Acta non Verba

En medio de toda la devastación, me encuentro con algo que podría resultar interesante. Una mujer de apellido Petrov me resulta familiar. Recuerdo que cuando desmantelé el bastión principal del culto, entre los científicos había un hombre de apellido Petrov. Podría ser simplemente una coincidencia, pero tal vez debería investigar si existe alguna relación entre ella y aquel científico. De cualquier manera, si está involucrada en estos oscuros negocios y financiamientos, al menos podré darle un "castigo" a esta mujer. El culto de la Luna Sangrienta había estado experimentando con personas en busca de un tipo de sangre especial, irresistible para los vampiros. Algunos vampiros, como Anastasia, llamaban a las personas con este tipo de sangre "cantantes", ya que eran específicos para cada vampiro, como una especie de marca personal. Lamentablemente, yo fui la marca personal de Anastasia, lo cual condenó a mi familia y a mí a los eventos que nos llevaron hasta el día de hoy: el asesinato de mi esposa Marie, mi pequeña Lucero y mi amigo Ralph, así como mi propia conversión en vampiro a manos de ella.

Anastasia me había estado observando durante meses, quizás años, mientras decidía si debía matarme o desviarme de mi familia. Se había obsesionado conmigo simplemente por ese hecho, me deseaba para sí misma y solo para sí misma. En su mente retorcida, concluyó que era mejor alejarme de mi propia familia y manipularme para estar con ella. Pero ella no contaba con el don oculto que poseía, una habilidad especial que algunos humanos adquieren al ser convertidos en vampiros.

Cada aspecto de un humano se amplifica diez veces al ser convertido en vampiro, por así decirlo. En mi caso, al haber sido un lisiado y haber sufrido problemas de salud, mis atributos físicos como vampiro resultaron ser un tanto inferiores a los de un vampiro promedio. Sin embargo, gané algo a cambio. Desde pequeño, fui lo que se podría llamar coloquialmente un "niño prodigio" —¡qué odio tengo a esa palabra!—, lo cual me permitió que el Estado financiara mis estudios y mi tratamiento médico. Mi inteligencia se incrementó enormemente tras la transformación. Pero lo mejor de todo fue mi habilidad especial. Siempre tuve una relación casi simbiótica con la tecnología y las computadoras. Me encantaba construir cosas, eran una extensión de mi cuerpo frágil y vulnerable, y me brindaban una vía de escape ante mis limitaciones físicas, ya que mis huesos eran más frágiles que los de un humano común. Mi gran habilidad y obsesión con las computadoras desencadenaron en mí la capacidad de "hablar y controlar las máquinas". Hasta ahora, solo sé que esta habilidad se limita a dispositivos digitales. Todo esto me ha permitido descubrir la verdad sobre el asesinato de mi familia.

No ha sido fácil controlar mi habilidad ni adaptarme a la forma en que mi mente funciona ahora. Mi mente tiende a trabajar de manera multitarea, como susurros de múltiples cerebros que piensan al unísono. Mi habilidad siempre busca conectarse con todo lo que encuentra a su alrededor, lo cual resulta abrumador, especialmente en grandes ciudades. El ruido que atraviesa mi ser es tan intenso que debo concentrarme para filtrar lo que necesito del resto. Por eso, a veces prefiero refugiarme en lugares apartados de la civilización en lugar de permanecer en una gran ciudad. Aun así, he estado entrenando y exponiéndome en diversas ciudades para adaptarme, mejorar y explorar los límites de mis habilidades.

Utilizando mis habilidades, me dediqué a exponer a criminales y organizaciones desde la distancia. Conectándome a sus redes, lograba revelar documentos sensibles y enviar información a la policía, llamándolos en caso de robos o crímenes. En ocasiones, los inmovilizaba y desmantelaba antes de que llegara la policía, para que pudieran pagar por sus delitos una vez que me retirara.

Sin embargo, el plan no siempre funcionaba. ¿Cómo iba la policía a corroborar la información? ¿Cómo podrían interrogar a un informante anónimo? El procedimiento legal podía ser complicado, lo sabía bien porque, como humano, había trabajado en el departamento de informática forense en Himmelsburg. Muchas veces, los criminales y asesinos en serie salían impunes debido a la falta de pruebas. La policía sabía que eran culpables, muchos lo sabían, pero debido a tecnicismos legales, lograban evadir la justicia y no era hasta que cobraban más víctimas que finalmente terminaban tras las rejas.

Además, cada país tiene sus propias leyes y normas de cumplimiento, y cuando un criminal comete un delito y huye del país, los procesos de captura pueden ser extremadamente difíciles, sin mencionar la corrupción. Juro que lo he intentado, Marie, lo he intentado, mi amada esposa. He hecho todo lo posible para actuar utilizando mis habilidades sin infringir la ley, pero parece que en muchas ocasiones, desde el marco legal, se sacrifica demasiado antes de poder actuar.

