Draco Malfoy y el misterio de la lagrima de la sirena.
Capítulo 7: En este caso cuatro magos no son mejor que tres.
.
Otra vez en el mismo campo de flores, Draco hubiera querido olvidar este sueño, aunque una mejoría con aparecer en medio de un lago ahogándose era igual de tedioso; se preguntó si alguna vez podría tener una noche sin pesadillas o sueños paranormales que lo dejan más confundido de lo que ya está. Su vida podría ser fácil, pero todo parecía ser un video juego puesto en la categoría más difícil, modo extremo templo de agua versión sobreviviente.
Draco tiene una teoría, a lo largo de su vida, solamente las teorías mantienen un poco de su cordura.
Estos sueños tienen un significado.
Así de anormal como suena, no puede darle otra explicación lógica, estos sueños es algo o alguien queriendo darle a conocer algo.
No es raro.
Es una rencarnación con recuerdos de su vida pasada, que tal vez no fuera su primera vida; sueños premonitorios o explicativos es la menor de sus preocupaciones.
Lo único malo es que no son claros.
¿Acaso es muy difícil?
No.
No lo es.
Alguien con control podría decirte en un sueño, ve a tal lado y haz tu deber, en lugar de enviarle sueños anormales por años que se pueden convertir en tu boggart; la vida parece burlarse constantemente de Draco a estas alturas.
El lago es algo que no entiende, ser intentado ahogar y ver a su hermana en otra vida morir; ahora un campo de flores con voces a lo lejos. Que no se diga que el dueño de estos pensamientos al menos no tiene creatividad y formas abstractas de decir sus cosas.
Su pensamiento irónico tarda un segundo, antes que todo se vuelva oscuro de repente como si los colores del ambiente fueran grises; voltea a ver molesto al cielo, pensando que alguien escucho sus pensamientos y se está vengando.
Delicados.
Un canto familiar a lo lejos lo distrae, la nana que ha aprendido de memoria parece guiarlo dentro del campo de flores al único lugar que parece tener color. Se alegra que el caminar esta vez lo deje acercarse un poco más al lugar, donde la misma mujer de cabellera negra se encuentra de espaldas a él; pero no hay hombre esta vez y en su lugar se encuentra está meciendo algo entre sus manos.
Al intentar acercarse más, es como si algo lo atara al suelo y Draco gimotea viendo al cielo.
—¿En serio? —musita incrédulo a cualquier deidad presente, antes de maldecir y voltear a ver a la mujer sobre el mismo árbol arrullando lo que parece un niño.
—Lyra—la voz de la mujer lo hizo estremecerse, tan similar a la del relicario que intento controlarlo y tan diferente que era perturbador.
Esta voz estaba llena de cariño, de honestidad, del calor de una madre.
Como su madre.
Quiere acercarse, pero sus pies parecen pegados al suelo, la risa cantarina de la bebé hace que Draco quiera aproximarse; como si algo dentro de él estuviera luchando por acercarse. De repente esta parece a punto de voltear a verlo, su cabellera es un desastre por el viento dentro del lugar y no puede más que ver unos ojos verdes dentro de esa melena indomable.
—¿Orion? —la voz de la mujer es lo último que escucha, antes que algo lo agite por todos lados.
.
.
—Levántate Draco—gruñe Michael y Draco nunca estuvo más cerca de asesinar a alguien que en este momento de su vida.
Gimotea con la almohada en su cara, lanzando puños al aire libre, maldiciendo toda su situación antes de levantarse derrotado para ir al estúpido banquete. Va enfurruñado con todos, quienes le dan su espacio y no dicen nada cuando toma asiento masticando una manzana verde de forma gruñona.
—Se supone que dormir ayuda a sentirse mejor—susurra de forma no tan sutil Michael a Terry, quien se encoge de hombros.
De reojo nota la presencia del trio dorado hablando entre ellos, puede ver a Ginny con sus Gryffindor e incluso a Megumi con algunos niños de su edad en Hufflepuff; su mirada por último recae en Blaise, que parece verse un poco verde a diferencia de su usual tono estoico.
Si.
Unirlo a su grupo no fue tan bueno para el chico, pero en su defensa, Blaise quería formar parte de su grupo de aventuras; o algo parecido.
El Gran Comedor, iluminado por velas, estaba casi abarrotado. Habían quitado del vestíbulo el cáliz de fuego y lo habían puesto delante de la silla vacía de Dumbledore, sobre la mesa de los profesores.
Draco quiso vomitar al verlo, meditando sobre si podría hacerlo explotar si realmente lo intentaba.
—Me pregunto quién será el campeón de Hogwarts—musito Padma de forma pensativa y Anthony lo vio de manera inquieta.
No le había dicho a Anthony o a Blaise sobre usar el hechizo para cambiar el nombre del papel de Moody, solamente sabían que intentaron todo lo posible y ahora es probable que todo se vaya al carajo. Bueno si el nombre de Harry inevitablemente hará dos cosas, la primera ayudarlo a sobrevivir y la segunda ir corriendo donde Dumbledore para anunciar la presencia de un mortifago entre ellos.
Podría salir muy mal, no sabe que tanto el falso Moody ha amañado el torneo o que podría hacer si es acorralado; tampoco quiere confiar en Dumbledore.
No quiere confrontar al falso Moody, porque eso sería ir completamente al directo contra Voldemort y no sabe que tanto afecta a su familia; le gustaba el trabajo sutil y al menos que pudiera asesinar a alguien a sangre fría (tristemente Draco no es un asesino despiadado) su intervención podría ponerlos muy en la mira.
Suficiente tenía con apoyar públicamente a Sirius.
El banquete de Halloween les pareció mucho más largo de lo habitual. Quizá porque era su segundo banquete en dos días, Draco no disfrutó la insólita comida tanto como la habría disfrutado cualquier otro día. Como todos cuantos se encontraban en el Gran Comedor. A juzgar por los cuellos que se giraban continuamente, las expresiones de impaciencia, las piernas que se movían nerviosas y la gente que se levantaba para ver si Dumbledore ya había terminado de comer.
Draco sólo deseaba que la cena terminara y anunciaran quiénes habían quedado seleccionados como campeones.
Para ver si pudo hacer algo, si fallo, si era un idiota, saber quién moriría.
También debería ayudar a Cedric.
No lo quería muerto, le agradaba Cedric, era un buen descanso para los ojos.
Por fin, los platos de oro volvieron a su original estado inmaculado. Se produjo cierto alboroto en el salón, que se cortó casi instantáneamente cuando Dumbledore se puso en pie. Junto a él, el profesor Karkarov y Madame Maxime parecían tan tensos y expectantes como los demás. Ludo Bagman sonreía y guiñaba el ojo a varios estudiantes. El señor Crouch, en cambio, no parecía nada interesado, sino más bien aburrido.
