específicamente hacía el baño por la "graciosada" de mi sobrino al vomitarme la camisa, tuve como meta lavarme y mojarme la cara que todavía la sentía algo sonrojada por el licor. No obstante, cuando quise abrir la puerta del baño de hombres, noté enseguida que tenía el seguro puesto. No sé porqué en ese momento no se me ocurrió ir a otro baño y detenerme a pensar luego porqué ese estaría cerrado. En lugar de eso, forcé la perilla para entrar sí o sí pues fue más mi terquedad.

Tan pronto como entré, me encontré con una escena que a cualquiera le hubiera avergonzado, pero sólo se trataba de mi hermano Butch follando desenfrenadamente a Buttercup en una esquina del lavamanos.

—Sigan, sigan, sólo vine a orinar y a limpiarme vómito de bebé—hablé con toda la naturalidad.

Por supuesto, ellos no se inmutaron ni cuando Butch rió y asintió con la cabeza sin dejar de penetrar a su novia. Los gemidos de mi cuñada ni siquiera me incomodaron, podría decirse que hasta acostumbrado estaba de escucharla cuando me tocaba pasar la noche en el antiguo apartamento que compartí con mis hermanos y en el que ahora ella y Butch vivían solos. Eso sí, se volvían molestos cuando intentaba dormir.

No es que le encontrara morbo a la situación, pues no podía ver a Buttercup con un atractivo sexual. Sí, tanto ella como Blossom eran mujeres bellas, pero no provocaban en mí deseo alguno o excitación. Me había impuesto a la convivencia familiar con ellas que atraparlas en la intimidad con mis hermanos no era algo por lo cual debiera escandalizarme. La promiscuidad a la que nos vimos sometidos en nuestra niñez nos hizo ver el sexo como algo sin tapujos. ¿Estábamos dañados por no inmutarnos si nos descubríamos en este tipo de escenarios? Posiblemente. ¿De verdad no teníamos pudor, límites o un poco de decencia? Bueno, tal vez el decoro estaba en la parte donde no nos quedamos viendo por más de tres segundos para no guardar detalles.

Cuando terminé, me dirigí hacia el espejo donde ellos seguían en la faena, porque después de todo, solo habían dos lavabos y uno de ellos Buttercup lo estaba ocupando para apoyarse.

—Oigan, ¿creen que esto se quite solo con agua?, parece que no hay jabón aquí—pregunté viendo la mancha de leche vomitada.

—Acá…—alcanzó a decir Butch entre jadeos, bajando un poco la velocidad para indicarme con un movimiento de su cabeza y mirada que en su lado sí había.

—Pásamelo, ¿no?—le pedí a lo que obedeció para lanzarlo. Tranquilo me lavé las manos y tomé un pañuelo seco que me había dado Brick para limpiarme—, parece que ya… pero no sé, a ver, ustedes digan, ¿se quitó?

Buttercup entre empujes se apartó su despeinado cabello de la cara y volteó a verme para luego levantar su pulgar a modo de aprobación.

—Traes también un poco atrás, por el hombro—dijo Butch con más claridad cuando esta vez se detuvo para señalarme el lugar.

—¡Ah, carajo!, Aidan no perdona nada, así de mala copa será de grande el muy cabrón—bromeé a lo que ambos no evitaron reír conmigo en lo que pareció un breve descanso para cambiar de posiciones. Entendí que debía ahora sí darles su privacidad, y que yo, dentro de mi estado levemente mareado, tenía que regresar a la pista para volver con Bubbles—. Bueno, los dejo, éxito y que todo salga bien—me despedí entre burlas sin voltear a mirarlos realmente cuando ya estaba saliendo. Por cortesía, bloquée la puerta con una maceta cercana que encontré pues otros sí podrían interrumpir muy groseramente.

