…to live for the hope of it all…
Dicen que por amor hacemos muchas locuras, cosas que decimos que nunca vamos a hacer, pero al final, sí las hacemos, a veces sin importar si dañamos a alguien. Eso fue lo que le pasó a Izumi. Aceptó ser la amante de Takuya, su mejor amigo.
Takuya e Izumi fueron mejores amigos desde los once años. Al principio, no se llevaban del todo bien, pero con el tiempo eso fue mejorando. Se convirtieron en mejores amigos.
Todo empezó en una calurosa tarde de verano. Decidieron reunirse en el nuevo hogar de Izumi para celebrar su independencia. Conversaban, disfrutaban de unas copas de vino y reían como los mejores amigos que eran, pero ese día había algo diferente en el ambiente. Ambos notaron un cambio, quizás influenciados por el alcohol, pero de repente surgieron pequeños coqueteos entre ellos. Sonrisas pícaras y gestos cargados de tensión hicieron que la temperatura subiera rápidamente. Una simple caricia en la mejilla fue suficiente para hacer que todo se desmorona.
Izumi era consciente de que lo que estaba haciendo estaba mal, ya que Takuya tenía novia, pero aún así aceptó tener una relación clandestina con él. Lo hacía movida por el profundo amor que sentía hacia él. La rubia quisiera recordar con exactitud el momento en que se enamoró de Takuya, pero lo que sí recuerda perfectamente es el dolor que sintió cuando se enteró de que él había empezado una relación con otra chica.
Las noches en las que se quedaba llorando por ese amor no correspondido nunca serían olvidadas por Izumi. Se preguntaba una y mil veces por qué Takuya no la amaba y por qué no la había elegido a ella. Aunque le destrozara el corazón, tuvo que aceptar ser su amante para sentir que, aunque fuera por unas horas, Takuya le pertenecía y que él la quería. Sin embargo, sabía que esa relación no duraría para siempre, porque nada es eterno.
Izumi sabía que tarde o temprano tendrían que enfrentar las consecuencias de sus acciones, porque sabía que eso no podía ser para siempre.
Un viernes de agosto, en medio de un mes abrasador, donde los días eran más largos en contraste con el otoño e invierno, Izumi vivía un día especial. Los viernes se habían convertido en momentos únicos para ella, pues era el día en que Takuya estaba exclusivamente con ella, entregándose por completo en el acto de amar hasta caer rendidos en la cama, exhaustos tras horas de pasión desenfrenada. Sin embargo, ese día prometía ser distinto.
Izumi se encontraba completamente desnuda en su cama, solo cubierta por una delgada sábana que se aferraba a su cuerpo. Su mirada se posaba fijamente en la espalda desnuda de Takuya, mientras ambos permanecían en un silencio tenso. Sin embargo, la tranquilidad fue interrumpida abruptamente por el sonido de un celular que comenzó a resonar en la habitación…
Observó atentamente a Takuya mientras recogía su teléfono y leía el nombre en la pantalla.
– Es Rina - dijo Takuya en murmullo.
– Takuya –murmuró Izumi en un susurro, sintiendo un nudo en el estómago al escuchar el nombre de Rina.
–Hola amor…–, dijo Takuya con un tono dulce al contestar la llamada de Rina. El corazón de Izumi se apretó aún más, sabiendo que estaba siendo testigo de una conversación íntima entre ellos.
Izumi sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo al escuchar la palabra "amor" salir de los labios de Takuya. En ese momento, un torrente de pensamientos inundó su mente. "¿Amor? Hace menos de media hora ni siquiera se acordaba de su supuesto 'amor'", reflexiona en silencio, sintiendo una mezcla de decepción y dolor. Las palabras de Takuya resonaron en su cabeza, recordando la realidad de su situación y la fragilidad de su relación clandestina.
La rubia observó cómo Takuya retiraba el celular de su oreja y finaliza la llamada. Sin decir nada, comenzó a recoger la ropa que yacía en el suelo, sintiendo el peso de la realidad sobre sus hombros.
–Me tengo que ir. Rina necesita que la pase a buscar de su trabajo. - dijo Takuya mientras se vestía. Izumi asintió en silencio, conteniendo sus emociones mientras se preparaba para enfrentar la dolorosa despedida.
Izumi respiró profundamente, llenando sus pulmones de aire para reunir la fuerza necesaria y decir las palabras que había ensayado durante toda una semana. "Vamos, tú puedes" se dijo a ella misma. Era momento de expresar sus sentimientos y enfrentar la realidad.
– Takuya... Antes de que te vayas, quiero que sepas que esta ha sido la última vez que hemos estado juntos de esa manera. No volveremos a hacerlo…-
Takuya se quedó inmóvil, sorprendido por las palabras de Izumi. – ¿Qué? ¿Por qué? – preguntó con incredulidad. Buscó en los ojos de Izumi alguna señal de que estuviera bromeando o que hubiera algún malentendido. – Izumi, ¿es en serio lo que me estás diciendo?", agregó, esperando una explicación más detallada de su decisión repentina.