—Bien, el cáliz está casi preparado para tomar una decisión —anunció Dumbledore—Según me parece, falta tan sólo un minuto. Cuando pronuncie el nombre de un campeón, le ruego que venga a esta parte del Gran Comedor, pase por la mesa de los profesores y entre en la sala de al lado —indicó la puerta que había detrás de su mesa—donde recibirá las primeras instrucciones—
Si, Draco quería tomar una cubeta y vomitar, por las expresiones de Anthony, este podía estar compartiendo su cubeta.
Sacó la varita y ejecutó con ella un amplio movimiento en el aire. De inmediato se apagaron todas las velas salvo las que estaban dentro de las calabazas con forma de cara, y la estancia quedó casi a oscuras. No había nada en el Gran Comedor que brillara tanto como el cáliz de fuego, y el fulgor de las chispas y la blancura azulada de las llamas casi hacia daño a los ojos. Todo el mundo miraba, expectante. Algunos consultaban los relojes.
De pronto, las llamas del cáliz se volvieron rojas, y empezaron a salir chispas. A continuación, brotó en el aire una lengua de fuego y arrojó un trozo carbonizado de pergamino. La sala entera ahogó un grito.
Dumbledore cogió el trozo de pergamino y lo alejó tanto como le daba el brazo para poder leerlo a la luz de las llamas, que habían vuelto a adquirir un color blanco azulado.
—El campeón de Durmstrang —leyó con voz alta y clara— será Viktor Krum—
¿Era incluso una novedad?
Medito Draco, al tiempo que una tormenta de aplausos y vítores inundaba el Gran Comedor. Draco vio a Krum levantarse de la mesa de Slytherin y caminar hacia Dumbledore. Se volvió a la derecha, recorrió la mesa de los profesores y desapareció por la puerta hacia la sala contigua.
—¡Bravo, Viktor! —bramó Karkarov, tan fuerte que todo el mundo lo oyó incluso por encima de los aplausos— ¡Sabía que serías tú! —
Que no se diga que los profesores no tienen a sus favoritos.
Bueno, con Dumbledore en Hogwarts, claramente Harry también era un favorito destacado, era un poco triste de pensar.
Draco debe estar en la categoría de estudiante menos favorito, nunca le hizo nada malo directamente, pero Draco puede imaginarlo.
Se apagaron los aplausos y los comentarios. La atención de todo el mundo volvía a recaer sobre el cáliz, cuyo fuego tardó unos pocos segundos en volverse nuevamente rojo. Las llamas arrojaron un segundo trozo de pergamino.
—La campeona de Beauxbatons —dijo Dumbledore—es ¡Fleur Delacour! —
Nuevamente, ninguna sorpresa.
—¡Mira a los demás! —dijo Padma incrédula elevando la voz por encima del alboroto, y señalando con la cabeza al resto de los alumnos de Beauxbatons.
Dos de las chicas que no habían resultado elegidas habían roto a llorar, y sollozaban con la cabeza escondida entre los brazos.
Draco quiso decirles que lo mejor era estar fuera, pero tampoco pudo hacer mucho cuando su pie comenzó a moverse bajo su mesa casi sin control.
Cuando Fleur Delacour hubo desaparecido también por la puerta, volvió a hacerse el silencio, pero esta vez era un silencio tan tenso y lleno de emoción, que casi se palpaba.
—El siguiente sería el campeón de Hogwarts... —Y el cáliz de fuego volvió a tornarse rojo; saltaron chispas, la lengua de fuego se alzó, y de su punta Dumbledore retiró un nuevo pedazo de pergamino—El campeón de Hogwarts —anunció— es ¡Cedric Diggory! —
—¡No! —Draco casi pudo escuchar algo así desde la mesa Gryffindor, pero había mucho sonido y demasiado estruendo.
Los ojos de Draco vieron preocupados como Cedric sonreía y la mesa de al lado era demasiado estruendoso. Todos y cada uno de los alumnos de Hufflepuff se habían puesto de repente de pie, gritando y pataleando, mientras Cedric se abría camino entre ellos, con una amplia sonrisa, y marchaba hacia la sala que había tras la mesa de los profesores. Naturalmente, los aplausos dedicados a Cedric se prolongaron tanto que Dumbledore tuvo que esperar un buen rato para poder volver a dirigirse a la concurrencia.
El corazón de Draco comenzó a latir con fuerza, su respiración era un poco errática y su puño se apretó debajo de la mesa.
Odiaba la sensación del tiempo corriendo.
Odiaba que se sintiera lento y al mismo momento todo era tan rápido.
¿Hice lo correcto?
¿Funciono?
El nombre de Harry no había salido, entonces tal vez, solo tal vez, podría ayudar a su amigo.
¿Cuál es el costo que tiene que pagar?
—¡Estupendo! —dijo Dumbledore en voz alta y muy contento cuando se apagaron los últimos aplausos—. Bueno, ya tenemos a nuestros tres campeones. Estoy seguro de que puedo confiar en que todos vosotros, incluyendo a los alumnos de Durmstrang y Beauxbatons, daréis a vuestros respectivos campeones todo el apoyo que podáis. Al animarlos, todos vosotros contribuiréis de forma muy significativa a...—
Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido.
Draco quiso ver el cáliz, pero en su lugar sus ojos se fijaron en Anthony frente a él, que parecía verlo con incredulidad; como si en el último instante hubiera querido que todo lo que dijo fuera una broma.
Tendría tantas respuestas que dar si algo funcionaba y si no fuera así, igualmente dudaba que Blaise o Anthony pasaran un día sin preguntar que estaba haciendo.
Contra su voluntad volteo a ver como el fuego del cáliz había vuelto a ponerse de color rojo. Otra vez lanzaba chispas.
Una larga lengua de fuego se elevó de repente en el aire y arrojó otro trozo de pergamino.
Dumbledore alargó la mano y lo cogió. Lo extendió y miró el nombre que había escrito en él. Hubo una larga pausa, durante la cual Dumbledore contempló el trozo de pergamino que tenía en las manos, mientras el resto de la sala lo observaba. Finalmente, Dumbledore se aclaró la garganta y leyó en voz alta:
Su mirada era casi en shock, pero cuando levanto el rostro.
No dijo el nombre de Harry.
—Draco Malfoy—
El silencio era ensordecedor, Draco pudo sentir como todos lo miraban, pero solo pudo enfocar su rostro en Anthony; el rostro de su amigo parecía brillar en comprensión y volteo a verlo con incredulidad. La pregunta en su rostro era clara que no necesitaba decir nada para entenderla.
¿Dime que no lo hiciste?
Draco trago saliva dándole una mirada de reojo a Blaise, que reflejaba la misma pregunta de Anthony con frialdad e incredulidad.
Si.
Tantas respuestas tendrían que dar después de esto.
Draco permaneció sentado, consciente de que todos los presentes que estaban en el Gran Comedor lo miraban. Se sentía aturdido, atontado. Debía de estar soñando. O no había oído bien. Nadie aplaudía. Un zumbido como de abejas enfurecidas comenzaba a llenar el salón. Algunos alumnos se levantaban para ver mejor a Draco, que seguía inmóvil, sentado en su sitio.
Lo hizo.
