Draco Malfoy y el misterio de la lagrima de la sirena.

Capítulo 2: Verde vs rojo

Draco puede dar fe de que cualquier niño con traumas necesita unas vacaciones en Hawái para relajarse, es un pensamiento algo pedante de su parte, pero en realidad una semana en la villa de la playa en Maui hace maravillas con su piel; aunque necesito usar varios hechizos para no quemarse, su piel sigue siendo igual de pálida que siempre. Llegar a casa también es relajante, el ambiente familiar al cual está acostumbrado; aunque es algo deprimente porque todo en la mansión Malfoy es frio. Lo bueno es la nueva unión que tiene con su madre, que a estas alturas es probablemente una de las personas que mejor lo conoce y está dispuesta aceptarlo a pesar de que no es el heredero perfecto que su padre esperaba tener; siente que su madre le oculta cosas.

¿Draco no lo hace también?

No quiere pensar al respecto y por eso no presiona más a su madre, ella ya le ha rebelado más que suficiente; además de que, sin mucho aporte de su parte, lo que tanto quiso con Dora desde su primer año, se va a cumplir finalmente. Su madre piensa reunirse con su hermana Andrómeda, aunque no ha admitido el interés de la reunión, así que Draco solamente puede esperar que todo salga bien; es un paso más adelante del cual no tenían antes.

Cuando se reúna podrá ponerse en contacto con Dora, para ver qué tanta intervención necesitaría de parte de ambos hijos para que esto funcionara.

Porque iba a funcionar.

Tiene que funcionar.

Algo que había iniciado en su primer año, por algún motivo este resultando en el cuarto gracias a su madre, sin duda es la mejor madre de todas.

Su madre quien ya iba hecho más que suficiente por él, logro conseguirle dos entradas más para los mundiales y Draco la había abrazado con demasiada fuerza; se supone que hay normas y etiquetas que Draco le han sido infundados desde su tierna infancia, pero ahora cada que su padre no estaba cerca, se permitía ser más libre con su madre. Narcisa parece encantada con eso, siempre abrazándolo y tratándolo como una madre cariñosa, que tanto Draco amaba tener.

Se siente más en casa ahora, todo sigue siendo frio, pero es diferente de alguna manera que le hace sentir feliz a Draco.

Ahora con dos entradas más, fue fácil hablar con sus amigos al respecto, Terry fue mucho más apreciativo con él ahora que tanto Anthony como Michael podrían ir a los mundiales, Luna iría con su padre y podrían encontrarlos ahí; Padma no pareció afectada por el hecho de no ir (aunque Draco le había comentado antes que podría obtener más entradas) su amiga iría a la india para la mayor parte de las vacaciones con su familia.

Una parte de Draco casi quiso aceptar la oferta de Padma de acompañarlos, pero su padre claramente no lo permitiría así que no pudo ir.

No es que preferiría la india al quidditch, pero hay tanta información en otros países que era casi un sacrilegio desperdiciar la oportunidad.

Padma investigaría por él, Padma era la mejor.

Merlín envió las entradas a Terry, donde Anthony junto con Michael irían unos días antes a quedarse, los vería en el mundial cuando fuera con su padre.

Dicho hombre no había llegado a su casa en dos días, pero cuando le pregunto a su madre esta comento que estaba haciendo viajes con sus amigos sobre negocios; Draco sabe qué clase de amigos tiene su padre y eso rápidamente levanto sus alarmas.

Supuestamente en el mundial ocurría algo originalmente, pero Draco no recuerda bien esa parte de la historia.

Algo que ha notado con el paso de los años, es que algunos eventos que recordaba de la historia original por haber visto las películas de Harry Potter en su primera vida, comenzaban a ser borrosos; tiene algunos aspectos importantes bien en claro, pero algunos no tan claros.

Su vida también es borrosa, apenas si recuerda bien a su hermana menor Selena, quien es una viva imagen de Luna.

Probablemente por eso se acuerde de ella en un principio.

Tiene un diario con los puntos importantes en la historia, dentro de su baúl que se supone nadie puede abrir y con una tinta invisible que había conseguido tiempo atrás; que solo respondía a su firma mágica. Viéndolo de alguna forma, no puede negar que, si Orion Blake uso hechizos para que su libro fuera una incógnita, no puede culparlo.

Hay algunas informaciones que son mejores al ojo del publico normal, solo mantenido para excepciones.

Solo cosas básicas que temía olvidar.

Dejando de lado su paranoia, tristemente sus amigos Slytherin no iban asistir a los mundiales y eso le dejo muy pensativo como preocupado. Blaise como siempre estaba pasando parte de sus vacaciones en Italia con su madre, lo habían invitado, pero Draco prefirió ir a los mundiales; Blaise comenzó a llamarlo traidor con algo de burla que Draco ignoraba. Pansy había querido acompañarlo, pero cuando pidió permiso a sus padres estos prohibieron a Pansy asistir; situación que se repitió con Theo, aunque su amigo amante de los libros parece estar últimamente muy metido en sus estudios y puede que solo siguiera la excusa que utilizo Pansy.

Casi no había contestado sus cartas lo que lo preocupo más inicialmente. Aunque hace unos días ambos asistieron a un almuerzo en su casa, a diferencia del año anterior, Theo se mostró bastante receptivo y Draco se quedó tranquilo al respecto.

Estuvo un poco preocupado por este, pero Theo solo se mantuvo relajado y algo alejado como lo hizo la mayor parte del tiempo.

Draco disfruto de los días antes del mundial para estar con su madre, este comento que todo saldría bien y no parece saber si algo malo sucedería o no en el evento deportivo.

Tal vez no era nada.

.

Viajar con su padre era sumamente aburrido, recuerda con nostalgia cuando era niño y pasaría haciendo preguntas a su padre todo el tiempo y este contestaria siempre, ahora no sucedía; el día que se marcharían Draco se despertó temprano y se alisto lo más rápido que pudo, su padre lo espero en la sala de estar y tomaron la red flu al ministerio con un vago saludo de su madre que lucía un poco tensa. El ministerio era un lugar al cual no había ido con su padre en mucho tiempo, pero trae recuerdos algo amargos y comenzó a pensar preocupado, que tal vez esa vez hace tantos años atrás cuando se topó a Bill y Arthur Weasley, algo comenzó a cambiar dentro de su padre. No quiso pensar en eso, así que solamente se dejó llevar por su padre que parecía tener un traslador privado para viajar a los mundiales.

Un hombre que no reconoció saludo a su padre, antes de comentar sobre un cambio en los papeles debido a un trabajo en una sala del ministerio en el departamento de misterios.

Draco esta distraído hasta que escucha algo sobre un velo.

—¿El velo de la muerte? —no puede evitar preguntar cuando el funcionario se marcha, no recuerda donde lo ha leído exactamente, pero Draco casi puede pensar que fue reciente.

El problema de leer tanta información, es que tiene una especie de palacio mental donde guarda la mayor cantidad de información; aunque alguna de ella no es relevante y por eso le da prioridad a las que si lo considera importante.

Tal vez el velo era importante, ocuparía revisar su mente para ver donde podría encontrarlo.

Ocupaba hacer un memo de todo lo importante.

—El Velo de la Muerte es una enigmática estructura ubicada en el Departamento de Misterios. Parece ser la manifestación de una barrera entre el país de los vivos y el país de los muertos. No se puede viajar libremente entre ambos mundos, ya que es solo un viaje de ida. Los Inefables que trabajan en el Departamento de Misterios han tenido ocasión de estudiarlo de cerca—habla la voz aburrida de su padre y Draco odia los sentimientos que eso le provocan.

Quiere callar la emoción que quiere brincar en su pecho, porque es la primera vez en mucho tiempo que su padre le dirige la palabra y no puede evitar la esperanza infantil de que esto podría funcionar; una pequeña piedra que podría disminuir la distancia que hay entre ambos, un deseo de que todo vuelva a como era antes con algo de esfuerzo.

Draco debe contenerse, porque la esperanza es peligrosa y Draco sabe lo que puede causar en las personas.

No es que este en contra de intentar algo si se da la oportunidad, pero tiene que valorar si esto es su padre queriendo solucionar las cosas, o un simple comentario aleatorio que vino de la nada y que no llegue a nada tampoco.

Intenta controlarse, voltea a ver a otro lado buscando desesperadamente algo más en que pensar.

Algo que no sea asfixiante.

Algo que no lo haga desear algo que tal vez no debería tener.

¿Puede que sea una oportunidad para alejar a su padre antes que todo se destruya?

—Los inefables suenan bastante genial—musita sin esperar ninguna respuesta, pero queriendo una de todas formas.

Una que no viene.

Su padre camina con el mentón en alto y Draco lo sigue algo decepcionado con la máscara del heredero, cuando esta por tocar el traslador, no puede evitar sentirse confundido; los inefables son algo muy secreto de lo cual nadie sabe bien que hace, se sorprende que un trabajador dijera algo al respecto a su padre. El pensamiento se queda en el olvido cuando siente que es empujado como si fuera atravesado y desaparece del ministerio.

Sin saber que ese día, una piedra delante del camino de Draco ha sido puesta por el destino.

.

.

Su padre no tarda más de unos minutos antes de dejarlo solo en medio de una lujosa tienda de campar con expansión en su interior, Draco obliga a la mueca a desaparecer de sus labios, antes de usar el diario para buscar a la familia de Terry lo más pronto posible; llegaron ayer así que no es difícil. Esta algo alejado de su terreno, pero con unas buenas instrucciones no tarda más de veinte minutos en aparecer. Su rostro se ilumina cuando Luna salta del asiento que estaba en la tienda para abrazarlo, seguida de Anthony que se une al abrazo con emoción; Michael espera su turno y Terry duda un poco antes de palmear su hombro incomodo, Terry nunca fue bueno con las muestras de cariño.

Además, las cosas siguen tensas entre ambos, motivo por el cual agradece que hubiera estado de acuerdo con mantenerlo dentro de su tienda de campar.

Su padre le dejo irse, con la promesa que la noche de la final estaría en su tienda y solamente con esa regla le dio libertad a Draco.

Y una promesa de no avergonzarlo.

Eso sin duda podría ser más difícil de cumplir.

—Te extrañe mucho—admite Luna con la honestidad que la caracteriza y Draco la imita, sin saber cómo el primer año de Luna había durado tanto para adoptar a esta niña.

Si, el parecido de Luna y Selena es aterrador, pero ella es un encanto y Draco es capaz de asesinar a cualquiera que llegara a lastimarla.

Anthony por otro lado es su mejor amigo en el mundo junto con Blaise, solo que Anthony es libertad y el mundo muggle fue enseñado por Anthony hace casi dos años. Blaise ahora está descubriendo el mundo muggle un poco más reticente, pero Draco está feliz por los amigos que tiene. Michael es un gran amigo desde primer año, aunque siempre es más cercano a Terry, quien es una caja sellada al vacío cuando quiere; no puede negar que eso hizo que sintiera algo de curiosidad por su familia.

