Se había enamorado siendo niño. Al principio fue difícil, tenían maneras abismalmente diferente de ser, y aunque ambos eran sangre pura, eran pocas sus coincidencias. Después vino la guerra y sus implicaciones que los llevaron a bandos diferentes, pero su amor lo resistiría, él lograría que resistiera.
Cuatro años después de la guerra, en una mañana primaveral, en los jardines traseros de la mansión Malfoy, se habían jurado amor eterno. Sus familias y amigos más allegados fueron testigos de su dicha. Pero el amor es como los árboles, solo el tiempo decide si florecerán o morirán en el intento. El suyo…
Su madre había muerto hacía dos años, y su padre había caído en una gran depresión. Sus hermanos cada cierto tiempo lo llevaban a sus casas, y luego se mudaba a casa de otro, sin embargo hacia un par de meses que este le había pedido quedarse allí, con él y su esposo. Sin embargo ese simple hecho acabo con el mundo entero de Ronald Weasley
Sentado en la mesa de la cocina, una lágrima traicionera cruzaba su mejilla
Hijo ¿estás bien? – pregunto Arthur
Si papá – dijo Ron limpiándose la lagrima
¿Qué haces? – dijo su padre
Preparo el almuerzo – dijo el muchacho
A Draco no le gusta así – dijo Arthur quitándole el cuchillo y cortando las verduras – ¿ves? Tienes que moverlo suavemente
Yo sé cómo se cocina – dijo Ron – y se cómo le gusta a mi marido
Ya llegue, cielo – dijo Draco desde la sala
Draquito – dijo Arthur sonriendo mientras salía seguido de su hijo – bienvenido. Estoy…, bueno, estamos haciendo – dijo sonriendo – tu plato favorito
Estoy seguro que le va salir delicioso – dijo mirando como su suegro batía la olla
Esto va… – decía Ron
Hice un pastel de chocolate – interrumpió Arthur sonriendo – siéntate y ahora te sirvo
Me encanta el pastel de chocolate – dijo Draco –,y más si lo hicieron para mi
Lo hice especialmente para ti – dijo Arthur sonrojado
Gracias – dijo Draco mirándolo fijamente y rozando la mano de su suegro
Espero que lo disfrutes – dijo con voz suave
Estoy seguro que lo hare – dijo Draco
Ahora te sirvo tu jugo de manz… – dijo Ron
Déjalo, déjalo – dijo Draco – tu padre lo hace mejor
Claro, cielo – dijo el joven dando un paso atrás mientras un Arthur sonriente lo hacia
Muchas gracias suegro, usted si sabe atender a un hombre – dijo el rubio y Ron vio como su padre se estremeció – ¿Por qué no me acompaña?
¿No te molesta? – pregunto Arthur
Por favor – dijo Draco poniéndose y acomodándole la silla
Gracias – dijo sentándose
Ya está la comida – dijo Ron con voz neutra
Antes que te sientes cielo – dijo Draco – me parece que va llover, y vi ropa tendida ¿por qué no la recoges?
Tienes razón – dijo el pelirrojo aguantando sus ganas de llorar – ahora vengo
Ron salió lo más deprisa que puedo, pero se detuvo detrás de la puerta, desde ahí vio como su padre le daba una cucharilla de pastel en la boca a su esposo, quien coloco su mano en el muslo del mayor para acariciárselo
Draco – dijo Arthur –, no es correcto
¿sabe que no es correcto? – dijo Draco sabiendo aún más su mano – conocer a un hombre como usted, saber sus necesidades y no atenderlas
Eres el esposo de mi hijo – dijo Arthur poniéndose de pie y alejándose hacia el lavaplatos
Pero puedo ser el de ambos – dijo Draco recargándose en él de tal manera que su entrepiernas quedo a la altura de los glúteos de Arthur
Draco – gimió Arthur cerrando los ojos
Yo puedo convencer a Ron para que te pida meterte en mi cama – le susurro el rubio al oído – serias mi mujer. La reina de esta casa. Mi reina – y le mordisqueo el cuello
¿Y Ron? – dijo Arthur mientras la piernas le flaqueaban – no quiero destruir el matrimonio de mi hijo ¡Ah!