Realmente funciono.
Cuando cambio nombres, funciono.
Aunque el precio tal vez era demasiado caro, porque si hizo un repaso mental, la segunda prueba tiene un alto porcentaje de asesinarlo.
En la mesa de los profesores, la profesora Flitwick se levantó y se acercó a Dumbledore, con el que cuchicheó impetuosamente. El profesor Dumbledore inclinaba hacia ella la cabeza, frunciendo un poco el entrecejo.
Draco no vio a nadie, pero le dio una disculpa mental a Padma.
Le explicaría, solo necesitaba un momento para procesar, que tal vez el cambio de la historia es una total locura.
Iba a morir.
Maldita sea.
Iba a morir.
Draco no quiere morir, el año pasado tuvo un pequeño encuentro con la muerte cuando fue poseído, pero eso no significa que quiera morir; aunque también podría morir por un dragón en la primera prueba, eso sería asombroso.
No.
Draco malo no pienses en eso.
Lo peor de todo es que técnicamente si había puesto su nombre en el cáliz, cuando sus padres se enteraran, bueno.
En la mesa de los profesores, Dumbledore se irguió e hizo un gesto afirmativo a la profesora McGonagall.
—¡Draco Malfoy! —llamó— ¡Draco! ¡Levántate y ven aquí, por favor! —casi parece aturdida y obligándose hablar.
Eso casi valió la pena la locura.
Limpiando una mancha invisible en su labio, Draco se puso de pie grácilmente y con el mentón en alto, su plan la noche anterior no había sido probablemente el más optimo en cualquier condición; pero había aprendido con los años en Hogwarts, a que las locuras era mejor tomarlas conforme llegaban y montarse en la ola de la mejor forma posible.
Camino por el salón donde nadie dijo o hizo nada, rostros incrédulos y, por último, el rostro aturdido de Moody que casi hizo que todo esto fuera disfrutable.
—Vamos —se susurro a si mismo dándose valor.
Le pareció un camino relativamente corto, en la película recordaba que Dumbledore había estado alterado y tal vez fuera porque se trataba de Draco, ahora solo parecía en shock como en todos. La mesa de los profesores no parecía hallarse más cerca, aunque él caminara hacia ella, y notaba la mirada de cientos y cientos de ojos, como si cada uno de ellos fuera un reflector. El zumbido se hacía cada vez más fuerte. Después de lo que le pareció un pestañeo, se halló delante de Dumbledore y notó las miradas de todos los profesores.
—Bueno… cruza la puerta, Draco —dijo Dumbledore, sin sonreír.
Estaba alarmado.
No pudo evitarlo, en medio de los nervios Draco sonrió y eso provoco que el rostro de Dumbledore se oscureciera un momento.
Draco pasó por la mesa de profesores. Hagrid, sentado justo en un extremo, no le guiñó un ojo, ni levantó la mano, ni hizo ninguna de sus habituales señas de saludo. Parecía completamente aturdido y, al pasar Draco, lo miró como hacían todos los demás.
Como un funeral.
Si Draco moría este año en alguna prueba, esperaba que su funeral al menos fuera un poco más divertido.
Draco salió del Gran Comedor y se encontró en una sala más pequeña, decorada con retratos de brujos y brujas. Delante de él, en la chimenea, crepitaba un fuego acogedor. Cuando entró, las caras de los retratados se volvieron hacia él. Vio que una bruja con el rostro lleno de arrugas salía precipitadamente de los límites de su marco y se iba al cuadro vecino, que era el retrato de un mago con bigotes de foca. La bruja del rostro arrugado empezó a susurrarle algo al oído.
Si.
Los cuadros nunca fueron amables con él tampoco.
Viktor Krum, Cedric Diggory y Fleur Delacour estaban junto a la chimenea. Con sus siluetas recortadas contra las llamas, tenían un aspecto curiosamente imponente. Krum, cabizbajo y siniestro, se apoyaba en la repisa de la chimenea, ligeramente separado de los otros dos. Cedric, de pie con las manos a la espalda, observaba el fuego. Fleur Delacour lo miró cuando entró y volvió a echarse para atrás su largo pelo plateado.
—¿Qué pasa? —preguntó, creyendo que había entrado para transmitirles algún mensaje—. ¿Quieguen que volvamos al comedog? —
Si.
Bueno, lamentaba ser portador de malas noticias, pero ya que estaba en medio del caos; sonrió de forma cordial.
—No, de hecho, el cáliz mágico me señalo como cuarto integrante del torneo—habla con tono tranquilo, provocando que Cedric gire a verlo con expresión incrédula; hay un vago destello de reconocimiento en sus ojos al verlo que lo hace ofendido.
No es que esperara esto, si fuera por Draco no haría esto.
Pero Harry era su amigo, uno que ya había sufrido bastante, no iba dejarlo en el torneo de la muerte si puede evitarlo.
—Pego es imposible—salto Fleur con rostro ofendido.
Viktor lo vio tampoco sin creerle y Draco se encogió de hombros.
—Bienvenidos a Hogwarts, las cosas nunca salen bien aquí—
Oyó detrás un ruido de pasos apresurados. Era Ludo, que entraba en la sala. Cogió del brazo a Draco y lo llevó hacia delante, o al menos eso intento.
—¡Extraordinario! —susurró, apretándole el brazo—. ¡Absolutamente extraordinario! Caballeros… señorita —añadió, acercándose al fuego y dirigiéndose a los otros tres—. ¿Puedo presentarles, por increíble que parezca, al cuarto campeón del Torneo de los tres magos? —
Draco lo aparto de un manotazo, sujetando su brazo contra su cuerpo; no muy fanático de adultos extraños que lo enviaban casi volando por el lugar.
Viktor Krum se enderezó. Su hosca cara se ensombreció al examinar a Draco. Cedric parecía desconcertado: pasó la vista de Bagman a Draco y Draco a Bagman como si estuviera convencido de que había oído mal. Fleur Delacour, sin embargo, se sacudió el pelo y dijo con una sonrisa:
—¡Oh, un chiste muy divegtido, señog Bagman! —
—¿Un chiste? —repitió Bagman, desconcertado—. ¡No, no, en absoluto! ¡El nombre de Draco acaba de salir del cáliz de fuego! —
No sabe porque esta emocionado, entendería porque estaría emocionado si fuera Harry, pero Draco no goza de popularidad.
Así que no.
No entiende su actitud.
Krum contrajo levemente sus espesas cejas negras. Cedric seguía teniendo el mismo aspecto de cortés desconcierto. Fleur frunció el entrecejo.
—Pego es evidente que ha habido un egog —le dijo a Bagman con desdén—Él no puede competig. Es demasiado joven—
—Bueno… esto ha sido muy extraño —reconoció Bagman, frotándose la barbilla impecablemente afeitada y mirando sonriente a Draco, pero al notarlo se veía un poco falso—. Pero, como sabéis, la restricción es una novedad de este año, impuesta sólo como medida extra de seguridad. Y como su nombre ha salido del cáliz de fuego… Quiero decir que no creo que ahora haya ninguna posibilidad de hacer algo para impedirlo. Son las reglas, Draco, y no tienes más remedio que concursar. Tendrás que hacerlo lo mejor que puedas… —
Oh.
