Draco Malfoy y el misterio de la lagrima de la sirena.
Capítulo 5: Luchas mentales y verbales.
Draco no estaba tan feliz de compartir transformaciones con los Hufflepuff, más específicamente con Zacharias Smith que, aunque no es tan idiota como años pasados, parece no superar a Draco de ninguna forma y hacer comentarios mordaces; una parte de Draco debería haberle dicho que también odiaba a su padre, entonces ya no tendrían ninguna enemistad y en general podrían tener algo en común para odiar juntos. Tristemente no sucedió nada de esto, Zacharias hizo un comentario sobre lo desastroso que era, ya que estaba distraído y su erizo no se convirtió en alfiletero; nadie entendió bien como logro transformar un erizo en una pequeña serpiente que parecía bastante adorable.
Bueno, pudo haberse quedado en silencio, pero Draco no suele hacerlo mucho.
—Si esta es tu forma de pedirme una cita u obsesionarse conmigo, sigue intentando en otra vida Smith—
—Prefiero salir con un sapo muerto que estar a tu lado Malfoy—
—Entonces deja de molestarme, no sé qué tan infeliz quieres que yo sea para sentirte superior, pero puedes chuparme la polla si quieres—
Por suerte McGonagall había estado fuera del salón, así que, aunque casi se batieron en medio de un duelo, cuando la maestra apareció todo estaba en relativo silencio. Pero las miradas de muerte que se dieron ambos niños, declaraban que este año iba ser tan malo como los anteriores al menos en lo que su relación se refería.
El incidente no se esparció en el comedor para su suerte, aunque Draco estaba algo ocupado ignorando las miradas de sus Slytherin.
Tenía que hablar con ellos, pero hoy no, era solo el primer día.
Así que prefirió sentarse espaldas a ellos, incluso si eso significara ver el rostro de Zacharias frente a él, quien hizo una mueca sintiéndose igual de asqueado que el propio Draco. Luego de sacarle el dedo del medio a Zacharias, que contrataco con una salchicha desviada que le dio al espacio vacío a su lado, lo vio con una mueca de asco.
Sería un pésimo jugador de quidditch.
Ernie Macmillan tuvo que arrastrar a Zacharias cuando claramente iba a lanzarse para maldecirlo, su varita parecía brillar en sus manos y Draco lo vio con una cantidad de diversión en su propio rostro; seguro de que, entre ambos, quien barrería el piso con el otro era Draco.
—Estoy hablando con la profesora McGonagall para comenzar mis estudios para ser un animago—había dicho Terry, atrayendo totalmente su atención del molesto Hufflepuff.
Se había perdido un poco de la conversación, pero noto a sus amigos lucir impresionados.
Draco incluido.
Sirus era un animago ilegal, lo cual podría llevarlo a azkaban si no se cuidaba y había generado muchos problemas como con el escape de Peter. Pero ser un animago era bastante difícil y se necesita estar registrado como vigilado por el ministerio, solamente magos con gran talento podrían llegar a convertirse en un animal y Draco se sintió un momento ofendido porque McGonagall no le dijera nada a él.
Hasta que recordó su horroroso tercer año.
Paso de ser el estudiante de oro en sus dos primeros años, a convertirse entre los 10 mejores en su tercer año con mucho trabajo de su parte; usualmente quería ser el mejor de su generación para impresionar a su padre, pero luego de lo sucedido en los mundiales, Draco estaba listo para un año tranquilo y de investigación en Orion Blake.
Así que no se sorprendería si no le dicen nada a él, ni siquiera quería ser un animago, solamente que se sintió molesto de que no le preguntaran.
¿Infantil?
Totalmente, pero solo tenía 14 años.
Técnicamente.
—Eso es asombroso Terry, me gustaría poder ser un animago—exclamo Michael con una mirada de completa emoción y honestidad en él, alegre sinceramente por su mejor amigo y la sonrisa agradecida de Terry hizo que Draco suspirara.
No quería admitirlo, pero de todos en su grupo, Terry destacaba en transformaciones incluso más que Draco, así que entendía porque McGonagall se lo habría preguntado.
—¿Qué animal crees que serias? —pregunto Anthony mientras devoraba su pudin, a lo cual Terry torció el rostro pensativo.
—Me gustan los felinos—
—Apuesto que será un oso—había dicho Michael divertido, Terry lo empujo haciendo que este se riera.
—Me gustaría ser un conejo, aunque no sé si sea tan buena para serlo algún día—hablo Luna a su lado con una sonrisa adormilada.
—Creo que un ave sería bastante útil—suministro Padma pensativa, lo cual hizo a Draco meditar sobre lo genial que sería volar.
—Pero algún animal grande como un tigre podría ser bueno para espantar a otros—añade ahora Anthony divertido.
—¿Cuál animal te gustaría Draco? —hay un poco de formalidad en la voz de Terry al hablarle, pero parece que desde que se subieron al tren, ha intentado ser mucho más amable con Draco, aunque se vea algo forzado.
Va a tomar la rama de olivo.
Sonríe de forma socarrona.
—Un dragón por supuesto—esta vez el panecillo viene de parte de Michael, haciendo que sus amigos suelten la risa y Draco lo haga sin poder evitarlo.
Felicitan a Terry y lo obligan a contarle sus secretos cuando termine su entrenamiento con McGonagall, no quiere ser un animago, pero tampoco es estúpido como para desperdiciar conocimiento que no es fácilmente obtenido.
.
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No ha aparecido la copa y con eso Draco se siente ansioso, sabe que apenas aparezca debe hacer algo, pero sin una observación del objeto sus ideas no están muy posicionadas; tiene una idea de que necesitaran runas o modificar runas, así que se ha metido nuevamente dentro de su investigación. Si sus amigos han notado que no ha tocado nada sobre el libro de Orion estos dos días, bueno, solo lo observan curioso y Draco se siente mal por no poder investigar cómo quiere. Solo tiene que alejar a Harry del torneo, luego podrá investigar de Orion tranquilo sabiendo que ninguno de sus amigos va a estar en medio de una lucha contra Voldemort este año.
Ya encontrara la forma de que nadie secuestre a su amigo como plan B, incluso si es necesario pegarse el niño a su cadera.
Clase de defensa contra artes oscuras le tocaba con los Gryffindor este año, Draco saludo a Neville de forma animada cuando entro con Anthony y el niño regordete le saludo de forma entusiasta; había intercambiado varias cartas con Neville en vacaciones para saber más de herbología, también para mantener el contacto con este.
No eran tan cercanos, pero siempre que estaban en la misma habitación se saludaban y estudiaban juntos.
¿Por qué el trio de oro nunca lo recluto formalmente para ser cuarteto?
Nunca lo entendería.
—Draco—saludo Harry animadamente apenas tomo asiento, los Gryffindor habían llegado bastante temprano y Draco había ignorado un poco a Harry al frente del salón.
Volteo a verlo donde Draco estaba al final del salón, con una mano de forma algo confundida por la sonrisa del niño, siempre parecía feliz cuando compartían alguna clase.
Draco pestañeo cuando al levantar la mirada, todos desviaron el rostro como si hubieran estado observándolos, lo cual no tenía sentido.
—Eso fue raro—musito viendo a Anthony, que parecía sonreír con un grado de malicia.
—Me sorprende que lo notaras, ha estado ocurriendo desde segundo año—
—¿Qué ha estado ocurriendo? —
Nunca obtuvo una respuesta ya que no tardaron en oír el peculiar sonido sordo y seco de los pasos de Moody provenientes del corredor antes de que entrara en el aula, tan extraño y aterrorizador como siempre. Entrevieron la garra en que terminaba su pata de palo, que sobresalía por debajo de la túnica.
