— Mírame Bien Relena ¿No te acuerdas de mí?— pregunto con duda, ella miró su rostro con más calma y dijo.
—¿Heero?— ya comprendía porque su voz se le hacía familiar.
— Si eres Relena, ninguno de mis alumnos sabe mi nombre — respondió con firmeza y ella cubrió su boca — Desde que chocastes conmigo en el pasillo supe que eras tú —
— ¿Fue a ti a quien golpee?—
— Sí ¿qué haces aquí? y ¿Dónde está K A - TRI - NA? — deletrear el nombre de su prima.
— Ella ... ella pues … — balbuceó Relena.
—¿Sabes lo que estás haciendo? Me sorprende que te prestes para este tipo de cosas — Heero no necesitaba una respuesta para adivinar porque Relena se hacía pasar por su alumna.
— Si no lo hiciera, Katrina reprobaria la universidad — se justificó ella.
— Katrina ya está REPROBADA! — sentenció.
— ¡Heero! por favor no lo hagas —
— Dime algo Relena ¿crees que a ella le importan sus estudios? Llega tarde, tiene ausencias, me debe trabajos y sus calificaciones son bajas —
— Sé que está mal pero su abuela está muriendo y quería ayudarla —
— Sigues siendo muy amable, pero no puedo apoyar tal comportamiento —
— ¡Por favor, Heero!, no… — Relena se detuvo hablar, él tenía razón, desde un inicio no debió aceptar esta tonta y loca idea — Tienes razón, no debí venir, pero no quiero que Katrina se meta en problemas — explicó.
— ¡Katrina ya está en problemas! la van a expulsar, no podrá ingresar a otra universidad y tú tendrás el mismo problema — le informo.
— ¿Y yo…por qué tendría el mismo… problema? —
— Nunca pensaste que esto te traería consecuencias ¿verdad? la Zayeed Winner es la mejor universidad del país, una mala referencia de aquí y tendrás que salir a estudiar a otro lado y tengo pruebas que te hiciste pasar por ella hoy —
— ¡Heero por favor! no quiero problemas me iré inmediatamente — juntó las manos en súplica — Acabo de hacer los exámenes de ingreso y sabes lo difícil que son, no quiero perder esta oportunidad —
— ¡Debiste pensar en tus estudios primero! — le recrimino.
— ¡Tienes razón! yo solo quería ayudarla — los ojos de Relena se aguaron, su futuro estaba arruinado.
Hubo un segundos de silencio — Está bien no diré nada — Relena dio un fuerte suspiro y se tranquilizó, al escucharlo que no la delataría.
— Gracias Hee…ro — le habló pausadamente, sus súplicas le habían dado sus frutos.
— Te prometo que no la reemplazare más — mencionó ella mirando esos ojos azules que la estremecen y el rostro de su ex compañero del instituto cambió.
"¿Por qué está sonriendo?" pensó dudosa — Heero yo me retiró, te prometo que no tomaré su lugar nuevamente — volvió a decir y empezó a caminar en dirección a la puerta.
— Tú no irás a ningún lado — dijo él, sujetando del brazo la jalo hacia él y la besó.
Relena estaba paralizada al sentir los labios de Heero devorando los suyos, él la arrastró lentamente hasta un sofá ubicado detrás de ellos, tirando salvajemente.
Ella sintió chocar con los cojines del sofá, alzó su mirada y vio a Heero aflojar su corbata y desabrochar unos botones de su camisa.
Estaba atónita observando a su ex compañero del instituto aprovecharse de las circunstancias, Relena intentó levantarse pero él se lo impidió sujetando sus brazos con fuerza y besándola otra vez.
Él dejó caer todo su cuerpo en ella inmovilizando, busco lugar entre sus piernas y la tela de su fandas se recogieron hasta llegar a su caderas.
Relena forcejeo nuevamente con el, Heero le tomó ambas muñecas de ella y las estrelló contra el asiento y le dijo — Este es el precio que deber pagar para que yo guarde silencio —
Las palabras de Heero le cayeron como piedras en la cabeza, él la estaba chantajeando, él sin esperar su respuesta unió nuevamente sus labios a los de ella, ahora Relena no se atrevía a resistirse seguía analizando sus palabras, si no le permitía besarla ¿Él la delatarla?
Heero dejó de sujetar sus muñecas y comenzó a besar su cuello, una de sus manos se agarró uno de sus senos y la otra mano acariciaba su muslo.
Relena tembló al sentir el roce de su pantalón por encima de su área íntima, bajo su mirada y la tela de su falda estaba por la cintura dejando al descubierto su ropa interior.
