-¡Papá! ¡Papá! ¡Papá!- El pequeño cachorro corrió a sus brazos con lágrimas en los ojos, lágrimas que partieron le dolieron en el alma a Dipper, quien no dudó en corresponder el abrazo y alzarlo entre sus brazos en un tierno gesto de felicidad - ¡Te juró que no volveré a beber tu Sangre dorada! ¡Por favor no me odies! - Abrazaba la nuca de su papá entre lloriqueos y respirando el aroma tranquilizador que le brindaba su papá para calmarlo.

-Tranquilo Lían, no estoy molesto contigo.- Le susurró el castaño mientras acariciaba la suave cabellera rubia de su cría. Se sentía mal por haberse dejado llevar por su calentura, aunque eso fuese incontrolable. - Sabes que a veces me enfermo unos días y es necesario que tus tíos te cuiden, ya que Bill…

-¡Papá! No te enfermas por tanto tiempo. - El pequeño rubio se aferró más al cuello de su padre - Siempre son 3 días ¡Estuviste enfermo por más de una semana!- soltó a su padre y miró directamente a los ojos del mayor - Te molestaste mucho conmigo y por eso me dejaste con mis tíos, ¿Es que acaso ya no me quieres?

Los ojos llorosos que amenazaban con llorar rompieron el corazón del Pines. Su hijo siempre conjeturaba lo que sucedía a su alrededor, y no lo culpaba, después de todo, él también era algo paranoico y era probable que su cachorro aprendiera de él. Acaricio la mejilla de su cría cariñosamente.

-No digas eso, Lían. Eres mi vida, y moriría si algo malo te pasará. Sufrí mucho al no poder verte todo este tiempo.

El pequeño rubio volvió a abrazar a su padre por el cuello y sin poder evitarlo, comenzó a llorar. Dipper, preocupado, abrazó con más fuerza el pequeño cuerpo entre sus brazos, mientras le repetía una y otra vez, lo mucho que lo amaba y que no estaba molesto con él.

A la distancia, otras cuatro personas observaban la pequeña reconciliación de un padre con su cachorro. Los tíos de Lían y su padre, Bill, se encontraban sentados en el césped, tomando cervezas y disfrutando el cálido ambiente bajo la sombra de un árbol.

-Ya tiene 6, deberían decirle.- comentó Phill algo irritado por el exceso de ternura de la escena.

-¿Estás loco?, no quiero romperle la inocencia a mi cachorro- un Bill cansado y ojeroso, le respondió a su hermano - Además, Pino y yo ya lo hablamos, es mejor que hablemos de eso hasta los 8.

-Mientras más se tarden, más difícil será - Habló William con parsimonia mientras se mantenía dibujando el paisaje en un lienzo. -Es algo natural, no es algo que puedan evitar -.

-Es Verdad -Mabel interrumpió al hermano menor de los Cipher -Lían está creciendo, en cualquier momento su casta se determinará y para ese entonces, él ya debe saber que significa, o será más complicado de lo que es, Bill.

El Cipher rubio gruñó ligeramente mientras bebía otro trago de su bebida y mantenía la vista en su familia. Su esposo había comenzado a aventar a su cría por los cielos y a atraparlo cuando descendía, mientras que el menor empezaba a reírse ante la diversión que le brindaba el castaño. Una tenue sonrisa se posó en sus labios. Amaba escuchar la risa estruendosa de su cría.

-¿Qué le responderás cuando te pregunte por qué estás tan desgastado? - Phill retomó la palabra, notando como su hermano se recostaba en la madera del árbol con cansancio - Tu hijo es igual de inquisitivo que Dipper, no me sorprendería que intentará averiguar la verdad de la "enfermedad" de su papá.

- No lo dudo- Susurró Will pero siendo escuchado por los finos odios de los vampiros. - Solo mira a nuestro hermano, parece que peleó con el mismo lucifer por estos cinco días.

-Esta vez mi hermano se sobrepasó con su celo, casi no deja nada de ti. - Masculló Mabel.

Los tres tíos rieron al unísono ante lo comentado por Mabel. El rubio gruñó exasperándose a cada segundo. No tenían por qué burlarse de como el ciclo natural de Dipper le afectaba al alfa, pues el omega era diferente a otros vampiros, o al menos, a los que le habían contado.

