PRÓLOGO
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Siento como si me hubiesen taladrado la cabeza.
Comencé a abrir los ojos debido a la molesta luz del sol que se colaba por las cortinas mal cerradas. Sujeté mi cabeza con mi mano mientras hacía el esfuerzo de erguirme para sentarme en la cama. Fruncí el ceño al sentir una punzada en mi sien. Dolía como los mil demonios. Por un momento creí que mi cabeza explotaría.
Ya al estar un poco más despabilada, eché un vistazo a mi al rededor, fijándome de que me encontraba en mi habitación ¿Cómo llegué aquí? Entrecerré los ojos tratando de recordar algo de lo que pasó anoche, pero mis recuerdos eran unas lagunas mentales. Observé el lugar con un poco de desconcierto. La ropa que vestí en la fiesta estaba amontonada en la famosa silla de mi escritorio que, la mayor parte del tiempo, cumplía la función de colgador. Recién vengo a asimilar que estoy usando mi pijama con estampado de fresas ¿En qué momento de la noche llegué a mi casa y tuve la consciencia suficiente como para cambiarme de ropa?
Sin darle más vueltas al asunto, me encaminé a la cocina por un vaso de agua fresca. Dios, sentía que mi garganta se iba a desquebrajar de lo seca que estaba. Definitivamente no volvería a beber alcohol por el resto de mi vida.
¡Oh, vamos, Sakura! ¡Veintitrés años no se cumplen dos veces!
Recordé las palabras de Ino antes de que aceptara beber -en contra de mi voluntad- el shot de tequila que mi amiga me estaba entregando con insistencia. Ese fue mi primer error de la noche. Me dije a mí misma que solo sería un trago y ya. Luego del quinto shot ya había perdido la cuenta de cuántos llevaba.
Fruncí el ceño mientras llevaba mi mano a mi cabeza al volver a sentir una fuerte punzada en mi sien. Maldita Ino, maldito tequila. Definitivamente, nunca más volvería a beber una sola gota de alcohol en mi vida. Gruñí al sentir nuevamente una punzada y me dirige rápidamente al baño en busca de mi "cajita de primeros auxilios y necesidades" como yo le llamaba. Revolví todas las cosas que tenía guardadas en el mueble del baño hasta que por fin pude dar con mi preciada cajita. La abrí y busqué un paquete de aspirinas. Hice la cabeza hacia atrás en mi esfuerzo de tragar la pequeña pastilla. Como odio tener que ingerir medicamentos, siempre he sentido que mi garganta automáticamente se estrecha y pienso que llegaré a ahogarme. Luego de estar varios minutos tratando de hacer que la dichosa pastilla bajara por mi garganta, finalmente pude sentir como se deslizaba. Suspiré del alivio, ahora solo a esperar de forma desesperada a que haga efecto rápido, ya no aguanto el dolor de cabeza.
Mientras me enderezaba, me topé con la imagen de mi cara frente al espejo y quise gritar por lo que vi. Agradecía de vivir sola ya que si alguien me veía en estos momentos, se llevaría el peor susto de su vida al igual que lo hice yo. Mi cara era todo un poema, o mejor dicho, un desastre. Tenía unas tremendas ojeras negras marcadas debajo de mis ojos verdes, mi cara estaba completamente sucia por haberme quedado dormida sin antes desmaquillarme, y ni hablar de mi cabello, parecía un nido de pájaros, realmente alguna criatura podría vivir dentro de el en estos momentos. Toqué mi rostro para asimilar lo que estaba viendo y con un suspiro me dispuse a guardar la tira de aspirinas nuevamente en la cajita. Pero hubo algo que llamó mi atención. Comencé a sudar frío en el momento en que me dí cuenta de lo que era.
Una como mujer siempre debe ser precavida y estar preparada para cualquier tipo de situación. Es por eso que en mi "cajita de primeros auxilios y necesidades" siempre tengo un pequeño suministro de preservativos, los cuales no habían sido ocupados aún -o eso era lo que yo recordaba-. Sin embargo, pude notar que la caja de condones estaba abierta, y no solo eso, si no que también había una envoltura abierta de un paquete de condón.
Pude sentir cómo me temblaban las manos ¿Qué diablos significaba esto? Tomé la envoltura entre mis dedos y comencé a inspeccionarla, como si haciendo eso encontrara las respuestas a todas las preguntas que comenzaban a apilarse en mi mente. Me llevé una mano a la boca tratando de ocultar mi asombro. Miré una vez más la envoltura que tenía entre mis dedos y la solté como si me estuviese quemando.
¿Qué había pasado anoche?
Traté de hacer memoria sobre los acontecimientos de la noche anterior, por lo menos recordar con quién había pasado el rato, pero todo en mi mente era negro. Negro como unos ojos que me miraban llenos de deseo ¿Qué rayos?
- ¿Dónde he visto esos ojos antes? - Me cuestioné martillándome la cabeza tratando de recordar al dueño de esos pozos negros.
Me apresuré en adentrarme nuevamente en mi habitación para tomar mi celular que descansaba en la mesita de noche a un lado de mi cama y busqué rápidamente el contacto de mi mejor amiga. Seguramente ella tendría alguna pista de lo que sucedió en la fiesta.
«Ino, tenemos una emergencia»
Luego de enviar el mensaje, apreté el aparato en mi pecho y me mordí mi labio inferior. Suspiré.
Bueno, al menos usamos protección.
¡Hola, mi público querido! uwu
Aquí les presento mi primera historia que se me ocurrió en un momento de mucho ocio :p
Espero que sea de su agrado :3 por favor, si les gustó la idea, háganmelo saber con un review n-n
Muchas gracias y nos leemos en la próxima ¡muac!