Estaba actuando así porque no hay opciones, no porque le importe a Draco, además de que debe suponer lo que se va armar cuando sus padres se enteren de todo lo que sucede. No ha intercambiado cartas con sus padres, excepto para asegurarle a su madre que está bien, pero ha limitado el contacto el último mes por…lo sucedido en el mundial.
Espacio había pedido.
Pero ahora.
Si.
Un caos el que se iba armar con la familia Malfoy.
Detrás de ellos, la puerta volvió a abrirse para dar paso a un grupo numeroso de gente: el profesor Dumbledore, seguido de cerca por el señor Crouch, el profesor Karkarov, Madame Maxime, la profesora McGonagall y el profesor Snape. Antes de que la profesora McGonagall cerrara la puerta, Draco oyó el rumor de los cientos de estudiantes que estaban al otro lado del muro.
—¡Madame Maxime! —dijo Fleur de inmediato, caminando con decisión hacia la directora de su academia—. ¡Dicen que este niño también va a competig! —
Esperemos que no, piensa Draco de forma distraída, todavía siendo solamente un espectador del caos.
Madame Maxime se había erguido completamente hasta alcanzar toda su considerable altura. La parte superior de la cabeza rozó en la araña llena de velas, y el pecho gigantesco, cubierto de satén negro, pareció inflarse.
—¿Qué significa todo esto, Dumbledog? —preguntó imperiosamente.
—Es lo mismo que quisiera saber yo, Dumbledore —dijo el profesor Karkarov. Mostraba una tensa sonrisa, y sus azules ojos parecían pedazos de hielo—. ¿Dos campeones de Hogwarts? No recuerdo que nadie me explicara que el colegio anfitrión tuviera derecho a dos campeones. ¿O es que no he leído las normas con el suficiente cuidado? —
Soltó una risa breve y desagradable.
No le agradaba, en lo absoluto, pero oye, tenía razón.
—C'est! —exclamó Madame Maxime, apoyando su enorme mano llena de soberbias cuentas de ópalo sobre el hombro de Fleur—. Hogwag no puede teneg dos campeones. Es absolutamente injusto—
Draco sabe que algo está mal con su colegio, cuando está a favor de los dos directores de otras instituciones antes que la suya.
¿Qué dirá su madre cuando se entere?
Probablemente intentaría asesinarlo.
No tenía que ir muy lejos, esta noche probablemente Padma lo intentaría asesinar.
—Creíamos que tu raya de edad rechazaría a los aspirantes más jóvenes, Dumbledore —añadió Karkarov, sin perder su sonrisa, aunque tenía los ojos más fríos que nunca—De no ser así, habríamos traído una más amplia selección de candidatos de nuestros colegios—
Si bueno, sobre eso, una gran complicación supone.
Todo era un caos.
Draco curiosamente prefería estar aquí, el caos era menor del que le esperaba de regreso en la torre Ravenclaw.
Eso es decir algo.
El profesor Dumbledore miró a Draco, y éste le devolvió la mirada, intentando descifrar la expresión de los ojos tras las gafas de media luna.
—¿Echaste tu nombre en el cáliz de fuego, Draco? —le preguntó Dumbledore con tono calmado.
¿Así pasaba en la película?
Draco tenía otra imagen en su mente, tal vez distorsionada, porque juraría que sería más caos; aunque puede que fuera porque era Draco y no Harry el que presentaba esta situación.
—No —contestó Draco, no mentía, no lo hizo.
Exactamente.
El papel estaba en la mano de Moody, así que este fue quien hizo cualquier movimiento.
—¿Le pediste a algún alumno mayor que echara tu nombre en el cáliz de fuego? —inquirió el director.
—No —respondió Draco encogiéndose de hombros.
—¡Ah, pog supuesto está mintiendo! —gritó Madame Maxime.
Bueno ahí va el aprecio que le tenía.
—Él no pudo cruzar la raya de edad —dijo severamente la profesora McGonagall—Supongo que todos estamos de acuerdo en ese punto… —
—Dumbledog pudo habeg cometido algún egog —replicó Madame Maxime, encogiéndose de hombros.
Ahí de regreso al aprecio, cualquier opositor de Dumbledore que no fuera un mago oscuro, iba a su libro de potenciales aliados.
—Por supuesto, eso es posible —admitió Dumbledore por cortesía.
Es muy aburrido cuando lo dice de esa forma, le quita emoción.
—¡Sabes perfectamente que no has cometido error alguno, Dumbledore! —repuso airada la profesora McGonagall—. ¡Por Dios, qué absurdo! ¡Draco no pudo traspasar por sí mismo la raya! Y, puesto que el profesor Dumbledore está seguro de que Draco no convenció a ningún alumno mayor para que lo hiciera por él, mi parecer es que eso debería bastarnos a los demás. —
Y le dirigió al profesor Snape una mirada encolerizada.
Este seguía taladrándolo con la mirada.
Draco seguía ignorándolo.
—Señor Crouch… señor Bagman —dijo Karkarov, de nuevo con voz afectada—, ustedes son nuestros jueces imparciales. Supongo que estarán de acuerdo en que esto es completamente irregular—
Bagman se pasó un pañuelo por la cara, redonda e infantil, y miró al señor Crouch, que estaba fuera del círculo iluminado por el fuego de la chimenea y tenía el rostro medio oculto en la sombra. Su aspecto era vagamente misterioso, y la semioscuridad lo hacía parecer mucho más viejo, dándole una apariencia casi de calavera. Pero, al hablar, su voz fue tan cortante como siempre:
—Hay que seguir las reglas, y las reglas establecen claramente que aquellas personas cuyos nombres salgan del cáliz de fuego estarán obligadas a competir en el Torneo—
—Bien, Barty conoce el reglamento de cabo a rabo —dijo Bagman, sonriendo y volviéndose hacia Karkarov y Madame Maxime, como si el asunto estuviera cerrado.
—Insisto en que se vuelva a proponer a consideración el nombre del resto de mis alumnos —dijo Karkarov. La sonrisa y el tono afectado habían desaparecido. De hecho, la expresión de su rostro no era nada agradable—. Vuelve a sacar el cáliz de fuego, y continuaremos añadiendo nombres hasta que cada colegio cuente con dos campeones. No pido más que lo justo, Dumbledore—
—Pero, Karkarov, no es así como funciona el cáliz de fuego —objetó Bagman—El cáliz acaba de apagarse y no volverá a arder hasta el comienzo del próximo Torneo—
—¡En el que, desde luego, Durmstrang no participará! —estalló Karkarov—¡Después de todos nuestros encuentros, negociaciones y compromisos, no esperaba que ocurriera algo de esta naturaleza! ¡Estoy tentado de irme ahora mismo! —
—Ésa es una falsa amenaza, Karkarov —gruñó una voz, junto a la puerta—. Ahora no puedes retirar a tu campeón. Está obligado a competir. Como dijo Dumbledore, ha firmado un contrato mágico vinculante. Te conviene, ¿eh? —
Moody acababa de entrar en la sala. Se acercó al fuego cojeando, y, a cada paso que daba, retumbaba la pata de palo.