—Ya podéis guardar los libros —gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella—. No los necesitaréis para nada—
El rostro de Draco se agrio un poco, no es que no apreciara una clase práctica, pero le gustaba la idea de un equilibrio entre libros y clase práctica.
Además.
El hombre que les enseñaba era bastante dudoso y si era realmente quien creía que era, bueno, Draco debería tener miedo de que un mortifago estuviera por enseñarles clases de magia oscura.
Volvieron a meter los libros en las mochilas. Anthony lo miraba curioso, arrugando el ceño cuando lo vio tal vez demasiado serio. Golpeo con la pierna a Padma sentada frente a ellos, quien al voltear el rostro levemente, también arrugo su rostro al verlo de esta manera.
Extrañaba a Remus, incluso si no le agradaba por su historia con Sirus, había sido sin duda el único profesor competente a la fecha.
Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartarse la larga mata de pelo gris del rostro, desfigurado y lleno de cicatrices, y comenzó a pronunciar los nombres, recorriendo la lista con su ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada estudiante conforme respondía a su nombre.
Cuando dijo su nombre, Draco sintió la horrible mirada de este sobre él por más tiempo del necesario si la mirada de sus amigos insinuó algo.
Si.
No le gustaba.
El sentimiento probablemente era mutuo.
—Bien —dijo cuando el último de la lista hubo contestado presente—. He recibido carta del profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya sois bastante diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Habéis estudiado los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿no es eso? —
Hubo un murmullo general de asentimiento.
No.
Draco era muy malo con criaturas marinas, pero se negó a verse débil ante su profesor.
—Pero estáis atrasados, muy atrasados, en lo que se refiere a enfrentaros a maldiciones —prosiguió Moody—Así que he venido para prepararos contra lo que unos magos pueden hacerles a otros. Dispongo de un curso para enseñaros a tratar con las mal... —
—¿Por qué, no se va a quedar más? —dejó escapar Ron.
El ojo mágico de Moody giró para mirarlo. Ron se asustó, pero al cabo de un rato Moody sonrió. Era la primera vez que Draco lo veía sonreír. El resultado de aquel gesto fue que su rostro pareció aún más desfigurado y lleno de cicatrices que nunca, pero era un alivio saber que en ocasiones podía adoptar una expresión tan amistosa como la sonrisa. Ron se tranquilizó.
Draco no lo hizo.
—Supongo que tú eres hijo de Arthur Weasley, ¿no? —dijo Moody—. Hace unos días tu padre me sacó de un buen aprieto... Sí, sólo me quedaré este curso. Es un favor que le hago a Dumbledore: un curso y me vuelvo a mi retiro—
Soltó una risa estridente, y luego dio una palmada con sus nudosas manos.
Draco no se sintió cómodo en lo absoluto, se preguntó si había ayudado al verdadero Moody o de forma indirecta ayudo al mortifago, lo cual claramente no era una grata idea.
—Así que... vamos a ello. Maldiciones. Varían mucho en forma y en gravedad. Según el Ministerio de Magia, yo debería enseñaros las contra maldiciones y dejarlo en eso. No tendríais que aprender cómo son las maldiciones prohibidas hasta que estéis en sexto. Se supone que hasta entonces no seréis lo bastante mayores para tratar el tema. Pero el profesor Dumbledore tiene mejor opinión de vosotros y piensa que podréis resistirlo, y yo creo que, cuanto antes sepáis a qué os enfrentáis, mejor. ¿Cómo podéis defenderos de algo que no habéis visto nunca? Un mago que esté a punto de echaros una maldición prohibida no va a avisaros antes. No es probable que se comporte de forma caballerosa. Tenéis que estar preparados. Tenéis que estar alerta y vigilantes. Y usted, señorita Brown, tiene que guardar eso cuando yo estoy hablando—
Lavender se sobresaltó y se puso colorada. Le había estado mostrando a Parvati por debajo del pupitre su horóscopo completo. Daba la impresión de que el ojo mágico de Moody podía ver tanto a través de la madera maciza como por la nuca.
Draco sospecho que algo ocultaba y sería difícil escabullirse frente a él en algún momento.
Tomaría nota de eso.
—Así que... ¿alguno de vosotros sabe cuáles son las maldiciones más castigadas por la ley mágica? —
Varias manos se levantaron, incluyendo la de Ron y la de Hermione. Moody señaló a Ron, aunque su ojo mágico seguía fijo en Lavender.
—Eh... —dijo Ron, titubeando— mi padre me ha hablado de una. Se llama maldición imperius, o algo parecido—
—Así es —aprobó Moody—. Tu padre la conoce bien. En otro tiempo la maldición imperius le dio al Ministerio muchos problemas—
La mirada que le dirigió a Draco fue deliberada, pero solamente permaneció tranquilamente con el rostro en blanco.
Esto no era un salón de clase, eran un salón de guerra esperando explotar y Draco quería saber quién haría el primer movimiento.
Como el ajedrez.
Moody se levantó con cierta dificultad sobre sus disparejos pies, abrió el cajón de la mesa y sacó de él un tarro de cristal. Dentro correteaban tres arañas grandes y negras. Padma hizo un sonido incomodo, no le tenía miedo, pero Draco tampoco se vio como aficionado por los arácnidos.
Moody metió la mano en el tarro, cogió una de las arañas y se la puso sobre la palma para que todos la pudieran ver. Luego apuntó hacia ella la varita mágica y murmuró entre dientes:
—¡Imperio! —
La araña se descolgó de la mano de Moody por un fino y sedoso hilo, y empezó a balancearse de atrás adelante como si estuviera en un trapecio; luego estiró las patas hasta ponerlas rectas y rígidas, y, de un salto, se soltó del hilo y cayó sobre la mesa, donde empezó a girar en círculos. Moody volvió a apuntarle con la varita, y la araña se levantó sobre dos de las patas traseras y se puso a bailar lo que sin lugar a duda era claqué.
Todos se reían. Todos menos Moody y Draco.
—Os parece divertido, ¿verdad? —gruñó—. ¿Os gustaría que os lo hicieran a vosotros? —
La risa dio fin casi al instante.
—Esto supone el control total —dijo Moody en voz baja, mientras la araña se hacía una bola y empezaba a rodar—. Yo podría hacerla saltar por la ventana, ahogarse, colarse por la garganta de cualquiera de vosotros...—
Ron se estremeció.
—Hace años, muchos magos y brujas fueron controlados por medio de la maldición imperius —explicó Moody, y Draco comprendió que se refería a los tiempos en que Voldemort había sido todopoderoso—Le dio bastante que hacer al Ministerio, que tenía que averiguar quién actuaba por voluntad propia y quién, obligado por la maldición—
Esta vez no disimulo cuando mientras la araña seguía flotando se acercó cerca del escritorio de Draco, donde permanecía con el rostro prolijamente en blanco.
—Algo que agregar joven Malfoy—la pregunta parecía llena de veneno, su ojo moviéndose violentamente mientras lo veía.
Si.
Moody ataco primero, sin resistirse, siendo claramente no un auror y más bien siendo un extraño mortifago contenido o resentido con su padre.
Probablemente.
No era algo nuevo en su vida.
Sus amigos voltearon a verlos confundidos, pero Draco mantuvo su sonrisa neutral.