El ciclo natural de los omegas durante los celos, normalmente duraban un día, máximo dos. Pero con Dipper, sus hormonas llegaban a controlarlo de tres días a cuatro días. Al inicio de su matrimonio, era excitante y divertido, pero al cabo de un año, donde Dipper ya había pasado por cinco ciclos, empezó a ser extenuante. Sin embargo, no flaqueo, le cumpliría sí o sí a su pareja. Un poco preocupado por las irregularidades del ciclo de Dipper, decidió llevarlo con endocrinólogo, obteniendo resultados normales y seguros para el omega, solo era diferente y sus temporadas de concepción eran muy inciertas, razón por la de su irregularidad de su celo. Concebir a Lían fue una gran bendición para ambos, y aunque su nacimiento benefició el celo de Pines, aún tenía pequeñas irregularidades como la reciente.

Siseó amenazante a sus hermanos y su cuñada, cuando vio correr a su cachorro hacia ellos, con todo lo que sus cortas piernas podían. Los presentes, al darse cuenta de las intenciones del pequeño Lían, guardaron silencio y solo se dedicaron a observar. Bill cambió su semblante hostil a uno de tranquilidad, bajó su cerveza y se inclinó ligeramente, mientras abría los brazos, en manera que esperaba deseoso un abrazo de su pequeña creación.

El cachorro de orbes castaños, como los de su padre Dipper, abrazó con fuerza a Bill, siendo retribuido inmediatamente. El mayor beso la frente del pequeño, mientras le susurraba lo feliz que estaba por verle. El cachorro masculló un "También te extrañé a ti, papá", antes de morder con sus pequeños colmillos la clavícula de su padre.

El rubio mayor gritó de forma divertida, pues aunque solo doliera un poco, era un juego que le seguía a su pequeña cría desde que le habían salido sus pequeños colmillos. Se dejó caer en el césped, aun con su cachorro en brazos, y comenzó a "pelear" con el pequeño demonio que tiraba de su ropa con todas las fuerzas que un niño de seis años pudiese tener.

-¡Dipper! ¡Ayuda! ¡Un demonio vampiro demente me atacaa!- Gritó en modo de juego, mientras "forcejeaba" con el menor sobre él, quien le seguía mordiendo repetidas veces.

Los demás presentes reían divertidos al juego de Bill con su cría. El Pines menor, al escuchar los gritos de "auxilio" de su pareja, se acercó divertido para hacer su acto de aparición en el pequeño juego.

-Vamos ya déjalo, Lían- susurró su padre castaño mientras levantaba al menor - ¿A caso quieres matar a tu padre?

-¡Si!, lo voy a matar - Siseo al ser apartado de su "víctima". -Yo debo cuidarte ¡No él! - Le sacó la lengua de forma infantil al rubio aún tendido en el suelo.

El rubio mayor le correspondió el gesto. Aun fuera un adulto, a veces se comportaba como un niño de la misma manera que su cría, algo que había hecho que su convivencia sea algo único. El Pines se rio y le saco la lengua bífida a Bill, poniéndose del lado de su hijo y abrazándolo protectoramente.

-Ya basta, chicos- Esta vez, Phill tomó a su sobrino en sus manos - Compórtense como los demonios poderosos que son, y no como una bola de infantes inmaduros.

El niño miró los ojos carmín de su tío y de igual forma, le saco la lengua. Phill siseo y correspondió con la misma actitud.

Las risas hilarantes decoraron el dulce ambiente familiar en el que se encontraban.

-? ゚フᄇ-

La amargura en su boca solo le provocaba más y más.

Siquiera empezado a almorzar con su familia, cuando unas intensas náuseas lo atacaron. Corrió al baño y vomitó lo poco que tenía en el estómago, retorciéndose ante la terrible sensación de regurgitar parte de su contenido gástrico. Lían frotaba su espalda con cariño en señal de apoyo a su padre. No entendía lo que sucedía, solo deseaba que su padre se sintiera mejor. Bill, por su parte, miraba a su esposo con preocupación desde el marco de la puerta.

