Capítulo VI:


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RECUERDOS DE CRISTAL

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Estacionó frente a la inmensa mansión y bajo elegante de su coche deportivo color negro. Camino a la gran puerta de madera y toco el timbre varias veces, generalmente le abrían de inmediato, él odiaba tener que esperar, apoyo nuevamente su dedo índice en el timbre y escucho pasos acercarse a la puerta.

―Hola―

Esperaba que la vieja bajita y regordeta que hace de ama de llaves le abriera o en todo caso Hikari, esperaba todo menos que esa Lolita adolescente le abriera la puerta.

Uchiha.

Fue la primera palabra que se vino a la mente de Sakura al verlo pero si bien ese hombre era demasiado parecido a Sasuke, se notaba que ya era un hombre, que no tendría menos de veintisiete años. Era más alto que Sasuke, su piel era más bronceada y su cabello si bien era igual de negro y laceo, carecía de esos tonos azulados que Sasuke poseía, este llegaba hasta media espalda y estaba sujeto en una coleta baja. Su rostro se mostraba maduro, seguro, serio, con rasgos bien marcados y maduros, el rostro de Sasuke aún era el de un niño. Sakura siguió recorriendo el cuerpo del extraño con sus ojos, llevaba un elegante y lujoso traje negro, el saco estaba abierto dejando a la vista una camisa color vino con los primeros botones desprendidos y un pantalón de vestir color negro.

Sakura sonrió de lado, ya sabía quién era. Un cliente de su madre. Pero que buenos clientes tenía su madre. Él se sacó las gafas de sol dejando a la vista unos hermosos ojos negros que a diferencia de los de Sasuke, estos se veían un poco más cálidos pero igual de arrogantes y soberbios.

― ¿Y quién eres tú?― Susurro con una sonrisa de lado.

―Itachi― Murmuro.

La observo nuevamente, si bien era una niña que no pasaría de los dieciocho años, era la viva imagen de Hikari en pequeña, su cabello rosado, sus ojos verdes y su piel bronceada, solo llevaba puesta una bata que la dejaba aún más sexy de lo que ya era y un diminuto bikini que solo lo invitaba a quitárselo.

―Pasa― Comentó ella dando media vuelta e ingresando a la sala.

Itachi cerró la puerta tras de sí y la siguió observando el movimiento que hacía la bata cuando ella caminaba.

―Apuesto a que vienes por mi mamá― Dijo con cinismo la última palabra mientras se encaminaba al mini bar ― ¿Whisky?― Le ofreció.

Itachi alzó una ceja y asintió con la cabeza. Hikari tenía un excelente cuerpo para poseer una hija tan grande y si bien Hikari era hermosa, Sakura lo era aún más. Sacudió la cabeza varias veces ¿Qué rayos hacía pensando así de una menor de edad? Terminaría preso.

―Aquí tienes― Le dijo ella entregándole un vaso de whisky y vio otro en su mano derecha.

Claro que él tenía excelentes abogados.

Mamá está ocupada― Murmuro sentándose frente a Itachi ―Yo soy Sakura― Se presento.

Sakura― Susurró saboreando el nombre de la niña en sus labios ―Un gusto conocerte― Comentó.

Sonrió de lado y ante todo pronóstico del Uchiha mayor ella no se sonrojo.

―Iré a ver si mamá se desocupo― Le dijo levantándose del sillón.

―No te molestes― Prefería seguirla observando.

―No es molestia― Dijo ella subiendo las escaleras.

Itachi bufo por lo bajo, quería seguir disfrutando de la vista que tenía con la pequeña hija de Hikari. Sin duda alguna la hija había heredado los buenos atributos de su madre.

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Golpeo la puerta un par de veces y espero unos segundos, Hikari salió envuelta en una sábana blanca y con el cabello revuelto.

― ¿Qué ocurre?― Pregunto en un bostezo.

Itachi― La sola mención de su nombre le quitó todo el sueño que Hikari pudiera haber tenido y Sakura lo noto ―Esta abajo ¿Qué le digo?―

―Ay no― Tartamudeo.

Si bien Itachi no era su novio, ni nada que se le parezca, era su mejor cliente pero ¿Qué rayos hacía tan temprano allí? ¿No debería estar trabajando? Encima Sakura ni siquiera le había avisado que vendría.

―¿Qué haces aquí?― Fue la primer pregunta que escapó por sus labios.