—El juicio de mi padre dictamino que fue controlado por la maldición Imperius si eso es lo que quiere decir profesor—contesto de forma dulce, pero igualmente pudo sentir cuando todo el salón pareció bajar de temperatura ante la frialdad de su mirada.
Su mentón en alto, los ojos de Moody chispeantes sobre él.
—Exacto Malfoy, tu padre fue absuelto luego de su testimonio y una gran suma de dinero a diferentes sociedades benéficas—había sarcasmo en su voz, algunos se vieron de reojo preocupados, pero Draco mantuvo su rostro sin sorpresa.
—Si, el ministerio lo dejo como un hombre libre, pero sí de alguna forma no lo hubiera sido, eso habla más del sistema corrupto y aurores ineptos que de mi padre—
Draco pudo ver como Padma se ahogaba con su propia saliva y pudo escuchar un chillido de alguna otra estudiante dentro del salón, tal vez debería dejar de enemistarse con profesores, pero, aunque nadie pareciera entenderlo, en realidad no estaba haciendo pasos incorrectos; probablemente el verdadero Moody lo vería como una fatal ofensa o tal vez no.
Pero el Mortifago, el hombre detrás del disfraz, parecía verlo con cierto grado de interés.
No era lo idea.
Pero al menos había insultado al ministerio, el lugar que los Mortifagos no querían.
—Podemos combatir la maldición imperius, y yo os enseñaré cómo, pero se necesita mucha fuerza de carácter, y no todo el mundo la tiene. Lo mejor, si se puede, es evitar caer víctima de ella. ¡ALERTA PERMANENTE! —bramó, y todos se sobresaltaron.
Cambio de tema, Draco sonrió cuando el profesor se dio media vuelta y aunque sintió la mirada de algunos otros estudiantes, Draco no iba a perder.
Moody cogió la araña trapecista y la volvió a meter en el tarro.
—¿Alguien conoce alguna más? ¿Otra maldición prohibida? —
Hermione volvió a levantar la mano y también, con cierta sorpresa para Harry, lo hizo Neville. La única clase en la que alguna vez Neville levantaba la mano era Herbología, su favorita. El mismo parecía sorprendido de su atrevimiento.
—¿Sí? —dijo Moody, girando su ojo mágico para dirigirlo a Neville.
—Hay una... la maldición cruciatus —dijo éste con voz muy leve pero clara.
Moody miró a Neville fijamente, aquella vez con los dos ojos.
Draco hizo una mueca al pensar en su tía menos favorita.
—¿Tú te llamas Longbottom? —preguntó, bajando rápidamente el ojo mágico para consultar la lista.
Neville asintió nerviosamente con la cabeza, pero Moody no hizo más preguntas.
Se volvió a la clase en general y alcanzó el tarro para coger la siguiente araña y ponerla sobre la mesa, donde permaneció quieta, aparentemente demasiado asustada para moverse.
—La maldición cruciatus precisa una araña un poco más grande para que podáis apreciarla bien —explicó Moody, que apuntó con la varita mágica a la araña y dijo—¡Engorgio! —
La araña creció hasta hacerse más grande que una tarántula. Abandonando todo disimulo, Ron apartó su silla para atrás, lo más lejos posible de la mesa del profesor.
Moody levantó otra vez la varita, señaló de nuevo a la araña y murmuró:
—¡Crucio! —
De repente, la araña encogió las patas sobre el cuerpo. Rodó y se retorció cuanto pudo, balanceándose de un lado a otro. No profirió ningún sonido, pero era evidente que, de haber podido hacerlo, habría gritado. Moody no apartó la varita, y la araña comenzó a estremecerse y a sacudirse más violentamente.
—¡Pare! —dijo Hermione con voz estridente.
Draco la miró con un poco de aburrimiento. Ella no se fijaba en la araña sino en Neville, y Draco, siguiendo la dirección de los ojos de su amiga, vio que las manos de Neville se aferraban al pupitre.
Tenía los nudillos blancos y los ojos desorbitados de horror.
Moody levantó la varita. La araña relajó las patas, pero siguió retorciéndose.
—Reducio —murmuró Moody, y la araña se encogió hasta recuperar su tamaño habitual. Volvió a meterla en el tarro—. Dolor —dijo con voz suave—. No se necesitan cuchillos ni carbones encendidos para torturar a alguien si uno sabe llevar a cabo la maldición cruciatus... También esta maldición fue muy popular en otro tiempo. Malfoy—
Maldición.
¿Hoy es el día de joder a Draco Malfoy?
Todos voltearon a verlo nuevamente con dudas, pero mantuvo su sonrisa de heredero para ese bastardo.
Tal vez no lo había convencido con su anterior comentario.
Si el insulto al ministerio indirecto no funcionaba, bueno, nadie podría culparlo por ser algo mezquino.
—Si quiere que hable sobre mi adorable y amada Tía Bellatrix, una mortifago completamente loca que le gustaba torturar a diestra y siniestra, no sabría decirle, usted debió conocerle mejor que yo, ya que es un auror—lo último lo dice con todo el sarcasmo posible, y Moody lo ve fijamente antes de sonreír.
De forma siniestra.
Draco mantiene su sonrisa controlada.
—Si la conocí, bastante interesante, al menos era mucho más capaz que tu padre en tortura—
Golpe directo, su rostro dejo de sonreír y todo el salón volvió a ser un lugar tenso, Anthony lo tenía sujeto debajo de la mesa por la muñeca, apretándolo como una advertencia de que no hiciera alguna locura.
No estaba en buenos términos con su padre, sabe de lo que es capaz, pero maldita sea que se va a quedar callado ante una confrontación directa.
—Felicidades por hacer su trabajo señor—
La varita de Moody lo apunto y ahora fue Granger quien soltó un chillido alarmado, pero Draco ni siquiera pestañeo cuando el hombre movió la varita para levantar su mandíbula con morbosa satisfacción.
—Bueno sinceramente me sorprende joven Malfoy, sabe que he conocido a muchas familias de sangre pura que son educadas en magia negra desde jóvenes; dudo que los Malfoy y alguien con sangre Black no conozca de lo que hablo, acaso tus padres te educaron igual que otro heredero—sus ojos brillan divertidos, casi saliéndose un poco de su papel.
Como si disfrutara de hablar con él.
Como si quisiera hablar con él.
Sepa algún ser celestial por qué.
—Profesor—gruño Padma, pero Moody no volteo a verla aun en el duelo de miradas con Draco que no iba a perder.
—Debe sentirse bendecido joven Malfoy, si su padre alguna vez le lanzo algún maleficio como usualmente hacen para diciplinar a sus hijos, probablemente no fuera tan potente—todos parecían en silencio incluso peor que antes, Draco se sintió abochornado por las miradas que algunos estudiantes le daban.
De pena y preocupación.
Sus puños se apretaron con fuerza y su rostro calmado, cambio a uno mortalmente serio.
Su padre nunca le lanzo una maldición.
—Mi padre nunca me ha maldecido—
—Probablemente entonces uso algún golpe para que escarmentaras—
Draco falla en su expresión, porque sus emociones lo delataron y puede ver casi un deleite morboso en el rostro del hombre cuando lo ha averiguado.
La varita deja su mandíbula y Draco ocupa todo su poder para no irse a los golpes contra el adulto.
Casi puede saborearlo.
—Profesor eso es demasiado—gruñe Hermione Granger casi horrorizada, pero Draco nota en el rostro de Moody la poca importancia que tiene sus palabras.
