Dedicada a esa personita que lee desde FanFiction.

Los tkm desconocido. 3 - A18

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La llamada de la directora a ambos tutores los había alertado, y dejando sus trabajos, se dirigieron a la escuela privada donde sus cachorros tomaban sus lecciones. La llamada era simple y pero muy detallada: Sus cachorros se habían metido en una riña estudiantil y necesitaban ir a solucionar la discusión.

Las pisadas firmes y apresuradas de dos padres alterados, se escuchaban en por los largos pasillos de la escuela, quienes buscaban reñidamente la puerta de la dirección escolar. Eran escasas las veces por las que habían asistido a ese lugar, y las pocas veces eran para notificarles buenas notas o eventos al que podían participar sus cachorros prodigios.

En la entrada de la puerta, sentadas en una banca de madera, se encontraban dos niñas castañas idénticas con los ojos llorosos y la mirada al suelo. Ambas niñas levantaron sus rostros al sentir la esencia preocupada de su padre omega que las abrazo sin preguntar algo. Las sostuvo por breves instantes para después observarlas meticulosamente sus rostros: Su cabello desalineado, pequeñas manchas de suciedad y algunos rasguños resaltaron en sus suaves rostros. Los padres se preocuparon ante el aspecto de las menores.

-¿Emma? ¿Abby? ¿Qué fue lo que paso?- Dijo Dipper con preocupación.

-¿Dónde está Lían?- Gruñó Bill comenzando a exasperarse.

Las gemelas, de 5 años de edad, se miraron con temor, para después, señalar al mismo tiempo la puerta que se encontraba al lado de ellos, donde el cartel de "Dirección" indicaba el departamento académico que se encontraba ahí. Ambos padres suspiraron y cada uno, cargó una de las castañas con cuidado.

-Solo quiero saber, si ustedes comenzaron la revuelta- Murmuró Dipper antes de entrar. Las castañas negaron al mismo tiempo. El castaño asintió y giro el picaporte de la puerta para entrar.

Las menores escondieron sus rostros con temor, entre los cuellos de sus padres, al olfatear el denso aroma a feromonas liberadas por padres furiosos que se quejaban una y otra vez del desacuerdo de la situación. Tanto el Pines como el Cipher, resoplaron por el iracundo aroma mezclado, y observaron a todos en la sala.

Una directora pelinegra de piel rojiza con cuernos en su frente, intentaba apaciguar la actitud de tres padres furiosos que señalaban a sus tres hijos desarreglados, con varias partes de sus cuerpos rasguñados, heridos, hinchadas e inclusive mordidas, y con lágrimas en sus ojos. Del otro lado de la habitación, un rubio con mirada petulante, de 11 años, era atendido con cuidado por una enfermera escolar.

Ambos padres se dirigieron a Lían y observaron más de cerca a su hijo: Un ojo morado, varios rasguños profundos en su rostro y brazos, tenía manchas de lodo y suciedad, y su desarreglada cabellera tenía hojas y ramas atoradas entre sus hebras rubias. Parte de su vestimenta estaba manchada en sangre, que, gracias a los agudos olfatos de sus padres, pudieron distinguir que no era del niño, sino de los otros menores. La sonrisa arrogante del rubio menor se borró al notar los enojados rostros de sus padres, mientras que la enfermera se retiró al colocar la última bendita en los brazos del chico que comenzó a temblar ante la presencia de sus padres furiosos.

-Señores Cipher-Pines. Me alegro de que hayan acudido a mi llamado rápidamente.- La directora Beta llamó la atención de los recién llegados, mirando de soslayo a los padres furiosos al ver a los nuevos tutores entrar en la habitación. -Aunque lamentablemente, no sea en condiciones favorables.

-¿Qué fue lo que sucedió?- Tomó la palabra el Pines. Ya se daba una idea de lo sucedido, por lo que esta vez, dejaría que su esposo, Bill Cipher, se encargará de la situación y tomando entre sus brazos a la segunda castaña se sentó a un lado de Lían, sin dejar de observar a los padres coléricos que gruñían sutilmente de forma amenazante.

-¡Su bastardo! ¡Eso fue lo que sucedió!- Uno de los padres habló inmediatamente sin dejar hablar a la directora del lugar, y Bill siseo ante la ofensa dicha para su retoño. -¡Su hijo causo todo esto! Solo miren a mi pequeño cachorro lo malherido que está. - Señaló a uno de los chicos sentados al otro lado de la habitación, que sostenía una bolsa de hielos sobre su ojo derecho.

-Lían jamás se ensuciaría con sus espurios descendientes si no fuera en defensa propia.- voceo Bill seguro de sus palabras.