Ya había conocido anteriormente a Benjamín Boot, el cabeza de la familia Boot actual. No solamente era un miembro del Wizengamot importante, también era un profesor de encantamientos bastante famoso (había trabajado en los diarios que tenía) por sus descubrimientos en el Colegio de Magia y Hechicería de Castelobruxo (en Brasil). El hombre era de estatura promedio, con el cabello castaño y ojos color avellana amables que saludaron a Draco apenas entro; sin parecer incomodo de que fuera el hijo de Lucius Malfoy.

Inmediatamente Draco lo aprecio ofreciéndole la mano al hombre.

—Terry me indico que vendrías a pasarlo con nosotros, solamente quiero presentarte a mi esposa y a mi otro hijo antes que puedan hacer las locuras que suelen hacer—no pareció afectado por sus locuras o lo que fuera que Terry le había comentado.

Si.

Draco apreciaba más a ese hombre cada momento.

—Hola cariño, es un gusto conocerte—saludo una mujer de cabello rubio cenizo ondulado y de ojos azul claro, su piel parece algo bronceada y tiene algo en el rostro que le hace recordar a Terry—mi nombre es Emily Boot, no nos conocemos, pero soy una Investigadora de criaturas mágicas en el Instituto de Investigaciones Mágicas de Londres—añade presentándose con una mano, lo cual Draco toma con impresión.

Ahora que lo piensa sabia su nombre, pero ella nunca se ha mostrado en ninguna reunión social con su esposo, a lo cual Draco no le presto mayor atención hasta ahora.

Su trabajo suena genial, intercambia una mirada con Luna que parece también ver con interés a la mujer.

—Por último, mi hijo Lucas—el padre de Terry señala al chico que acaba de entrar por la puerta de campaña, Draco lo ve fijamente notando las características físicas que lo determinan como hermano de Terry.

Lucas es un joven alto y atlético, con cabello castaño claro y ojos verdes intensos. Tiene una mandíbula definida y una expresión seria. Su cabello es corto como el de su hermano, con un corte bien arreglado que lo hace ver un poco mayor que ellos; por su altura podría ser al menos unos 20 años calcula.

—Hola tu debes ser Draco, eres el que faltaba, mi nombre es Lucas Boot; un practicante en el trabajo de mi madre, espero poder especializarme en cuidado de criaturas en un futuro cercano—habla con seriedad, pero confianza que Draco envidia.

Ese trabajo suena tan genial.

¿Dónde firma para poder hacer lo mismo?

Claro ignora que su padre jamás lo permitiría, tal vez su madre, pero bueno, a veces es mejor pedir una disculpa que un permiso.

—Un placer—y lo dice en serio, la familia parece agradable, tal vez un poco seria, pero cálida.

Como todas las familias que conoce, pero, aunque usualmente se siente celoso, recuerda a su madre y los celos desaparecen lentamente; si su familia no es perfecta, pero Draco puede decir que tiene la mejor madre del mundo y no piensa cambiarla por nada.

—Bien ahora que llegaste, la fiesta va iniciar y tenemos mucho de qué hablar—dice Anthony pasando una mano por sus hombros y Draco sonríe de forma descarada.

Si.

Hay mucho que hablar sobre Orion y Esmeralda.

Terry camina hacía lo que iba ser su habitación, donde Luna los sigue de forma soñadora porque ella es parte importante de su grupo; y ahora sigue hablar. Draco saca de su bolso expansivo todos los libros que ha investigado y dentro de esa habitación en medio de los mundiales, un grupo de Ravenclaw regresa a las andadas.

.

.

Luna no puede quedarse a dormir, lo cual es claramente agradecido cuando Michael saca una revista Porno que Draco quiere incendiar; Draco gruñe sobre que, si le enseña algo así a Luna, el pobre Michael iba a morir sin que nadie se diera cuenta. El niño parece ofendido que pensara que le enseñaría eso a una niña, antes de hablar animadamente con Anthony, quien, aunque quiere evitarlo parece curioso al respecto; Terry parece verlo más con una curiosidad casi científica que por interés plenamente hormonal. Draco recuerda su vida pasada, bueno, cosas de su vida pasada cada vez más borrosas; recuerda no haberse interesado tanto en este tipo de cosas hasta que así fue mayor de edad, toda su vida era centrada en cuidar a Selena y dejo sus intereses hormonales en lo más lejano de la lista.

Ver pornografía en su vida pasada era mucho más fácil que escabullir revistas porno entre amigos, el internet era una bendición.

Su mejor amiga lo llevaría a bares, donde tendría encuentros casuales e incluso su primera vez había sido entre ellos por mera curiosidad; Draco recordaba que como Orion tenía preferencia por tener relaciones sexuales con hombres más que con mujeres, menos probabilidad de un embarazo.

Este cuerpo tiene hormonas y Draco se ha encontrado con uno o dos sueños sin rostro, de algún desconocido que se folla de forma candente.

Probablemente recuerdos disfrazados de su vida pasada.

No fue un dios del sexo, tampoco eran encuentros tan comunes en su vida pasada y más que todo cuando tenía una rara noche libre; pero esta información le hizo un poco más adelante en su generación sobre temas, no tenía curiosidad absoluta ya que sabe la mayoría de cosas y simplemente son sus hormonas que le repiten que debería tener sexo.

Porque son una perra de la genética.

Mira aburrido la revista cuando es su turno, haciendo que Michael parezca decepcionado de que no haga ningún sonido cuando una chica de grandes pechos aparece sin ropa; Draco intenta pensar en alguna mujer con la que tuvo sexo antes, las chicas eran mucho más suaves que los hombres y tenían más curvas contra su cuerpo. Su mejor amiga había sido la primera chica en su vida, pero a pesar de eso, nunca se vio en ningún malentendido a futuro.

Se repitió la experiencia algunas veces, pero nada comprometido.

Usualmente las chicas tampoco se ven como estas revistas, no es que eso sea malo, las hace más reales en su mayoría.

Aunque el cuerpo macizo de un hombre suele agradarle mayormente.

—¿No te parecen atractivas? —cuestiona Michael casi herido, Draco lo ve con aburrimiento.

—Son chicas lindas y objetivamente atractivas para la sociedad, pero si esperas que tenga una erección te equivocaste—

—¿Prefieres que fueran chicos? —

—Incluso si estoy tentado a decir que si, para ver como consigues porno Gay, me es un poco indiferente; son cuerpos, están desnudos, no es algo que me sorprenda—

Michael luce claramente gruñón después de eso, Terry se acuesta en la cama con tranquilidad y un bostezo contenido, Anthony lo ve curioso unos momentos antes de palmear el brazo de Michael diciendo que la revista era bastante buena.

—Ya encontrare algo con que molestarte Draco—

—Como quieras Michael—

Ese día no tiene ni sueños o pesadillas, aunque es incómodo dormir en un colchón en el suelo, Draco solamente acapara todas las sábanas ante un gruñón Anthony que le toco compartir el lecho con él; hay gritos de Anthony sobre no dormir nunca más con Draco, que son ignorados cuando le toca hacerlo la misma noche y vuelve a pasar lo mismo.

.

.

El tercer día que Draco está en los mundiales es cuando se va hacer el partido, la emoción es diferente a los días anteriores y Draco se encuentra silbando luego de un desayuno ruidoso en la tienda de la familia Boot. Según había escrito a Harry los días anteriores, este era el día que iba a llegar al terreno, por lo cual Draco había despertado de un buen humor; no podría pasar mucho tiempo con ellos, pero podría ver a Sirus y felicitarlo por ser un hombre libre. Lucas parecía entretener tanto a Terry y Michael con historias de su tiempo en el colegio de Brasil, Draco también quería escucharlas, pero en su lugar decidió ir a darse una vuelta en el campamento para ver si se topaba alguna cabeza Weasley, siempre la mejor forma de encontrarse con Harry.

Anthony había saltado a su lado para acompañarlo, quejándose nuevamente sobre las cobijas.

Draco estaba por hacerle una zancadilla para que cayera al suelo.

—Ya me disculpé, siempre he dormido solo, no pensé que fuera un problema—gruñe Draco cansado de sus quejas, pero Anthony parece molesto por no haber dormido bien.

Eran mejores amigos, era normal las discusiones estúpidas.

Cree.

—Son dos noches Draco, dos noches que he dormido con frio; además me pateaste fuera del colchón esta mañana—

—Eres una perra quejumbrosa—

—Y tu un idiota mimado—

Ambos gruñen de un lado al otro unos minutos, hasta que puede ver una cabellera roja que llama su atención, Anthony se queda en silencio viendo también lo mismo. Parecía que Ron había dado otro pequeño estirón que lo hizo resaltar más fácilmente, una niña de cabellera castaña alborotada que claramente seria Hermione caminaba a su lado y por último Harry Potter quien también traía lo que parece ser un balde con agua como los otros dos. Harry también dio un estirón, pero no tanto como Ron, aunque ambos chicos ahora son notoriamente más altos que Hermione.

Una sonrisa inunda su rostro al ver a su amigo y algo cálido se posa en su pecho, no había pensado que le haría tanta falta, pero aparentemente lo hizo; un interesante pensamiento. Sus primeros dos años había pasado intentando no pensar tanto en Potter, solo como un personaje de la historia que conoce y que quiere evitar; pero luego del tercer año se ha vuelto en un amigo cercano de él.

Un personaje real.

No solo el protagonista de una historia que sucede frente a él.

Era alguien ahora importante para él, era su amigo.

Al igual que hace algunos días cuando llego aquí y vio a sus amigos después de un largo tiempo, ver a Harry lo animo considerablemente.

—¿Le dijiste que vendrías? —la pregunta de Anthony es un poco desprevenida, cuando voltea a verlo este parece tener una mirada curiosa que ronda la diversión.

Sus ojos se entrecierran con sospecha, pero al no sentir malicia real, supone que no debe ser algo tan malo.

—No, pensé que sería divertido una sorpresa—dice con sinceridad y Anthony asiente pensativo.

—Debí traer tu cámara polaroid—

—¿Dijiste algo? —

—No, mejor llámalo, no quiero perderme esto—

Nuevamente suena sospechosamente divertido, a lo cual Draco bufa por bajo caminando hacia el trio dorado que parecía metido en sus propias charlas; Draco no pudo culparlos, cuando estaba con sus amigos también parecía siempre encimados en sus propias locuras. Draco ha pasado los últimos tres años estrechando las amistades con sus Ravenclaw y en sus propias aventuras, que a veces olvida que el trio dorado también es bastante problemático.

