Capítulo V:


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RECUERDOS DE CRISTAL

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Caminaba con su porte seguro y elegante, sus pasos firmes y seguros, la gente se apartaba cuando lo veían pasar y eso solo hacía crecer su orgullo por si mismo. Sus zapatos negros estaban lustrados y brillosos, un fino y elegante traje negro y una camisa roja oscura sin corbata y con los primeros botones desprendidos, le daban un aspecto más juvenil. Una de sus manos iba dentro de su bolsillo y la otra sostenía un maletín de cuero negro. Sus hombros rectos, su mentón erguido, una nariz respingada y rasgos varoniles demostraban su porte, tenía unas marcadas ojeras bajo los ojos que lo hacían lucir más misterioso y su largo cabello estaba atado en una coleta baja.

Marco el último piso una vez dentro del elevador y al salir se acercó a la secretaria.

―Bueno días, señor Uchiha― Murmuro esta viéndolo con cierto temor, él solo realizo un asentimiento con la cabeza a modo de saludo ―Su padre lo espera― Agrego esta.

Él no contesto, se acerco a la gran puerta de roble donde había una placa dorada con el nombre de su padre Fugaku Uchiha toco varias veces y luego de un ronco; pase ingreso a la lujosa oficina.

―Hijo― Dijo su padre levantando la cabeza de los papeles que tenía en las manos.

―Padre― Saludo cortés Itachi.

Fugaku le indico sentarse en la silla de cuero frente a su escritorio.

―Me alegro que al fin decidas venir a trabajar conmigo― Comentó su padre orgulloso ―Tenerte aquí será una excelente inversión. En el futuro tu serás dueño de este emporio―

―Y Sasuke― Aclaró Itachi.

―Claro, tu hermano también― Murmuro Fugaku desinteresado ―Bien, empecemos, haré que la secretaria te muestre tu oficina y te entregare los papeles y planos del nuevo proyecto de construcción― Agregó su padre juntando varios papeles que estaban desparramos por el escritorio.

―¿Un proyecto? ¿Para mí solo?― Comentó Itachi con el ceño fruncido en signo de confusión, su padre asintió serio.

―Debes comenzar cuanto antes a acostumbrarte, ya te lo dije esto será tuyo en el futuro― Dijo orgulloso de su hijo mayor.

Y de mi hermano, corrigió Itachi en su mente pero evito comentar algo.

Hacía tan solo cuatro meses se había graduado de la universidad en Londres y su padre ya quería ponerlo al frente de uno de los negocios más importantes de la empresa, la construcción de un nuevo centro de salud para el estado.

Si bien eso era lo que él quería, por algo había estado estudiando tantos años fuera del país, aún era un hombre joven y sin experiencia de ningún tipo, pensaba que su padre lo guiaría por el mundo de los negocios antes de dejarlo solo pero por lo visto, se equivoco.

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―¡Ah, Sasuke!― Gimió la pelirroja llegando al orgasmo.

Sasuke observo su rostro contraído y salió de ella de inmediato acostándose boca arriba en la cama. ¿Qué ocurría con él?

―¿Qué ocurre?― Dijo coqueta mientras acariciaba el pecho del azabache.

―Lárgate, Karin― Murmuro apretando los dientes.

Ella iba a reprochar pero cerró la boca al ver la mirada de furia que poseía el pelinegro, tomó su ropa y salió lo más rápido que podía del dormitorio.

Sasuke frunció el ceño al escuchar el portazo. Esa era una de sus compañeritas de clases, una de las tantas porristas que estaban en su lista, no compartía habitación con nadie -privilegios de ser un Uchiha- por lo que podía tener toda la intimidad que quisiera.

Se sentía extraño, molesto, furioso consigo mismo, ni siquiera había logrado llegar al orgasmo y ahora poseía un enorme problema entre la piernas, al menos le hubiera pedido a la chica que lo ayudará antes de irse.

Se levanto bufando y se dirigió al baño, el agua tibia recorrió su espalda provocando que su cuerpo se contrajera. Sasuke apoyo una de sus manos en la pared de azulejos, el chorro caía sobre su nuca ya que se encontraba con los ojos cerrados y la cabeza gacha y recorría su espalda desnuda hasta chocar contra el suelo. Una imagen sumamente sensual cruzó por su mente.

―Sakura― Gimió al momento de tomar su miembro con su mano derecha.

Lo apretó fuerte por el medio y subió y bajo la mano varias veces por el largo de ese trozo de carne. Frunció el ceño cuando comenzó a ir más rápido y pronto sintió el líquido tibio y viscoso bañar su mano.

―¡Maldición!― Se quejo.