―Es viernes― Comentó Sakura rodando sus ojos ―Tenshi también vino― Agregó ― Tranquila, que salió con la nana― Murmuro con ironía y Hikari suspiro con tranquilidad ―Ahora dime ¿Qué le digo al bombón que está en la sala? o ¿Prefieres que yo lo atienda?― Comentó con veneno y lo siguiente que sintió fue la mano de su madre estrellarse contra su mejilla.

Sakura la miró sorprendida, su madre jamás la había golpeado y quizás se lo merecía.

―No quieras ser más de lo que eres― Comentó Sakura con veneno y se encerró en su habitación.

Hikari cerró los ojos al escuchar el fuerte portazo y suspiro, quizás se había pasado con golpear a Sakura.

―Maldición― Susurro entrando al cuarto de prisa.

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Itachi se quitó el saco y lo dejo a un lado ¿Cuánto se podía demorar en bajar a atenderlo? Quizás estaba dormida aunque era media tarde o quizás estaba inventando alguna excusa para que su hija no se enterara a que se dedicaba.

Escucho ruidos provenientes de la escalera y se acercó a esta esperando que fuera Hikari pero para su sorpresa quien bajaba las escaleras con un diminuto short de jean y una blusa holgada color blanca era Sakura. Iba atándose el cabello en una coleta alta y paso por su lado sin siquiera darle importancia, parecía enojada y a punto de estallar.

―Sakura― La llamó con voz grave.

La escucho bufar por lo bajo y detenerse en la puerta recogiendo un pequeño bolso color blanco.

―Hikari ya baja, espérala― La escucho decir con voz asqueada antes de salir disparada por la puerta.

Itachi se sorprendió de que la llamara así ¿Hikari? ¿Acaso no era su madre?

―Itachi― Dio media vuelta al oír su voz y la observo allí parada al inicio de la escalera.

Y no pudo evitar compararla con su hija, Hikari era una mujer madura y con experiencia, era hermosa sin lugar a dudas pero aún así, no dejaba de ser ya una mujer mayor para él. Sakura era joven, hermosa, tenía todas las cualidades que Hikari poseía pero aparte había descubierto una más hacía tan solo dos minutos, era un tornado cuando se enojaba y no quería saber cómo era en la cama.

Sonrió de lado y se acercó a la pelirrosa mayor, atrapando su cintura con sus brazos y la beso.

―Demoraste― Le reprocho.

Hikari suspiro más tranquila al ver por la ventana el coche gris de su cliente anterior alejarse, ahora sí, todo estaba bien.

―¡Mamá!―

¡Genial! Tenshi había vuelto.

Itachi soltó a Hikari de prisa y observó al pequeño niño ingresar a la casa corriendo.

¿Más hijos?

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Ino suspiro frustrada como por quinta vez mientras apretaba las bolsas entre sus manos. Sus tacos resonaron en el pavimento a medida que avanzaba por las atestadas calles y apresuro el paso buscando un taxi vacío. Tarea prácticamente imposible en la hora pico de Kioto.

―Mierda― Se quejo.

Desde que la copia barata de Kaya había aparecido todo le estaba saliendo mal. Estaba siendo destronada en el instituto por la nueva. Karin tenía a Sasuke, Sakura tenía a Suigetsu y a Naruto ¿Y ella? ¿Ella que tenía?

― ¡Cuidado!―

― ¡Está en rojo, hueca!―

― ¡Aprende a conducir!― Chillo Ino viendo como el coche azul que casi la atropella se alejaba.

Volvió la vista al frente y observo el color rojo en el semáforo.

―Idiota― Susurro enojada.

El semáforo cambio a verde e Ino cruzo la calle despacio recibiendo algunos elogios por su apariencia. Sonrió para ella misma, aún era hermosa y eso ni Karin, ni Sakura se lo podrían quitar.

―Disculpa ¿Te puedo acercar a algún lado?―

Ino frunció el ceño y dio media vuelta dispuesta a golpear al idiota que se atrevió a tratarla como una prostituta. Pero el insulto murió en su boca al ver un coche BMW color negro detenido a su lado, más aún lo mejor no era el coche sino quien lo conducía. Ino lo miro detenidamente, cabello negro, corto y bien peinado, una piel blanca que en otro podría resultar enfermiza pero en ese sujeto se veían tan bien, no podía ver bien su cuerpo pero juraba que debajo de esa camisa blanca había un musculoso y trabajado cuerpo masculino. Sonrió.