-¿Qué estás queriendo decir?- otro de los padres se exaltó ante las palabras del rubio.

-Que puedo asegurar que sus hijos son los causantes de este desastre.- Las palabras del Cipher, enojaron más a los padres que no dudaron gruñir con fuerza y liberar más de sus hormonas para intentar someter a los contrarios, quienes correspondieron del mismo modo.

-¡Basta ya!- La directora había azotado ambas manos contra su escritorio, llamando la atención de los padres cabreados de la situación - Solo he escuchado sus discusiones, pero nada de los hechos del momento.

-¿hechos?, ¿No es claro que ese rubio loco atentó contra la vida de nuestros hijos- El tercer padre habló con sarcasmo - No es nuestra culpa que esos, chupasangre, no sepan educar a su vástago.-

-Cuida tus palabras.- Amedrentó el Rubio con sus colmillos a la vista, pues Bill, no permitiría que esos demonios de diferentes razas insultaran a su adorada familia.

La directora estaba por hablar e interrumpir la discusión de los mayores, hasta que la puerta de la dirección fue abierta con fuerza, azotándola contra la pared y mostrando a un diablillo que sostenía un USB entre su mano levantada como si de una victoria se tratase. Corrió rápidamente hacia la directora y le proporciono el dispositivo, retirándose casi inmediatamente como llegó, ante la mirada de desconcierto de los padres.

-Puesto que nadie quiere ceder a decir la verdad- Mencionó la directora refiriéndose a los jóvenes presentes en la habitación. - Me tomé la libertad de solicitar las grabaciones de las cámaras de vigilancia de la zona de juego, donde tuvieron que separar a sus hijos.

Lían sonrió con sorna hacia los chicos del otro lado de la habitación, mientras que estos se miraron asustados entre ellos, tragando saliva con fuerza.

La directora se levantó y conecto el USB a una televisión vieja que se encontraba en la habitación, y apagando las luces del cuarto, se dispuso a reproducir el video ante la mirada de todos.

En el dispositivo, las líneas de estática cambiaron rápidamente al contenido del dispositivo conectado, mostrando a varios niños jugando en la zona de juegos. La beta administradora se dispuso adelantar la reproducción, hasta que en las imágenes aparecieron dos castañas que cargaban un enorme oso de peluche sostenido de sus brazos con cada niña a su costado. Inmediatamente, se dio a entender que Emma y Abby, habían salido de su salón con su juguete para divertirse en la zona de juegos. Las niñas se detuvieron justo en medio del lugar y pronto, otros niños de su edad, se acercaron a conversar con las niñas, teniendo un encuentro amistoso. El video se adelantó unos cinco minutos donde el juego entre pequeños parecía ir bien, hasta que de nuevo se reprodujo en velocidad normal cuando aparecieron tres jóvenes demonios, de unos 11 años de edad, aproximándose de forma amenazante a la pequeña reunión de infantes. Eran los tres chicos que se encontraban junto a ellos en la dirección en ese momento. Los jóvenes comenzaron a burlarse y a hacer poses ridículas de hacia los niños, quienes corrieron despavoridos al notar a los chicos, a excepción de dos castañas que los ignoraron por completo. Los jóvenes parecían molestos ante la actitud de las niñas, por lo que, acercándose más, les arrebataron su enorme oso de peluche y comenzaron a tirar de ellos en diferentes direcciones con burla y agresión. Las niñas, desesperadas por la actitud de los mayores, comenzaron a empujarles y a tratar de salvar su juguete, hasta que los más grandes cumplieron su cometido, destrozando el animal de felpa frente a sus ojos ambarinos.

No hubo oportunidad de detener la cinta, pues el Cipher estaba furioso por la actitud de los niños más grandes y gruñó ruidosamente hacia ellos. Los padres, al notarlo, se colocaron frente a ellos de forma protectora pero igual de asustados que los menores. Con lo que mostraba la grabación, estaba más que claro que sus descendientes tenían la culpa, pero no se disculparían de su error, a pesar del miedo que le tenían al demonio de sangre. La directora siseó callando el ruido de los padres, indicando que aún no había acabado el video.