—Granger supongo que no saba mucho sobre familias de sangre pura, pero estuve muy relacionado con los Black y los Malfoy, sé que son capaces de hacer a sus niños con tal de que sean lo que esperan de ellos—su comentario casi parecía aburrido, pero no dejo de ver a Draco que en ningún momento abandono su mirada—y su preocupación es conmovedora, pero si alguna vez ven un mortifago frente a ustedes, dudo mucho que este sienta compasión por un pobre heredero como este; escuche que su padre estuvo en el mundial señor Malfoy, supongo que se divirtió con algunos hijos de muggles—
Esta vez Anthony tuvo que sentarlo cuando Draco hizo en ademan de levantarse, provocando que Moody lo mirara fijamente con ambos ojos.
Disfrutando el momento.
Sutil, malévolo, horroroso.
Quería quebrarlo.
—Bueno profesor—escupió esa palabra sabiendo cual sería la peor clase del año—estamos en un salón de clase, me pregunto qué mal puede estar alguien, para que la única forma de sentirse bien es humillando a otros como deporte—
Su mirada fija en él, Draco sintiéndose lleno de rabia.
—¿Cuál es la última maldición imperdonable? —
—Avada Kedavra — gruño y este asintió.
—¿Quieres usarla conmigo? —
—Si no fuera ilegal, estaría tentado—
Alguien soltó un jadeo en alguna parte del salón, pero Draco mantuvo el rostro fijo en Moody, que luego de un rato sonrió nuevamente.
—Me gusta tu mirada, pero 5 puntos menos por amenazar a un profesor con un imperdonable—ningún Ravenclaw se quejó todavía conmocionados por lo que acababa de pasar (y porque la mayoría de Ravenclaw de su generación eran sus amigos cercanos)—por otro lado 10 puntos por tener un par de huevos y una lengua aguda, me gusta un estudiante que no se deja amedrentar—había algo detrás de sus palabras, pero Draco no pudo averiguarlo cuando este volteo al resto de la clase—¡Ah! —exclamó Moody, y la boca torcida se contorsionó en otra ligera sonrisa—. Sí, la última y la peor. Avada Kedavra: la maldición asesina—
Metió la mano en el tarro de cristal, y, como si supiera lo que le esperaba, la tercera araña echó a correr despavorida por el fondo del tarro, tratando de escapar a los dedos de Moody, pero él la atrapó y la puso sobre la mesa. La araña correteó por la superficie. Moody levantó la varita, y, previendo lo que iba a ocurrir, Harry sintió un repentino estremecimiento.
—¡Avada Kedavra! —gritó Moody.
Hubo un cegador destello de luz verde y un ruido como de torrente, como si algo vasto e invisible planeara por el aire. Al instante la araña se desplomó patas arriba, sin ninguna herida, pero indudablemente muerta. Algunas de las alumnas profirieron gritos ahogados. Ron se había echado para atrás y casi se cae del asiento cuando la araña rodó hacia él.
Moody barrió con una mano la araña muerta y la dejó caer al suelo.
—No es agradable —dijo con calma—. Ni placentero. Y no hay contra maldición. No hay manera de interceptaría. Sólo se sabe de una persona que haya sobrevivido a esta maldición, y está sentada delante de mí—
Harry sintió su cara enrojecer cuando los ojos de Moody (ambos ojos) se clavaron en los suyos. Probablemente se dio cuenta de que también lo observaban todos los demás, Draco estuvo alegre de que al menos ya dejaran de verlo a él.
Moody había vuelto a hablar;
Genial, pensó con sarcasmo.
—Avada Kedavra es una maldición que sólo puede llevar a cabo un mago muy poderoso. Podríais sacar las varitas mágicas todos vosotros y apuntarme con ellas y decir las palabras, y dudo que entre todos consiguierais siquiera hacerme sangrar la nariz. Pero eso no importa, porque no os voy a enseñar a llevar a cabo esa maldición—Draco hubiera querido poder usarla en Moody realmente, lo cual era mucho decir—Ahora bien, si no existe una contramaldición para Avada Kedavra, ¿por qué os la he mostrado? Pues porque tenéis que saber. Tenéis que conocer lo peor. Ninguno de vosotros querrá hallarse en una situación en que tenga que enfrentarse a ella. ¡ALERTA PERMANENTE! —bramó, y toda la clase volvió a sobresaltarse.
—Está loco—susurro rápidamente Anthony a su lado, esperando no poder ser escuchado.
Loco, sin dudarlo.
—Veamos... esas tres maldiciones, Avada Kedavra, cruciatus e imperius, son conocidas como las maldiciones imperdonables. El uso de cualquiera de ellas contra un ser humano está castigado con cadena perpetua en Azkaban. Quiero preveniros, quiero enseñaros a combatirlas. Tenéis que prepararos, tenéis que armaros contra ellas; pero, por encima de todo, debéis practicar la alerta permanente e incesante. Sacad las plumas y copiad lo siguiente...—
Se pasaron lo que quedaba de clase tomando apuntes sobre cada una de las maldiciones imperdonables. Nadie habló hasta que sonó la campana; pero, cuando Moody dio por terminada la lección y ellos hubieron salido del aula, todos empezaron a hablar inconteniblemente. La mayoría comentaba cosas sobre las maldiciones en un tono de respeto y temor.
—Draco—susurro Padma, pero Draco ya se había puesto sobre sus pies saliendo del lugar con un gran enojo.
Apenas se había contenido en la clase, la mirada de Moody sobre él y Draco juro que iba hacerle pagar de una forma u otra.
Salió como bólido del lugar, alegre que ese día no tuvieran otra clase y le importaba un puto pepino el almuerzo, lo único que esperaba era estar lejos de todos un instante; rápidamente Anthony fue el primero en alcanzarlo, pero no dijo nada, solamente lo siguió en silencio mientras Draco los dirigía a la cámara de los secretos.
Nunca había estado ahí, Anthony.
Así que el niño parecía sorprendido cuando duraron varios minutos caminando, no había podido llevar a los demás de su grupo al lugar, pero parecía que hoy Anthony fue el designado niñera y Draco no podría importarle menos.
—Ese hijo de perra, ya vera cuando pueda vengarme—maldice cuando entran al salón, todo parece apagado desde que el relicario fue destruido y probablemente en algún punto la sala estaba unida a este.
No importa.
Draco usa con facilidad un hechizo de bola de fuego en miniatura que aprendió en verano con su madre, para encender furiosamente los candelabros.
—Este lugar es genial, es como una baticueva, pero ya sabes, la dracocueva—voltea a verlo con cara de pocos amigos, a lo cual Anthony se sonroja avergonzado—lo siento, no sé si querías hablar del tema, o si solamente vamos a leer, o si necesitas algo que incendiar; quiero aprender ese hechizo, pido ser el primero en aprenderlo del grupo—demando este y Draco lo vio con cansancio, pero al final, no tenía muchos ánimos.
Sentándose de piernas cruzadas medito con sobre como esto podría ser un poco liberador de estrés.
Tomo su varita con aburrimiento, Anthony como buen estudiante tomo asiento a su lado, donde ambos estuvieron practicando un poco algunos minutos, el hechizo "incendio" no era peligroso si no se aplicaba demasiada magia en este.
Era natural para Draco, como Megumi había propuesto el año pasado, la magia de fuego parecía ser afín para él.
