CAPITULO 2

El despertador no dejaba de sonar, el sonido de las aves y la luz del sol entraban por la ventana y la castaña buscaba somnolienta aquel horrible sonido que la comenzaba a desesperar, al tocarlo por fin miro que ya eran las 6:00 de la mañana algo que la hizo brincar de la cama porque se le hacía tarde para llegar a la universidad.

- No, no, no otra vez se me hace tarde…carajo – dijo desesperada buscando el otro par de sus zapatos, despeino un poco su cabello, se puso unos lindos jeans, una blusa blanca y un blazer negro. – Adiós Hermanita, pórtate bien – dijo besando su mejilla mientras tomaba una pieza de pan-

- Rach, Hija quédate a desayunar – dijo la señora Berry entre risas al ver como su hija parecía un demonio de Tasmania por toda la casa-

- Si quisiera mamá, pero se me hace demasiado tarde, ¡se supone que entro 6:30 y ya son las 6:10! Y hago 30 minutos de camino.

- Siempre llegando tarde Rach – reía su hermana al ver como la castaña no encontraba las llaves

- Es momento de que empieces a ser más estricta con tus tiempos hija.

- Créeme que lo intento¡ pero … -no se entendía por lo lejos que estaba- y es que trato de mejorar, pero… es imposible, ADIOS¡ LAS AMO- Dijo cerrando la puerta de la casa y tratando de parar un taxi, pero para su suerte ninguno se paraba-

Pasarón más de 40 minutos por el horrible tráfico de la ciudad y la hermosa castaña por fin llegaba a la universidad, corrió por todos los pasillos para llegar rápidamente a su salón, pero para su mala suerte, ya estaba cerrado, tomo su mochila y la aventó contra la pared para recargarse, paso su mano por su despeinado cabello para apretarlo un poco, aunque segundos después volvió a pasar la mano para peinarlo nuevamente.

Su mirada permanecía perdida en uno de los salones que estaba frente a ella, aunque esta vez no estaba pensando en sus clases, si no en aquella rubia que desde aquella noche no salía de su cabeza, era una enorme molestia por lo que había pasado y la forma en como le había hablado, era una grosera se repetía constantemente, pero por otro lado aunque no lo quería admitir aquella rubia de ojos avellana la había dejado encantada desde el momento que la vio sentada en aquella banca, aquel perfil, esa elegancia de vestirse, aquella hermosa sonrisa nerviosa que le dio cuando se había tropezado, esos ojos tan profundos y ese cabello rubio acomodado de lado mostrando sus delicadas facciones, debía admitir que la joven era muy guapa, aunque pensándolo bien regresando a lo mismo si que era extraña

- RACHEL, concéntrate, si sigues así, vas a repetir el año – dijo al borde del llanto, pero algo hizo que captara su atención, eran unas risas muy contagiosas, levanto el rostro y a lo lejos se podían ver dos jóvenes que estaban de frente de otras dos chicas que no dejaban de fumar sentadas en una de las bancas de la universidad. -no puede ser verdad ... - dijo enfocando su mirada a una rubia que sonreía y aventaba a uno de los jóvenes que trataba de tocar su cabello- no, no, no me puede estar pasando esto, no aquí... - dijo al mismo tiempo que tomaba su mochila e irse acercando poco a poco escondiese atrás de las enormes columnas del lugar.

La castaña dirigió su mirada hacia la rubia, estaba hermosa, su corazón estaba latiendo muy rápido, pero su mente le decía que su actitud no fue de lo mejor y sus encantos desaparecieron al instante, su actitud tan déspota y nada apropiado, por un momento pareció una eternidad y esos ojos que la habían hechizo se cruzaron con la suya y al instante la rubia sonrió, algo que asusto la asusto y esconderse atrás de la columna con las mejillas coloradas y sus brazos aferrándose a su mochila, inclino un poco su cabeza hacia atrás mientras sentía que su corazón latía tan rápido que pareciera que iba a salir de su pecho.