Trio dorado es un gran nombre.

¿Ellos tendrían uno?

Tal vez simplemente era Draco y sus esclavos problemáticos, nunca haría ese chiste en voz alta, o Padma lo asesinaría por referirse a ella de esa forma.

¿Draco y compañía?

Buscaría un nombre, solo era cuestión de tiempo para tener un nombre genial.

—¡Harry! —dijo lo suficientemente alto, para que el trio dorado lo escuchara.

Funciono.

Durante un segundo el trio parece detenerse, Harry voltea el rostro de forma que parece dolorosa, pero sin detenerse totalmente ya que su pie parecía en el aire; Draco no entiende que paso exactamente después, Harry parece dar un paso en falso, provocando que la cubeta en sus manos salga volando, mojando parte de la tierra y algunas personas a su alrededor que lo incluyen. Draco siente algo de vergüenza ajena cuando Harry parece tropezar con el aire y caerse finalmente de espaldas al suelo, Ron y Hermione lo ven horrorizados, mientras que Anthony parece contener las risas todo lo posible.

Draco no sabe si reírse o preocuparse, pero sin duda está seguro que va guardar este recuerdo para siempre, para molestarlo hasta más no poder.

Algunos magos a su alrededor parecen molestos por haberse mojado, otros parecen claramente divertidos y Draco decide caminar al lado de Harry; Hermione es quien le ofreció la mano para ayudarlo a ponerse de pie, Harry lo hace luciendo cruelmente mortificado y como si prefiriera morirse a seguir con vida algún instante más.

Sus ropas llenas ahora de tierra, polvo y barro, junto con unos anteojos torcidos por el impacto.

Si.

Draco ahora contiene la risa a duras penas.

—Hola Draco—su rostro parece totalmente humillado, además de verse un poco sonrojado probablemente por la vergüenza que tiene.

Ron sigue riéndose ahora sin ocultarlo, mientras que Hermione saluda tímidamente con una mano, pero la sonrisa en su rostro parece demostrar que encuentra todo divertido.

Se acerca a Harry, quien parece alerta como si algo malo fuera a suceder y lo envuelve en un abrazo; Draco puede sentir la sorpresa de sus otros amigos, así como el cuerpo de Harry volviéndose petrificado. Supone que no ha sido muy cariñoso con Harry en este tiempo, pero realmente lo había extrañado y había abrazado a todos sus amigos luego de un largo tiempo de no verlo.

Un chillido sale de la boca de Harry, que hace que Draco sonríe divertido.

No es muy preparado para el afecto, piensa al alejarse con la sonrisa aun en su rostro; el cuerpo de Harry era bastante cálido, a pesar de todo y tenía un extraño aroma que solo podría describir como si alguien embotellara el quidditch en un perfume.

—Creo que lo quebró—escucha a Anthony decirle a Hermione, que parece algo preocupada por Harry, mientras Ron parece sin poder contener las risas.

Harry se ve totalmente rojo como un tomate, casi como si una Quaffle le hubiera pegado en la cara y Draco ladea el rostro ahora si confundido por esa reacción.

—Vamos Anthony no luzcas celoso, también te abracé cuando te vi—musita al niño con algo de molestia, quien solo levanta las manos en señal de rendición.

—Como alguien tan inteligente puede ser tan estúpidamente ciego, nunca lo sabre—

Draco está listo para ir contra su amigo, cuando Harry suelta un chillido nuevamente y al voltear a verlo este sigue totalmente rojo.

—Hola Draco—saluda con torpeza con voz de pito y luciendo aun en shock, a lo cual ahora Draco se ve confundido.

—Hola Harry, ¿Estas bien?, ya dijiste eso—musita con cautela, haciendo que Harry se cubra el rostro con sus manos y los otros tres presentes suelten las risas ahora sin intentar ocultarlo.

Draco se encuentra algo perdido.

¿Qué ha pasado?

.

.

Luego de ese extraño encuentro, Ron los guía a la tienda donde se están quedando, Anthony rápidamente entra en una charla casual con Hermione sobre los estudios, si menciona o no unas tres veces a Padma, bueno, Hermione es amable sobre no comentar nada al respecto; Draco tiene un oído en la charla de ellos y otra en la charla divertida de Ron sobre como su hermano mayor Bill fue quien señalo que Thorin era una niña. Hace lo posible para no reírse, mientras Ron se queja del nombre que le pusieron y como ahora no acepta otro nombre que no sea Thorin y que al menos entiende ahora porque era tan cariñosa. Draco le asegura que el vendedor le dijo que era niño y Ron parece casi resignado al tema.

Harry camina en la parte trasera, luciendo aun mortificado y bastante cabizbajo.

Es cuando Anthony logra enganchar a Ron a la charla, este quejándose de como Hermione los obliga a estudiar, que Draco puede hacer sus pasos más lentos hasta estar al lado de Harry. El niño parece algo incomodo al inicio, pero solamente evita su mirada claramente avergonzado por lo que sucedió minutos antes.

Acercándose le da un suave empujón con el hombro, que provoca que Harry lo vea con incomodidad.

Si.

Totalmente avergonzado.

Había hecho un espectáculo ahí atrás, además de que tuvieron que volver por más agua.

—No te pongas así Harry, a cualquiera le pasa una vergüenza publica una o dos veces en la vida—intenta reconfortarlo, pero suena más como una mierda molesta que sabe que es.

Harry suspira apartando la mirada.

—No me importa que digan los demás—

—¿Entonces porque estas así? —

Harry se encoge un poco en sí mismo, antes de tomar aire y verlo un poco más controlado.

—¿Por qué no me dijiste que vendrías? —hay reproche en su voz que hace a Draco sentirse un poco culpable, aunque no tanto, había sido divertido lo que sucedió y valió cada oro de su bóveda el ver el rostro incrédulo de Harry.

—Quería sorprenderte—admite con una sonrisa, que hace que Harry lo vea totalmente incrédulo, antes de bufar por bajo y apartar la mirada.

Teme que se enojada, pero al ver la sonrisa en el rostro vacilante de Harry, Draco le gusta pensar que no podría estar enojado mucho tiempo con él; había soportado cuando estaba poseído el año anterior, dudaba que una pequeña broma como esta lo asustara para dejar de ser su amigo.

Además, no lo hizo con mala intención, tanta mala intención.

—Me sorprendió—admitió Harry a regañadientes, provocando una sonrisa de victoria en sus labios.

—Entonces funciono mi plan, dejando eso de lado, has notado que ahora soy el más alto de los dos, eso ya se notaba antes, pero ahora eres pequeño a mi lado—bueno, que nadie diga que Draco no es conocido por ser un dolor de culo.

Harry voltea a verlo incrédulo, pero tiene que levantar un poco la mandíbula, lo que provoca que Draco sonría con gran diversión.

El niño que vivió gruñe antes de apresurar el paso para las leves risas de Draco, no es que fuera más alto que Ron, el niño parece listo para superarlos a ambos y Draco simplemente no puede hacer nada con eso; pero podría molestar a Harry y es un competitivo por lo que parece, así que lo tomara.

Esta picando el costado del niño repitiendo que es "enano" y Harry apartándolo con una mirada cansada, pero que parece algo divertida cuando llegan a la tienda de la familia Weasley.

Draco está muy concentrado en molestar a Harry, por eso es casi un golpe en su rostro cuando la mirada oscura de su tío lo encuentra; la sonrisa de comer mierda de Draco cambia para una sincera, y sus pulmones casi quedan sin aire cuando Sirus literalmente choca contra él. Draco nota rápidamente el cuerpo de su primo, ya no está en los huesos o parece tembloroso a como lo dejo la última vez en la casa de Andrómeda.

Ha mejorado en salud, eso es bueno.

—Sirus no puedo respirar—dice con voz ahogada mientras le da palmadas a su espalda, este lo suelta con una risa cantarina provocando que tenga que tomar grandes bocanadas de aire al estar nuevamente sobre sus pies.

—Pero mira que ha traído la corriente, has crecido un poco mocoso, pero sigues siendo un niño—hay jovialidad en su voz, su mirada no parece tan atormentada como ese primer encuentro el año pasado y el brillo juvenil en sus ojos le queda bien.

Es atractivo, probablemente si no fuera por todo lo que paso, sería un rompecorazones.

Se pregunta un poco sobre lo que Dora y Harry quisieron decir sobre lo que sucede entre Sirus o Remus, hasta donde Draco sabe se supone que Dora y Remus terminarían juntos en la historia original.

No importa.

Su trabajo es mantener a Dora y Sirus con vida, lo demás es por añadidura, no es como que su presencia cambie demasiado algo que parecía tan infundado en la historia original.

—Tu sigues siendo un perro viejo con aliento de alcantarilla, espero disfrutes de tu nueva libertad antes que te lleven preso por ser el segundo mejor primo de todos—hay broma en su voz, lo que hace que Sirus sujete su pecho de manera dramática.

—Maldita mocosa de Andrómeda, ella tiene el primer lugar porque no has convivido con la crème de la crème—

Dramático, exagerado, descarado.

Sirus Black sin duda era su familia.

—Mira Sirus quiero presentarte a mi mejor amigo Anthony Goldstein—habla Draco volteando para buscar a su amigo, quien al igual que Ron y Hermione había estado admirando todo el espectáculo desde una distancia prudente.

Anthony da unos pasos un poco temblorosos, este sabía mejor la historia de que había pasado, y si bien el niño había tenido dudas sobre como rayos Draco sabía que la mascota de Ron era un exconvicto; la carta de que era un hijo de Mortifagos y escuchaba cosas, funcionaba por el momento. Su amigo sonríe mientras le ofrece una mano a Sirus, quien la toma y agita de forma firme; Draco desearía poder presentarle todos sus amigos, con suerte logre acorralar a Terry y Michael antes del partido, Luna tiene que venir sin duda alguna.

—Sobre mejores amigos está en duda, es un maldito acaparador de mantas que te tira al suelo de una patada—gruñe Anthony viéndolo de mala manera y Draco agita la mano para restarle importancia.

—Amas dormir a mi lado, no lo niegues tesoro—

—Voy a vomitar—

Draco ve a Anthony con una chispa divertida, antes que ambos choquen los cinco como de costumbre; Sirus por un momento se queda viéndolos anonadado, el dolor choca en sus ojos un instante, antes que se recomponga en una sonrisa algo forzada.

¿Paso algo?

Va a preguntar si sucedió algo, pero la presencia de la familia Weasley rápidamente acapara el momento. Ginny saluda animadamente a Draco, mientras los gemelos comienzan atormentarlo y debe agitar las manos para poder liberarse con ayuda de Anthony; hay chistes entre ambos antes de que Arthur Weasley aparezca con una sonrisa amable saludando a Draco con felicidad genuina.

