Capítulo 2.
Instrucciones: Escuchar: La buena vida - Qué nos va a pasar
Ya llevamos 3 años juntos, y lo reconozco, han sido unos años maravillosos, Albert es increíble, atento, perfecto, dulce, detallista... O por lo menos todo iba bien hasta que hace unos meses la dinámica de nuestra relación empezó a cambiar, justo después de que Albert se graduara, empezó a trabajar en la empresa de un amigo de su tía Elroy, ya no pasamos tanto tiempo juntos, es más empezará a viajar fuera del país... y yo lo extraño... aunque él intenta estar conmigo más tiempo, es imposible, a veces solo lo veo una vez a la semana y poco a poco las llamadas se han ido reduciendo a unos pocos minutos.
Quedamos un día en el parque de siempre, hablamos un poco de su trabajo, él estaba muy distante y casi siempre respondía con monosílabos, y yo no podía más, empecé a llorar.
- Albert, tengo miedo de que nos alejemos más, esta distancia no la sé gestionar, yo te amo, y casi no verte me hace sentir que algo va mal.
- Princesa, no llores, eres más bonita cuando ríes que cuando lloras.
- Sé que estás muy ocupado Albert, pero yo creo que podemos hacer que esto funcione, por favor... intentémoslo.
- Candy, te he tenido un poco abandonada, lo sé, perdóname, pero no pensé que todas estas reuniones del trabajo me consumirían tanto... estoy tan cansado.
- Yo te puedo ayudar, en lo que tú me digas...
- No cariño, tú tienes que terminar de estudiar, mientras yo termino de arreglar el desastre que he encontrado. Volveremos a tener más tiempo para nosotros. Confía en mi.
- Te amo Albert
- Y yo a ti pequeña
Empieza mi segundo año de universidad y ya tengo el disgusto de encontrarme a Eliza y a Neil, les costó dos años ingresar a la Facultad de Medicina, pero ya están aquí, felizmente no coincido con ellos en clase. En cambio tengo la fortuna de contar con la presencia de Annie y Patty, mis mejores amigas, este año hemos coordinado los horarios para estar juntas en todas las asignaturas, lo hemos planeado todo para que yo pueda ver a Albert, y es que de esa forma ellas pueden pasarme los apuntes y ayudarme a ponerme al día. Pero todo ha sido inútil, estos días he intentado ver a Albert pero él nunca está, ni en su casa, ni en el trabajo, lo doy por imposible y vuelvo a retomar las clases con regularidad.
Mis tres paladines hacen que olvide un poco mi tristeza, y es que Anthony, Archie y Stear son muy buenos conmigo, y me hacen reír constantemente. Estudiamos juntos en una de las salas grupales de la biblioteca, los viernes solemos ir a algún concierto y los sábados al cine. Aunque cada vez tengo menos ganas de salir, el último sms de Albert lo he recibido hace unos días: Te amo, nunca olvides sonreír, Candy nunca te olvidaré. De eso hace ya una semana, algo no está bien ¿es acaso una despedida?
Estamos todos en el comedor, hablando sobre qué especialidad elegiríamos, cuando Eliza se acerca a nuestra mesa con su nueva amiga Susana, y empieza a decir que Albert por fin ha decidido sentar cabeza y que ella es la elegida, que muy pronto empezaran a coordinar una futura boda. Yo me quedo en shock, eso no puede ser, no... Mi Albert no... No puedo evitarlo, mis lágrimas inundan mis ojos y salen sin parar, dejo todo en la mesa, solo cojo mi bolso y salgo del comedor, primero caminando de manera pausada, intentando guardar un poco la compostura, hasta salir del comedor, entonces corro lo más rápido que puedo hacia el aparcamiento, llego a mi coche, cierro la puerta y empiezo a llorar descontroladamente, hasta que oigo unos golpes en la ventana, es Terruce, el imposible.
- Pecosa, ¿por qué lloras? se te notan más las pecas...
- ¡Terruce déjame en paz!
- Oh no pequeña tarzan...
- ¡Deja de llamarme así Terruce o no respondo!
- jajajaja me encanta verte enfadada, ¡eres más sexy!
- ¡Eres imposible Terruce!
- Bueno sino te importa, ¿podrías hacerme un favor?...
- Si con eso me dejas en paz... cuenta con ello.
- No dejes de sonreír Candy... Prométeme que serás feliz.
- Terruce...
Él abrió la puerta y me abrazó, yo quise romper el abrazo, pero las lágrimas se apoderaron de mí, y empecé a llorar nuevamente hasta que ya no tuve fuerzas para nada, así que Terruce amablemente me llevó a casa. Cuando llegué me esperaban Annie y Patty, se quedaron conmigo toda la noche, intentaron reconfortarme tras revelarme que al irme yo, llegó Albert al comedor, vio a Eliza y se fue con ella.
Estuve encerrada en casa varios días, no quería salir, no quería nada, no entendía por qué Albert me hacía esto, ¿me había dejado de amar? ¿Por qué no podía por lo menos llamarme y decirme que lo nuestro había terminado?