Se había masturbado y lo peor que al llegar al orgasmo, no fue la imagen de Sakura la que vio, sino que en ese momento Kaya vino a su mente. ¿Se vería igual de hermosa que su gemela?

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Sakura caminaba por el corredor del instituto al finalizar las clases, varios voltearon a verla y Karin frunció el ceño desde lejos.

―Mira quien viene allí― Susurró Kin a su lado.

Ino volteó el rostro ya que no la había visto y frunció el ceño al instante. Esa perra rosada no debería vestirse así, solo ellas podían vestirse así, ellas debían destacar usando el sensual uniforme de las porristas, una ligera blusa sin mangas verde y blanca que poseía la letra K en su pecho en color blanco, una corta falda verde y blanca tableada, medias blancas por debajo de la rodilla y converse color blanco. Ellas destacaban de entre la multitud, no Sakura.

―Perra― Murmuro Karin mientras observaba a la pelirrosa.

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Suigetsu no demoró en notarla también e hizo que su grupito de amigos voltearan a verla; los ojos de Kiba, Naruto, Neji, Gaara, Juggo y Sasuke se clavaron en ella.

Sakura no llevaba el acostumbrado uniforme escolar, llevaba unos borcegos color negro, las medias blancas casi ni se veían por las botas que llegaban hasta por encima de los tobillos, la falda tableada se encontraba más corta de lo que permitían usarla, la camisa blanca entallada se ajustaba a su cuerpo demasiado y un ligero abrigo de hilo de color verde acaba ese llamativo uniforme modificado.

―Uff― Murmuro Suigetsu mientras simulaba echar humo por su boca ―Observen, así es como se hace― Les dijo a sus amigos mientras se acercaba a Sakura.

Ella estaba en su casillero colocando algunos libros en su bolso blanco, vio como el extraño chico de dientes puntiagudos se acercaba y se recostó en el casillero de al lado, ella solo lo miro de reojo.

―Sakura ¿Cómo estás?― Le dijo coqueto con una sonrisa.

―Bien― Bufo de mala gana terminando de meter los libros en su bolso.

Ese tipo le caía pésimo.

―Me preguntaba si quieres salir este viernes― Dijo Suigetsu ignorando el tono que uso para contestarle.

Sakura cerró la puerta de su casillero y sonrió.

―Tengo planes― Murmuro pasando por su lado.

Sasuke sonrió de lado, Suigetsu la siguió, no pensaba perder a su presa.

― ¿El sábado?― Sakura solo negó con la cabeza ― ¡El domingo!― Grito como última opción antes que la pelirrosa se marchara.

Esta, volteo mientras sonreía y se fue acercando lentamente al albino mientras observa a sus amiguitos de reojo a unos metros de ellos.

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Sabes Sakura, tengo un nuevo amigo― Murmuro Kaya feliz mientras presionaba el teléfono con sus temblorosas manos.

Sakura sonrió del otro lado de la línea telefónica. Al fin Kaya era feliz en ese internado.

¿Cómo se llama?― Preguntó curiosa.

―Naruto Uzumaki―Dijo Kaya rápido.

¿Y cómo es?― Le siguió la charla emocionada.

―Es rubio y muy guapo, tiene los ojos azules y la piel morena, es muy simpático y amable y tiene una hermosa sonrisa―Dijo Kaya mientras se sonrojaba poco a poco de tan solo recordar a su amigo.

Ah, es guapo―Comentó pícara Sakura mientras una sonrisa cómplice aparecía en su rostro ― ¿Y te gusta?―

― ¡Claro que no!―Chillo Kaya.

Sakura largo una carcajada su hermana por lo visto se había logrado superar a Sasuke.

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―Ya tengo con quien salir― Dijo Sakura cambiando su rumbo y acercándose al grupo de chicos ― ¿Naruto?― Pregunto dirigiéndose a un alto rubio de ojos azules.

Ese debía ser Naruto, entraba perfecto en la descripción de Kaya. Este solo asintió con la cabeza.

―Me llamo Sakura, la nueva― Dijo rodando los ojos por lo último ―¿Quieres mostrarme la cuidad el domingo?― Pregunto coqueta mientras mordía su labio inferior.

Naruto quedó atónito, Suigetsu abrió la mandíbula aún sin creer y Sasuke frunció el ceño, furioso. No es que Naruto no fuera guapo, era muy atractivo, aparte de ser el hijo de un prestigioso abogado y una famosa diseñadora pero Naruto jamás había tenido una novia que le durara más de dos meses, si bien el rubio era muy amable, era demasiado infantil e inmaduro y a pesar de ser un excelente partido luego de tres citas las chicas huían despavoridas sin importarle la buena familia que este poseía.