―Disculpa si fui grosero pero pareces estar perdida― Comentó él con un sonrisa de medio lado.

Ino asintió con la cabeza. Luego de una semana de ser completamente ignorada por la chica nueva del instituto, había decidido irse de compras pero su coche estaba en el taller y la única forma de ir y venir del instituto era en coche o a través del tren.

― ¿Quieres que te lleve a algún lado?― Volvió a insistir él.

Ino mordió su labio inferior aún no convencida, pero llevaba más de media hora buscando un maldito taxi vacío.

―Sí, claro― Termino aceptando.

Después de todo se encontraban en plena cuidad de Kioto a las seis de la tarde ¿Qué podría hacerle ese guapo y bien parecido desconocido?

Él sonrió de lado dejando a la vista una hilera de perfectos y blancos dientes y se bajo del coche acercándose a la rubia. Ino lo observo acercarse a paso lento y aguanto el suspiro que quería escapar de su boca. Que Karin se quedará con Sasuke, que Sakura se quedará con Suigetsu y Naruto, ella tenía ese bombón solo para ella.

―Un gusto― Comentó él quitándose las gafas de sol ―Sai Inomura― Se presentó una vez estuvo a su lado.

Ino observo sus ojos negros, eran profundos y misteriosos y no pudo evitar compararlos con los de Sasuke, su amor platónico pero a diferencia de los de Sasuke, los ojos de este sujeto carecían de todo tipo de emoción. Sin las gafas pudo observar mejor sus rasgos y definitivamente este sujeto no era un adolescente, era un hombre que no pasaría los veinticinco años.

―Ino Yamanaka― Comentó en tono sensual.

Sai tomo las bolsas que cargaban la rubia y las deposito en el asiento trasero del coche.

―Sube― Ordeno abriendo la puerta del copiloto.

―Gracias― Susurro Ino acomodándose en el asiento del acompañante.

―Y dime, Ino― Dijo el morocho arrancando el coche ―¿Por qué no vamos a tomar un café antes?― Susurro con una seductora sonrisa de lado que dejo atontada a la rubia.

―Claro―

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Respiro profundo sintiendo el aroma del mar, sus pies descalzos se enterraron aún más en la arena, la brisa veraniega tiro su cola de caballo hacía tras y se sentó cansada en la arena. La playa estaba hermosa esa tarde.

Tomó la botella de agua que había comprado antes de llegar y rebuscó en su bolso hasta encontrar un pequeño frasco anaranjado de pastillas.

―Aquí están―

No abusar de los calmantes.

Que Kakashi se fuera al diablo con sus reglas. Los calmantes eran lo único que le servían para respirar.

―Te extraño tanto― Susurro.

Se llevo las pastillas a la boca y tomó un trago de agua. Se quito la blusa y el short quedando únicamente en traje de baño y se acercó al mar. Una pequeña ola mojo sus pies, el agua estaba helada comparada con el calor que hacía en el ambiente. Se zambulló de una y se quedó flotando debajo del agua. Cuando su cuerpo se acostumbro a la temperatura abrió lentamente los ojos.

Sakura

― ¡Ah!― Grito nadando a la superficie.

Pasos sus manos por sus ojos y la busco asustada, esa había sido Kaya.

―Maldita sea― Murmuro recordando el rostro de su pequeña hermana bajo el agua.

La playa estaba repleta de gente, los gritos la desorientaron y varios niños cruzando nadando y jugando a su lado.

―Me estoy volviendo loca― Susurro para si misma.

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Ino observó todo a su alrededor, no porque no estuviera acostumbrada a concurrir a lugares como ese, sino porque fue él quien la trajo.

―Bienvenidos― Saludó educado el mozo y los guió osuna de las mesas.

Sai le corrió la silla como todo un caballero para que Emma se sentara y ordeno la merienda.

― Y dime Ino ¿Qué estudias?― Le preguntó una vez el mozo había dejado los cafés y la comida en mesa.

Ino tragó grueso ante su pregunta, no podía decirle que estudiaba el último año de secundaria y que apenas tenía diecisiete años.

―Diseño― Respondió ―Estoy en segundo año― En realidad, parte era verdad. Ella quería estudiar diseño.

―Que interesante― Comentó él llevándose la taza de café los labios.