- ¿Rachel? – dijo la voz haciendo que la castaña gritara del susto y tapara su boca al ver que era su mejor amiga - Auuch, mi oído Rachel, ¿Qué estas loca?, me vas a dejar sorda ¿Qué te pasa?

- Shhhh Emma, ven, necesito hablar contigo – dijo tomando su brazo para caminar varios metros del lugar.

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- ¿Pero qué onda? ¿Qué pasa Quinn? – dijo una chica llamando su atención, ya que se había quedado mirando donde antes estaba la castaña, sus manos se pusieron heladas y jugaba con su cigarrillo, ¿era realmente ella?, se dijo nerviosa y perdiendo poco a poco la sonrisa- QUINN – escucho el grito regresándola a la realidad-

- ¿Perdón que estaban diciendo?

- Te quedaste ida amiga, me asustas, ¿Por qué esa chica se escondió de ti? ¿Puedes explicarme por favor?

- Lauren tengo que hablar contigo

Lauren es la mejor amiga de Quinn y se conocen desde muy pequeñas, la quiere como si fuera su hermana ya que desde que su madre murió siempre se sintió muy sola y no tenía un hogar a donde llegar por el motivo de que su padre se fue 10 años a vivir a Europa y su abuelo siempre estaba muy ocupado, por lo que Lauren y sus padres le daban mucho cariño. Quinn siempre estuvo muy agradecida con ellos ya que pudo sentir lo que era una verdadera familia.

- Eres una TONTA, ella solamente estaba siendo amable contigo y fuiste muy grosera – dijo seria Lauren después de que Quinn terminara de contarle lo que había pasado-

- Si, pero sabes muy bien que me molesta que me tengan lastima, además no le pedí ningún consejo- contesto molesta mientras le daba un sorbo a su espumoso café ya que a Quinn le encantaba -

- Pues sí y entiendo, pero acepta que a ti no se te puede decir nada, por qué luego luego te pones a la defensiva, no sé amiga, pero no debiste tratarla de esa manera, ella solamente se preocupó por ti y tu como siempre lo echaste a perder, ahora entiendo porque no tienes amigas.

- Tienes razón, SOY HORRIBLE – grito la rubia tirando su cabeza hacia atrás mientras tapaba sus ojos con las palmas de sus manos, todos sabían que Quinn era muy impulsiva y si la hacías enojar podía ser bastante grosera, en ese momento se sintió muy mal por haber tratado así a la castaña y sabía que ahora la odiaría y que no iba a querer ni voltear a verla y peor aún, estaría evitándola, algo que no quería la rubia así que pensó en buscarla y pedirle disculpas.

- Si…pero…No se Quinn, pero esa chica es toda una caja de pandora – dijo Lauren al mismo tiempo que la rubia levantaba la mirada para ponerle atención, sabía que su amiga era muy chismosa y que sabia la vida de todos-

- ¿Cómo una caja de Pandora? -preguntó curiosa-

- Pues sí, ella se vino a vivir a la ciudad sola porque ella quiere demostrarle a su madre que es mejor que sus hermanas, ya que dicen que a lo mejor es adoptada por qué no le tienen mucho cariño, aparte de que nunca la han visto con ningún novio, es muy reservada y no tiene muchos amigos, no tiene nada de dinero, pero está en esta universidad, aparte de que tiene más secretos. – dijo en un tono más bajo esas últimas palabras haciendo que la rubia soltara una carcajada-

- Si que están locos, a mí no se me hace nada extraña, en primero es normal que exista competencia entre hermanos, ella quiere sobre salir y ser mejor, segundo no creo que su madre no la quiera, si es adoptada eso no nos debería de importar. – contesto molesta –

- Claro, lo dice y lo defiende la mujer más extraña del mundo – bromeó sabiendo que su amiga la iba a mirar muy ofendida por el comentario para después dedicarle una sonora risa sabiendo que era muy cierto.

- Bueno cambiando de tema, dime ¿Cómo le va a tu hermano en Londres? – concluyo el tema ya que estaba muy decidida de que más tarde iría a buscar a la castaña para poder hablar y solucionar aquel horrible e incómodo momento que la había hecho pasar-

- Pues no muy bien, se quiere regresar por qué dice que nos extraña, pero sobre todo más a ti.

