Heero soltó sus muñecas cuando ella dejó de hacer esfuerzo, se acercó nuevamente y la beso con mucha intensidad había deseado hacerlo las veces que la había visto esa semana, pero se había resistido, desde ese día en su oficina solo pensaba en estar a solas con ella.

Él comenzó a tocar sus pechos suaves como las recordaba, su pezón endurecido nuevamente por su culpa, como le gustaba pensar de esa manera.

Las manos de Heero recorrían su cuerpo, ella deseaba regresar al auditorio quería que reconsiderara sus acciones, pero por la forma en que la miraba y la besaba, sabía que no tendría éxito.

Relena sintió como él levantaba un poco su suéter miró su vientre y tocó su piel con las yemas de sus dedos, tomando otra posición más cómoda se ubicó en medio de sus piernas para explorar su cuerpo con mayor facilidad.

Bajo su cabeza hasta su vientres, besar por debajo de su ombligo y la escucho quejarse al sentir sus labios succionando su suave piel.

Relena sentía la lengua de Heero cada vez que él encontraba un punto de interés y cubría su boca esperando que todo terminara rápido, pero para la pobre de Relena esto apenas iniciaba.

El exploraba su cuerpo tocando cada parte de ella, deseaba haberlo eso hace mucho tiempo y al no tener la piel expuesta como ese día en su oficina, decidió enfocar en el área que tenía más facilidad de acceso sus senos.

Ciertamente tampoco no tenía la blusa con botones, pero era más fácil deshacerse de aquella prenda y no contaban con mucho tiempo, dirigió sus manos por debajo de su suéter, fascinados por tocarlos y subiendo esa tela que le estorbaba ver sus pechos.

Relena sentía como él masajeaba, apretaba y admiraba senos, con mucha ternura beso cada uno de ellos por encima del sostén, pero no estaba conforme — Quitatelo — le dijo.

— ¿Qué… qué quieres que me quite? — pregunto temerosa.

— Tu suéter —

— ¿QUÉ? — espetó ella, movió su cabeza en señal de rechazo.

— ¡Hazlo lo que te digo o te irás sola hasta el auditorio! — sentenció Heero, subiendo la prenda por su cuerpo, Relena se enojó internamente al oírlo amenazandola, pero tenía que obedecer a lo que él le pedía.

Heero no quería detenerse estaba seguro que nadie entraría a su oficina, pero esa información no la sabía ella, él deseaba detener el tiempo sus sentimientos estaban a flor de piel y deslizó el suéter que tanto le estorbaba por encima de su cabeza.

Relena instintivamente se cubrió, su mente se imaginaba diferentes escenarios donde eran descubiertos y ella perdía su entrada a la universidad, también se sentía más expuesta que aquel día en su oficina.

Ella cerró sus ojos al sentirlo besar su cuello, sus piernas empezaron a temblar el área entre sus piernas se había humedecido ya no podía controlar las sensaciones que él le causaba.

Los toque de Heero se volvieron más atrevidos tocando ambos pezones con las punta de sus yemas, esa prenda casi transparente todavía seguía estorbando sus deseos.

— ¡Heero qué estás haciendo! — dijo exaltada, intentando que el persistiera de desabrochar sus sostén.

— No te resistas — le susurro, ella respiraba agitado cerrando sus ojos y solo sintió como se deslizaba su brasier por sus brazos.

Casi grita al ver a Heero sosteniendo sus brazos para que ella no se cubriera, para poder admirar su suave y hermosa piel.

Él la beso por largos segundos, Relena seguía con sus ojos cerrados correspondiendo poderosamente a sus besos, pensando en lo expuesta que estaba.

Heero fue depositando cortos besos por todo su cuello y clavícula, después fue bajando hasta llegar en medio de sus senos que Relena cubría con sus manos.

Separó sus manos y por primera vez vio su piel blanca y sus pezones rosas, ese pequeño bulto rosas esperaba por él, lamió sus labios y trato de ir despacio, con sus manos sujeto cada seno y con sus dedos jugaba con sus pezones, Relena cerró con fuerza su mano soportando los deseos de gritar.

En su mente pensaba en empujarlo y salir corriendo de aquel lugar, pero antes que pudiera hacerlo uno de sus pezones fue víctima de los labios de su ex compañero.

Heero chupaba pasaba su lengua por toda su areola y por último lamió su suave pezón, sintió a Relena temblar y alzó su rostro para verla con sus ojos cerrados, parecía como si la estuvieran torturando.

Para tranquilizarla el se acerco la beso no se cansaba de hacerlo ya sus sentimientos encerrados estaban nuevamente latente fuertemente en su corazón, tomó sus manos las colocó en sus hombros, él deseaba que ella lo disfrutara y así no olvidarlo nunca más.