Izumi asintió con tristeza, sintiendo cómo sus ojos se llenaban de lágrimas mientras intentaba contenerlas. – Sí, es en serio, Takuya. Ya no puedo continuar con esto. – respondió con voz entrecortada. La emoción se apoderaba de ella mientras luchaba por expresar sus sentimientos y mantenerse firme en su decisión.
Takuya guardó silencio durante unos segundos, soltó un suspiro y se sentó junto a Izumi en la cama. Intentó tomarle la mano, pero ella la apartó rápidamente. Confundido, Takuya buscó respuestas en los ojos de Izumi, pero ella evitó su mirada.
–No entiendo tu decisión tan repentina, Izumi. Por favor, explícame por qué no quieres seguir con esto. Pensé que te gustaba estar conmigo. - dijo Takuya confundido, buscando comprender las razones detrás de la determinación de Izumi. Mientras tanto, Izumi desviaba la mirada, consciente de que si lo miraba a los ojos, podría debilitarse en su decisión.
– Porque estoy enamorada de ti–, dijo Izumi con la voz entrecortada, finalmente revelando sus verdaderos sentimientos.
Takuya quedó atónito al escuchar las palabras de Izumi. No podía creer lo que acababa de decirle su amiga. Guardó silencio por unos instantes, tratando de asimilar esas palabras que resonaban en su mente: "Estoy enamorada de ti". El corazón de Takuya comenzó a latir más rápido, aunque no entendía completamente el porqué de su reacción. La confusión se apoderaba de él.
Takuya, nervioso y aún asimilando las palabras de Izumi, le habló con incertidumbre: –¿Es en serio, Izumi? Por favor, dime que no es una broma, porque si lo es, sería de mal gusto jugar con algo asi–
Izumi, dolida por las palabras de Takuya, sintió un torbellino de emociones en su interior. "Es un imbécil", pensó frustrada. Sin embargo, antes de dejarse llevar por la ira, tomó una profunda respiración para controlarse. Decidió expresar sus sentimientos de una manera más serena y clara.
–Sí, Takuya, es en serio–, dijo con voz firme. –Hace muchos años que estoy enamorada de ti…– Las palabras salieron de sus labios con sinceridad, revelando el peso de aquellos sentimientos que había guardado durante tanto tiempo.
Izumi continuó hablando, buscando la mirada de Takuya para ver su reacción. –Me enamoré de ti en el primer momento en que te vi– confesó, con un pizca de tristeza en su voz. –Y es por este sentimiento que necesitamos terminar lo que estamos haciendo. Necesito olvidarme de ti, necesito dejar de amarte. Pero, al seguir viéndote, besándote, acariciándote y entregándome a ti, sé que nunca podré lograrlo. Porque en el fondo, lo que realmente necesito es sentirme amada…
Takuya guardó silencio mientras escuchaba a Izumi hablar. Era consciente de la importancia de ese momento, ella estaba abriendo su corazón y estaba confesando sus sentimientos. Decidió que lo mejor no era interrumpirla en ese momento, que lo mejor era escuchar atentamente, tratando de comprender y procesar todo lo que Izumi estaba compartiendo con él.
Izumi colocó una mano sobre su pecho, tratando de aplacar el latir acelerado de su corazón. -Además, no es justo para Rina. Ella no se merece lo que estamos haciendo– dijo con la voz entrecortada. Pronunciar el nombre de la novia de Takuya era doloroso para ella. – Es momento de que ambos maduremos, especialmente tú, que eres su novio. Es hora de que la respetes como ella se merece– continuó.
Al terminar de decir esas palabras, fue el momento en que Izumi no pudo contener más las lágrimas, el llanto de la rubia fue desgarrador, sus lágrimas fluían sin control. Takuya observaba angustiado y perdido, sin saber que hacer, no sabía si era correcto abrazarla o decirle algo. Finalmente, colocó sus manos en los hombros de Izumi y la acercó hacia él, envolviendo en un abrazo reconfortante. Simplemente estuvo allí, sosteniéndola mientras sus corazones latían en sincronía, ambos enfrentando la complejidad de sus sentimientos y la realidad de la situación que estaban viviendo.
La rubia al sentir su toque, se tenso por unos segundo pero luego se dejó llevar.
Ambos guardaron silencio durante unos segundos, ninguno sabía cómo seguir con esa conversación. Izumi buscaba dentro suyo las palabras correctas para continuar. Por otro lado, Takuya se encontraba inmerso en una lucha interna, enfrentando la realidad de la situación y tratando de procesar cómo había llegado a vivir ese momento tan inesperado con su mejor amiga. Finalmente, fue Izumi quien rompió el abrazo, suspiró nuevamente para poder continuar y miró a los ojos a Takuya.
–Me duele amarte... me duele mucho – dijo la rubia mientras sentía cómo sus ojos se llenaban de lágrimas, amenazando con desbordarse una vez más. – Takuya, nunca vas a comprender lo que siento, lo sola que me siento cuando te vas de mi departamento para estar con ella. Sigues fingiendo que eres el novio perfecto cuando te encuentras con Rina, mientras yo me quedo aquí sola. Pero ese no es el problema, el problema es que me siento vacía porque me duele demasiado saber que solo soy una aventura para ti. Nunca me vas a ver de otra manera…
–...Estoy cansada de sentirme así, de sentirme sola, vacía y usada. Lo que más deseo es encontrar a alguien que me ame, que me considere su prioridad y que sepa que soy la única persona en su mente y en su corazón. No quiero un amor a medias.