La mirada fría del hombre sobre él, hizo que Draco pusiera su mejor cara de inocencia.
No lo delataría.
No por ahora.
¿El falso Moody intentaría asesinarlo?
Esta tensión en su cuerpo, como Harry sobrevivió esto en el canon, es un misterio para Draco.
—¿Que si me conviene? —repitió Karkarov—. Me temo que no te comprendo, Moody—
—¿No me entiendes? —dijo Moody en voz baja—. Pues es muy sencillo, Karkarov. Tan sencillo como que alguien eche el nombre de Malfoy en ese cáliz sabiendo que si sale se verá forzado a participar—
—¡Evidentemente, alguien tenía mucho empeño en que Hogwag Diabóli el doble de opogiunidades! —declaró Madame Maxime.
—Estoy completamente de acuerdo, Madame Máxime —asintió Karkarov, haciendo ante ella una leve reverencia—. Voy a presentar mi queja ante el Ministerio de Magia y la Confederación Internacional de Magos… —
—Si alguien tiene motivos para quejarse es Malfoy —gruñó Moody—, y, sin embargo, es curioso… No le oigo decir ni medio… —
El ceño de Draco se frunció
—¿Y pog qué tendgía que quejagse? —estalló Fleur Delacour, dando una patada en el suelo—. Va a podeg pagticipag, ¿no? ¡Todos hemos soñado dugante semanas y semanas con seg elegidos! Mil galeones en metálico… ¡es una pog la que muchos moguiguían! —
No necesita el dinero, muchas gracias, pero el comentario quedo ahogado en su garganta ante la persistente mirada de Severus sobre él.
—Tal vez alguien espera que Malfoy muera por ella —replicó Moody, con un levísimo matiz de exasperación en la voz.
A estas palabras les siguió un silencio extremadamente tenso. Ludo Bagman, que parecía muy nervioso, se alzaba sobre las puntas de los pies y volvía apoyarse sobre las plantas.
—Pero hombre, Moody… ¡vaya cosas dices! —protestó.
No.
Joder.
Dice la verdad.
Draco volteo a ver a Moody alarmado, pensando que seriamente estaría enojado o haría alguna apertura, pero de alguna forma parecía más meditabundo que otra cosa.
No.
Imposible.
Nadie lo quería muerto no a él, querían muerto a Potter.
¿O no?
Claro que lo había enojado, pero no tanto para querer matarlo, esperaba.
—Como todo el mundo sabe, el profesor Moody da la mañana por perdida si no ha descubierto antes de la comida media docena de intentos de asesinato —dijo en voz alta Karkarov—. Por lo que parece, ahora les está enseñando a sus alumnos a hacer lo mismo. Una rara cualidad en un profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, Dumbledore, pero no dudo que tenías tus motivos para contratarlo—
—Conque imagino cosas, ¿eh? —gruñó Moody—. Conque veo cosas, ¿eh? Fue una bruja o un mago competente el que echó el nombre del muchacho en el cáliz—
—¡Ah!, ¿qué prueba hay de eso? —preguntó Madame Maxime, alzando sus enormes manos.
—¡Que consiguió engañar a un objeto mágico extraordinario! —replicó Moody—Para hacerle olvidar al cáliz de fuego que sólo compiten tres colegios tuvo que usarse un encantamiento confundidor excepcionalmente fuerte… Porque creo estar en lo cierto al suponer que propuso el nombre de Potter como representante de un cuarto colegio, para asegurarse de que era el único en su grupo… —
Vaya, esto podría contar como confesión si alguien supiera lo mismo que Draco; además de un gran golpe de ego herido.
—Parece que has pensado mucho en ello, Moody —apuntó Karkarov con frialdad—, y la verdad es que te ha quedado una teoría muy ingeniosa… aunque he oído que recientemente se te metió en la cabeza que uno de tus regalos de cumpleaños contenía un huevo de basilisco astutamente disimulado, y lo hiciste trizas antes de darte cuenta de que era un reloj de mesa. Así que nos disculparás si no te tomamos demasiado en serio…—
—Hay gente que puede aprovecharse de las situaciones más inocentes —contestó Moody con voz amenazante—. Mi trabajo consiste en pensar cómo obran los magos tenebrosos, Karkarov, como deberías recordar—
Técnicamente era un mago tenebroso, si hubiera alguna duda, ahora era una confesión descarada.
—¡Alastor! —dijo Dumbledore en tono de advertencia.
Por un momento, Draco se preguntó a quién se estaba dirigiendo, pero luego comprendió que Ojoloco no podía ser el verdadero nombre de Moody. Éste se calló, aunque siguió mirando con satisfacción a Karkarov, que tenía el rostro encendido de cólera.
Bueno.
El verdadero nombre era otro, aunque Draco apenas si podía recordarlo.
—No sabemos cómo se ha originado esta situación —continuó Dumbledore dirigiéndose a todos los reunidos en la sala—. Pero me parece que no nos queda más remedio que aceptar las cosas tal como están. Tanto Cedric como Draco han sido seleccionados para competir en el Torneo. Y eso es lo que tendrán que hacer—
—Ah, pego, Dumbledog…—
—Mi querida Madame Maxime, si se le ha ocurrido a usted una alternativa, estaré encantado de escucharla—
Dumbledore aguardó, pero Madame Maxime no dijo nada; se limitó a mirarlo duramente. Y no era la única: Snape parecía furioso, Karkarov estaba lívido. Bagman, en cambio, parecía bastante entusiasmado.
—Bueno, ¿nos ponemos a ello, entonces? —dijo frotándose las manos y sonriendo a todo el mundo— Tenemos que darles las instrucciones a nuestros campeones, ¿no? Barty, ¿quieres hacer el honor? —
El señor Crouch pareció salir de un profundo ensueño.
—Sí —respondió—, las instrucciones. Sí… la primera prueba…—
Fue hacia la zona iluminada por el fuego. De cerca, a Draco le pareció que se encontraba enfermo. Se lo veía ojeroso, y la piel, arrugada y reseca, mostraba un aspecto que no era el que tenía durante los Mundiales de quidditch.
—La primera prueba está pensada para medir vuestro coraje —les explicó a Draco, Cedric, Fleur y Krum—, así que no os vamos a decir en qué consiste. El coraje para afrontar lo desconocido es una cualidad muy importante en un mago, muy importante…La primera prueba se llevará a cabo el veinticuatro de noviembre, ante los demás estudiantes y el tribunal. A los campeones no les está permitido solicitar ni aceptar ayuda de ningún tipo por parte de sus profesores para llevar a cabo las pruebas del Torneo. Harán frente al primero de los retos armados sólo con su varita. Cuando la primera prueba haya dado fin, recibirán información sobre la segunda. Debido a que el Torneo exige una gran dedicación a los campeones, éstos quedarán exentos de los exámenes de fin de año—
Solamente de parte de profesores, interesante, Draco analizo esa información y los posibles vacíos legales de toda esta situación.