Analicé el panorama y los varios invitados que quedaban realmente se la estaban pasando muy bien. Me sentí aliviado al saber que Him no estaría presente en la recepción como tampoco lo estuvo en la ceremonia, ya sabíamos que lo suyo no era exponerse demasiado a eventos públicos, con solo hacer acto de presencia por unos minutos le bastaba, y lo confirmé cuando Bubbles y yo terminamos de tomarnos las fotos para nuestro álbum de bodas.

Se apareció frente a nosotros para entregarnos personalmente su obsequio envuelto en papel negro, todo el ambiente se distorcionó en tonos rojizos y al parecer, se atrevió a detener el tiempo pues nuestro fotografo yacía congelado mientras observaba la foto recién tomada en su cámara.

¡Te ves DI-VI-NO, querido hijo!

Púdrete, langosta—opuesta a mi sincera petición hostil, le sonreí ignorando los escalofríos que recorrieron mi espalda cuando se materializó de la nada. En vez de ofenderse con mi respuesta automática, sonrió mostrando sus dientes.

Mi malvado retoño, mi vil criaturita… otro que se me casa.

No te quedes a la fiesta—le pedí manteniendo un tono de voz sereno sin borrar mi expresión tranquila.

Esos eventos dejaron de ser de mi interés cuando crecieron—luego observó a mi mujer y le sonrió aun con más malicia y sin dejar su tono agudo—, preciosura de mujercita en la que te convertiste, Bubbles. Ese vestido de novia te sienta de MA-RA-VI-LLA. Y siempre supe que podía confiar en ti, te agradezco tanto que hayas iniciado y continuado con la infame unión que representan ustedes. Por supuesto que les espera un exquisito futuro por delante, qué MI familia se extienda es algo que me hace llorar de la emoción.

Gracias—respondió Bubbles genuinamente halagada con una sonrisa. Con los años, se había impuesto a la presencia de Him aunque eso no significaba que no fuera precavida, aún así, tomó emocionada aquella felicitación—. Vale, no sé si eso sea bueno o malo… Me haces sentir culpable por la forma en cómo lo dices… pero no hay de qué.

El gesto de mi creador sólo se intensificó más con su respuesta, sabía cosas que tal vez nosotros ignorábamos. Por supuesto, cuando se trata de un ente oscuro y poderoso, cualquier predicción era viable, de todos modos no quería pensar tanto en eso, luego de crecer asediado por aquel demonio lo mejor era mantener una distancia al no preguntarle cosas y tener el menor contacto posible. Así nos protegía de su inevitable influencia, así trataba de evitar que Anette pasara por lo que yo tuve que pasar. Mi hija definitivamente no sería usada para los propósitos malignos de aquel ser.

A ella y a su madre las defendería de cualquier amenaza…

"One Headlight" de The Wallflowers sonaba a un volumen moderado en mi habitación cuando me recosté en la cama en seguida de Bubbles. Nuestras miradas se encontraron y nos sonreímos con una calidez al tiempo que buscamos nuestras manos y entrelazamos los dedos. La incertidumbre honestamente daba miedo, ¿qué nos deparaba ahora que esperábamos un bebé? No era bueno haciendo planes a futuro, ¿qué se supone teníamos que hacer ahora?

La verdad es que no siempre fui así. En el pasado fui un niño con sueños, fantasías de hacer más cosas de las que otros esperaban de mí. Ver a familias completas conviviendo los fines de semana alguna vez me hizo desear algo similar. ¿Qué se sentiría tener… una madre real?, ¿qué era ese cariño del que muchos hablaban? En una ocasión me atreví a probar un poco de ese amor maternal, o lo que yo creí significaba. Tan pequeño e iluso me acerqué a una mujer que abrazaba recelosa a su bebé luego de que un poste de luz casi les cayera encima. Nadie los salvó, que sobrevivieran había sido pura suerte para ellos pero aquel caos en la ciudad era producto de los juegos que tenía con mis hermanos.