- Izumi, no sé qué decirte. Me siento tan confundido.- Takuya pronunció esas palabras con sinceridad. Él realmente no sabía cómo afrontar lo que estaba diciendo su amiga.
La rubia lo miró durante unos segundos, suspiró una vez más y le dijo: –Lo sé, Takuya. Sé que no es fácil, por eso no te estoy pidiendo que me des una respuesta. Lo que quiero es ser sincera contigo y, sobre todo, conmigo misma.-
Después de esas palabras, ambos guardaron silencio, pero sin dejar de mirarse a los ojos. El ambiente estaba cargado de tensión, tan densa que parecía posible cortarla con una tijera. Y de repente, empezó a sonar un celular.
Takuya tomó su celular sin decir una palabra, mientras Izumi disimuladamente leyó el nombre registrado en la pantalla. Una vez más, era Rina. El castaño miró a Izumi, dudando en contestar, pero finalmente decidió hacerlo.
– Rina, por favor, no grites. Sé que debería estar allí, pero me retrasé debido al tráfico. Estaré allí en 10 minutos.- dijo Takuya, para luego cortar la llamada.
-Ve con ella, ya no quiero que pierdas mas tiempo. – Dijo la rubia sin mirarlo- Finalmente, te dije lo que quería decirte. Ya no vamos a seguir haciendo esto
–Izumi no quiero dejarte en este momento pero ….
Izumi lo mira fijamente y lo interrumpe -Lo escuche Takuya, Rina te está esperando. Ve por favor pero antes te pediré que te alejes de mi , necesito un tiempo para que me ayude a superar estos sentimientos por ti porque, no quiero estar con alguien cuyo corazón le pertenece a otra persona, anhelo sentir que soy la persona más importante en la vida de alguien, que su amor y atención están completamente dirigidos hacia mí y sé perfectamente que contigo no será posible. Merezco ser la primera opción en el amor de alguien…
Takuya miró el suelo durante unos segundos, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Finalmente, habló: – Izumi, te daré el tiempo que necesitas. Sé que esta situación no es fácil para ninguno de los dos. Tu confesión ha provocado confusiones en mí también, y también necesito tiempo para reflexionar sobre lo que voy a hacer. No quiero tomar decisiones precipitadas o basadas en emociones confusas. Es importante que ambos tomemos un tiempo para entender nuestras propias emociones y pensar en el camino que queremos seguir. Te pido paciencia mientras intento aclarar mis sentimientos y tomar una decisión sincera y bien pensada–.
Izumi no respondió, ya no tenía más palabras que decir. Takuya se dio cuenta de ello y decidió terminar de vestirse. Una vez listo, la miró por unos segundos en silencio. – Nos vemos, Izumi– murmuró antes de dirigirse hacia la puerta de la habitación. Antes de cruzarla, se detuvo unos segundos, reflexionando sobre qué hacer a continuación. Consideró si debía irse con Rina o quedarse con Izumi, pero finalmente decidió que lo mejor era marcharse y hablar con sinceridad con su novia. Sabía que era necesario tomar una decisión para no seguir lastimando a ambas chicas y resolver la confusión en su propio corazón. Con determinación, cruzó la puerta de la habitación, dejando atrás a Izumi y enfrentando el camino que le esperaba.
Izumi observó en silencio cómo Takuya desaparecía de su habitación y luego escuchó el sonido de la puerta principal cerrándose. En ese momento, ella rompió en llanto, liberando todas las emociones que había estado reprimiendo. Sabía que era necesario tener esa conversación con Takuya, era algo que necesitaba hacer para poder seguir adelante. Comprendió que no era la víctima en esta situación, que la única víctima era Rina, Izumi se sentía culpable por haber permitido que las cosas llegaran a este punto, y su decisión de renunciar a Takuya era un paso para seguir adelante.
En lo más profundo de su corazón, la rubia tenía la esperanza de un todo con Takuya, deseaba que el castaño le correspondiera, que confesara que también la amaba y que dejaría a su novia para estar con ella. Sin embargo, al ver que Takuya no lo hizo, comprendió que él no sentía lo mismo por ella.
Aceptando la realidad de que Takuya nunca fue de ella, lo cual le resultaba devastador, Izumi se dio cuenta de que no podía permitirse seguir aferrada a algo que no era suyo. Aunque le dolía aceptar la verdad, comprendió que no podía perder algo que nunca tuvo en primer lugar.
Esa noche, la rubia se quedó llorando, sintiendo la intensidad del dolor y la tristeza que embargaba su corazón. Abrazada a su almohada, anhelaba fervientemente que el dolor se detuviera. Pasó horas llorando y dejando que las emociones fluyeran. Izumi era consciente de que había dado un gran paso para empezar a sanar.