-Quizás algún bocadillo te hizo daño - Trató de razonar por el repentino cambio de salud de su castaño.

-No es ser eso- Le respondió su esposo.

-¿Cómo lo sabes?

-No es la primera vez que pasa.

-¿Por qué no me habías dicho antes?.

-Porque pensé lo mismo que tú, que era algo que consumí, pero… - Sus miradas se encontraron por breves segundos. -han pasado tres semanas Bill.

El rostro del alfa palideció por un instante al entender la indirecta del omega. El cachorro, que aún se mantenía en la habitación detrás de su papá enfermo, no entendía nada de lo que los adultos hablaban ¿Que acaso su papá Dipper no estaba enfermo y por eso vomitaba? Era simple, llevarlo al doctor era la solución ¿Por qué los adultos se complican tanto? Tomó un poco del papel de baño y se lo ofreció al castaño, quien lo aceptó y limpió las comisuras de sus labios.

-Compraré una prueba- El rubio mayor aclaró rápidamente antes de moverse con rapidez por toda la casa, buscando sus cosas para salir. Cuando obtuvo lo que necesitaba regresó al baño donde aún se encontraba Dipper y su cachorro - No tardo. - Besó fugazmente la frente de su esposo y frotó bruscamente los cabellos rubios de su cría - Cuida a papá mientras no estoy, ¿de acuerdo? - El pequeño asintió frenéticamente - Confió en ti. - Esta vez, beso ambas frentes rápidamente. Se notaba el nerviosismo del alfa por la situación.- Los amo.- Y sin más, salió del lugar.

El castaño asintió con cansancio, activo la perilla del baño y se dirigió al lavamanos para enjuagarse la boca con agua. Su cachorro le siguió.

-¿Estás bien, Papá?- El Pines asintió. -¿Qué es lo que pasa?

El omega suspiró con pesar.

-Lo sabremos en cuanto llegue tu padre.

Una hora paso con rapidez. El Cipher regresó con varias bolsas en manos y le dio al Pines una caja alargada de color rosado. El cachorro no entendía lo que sucedía, se cuestionaba como es que el mal estado de su padre influía en el que estuvieran esperando otro cachorro, ¿Qué no los bebes siempre lo traían los demonios del amor? Eso le decían sus papás cada vez que preguntaba como es que había llegado a ellos. El castaño mayor entró de nuevo al baño junto con la caja susurrando un "No tardo". El Cipher buscó entre el resto de cosas que había en las bolsas y saco una pequeña paleta de caramelo rojo y se lo dio a Lían. El cachorro la abrió y la metió a su boca, siguiendo a su padre rubio, quien se dirige al sillón de la sala y se recostó algo cansado. El pequeño imitó la acción de su padre.

-¿Qué esperamos?

-Noticias, pequeña escoria. -Bill de nuevo despeino aquella suave cabellera rubia que su hijo había heredado de él. Su forma de dar cariño a su cría era muy diferente al del Pines, y su hijo lo entendía a la perfección. Su siseo mutuo fue una respuesta extrañamente adorable para los dos.

Los minutos pasaron y el castaño salió del baño con la prueba de embarazo en su mano izquierda. El rubio se levantó inmediatamente, cuando escuchó la puerta abrirse, hubo una pequeña conversación, en susurros inaudibles para el menor, quien aún no tenía su oído desarrollado como las de un vampiro adulto. Grande fue su sorpresa al ver sonreír con euforia a su padre rubio, al sostener el pequeño aparato alargado y rosa con el que había salido su papá castaño.

El Cipher abrazó al Pines con algo de fuerza y comenzó a girar mientras lo cargaba y besaba con frenesí el rostro del castaño. El rubio mayor emanaba una felicidad inigualable.

La prueba había salido positiva.

-¡Lían! ¡Tendrás un hermanito!

-? ゚フᄇ-

-Los vómitos y mareos matutinos no han cesado. - Explicó con preocupación el rubio - Sus antojos se han acomplejado, pero aún se alimenta con naturalidad.