Es.

Diferente.

Ha visto a Arthur Weasley solamente en dos ocasiones antes que esta vez, pero de alguna forma ha logrado obtener una buena impresión, para que lo primero que vean en él no sea su padre. El hombre agradece una vez más por ayudar a su hija en su segundo año, también agradece por el Huron de Ron y Draco hace una muy buena representación de lo mal que se siente por la muerte de Scabbers.

Sirus lo ve con incredulidad desde el otro lado y Draco lo fulmina con la mirada.

Al menos tiene cerebro para no rebelar esa parte de la historia, que Draco espera no fuera necesaria para revelar en algún futuro.

—¿Draco? —había estado hablando con Ginny y Anthony, que la voz lo toma por sorpresa, su rostro se vuelve pálido cuando voltea el rostro de su asiento en el suelo.

Frente a él puede notar la atención del trio dorado en la situación, mientras que los gemelos que habían estado molestando a Sirus también voltean curiosos por la escena.

Draco quiere hacer un agujero en la tierra y morir.

Que no digan que lo dramático no es de familia.

Había visto a Charlie Weasley durante sus vacaciones, cuando había convencido a Blaise de ir al mundo muggle un rato; había sido una total casualidad. Aunque había pensado que el Charlie que le ayudo a escapar en su tercer año era de hecho, un Weasley, nunca lo había llegado a procesar totalmente en su cerebro. Como si fueran dos entes diferentes y ahora estaba pagando las consecuencias.

Dos entes diferentes.

¿Draco era un idiota?

No quería pensar en la respuesta a esa pregunta.

No solamente Charlie Weasley era un sujeto atractivo (Padma y Pansy lo golpearían, porque indiferentemente de sus gustos, este hombre superaba el atractivo medio de cualquiera), había sido alguien que lo conoció en dos momentos no favorables para su persona; no quiso pensar que estaba en graves aprietos si el chico fuera hablar con alguien más.

Su rostro volteo a ver al otro nuevo miembro de la tienda y quiso llorar de impotencia.

Bill Weasley era un hombre que había conocido hace años en el ministerio, lo había ayudado cuando era un niño y se encontró perdido un momento; su padre nunca lo había perdonado realmente por hablar con traidores de sangre. Si bien en ese entonces había pensado que era atractivo, verlo con nuevos años sobre él, hizo que Draco se sintiera congelado; era un hombre demasiado apuesto, no le extrañaba que fuera el primer hombre en este mundo que le hizo recordar que era bisexual por algo. Su apariencia casi salvaje, pero ojos cálidos, hicieron que Draco se quedara con la mandíbula abierta.

—Emm—hizo un sonido no muy seguro, ganando una mirada incrédula de Anthony y volviéndose rojo como un tomate.

Bill sonrió, esa sonrisa debería ser malditamente ilegal.

Su corazón no estaba listo para eso.

Es como cuando te encuentras con una celebridad en la vida real, alguien que no debería existir y aunque sabes que no hay ninguna posibilidad de que suceda algo, te gusta admirar de forma platónica.

Los genes de esos dos son absurdamente potentes, a pesar de que son diferentes a su manera.

—Mira si es el pequeño Draco, aunque ya no eres un niño perdido, ha pasado mucho tiempo y tal vez no lo recuerdes, pero nos conocimos en el ministerio cuando eras un niño—habla Bill con una mirada cálida, como si viera a un viejo amigo y Draco se sintió derretir.

¿Alguien podría olvidar a ese hombre?

Lo duda.

Se levanta con torpeza y extiende una mano, intentando recordar todo lo que es ser un heredero perfecto y mantener sus emociones tras una máscara; pero la mano cálida de Bill lo hace querer retorcerse de una forma que la estúpida revista de Michael no pudo.

Alejo cualquier pensamiento impuro que tiene al ver a Bill y Charlie, porque era solo un adolescente, pero si tuviera la edad de alguno de ellos.

No.

Malo Draco, no pienses en esas cosas.

—Lo recuerdo, gracias por la ayuda ese día; lamento que mi padre sea un idiota—se las arregla para decir con mayor confianza, la mirada de Bill no tiene juicios y aunque hay un poco de lastima en sus ojos, lo desaparece para asentir.

Charlie por otro lado al lado de Bill, mira a Draco con un brillo divertido que está ignorando; esperando que tome la indirecta de no conocerse o que no deberían conocerse, lo cual probablemente este arruinado, porque lo ha llamado por su nombre antes de que alguien los presentara.

Pero se vale soñar.

Usualmente tiene mala suerte, un pequeño milagro seria bien recibido aquí.

—Ya conoces a Bill supongo, parece que conoces a toda la familia—la burla en la voz de Charlie hace que Draco se erice, pero por más que intenta, no puede quitar el calor de sus mejillas.

Maldita sea su gusto en su vida pasada por pelirrojos, sabía que vendría a comerle el culo algún día, pero no pensó que llegara a esta vida.

—¿Lo conoces Charlie? —pregunta Ron con curiosidad, Draco gira a ver alterado a Charlie que tiene el descaro de sonreírle de forma muy similar a Bill.

Su corazón no puede resistir esto.

—Tal vez lo he visto anteriormente—no contesta realmente, Draco agradece que parece interesado en mantener el secreto; pero cuando Charlie le da un guiño antes de seguir a Bill para hablar con su padre, Draco se ahoga con su propia saliva.

Camina con torpeza cuando Anthony lo sujeta preocupado para que se siente, pero solamente entierra su rostro en sus manos negando con la cabeza; el calor aun lo siente en sus mejillas y no quiere que se burlen de él como sabe que harán.

—Maldita sea Ron, no es justo que tus dos hermanos mayores sean tan atractivos—masculla con molestia, provocando varios efectos en cadena.

Los gemelos gimotean sobre que injusto es eso, ya que ellos son atractivos.

Anthony no deja de reír y burlarse, efectivamente planeando contarle todo a los chicos.

Sirus que es un come mierda y que estaba cerca, solamente niega con la cabeza.

Ginny voltea a ver preocupada a Hermione.

Harry mantiene un rostro neutral, aunque todos saltan cuando por algún motivo una de las linternas de la tienda de la tienda explota como si hubiera sido un poco de magia accidental de alguien; Draco ve el destrozo, mientras Sirus ahora se destornilla de risa y los demás voltean a ver a Harry, aunque cuando Draco sigue su mirada este solamente voltea el rostro luciendo demasiado inocente.

Aunque Arthur los invita para comer algo, Draco comenta que debe ir a buscar a una de sus amigas y no le importa huir de los dos hermanos con mejor genética de la familia Weasley.

Agradece que Ron no sea tan atractivo, ya tiene suficiente con dos Weasley de los cuales escapar.

Anthony no se dejará de burlar todo el camino, el muy hijo de perra.

Cuando anuncian su despedida, Charlie voltea a verlo con ojos brillantes que hacen a Draco tener que respirar unos segundos; su rostro no debería estar rojo, pero no puede evitar sentirse intimidado por un rostro bien parecido.

—Argo se encuentra bien, conozco con quien se queda ahora, por si alguna vez quieres saludarle—expresa Charlie con un brillo divertido en sus ojos.

Draco se queda congelado un segundo, antes que su mente vaya al pequeño gato negro que encontraron Blaise y él en vacaciones; el pequeño animalito que habían encontrado muerto de hambre y por el cual Blaise no pudo moverlo de su lugar. Charlie había aparecido ese momento, dejando a Draco tenso porque lo encontraran en el mundo muggle, alguien que era un mago; pero no había salido ninguna noticia o alarma de su presencia en Londres muggle.

Había sido mucha suerte.

El pequeño gatito que quiso ayudar, parecía haber encontrado un dueño y eso no ánimo.

Sus ojos se emocionaron ante la idea de volver a ver al pequeño gato negro de ojos verdes, aunque sus pensamientos se desviaron ante otra lampara que había estallado nuevamente; todos voltearon a ver a Harry, que seguía mirando sus manos como si fueran la cosa más interesante del mundo.

—Tal vez están defectuosas—musito Arthur poco convencido antes de lanzarles un hechizo para repararlas, a lo que Draco volteo a ver a Charlie.

—¿Tal vez alguna fotografía? —con eso podría ver el avance del pequeño gato.

El adulto asiente con una sonrisa, Draco aparta la mirada sintiendo sus mejillas al final algo rojas.

—Te enviare una lechuza—

¡Pom!

Una tercera lampara destruida y Draco piensa que es mejor marcharse ahora, por si las dudas.

Cuando salen de la tienda, se sorprende cuando Harry sale también apresuradamente detrás de ellos, hay unos ladridos que distingue como la risa de Sirus, a su lado por otra parte puede distinguir el suspiro casi resignado de Anthony que lo hace sentir confundido; aunque no tan confundido por como Harry parece infeliz, mientras admite en voz baja que no quiere estar en la tienda en este momento y prefiere caminar con ellos un rato. Draco quiere preguntar más al respecto, pero la mirada irritada de Harry lo hace detenerse, antes de encogerse de hombros para ir a buscar a Luna. Anthony parece caminar a su lado sin querer decir nada, pero Draco nota la mirada que les lanza varias veces antes de voltear a ver a otras personas. Hay muchos trabajadores del ministerio, algunos parecen identificar a Harry, pero este no los ignora de una forma bastante admirable según Draco; el silencio comienza a ser incomodo.

Draco traga saliva acariciándose el cuello incomodo, le da una mirada a Anthony, que este también ignora para ver a otro lado.

Vaya mejor amigo, piensa con resentimiento antes de ver nuevamente a Harry.

Caminando con las manos en sus bolsillos, mirada molesta al suelo y ropa de segunda mano, Draco le recuerda un poco al Harry de primer año que parecía malhumorado siempre que lo ignoraba.

Sigue siendo un niño después de todo.

—¿Cómo va todo con Sirus? —pregunta, esperando que de alguna forma pueda alivianar un poco el ambiente tenso que los rodea.

Sacado de unos pensamientos, Harry pestañea al verlo, antes de meditar al respecto.

—Es…complicado, Sirus es genial, pero aún no puede hacerse cargo de mí; es molesto en realidad, me gustaría mudarme con él—musita Harry con nuevamente mal humor y Draco maldice no haber elegido un buen tema para comenzar.

Anthony sigue ignorándolos y Draco apreciaría un poco de ayuda aquí.

Que no llega.

Por supuesto.

El puesto de mejor amigo estará pronto abierto si sigue siendo así.

—Bueno lleva apenas unos días libres, con suerte cuando termine el año tengas mejores noticias—sus intentos de ánimo hacen que el niño asienta algo triste, Draco maldice que hace menos de una hora estaba feliz a su lado y ahora parece miserable—¿Qué es eso de Remus y Sirus? —pregunta en voz baja a Harry, quien sus ojos brillan un momento divertidos y Draco quiere levantar el puño en victoria.