―¿Qué dices?― Susurro Sakura.

La imagen de Kaya llegó a la cabeza del rubio, no volvió a verla desde hacía seis años y ahora aparecía esta chica misteriosa, con el mismo apellido y el mismo rostro, a Kaya siempre la vio como a una hermanita menor pero a Sakura no podía dejar de verla como a otra cosa.

―¡Ah!― Se quejo al recibir un codazo por parte del Hyuga.

Este lo miro fastidiado, una chica hermosa lo invitaba a salir y su amigo solo hacía el ridículo frente a ella.

―Contéstale― Susurro entre dientes aguantando las ganas de golpearlo por ser tan cabeza hueca.

―Me encantaría― Soltó de golpe.

―Bien― Dijo esta coqueta mientras sonreía ―Nos vemos en el centro, en la plaza principal a las dos de la tarde― Le comunico la pelirrosa dando media vuelta ―No llegues tarde― Le ordeno caminando a la salida del edificio.

―Bien hecho Naruto, le robaste la chica a Suigetsu y ni siquiera tuviste que hacer algo― Comentó divertido Kiba.

― ¡Cállate!― Dijo Suigetsu enojado.

―Ella es igual a― Tartamudeo Naruto aún viendo el lugar por donde Sakura se había ido.

―A Kaya― Termino la frase Sasuke con el ceño fruncido, dio media vuelta y se largo de allí.

¡Maldita Sakura! ¿Quién se creía para ignorarlo por completo?

―Kaya― Susurro el rubio recordando a la bonita chica que Sasuke había rechazado hace tantos años.

―Son hermanas― Todos se sorprendieron de escuchar al callado Gaara meterse en una conversación tan trivial como lo era hablar de chicas ―Gemelas, Sakura iba al mismo internado que mi hermana, eran mejores amigas, siempre venía a pasar las vacaciones con nosotros― Explicó.

―Pues no se parecen mucho― Comento Suigetsu recordando a la pobre chica que vestía como una muñeca de porcelana ―Kaya era una mojigata y ahora debe verse igual de frígida― Se burlo mientras chocaba la mano con Kiba.

Naruto apretó los puños y agarró a Suigetsu del cuello de la camisa mientras lo estampaba contra el casillero.

―Nunca y escucha bien, nunca vuelvas a hablar así de Kaya― Soltó enojado.

―Bien, ya cálmate― Murmuro Suigetsu impresionado, Naruto no era de esos tipos que los hacías enojar fácilmente.

Naruto lo soltó y camino a la salida. Odiaba que hablaran así de una mujer, mucho más si esa mujer era Kaya.

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Sakura seguía caminando aún pensando en lo que había hecho, en realidad había sido un impulso pero si Naruto había sido el único que defendió a Kaya de los abusos de sus compañeros, entonces Naruto sería un excelente aliado, quitando el hecho de que era mejor amigo de Sasuke.

―Hola Sakura― La saludo Tenten al pasar por su lado.

―Tenten― Comentó siguiendo su camino.

Tenten frunció el ceño, Sakura era muy extraña, si bien en los últimos días habían estado juntas en el almuerzo y en las clases, esa chica era muy reservada.

Agacho la cabeza mientras se observaba a si misma comparando su uniforme con el de Sakura, unos zapatos anticuados color negros, las medias blancas, la falda hasta la rodilla, la camisa que le quedaba demasiado holgada y el chaleco desprendido, su cabello castaño estaba atado en dos chonguitos y no llevaba nada de maquillaje. Suspiro, ella no era femenina, si bien era alta y muy delgada, jamás se había sentido como esas chicas, las porristas o Sakura, ella jamás sería como ella y debía aceptarlo.

Levanto la cabeza dejando de observarse y lo vio, Neji Hyuga venía caminando en su misma dirección, sus zapatos negros y lustrados, su perfecto pantalón verde, la camisa blanca perfectamente planchada y metida dentro del pantalón, un cinto de cuero negro adornaba su cadera y llevaba el saco desprendido. Las manos de Tenten temblaron al verlo y trago grueso cuando él vio en su dirección, su cuerpo tembló y él cabeceó en forma de saludo, ella sonrió y él la paso de largo.

Volteó a verlo y lo vio abrazando a su novia, Tayuya.

¿Cómo pudo ser tan tonta?

Tayuya era una de las porristas y una de las chicas más lindas del instituto, una novia así se merecía Neji Hyuga.

Sus ojos ardieron y salió corriendo de allí, no quería que nadie la viera llorar.

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― ¡Comadreja!―

Itachi saltó en su asiento y fulmino con la mirada al intruso.

