La sensación abrazante y verdaderamente desagradable que recorría todos y cada uno de sus músculos impidiendo la movilidad en sus articulaciones dejándolo como una marioneta rota. El punzante latido de las heridas abiertas donde la sangre fluía libremente empapando de rojo los restos de su prístino e inmaculado traje, o al menos así lo sentía. Los recuerdos borrosos en su mente le decían que no, no tenía razón para este inexplicable dolor que recorría cada uno de sus músculos.

Su cuerpo no había sido herido.

Y, aun así, parecía que hubiera sido aplastado por mil toneladas.

La pesadumbre que nublaba su mente con el dolor sordo de una posible conmoción cerebral eran los primeros vestigios de conciencia que pudo discernir cuando sus ojos se abrieron por primera vez después de su inevitable derrota. La oscuridad rodeaba su visión como una manta firmemente plasmada en sus inexistentes rasgos faciales, un peso muerto presionaba contra su costado restringiendo aún más su escasa movilidad provocando que los nervios presentes desde su despertar se exasperaran en el transcurso de cada minuto.

Paso saliva, sintiendo como sus labios resecos y agrietados se juntaban en una mueca que debería ser imposible para alguien cuyo rostro era enteramente una forma de niebla oscura con ojos intimidantes. Parpadeo, tratando de apartar los puntos negros que bailaban en su visión limitada, un gorgoteo broto de los confines de su garganta, más parecido a un lamento amortiguado que transmitía el incomparable dolor que trepaba de sus huesos y se extendía por su cuerpo como una plaga consumiendo todo a su alrededor.

"¿Shou?... ¿Me escuchas? Tranquilo, las enfermeras ya vienen… Estoy aquí". El peso de las manos extrañas cayo de manera firme en su persona incomprensiblemente atrapada. Sus músculos se tensaron y la incómoda sensación de heridas abiertas lo azotó con la crudeza de la primera vez que despertó en los laboratorios del doctor. Las náuseas subieron por su garganta, el impacto de los recuerdos provenientes del interminable sufrimiento de años atrás sacudió su ser. Un solo deseo arraigado a su mente se hizo frente para sobreponerse a la realidad que empezaba a parecer cada vez más clara conforme más escuchaba de la voz que permanecía obstinadamente a su lado.

¿Dónde estaba…?

Sus puños se apretaron aun cuando la sensación de la sangre se deslizo entre sus dedos, el ardor proveniente de las nuevas heridas se hizo soportable ante la creciente ola de dolores que lo agobiaban y de los cuales no recordaba haber recibido. Su boca se abrió con la intención de pronunciar algo… cualquier cosa, pero todo lo que salió fue un gemido roto, exhausto por situaciones que su mente no llegaba a comprender.

¿Dónde estaba… Tomura Shigaraki?

Su boca se apretó en una delgada línea automáticamente y supo de manera instantánea que se encontraba en verdaderos problemas. Su cuerpo había perdido la composición nubosa que normalmente poseía, los rasgos inidentificables de su rostro ahora estaban definidos por las sensaciones que podía captar en su piel física y en ese momento dolorida.

Todo era diferente.

Y aun así… había algo que golpeaba en su mente como un recordatorio constante.

El murmulló exterior lo saco de sus pensamientos, las voces ahogadas se dejaban escuchar con una niebla embotaba de la cual culpaba a los medicamentos que seguramente seguirían en su sistema para mitigar tan eficazmente los peores efectos de los dolores que lo aquejaban. Por un momento busco activamente escuchar las conversaciones, pero pronto descarto el banal intento, su mente seguía demasiado confusa para siquiera encontrar sentido a lo que lo rodeaba.

Un nuevo quejido abandono su reseca garganta cuando una pregunta al azar fue lanzada en su dirección, ignoro el contenido de las palabras expresadas y repentinamente sintió el cansancio embargando su cuerpo con el doble de la rapidez que hace solo unos minutos. La sensación fantasma de manos acariciando su hombro en un gesto apaciguador fue lo último que sintió antes de caer en la somnolencia del sueño.

Kurogiri solo pudo esperar que las cosas tuvieran más sentido la próxima vez que abriera sus ojos.

.

.

El silencio reinaba en la habitación.

Las oscuras sombras se arrastraban por las paredes para dar paso a la noche más fría que hubiera imaginado a las entradas de la primavera. Todo a su alrededor daba vueltas, su cabeza dolía como una resaca mal sobrellevada. En el momento que sus ojos se abrieron, su voz se rompió en un gemido dolorido y su cuerpo se convulsiono por el desastroso dolor que recorría su mente nublada por el sueño.

Una humareda tétrica se cernió sobre su cuerpo sin control ninguno, mientras sus extremidades se sentían flácidas y débiles a su alrededor. La desesperación envolvió su conciencia y se obligó a moverse aun cuando todo su cuerpo estaba entumido por las sensaciones que lo recorrían. Sus ojos se cerraron abruptamente en el instante que las luces de la habitación se encendieron sobre su persona cegando su delicada vista, el dolor lo recorrió por un momento, pero desapareció tan pronto como llego.