Volé hacía ella a lo que instintivamente cubrió más el bulto que cargaba. Está bien, su hijo no me interesaba en lo más mínimo, pero así como lo protegía de la amenaza que yo representaba, así quise que lo hicieran conmigo. Estaba temblando cuando toqué su mejilla con mi mano, sus ojos suplicaban que no les hiciera daño pero su confusión los abordaron cuando me acomodé en su regazo luego de pedir que me acariciara la cabeza. Esperé por unos segundos hasta que con duda, más obligada por el miedo que por gusto, me hizo caso. Cerré los ojos tratando de descifrar la sensación de su tacto.

Nada, no había nada de especial. Aburrido, despegué sin aviso dejándolos solos. Pronto la idea de desear una madre que me amara como se supone hacían se fue yendo al olvido y no pensé en eso hasta que Bubbles me demostró nuevamente otra perspectiva de la vida.

Quiero ser capaz de amar a este bebé como tú ya lo haces—le confesé a la par que tocaba su vientre aún plano.

Lo harás, Boomer, tal vez me adelante a las cosas como siempre hago…—sonrió sutil y confiada—, pero sé que lo terminarás haciendo. Tu curiosidad es una buena señal, tal vez ahora no tengas un vínculo tan cercano, sin embargo, sé que conforme vaya creciendo y nazca, lograrás sentir aquel inmenso amor.

¿Cómo se puede asegurar eso?, ¿cómo puedo querer a alguien que no sé si me agradará y más cuando no sé cómo se supone debe ser un padre? Repasé el argumento de Brick; "imitamos para adaptarnos, ya luego desarrollamos auténticamente el sentimiento". No quieres a un hijo hasta que éste y tú crean un vínculo real y dejas de verlo como una extensión de la madre. Somos capaces de amarlas porque trabajamos una relación con ellas. Similar debía ser con un niño, ¿no?

No sé lo que es tener amor de un padre, Bubbles—admití—. No quiero arruinar esto.

Nadie nace sabiendo ser padre, Boomer—explicó conmovida—. Todos lo aprenden conforme avanza el tiempo, nadie está exento a que las cosas salgan mal. Lo importante e interesante de la paternidad es seguir intentándolo con cada tropiezo… Además, puede que no sepas lo que es una figura paterna, pero a comparación de muchos, te he visto muy dedicado queriendo entender. Sí, no paso por alto los libros que has conseguido.

Confié en ella juntando nuestras frentes para darnos ese apoyo que ambos necesitábamos. Siempre le estaré agradecido, como lo predijo, Anette me enseñaría a quererla sin tanto esfuerzo, creo que era la conexión más natural que pude experimentar. Bubbles fue tan paciente y comprensiva al permitirme estrechar lazos con esa niña nuestra.

El resto de la velada me reencontré con mi esposa para no volverme a separar de su lado. Ahora entendía mejor lo que tenía y debía cuidar. Con "Talking to Myself" de Clara Thomas sonando al fondo, nos despedimos de todas las amistades que se retiraron de a poco cuando los organizadores nos anunciaron el final de la fiesta. Aún así, el calor y las energías que aún nos quedaban las utilizamos para jugar un poco en la fuente de monedas. Sentí como mis hermanos me tomaron de los brazos y pies para cargarme y lanzarme directo al agua. Así comenzamos a mojarnos junto con el resto de la familia para refrescarnos y acabar mi boda en una convivencia agradable.

Al amor de mi vida la tomé de la cintura para hundirla conmigo entre risas y chapoteos, y al salir, la cargué en mis brazos mientras ella se sostuvo de mi cuello. Nos observamos con una acentuada devoción; completamente empapados, sumergidos en nuestro propio mundo, nos supe perfectos el uno para el otro.

Y si un destino nos dijera que no debemos estar juntos, yo me aseguraré de cambiar esa mierda.

Contra todo pronóstico aquí estábamos… y le guste al mundo o no, así seguiríamos.

.

.

.


Aquí Lenore empezando con las notas

Bueno, de verdad este capítulo ha sido demasiado ameno, es el último que narra los acontecimientos de su boda… Diría que no tengo mucho por decir, pero sí me gustaría aclarar algunas cositas.