- No creo que sea el mejor momento, no tengo cabeza para esas cosas Lau ...

- Pero amiga sabes que tú abuelo quiere que ustedes...

- LAUREN – interrumpido - No estamos en los años donde los príncipes y las princesas están destinados a casarse sin ni siquiera conocerse, yo sé lo que quiero y no necesito de nadie para poder ser lo que soy ahora y eso lo sabe muy bien mi abuelo, solo que él se quedó en el tiempo machista y quiere controlar mi vida, pero no se lo voy a permitir.

- Quinn... ¿Ya sabes de lo que van a hablar en esa reunión? – pregunto muy seria y preocupada por su amiga, ya que cada vez que había una reunión, era como si saliera una Quinn totalmente diferente, aunque ella decía que no, su abuelo ya tenía toda su vida planeada y la hacía tomar difíciles decisiones –

- No lo sé… ¿Sabes cómo me siento cuando me dio la noticia de que me voy a tener que casar con James?

- Quinn…

- No siento nada, nada de emoción, ninguna chispa, no siento absolutamente nada…, sé que es tu hermano que llevo años en una "relación" con él, pero no hay nada, créeme que ya paso a ser un mal momento… desde que me dijo el abuelo que cuando regresara James de Londres nos tenemos que comprometer…Y eso me aterra.

- Cálmate Quinn…eso les pasan a muchas personas, les aterra el compromiso… se enamoran y les da miedo casarse, solo es el momento… miedo a lo desconocido, pero después juntos tendrán metas, logros, hijos … pero no por eso te vas a arrepentir de estar con James…Quinn…

- No me estoy arrepintiendo… necesito estar conmigo, me necesito, estoy cansada de que toda mi vida este arreglada, quiero cambiar, quiero conocer, quiero estar segura si realmente quiero pasar toda mi vida con tu hermano Lau… En estos momentos no me siento completa…me siento SOLA

- Tienes amigos y familia Quinn, tienes a James.

- ¿Enserio Lauren? ¿Me ves que estoy desbordando amor? ¡NO! ¡NO HAY NADA! ¡No siento nada! Estoy vacía y no quiero seguir con esto del compromiso hasta estar segura si realmente quiero estar con él

- Hablas como si se tratara de un desconocido Quinn

- Lo es, ni siquiera lo conozco bien… se fue cuando teníamos veinte años… y solamente hablamos 5 veces al mes… no me digas que tú lo conoces, desde que tenemos 15 años yo sabía que él tenía otras novias y él sabía que me la pasaba brincando de uno y otro, sin sentir nada, estoy harta de esperar y esperar a alguien, y lo peor que mi abuelo se pasa diciéndome que James es el hombre indicado para mí, que él sabrá manejar nuestra empresa, que él es el único que podrá portar el gran apellido Fabray, pero no, solo quiere seguir manejando mi vida, ¡No tengo descanso desde varios meses! Trabajo y trabajo…para solo no sé, lidiar con el abuelo y conmigo misma… - dijo al borde del llanto, sentía un enorme hueco dentro de ella-

- No sé qué pasará cuando regrese James… pero sabes que estoy de tu lado, no quiero verte así, veras que todo cambiara y lograras encontrar a alguien que te haga sentir completa Quinn…- susurro tomando su mano y dedicarle una tierna y sincera sonrisa, algo que fue al instante devuelto por parte de Quinn-

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- ¿A ver si entendí, me estás diciendo que una joven rubia guapísima te llevo a tu casa?

- Ajam

- ¿Y se enojó como una demente solo porque la viste llorar? – preguntó una hermosa chica de largo cabello castañoo, ojos verdes y una sonrisa divertida, Emma es la mejor amiga de Rachel, ambas siempre se han llevado bastante bien, siempre andan juntas ya que la chica es muy inteligente y tiene las mejores notas de la universidad, es hija de un productor de una televisora muy importante en Nueva York.