Me adentro en la ciudad de Moscú y durante la noche busco información sobre la mujer en las sombras. Según mis datos, su nombre es Nina Petrov, una mujer de gran poder y miembro de la aristocracia rusa. Vive en una lujosa calle en un penthouse equipado con múltiples dispositivos inteligentes. Su residencia se encuentra en el último piso del edificio, protegida por numerosas cámaras y guardias de seguridad. Hay un portero en la entrada y no veo ninguna otra forma de acceder. Me tomará mucho tiempo entrar y controlar las cámaras, además no tengo ni idea de qué alias utilizar ni cómo distraer a los guardias. Claramente, no puedo simplemente entrar destrozando todo, ya que estoy en la ciudad y hay mucha gente viviendo en el edificio. Solo hay una entrada posible, y es a través del techo.

Según mis datos, conectándome a las cámaras, la azotea es mi mejor oportunidad para entrar. Sin embargo, debo escalar rápidamente cada piso, evitando las ventanas. Me pongo manos a la obra y comienzo a subir. Intento ser rápido y evadir todas las ventanas de los pisos inferiores. A medida que asciendo, la brisa se intensifica. Estimo que son unos 20 pisos en total. Procuro evitar cualquier luz que pueda delatar mi presencia.

"¡Soy Spiderman!", me susurré a mí mismo, tratando de liberar algo de tensión. Finalmente llegué a la azotea y vi la puerta. Detrás de ella había solo dos cámaras que apuntaban hacia la dirección de su casa. Concentrándome aún más, detecté alarmas en la entrada. "Hmmmm... tendré que desactivarlas", reflexioné. Una de las cámaras me mostraba a un guardia dando vueltas. "Esta mujer debe ser realmente importante...", pensé para mí mismo. Pude notar que el guardia se turnaba con otro para vigilar la entrada. Suspiré y me dije a mí mismo: "No podré entrar por la puerta si no quiero llamar la atención". Volví a asomarme en la azotea y decidí descender nuevamente, pero esta vez solo para explorar el último piso del edificio.

Me percaté de que la ventana por donde ella dormía estaba abierta. Me di la vuelta y desactivé la alarma de la entrada a su penthouse de forma remota. Antes de entrar, intenté percibir si había algún otro dispositivo que se me hubiera pasado por alto. Solo detecté unas luces automáticas y sus dispositivos móviles. La mujer poseía dos aparatos móviles, y me llamó la atención que uno de ellos estuviera utilizando una línea encriptada y solo tuviera asociado un número de teléfono. Tomé control de las luces y los dispositivos. Solo escuché dos latidos de corazón y pude oler, a través de la ventana, tanto a su perro como a ella. "¡Oh, mier...! Lo que me faltaba, ¡un animal!", exclamé en voz baja. Los animales son muy sensibles a los vampiros, pueden detectarnos y se alteran muchísimo en nuestra presencia. Si lograba entrar, su perro no dejaría de ladrar hasta que me fuera, y no quería lastimar a un perro. La última vez que me enfrenté a un perro fue cuando tuve que infiltrarme en la casa del Sr. Fisher para obtener más información sobre su esposa. Fue allí donde obtuve una pista clave para encontrar a los responsables de la muerte de mi esposa e hija en aquel entonces. Ese perro no paraba de ladrarme compulsivamente y hasta se orinó encima un par de veces. En aquel momento, el perro estaba fuera de la casa, pero tuve que cerrarle la boca con cinta adhesiva. Aun así, me descubrieron. Aquí, este perro está en un penthouse.

Si el perro ladra, los guardias lo escucharán, vendrán por mí y se armará un desastre. Mi plan es entrar rápidamente, llevar al perro a la azotea y cerrarle la boca antes de volver a entrar. Regresé a la azotea para ver qué podía usar y encontré un alambre. Mientras deslizaba mis dedos por el edificio, parte del cemento se rompió y cayó un trozo considerable. Mi mano, que estaba aferrada a ese trozo, se deslizó y terminé agarrándome con una sola mano. Probablemente, la fuerza de mis dedos había agrietado y roto el cemento.

Antes de que el trozo de cemento comenzara a caer y delatarme, pude mantenerlo en equilibrio con mi pie y lo moví lentamente hacia mi mano izquierda, la que había roto el pedazo de cemento. Ahora debía regresar a la azotea, "¡Ah, qué fastidio!", me dije a mí mismo. Con el alambre en mi boca y el trozo de cemento en mi mano derecha, logré subir nuevamente, por enésima vez, y dejé la roca en la azotea. Limpié cuidadosamente el alambre, evitando que mi saliva pudiera hacerle daño al pobre animal. Los animales no toleran la ponzoña de los vampiros. Entré rápidamente y busqué al perro, quien me detectó y lo agarré firmemente pero con cuidado. Le puse el alambre y subí rápidamente antes de que sus quejidos se volvieran más fuertes. Cerré la puerta y ascendí con cuidado a la azotea, con el chihuahua en mis manos. El perro no cooperaba, se retorcía como un gusano en mi presencia. Logré subir y lo solté sin soltar el alambre. "Hahah... perdón, chiquitín, pero es solo por un momento", le susurré al canino. Me preocupaba que saltara al vacío, así que lo amarré con una cuerda que encontré a un fierro cercano. "Ahora sí, por favor, no hagas nada estúpido...", le supliqué al perrito. Bajé nuevamente y logré abrir la puerta. Y ahí estaba ella, la mujer que podría tener una pista que, aunque no tenía idea si estaba relacionada con Anastasia, podría ayudarme a localizar al científico y obtener más información.