-Eso es bueno. - Explicó la pelinegra quién se encontraba con ellos, su mirada perdida y sus orbes en blanco expresaban concentración en su labor como médica obstetricia demoniaca. No necesitaba de aparatos como ultrasonidos o radiografías, utilizaba su magia para ver al ser dentro del vientre del castaño - Los mareos y vómitos son normales, la falta de hierro debido a la crianza repentina de un nuevo ser en su vientre lo causa. Que no deje de consumir sangre tipo A, no importa la polaridad, pero eso ayudará mucho con el embarazo.

Una pequeña mueca de asco se formó en la cara del castaño. El rubio carcajeó ante la reacción de su esposo, mientras que la doctora solo sonrió.

-Puedes seguir consumiendo el tipo de sangre que gustes, pero es mejor nutrirse de la mejor forma posible. Tipo A y AB son las recomendables para tu estado. - La doctora pelinegra de nombre Radka, colocaba sus manos y palmaba con suavidad en el vientre plano del Pines. - Eso es nuevo, ¿Algún dolor novedoso?

Los esposos se miraron confundidos por las palabras de su obstetricia. Negaron simultáneamente.

La doctora suspiró con alivio. Separando sus manos y regresando sus orbes a sus colores normales, verde y amarillo, se dirigió a una esquina de la habitación y sacó un pequeño equipo tecnológico.

-¿Todo está bien, doctora?- El Pines tomó la mano derecha de su esposo, que estaba igual de preocupado por la actitud extraña de la doctora.

La medica, preparó y encendió el ultrasonido, colocó un poco de líquido viscoso en el vientre del castaño y acercó el aparato a la zona humectada. Un pequeño respingo de incomodidad fue causado en el castaño.

-Muchas felicidades, señores Ciphers, saluden a sus gemelos.- Comentó la doctora heterocroma mientras señalaba la pantalla electrónica, donde dos pequeños fetos se podían ver entre la oscuridad de la imagen.

Los colmillos resplandecientes de la pareja decoraron sus sonrisas.

-Para los primeros dos meses, todo parece en orden, se ven perfectamente saludables y tienen el tamaño adecuado para la edad. Sin embargo, aun así, debes tener cuidado. - Las palabras de la obstétrica llamaron la atención del matrimonio - Tu embarazo por gemelos es de algo riesgo debido a su raza.

-¿Qué debemos hacer? - El rubio acaricio con cariño el vientre de su esposo, no quería que algo malo le sucediera a él ni a sus nonatos cachorros.

- Alimentación adecuada, evitar actividades físicas fuertes y por supuesto, descanso. Mucho descanso. - La doctora limpió el vientre del castaño y retiró todo el equipo que había sacado con anterioridad. Se dirigió a su escritorio y comenzó a apuntar en una receta médica - Te recomendaré unas vitaminas para demonios de sangre que te ayudarán con esta etapa. Por este trimestre no te prohibiré trabajar, pero ten cuidado con tus actividades normales, aunque los fetos estén bien adheridos, aún son pequeños. - Terminó de escribir y le dio la receta medica al Cipher. -Los veo el siguiente trimestre.

Los vampiros salieron del consultorio y llamaron a Lían, quien dejó de jugar con la pelinegra de ojo izquierdo celeste y ojo derecho amarillo claro. El menor se despidió de la enfermera y corrió a sus padres, abrazando al castaño primero, seguido del rubio. El Cipher tomó la mano del pequeño y comenzaron a caminar hacia la salida.

-¿Todo está bien con Papa Dipper?- Inquirió el pequeño.

-Todo bien cachorro.-Respondió Bill.

-¿Y por qué vino con la doctora Radka?

-Bueno, porque al parecer vas a tener dos hermanitos-

-O hermanitas- interrumpió el castaño.

-Eso no lo sabes.- Masculló el rubio.

-Yo soy quien los cargo.

El pequeño cachorro alzó los brazos y Bill lo levanto para cargarlo.

-No entiendo. ¿Por qué papa Bill cargaría a mis hermanos, si los demonios del amor son quienes lo traerán? Yo no veo que papa tenga un bebe.

Los papas se miraron mutuamente con un poco de pánico ante las preguntas de su cría.

-Bueno Lían- Su padre castaño llamó su atención. -Hay algo que hemos estado posponiendo, pero que tenemos que explicarte.