Ron seguirá siendo mi esposo con todos sus derechos y obligaciones – dijo Draco –pero tú serás mi mujer, dentro y fuera de la cama. solo di… – mordisqueándole el cuello – quiero ser tu mujer y yo hare que Ron te pida como favor que te metas en mi cama
Dra… ah…ah… dra… co… – gemía Arthur echando su cabeza hacia atrás
Te mueres por saber lo que es estar en su lugar – girándolo y poniéndole las manos en los hombros, para empujarlo hacia abajo hasta que Arthur se arrodillo – y que te haga todo lo que un hombre – y se abrió el cierre del pantalón para bajarse sus ropa interior – le debe hacer a su mujer
¡ahh! – gimió el hombre mayor
Quiero escucharte – dijo Draco – quiero ser tu mujer
Yo… ah – gimió Arthur tomaba el miembro de su yerno para masajearla lentamente arrancándole gemidos al mas joven – quie… quie… ro… ser… ah… tu… ah… mujer
Sin vacilaciones Arthur se lo metió en la boca. Empezó a lamerlo sin pudor. Lo saboreaba sin inhibiciones, sin complejos, mientras Draco lo tomaba de los cabellos para marcarle el ritmo a un hombre que cada segundo se entregaba más y sin reparos
Ron corrió al patio trasero y en el apuro tropezó cayendo en el cemento. En vez de levantarse y se hizo un ovillo y siguió llorando
Ya habían pasado varias semanas de aquello, Ron trapeaba mientras Arthur leía una revista sentado en el sofá.
Hazlo con más fuerza – dijo Arthur
Déjame arreglar mi casa – exhaló Ron
¿Acaso es mi culpa no la sepas atender como se debe? En ningún sentido – dijo Arthur poniéndose de pie quitándole el trapeador – mira deberías inclinarte para llegar más abajo
Ya llegue cari…ño – dijo Draco entrando en la casa y viendo la posición en la que estaba Arthur – ¿le… ayudo… en algo… suegro?
Querido – dijo el mayor poniéndose de pie – ¿cómo te fue?
Espectacular – dijo Draco mirándolo de pies a cabeza
Ahora vengo – dijo Arthur y se fue hacia la cocina
Quieres tomar algo – dijo Ron sonriendo tímidamente
Aquí tienes tu jugo favorito – dijo Arthur saliendo de la cocina y Ron solo miro en silencio como Draco le rozaba la mano a su padre mientras este le sonreía
La noche había caído, y Draco lo esperaba en la cama leyendo un libro. Salió vestido con su pijama y se acostó en su lado. Draco cerró su libro y lo dejo sobre la mesita de noche. Se acostó de lado y le acarició el vientre
Hoy estas muy hermoso – le susurro Draco besándole el cuello por lo que no puedo evitar gemir –. Te he tenido muy desatendido. Perdóname
¡Dragón! – gimió el pelirrojo
Me enloqueces cuando me llamas así – dijo Draco arrancándole el pantalón
En cambio tú me enloqueces todo el tiempo – dijo Ron enroscando sus piernas en la cintura del rubio
Muéstrame que tan loco estas por mí – y sin más aviso se inclinó sobre la entrepierna de su esposo y se la metió en la boca arrancándole un grito al pelirrojo
Dr… dra… ah… gon… ah… – gemía Ron revolviéndose en la cama mientras el rubio lo estimulaba hasta lograr que se viniera en su boca
Tranquila mi niña hermosa – dijo relamiendo los labios y acercándose para besar sus labio – hora de hacerse mujer
Lentamente empezó a entrar en él, mientras Ron se desconectaba completamente. Estaba tocando el cielo. Cielo que solo le pertenecía a él, así que se abrazó a él como si de ello dependiera su vida. Nadie lo quitaría lo que le pertenecía
Estaba abrazado a Draco, con la cabeza en el pecho del rubio que le acariciaba la espalda de arriba abajo suavemente
¿Qué piensas? – pregunto Ron
En tu padre – dijo Draco y Ron se removió suavemente pero el rubio no lo dejo escapar – me da pena Arthur
¿Por qué te da pena mi padre? – pregunto Ron a sabiendas que estaba completamente seguro que no le gustaría la respuesta
Amor, tu mamá murió hace tiempo – dijo Draco besándole la sien –, y bueno, todo hombre tiene… necesidades
¿A dónde quieres llegar? – pregunto Ron con el alma en un hilo
Bueno – dijo Draco sabiendo que se estaba jugando la vida y de ello dependía como sería su vida de ahí en adelante – estaba pensando que tal vez… tú podrías… insinuarle a tu padre… que quizás… yo… puedo…
¿Quieres… quieres… acostarte… con… mi… padre? – susurro Ron estupefacto
Es solo para ayudarlo – se defendió el rubio
Draco – protesto Ron –, no quiero…
Ya no aguanto, voy al baño – dijo Draco levantándose –. No te duermas, ahora seguimos hablando de esto
En cuanto Ron quedo a solas lloro en silencio
Días después, Arthur acomodaba su closet mientras conversaba con su hijo.