—No sabemos, pero Tonks dice que hay algo ahí, es como…tensión…sexual—lo último susurra abochornado y con las mejillas calientes, como si fuera algo prohibido de decir.

Los ojos de Draco se mantienen fijos un momento en esas mejillas que parecen listas para ser pellizcadas en burla, antes que las palabras caigan en comprensión a su cerebro y su ceño se frunza.

—¿Se gustan? —la pregunta parece ridícula, porque no tiene sentido.

En la historia original Remus termino casado con Dora, incluso tenían un hijo si no se equivocaba, lo que significaba que, si Remus estuviera enamorado de alguien, debería ser Dora; había una gran diferencia de edad, pero Draco no le importaba eso.

Harry asintió.

—Tonks y yo tenemos una apuesta, un día de estos se van a terminar besando o asesinando, es muy incómodo cuando se pierden en la mirada del otro—bromea Harry con una media sonrisa, que hace que Draco se vea más pensativo.

Un cambio, un cambio bastante diferente a lo que recuerda.

Eso lo hace tragar saliva nervioso.

—Dímelo a mi—escucha susurrar a Anthony a su lado con burla, por lo cual Draco lo empuja antes de voltear a ver a Harry.

Su rostro ha dejado de verse molesto, aunque Draco no puede pensar en que cosa pudo molestarlo en primer lugar, pero mientras que ahora este feliz, lo otro es sin importancia; piensa un momento sobre la idea de que algo suceda entre Remus y Sirus.

Quisiera descartarlo, porque tiene conocimientos y se supone que estos cambios no deberían pasar, pero no lo hace.

Le gusta que algunas cosas cambien, le da esperanzas para poder ayudar a otros, para cambiar algunos finales y evitar muertes.

Es raro.

Pero bueno, Sirus y Remus habían sido amigos antes, tal vez hay más historia ahí de lo que todos sabían. Draco quiso regresarse a la tienda de los Weasley, para poder demandar a Sirus por información, pero eso no sería una jugada inteligente; ya buscaría alguna forma para liberar alguna pista de este, para poder atormentarlo hasta que saliera de la bolsa.

¿Sirus era Gay?

Tantas preguntas y tan pocas respuestas.

—Su mirada es aterradora cuando piensa en algo malicioso—escucha que Anthony le dice a Harry, quien a regañadientes lo acepta y Draco voltea a ver mal a los dos.

Detienen sus pasos cuando Luna aparece en una esquina, su rostro soñador se ilumina al verlos y corre para estar a su lado; Draco le da un rápido abrazo aplastante que la hace reír, antes que ella salude a los otros dos presentes de forma igualmente animada.

—Harry que bueno verte, siempre estas con Draco—habla la chica y el niño que vivió se vuelve levemente rojo nuevamente.

¿Siempre esta rojo a su alrededor o son imaginaciones suyas?

—Hola Luna, es bueno verte también, Ginny ha dicho que han estado hablando en verano—

—Ginny es mi mejor amiga, me alegra que hable de mí, dijo que vino a los mundiales y quería verla antes del partido—

—Ohhh yo tengo que volver al campamento, podrías venir conmigo si quieres—

No parecía que Harry quisiera irse, pero algo en los ojos de Luna iluminados, rápidamente vencieron sus barreras y pareció resignado a volver. Luna se despidió animadamente de Draco diciendo que ocupaba saludar a Ginny, pero que iría más tarde con ellos, Draco asintió y Anthony le revolvió el cabello a la niña haciéndola sonreír.

Luna sonreía mucho al lado de ellos, un claro contraste a ese terrible primer año que tuvo y era intimidada por todos.

A veces Draco pensaba que no los hizo sufrir lo suficiente por molestar a su amiga.

Coloca una mano sobre el hombro de Harry antes que se marchen, el chico voltea a verlo confundido y Draco le susurra un "Gracias por cuidar a Luna" en voz baja; que provoca que el niño se vuelva totalmente rojo y tropiece un poco con sus pies mientras se marcha, caminando algo rígido mientras Luna lo sigue a su lado.

Draco coloca una mano en su mentón pensativo.

—A veces Harry actúa extraño—musita a nadie en particular, pero la mirada de completa lástima que le da Anthony por eso le hace muy ofensiva.

Idiota.

.

.

Draco compra un sombrero de Irlanda, porque le encanta el color verde, ante la irritante discusión de Michael sobre que elegir a un equipo por el color es idiota; a su lado Anthony disfruta de los colores rojos con Terry, es el único con el color verde en el recinto de la familia Boot. Habían ido temprano para hacer las compras, y Draco no había dudado en gastar el dinero de su padre para pagar por todos, la familia Boot quiso negarse, pero Draco comento que eran regalos tardíos por conocerlos hasta ahora y al final no hubo muchas quejas. Los omniculares sin duda fueron la mejor compra, un poco costosos, pero todos en el lugar habían obtenido decidiendo que era lo mejor del mundo.

Entonces con asientos para cien mil personas, la final del mundial daría inicio.

Las escaleras del estadio estaban tapizadas con una suntuosa alfombra de color púrpura. Cuando tuvieron que subir, lo hicieron Subieron con la multitud, que poco a poco iba entrando por las puertas que daban a las tribunas que había a derecha e izquierda.

El lugar de la familia Boot Contenía unas diez butacas de color rojo y dorado, repartidas en dos filas. Draco estaba sentado al frente con los otros chicos de su edad, justo detrás estaba Lucas haciendo sonidos con la varita para diversión de los presentes, mientras los padres de Terry tenían sus rostros pintados y parecían bastante animados al respecto.

—Deberías unirte al equipo de quidditch—hablo Draco en voz baja a Terry a su lado, que, durante al menos este viaje, parecía afable en ignorar el encostramiento entre ambos el año pasado.

Sigue siendo cauteloso y duda que se abra totalmente a Draco, pero al menos no parece odiarlo tan abiertamente como lo hizo los últimos meses.

Draco tomara eso como la segunda victoria del día, luego de hacer sonreír a Harry.

—Ya son suficientemente fanáticos sin mi aporte, gracias—bromea por bajo Terry antes de ver todo el espectáculo como los demás.

Draco observó el estadio que tenían a sus pies, cuyo aspecto solo hubiera imaginado en sus sueños. Cien mil magos y brujas ocupaban sus asientos en las gradas dispuestas en torno al largo campo oval. Todo estaba envuelto en una misteriosa luz dorada que parecía provenir del mismo estadio. Desde aquella elevada posición, el campo parecía forrado de terciopelo. A cada extremo se levantaban tres aros de gol, a unos quince metros de altura. Justo enfrente de la tribuna en que se hallaban, casi a la misma altura de sus ojos, había un panel gigante. Unas letras de color dorado iban apareciendo en él, como si las escribiera la mano de un gigante invisible, y luego se borraban.

Al fijarse, Draco se dio cuenta de que lo que se leía eran anuncios que enviaban sus destellos a todo el estadio:

La Moscarda: una escoba para toda la familia: fuerte, segura y con alarma antirrobo incorporada ... Quitamanchas mágico multiusos de la Señora

Skower: adiós a las manchas, adiós al esfuerzo ... Harapos finos, moda para magos: Londres, París, Hogsmeade...

Draco silbo por bajo, impresionado de que los magos pudieran hacer cosas algo muggles también, tiene sentido; pero eso no evita que estuviera impresionado.

No pudo negar que todo este desbordante muestra del quidditch, le hizo extrañar el equipo, al cual no pudo participar el año pasado luego de que ayudo a Sirus; su padre sabía cómo golpear duro y el abandonar el equipo, que en primera instancia se unió por su culpa, era jodidamente doloroso.

Este año con el torneo tampoco habría equipo, con suerte en su quinto año podría volver.

Si bien había jugado como golpeador, también podría intentar competir contra Cho por el puesto de buscador, solo eran ideas, pero le gustaría hacer algo diferente.

Su padre estaba muy distraído con su persona últimamente, era horrible la sensación, pero si pudiera navegar bajo su radar y preguntarle a su madre en lugar de a él.

—Esto es una locura—comento Anthony al ver a Michael gritar emocionado, simplemente por poder hacerlo y agitar su bandera como loco.

Terry era empujado por Michael, casi obligándolo a que se uniera a regañadientes; los padres y hermano mayor de este, parecían divertidos de la situación. Ahora que lo pensaba, ya que Michael y Terry eran grandes amigos, es probable que antes de este día hubieran ido muchas veces a la casa del otro.

Draco no pudo evitar sentir algo de celos, ya que no tenía esa libertad para ir a la casa de Anthony como quisiera.

—Tenemos que esperar un poco todavía, es tan emocionante como el mundial pasado—musita Emily la madre de Terry con voz soñadora a su esposo.

Si.

Grandes fanáticos.

Se pregunto vagamente si sus propios padres hubieran hecho algo como los padres de Terry, pero no entra por esa puerta, porque duda que quiera la respuesta; incluso si su padre amara a su madre, no todos tienen que demostrar el amor de la misma manera.

Anthony lo empujo para ofrecerle de las golosinas que habían comprado, haciendo que Draco aprovechara para masticar un poco distraídamente.

No pudo ver a Sirus entre la gran cantidad de personas, pero esperaba, que estuviera donde estuviera, este disfrutando de su nueva libertad.

Nada como una final de quidditch para alivianar la libertad.

Durante la siguiente media hora se fue llenando lentamente la tribuna, sus amigos hacían chistes molestos con Draco, quien se quejaba de ser el blanco de burlas por los comentarios sobre Anthony respecto a los hermanos mayores Weasley; tuvo que defenderse de la mejor forma posible, ya que no era su culpa que los hermanos mayores de Ron tuvieran la mejor distribución genética.

—¿Te gustan los chicos? —la pregunta de Emily Boot fue algo inocente y no parecía tener malicia, eso no evito que Draco se tensara un poco y que Terry gimoteara por bajo.

Si.

Tener la charla con niños de su edad, siempre era mejor que con adultos, algo con lo cual Draco no había entrado en detalles.

Ni siquiera con su madre, pero a estas alturas, era probable que su madre siempre lo hubiera sabido o algo así.

Su instinto era aterrador.

—Me gustan niños y niñas—no es que vaya a mentir, aunque si esta información saliera al periódico, su padre no lo encontraría divertido—aunque los niños son más fáciles de llevar en ocasiones, las niñas son muy sensibles; aunque no es que importe mucho en realidad—añade tardíamente esperando no ofenderle.

La madre de Terry lo mira pensativa un momento, pero Terry desvía su atención al tiempo que Lucas al lado de Terry solamente bufa por bajo algo divertido.

No con él.

Los ojos de Lucas ven a su madre con malicia.