El señor Crouch se volvió hacia Dumbledore.
—Eso es todo, ¿no, Albus? —
—Creo que sí —respondió Dumbledore, que observaba al señor Crouch con algo de preocupación— ¿Estás seguro de que no quieres pasar la noche en Hogwarts, Barty? —
—No, Dumbledore, tengo que volver al Ministerio—contestó el señor Crouch—. Es un momento muy difícil, tenemos mucho trabajo. He dejado a cargo al joven Weatherby… Es muy entusiasta; a decir verdad, quizá sea demasiado entusiasta… —
—Al menos tomarás algo de beber antes de irte… —insistió Dumbledore.
—Vamos, Barty. ¡Yo me voy a quedar! —dijo Bagman muy animado—. Ahora es en Hogwarts donde ocurren las cosas, ya lo sabes. ¡Es mucho más emocionante que la oficina! —
—Creo que no, Ludo —contestó Crouch, con algo de su sempiterna impaciencia.
—Profesor Karkarov, Madame Maxime, ¿una bebida antes de que nos retiremos a descansar? —ofreció Dumbledore.
Pero Madame Maxime ya le había pasado a Fleur un brazo por los hombros y la sacaba rápidamente de la sala. Draco las oyó hablar muy rápido en francés al salir al Gran Comedor, quejándose de los dos campeones del torneo. Karkarov le hizo a Krum una seña, y ellos también salieron, aunque en silencio.
—Draco, Cedric, os recomiendo que subáis a los dormitorios —les dijo Dumbledore, sonriéndoles—. Estoy seguro de que las casas de Hufflepuff y Ravenclaw os aguardan para celebrarlo con vosotros, y no estaría bien privarlas de esta excelente excusa para armar jaleo—
Padma iba a matarlo.
Mucha celebración no tendría.
—Director tengo una pregunta—habla rápidamente Draco ignorando las miradas de Cedric y los otros profesores, casi como si no creyeran que Draco diría algo—¿Qué sucede si quiero retirarme del torneo?, ya que no puse mi nombre en él, no quiero participar—la cuestión es válida, si hubiera una oportunidad, Draco la tomaría para no participar.
Especialmente por la segunda prueba.
—Señor Malfoy, esto es un contrato vinculante, no es algo fácil de cortar—hablo Flitwick en voz baja nervioso, no había participado, pero parecía físicamente adolorido de ver a uno de sus estudiantes en este caso.
Draco sabía que eso era posible, incluso aunque solamente usar un papel con su nombre parece ridículo para hacer un vínculo de esta categoría.
Es un torneo donde otros han muerto.
Pero nadie le daba opciones, nadie le dejaba elegir; aunque ya había elegido de alguna forma, esto era ridículo.
Era su vida en juego.
—Entonces no pueden hacer nada, más que enviarme a un torneo en contra de mi voluntad, incluso si yo mismo digo que no quiero participar y probablemente pueda morir—
—Draco—el tono de advertencia en la voz de Severus era inusual para él, pero Draco solo veía fijamente a Dumbledore.
Su postura no era relajada, su rostro no era cálido, pero tampoco frio, solamente lo miraba con la barbilla un poco alta y Draco se sintió enfermo por eso.
—El mago más poderoso de todos, aquí presente enviando a un niño a su posible muerte—juro que Cedric a su espalda casi se ahoga y McGonagall hizo un sonido incrédulo—Ni siquiera intentando nada, ni siquiera buscando alguna salida…bueno…supongo que solamente ayuda a otros cuando le conviene—
Debería dejar de ser enemistades, pero Draco se sintió tan bien al salir del lugar con el mentón en alto, caminando hacía su dormitorio esperando la muerte prematura a manos de Padma.
Las velas, casi consumidas ya, conferían a las dentadas sonrisas de las calabazas un aspecto misterioso y titilante en el gran comedor.
—Eso fue una locura—comentó Cedric luciendo alarmado detrás de él, probablemente sin ver a nadie decirle esas cosas antes a Dumbledore.
Bueno.
Por lo que valía, Draco estaba casi muerto a estas alturas.
—Eso parece —repuso Draco con mirada perdida.
—Bueno, cuéntame —le dijo Cedric cuando entraban en el vestíbulo, pálidamente iluminado por las antorchas—. ¿Cómo hiciste para dejar tu nombre? —
Draco lo vio de reojo, pensando que todos mañana pensarían sobre como Draco hizo trampa en el torneo para tener su nombre en él; no sería la primera vez que alguien hiciera esta pregunta.
Ni la última.
Entonces en lugar de convencer a todos que no lo hizo, sonrió de manera divertida pensando en algo para joder un poco más a Moody.
—Un verdadero mago no rebela sus trucos—habla de forma misteriosa, haciendo que el rostro de Cedric se vea incrédulo antes de negar con la cabeza divertido.
Ambos se apartan en el camino, donde al llegar a su torre todo estaba en silencio y nadie parecía esperarlo, Padma está en la habitación de niños con mirada colérica.
—Habla—es una demanda, no una opción y aunque Draco suele tener el control de sus amigos, no es tan idiota para no hacerle caso a Padma.
.
.
Tomo algunas horas explicar a sus amigos que pasaba, si bien nadie pareció creer mucho sobre que se dio cuenta del torneo y el plan para atrapar a Harry fue dicho por su padre, todos estaban más concentrados en el problema entre manos; hacer que Draco sobreviviera. Padma y Luna parecieron ofendidas que tomara a Anthony y Blaise para intentar hacer algo, como que al final fuera la única opción el poner su nombre; también todos parecían alarmados de que confesara que quien quería poner el nombre de Harry era Moody, especialmente cuando Draco demando no delatarlo todavía. No tiene todas las pruebas que quisiera y como dice, no puede hacer nada que ponga en peligro a su familia; pero advirtió a todos de no quedarse nunca a solas con Moody y tener extremado cuidado.
En el momento que saliera gravemente herido, Padma iría con el director a contar todo.
Genial.
Lo único bueno es que parecían emocionados que supiera sobre todas las pruebas, o eso fue hasta que confeso que la primera prueba seria sobre dragones.
—Todo esto fue un plan, una locura por tu obsesión por dragones, nunca te preocupo Potter—musito Terry incrédulo, para ofensa de Draco, todos parecían creerle.
—Claro que no, no es eso, ahora ayúdenme; el libro de Orion tiene escritos sobre dragones, pero son los más difíciles hasta la fecha…tenemos algunas semanas para descifrar algo que no hicimos en 3 años—habla Draco con pesadez.
Luna a su lado se ve pensativa.
—Sabes Draco, siempre estas a favor de unión de las casas—
—Si—
No sabe que quiere decir su amiga, pero mientras ella toma el libro de Orion entre sus manos, voltea a verlo con ojos brillantes.