Ella lo miró con temor, nunca había experimentado esto antes, cerró sus ojos cuando vio bajar su cabeza en dirección a su otro seno, solo sintió un fuerte calor cuando él ligeramente mordió su pezón, Relena gimio un fuertemente al sentirlo succionar con fuerza y con su otra mano jugar con su otro pezón.

Heero la vio retorcerse soportando las ganas de gritar, él no quería que lo soportara deseaba que gritara su nombre, dejó de succionar el pezón y empezar con el otro, le fue inevitable no dejar marcas en su piel, él se encontraba degustando como si fueran diferentes tipos de vinos.

Relena abrió sus ojos respirando muy agitada su cuerpo estaba en llamas, el lugar en medio de sus piernas sentía un fuerte hormiguero y por muy extraño que pareciera deseaba más.

Dejó de resistirse y se dejó llevar por los sentimientos y emociones que se habían apoderado de su ser por primera vez, Ella comenzó a acariciarlo deslizando sus manos por sus brazos, espalda y sus cabellos.

Relena comenzó a tener pequeños flashback de su tiempo en el instituto, mientras que Heero se perdía en sus sentimientos encerrados por años, al verla corresponder a sus sentimientos.

Él la levantaba quedando sentados sobre él, separando sus labios relena se estiró para tomar aire está tan perdida en el placer que no se daba cuenta de sus acciones.

Él notó el cambio en su comportamiento ella le estaba dando libertad a su cuerpo en ese momento sabía lo que esto le causaba y comenzó a besar su cuello muy intensamente.

Relena volvió a gemir fuertemente "¿En qué momento me dejé llevar?" pensó, lo sintió nuevamente besar y succionar uno de sus pezones, odiaba admitirlo pero le gustaba lo que estaba experimentando.

Heero había perdido la noción del tiempo hipnotizado por su belleza y sus caricias, tocaba cada centímetro de su piel, pasaba sus manos en sus caderas tocando su cintura sus glúteos quería sentir su piel, deseaba quitarle esos pantalones que tanto le estorbando y volvió a recostarla en la alfombra.

Ella tenía la respiración muy agitada la vio recostada sin cubrir sus senos, él vio su rostro sus mejillas estaban enrojecidas el miro el botón de sus pantalones y comenzó a desabrocharlos y ella no se resistió.

Pero justamente cuando estaba por comenzar a deslizar lar los pantalones sonó una pequeña alarma de su reloj, se maldijo internamente ya no podía seguir tenía que devolver a Relena al auditorio.

Ella escuchó la alarma y ese sonido la sacó de sus pensamientos recordando después de varios minutos donde se encontraban.

Tuvo vergüenza ¿Cómo se había dejado llevar por el calor del momento? ella volvió a cubrió sus senos y Heero se acercarse para besarla por última, pero esta vez ella no devolvió el gesto — Hee..ee..ro ya debe volver — le dijo desviando su mirada, debía detenerse en ese instante nadie debía de darse cuenta de su pequeña fuga.

Heero asintió no muy satisfecho, se levantó la ayudó a ponerse de pies buscó sus ropas y se la entregó.

Ella tenía su rostro enrojecido decidió darle privacidad tomando la manija de la puerta dijo — No demores — y salió, ella inmediatamente se puso su sostén notaba las marcas por todo su pecho, no se había dado cuenta que Heero se las había hecho, se puso el suéter y abrochó su pantalón.

Iba abriendo la puerta y se detuvo, ¿Qué sucederá ahora? como debería de hablarle, recordó cuando ella le devolvió el beso se había dejado llevar y su rostro se enrojeció aún más.

Trato de olvidar todo salió rápidamente debía volver al auditorio, lo vio sostener su bolso y su rostro era el mismo de siempre.

El se acercó, tomó de su mano colocó los códigos para abrir la puerta y se marcharon.

Heero miraba su celular y verificó que la charla en el auditorio estaba a punto de terminar — Perfecto — dijo.

Él la guió por toda las instalaciones hasta llegar a la misma sala de reuniones por donde se la había llevado y esperaron — ¿Debo salir ya?—

— ¡Todavía! hay que esperar que al menos un grupo pase al baño y hay te le unirás — ella miró su teléfono y se sorprendió al ver que él tenía acceso a las cámaras de ese lugar cómo era posible, tenía una vista del auditorio y el pasillo que llevaba al baño — Ya viene un grupo, cuando salgas vas con ellos y después regresas al auditorio ¡entendido! — le dijo sacándola de sus pensamientos.

Espero que Heero le indicará — Puedes salir ahora — él abrió la puerta y ella caminó en dirección al baño entró rápidamente se encerró en unos de los cubículos, trataba de calmarse solo esperaba que nadie los hubiera visto.