―En la escuela de mi madre― Alardeó ―Era modelo en su juventud ahora se dedica a la alta costura― Dijo orgullosa.

―Claro. Himeko Yamanaka― Comentó él ―Con razón eres tan hermosa― La alagó clavando sus ojos en ella.

Ino se sonrojó ante tan tonto alago ¿Qué rayos ocurría con ella? Era ella la que dominaba a los hombres, era ella quien siempre tenía el control entonces ¿Por qué rayos se sonrojó ante tan estúpido comentario?

―¿Y tú a que te dedicas?― Le pregunto evitando sonar nerviosa.

―Estudio abogacía, aún me faltan tres años pero ya trabajo en un estudio jurídico― Comentó él como si eso careciera de importancia ―Es más, de allí venía―

E Ino agradeció que no había contado que era un colegiala.

―¿Y qué edad tienes?― Preguntó curiosa.

―Veintitrés― Murmuro él.

Ino jamás había conocido a un hombre como él, aunque generalmente solía salir con los idiotas del instituto, el único que valía la pena allí, era Sasuke, pero hasta este comparado con Sai no dejaba de ser un simple adolescente de diecisiete años. Cuando menos lo pensó ya se encontraban caminando nuevamente al coche del moreno.

―Me divertí mucho― Susurro Ino en voz baja, la verdad no quería acabar la cita.

―Yo también― Comentó él quitando la alarma al coche ―Podría repetirse―

―Me encantaría― Dijo ella con una sonrisa.

Sai era demasiado bueno como para dejar que se le escapará. El pelinegro le abrió la puerta del coche como todo un caballero e Ino subió despacio de forma seductora enseñando sus piernas en el proceso.

―¿Quieres que te lleve a la estación de trenes?― Pregunto él cerrando la puerta del coche, se agachó hasta quedar a la altura de la ventanilla y se apoyó en esta ―¿O prefieres que te lleve al colegio?―

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― ¿Dónde estabas?― Murmuro Hikari observando a su hija ingresar a la casa, serían cerca de las nueve de la noche.

Sakura dio un fuerte portazo y paso de ella.

―Lo siento― Esas dos simples palabras lograron detener a Sakura a medio camino a su dormitorio ―Lamento haberte golpeado, no debería haberlo hecho. Yo solo no quiero que seas como yo― Se disculpo su madre.

―Yo tampoco― Susurro Sakura bajando los pocos escalones que había subido y acercándose a su madre ―Tampoco quiero que tú seas así― Dijo preocupada por su madre.

Hikari la observo sorprendida ante su actitud.

― ¡Sakura!― Chilló Tenshi corriendo a los brazos de su hermana.

Sakura lo tomó en brazos y Tenshi enredo sus piernitas alrededor de la cintura de su hermana mayor.

―Hay pizza― Comentó inocente y Sakura lo observó con una inmensa ternura y cariño.

Hikari lo noto.

―Entonces vamos a comer pizza― Comentó entre risas Sakura bajando a su pequeño hermano y encaminándose a la sala.

Se sentó en el suelo, frente a la televisión y detrás de la mesita ratona donde estaban las pizzas y las sodas, Hikari llego detrás de ellos y se sentó en un sillón cercano, observó a sus hijos con cariño, a Kaya la había perdido no haría lo mismo con Tenshi y Sakura, no perdería lo único bueno que tenía en la vida.

―Hoy conocí a un amigo de mamá― Comentó Tenshi con voz chillona viendo a su hermana mayor con admiración, como siempre la había visto.

Hikari al escuchar su frase casi se atragantó con una rebanada de pizza.

―Se llama Itachi― Murmuro el pequeño castaño.

― ¿Ah sí?― Comentó divertida Sakura sintiendo el nerviosismo en Hikari.

―Sí, no sabes― Contó en modo infantil ―Nos llevo a mamá y a mí a merendar― Dijo entre risas.

― ¿A merendar?― Susurro Sakura con el ceño fruncido.

¿Qué clase de cliente lleva al hijo de su prostituta a pasear?

―¿Te divertiste?― Le pregunto acariciando los cabellos castaños de su hermanito.

―Sí, hacía mucho que no salía con mamá― Murmuro con un leve puchero en sus labios.

Hikari lo miro con cariño y desvió la vista a su hija. Sakura la miro seria pero luego sonrió comprensiva.