―Estoy trabajando― Se quejo volviendo la vista a los papeles.

Creía que ignorándolo él se iría, pero que poco conocía a Kisame. Este ignoro su amenaza encubierta y se sentó frente a su escritorio.

―Que aburrido― Resoplo, Itachi no dejo de revisar los planos del nuevo hospital ―Salgamos esta noche― Dijo divertido.

―No― Fue la seca respuesta de su amigo.

―Vamos, es viernes― Chillo Kisame como un niño pequeño.

Claro que sabía que era viernes pero no pensaba gastar el mejor día de su semana con su amigo, una imagen sumamente sensual surco su mente y una sonrisa maliciosa se formo en su rostro. Kisame lo notó.

―¿Otra vez ella?― Itachi frunció el ceño volviendo a trabajar ―¡Por dios, Itachi! Te lleva como veinte años y es una prepago― Comentó hastiado Kisame.

―No le digas así― En menos de un segundo Itachi se había levantado de su asiento y tenía agarrado a Kisame del cuello de su chaqueta.

―Ya tranquilo― Lo calmo su amigo mientras quitaba las manos del moreno de su ropa ―Yo solo decía―Comento e Itachi volvió a su lugar―Aunque esta muy buena― Itachi lo fulmino con la mirada y Kisame sonrió cómplice, como le gustaba molestar al Uchiha.

―Bien, por lo visto tú tienes diversión esta noche, yo iré a conseguir la mía― Murmuro levantándose de su asiento e Itachi agradeció que se fuera ― ¡Ah! Por cierto― Comentó Kisame revisando el bolsillo de sus jeans ―Toma― Le dijo tirándole una pequeña cajita de plástico que Itachi atrapó con agilidad ―Cuídate― Dijo con una sonrisa burlona mientras cerraba la puerta tras de sí.

Itachi frunció el ceño y sonrió de lado al ver la caja de preservativos en su mano.

―Idiota―

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― ¡Llegamos!― Chillo Tenshi bajándose del taxi.

Sakura le pago al conductor y bajo con dos pequeños bolsos. Ya no llevaba el uniforme escolar, solo unas simples zapatillas, unas leggins color negras y un holgado remeron color blanco por encima. Se acercaron por el camino empedrado a la mansión. Si bien su madre fue una famosa modelo al embarazarse a los veinte años, su carrera se fue a pique, obligándola a casarse con el padre de sus hijas. El divorcio la ayudo bastante, logró quitarle esta hermosa mansión y bastante dinero pero Sakura dudaba que con tan solo su cuota de alimentación -que vencería ese mismo año al cumplir la mayoría de edad- su madre mantuviera semejante casa, más con otro hijo del cual el padre se había esfumado.

―Tenshi ten cuidado― Comentó Sakura acercándose a él.

Tocó el timbre y en menos de unos minutos la empleada estaba abriendo la puerta.

―Niños― Dijo con una sonrisa abriendo los brazos y recibiendo a Sakura y a Tenshi.

―¿Mamá?― Murmuro Tenshi mientras ingresaba al living.

Sakura notó como la empleada se tensaba, ellos no le habían avisado a su madre que vendrían a pasar el fin de semana a casa, de seguro la tomaron por sorpresa. Sakura sonrió, ya tenía una idea de a que se dedicaba su madre pero ahora estaba segura.

―Tranquila, déjala dormir― Comentó Sakura con falsa ingenuidad mientras se sentaba en el amplio sillón.

La empleada suspiro y se marcho a la cocina a prepararles algo de merendar.

Más tarde a Tenshi se le ocurrió acompañarla a hacer las compras, Sakura por su parte se coloco un bonito bikini color rosa y se acostó a tomar sol a un lado de la piscina. Serían cerca de las cinco de la tarde, su madre debió haber tenido mucho trabajo ese día ya que aún no se despertaba.

Había subido sin hacer ruido al dormitorio de su madre y la vio, no le había gustado verla así , pues si bien ella y Hikari jamás se habían llevado bien, no dejaba de ser su madre. Hikari estaba acostada boca abajo desnuda en la cama, envuelta solo por sábanas mientras un señor de como sesenta años la abrazaba a su pecho. Una arcada se formo en la garganta de Sakura al pensar tener que soportar que ese viejo asqueroso la tocará.

El timbre sonó sacándola de sus pensamientos y suspiro, genial, tendría que atender, su madre dormía con un cliente y la empleada y su hermano había ido a hacer las compras.

Se coloco una bata de seda blanca por encima del bikini, que le llegaba a medio muslo, dejándola desprendida y se encamino al interior de la casa.

Abrió la puerta despacio y se quedó sin habla.

¿Quién era él?

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