—Anthony podría considerarte mi mejor amigo—
—No me gusta como suena esto, ¿Ocupas hablar de tu padre? —
—No—
—Vale, solo asegurándome—
—Ocupo que me ayudes a hacer un fraude cuando se libere la manera de entrar al torneo de los 3 magos—
Anthony voltea a verlo curioso, pero no parece rechazarlo de golpe, lo cual Draco toma como una gran paso adelante; originalmente había planeado trabajar solo, pero no había salido tan bien el año pasado y dudaba que saliera bien este.
—No pensé que quisieras entrar al torneo—su voz parece dudosa y Draco se preguntó que tanto habría pensado en esto.
No importa, rodo los ojos.
—No quiero entrar en el torneo, pero quiero evitar que alguien ponga el nombre de Harry en el cáliz—
—¿Cáliz?, espera un momento, ¿Potter? —
—Escuche que quieren que Harry este en el torneo, para cosas no muy buenas y tengo una teoría de que hay runas involucradas en el cáliz. Mira no me mires así, el cáliz es una forma donde pondrán su nombre en un papelito y este luego elegirá al campeón de las escuelas; pero escuche en…casa…si en casa, ya sabes mi padre malvado, que quieren que Harry este en el torneo para que pasen cosas malas—
Anthony lo ve fijamente por unos momentos, antes de suspirar casi derritiéndose sobre el andrajoso sofá.
—¿No puedes tener un año tranquilo? —pregunto de forma sincera y Draco quiso pensar igual que este.
—No, ahora dime si estas o no conmigo—casi sonaba como suplica, pero Draco piensa que, con Anthony, tendría muchas mejores oportunidades.
—Bien todo sea por el Drarry—
Draco estuvo un minuto completo aliviado de tener a su amigo a bordo de su locura, antes de que su ceño se frunciera.
—¿Qué mierda es un Drarry? —
.
.
Luego de algunas horas más en la cámara de los secretos, parece que dejo de ser secreto cuando Anthony salto en medio de la habitación Ravenclaw de los niños donde Luna y Padma también estaban esperando, para contar sobre el lugar. Era estúpido y peligroso, pero cuando fue la hora de dormir, todos tuvieron que ir en extremo cuidado para no ser vistos a la cámara, donde Padma pego el brinco al cielo cuando todo parecía lleno de polvo y humedad. Así que la noche paso en medio de un grupo de Ravenclaw comandados por una tirada Padma que aparentemente era adicta a la limpieza, comenzando a desempolvar los estantes y todo lo posible. Para ser una cámara mágica, debería poder autolimpiarse y no parecía que algún elfo entrara aquí en años.
Nadie menciono lo ocurrido con el profesor Moody y Draco así lo prefirió.
—Como alguien tan pequeña puede ser tan peligrosa—susurraría Draco salvajemente a Michael, cuando Padma los envió a limpiar las telarañas sin magia.
Porque puede que hubiera alguna maldición por ahí, como su padre era un rompemaldiciones, bueno, Padma sabe bien como hacer las cosas y todos eran felices de seguirla para no ocasionar que explote contra ellos; Padma podría ser la niña más amable de todas y convertirse en un tirano en cuestión de segundos.
Ser niña es aterrador.
—No lo sé, pero tampoco entiendo porque aún tienes a la serpiente contigo—musita Michael como respuesta, señalando a la pequeña serpiente de colores amarillos y naranjas, que ahora se posaba sobre su cuello.
Padma tampoco había estado feliz por eso.
—La profesora McGonagall no pudo transformarla en erizo nuevamente, aparentemente hice un hechizo nuevo y mientras busca como revertirlo (parecía bastante interesada al respecto con Terry), la tengo que cuidar—
—Ahora si te pareces a un señor oscuro—comento Luna de forma inocente, causando que todos la vieran fijamente, antes de soltar risas divertidas.
Porque sí.
Ahora si parecía un señor oscuro.
Tal vez por eso Dumbledore lo había visto de esa forma en el pasillo antes de la cena, pero no importa.
—Merlín no estaba feliz, pero mi pequeña Steven va estar con nosotros hasta que pueda volver a ser un erizo—anuncia Draco, quien estaba feliz de poder tener una mascota temporal tan exótica; su madre no fue feliz cuando a los 10 años rescato una serpiente de monte para cuidarla a escondidas.
Pero aquí estaba, 4 años después, como cuidador de una serpiente que era pequeña pero su responsabilidad.
—¿Si es hembra porque tiene ese nombre de niño? —
—No estoy a favor de la Heteronormatividad—
—¡RATÓN! —
El grito de Padma mientras se aferraba a Terry, quien como más cercano tuvo que sufrir el mortal abrazo de la niña, provoco un pequeño caos entre los Ravenclaw.
Pero funciono para que Steven tomara su rol dentro del grupo, deslizándose para capturar al pequeño e inocente ratón que fue su primera víctima como animal reptil.
Y ganándose el aprecio de Padma.
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La primera semana pasa rápido, tristemente no hay ninguna nueva actualización del torneo, por lo cual Anthony y Draco no pueden trabajar al respecto, su avance en runas podría ser comparado para ser de utilidad en el libro de Orion Blake, que para su molestia ha quedado como un segundo plano hasta que tenga a Harry fuera del torneo. Hay muchas especulaciones al respecto, pero no han podido descifrar nada más y por eso Draco no esta tan desanimado como estaría en cualquier otro momento. Anthony ha cumplido su parte de no decirle a nadie sobre su nuevo enfoque, pero solo tendrían que esperar hasta el 31 de octubre, para hacerlo todo bien y luego podría revelarles a sus amigos lo grandioso que era.
O no decirle a nadie.
Un año tranquilo, es todo lo que esperaba.
Pero luego de una semana sin hablar con sus Slytherin, viendo miradas incomodas de parte de Theo y algunas casi suplicantes de parte de Blaise, decidió tomar un toro por los cuernos.
—Hola Draco—saludo Harry por el pasillo luciendo animado, Draco maldijo por bajo que fuera en el momento donde por fin había tomado ánimos para ir a buscar a Blaise.
Porque al ver a Harry a su lado, era mucho menos interesante ir con Blaise, ya saben, menos problemático.
Era un puto cobarde.
Así que tomo aire y como la perra miedosa que era, volteo a sonreírle a Harry, este pestañeo un momento, antes de entrecerrar los ojos a su hombro; volteo a ver de reojo donde la pobre Steven asomaba su cabeza ladeada.
Esta siseo, Harry siseo, Draco se sintió algo excluido unos momentos.
—¿Llamaste a tu serpiente mascota Steven? —pregunto incrédulo a lo cual Draco bufo por bajo, todos parecían notar eso primero.
—Todos dicen eso, maldición no pensé que pudieras hablar con mi linda y adorable Steven—gruño por bajo, antes de acariciar la cabeza de la serpiente; McGonagall le había advertido que era una mezcla rara entre erizo y serpiente que estaba atascada en el medio con ambas habilidades.
Eso significa que podría escuchar de alguna forma a pesar que las serpientes sentían las vibraciones.
Harry la vio seriamente mientras siseaba, sonriendo algo divertido.
—No entiendo porque, pero parece feliz con su nombre y ser tu mascota…espera…le tiene miedo al búho, debe hablar de Merlín—
—Merlín es muy posesivo—
Harry se ríe al respecto, Draco se siente un poco incomodo por eso y deja que Steven salga de su cuello para posarse completamente en su mano de forma enroscada. La serpiente voltea a ver a Harry, siseando rápidamente algunas cosas, Harry le escucha atentamente antes de responder de la misma forma; Draco se asegura que no esté nadie cerca para ver esto.
Después de segundo año donde habían tratado mal a Harry por algo similar, no quería que le volviera a pasar algo de este estilo.