Draco sigue a la defensiva por algún motivo, nervioso, muy nervioso también.

—No te preocupes Draco, mamá no entiende bien sobre eso y esta apenas aceptándonos a nosotros, a mí por ejemplo me gustan los niños también y Terry no le gusta ninguno; pobre generación Boot—habla Lucas al verlo fijamente, Draco se sonroja abochornado de que fuera tan fácil de leer.

Emily gimotea que todo es nuevo para ella, mientras que Benjamín Boot solamente bosteza sin darle importancia al tema e intentando calmar a su esposa en vano.

—Creo que es más fácil ser heterosexual—expresa Michael al ver la charla, Draco lo patea por bajo y Anthony asiente.

—Por favor Anthony, no puedes estar en el armario para siempre, te recuerdo como babeas por Harrison Ford—

—Draco deja de intentar que salga de un closet inexistente, si me amas tengo que decirte que no quiero una relación contigo—

—Soy un gran partido te lo hare saber—

—En tus sueños—

La charla comenzó a ser más amena y Draco agradeció eso, tenía miedo de que la madre de Terry lo juzgara de alguna forma; odiaba que cualquiera lo juzgara solo porque le gustan los dos géneros. El padre de Terry continúo hablando de los equipos como si nada hubiera pasado y Draco pudo disfrutar un poco del tiempo junto a sus amigos. Había traído el diario para charlar con Padma, quien, aunque tardaba un poco en contestar, parecía emocionada de todo por medio de los diarios; cuando Anthony se lo arrebato para burlarse de él, Padma debe adivinar que no era Draco.

La letra de Anthony era bastante descuidada.

Idiota.

Bien pudo traer su propio diario.

Cuando estaba por discutir, una voz se alzó por encima del estruendo de la multitud que abarrotaba ya el estadio y retumbó en cada rincón de las tribunas.

—Damas y caballeros... ¡bienvenidos! ¡Bienvenidos a la cuadringentésima vigésima segunda edición de la Copa del Mundo de quidditch! —era la voz de Ludovic Bagman.

Ludovic "Ludo" Bagman fue el famoso Golpeador de las Avispas de Wimbourne y de la Selección de Inglaterra de Quidditch; al menos ese fue el comentario rápido de Benjamín Boot que llamo la atención de Draco. Después de retirarse, Bagman entró en el Ministerio de Magia y llegó a ser jefe del Departamento de Deportes y Juegos Mágicos.

Los espectadores gritaron y aplaudieron. Ondearon miles de banderas, y los discordantes himnos de sus naciones se sumaron al jaleo de la multitud. El enorme panel que tenían enfrente borró su último anuncio (Grageas multisabores de Bertie Bott: ¡un peligro en cada bocado!) y mostró a continuación:

BULGARIA: 0;

IRLANDA: 0.

—Y ahora, sin más dilación, permítanme que les presente a... ¡las mascotas del equipo de Bulgaria! —

Las tribunas del lado derecho, que eran un sólido bloque de color escarlata, bramaron su aprobación. Todos dentro de su compartimiento también apoyaban al equipo, pero Draco no se dejó amedrentar, sintiéndose orgulloso del color verde en su ropa.

Hubiera sido un gran Slytherin en realidad.

—Mira Draco—salto Michael a su lado señalando una parte del estadio, Draco se sintió algo confundido y siguió la vista rápidamente.

Oh.

Eran Veelas.

—¿Qué ocur…? —cualquier comentario de Anthony quedo en el aire.

Porque un centenar de veelas acababan de salir al campo de juego, y la pregunta de Anthony quedo en el olvido del propio niño. Las veelas eran mujeres, las mujeres más hermosas que Draco hubiera visto nunca... era claro que no podían ser humanas. Esto lo desconcertó por un momento a pesar de su conocimiento del mundo mágico, sabe lo que eran, pero nunca había podido ver alguna de "cerca" o estar en su presencia.

Medito sobre qué podía hacer brillar su piel de aquel modo, con un resplandor plateado; o qué era lo que hacía que, sin que hubiera viento, el pelo dorado se les abriera en abanico detrás de la cabeza. Pero en aquel momento comenzó la música, y Draco dejó de preguntarse o buscar similitudes sobre su carácter humano. De hecho, no se hizo ninguna pregunta en absoluto.

Las veelas se pusieron a bailar, y la mente de Draco lucho para no quedarse en blanco.

Tenía que recordar bien sobre esas criaturas para mantenerse sereno.

Las veelas son una raza de semi-humanas remanentes de las sirenas en la mitología griega, Draco había tenido una temporada enamorado de la mitología griega que no pensaba desperdiciar; además de su momento con "Sparky el dragón" y su interés en sirenas de niño, que desapareció cuando toda criatura marina lo odio por completo. Regresando a las Veelas ellas aparentan ser muy jóvenes y bellas mujeres y especialmente su danza es mágicamente seductora para la mayoría de los hombres. Cuando las veelas se enojan, se transforman en algo más parecido a una harpía mitológica; sus rostros se convierten en algo parecido a la cabeza de un ave con picos largos y filosos y con largas plumas que nacen de sus hombros, también pueden lanzar bolas de fuego de sus manos.

En la mitología eslava existe una criatura nombrada como Veela, también es conocida como Vila, Wila o Wili.

Pero eso ya era adentrarse mucho en los estudios de otras razas.

También había estudiado sobre los Vodník, Se dice que Vodyanoy aparece como un anciano desnudo con una cara de rana, barba verdosa y pelo largo, con su cuerpo cubierto de algas y lodo, generalmente cubierto de escamas de pescado negro. Tiene patas palmeadas en vez de manos, cola de pez y ojos que arden como brasas ardientes. Por lo general, monta a lo largo de su río en un tronco medio hundido, haciendo fuertes salpicaduras. En consecuencia, a menudo es llamado "abuelo" o "antepasado" por la gente local. Se dice que los ahogamientos locales son obra de los vodyanoy.

Cuando se enoja, el vodyanoy rompe diques, inunda los molinos, y ahoga a la gente y los animales. (Por consiguiente, los pescadores, los molineros y también los apicultores hacen sacrificios para calmarlo). Con frecuencia arrastra a la gente a su vivienda submarina para servirle como esclavos.

Draco realmente era un come libros, pero pensar en esas cosas, es lo único que impedía que cayera totalmente por el encanto de las Veelas.

Era difícil, porque en ese momento, lo único que en el mundo merecía la pena era seguir viendo a las veelas; porque, si ellas dejaban de bailar, ocurrirían cosas terribles...

A medida que las veelas aumentaban la velocidad de su danza, unos pensamientos desenfrenados, aún indefinidos, se iban apoderando de la aturdida mente de Draco.

Era demasiado peligroso, las veelas sin duda, eran terribles criaturas.

"Eres mucho más hermosa que una Veela"

Draco parpadeo cuando la voz retumbo en su cabeza, con el seguimiento de una risa cantarina que lo hizo voltear a todos lados. Michael y Anthony parecían enamorados de las criaturas, pero otros como Terry y Lucas parecían poco impresionados al respecto.

No, no era su voz la que sonó.

Había estado tan absorto entre sus recuerdos, el tiempo presente, las veelas que no sabe de donde pudo venir la voz en su cabeza.

—Son criaturas peligrosas—musito Lucas desde su espalda, mientras Emily parecía reírse del rostro levemente sonrojado de su esposo.

Si.

Criaturas peligrosas.

Draco frunció el ceño, el recuerdo de uno de sus sueños en un campo de flores, por algún motivo quería salir a la superficie en su mente; pero por más que deseaba aferrarse a este, como si tuviera la respuesta a sus preguntas, había una barrera invisible que lo impedía.

—Un buen día para estar con vida—determina Michael de forma soñadora, Anthony asintiendo fervientemente.

Draco por otro lado tenía el labio fruncido, sin querer comentar lo que paso y sin entender que fue lo que sucedió.

¿Había sonado similar a su propia voz?

¿Cuándo dijo eso?

¿A quién?

¿Quién se reía en lo que parecían sus recuerdos?

Maldición, odiaba tener preguntas sin respuestas.

Luego que cesó la música. Draco cerró los ojos y volvió a abrirlos, no queriendo saber que había pasado en ese momento o porque había reaccionado a una Veela de forma no natural.

Aunque con su suerte, quien sabe que significaría.

Estúpidas criaturas mágicas, nunca eran lo que él esperaba.

El estadio se sumió en gritos de protesta. La multitud no quería que las veelas se fueran, y lo mismo le pasaba con sus dos amigos. Por supuesto, toda la tribuna apoyaría a Bulgaria, y este espectáculo parecía hacer que todos tuvieran ese sentimiento en común.

Draco se quedó terco con su bufanda verde en el cuello.

—Y ahora —bramó la voz de Ludo Bagman como si medio estadio no estuviera aun en shock— tengan la bondad de alzar sus varitas para recibir a... ¡las mascotas del equipo nacional de Irlanda! —

En aquel momento, lo que parecía ser un cometa de color oro y verde entró en el estadio como disparado, dio una vuelta al terreno de juego y se dividió en dos cometas más pequeños que se dirigieron a toda velocidad hacia los postes de gol. Repentinamente se formó un arco iris que se extendió de un lado a otro del campo de juego, conectando las dos bolas de luz. La multitud exclamaba ¡oooooooh! y luego ¡aaaaaaah!, como si estuviera contemplando un castillo de fuegos de artificio. A continuación, se desvaneció el arco iris, y las dos bolas de luz volvieron a juntarse y se abrieron: formaron un trébol enorme y reluciente que se levantó en el aire y empezó a elevarse sobre las tribunas. De él caía algo que parecía una lluvia de oro.

—¡Increíble! —exclamó Michael cuando el trébol se elevó sobre el estadio dejando caer pesadas monedas de oro que rebotaban al dar en los asientos y en las cabezas de la multitud.

Entornando los ojos para ver mejor el trébol, Draco apreció que estaba compuesto de miles de hombrecitos diminutos con barba y chalecos rojos, cada uno de los cuales llevaba una diminuta lámpara de color oro o verde.

—¡Son leprechauns! —explicó Lucas en su espalda, alzando la voz por encima del tumultuoso aplauso de los espectadores, muchos de los cuales estaban todavía buscando monedas de oro debajo de los asientos.

El Leprechaun, a veces conocido como el Clauricorn, es una criatura mágica traviesa, aunque no es malicioso. Tienen la reputación de ser bromistas, pero nunca han infligido un daño duradero en un humano. Nativos sólo de Irlanda, son plenamente conscientes y capaces de hablar, pero nunca le han pedido al Ministerio de Magia que se los reclasifique como Seres. La dieta principal de los Leprechauns consiste en vegetación, hojas principalmente. Aunque son criaturas similares a los humanos, es improbable que se relacionen con los seres humanos, tales como los duendes.