Escucho, con la cautela de todo héroe profesional, la voz juguetona y juvenil de un niño que no podría escucharse más tétrica si lo intentara, ese sonido, fue el único que inundo el cuarto donde se encontraba por unos largos momentos. La presencia se mantuvo en el umbral, la mirada del desconocido oculta por la mano que descansaba sobre su rostro como una máscara, el joven, porque no podía definirlo de otra manera, se dedicó a estudiarlo con ojos curiosos que se estrechaban con el pasar de los segundos ante su falta de reacción.

Shouta Aizawa resoplo.

Su mente audaz ato los cabos sueltos del misterio y sus labios se apretaron en un gesto de impotencia cuando entendió donde estaba. La realidad de como termino en este problema lo absorbió, y su mordaz lengua estuvo a punto de empezar a cuestionar a su captor por respuestas ante el visible secuestro en el que se encontraba.

"Deja de exagerar Kurogiri… Sensei pregunto por ti, no esperara por siempre". Su mandíbula se cerró de golpe, la sensación fantasmal de sus músculos hizo cada movimiento torpe y descoordinado mientras intentaba obligar a su cuerpo a moverse. El esfuerzo fue sobrehumano para su condición abrumada, pero logro adquirir una postura sentada en la superficie en la que se encontraba.

Porque esto no era un secuestro u algo parecido.

Tenía la impresión de que podía ser mucho peor si lo que su mente maquinaba resultaba cierto.

Y hasta ahora… nada demostraba lo contrario.

Sus oscuros –ahora dorados– ojos estudiaron cada rincón de la habitación con una discreción duramente ganada de su experiencia en el campo subterráneo. El lugar era simple, nada más que una cama y algunas repisas alrededor de los cuatro muros que conformaban el dormitorio que suponía era suyo. Su vista cayo a su regazo y no pudo evitar notar la gran diferencia en su vestimenta, ahora portaba algo demasiado formal, un traje a juego que resultaba exageradamente elegante para una persona considerada un vagabundo por su elección de guardarropa.

El silencio se extendió demasiado intenso entre ambos, en sus pensamientos busco la respuesta adecuada ante la declaración dada, un paso en falso y podría caer en la ruina de un verdadero secuestro.

Por ahora, tendría que actuar como la persona que parecía.

"Enseguida". Su tono era grave, con una profundidad fácilmente notable aun cuando había un cansancio subyacente en su voz, su impasible mirada se encontró con el rostro cubierto y el recuerdo de la batalla en la USJ volvió a su persona. Paso saliva, su boca con una sensación demasiado reseca, mentalmente busco recordar cualquier pensamiento que pudiera ayudarlo, pero fue inútil y mantuvo su postura esperando que el contrario realice cualquier movimiento.

Por ahora debía mantenerse en el juego en el cual se había visto inmerso.

Aizawa Shouta suspiro.

El joven comenzó exclamado su abierta decepción por los eventos en la escuela, su desdén por los héroes visible en cada una de sus palabras. Las pálidas manos del villano comenzaron un rascar compulsivo en su cuello, las marcas rojas que dejaban las uñas eras tan notorias gracias a la blancura de su piel, mientras que su carácter se desvanecía en una desesperación palpable. Por un momento, pensó que la escena seguiría sin detenerse hasta que la persona frente a él se lastimara imprudentemente a sí misma, por suerte, termino rápido.

La situación solo duro unos buenos tres minutos.

Shouta siguió callado.

Arriesgarse a hacer o decir algo incorrecto no era una opción, la extraña niebla que lo rodeaba se movió a su alrededor, tan incontrolable como la imprevisibilidad de todo lo que ocurría. El momento realmente incomodo se rompió con los murmullos incoherentes de su interlocutor, internamente, no pudo evitar comparar el acto como el berrinche de un niño que no obtiene lo que quiere, y eso solo fue afirmado aún más con las intenciones declaradas de jugar videojuegos donde los NPs inútiles podían desaparecer adecuadamente, en palabras del villano.

Y así como llego, se fue.

Solo, en un lugar desconocido donde todo lo que lo rodeaba era hostil.

Lucho fervientemente con sus extremidades inestables mientras trataba de ponerse en pie, la sensación incorpórea de su ser desvaneciéndose en el humo que lo rodeaba era extraña. La incomodidad recorrió cada uno de sus huesos con cada paso que daba, cuando la puerta estuvo a solo unos centímetros frente a suyo, extendió una mano temblorosa e intento agarrar la perilla. Intentar fue la palabra clave aquí, sus dedos se escabulleron muchas veces en los pocos minutos que dedico a esa actividad.

Unos segundos después, cuando calmo su respiración y su mente trajo la lógica que tanto necesitaba a la superficie, centro todas y cada una de sus fuerzas en la obstinada tenacidad para conservar solida su extremidad y girar adecuadamente la manija de la puerta. Shouta se abrió paso a un pasillo tenuemente iluminado, las puertas se extendían hacia la derecha mientras que hacia la izquierda el corredor se abría, dejando ver parte de lo que suponía era una sala.

Se quedó quieto.

La neblina a su alrededor ondulo, su rostro se inclinó solo un poco en ambas direcciones y no dio un solo paso.

¿A dónde debería de ir?