—¿De qué tanto están hablando? —pregunta luego de algunos momentos donde se siente bastante excluido, pero más por curiosidad que por otra cosa.
Harry parece algo avergonzado, antes de negar con la cabeza.
—Cosas…entre ellas que parece más feliz como serpiente que como erizo, no estoy seguro de que significa, pero parece que la discriminaban como erizo—musita eso ultimo con pesar y Draco mira a Steven que ha volteado a verle con una carita adorable.
Por supuesto, de todos los erizos, Draco elige al erizo que fue rechazado por sus amigos.
Tendrá que hablar con McGonagall para ver que puede quedarse como serpiente, también buscarle un dueño agradable, por mucho que le guste Steven; duda que sus padres o Merlín lo acepten y quisiera que tuviera más libertad.
—No te preocupes Steven voy a convencer a la profesora para que te quedes así, eres la serpiente más linda de todas—le asegura y esta hace un sonido con la lengua.
Harry sonríe.
—Te está agradeciendo—
—Steven es muy linda, la mejor serpiente que cualquier niño podría tener—
—Ahora dice que quiere ir a dormir—
Rápidamente la serpiente se mete debajo de su ropa, haciendo que se escalofrié y ría por la sensación, antes de sentirla posarse sobre sus hombros. Era un poco extraño al inicio, pero de alguna forma reconfortante, como todo reptil la pequeña Steven necesitaba obtener a veces calor de otras fuentes; pero tenía otros aspectos de mamífero.
¿Qué hechizo fue el que utilizo?
No tenía idea, McGonagall teorizaba que podría ser algo dentro de él que interfirió con la magia normal modificando el hechizo.
—Bueno Potter, que no se diga que no eres un gran traductor—le alaga, haciendo que el niño sonría de forma emocionada.
—Draco aquí estas—era Padma quien había aparecido de la nada haciéndolos saltar a ambos, traía a cuestas a Michael que parecía quejarse cuando llegaron a su lado—te escapaste de la hora de limpieza, apenas llevamos una semana, pero deben seguir los horarios—añade dando un pisotón al suelo, provocando que Draco vea mal a Michael, quien literalmente parece pálido.
—Solo quería hablar con…—Blaise, pero se había echado para atrás—Harry aquí presente—era una mentira descarada, pero volteo a ver a Harry de forma desesperada y este pareció entender que algo necesitaba.
—Quería que le tradujera a Steven—ayudo a su mentira, bien Draco podría besarlo por eso.
Padma casi parece dudosa y arrepentida ahora, antes de negar con la cabeza para sí misma.
—Hola Harry, lamento mucho, pero realmente necesitamos a Draco ahora—lo tomo de la muñeca antes de empezar arrastrarlo, Draco se despide de Harry con la mano y este parece algo entre molesto o resignado que no puede comprender bien.
—Otra vez lo estas mirando mucho—
—Cállate Michael—
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Otra semana pasa rápidamente y Draco aplaude a la esclavitud de Padma (esta había dicho que usualmente Draco los esclavizaba y no tenía derecho a quejarse, así que no lo hizo) la cámara de los secretos estaba casi resplandeciente, habían aprendido varios hechizos de limpieza y a partir de ahora podrían leer todos los libros del lugar para aprender más sobre Salazar Slytherin y con suerte algo sobre Orion Blake en el proceso.
Por otro lado, las clases se estaban haciendo más difíciles y duras que nunca, en especial la de Defensa Contra las Artes Oscuras. Para su poca sorpresa, el profesor Moody anunció que les echaría la maldición imperius por turno, tanto para mostrarles su poder como para ver si podían resistirse a sus efectos.
Lo cual, si Draco lo pensaba, era una completa locura, pero Dumbledore usualmente hacía estas locuras, como permitir que un mortifago disfrazado diera clases.
Y si no sabía que era un mortifago disfrazado, bueno, el título de mejor mago del mundo debería ser revocado.
—Pero... pero usted dijo que eso estaba prohibido, profesor —le dijo una vacilante Hermione, al tiempo que Moody apartaba las mesas con un movimiento de la varita, dejando un amplio espacio en el medio del aula—. Usted dijo que usarlo contra otro ser humano estaba…—
—Dumbledore quiere que os enseñe cómo es —la interrumpió Moody, girando hacia Hermione el ojo mágico y fijándolo sin parpadear en una mirada sobrecogedora—. Si alguno de vosotros prefiere aprenderlo del modo más duro, cuando alguien le eche la maldición para controlarlo completamente, por mí de acuerdo. Puede salir del aula—
Señaló la puerta con un dedo nudoso. Hermione se puso muy colorada, y murmuró algo que no escucho.
Sus amigos a su lado, Padma de forma protectora y Anthony al otro lado, se vieron de reojo; a pesar que Moody era bastante popular entre los estudiantes, parecía que entre su grupo de amigos no se había ganado cariño después de ese primer día de clases.
Curiosamente a pesar que todos los Gryffindor estaban interesados en el profesor, Hermione parecía reticente a su manera y Harry tampoco parecía tan feliz por ir a clases como el primer día.
No es que hubieran hablado mucho, el proyecto de mantener la cámara de los secretos limpia y ayudar a Megumi a instalarse al castillo, estaba tomando mucho de su tiempo.
Moody empezó a llamar por señas a los alumnos y a echarles la maldición imperius. Draco vio cómo sus compañeros de clase, uno tras otro, hacían las cosas más extrañas bajo su influencia: Dean Thomas dio tres vueltas al aula a la pata coja cantando el himno nacional, Lavender Brown imitó una ardilla y Neville ejecutó una serie de movimientos gimnásticos muy sorprendentes, de los que hubiera sido completamente incapaz en estado normal. Ninguno de ellos parecía capaz de oponer ninguna resistencia a la maldición, y se recobraban sólo cuando Moody la anulaba.
—Potter —gruñó Moody—, ahora te toca a ti—
Harry se adelantó hasta el centro del aula, en el espacio despejado de mesas.
Moody levantó la varita mágica, lo apuntó con ella y dijo:
—¡Imperio! —
Todos en el salón quedaron en silencio, cuando no importa que tanto pasara el tiempo, Harry permanecía tranquilo sin moverse como todos los demás; no recordaba esto en la película y no sabía si sucedería, pero parece ser que Harry era bastante anormal en todo lo que fueran maldiciones oscuras.
Interesante.
Cuando Harry comenzó hacer una mueca de dolor y Draco quería irse adelante para pegar en el rostro a su profesor, este solamente se vio molesto.
—Bien, ¡por ahí va la cosa! —gruñó la voz de Moody mientras Harry parecía destrozado—¡Mirad esto, todos vosotros... Potter se ha resistido! Se ha resistido, ¡y el condenado casi lo logra! Lo volveremos a intentar, Potter, y todos los demás prestad atención. Miradlo a los ojos, ahí es donde podéis verlo. ¡Muy bien, Potter, de verdad que muy bien! ¡No les resultará fácil controlarte! —
Los siguientes cuatro intentos parecían peores, pero luego de que Harry demostrara con mucha terquedad que era capaz de resistirse a la maldición, como nadie más en el salón pudo, Moody quedo feliz.
Draco hubiera deseado que la clase terminara ahí, pero aún faltaba su turno y por eso camino casi como un condenado hacía el frente cuando era su turno.
Otra humillación más, pensó cuando este levanto su varita hacía él.