Draco admiro las monedas en sus manos, lástima que se fueran a evaporar en algunas horas.

—No te encariñes con ellos tesoro, desaparecen en poco tiempo—comento Emily Boot con una sonrisa a Michael, cuya sonrisa se evaporo y vio a las monedas con molestia en sus manos.

Anthony se rio un poco por su molestia, mientras que Terry palmeo su hombro en apoyo.

—Ventajas de estar casado con una hermosa mujer inteligente que ama las criaturas mágicas—bromeo Benjamín besando la mejilla de su esposa, que rio encantada.

Draco quiso quitar de su pecho el dolor, el hecho de que todos sus amigos parecían tener familias perfectas menos él; dudaba que entre ellos tuvieran algún pariente psicópata asesino como Draco, así que pensó mejor en su madre.

Lo mejor de toda la familia según su punto de vista.

Se quedaría con eso o se volvería loco.

—Y ahora, damas y caballeros, ¡demos una calurosa bienvenida a la selección nacional de quidditch de Bulgaria! Con ustedes... ¡Dimitrov! —

Una figura vestida de escarlata entró tan rápido montada sobre el palo de su escoba que sólo se pudo distinguir un borrón en el aire. La afición del equipo de Bulgaria aplaudió como loca.

Draco se cruzó de brazos con seriedad, iba elegido a quien apoyar y aunque la presión social era grande, no se iba a dejar llevar.

—¡Ivanova! —

Una nueva figura hizo su aparición zumbando en el aire, igualmente vestida con una túnica de color escarlata.

—¡Zograf!, ¡Levski!, ¡Vulchanov!, ¡Volkov! yyyyyyyyy... ¡Krum! —

El chillido de todos aumento y Draco pudo admitir que la forma en que Anthony o Michael veían al hombre, no era tan heterosexual como ambos habían comentado minutos antes.

Viktor Krum era delgado, moreno y de piel cetrina, con una nariz grande y curva y cejas negras y muy pobladas. Semejaba una enorme ave de presa. Costaba creer que sólo tuviera dieciocho años.

No era su tipo, para nada.

Pero Draco no puede negar que la fama y popularidad, podrían atraer la atención de cualquier chica que quisiera…o adolescentes obsesionados por el quidditch como sus amigos, o los padres de su amigo.

Emily y Benjamín gritaban junto a los jóvenes, lo que hizo que Draco sonriera.

—Y recibamos ahora con un cordial saludo ¡a la selección nacional de quidditch de Irlanda! —bramó Bagman—. Les presento a... ¡Connolly!, ¡Ryan!, ¡Troy!, ¡Mullet!, Moran!, ¡Quigley! yyyyyyyyy... ¡Lynch! —

Siete borrones de color verde rasgaron el aire al entrar en el campo de juego. Esta vez Draco fue el único del grupo que salto para apoyar a su equipo, sabe que en alguna parte Luna también había decidido apoyarlos y por eso no se sintió solo.

Todos parecían divertidos de Draco, pero ya que no estaba con su padre, no importaba hacer un poco de escándalo por esto.

—Y ya por fin, llegado desde Egipto, nuestro árbitro, el aclamado Presi mago de la Asociación Internacional de Quidditch: ¡Hasán Mustafá! —

Entonces, caminando a zancadas, entró en el campo de juego un mago vestido con una túnica dorada que hacía juego con el estadio. Era delgado, pequeño y totalmente calvo salvo por el bigote, que no tenía nada que envidiar al de tío Vernon. Debajo de aquel bigote sobresalía un silbato de plata; bajo un brazo llevaba una caja de madera, y bajo el otro, su escoba voladora. Draco observó atentamente a Mustafá mientras éste montaba en la escoba y abría la caja con un golpe de la pierna: cuatro bolas quedaron libres en ese momento: la quaffle, de color escarlata; las dos bludgers negras, y la alada, dorada y minúscula snitch. Soplando el silbato, Mustafá emprendió el vuelo detrás de las bolas.

—¡Comieeeeeeeeenza el partido! —gritó Bagman—. Todos despegan en sus escobas y ¡Mullet tiene la quaffle! ¡Troy! ¡Moran! ¡Dimitrov! ¡Mullet de nuevo! ¡Troy! ¡Levski! ¡Moran! —

Aquello era quidditch como Draco no había visto nunca, sus padres nunca habían ido a un mundial antes, ya que o era muy pequeño o hubo funciones diferentes a las cuales asistir; esto era una locura que le encantaba a Draco. La velocidad de los jugadores era increíble: los cazadores se arrojaban la quaffle unos a otros tan rápidamente que Bagman apenas tenía tiempo de decir los nombres. Draco volvió a poner la ruedecilla en posición de lento (todos en el lugar tenían los omniculares), apretó el botón de jugada a jugada que había en la parte de arriba y empezó a ver el juego a cámara lenta, mientras los letreros de color púrpura brillaban a través de las lentes y el griterío de la multitud le golpeaba los tímpanos.

Los omniculares eran el puto futuro.

Formación de ataque cabeza de halcón, leyó en el instante en que los tres cazadores del equipo irlandés se juntaron, con Troy en el centro y ligeramente por delante de Mullet y Moran, para caer en picado sobre los búlgaros. Finta de Porskov, indicó el letrero a continuación, cuando Troy hizo como que se lanzaba hacia arriba con la quaffle, apartando a la cazadora búlgara Ivanova y entregándole la quaffle a Moran.

Uno de los golpeadores búlgaros, Volkov, pegó con su pequeño bate y con todas sus fuerzas a una bludger que pasaba cerca, lanzándola hacia Moran. Moran se apartó para evitar la bludger, y la quaffle se le cayó. Levski, elevándose desde abajo, la atrapó.

—¡TROY MARCA! —bramó Bagman, y el estadio entero vibró entre vítores y aplausos—. ¡Diez a cero a favor de Irlanda! —

Draco miró por encima de los omniculares, y vio que los leprechauns, que observaban el partido desde las líneas de banda, habían vuelto a elevarse y a formar el brillante y enorme trébol. Desde el otro lado del campo, las veelas los miraban mal encaradas.

Draco sabía lo suficiente de quidditch para darse cuenta de que los cazadores de Irlanda eran soberbios y Draco los amaba por eso. Formaban un equipo perfectamente coordinado, y, por las posiciones que ocupaban, parecía como si cada uno pudiera leer la mente de los otros. Al cabo de diez minutos, Irlanda había marcado otras dos veces, hasta alcanzar el treinta a cero, lo que había provocado mareas de vítores atronadores entre su afición, vestida de verde.

Incluyendo a Draco, quien no parecía importarle que su grupo de acompañantes no estuviera tan feliz, Draco estaba casi saltando con una bandera verde ahora.

El juego se tomó aún más rápido, pero también más brutal. Volkov y Vulchanov, los golpeadores búlgaros, aporreaban las bludgers con todas sus fuerzas para pegar con ellas a los cazadores del equipo de Irlanda, y les impedían hacer uso de algunos de sus mejores movimientos: dos veces se vieron forzados a dispersarse y luego, por fin, Ivanova logró romper su defensa, esquivar al guardián, Ryan, y marcar el primer tanto del equipo de Bulgaria.

El poder de sus brazos era admirable, Draco había tenido el puesto de golpeador y no era algo fácil poder enviar bolas a esa velocidad y precisión.

—¡Meteos los dedos en las orejas! —les aconsejo Lucas cuando las veelas empezaron a bailar para celebrarlo.

Draco rápidamente lo hizo conociendo el peligro que podrían causar. Tras unos segundos, se atrevió a echar una mirada al terreno de juego: las veelas ya habían dejado de bailar, y Bulgaria volvía a estar en posesión de la quaffle.

—¡Dimitrov! ¡Levski! ¡Dimitrov! Ivanova... ¡eh! —bramó Bagman.

Cien mil magos y brujas ahogaron un grito cuando los dos buscadores, Krum y Lynch, cayeron en picado por en medio de los cazadores, tan veloces como si se hubieran tirado de un avión sin paracaídas. Draco siguió su descenso con los omniculares, entrecerrando los ojos para tratar de ver dónde estaba la snitch...

Draco se sujetó con fuerza en su asiento, queriendo de alguna forma teletransportarse para poder jugar también.

Nunca en tantos años había sentido la desesperación por volver a ser buscador como ahora.

—¡Se van a estrellar! —gritó Michael a su lado.

Y así parecía... hasta que en el último segundo Viktor Krum frenó su descenso y se elevó con un movimiento de espiral. Lynch, sin embargo, chocó contra el suelo con un golpe sordo que se oyó en todo el estadio. Un gemido brotó de la afición irlandesa.

Maldito idiota talentoso.

Draco vio mal al buscador de Bulgaria, intentando no pensar que el idiota se veía tal vez un poco atractivo jugando al quidditch.

¿Pero quién no?

—¡Tiempo muerto! —gritó la voz de Bagman—. ¡Expertos medimagos tienen que salir al campo para examinar a Aidan Lynch! —

—Estará bien, ¡sólo ha sido un pequeño golpe! —le dijo Lucas en tono tranquilizador a Draco, que se asomaba por encima de la pared de la tribuna principal, horrorizado—Que es lo que andaba buscando Krum, claro... —

Hijo de puta listo.

Pero si les costa la victoria, maldita sea, Draco que daría por estar ahí volando y jugando con todos.

Estúpido y adictivo quidditch.

Draco se apresuró a apretar el botón de retroceso junto con Anthony que estaba a su lado haciendo lo mismo y luego el de jugada a jugada en sus omniculares, giró la ruedecilla de velocidad, y se los puso otra vez en los ojos.

Vio de nuevo, esta vez a cámara lenta, a Krum y Lynch cayendo hacia el suelo. Amago de Wronski: un desvío del buscador muy peligroso, leyó en las letras de color púrpura impresas en la imagen. Vio que el rostro de Krum se contorsionaba a causa de la concentración cuando, justo a tiempo, se frenaba para evitar el impacto, mientras Lynch se estrellaba, y comprendió que Krum no había visto la snitch: sólo se había lanzado en picado para engañar a Lynch y que lo imitara. Draco no había visto nunca a nadie volar de aquella manera. Krum no parecía usar una escoba voladora: se movía con tal agilidad que más bien parecía ingrávido.

Es estúpido, porque es joven y no podría ganarle, pero quería tanto presionar a Krum en un juego de buscadores que era doloroso.

Gimoteando un poco por toda la tensión y emoción, Draco volvió a poner sus omniculares en posición normal, y enfocó a Krum, que volaba en círculos por encima de Lynch, a quien en esos momentos los medimagos trataban de reanimar con tazas de poción. Enfocando aún más de cerca el rostro de Krum, Draco vio cómo sus oscuros ojos recorrían el terreno que había treinta metros más abajo. Estaba aprovechando el tiempo para buscar la snitch sin la interferencia de otros jugadores.