Papá - dijo Ron sentándose en la cama – hay algo que te quiero preguntar… pero… es muy… intimo
Dime, hijo – dijo Arthur
¿Tú…? Bueno… ¿hace cuánto…. no…? Tú me entiendes
No – dijo Arthur confundido – habla más claro
¿Hacecuantonotienesintimidadconalguien? – dijo Ron lo más rápido que pudo
¿Qué cosa? – pregunto Arthur intrigado
¿Hace cuánto no tienes intimidad con alguien? – dijo Ron con pena mientras respiraba hondo
Desde que tu mamá murió – dijo Arthur
¿Tú no…? – pregunto Ron
¿Dónde quieres llegar? – pregunto su padre
Estuve… hablando con Draco – dijo Ron esforzándose para que las palabras salieran – y si lo que quieres es experimentar con tu sexualidad…, Draco… te puede ayudar. Él puede… estar… contigo… para que… descubras… si es lo que te gusta, y también te desahogas
Arthur lo miraba atónito. ¿Acaso había escuchado bien? ¿Su hijo le sugería pasar la noche con su esposo? Prácticamente le suplicaba con la mirada
Ron preparaba una mesa romántica para dos en su habitación mientras sus lágrimas caían
¿Qué tal me veo? – pregunto Arthur sonriendo
Muy guapo – dijo Ron – espero que disfrutes la noche con mi marido
Nuestro – corrigió Arthur –. Draco dijo que podrías estar con él cada vez que necesitara…, y bueno, yo aún soy un hombre joven con ciertas necesidades
¡Qué disfrutes tu noche, papá! – dijo Ron – voy por la comida. Tú… alístate – y salió de la habitación mientras Arthur sonreía emocionado
La cena fue camarones acompañado con el mejor vino francés, música suave, la brisa moviendo las cortinas del balcón por donde se colaba la luna llena. En la cama pétalos de rosas rojas esparcidos en forma de corazón sobre la cama y un camino desde esta hasta la mesa que continuaba hasta la puerta
Arthur se había comprado un baby doll transparente que poco y nada dejaba a la imaginación, se había perfumado y sonreía cada vez que Draco le tocaba la pierna. Una hora después de coqueteos e insinuaciones mutuas se pusieron de pie, Draco coloco sus manos en las caderas de su suegro y este rodeo su cuello con ambos brazos. Sus labios se unieron y sus manos cobraron vida propia. Las ropas cayeron al suelo mientras sus cuerpos lo hacían a la cama. Los camarones no habían hecho otra cosa que aumentar su hambre por el otro
Arthur se acostó boca abajo en la cama mientras Draco besaba tocaba, lamia, y mordía a voluntad mientras el mayor de los Weasley gemía retorciéndose de placer. Le daría al rubio aquello que nadie jamás le dio, a tal grado que se divorciaría y él sería el nuevo señor Malfoy
Draco lo giro, entrelazo sus manos a las de su suegro y las coloco hacia atrás mientras se acostaba sobre el hombre, se acomodó entre sus piernas. Lentamente entro en él lentamente. Los gemidos inundaban el lugar. Arthur estaba experimentando cosas que jamás imagino, y Draco, como todo Malfoy había conseguido su nuevo capricho
Aumento la velocidad mientras Arthur se deshacía en placer.
Du… e… le – gemía Arthur – mi… pe… cho... duele
A mi… tam… tam… bien – dijo Draco dejándose caer sobre él
No… pu… pue… do… res… pir… – decía Arthur con dificultad
¿Qué… pa…? – dijo Draco mientras la puerta se abría lentamente – a… ay… yu… da
¿Te divertiste, cariño? – pregunto Ron sonriendo – ¿Papá, mi esposo es lo que esperabas en la cama?
Ro… ro… – suplicaba Arthur
Porque el tuyo es simplemente magistral en la cama
Cielo – dijo Lucius Malfoy entrando –, hora de irnos. No puedes estar aquí cuando encuentren los cadáveres
Claro, amor – dijo Ron abrazándose a él –. Dragón, ¿espero que no te moleste que me haya embarazado de tu padre? Ya sabes. Solo para experimentar.
Te lo advertí Draco – dijo Lucius acariciando la cintura del pelirrojo –, cuida a Ron o te lo van robar, y nunca me hiciste caso.
Nos vemos en el velorio. El de ustedes obviamente – dijo antes de salir de la mano del hasta ahora había sido su suegro
Lo último que la pareja vio fue el techo de la habitación antes que sus corazones dejaran de latir por el veneno que habían ingerido en la comida y el vino. Un veneno imposible de rastrear y diseñado en los laboratorios Zabini especialmente para la pareja. Ron esperaría en casa de su mejor amiga Hermione Granger a que encontrasen los cadáveres y le dieran la fatal noticia. Se vería espectacular vestido de luto. El final perfecto para su cuento de hadas