Justo después de que los mayores rompieran el peluche, comenzaron a sacar el relleno y aventarlo en contra de las menores, quienes lloraban al ver su juguete destruido por esos niños de mayor tamaño. Uno de los jóvenes, empujó a una castaña, haciéndole perder el equilibrio, y tirándola al suelo bruscamente. La gemela, al notar lo sucedido, limpio sus lágrimas y se abalanzó contra el atacante de su hermana, golpeándole con lo que sus débiles brazos podían y mordiendo frenéticamente la piel descubierta del demonio infante. Los otros dos niños corrieron a la ayuda de su cómplice, sosteniendo a la castaña de ambos brazos y haciéndola retrocede a pesar de sus forcejeos. Fue ahí donde apareció Lían. Empujando con fuerza a uno de los jóvenes que sostenía a su hermana, logró liberarla y se abalanzó contra el otro niño que había tenido la osadía de retener a su hermana. La riña empezó, siendo Lían quien dominaba a la perfección la pelea, mientras que sus dos hermanas arremetían mordidas, golpes o arañazos contra quien caía al suelo. La lucha de infantes fue rodeada inmediatamente por otros niños de diferentes edades, quienes apoyaban a los Cipher-Pines contra los bullyings de la institución, hasta que aparecieron dos profesores para detener el pleito de los menores.

La televisión se apagó y las luces se encendieron, mostrando el rostro de Ira pura que tenía el Cipher en contra de los padres y sus hijos. El Pines suspiro aliviado, y beso a sus tres cachorros con cariño, mientras susurraba que todo estaría bien para ellos, pero que no hicieron bien en pelear contra esos niños. Los padres, por otro lado, estaban ruborizados a tope de la vergüenza por lo que sus hijos habían causado. No tenían excusas o pretextos, las grabaciones fueron claras ante lo sucedido, y por ende, quienes eran los responsables del acontecimiento.

-Debo de admitir, que no me esperaba que existieran el Bullying en mi institución.- Dijo la Beta, cortando el silencio del momento, y retomó su lugar detrás de su escritorio de directora. Tomando unos papeles de una gaveta, comenzó a escribir en ellos el reporte de lo sucedido -Está claro quiénes son los responsables de lo sucedido. Sin embargo, la actitud de sus hijos no fue la adecuada.- Comentó hacia los Ciphers, quienes asintieron a lo dicho -Es necesario una amonestación por su conducta, y hablo por todos.- Terminando de firmar los papeles, se levantó y lo extendió a los padres, mirando los papeles con confusión. - 1 semana de castigo. Pueden retirarse.

Bill y Dipper se miraron entre ellos con decepción, mientras que los otros padres comenzaron a diferir contra la directora y su mandato. Las palabras de reclamo y oposición hacia la orden comenzaron a inundar la sala, pero lo que no sabían, era que la directora era muy férrea en sus decisiones. No podrían hacer nada en contra del castigo de la directora.

Bill y Dipper, cargaron a sus gemelas y salieron de la habitación con Lían detrás de ellos.

-Tenemos mucho de que hablar, jovencitos- Comentó el Castaño mayor al escuchar la puerta cerrarse detrás de sí. Los menores tragaron en seco ante las palabras de su papá omega.

Hacer enojar a su padre castaño, nunca fue una buena idea.

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-Ellos nos llamaron raras, y después de romper nuestro peluche, intentaron golpearnos.-Relató la castaña de nombre Abby mientras costuraba los restos de su peluche con la ayuda de su tía Mabel. Del otro lado de la mesa, Dipper, quien curaba las heridas de su hija Emma, escuchaba atentamente la conversación - Tratamos de ignorarlos, y les dijimos que se detuviera, pero no lo hicieron. De no ser por Lían, quizás nos hayan lastimado mucho peor.

Los castaños adultos se miraron con preocupación.

-Fue muy valiente de tu parte que protegieras a tu hermana de esos niños- Dijo la alfa castaña, tratando de consolarla.

-Pero también fue imprudente.- Regañó el omega castaño - No vuelvan a enfrentarse contra esos niños, pudo haberles pasado algo peor ¿Entendido?

-Si papá- Las dos niñas respondieron al unísono.

Del otro extremo de la mesa, una risa hilarante llamó la atención de los Pines y las cachorras. Una partida de ajedrez se efectuaba entre el mayor de los Cipher-Pines y el mayor de los Cipher.

-Debieron ver el rostro de esos mocosos ¡Estaban desfigurados! Eso se ganan por meterse con los Cipher-Pines- Recalcó Bill eufórico hacia sus hermanos. Phill asintió satisfecho, mientras Will negó inconforme. -Siempre supuse que Lían saldría igual a su padre.

-Y gracias a Satán que me parezco más a papa Dipper.- respondió Lían mientras movía su pieza en el tablero. Lo pronunciado por el menor causo risas entre los hermanos Cipher, a diferencia de Bill que gruñó con molestia.

- Hablo de la fuerza, no de la belleza o la inteligencia, Pequeña escoria. Aunque admito que tu audacia combinada te llevo a la victoria contra tres.