Hikari iba a recuperar a su hija.

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― ¿Cómo lo sabes? ― Tartamudeo la rubia.

Sai sonrió de medio lado y arranco el coche.

―Ino Yamanaka― Comentó ensanchando su sonrisa ―La hermosa hija adolescente de Himeko e Inoichi Yamanaka―

Ino mordió su labio inferior y bajo la cabeza. Era demasiado bueno para ser verdad.

―Una colegiala― Bromeo llamando la atención de la rubia, quien lo miro entre seria y enojada ― ¿Me meterán preso si te pido una segunda cita?― Bromeo e Ino sonrió a su lado.

―Prometo no hacerte la denuncia― Le siguió la broma.

―El viernes a las ocho― Dijo él deteniendo el coche frente a la estación de trenes ―Pasaré por ti― Murmuro acercándose a la rubia ―Al colegio― Le dijo divertido.

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Despertó de golpe asustada. Observó el reloj sobre la mesita de noche, las tres de la mañana, se levantó bostezando y bajó las escaleras descalza a la cocina donde se sirvió un vaso de agua.

Hacía semanas que no escuchaba su voz, exactamente desde que había salido del manicomio, ella no podía volver allí otra vez. Debía empezar a controlarse.

¿Qué ocurría con Kaya? Estaba haciendo lo que ella le pidió, estaba jugando su juego, estaba persiguiendo a Sasuke, entonces ¿Qué quería?

―Déjame en paz― Gritó apoyando sus manos con fuerza sobre sus oídos y cerrando los ojos tratando en vano de borrar la imagen de su hermanita en la playa.

Pero era inútil.

―No es nada― Murmuró auto convenciéndose.

Camino unos pasos saliendo de la cocina pero se detuvo cuando escuchó un ruido sordo, como algo que se cayó, proveniente del sótano.

―¿Kaya?― Murmuro abriendo la puerta.

Observo la oscuridad del sótano desde la cima de la escalera y encendió el interruptor de la luz. Bajó las escaleras despacio, observando para todos lados, las maderas crujieron bajo sus pies desnudos y suspiro con alivio al llegar al final y ver que allí no había nadie, solo cajas y más cajas repletas de ropa y juguetes viejos.

―Sakura―

― ¡Ah!― Gritó la pelirrosa sujetando su pecho con una mano ―¡Hikari! Me asustaste― Le reprochó enojada.

― ¿Qué haces? Es tarde― Dijo preocupada al verla allí abajo.

―Nada― Suspiro más tranquila ―Escuche ruidos― Le explico subiendo la escalera donde estaba su madre.

―Debe ser un gato. Vamos a dormir― Comentó estirando su mano para apresurar a su hija y volver a la cama.

―O uno de tus clientes buscando sexo nocturno― Bromeo.

―¡Sakura!―

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― ¡Ya, Shion! Suéltale un poco la correa― Se burlo Tayuya media ebria mientras se llevaba una botella de cerveza a la boca.

― ¡Cállate!― Chillo la rubia observando a su novio con sus amigos ―Tu deberías vigilar mejor a tu novio, un día de estos terminara dejándote por otra― Hablo con veneno.

Si bien Tayuya formaba parte de su grupo, eso no implicaba que fuera su amiga. Era vulgar y corriente y definitivamente lo único que la salvaba era que la zorra de su madre se hubiera casado con un viejo con dinero. Tayuya entrecerró sus ojos y pasó un brazo por los hombros de Shion.

―Neji me ama― Comentó y Shion sintió vergüenza ajena por el estado de su amiga ―O por lo menos ama, lo que yo le puedo dar― Dijo largado una risa baja y camino tambaleándose por lo ebria que estaba hasta el Hyuga, lo tomo de la nuca y lo besó.

―Zorra― Susurro Shion sentándose en el sillón.

Estaban en una vieja cabaña abandonada a unos kilómetros del instituto. Allí solían venir las parejas para estar solos y los sábados siempre organizaban fiestas clandestinas, nadie fuera de los alumnos conocía la existencia de ese lugar. El instituto completamente alejado de la cuidad, solo había un tren que pasaba por allí y esa vieja cabaña era prácticamente la única casa a kilómetros a la redonda.

―¿Y a ti qué te ocurre?― Comentó observando a Ino sentada a su lado.

Era extraño que la rubia no estuviera bailando o coqueteando con los idiotas de sus compañeros.