-¡EXACTO! ¿Verdad que está loca?

- Pues ni tanto, creo que el tema que estabas tocando no era el indicado...

- Puede que, si tengas razón, pero yo solo quería ayudar – contestó seria, en eso el sonido de su reloj de mano hizo que diera un pequeño brinco recordando que ya le tocaba su siguiente clase, al dar la vuelta para salir corriendo pudo sentir como una rubia distraída chocaba con ella -

- Lo siento – dijo la rubia al ver como estaba muy cerca de ella, aquel encuentro sí que las hizo quedarse sin palabras- Yo, no te vi ...

- No te preocupes, solo ten más cuidado – contesto levantando una ceja muy molesta, aun que dentro de ella se podía escuchar un grito de emoción al ver tan elegante chica, pudo notar que se veía bastante bien, traía un pantalón negro de vestir a la cintura, una blusa blanca que dejaba mostrar un delicado escote y un blazer negro, traía unos tacones y su cabello lo tenía muy bien peinado, Por dios ¿Qué esta chica es Lady Di? ¿Quién trae ropa tan elegante a la universidad? –

- ¿Puedo hablar contigo? – pregunto observando como la distraída chica metía unas libretas a su portafolio-

- Yo, lo que pasa, es que si me disculpas tengo que entrar a la siguiente clase – contesto neutral y sin mirar a la rubia, acomodo su cabello y camino unos centímetros a lado de ella hasta que Emma la detuvo-

- Esta clase solo es presentar unos papeles, si quieres yo se los entrego por ti. – la chica pudo notar una leve sonrisa por parte de la rubia y ver como su amiga cerraba los ojos volteando a verla –

- ¿Cómo?

- Se que me vas a matar después de esto – dijo en un tono demasiado bajo y cerca de su amiga que la miraba con cara de poco amigos y luchando por su libreta que con un tirón fuerte logro Emma quitárselo siendo ella la ganadora-

- Bueno, con permiso, nos vemos al rato Rach

- Gracias – soltó rápido la rubia y ver como la chica desaparecía de su vista, tomo aire y suspiro, no era muy buena hablando y menos pidiendo disculpas así que tomo todas sus fuerzas – Creo que te debo una disculpa, fui una tonta al tratarte de esa manera, me di cuenta de que solo querías ser amable conmigo y pues me comporté horrible

- Está bien, acepto tu disculpa, además pues entiendo que debiste de tener tus razones de no querer hablar del tema y pues yo no soy nadie, apenas nos conocemos – vio como la rubia bajaba la mirada por aquellas palabras así que mejor tomó sus cosas para alejarse de ella-

- No, espera – dijo cerrando su paso – lamento haber actuado así, suelo ser muy grosera e impulsiva, pero me arrepiento y no quería que esto fuera así, ¿Qué te parece si te invito a comer? – le sonrió a la castaña algo que le devolvió de la misma manera-

- ¿Me estas invitando a comer? Bueno yo…

- Vamos…

- No se… yo tengo…que

- Di que sí… por favor…

- Ok, acepto

- ¡GENIAL! Entonces…

- Espera, espera – la detuvo – primero dime tu nombre, no pienso a volver a salir con una desconocida – rio al ver como la chica se sonrojaba de la vergüenza-

- Soy Quinn Fabray y... ¿tú te llamas?

- Rachel Berry

- Bueno Rachel vamos que se nos hará tarde

Ambas caminaron hasta llegar al carro de la rubia , llegaron a un restaurante exclusivo llamado "Gasjed", es un lugar muy refinado y elegante donde solo las personas con dinero podían entrar, era muy famoso, por ser donde artistas, empresarios y gobernadores iban a pasar un buen rato, para entrar a dicho restaurante había que hacer reservación, la vista dejaba a muchos con la boca abierta y entre ellos estaba Rachel, Quinn se sentía como en casa, saludaba a todos los que estaban en el lugar, tanto a encargados y meseros, se acercó a uno de ellos y le dijo algo que la castaña no alcanzo a escuchar.