Para quiénes se lo pregunten, efectivamente, la serie original de las chicas, el mundo que creó el buen McCraken, es canon en nuestro universo. Algo que nos fascina tanto a mí como a mi compañera son las referencias que podemos sacar de la misma caricatura, así que no podíamos dejarla de lado.

Por otro lado, como pudieron leer, Bubbles menciona que aquel programa salió cuando tenían quince años, ¿por qué? Bueno, nosotros manejamos una cronología diferente, no nos guíamos desde el canon del 98, sino del 88. Las chicas fueron creadas a finales de los ochentas, por eso muchas referencias al pasado.

Por ejemplo, esta ceremonia se realizó en el 2010.

Y de nuevo, ¿por qué? Porque somos vintages (?) okno ya, broma broma, simplemente porque nos pareció super interesante el jugar con diferentes tiempos y así abordar el crecimiento de los personajes y los diversos cambios sociales de cada década… Iremos aclarando dudas poco a poco.

Pd, Buttercup es degenerada v:

Dizque no tenía mucho por decir, y aquí me la pasé hablando mierd… Anyway, muchísimas gracias a quienes nos leen, a quienes nos siguen y nos han apoyado. Un abrazo enorme, nos leemos pronto.

Turno de Mortem para seguir reteniéndolos aquí...

Y con esto nos acercamos al final de este pequeño fic. El próximo será el último y esperamos haya servido para entretener a aquellos que aún se pasan por esta parte del fandom. De cualquier manera, publicamos para mantener este proyecto más organizado así como el hecho de que usamos este perfil a modo de archivo. Tenemos demasiado estructurado, la parte compleja es plasmar todo eso en escrito pero vamos de a poco. Somos dos autoras perezosas en esto de redactar nuestras ideas, pero siempre estará Instagram para soltar pequeños datos e ir aligerando la carga de información.

Como bien se les mencionaba, contamos con una línea cronológica para darle más armonía a ese caos de propuestas que mantenemos en nuestras videollamadas y chats. Hemos querido establecer que tanto los Ruffs como las Puffs son millenials, sí, pero de los 80's. Por extensión, sus hijos vendrían siendo de la generación Z. Por supuesto, no estamos tomando tal cual eventos de nuestra realidad a la de ellos pues, en términos prácticos, aquí no abordaremos la existencia de la pandemia de los 20's. Hay ciertos eventos históricos que sí usaremos, pero eso ya se irá desglosando conforme lo mencionemos en los escritos y nos sirva en la justificación del mundo que construimos.

Ahora, debo hablar sobre el comportamiento de mi muchacho en este capítulo y es, precisamente, a lo que me refería cuando sus actitudes son el resultado de esa vida llena de excesos y malas decisiones. Su mentalidad sobre temas tabú son apenas una muestra de lo que nos podemos imaginar cuando alguien como los Rowdys han crecido en ambientes precarios. Ver coger a una pareja es lo de menos cuando han presenciado cosas más fuertes. Por otro lado, el que Boomer se haya puesto pacheco cuando le tocaba cuidar de Anette, también habla sobre su pobre manejo de la responsabilidad y autocontrol, no obstante, todavía es capaz de darse cuenta de sus errores porque él menciona lo determinado que está para no cagarla... tanto. Es un desastre, pero lo intenta. Similar ocurre con los otros dos aunque ellos enfrentan la paternidad a su forma sin dejar de ser ellos mismos. Después de todo, un Headcanon familiar no implica únicamente hablar de momentos dulces y agradables, necesitamos saber qué podría pasar luego de los finales "Se casaron, tuvieron hijos y fueron felices". Idilios Nocturnos aborda ese después de las historias con la pregunta; Ah, muy vergas eso pero, ¿cómo chingados lo lograron?

No son familias perfectas, pero ahí está el encanto.

¿Ustedes qué opinan?

Nos leemos pronto con la conclusión de este especial.
Recuerden visitar nuestro IG: Idilios Nocturnos, donde encontrarán mis dibujos reavivados por el color de Lenore.