—Tal vez podrías ayudar a la unión de colegios también, los otros estudiantes también están en peligro de este Moody—es irónico, porque de todos, parece que Moody realmente trata bien a Luna—si los cuatro campeones trabajaran juntos, podrían ser un fuerte unido—
Y no era en contra de las reglas.
Era una especie de vacío legal.
Interesante.
—¿Cómo maldita sea vamos a derrotar un dragón? —gruño Padma al tomar su libro de criaturas mágicas, ver que los dragones con huevos eran muy violentos, mucho más de lo normal.
Todos intercambiaron miradas.
Si.
Esto iba ser una locura.
.
.
Bueno oficialmente la mayoría de personas odiaban a Draco, lo cual es ridículo, porque no es que fuera a hacer esto por gusto; también parecía que la rivalidad de Gryffindor y Slytherin este año iba a ser opacada por el nuevo concurso de Ravenclaw vs Hufflepuff que representaba el torneo, Draco estaba feliz con un cambio de ese tipo. La mayoría de Ravenclaw no apoyaban su idea, lo tachaban como un idiota y la idiotez era la peor ofensa para la casa de las águilas; pero también eran un poco codiciosos, saben que, si algo sale bien, la casa de las águilas recibiría un buen trato y por lo tanto simplemente lo trataban indiferente. Gryffindor y Slytherin se dividían claramente entre Draco o Cedric, pero todos parecían considerar que era mejor apoyar al mago de mayor edad que tenía más posibilidades.
Pero tampoco odiaban a Draco como fue odiado Harry en el canon.
Esperaba eso al menos.
—Hoy quiero zumo de manzana—musita Draco luego de un bostezo, tomando su bebida con una sonrisa satisfecha.
Anthony a su lado seguía resumiendo violentamente sobre cualquier dragón de los libros que Draco tenía, porque era un adicto a los dragones y tendría mejor literatura que el propio Hogwarts. Terry seguía leyendo libros sobre hechizos, ya era suficientemente difícil atacar a un dragón así que ocuparían cualquier cosa a su disposición; Michael y Luna también leían esos libros.
Padma bostezaba también, pero trabajaba más que todo en descifrar lo que Orion escribió sobre dragones, era la mejor en aritmancia y probablemente la que más cerca había estado de descifrar parte del idioma con aparente numerología que uso Orion.
Todos voltearon a verlo mal por su comentario, Draco farfullo molesto antes de meter un panecillo a su boca.
En la historia original Harry no se enfrentó al dragón directamente, uso el hechizo para atraer objetos y volar para obtener el huevo; Draco era un buen volador y podría imitarlo, pero no quería pensar que funcionaria para él.
Harry había sido necesitado por el falso Moody.
El falso Moody parecía querer asesinarlo, así que mejor hacer un plan sin fallas.
Además, su plan era diferente, él es la cabeza en la operación que había pensado la noche anterior. Un golpe en la cabeza hace voltear a ver a Padma incrédulo, pero esta se muestra imperdurable.
—Tuve la sensación de que quería golpearte—va a quejarse con Anthony, cuando Blaise lo sorprende sorpresivamente tomando asiento en su mesa.
La mesa Ravenclaw.
No la de Slytherin.
Sus amigos dejan de leer un momento, levantando la mirada incrédulos y Draco puede sentir varias miradas curiosas de todo el salón. Es solamente el desayuno, pero Blaise solamente toma un plato y comienza a servirse con un estilo demasiado prodigioso; lo que sucede con la mayoría de sangre pura que han sido entrenados desde niños para ser perfectos.
—Blaise, sé que es vergonzoso, pero a todos nos ocurre que despertamos confundidos y tu mesa esta por ahí—señala Draco a la mesa Slytherin, ganando una mirada fría de parte de Blaise.
Eso hace que se quede en silencio.
Anthony rápidamente deja el libro para acercase a Blaise.
—Mira idiota, me importa si lo hiciste a propósito o no, pero estoy metido en esta situación tanto como ustedes—farfulla Blaise pareciendo contenerse de pegarle un puñetazo.
Probablemente lo esté haciendo.
—Blaise—habla casi conmovido, pero este lo empuja cuando intenta abrazarlo.
—Pansy está haciendo control de daños, no eres el estudiante favorito en este momento—
Ambos se ven de reojo, Draco voltea a ver rápidamente a Theo antes de ver a Blaise, que niega con la cabeza y eso lo hace enfurruñarse.
Aún tiene que hablar con Theo.
—No—las palabras de Anthony hacen que todos volteen a verlo, antes que Anthony se abrace a Draco de forma algo asfixiante—lo siento Blaise, pero Draco es ahora mi mejor amigo y no voy a permitir que te lo lleves o tengan esas charlas con miradas—
—Anthony—esta vez sí habla conmovido.
Blaise hace tono de asco.
—Te lo regalo, es demasiado problemático—
Mientras se abraza de forma dramática con Anthony, ve a Blaise que siempre ha sido su amigo de una forma u otra, pero que tome asiento en su mesa es anormal; su familia era neutral, pero aquí a su lado, está eligiendo claramente un bando.
El suyo.
Bien, otro esclavo atrapado.
.
.
Su plan puede ser una locura, probablemente lo odien o desprecien, pero Draco solamente tiene que sonreír mientras camina hacia Fleur; es un poco difícil resistir el claro encanto que desprende, pero su rostro de claro desprecio hacia él lo hace un poco más fácil. No puede evitar notar como Colette está a su lado, ambas charlando sobre el tema, aunque este se congelo cuando se acercó por medio del pasillo; la chica pelirroja voltea a verlo con claro interés. Fleur parece ver de forma incomoda a Colette, pero esta parece tranquilizarle con la mirada ya que cuando está a su lado no escapa; tampoco lo insulta, lo cual ya es mucho más de lo que algunos reciben.
—C'est un plaisir de vous revoir Colette, un plaisir de vous revoir, Mademoiselle Fleur (Un gusto verte nuevamente Colette, un gusto de uevo señorita Fleur)—no parecen impresionadas porque hable Frances, Draco realmente no lo esperaba después de todo.
—No hay problema en hablar Frances querido Draco, luego de ayudar a Eugene por mí, estoy en deuda con tu persona—tal vez demasiado formal, pero por las palabras de Colette, hay un claro brillo de interés en los ojos de Fleur hacía él.
Draco no puede evitar la sonrisa en su rostro, la deuda entre ambos piensa cobrarla más adelante, pidiéndole ayuda sobre la lagrima de sirena; pero de alguna forma le está ayudando totalmente gratis a ganar el pareció de la señorita Fleur.
Los ojos de Colette parecen sinceros, pero hay un brillo astuto que Draco bien puede disfrutar y apreciar.
—No fue ningún problema, espero le envié mis saludos a Eugene, un gran chico—formalidades como siempre, pero ahora cuando ve a Fleur, esta lo ve con menos desprecio que antes—puede que suene imprudente o apresurado, pero me gustaría que la señorita Fleur pueda reunirse el día de mañana en la torre Ravenclaw; hay algunas cosas que me gustaría discutir con ella referentes al torneo—puede que fuera imprudente, pero hay algo que quiere hacer.