-Por este lado señoritas – el mesero las llevo al balcón donde solamente había una mesa, era doblemente mejor de lo que había visto, todo era perfecto y se veía muy costoso, Rachel pudo sentir como el mesero tomaba su mochila y al mismo tiempo otro sacaba la silla para indicarle que se sentara- en un momento las atenderán – hablo el mesero para salir del lugar, dejándolas solas-

- Quinn, no crees que es mucho, yo pensé que iríamos aun lugar menos...

- Rachel – interrumpió - no te preocupes, yo te invite, así que puedes pedir lo que gustes, es lo menos que puedo hacer por la manera que me comporte contigo – dijo con una sonrisa -

- Me pudiste a ver llevado por unas hamburguesas, o algo así, como aquí Rachel... , además ve como estoy

- jajaja no es verdad, te ves muy bien, para no decir perfecta, no te preocupes, el lugar es mío, no deberías de sentirte mal es más siéntete como en tu casa

- Mira no es por nada, todo es perfecto, el lugar es espectacular, pero creo que es mucho, no es para tanto.

- Disfruta el momento Rachel – dijo sonriendo al abrir el menú y escondiéndose atrás de el –

- Diablos ... - dijo haciendo lo mismo y notar los precios la habían dejado sin aliento, con tan solo ver los precios de los platillos con nombres extraños, era demasiado, hasta el precio del agua era de no creer, tenía ganas de salir corriendo y nunca regresar-

- Señoritas, que es lo que van a ordenar – pregunto el mesero con una camisa blanca y chaleco negro del mismo color del pantalón –

- Yo quiero milanesas de pollo de Cornualles asado y un vino de Royal Tokaji Essencia por favor – dijo con mucha seguridad al darle el menú al mesero y esperar que es lo que pedía la castaña-

- yo solo quiero un vaso con agua, gracias ... - dijo seria poniendo a un lado el menú y bajando la mirada ya que se sentía muy incómoda y fuera de lugar, ella no sabía que pedir y los precios eran muy altos–

- Rachel ... - dijo la rubia tomando su mano, pero pudo notar que la castaña estaba muy incómoda- no tienes por qué sentirte mal – dijo buscando su mirada y hacerla chocar con la de ella- créeme que son solos platillos, además para mí son gratis – dijo en tono de chiste haciendo que la castaña sonriera- no deberías preocuparte, si quieres puedes pedir lo mismo que yo... es delicioso y te encantara, ¿es más que te parece si...a la próxima tú me invitas a donde tú quieras?

- ¿Segura?

- Muy segura

- Perfecto, Entonces dos milanesas de pollo de Cornualles asado y un vino de Royal Tokaji Essencia, con permiso – dijo sonriente el mesero y salir del lugar –

- Gracias

La comida se mantuvo en un ambiente agradable, Rachel no podía describir el delicioso sabor del platillo y de aquel vino, sí que era bueno, la estaba pasando muy bien y más con Quinn que le contaba unas anécdotas de cuando era pequeña, definitivamente la rubia era una persona sacada de un libro de cuentos de Disney, era muy tierna, pero al mismo tiempo toda una princesa, pasaron horas y ambas no dejaban de comer helado, veían el atardecer y no dejaban de hablar de historias con los maestros de la universidad y con sus amigas.

- Realmente que eres un desastre – dijo la rubia al no parar de reír y beber de su copa de vino –

- Créeme que no sé cómo voy a pasar el año si sigo llegando tarde...