Ella quería empujarlo y salir corriendo de esa oficina, pero sus palabras daban eco en su cabeza — No…ooo por fa…vorr — balbuceó pausadamente, al sentirlo moverse arriba y hacia abajo, para estimularla.
Relena comenzó a experimentar sensaciones que su cuerpo nunca había sentido antes, su rostro se enrojeció por el calor que se esparcía por todo su ser.
Heero se alzó para ver a una avergonzada Relena con manos temblorosas desviar su mirada de él, sus manos volaron a desabrochar los botones de la blusa y ella mordió con fuerza sus labios al sentir su brasier expuesto.
— ¿No te vas a resistir? Esto será más fácil de lo que pensé — lo escuchó decirle, empezando nuevamente a besar su cuello e ir bajando por toda la piel en medio de sus senos.
Heero estaba concentrado en explorar su cuerpo, tocó la piel de vientre deslizó sus manos por su cintura, tocó la piel suave y blanca de sus senos.
"¡Porque me pasa esto a mi!" Grito Relena en su cabeza, su respiración se aceleró su cuerpo temblaba aún más, al sentirlo rozar con su palma sus pezones endurecidos y su vagina comenzo a humedecer.
Heero beso la piel expuesta que el brasier no cubría, Relena se movió bruscamente al sentir lo que él le hacía, mordió más fuerte sus labios para no gritar por lo que él le estaba haciendo y se sentía muy caliente a pesar del fuerte aire acondicionado de la oficina.
— MMnnn…— gimio bajamente Relena, al sentir las manos de Heero meterse por su espalda buscando desbrozar su brazier.
— Gime para mí — le susurró al oído, muy satisfecho de lo lejos que había llegado.
"Desde cuando pensó en aprovecharse de mí" pensó ella, debió haberse ido cuando tuvo la oportunidad.
Para la buena suerte de Relena, el altavoz del pasillo se escuchó dentro de la oficina — ¡Se les recuerda a los docentes que la reunión iniciará en unos minutos! —
— ¡Mierda! — Exclamó él — Aparentemente no podremos continuar — Heero se levantó del sofá molesto, dejando a una avergonzada Relena acostada con la falda hasta las caderas con el pecho expuesto mostrando su sostén.
— Supongo que esto podría mantenerme callado por unos días — espetó insatisfecho, ajustando su camisa y las mangas del antebrazo.
— ¿Por unos… días? ¿Qué quieres decir con eso?— preguntó abrochando los botones de su blusa y bajando su falta hasta cubrirse.
— Lo que quiero decir es que guardaré el secreto y te ayudaré a seguir fingiendo ser Katrina —
— Pero me dijiste que... —
— ¡Sé lo que dije! — espetó, él — Pero si Katrina falta a una clase más está reprobada, los otros profesores harán lo mismo y recuerda que mencionastes que deseabas ayudarla ¿no?—
— Así... es — respondió ella mirándolo con su boca abierta comprendiendo su intenciones, lo que ocurrió hoy se volvería a repetir, ella sabía que tendría que continuar con esta farsa hasta que Katrina regrese.
— Toma esas páginas — le señalo el escritorio — En la siguiente clase siéntate de último y no habras la boca —
— Heero pero… —
— Alguien viene por el pasillo, sal inmediatamente y pon tu cara de molestia como los demás — le ordenó mirando el monitor.
Eso era lo que ella más deseaba salir de esa oficina y alejarse de su ex compañero del instituto que acababa de poner todo a su favor.
Agarró su bolso junto con los papeles y se fue rápidamente de aquella oficina, sus piernas todavía estaban aguadas por lo que había experimentado hace solo unos minutos.
Caminó sin detenerse hasta el baño, abrió el grifo y mojó su rostro tratando de relajarse, recordaba cuando él la besó y sus manos recorrieron su cuerpo.
Si Katrina se ausenta perdería el semestre, si no jugaba el juego de Heero podría perder su lugar en la universidad, no tenía suficiente dinero para irse del país, ni siquiera podía conseguir un simple trabajo de medio tiempo, Odiaba admitir, pero Heero tenía todo a su favor.
Se tomó un momento para recordar a ex compañero del instituto, a él le gustaba estar solo, no lidiaba con chicas, sus calificaciones eran excelentes mucho mejores que las de ella, pero la persona que vio hoy no se parecía al joven serio con un mirada asesina y solitaria quien ella recordaba.
— Ahora eres un chantajista — dijo en voz baja, toco su frente sintiendo un ligero dolor de cabeza — ¡No puedo creer que esto me este pasando! —