Los ojos de Fleur son altivos.
¿Cómo logra conquistar a Bill?
Es bonita, pero su actitud, comienza hacer que su apariencia quede de lado, muy de lado; cualquier hechizo veela comienza a debilitarse para Draco.
—No tengo integes en asistig a esta geunion—a diferencia de Colette, Fleur no tiene un inglés perfecto.
No importa.
Sonríe.
Fleur levanta el mentón.
Altiva y arrogante, Draco la ve un momento fijamente, antes de pensar que sinceramente esta va se probablemente la peor del grupo que planea reunir; mejor quitarla desde el inicio.
—Bueno quería hablarte sobre la primera prueba, porque ya descifre de que se trata, pero ya que no quieres entiendo; imagínate la ventaja que tendrías con casi un mes entero para prepararte—habla Draco con falso desinterés, provocando que tanto Colette como Fleur luzcan incrédulas—pero no te preocupes, si cambias de opinión puedes asistir el día de mañana a la reunión que tengo, te prometo que no te arrepentirás…si tienes dudas puedes ir hablar con tu directora—expresa con tranquilidad ahora dando media vuelta para irse.
Sintiendo la mirada de la chica sobre él.
Ahora.
Siguiente objetivo.
.
.
—¿En que estabas pensando? —gruñe Harry cuando logra atraparlo antes del almuerzo, pero Draco apenas si lo ve buscando por los pasillos a Cedric.
No lo ve.
Maldito Hufflepuff escurridizo.
A estas alturas no va a poder conseguir a Viktor antes que anochezca, aunque según Blaise lo tiene solucionado, el jugador pasa mucho tiempo con los Slytherin y ya que Blaise es de los pocos que no muestra un claro fanatismo, es probable que logre convencerlo de reunirse con él antes de la cena.
—Estoy algo ocupado Potter, habla mientras busco lo que necesito—gruñe asomando su cabeza por la ventana, maldiciendo que ni por el patio trasero se ve el idiota.
Mientras caminan recibe varias malas miradas, pero Draco las ignora.
—Entrar al torneo es una locura, Hermione dice que hay gente que ha muerto en este, ¿Por qué pondrías tu nombre en él? —para salvar tu puto culo, quiso decirle, pero realmente duda que esta sea una conversación que deberían tener.
A diferencia de la historia original donde Harry había negado totalmente su mano dentro de su participación, lo cual era verdad, Draco no negó o confirmo nada; solamente sonreía de forma misteriosa y a pesar que solo llevaban un día desde que fue anunciado como cuarto participante hay un sin número de teorías de como logro poner su nombre en el cáliz.
Los gemelos más que nadie querían saber su truco, pero no había truco.
—Parecía divertido—por la mirada de Harry supo que no estaba convencido, así que bufo por bajo al ver como lo comenzaba a conocer demasiado bien—mira no fue algo que quería hacer tampoco, pero no tuve opción y ahora estoy metido en esto, pero saldrá bien—
Al menos conocerá los dragones de primera persona de nuevo, dragones que probablemente estén enojados y pueda matarlo; pero hay que ser sinceros, si hay alguna prueba que pueda matarlo, sin duda sería la segunda.
Draco no quiere pensar en eso por ahora, pero si está en serios problemas.
Muy serios problemas.
No está interesado en morir joven, pero realmente no es que esté dando muchas oportunidades para sobrevivir; no tiene ni idea como originalmente pudo manejar Harry la presión de que en cualquier momento podría morir. Su único consuelo ahora, es que su amigo no tendría que vivir nunca esa presión, o al menos por este año, si todo sale bien para Draco.
—Es peligroso—se queja Harry como si quisiera hacerlo entrar en razón.
Como si estuviera loco.
—Lo sé—afirma con tranquilidad para enojo del otro, apenas sus ojos ven a Cedric se apresura—¡Cedric! —lo llama y puede escuchar como Harry se queda gruñendo en voz baja.
Cedric gira a verlo con una sonrisa tranquila, cuando lo cita a la torre Ravenclaw el día siguiente, es un estúpido Hufflepuff que acepta como sabe qué hará; saluda a Megumi que estaba cerca y se va a cazar a su siguiente víctima.
.
.
Viktor Krum es serio cuando está en la biblioteca, parece ser que no le gusta estar rodeado de otros y se pregunta si ya habría visto a Hermione, aunque apenas han pasado unas pocas horas desde su selección en el torneo; así que podría ser un sí o podría ser un no. El hombre parece una montaña y una parte de Draco esta emocionado por hablar con él, quiere decirle lo feliz que le hizo verlo jugar, como su pasión por el quidditch le hizo a Draco recordar que sentía cuando era niño y jugaba con una escoba; pero eso sería demasiado acosador tirando a lo fanático. Al igual que Harry, no parece muy bueno manejando la presión adolescente; probablemente en Durmstrang ya no lo idealizan tanto al caminar.
O quien sabe, a estas alturas alguno que otro niño ve a Harry como si fuera una deidad.
— Dobryy den' Viktor, menya zovut Drako Malfoy, ya khotel by pogovorit' s vami o turnire; osobenno pervyy test (Buenas tardes Viktor, mi nombre es Draco Malfoy, me gustaría hablar contigo sobre el torneo; especialmente la primera prueba)—como el chico no responde, la sonrisa de Draco se tensa.
¿Habla ruso?
Tal vez fallo y es otro idioma.
¿Tendría que ser húngaro?
—¿Ya has descubierto la prueba? —al igual que Fleur no es el mejor inglés, pero se entienda bastante mejor.
Sonríe aliviado.
—Si ya descubrí la primera prueba—
—¿Por qué quieres hablar conmigo? —
—Oh lo descubrirás si vienes mañana a la torre Ravenclaw, podríamos hablar sobre el tema si no te molesta—usa su sonrisa comercial, pero Viktor sigue con el rostro en blanco, antes de encogerse de hombros y regresar a los libros.
Tal vez por eso le gusta a Hermione, ambos son unos ratones de biblioteca, piensa de forma hipócrita mientras se pone de pie.
Esperando que los tres campeones asistan a su reunión improvisada.
Sonríe con algo de diversión.
Sin duda este torneo, no será nada que hubieran planeado los jueces.
Continuara…
Bueno como podrán ver a diferencia de la serie original, esto ha tomado un ritmo que no se quien pudo haber averiguado antes, pero si alguien lo averiguo y para quienes no lo hicieron, espero disfruten de que Draco sea parte del torneo en esta montaña rusa de locura.
Aunque lo crean o no, desde antes de escribir el primer libro, había planeado a Draco como participante, aunque la forma en como llego ha variado hasta este resultado que fue el que más me gusto.
Este año puede que Draco piense que ha ayudado a Harry, pero la verdad es que nuestro niño elegido va estar al borde de la locura al ver a Draco en estas situaciones.