- Pues yo digo que sí, solo tienes que organizar bien tus tiempos y poner muchos, muuchos despertadores en tu cama – le dijo mientras le servía más vino a la castaña -

- Quinn ¿Por qué no me cuentas algo sobre de ti? Y yo te cuento algo sobre de mí – dijo curiosa la castaña-

- Veamos -pensó - ¿Qué te gustaría saber de mí? Rachel – dijo en tono serio-

- Pues... Quiero saber ¿Por qué eres tan misteriosa? o ¿El por qué eres dueña de este restaurante? No sé... dime ¿Quién eres Quinn? – dijo esperando la respuesta de la rubia quien asintió dejando su copa en la mesa para contestar todas sus preguntas-

- Bueno... pues creo que te lo debo, no quiero que pienses que la chica que está enfrente de ti es hija de Don Corleone o algún otro mafioso - tomo un sorbo de su vino para continuar - soy hija del empresario Alex Fabray y nieta del multimillonario Dan Fabray, somos dueños de varios restaurantes, hoteles y otros negocios, Mi abuelo le maneja las acciones a todos los empresarios de país, de México, Londres, Francia y Rusia, se podría decir que él es el mayor accionista del Estados Unidos, pero bueno, tuve una infancia "normal" mi madre murió cuando yo tenía solo 13 años

- Lo siento-

- No te preocupes, al principio fue extraño ya que mi padre se fue y nunca regreso por el motivo de que siempre está ocupado en sus "negocios" viajando por el mundo – dijo limpiando una lagrima y evitando la mirada de la castaña - mmm... estudie contaduría pública y finanzas fiscales, tengo varios diplomados y por ahora estoy muy ocupada en mi doctorado en ciencias empresariales, aun qué no lo creas me gusta lo que hago – sonrió y tomo aire- bueno creo que nada más es eso, créeme cuando te digo que mi vida es muy aburrida.

- Claro que no, tu vida es muy interesante, además, no logro entender ¿Por qué no tienes pareja?

- Estoy buscando a la persona indicada, en estos momentos estoy muy enfocada en mis estudios y pues para mi es importante eso del amor, yo quiero algo serio, real, algo como lo que tuvieron mis padres un amor verdadero y sincero – Rachel pudo sentir como su corazón salía de su pecho

- Te entiendo, es algo que se debería tomar enserio… - dijo mirando aquellos ojos almendrados, pero se distrajo por el sonido de su celular- Vaya… creo que tengo que irme, ya es tarde…

- Tranquila, yo te llevo ... - dijo la rubia acercándose a ella y ver como Rachel tropezaba con la mesa, pero fue demasiado rápida para sostenerla con sus brazos evitando que callera, con un movimiento rápido y nervioso la castaña alejo a la rubia que la miro en silencio, hasta que…

- Joder…mi abuelo... me olvide por completo – susurro la rubia cerrando los ojos ya que sabía que su abuelo la había a regañar, odiaba la impuntualidad y más si se trataba de su nieta ¿Qué iba a decir? -

- Tengo que irme – dijo la castaña tosiendo y arreglando su tono de voz, para después acomodar su cabello y tomando su mochila para salir –

- ¿segura que no quieres que te lleve? – dijo viendo como la castaña se iba por otra salida y regresaba para la otra, haciéndola reír por tan despistada que era-

- No, enserio...yo puedo irme sola – dijo dedicándole una sonrisa –

- Roberto...

- Si señorita...

- Puedes llevar a Rachel a su casa por favor –

- No enserio, puedo irme sola – dijo la castaña moviendo sus manos -

- Por favor...

- Nos vamos señorita – dijo el hombre apuntando con su mano la salida, ambas se miraron y se dedicaron una sonrisa, ambos se fueron y el hombre cerró la puerta detrás de el para dejar a solas a la rubia con el teléfono –

Masajeo su frente muy nerviosa y noto el teléfono negro que la había regresado a la realidad – ¿Abuelo?

- Son más de las 8:00 ¿Me podrías decir el porqué de tu informalidad? ¿Así te eduque Quinn? – la voz era gruesa y muy fuerte creándole más nerviosa a la chica-

- No abuelo, discúlpeme tuve un inoportuno obstáculo...

- ¿No existen los teléfonos? – preguntó serio, pero la rubia no contestaba así que continuo – te quiero aquí en 20 minutos, no sé cómo le vas a hacer, es importante lo que tenemos que hablar – y sin más colgó, dejando a la chica muy preocupada por lo que iba a pasar, así que sin pensar tomo rápido sus cosas y salió corriendo del lugar, para poder llegar a tiempo.