—¡Imperio! —supuso que el hechizo fue lanzado, aunque Draco tuvo que pestañear un momento cuando una pequeña neblina parecía formarse en su cabeza.
La cual fue rápidamente apartada de golpe, le recordó mucho cuando se encontró con los dementores en su viaje en tren en su tercer año, todo había sido muy claro por un instante y había podido lanzar su patronus con cierto grado de facilidad que no obtuvo antes; impresionante debido a la situación donde se encontraban en ese momento.
Ahora.
Bueno.
Es bastante inusual.
Draco se siente un poco nervioso por el silencio del lugar, antes de voltear sobre su hombro a ver a Anthony, que tenía la boca abierta; baja la vista para asegurarse que no hiciera nada extraño, pero todo parece en orden.
—¡Imperio! —volvió a decir Moody y Draco sintió un escalofrió en todo su cuerpo, se preguntó si los demás habrían sentido algo similar, pero nada fuera de lo común.
Su rostro estaba en blanco mientras el rostro de Moody estaba fijamente sobre él.
Movió sus manos incomodo.
—¿Debería hacer algo? —pregunto torpemente, pero Moody solamente sonrió y joder que era feo cada que hizo esa sonrisa espeluznante.
—Vaya quien lo diría, pensé que solamente sería Potter, pero aquí presente el señor Malfoy parece tener un escudo completamente natural—si no sabía si eso era bueno por la forma en que el profesor comenzó a rodearlo—no es fácil encontrarse alguien que resista una de las 3 maldiciones imperdonables, pero mucho menos dos en el mismo salón…tal vez sea algo en la sangre; después de todo uno de tus familiares era conocido también por ser hábil en eludir esta maldición en particular—
Draco dudo que fuera su padre, después de todo, este había buscado el perdón en el ministerio alegando que fue bajo maldición imperio que estuvo todo el tiempo.
Una fea mentira.
Pero bueno, Draco no quiso saber sobre el tema, en su lugar volteo a ver a Moody con duda frente a todo el salón.
—No me mires así mocoso, tal vez no escuchaste de él, pero tienes más de lo que crees de ese chico; su nombre era Regulus Black, un mortifago—la mirada de Moody ahora se volvió ligeramente oscura, apretando la varita y lanzando nuevamente la maldición sobre él.
Silenciosa, pero Draco la sintió esta vez un poco más incomoda en todo su cuerpo; pero no lo suficiente para moverse en contra de su voluntad.
Algo le decía que se arrodillara en su mente, pero Draco la aparto con un ligero movimiento de cabeza.
¿Regulus Black?
Era un poco difícil pensar, pero rápidamente lo asimilo con el hermano menor de Sirus, estaba muerto, pero no recuerda en qué momento murió exactamente; no recordaba que era un mortifago, su madre no había comentado mucho sobre este, usualmente esquivando la conversación como cuando hablaba de Sirus.
—Fascinante, supongo que la sangre Black es más útil de lo que se espera—menciona Draco con sarcasmo, pensando más que todo en su tía Andrómeda y en Sirus.
Moody lo vio de reojo, otro hechizo apareció en su cabeza, esta vez era un intento bastante descarado de Legeremancia que Draco aparto sin dudarlo con sus escudos mentales.
Los ojos de Moody brillaron con interés.
—Sabes Draco Malfoy, los Mortifagos se habrían interesado en ti totalmente si todavía estuvieran viviendo, esas ratas descaradas—
—No me interesa ser un mago oscuro—bramo con incredulidad, pero Moody solamente lo vio fijamente.
—La manzana no suele caer muy lejos del árbol—
¿Es ilegal asesinar a un profesor?
Draco pasa el resto de la clase cruzado de manos y lanzándole miradas de muerte a su profesor, curiosamente comparándolo con Lockhart o el propio Voldemort en primer año, este profesor comienza a caerle peor y eso es un logro que pensó que no tendría.
Extraña a Remus Lupin.
Sale con un gruñido mientras ve de reojo a Moody, quien tiene el descaro de sonreírle y enviarlo hecho una furia fuera del salón.
Ya vera cuando le arruine sus planes, lo hará tragarse su estúpida sonrisa.
—Su mirada puede ser tan perturbadora—exclama Terry con un bostezo mientras van a herbología, sus amigos asienten mientras Draco se mantiene concentrado en su escritorio, ignorando a los Slytherin a su alrededor.
Sabe que tiene que hablar con ellos.
Al menos con Blaise.
Pero ahora solamente puede pensar en su profesor de defensa y como parece tenerlo contra él, curioso, porque cuando horas más tarde luego de ver en el pizarrón el anuncio del torneo y la llegada de las escuelas de intercambio, Luna suelta la frase más random que alguna vez pudo haber dicho.
—Creo que le agrado, siempre es amable conmigo—habla Luna viendo confundidos a los cuarto años, cuando hablaban mal de Moody.
Si.
Draco puede decir algo, Moody realmente es un extraño ser misterioso del cual parece no tener sentido; no es que no pueda amar a Luna, todos aman a Luna.
Algo se está perdiendo Draco y tiene que averiguarlo pronto, para obtener una mejor perspectiva de Moody y vencerlo.
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Un día antes del 30 de octubre, Draco decide tomar la valentía Gryffindor que no tiene para pararse frente a Blaise en el pasillo; definitivamente no era un Gryffindor, porque estuvo tentado a dar media vuelta para correr, pero se quedó en su lugar. El chico moreno lo vio un poco aburrido, antes de suspirar y hacer una expresión con su rostro para que lo siguiera; este era el motivo por el cual había esperado hasta que Theo no estuviera cerca para hablarle, aunque si era sincero, últimamente Theo parecía más alejado de todos. Pansy no lo veía, no es que pareciera odiarlo o resentirlo, simplemente lo trataba como si no existiera y Draco se sintió bastante incomodo por la situación.
Casi prefería cuando se había enojado con él a esto.
—Esto se está volviendo repetitivo, te vas, vuelves con la cola entre las piernas, no sé qué esperas de nosotros—inicia Blaise cuando entran a un salón vacío, Draco se siente incómodo viendo en todas direcciones.
Al igual que todo el castillo para la venida de los estudiantes de intercambio, el lugar parecía haber recibido una limpieza a fondo con magia; ahora que la cámara de los secretos estaba totalmente limpia, Draco podría ver un poco del rastro mágico que los hechizos pudieron haber dejado por ahí.
Deberían limpiar así más seguido y no solo por tener estudiantes en el medio.
—Lo siento, es solo…maldición Blaise…lo que sucedió ese día fue real, ¿de verdad piensas eso como Theo? —pregunta con amargura, notando como su amigo parece verse poco afectado mientras se reclina sobre una mesa de forma pensativa.
Hay un silencio incomodo, que hace que el rostro de Draco se amargue.
—No me agradaban tus amigos, pero lejos de ser por sus parientes o afinidades, me molestaba lo fácil que pudiste abrirte con ellos—expresa Blaise luego de un tiempo de pensar, provocando que Draco levante la mirada sorprendido—debe haber sido lo mismo con Pansy, eras nuestro amigo, algo que siempre tuvimos pero desde que entraste a Ravenclaw…no fue lo mismo y dudo que vuelva a serlo—
—Lo siento—
—No, Draco, no lo sientes, eres feliz con ellos y eso lo hizo más difícil para nosotros; está bien ahora, hable con Pansy y con mi madre por lo que llegamos a una especie de acuerdo con nosotros mismos…pero Theo—ambos comparten una mirada algo amarga, porque si lo que Blaise dice es cierto.