-¡Bill! ¡No lo alientes!- Gritaron los dos castaños adultos del otro lado de la mesa.

-Esos niños se lo merecían- Llamó la atención Lían, sin dejar de ver el tablero de ajedrez, donde su tío Phill le tocaba mover. -Fueron groseros y nadie se mete con mis hermanas.

-Haya sido como haya sido- El Pines se acercó cargando a la pequeña Emma entre sus brazos y siendo seguido por las otras dos castañas curiosas. - No debieron empeorar la situación respondiendo los golpes, fue muy inmaduro de su parte.

-Solo son niños, amor.- Bill trató de defender a sus fieros cachorros, pero la mirada fulminante de su esposo termino acallándolo y regresando su mirada nerviosa al juego de su hijo contra su hermano.

-Es muy probable que esos niños quieran venganza- Habló Phill por primera vez y moviendo su pieza en el tablero.- Te lo decimos por experiencia. Lo mejor es darle herramientas a los niños para aminorar las consecuencias que esos vástagos puedan ocasionar.

-Es verdad- Recalcó Bill- En nuestros tiempos, cuando los "bullying" querían agredir a Will, Phill y yo siempre lo defendimos.

-¿Y qué sucedía?- Preguntó Abby con sumo interés, sentándose al lado de su padre.

-A mí y a Phill siempre nos llevaban a la jefatura. Pero Will- Una mirada picará se dirigió hacia el nombrado, poniéndolo nervioso ante sus palabras. -Él llevaba la venganza a otro nivel y nunca sospecharon de él. Un total de 30 sucesos que terminaron calmando a esos bravucones, ¡y al final ni se enteraron quién fue!

Los niños jadearon sorprendidos y observaron al peliazul con sorpresa. ¿Cómo es que el tío pasivo de Will había causado tantos problemas y haberse vengado de unos chicos abusivos? Tenían muchas dudas en sus mentes y solo deseaban inquirir para aclarar esas preguntas. Por su parte, Will estaba más que nervioso, no quería hablar de esos acontecimientos que le avergonzaban de algún modo. El omega castaño notó ese nerviosismo y decidió intervenir.

-Dejen en paz a su tío, y empiecen a comportarse como…

-Jaque mate. - Interrumpió Lían, colocando su pieza final en el tablero de ajedrez, causando asombro en los adultos Cipher. Lían sonrió socarrón y se dirigió hacia su padre castaño - Papá, No siempre seremos niños. Y en un mundo donde los demonios pueden provenir de cualquier lado y lastimarnos, ¿No necesitamos cuidar de nosotros mismos? Lamentablemente, no siempre estaremos unidos para protegernos entre nosotros.

Las palabras del cachorro rubio sorprendieron a los más grandes. El pequeño Lían sorprendía con su actitud madura y sus palabras certeras en la discusión. El omega observó el ojo de Lían, que aunque ya se hubiese reducido el golpe por su capacidad regenerativa rápida, aún se veía ligeramente inflamado. Dipper suspiro rendido. Quisiera o no, su cachorro tenía un punto de vista muy sólido.

Los cachorros necesitan saber defenderse de las adversidades del mundo hablando en todos los sentidos.

-¡Bien! -Aceptó el castaño adulto- Solo sean discretos y no provoquen heridos. Si la directora nos llama estarán castigados todo el verano ¿Entendido?

Los cachorros sonrieron satisfechos.

-Pero tienen que preguntarles a Will si quiere enseñarles- Concluyó el Pines con una sonrisa victoriosa. La sonrisa de los cachorros se borró por completo y observaron a su tío.

Will tragó saliva fuertemente para luego sonreír con nerviosismo. Tanto el Pines como los cachorros sabían que Will no aceptaría enseñarles los trucos sucios de su infancia, así que usando la caballería pesada, los niños se acercaron al Alfa de cabello celestes y lo miraron suplicante. Will los observó por breves instantes las tiernas miradas de los más jovenes, para después suspirar pesadamente ¿Quién podría resistirse a la mirada de unos cachorros tan tiernos como los hijos de su hermano y su cuñado?

-Pero, solo lo utilizarán para defenderse- Murmuró.

Los cachorros hicieron su pequeño bullicio y abrazaron firmemente a su tío Will.

Dipper no se podía creer como el alfa menor de los Ciphers, había aceptado tan fácilmente, pero Bill asintió victorioso al saber que sus hijos tendrían una forma divertida de enfrentar el mundo.

Después de todo, esos cachorros también tenían sangre Cipher.

Sangre que solo detonaba la diversión y el caos en el mundo.