Finalmente, Lynch se incorporó, en medio de los vítores de la afición del equipo de Irlanda, montó en la Saeta de Fuego y, dando una patada en la hierba, levantó el vuelo.

Su recuperación pareció otorgar un nuevo empuje al equipo de Irlanda. Cuando Mustafá volvió a pitar, los cazadores se pusieron a jugar con una destreza que Draco o alguno de los presentes no había visto nunca.

En otros quince minutos trepidantes, Irlanda consiguió marcar diez veces más. Ganaban por ciento treinta puntos a diez, y los jugadores comenzaban a jugar de manera más sucia.

Demasiado sucia tal vez, pero oye, Draco no comentaría nada sobre el proceso siempre y cuando tuviera un buen resultado.

Cuando Mullet, una vez más, salió disparada hacia los postes de gol aferrando la quaffle bajo el brazo, el guardián del equipo búlgaro, Zograf, salió a su encuentro. Fuera lo que fuera lo que sucedió, ocurrió tan rápido que Draco no pudo verlo, pero un grito de rabia brotó de la afición de Irlanda, y el largo y vibrante pitido de Mustafá indicó falta.

—Y Mustafá está reprendiendo al guardián búlgaro por juego violento... ¡Excesivo uso de los codos! —informó Bagman a los espectadores, por encima de su clamor—Y... ¡sí, señores, penalti favorable a Irlanda! —

Draco apretó el puño en el aire.

Los leprechauns, que se habían elevado en el aire, enojados como un enjambre de avispas cuando Mullet había sufrido la falta, se apresuraron en aquel momento a formar las palabras: ¡JA, JA, JA! Las veelas, al otro lado del campo, se pusieron de pie de un salto, agitaron de enfado sus melenas y volvieron a bailar.

Hasán Mustafá había aterrizado justo delante de las veelas y se comportaba de una manera muy extraña: flexionaba los músculos y se atusaba nerviosamente el bigote.

—¡No, esto sí que no! —dijo Ludo Bagman, aunque parecía que le hacía mucha gracia—. ¡Por favor, que alguien le dé una palmada al árbitro! —

Un medimago cruzó a toda prisa el campo, tapándose los oídos con los dedos, y le dio una patada a Mustafá en la espinilla. Mustafá volvió en sí. Draco, mirando por los omniculares, advirtió que parecía muy incómodo y que les estaba gritando a las veelas, que habían dejado de bailar y adoptaban ademanes rebeldes.

No es que pueda culparlo, cualquier hubiera pasado por algo similar.

Draco se siente avergonzado de que, si no fuera porque piensa mucho sobre el tema, seria otro chico interesado como todos; se sorprende la falta de poder sobre Terry o Lucas, pero no puede pensar mucho al respecto con todo el caos del estadio a su alrededor.

—Y, si no me equivoco, ¡Mustafá está tratando de expulsar a las mascotas del equipo búlgaro! —explicó la voz de Bagman—. Esto es algo que no habíamos visto nunca... ¡Ah, la cosa podría ponerse fea...! —

Y, desde luego, se puso fea: los golpeadores del equipo de Bulgaria, Volkov y Vulchanov, habían tomado tierra uno a cada lado de Mustafá, y discutían con él furiosamente señalando hacia los leprechauns, que acababan de formar las palabras: ¡JE, JE, JE! Pero a Mustafá no lo cohibían los búlgaros: señalaba al aire con el dedo, claramente pidiéndoles que volvieran al juego, y, como ellos no le hacían caso, dio dos breves soplidos al silbato.

—¡Dos penaltis a favor de Irlanda! —gritó Bagman, y la afición del equipo búlgaro vociferó de rabia—. Será mejor que Volkov y Vulchanov regresen a sus escobas... Sí... ahí van... Troy toma la quaffle... —

A partir de aquel instante el juego alcanzó nuevos niveles de ferocidad. Los golpeadores de ambos equipos jugaban sin compasión: Volkov y Vulchanov, en especial, no parecían preocuparse mucho si en vez de a las bludgers golpeaban con los bates a los jugadores irlandeses. Dimitrov se lanzó hacia Moran, que estaba en posesión de la quaffle, y casi la derriba de la escoba.

—¡Falta! —corearon los seguidores del equipo de Irlanda todos a una, y al levantarse a la vez, con su color verde, semejaron una ola.

Draco uniéndose a ellos mientras Michael intentaba callarlo.

—¡Falta! —repitió la voz mágicamente amplificada de Ludo Bagman—. Dimitrov pretende acabar con Moran... volando deliberadamente para chocar con ella... Eso será otro penalti... ¡Sí, ya oímos el silbato! —

Los leprechauns habían vuelto a alzarse en el aire, y formaron una mano gigante que hacía un signo muy grosero dedicado a las veelas que tenían enfrente. Entonces las veelas perdieron el control. Se lanzaron al campo y arrojaron a los duendes lo que parecían puñados de fuego. A través de sus omniculares, Draco vio que su aspecto ya no era bello en absoluto. Por el contrario, sus caras se alargaban hasta convertirse en cabezas de pájaro con un pico temible y afilado, y unas alas largas y escamosas les nacían de los hombros.

Bueno.

Que nadie diga que algo claramente hermoso no puede ser también terrorífico.

Los magos del Ministerio se lanzaron en tropel al terreno de juego para separar a las veelas y los leprechauns, pero con poco éxito. Y la batalla que tenía lugar en el suelo no era nada comparada con la del aire. Draco movía los omniculares de un lado para otro sin parar porque la quaffle cambiaba de manos a la velocidad de una bala.

Draco estaba disfrutando del caos con palomitas, pensando que cada galeón de este maldito tiquete había valido la pena totalmente.

—Levski... Dimitrov... Moran... Troy... Mullet... Ivanova... De nuevo Moran... Moran... ¡Y MORAN CONSIGUE MARCAR! —

Pero apenas se pudieron oír los vítores de la afición irlandesa, tapados por los gritos de las veelas, los disparos de las varitas de los funcionarios y los bramidos de furia de los búlgaros. El juego se reanudó enseguida: primero Levski se hizo con la quaffle, luego Dimitrov...

Quigley, el golpeador irlandés, le dio a una bludger que pasaba a su lado y la lanzó con todas sus fuerzas contra Krum, que no consiguió esquivarla a tiempo: le pegó de lleno en la cara.

La multitud lanzó un gruñido ensordecedor. Parecía que Krum tenía la nariz rota, porque la cara estaba cubierta de sangre, pero Mustafá no hizo uso del silbato. La jugada lo había pillado distraído, y Draco no podía reprochárselo: una de las veelas le había tirado un puñado de fuego, y la cola de su escoba se encontraba en llamas.

Si fue muy doloroso.

Pero eso es quidditch, Draco había pasado su tiempo jugando herido si eso significaba la victoria en su equipo en Hogwarts, así que no iba hacer un escándalo.

Quien tiene miedo de vivir que no nazca.

No es que él hubiera pedido nacer en este mundo, pero se puede entender el punto.

El buscador irlandés había empezado a caer repentinamente, y Draco comprendió que no se trataba del Amago de Wronski: aquello era de verdad.

—Ha visto la Snitch—musito Draco algo sorprendido, haciendo que Michael y Anthony chillaran.

Se sintió feliz que tuviera aun sus ojos de buscador, hace tiempo que no jugaba en esa posición.

Sólo la mitad de los espectadores parecía haberse dado cuenta de lo que ocurría. La afición irlandesa se levantó como una ola verde, gritando a su buscador... pero Krum fue detrás. Iba dejando tras él un rastro de gotas de sangre, pero se puso a la par de Lynch, y ambos se lanzaron de nuevo hacia el suelo...

—¡Van a estrellarse! —gritó Michael sujetándose tan fuerte a Terry que este gimoteo molesto.

—¡Nada de eso! —negó Anthony sobre sus pies casi cayendo de su posición.

—¡Lynch sí! —expreso Draco con sorpresa

Y acertó. Por segunda vez, Lynch chocó contra el suelo con una fuerza tremenda, y una horda de veelas furiosas empezó a darle patadas.

—La snitch, ¿dónde está la snitch? —gritó Emily de pie junto a su esposo.

—¡La tiene...! ¡Krum la tiene...! ¡Ha terminado! —gritó Lucas con incredulidad.

Krum, que tenía la túnica roja manchada con la sangre que le caía de la nariz, se elevaba suavemente en el aire, con el puño en alto y un destello de oro dentro de la mano.

El tablero anunció BULGARIA: 160; IRLANDA: 170 a la multitud, que no parecía haber comprendido lo ocurrido. Luego, despacio, como si acelerara un enorme Jumbo, un bramido se alzó entre la afición del equipo de Irlanda, y fue creciendo más y más hasta convertirse en gritos de alegría.

—¡IRLANDA HA GANADO! —voceó Bagman, que, como los mismos irlandeses, parecía desconcertado por el repentino final del juego—. ¡KRUM HA COGIDO LA SNITCH, PERO IRLANDA HA GANADO! ¡Dios Santo, no creo que nadie se lo esperara!

Draco salto gritando emocionado, mientras que los que iban con irlanda también lo imitaban y los que iban con Bulgaria parecían entre resignados como impresionados, volvió a mirar por los omniculares. Era difícil ver lo que ocurría en aquel momento, porque los leprechauns zumbaban de un lado para otro por el terreno de juego, pero consiguió divisar a Krum entre los medimagos. Parecía más hosco que nunca, y no les dejaba ni que le limpiaran la sangre. Sus compañeros lo rodeaban, moviendo la cabeza de un lado a otro y con aspecto abatido. A poca distancia, los jugadores del equipo de Irlanda bailaban de alegría bajo una lluvia de oro que les arrojaban sus mascotas. Por todo el estadio se agitaban las banderas, y el himno nacional de Irlanda atronaba en cada rincón. Las veelas recuperaron su aspecto habitual, nuevamente hermosas, aunque tristes.

Draco nunca se había sentido tan vivo como en aquel lugar mientras festejaba.

Olvidando por un momento que este solo era el inicio de la noche.

Continuara…

Este capítulo parece extremadamente largo, pero dado que tuve que incluir el partido de quidditch, pensé que no estaba mal que fuera así de largo. Por fin podemos ver un poco más de nuestros queridos Weasley, hay personas que me han pedido la interacción de Draco con ellos desde los primeros capítulos de la historia en el libro uno, pero hasta ahora han podido salir.

Harry no esta tan feliz como ustedes.

Pero bueno, muchas cosas sucedieron en este capítulo y la noche todavía no está cerca de terminar.