―Acabo de conocer a mi príncipe azul― Comentó soñadora formando una tonta sonrisa en su rostro.

―¿Y quién es el idiota?― Susurro Shion con fastidio.

Ino siempre se enamoraba de los idiotas. Se acostaban con ella y luego la dejaban, Ino lloraba y los maldecía y sufría hasta que se enamoraba de un nuevo idiota, generalmente dos días después. Ella siempre tropezaba con la misma piedra.

―No es un idiota. Lo conocí hoy― Shion rodó los ojos, de seguro era un inútil mantenido por sus padres que solo quería sexo fácil ―Estudia abogacía y tiene veintitrés años―

―¡Oh por dios!― Chillo Shion abriendo la boca exageradamente y saltando sobre la rubia para abrazarla ―¡Cuéntamelo todo!―

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―Hinata, eres una aburrida― Chillo Kiba tirándose sobre la cama.

Hinata rodó los ojos y siguió escribiendo en su laptop.

―No puedo creer que nos estemos perdiendo esa fiesta― Comentó sentándose en la cama y tomando la almohada entre sus manos.

―Hubieras ido tu solo― Le respondió la chica sin quitar la vista de la pantalla de la laptop.

Cerezas― Murmuro olfateando el aroma de la almohada de la cama de Sakura ―Que rico perfume usa tu compañera de habitación―

―¡Kiba! ¡Deja eso!― Lo reto la pelinegra levantándose de la silla y acercándose al castaño ―Sakura se enojará―

―Ven a quitármela, pequeña― La reto.

Hinata entrecerró sus ojos intentando en vano amenazar o intimidar al castaño y se lanzó sobre Kiba quitándole la almohada y este aprovecho para atraparla entre sus brazos haciéndole cosquillas.

―Ya, Kiba― Murmuro la chica entre risas.

Kiba dejo de hacerle cosquillas y la observó debajo de su cuerpo, unas gotas de sudor resbalaron desde su frente hasta el mentón, un tierno sonrojo adornaba sus mejillas y sus labios se encontraban entreabiertos invitándolo a besarla.

―Kiba― Susurro Hinata al notar la posición en la que estaban.

El castaño se contuvo y se obligo a quitarse de encima de ella.

―Kiba― Lo llamo ella, el castaño se acercó más a Hinata ― ¿Crees que Naruto fue a la fiesta?―

Kiba se alejo al escuchar el nombre de Naruto y se acostó en la cama boca arriba poniendo sus brazos detrás de su cabeza.

―No lo sé―

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Karin lo vio llevarse como la cuarta botella de cerveza a los labios. Camino sensual esquivando a sus ebrios compañeros de clase y se sentó a su lado en el sillón. El aroma varonil impregno sus fosas nasales, sumiéndola en un completo estado de excitación y deseo.

―Sasuke― Susurró sensual en su oído rozando sus senos con el brazo de él.

Sasuke dejo la botella en el suelo y sonrió arrogante acercándose a ella. La sintió temblar bajo su tacto cuando acaricio su pierna con lentitud y la beso con fuerza haciendo que gimiera en su boca.

―Te quiero, Sasuke―

Escucho su voz, su dulce, suave y falsa voz infantil como aquel día que se le declaró.

¡Mierda! ¿Qué hacía él pensando en ella? En esa tonta niña que hacía más de seis años no veía, si no le importo antes ¿Por qué le importaría ahora? Desde que conoció a Sakura no podía sacarse la imagen de su hermana de la cabeza. No era culpa. Era. Era algo que no podía comprender.

―Ah, Sasuke― Gimió Karin cuando las manos del chico se colaron por debajo de su falda.

No importaba que estuvieran en un sillón en medio de una fiesta.

No importaba que cualquiera pudiera verlos haciendo eso.

No importaba que la llamaran zorra por hacer eso con él.

No importaba que él solo hiciera eso cuando estaba ebrio.

Todo valía la pena por tener a Sasuke Uchiha con ella.

Acaricio el pecho masculino bajando despacito, Sasuke mordió el labio inferior femenino cuando Karin metió una de sus mansos en sus pantalones y apretó su miembro con fuerza.

―Te quiero, Sasuke―

―Sakura― Escapó ese nombre de sus labios.

Karin se alejó de él mirándolo furiosa.

Eso si tenía importancia.

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