Entiende la amargura de Pansy y el propio Blaise, pero eso significa que los sentimientos de Theo sobre sus amigos o los muggles, es algo bastante preocupante.
—¿De verdad odia a los muggles? —pregunta luciendo incomodo, a lo cual Blaise mira al techo con expresión pensativa unos momentos antes de bajar la mirada.
—Theo siempre ha sido unido a su padre desde que su madre falleció, su padre odia a los muggles, no es tan difícil pensar que los vaya a odiar con el tiempo—
—Pero Pansy y tú no lo hacen—
—No me desagradan, pero tampoco daría mi vida por ellos, Pansy disfruta más de las compras muggles que los muggles en todo caso; dudo que ella también de la vida por ellos si fuera el caso—
—Theo…—
—No puedes obligar a Theo a pensar como nosotros Draco, que seamos neutrales es probablemente ya una diferencia entre la mayoría de los sangre pura…al menos en Slytherin, una anomalía que causaste, pero no puedes pensar que todos van a cambiar de personalidad; conoces a sus padres, conoces las consecuencias—
Draco se quedó en silencio, el recuerdo de la mano de su padre dándole una abofeteada, su mirada de completa traición y herido ante sus palabras. Incluso con todo el daño emocional o físico que este pudiera causarle, Draco sabe que hay castigos peores entre los sangre pura; su padre no había entrado a hechizarlo y eso es mucho más de lo que sus propios padres pudieron haber vivido con las familias que tuvieron.
Su mano viaja de forma autónoma a su mejilla de forma agria.
No.
No puede culpar a Theo si no elige seguir sus creencias, pero Draco está molesto porque si sigue a su padre, tiene una idea de cual final puede obtener y no le agrada esto.
—El año pasado con el club de estudio—
Blaise suelta un pequeño suspiro.
—Como dije, ha sido un largo camino y uno en que te he querido hechizar más de una vez, pero no es tu culpa hacer nuevos amigos u olvidar de los viejos—Draco le da una mirada para interrumpirlo, pero la mano de Blaise en el aire lo detiene—madre ha sido clara sobre no oprimirte, aunque más de una vez me sentí mal, es difícil no ser…emocional como los otros—añade con algo de amargura y Draco también imita un poco su expresión.
No solo por ser un sangre pura Blaise es obligado a actuar de cierta manera frente a los demás, la mayoría de herederos tienen que tener un carácter impecable en la sociedad; especialmente los Slytherin. Blaise cuya madre es una asesina que no ha sido condenada, crece sin un padre y sabiendo lo que circula en la sociedad de su madre.
Por eso siempre quiso ser mejor que otros, por eso siempre mantiene un semblante serio, por eso Draco se encontró atraído a este para ser su amigo cuando eran niños; porque parecía tan maduro.
Ahora no parece feliz con eso y Draco se siente mal de no haber hecho nada antes.
—No tiene que ser así Blaise, podrías ser como tú quieras—el chico le da una media sonrisa, antes de negar con la cabeza.
—No todos somos tú Draco, pero ese no es el punto, el club de estudio era para que vieras que realmente queríamos seguir siendo tus amigos; una manera de unir ambos grupos, aunque Theo no quería inicialmente—es honesto, su mirada es demasiada honesta y eso hace empeorar a Draco.
Recordando como, aunque Theo hablo en ocasiones con Anthony, su rostro parecía tan en neutro y usualmente no hablaba con sus amigos.
Pansy y Blaise por otro lado, incluso con las rabietas de Pansy y Padma, habían interactuado con ellos de una forma más abierta.
Theo rechazando ir a la torre Ravenclaw el año pasado.
Theo haciendo expresión de asco cuando lo llevo al mundo muggle.
Theo que todo este tiempo ha odiado a los muggles.
—Blaise…tú sabes cómo va terminar todo esto pronto, eres inteligente, puedes saber que hay lados que elegir—las palabras escapan de su boca, pero Blaise no se ve sorprendido.
—Mi madre ha sido neutral—
—No seas iluso, una guerra Blaise, si esa cosa vuelve, una guerra podría suceder—hay una chispa de curiosidad e incredulidad en Blaise, que desaparece demasiado pronto para verlo de forma intensa.
¿Sabe algo?
Tal vez si, tal vez finge saber algo para que Draco hable más y se descubra todo lo posible, para que caiga incluso más bajo.
—Mi familia es neutral, pero supongo que personas como Pansy o como tú van a tener que elegir bando—comenta Blaise de forma contemplativa—bueno, está claro que ya elegiste un bando por tu cuenta—añade tardíamente como si fuera claro.
¿Elegir un bando?
Estaba loco, Draco solo quería…oh.
Sus puños se aprietan recordando el inicio del año, esa playa en Hawái, como su madre había estado dispuesta a marcharse con él si se lo hubiera pedido; pero no lo hizo. No venia seguido a su mente, pero tal vez si hubiera tomado esa opción, una manera mucho más neutral, podría estar lejos ahora de todo el caos que vendría.
Pero.
No podría.
Si se marchaba Harry seria parte del torneo de los cuatro magos y seguiría sufriendo.
Dora moriría en la guerra.
Cedric moriría.
Remus y Sirus morirían.
Incluso uno de los gemelos Weasley moriría.
¿Cuánta más gente podría morir por sus intervenciones?
¿Sus amigos Ravenclaw?
—Hubo un tiempo que solo quería irme, tomar a mi madre e irme lejos de todo…pero no tome la oportunidad cuando ella lo planteo—se encontró susurrando derrotado, ganando por primera vez, una sonrisa pequeña de parte de Blaise.
—Pansy no está enojada Draco, esta avergonzada porque lo que dijo Theo es verdad, pero ella te quiere como un amigo más de lo que expresa; yo tampoco estoy enojado, pero…—su voz baja un momento de debilidad, antes de recomponerse—tus elecciones podrían afectar a las personas que te rodean, nosotros estamos meditando que tanto nos afecta a nosotros también—
—No tienen que elegir—
Una mano sobre su hombro lo hace levantar su mirada cansado, pero no hay culpa en el rostro de Blaise, solamente una calidez que recuerda de un mejor amigo de toda una vida.
—Siempre tenemos que elegir, yo…no sé cómo expresarlo, pero quiero que sepas que cuentas conmigo, incluso si eso significa que algunas cosas se van a complicar—
—Blaise no—
—Relájate, Pansy piensa igual…Theo…Theo necesita tomar decisiones, confió en que vera el final del camino como nosotros—
—¿Qué final? —
—No te preocupes por eso ahora—
—Bueno, yo…mira…tengo que comentarte algo sobre el torneo—
—¿No puedes estar un año sin hacer una locura? —
—Bueno si quieres involucrarte en mi vida, creo que es un buen momento de unión de amigos—
Por el rostro de Blaise al respecto, parece replantearse bien sus últimas palabras, pero Draco lo deja ser; de todos sus amigos con quien más ha tenido extraño momento es Blaise. Si bien el asunto con Theo es agridulce, como siempre que habla con su amigo, una carga sale de sus hombros y bien a estas alturas debería decirle a Blaise que lo adopte de una vez y por todas.
Continuara…
Bueno mis corazones, hay algo menos en que preocuparse o tal vez hay miles de cosas que sucedieron en este capítulo para preocuparse. Para Draco la amistad con sus Slytherin cada vez es más preocupante, pero de alguna forma no puede soltarlos y ellos tampoco quieren soltarlo a él.
Mi pobre bebé Harry, que alguien le deje hablar con Draco.
