Miguel llegando al infierno con Belcebú. Con Belcebriel. Gabriebú. A ver si ahora entre Belcebú y Miguel ponen orden en el infierno.
Pues ahí bajan... siempre los imagino un poco… No sé si recuerdes esa escena de Harry Potter de cuando van al torneo de quidditch que toman el portkey y Harry y Ron terminan aterrizando en el suelo como si los hubieran echado de un coche andando y el papa de ron, el papa del... chico... este... que... se muere y el chico este van... trotando pro el cielo todos ordenados.
Siempre me los imagino a los ángeles bajando al infierno un poco así de... "oh... aquí hay que bajar más lento. Vale... trotaré en el techo del infierno..." bueno así baja... Miguel y Gabriel seguramente termina en el suelo del infierno embarrada de mierda por no saber volar.
No es mierda lo que hay ahora. Bueno, igual es mierda también porque los demonios y sus fetiches, pero no estamos aquí para hacer kinkshaming a nadie.
Ohh... ugh. Además, es que Gabriel se va a quedar encandilado.
Es que Uriel y Asmodeo.
En realidad, Miguel… Ugh. Es que Asmodeo sí que va a hacerle estragos. O sea, no podemos decir que Miguel no esté frustrada, pero en pro de la historia, vamos a… bueno uno no es el jefe supremo del ejército celestial sin tener algunos pocos… Ases bajo la manga. Va a cortarle la cabeza a Asmodeo. Clean cut.
What tha fuck! Bien, Uriel va a tirarse a un cadáver un rato antes de notar el problema, como poseída. Gracias por las pesadillas. El cadáver de un demonio, si acaso importa a estas alturas.
Sin cabeza, además. Lo sentimos Uriel. De hecho, Miguel…. Intenta detenerlo todo.
Eso te va a costar un poco. ¿Qué hace el, digamos... alma incorrupta de Asmodeo?
Ugh. Pues incorrupta es mucho decir, pero creo que va a poseer a Uriel, a falta de otra posible actividad y ahí va otro orgasmo de los buenos. Gracias. Por lo menos va a soltar el cuerpo descabezado.
"U-Uriel?"
Aun esta con los ojos cerrados y la boca abierta, cara dirigida al techo.
¿Cómo es el techo del infierno?
De... ¿piedra negra y con estalactitas? ¿O estalagmitas? Las que crecen hacia abajo... espero.
"Uriel... me ha... me ha descorporizado!"
Uriel consigue recuperar un poco el aire... en unos segundos recuperara el cerebro también, no seáis ansiosos.
La verdad es que... sin la lujuria de Asmodeo, pero con el amor de Uriel, no sé qué pase en el infierno, solo agradezco no estar ahí.
Mientras Miguel no esté ayudando...
Miguel... está pensando que su cuerpo tiene una fuga y que está echando mucho líquido pro sitios que no debería, pero en realidad, lo que hace es ir a sacudir a Uriel.
—Uriel! URIEL! ¿¡ESTÁS BIEN?!
Ella parpadea un poco con un gran suspiro y acaba por mirarla... sin verla. Y cuando la ve y la reconoce se MUERE del sonrojo intentando dar veinte pasos atrás y cubrirse.
—¿Uriel? ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? —Miguel la viste de un chasquido.
—A-Ahm... —la voz le sale un poco rara. Carraspea intentando recobrar la compostura y... trata de buscar alrededor sutilmente que ha pasado con Asmodeo.
—Uriel?! ¿¡Estás bien?! —sigue Miguel en su histeria.
—Sí... sí.
—¿Qué ha pasado? ¡Te estaba VIOLANDO el demonio!
—Me estaba... —vuelve a sonrojarse—. Uhm... sí...
"Yo no te estaba violando!"
—What? —pregunta Uriel pensando que es alguien hablándole por ahí, no dentro de ella.
—¡Tenemos que subir! Lucifer ha tomado el cielo. ¿Dónde está Gabriel?
—Luci... what? ¿El... cielo? ¿Ga... Gabriel?
—¿En dónde están? He traído su cuerpo con el demonio dentro.
—Estaba... E-Estaba... —da una pequeña vuelta a su alrededor buscando... y la verdad, lo único que logra distinguir son demonios y más demonios, aun medio haciendo... Porque no a todos les han cortado la cabeza.
Y a medio Asmodeo. Bueno a 3/4 de Asmodeo. La proporción serian siete octavos. Pues ahí está, no estábamos tan lejos con 3/4
—¿Estabas... aja?
—Aquí, hace un segundo... —Un segundo o dos o dos horas...
—GAB... BELCEBÚ!
Gabriel que... ha entrado un poco en razón, está mandando demonios vía chasquidos a... otros lados del infierno, buscando a Belcebú también, que sigue escondida en algún lado. En su despacho.
Gabriel teme encontrársela en... el lecho con alguien.
No, porque le da miedo la mitad de ellos y asco la otra mitad, pero no está consiguiendo demasiado bien lo de calmarse.
Ay, lo sentimos. Pero gracias a... quien sea que haya que agradecerle por esto.
Lo que no sé es si podrás entrar.
¿Está sellada con rezos? Así a la Albus Dumbledore.
Sí. No sé con qué la ha sellado, con lo que ha podido. Igual es con una silla.
¿Va a quemar a Gabriel cuando la intente abrir o no?
No... no creo.
Estábamos demasiado urgidos para algo tan complejo pero puede que muera de cringe con el cartel del aguacates felices colgados de la puerta. Pone algo como "¡El trabajo guacamola!" Porque "Te mereces todo lo que te pase, Gabriel" es solo el subtexto de todo esto.
Ugh. Sí. Te lo mereces del todo. Gabriel arruga la nariz con ASCO al verlo y lo intenta arrancar. ¿En qué momento lo puso, por Dios?
Y no has visto los otros...
¿¡HAY OTROS?!
Sí. Ya te los traerán. Concéntrate que ese no es el punto ahora.
Intenta abrir la puerta de su despacho como siempre hace con un chasquido de dedos.
La puerta hace el intento, pero... hay algo atorado del otro lado.
—Ugh, Gabriel?
Belcebú, que está hecha bolita en un rinconcito intentando hacer qué sé yo, parpadea un poco.
—¿Estás ahí? Ábreme, ¡soy yo!
Ella se levanta del suelo y mira por una pequeña rendijita. Ahí está Gabriel, chasqueando los dedos intentando abrir y organizar y… todo a la vez. Supongo que lo que sea que ha puesto se aparta de la puerta.
—Ugh, ¿hay letreritos aquí también?
—¿Qué? ¿Letreritos? —le mira un poco tímidamente.
—¿Gabriel? —pregunta ignorando el asunto de los letreros y pasando al despacho —. Ehm… ¿estas bien?
—¿Eres... eres tú?
—Sí. No… ¡no me vayas a dar amor que te mato!
En realidad, se le sale un poco sin quererlo. Del sincero. Sí, así te sientes tú. Gabriel traga saliva con eso, pero… se acerca a ella porque el amor de… el alma de Gabriel la atrae como la miel a… las moscas.
Ella le toma de la corbata y tira de él fuerte para meterlo dentro del despacho y poder volver a cerrar la puerta. Gabriel trastabilla un poco con ese movimiento, pero ahí va para adentro.
Belcebú vuelve a poner lo que sea que atrancaba la puerta contra ella.
—Ehm… ¿e-estás bien? Ugh, ¿alguien te hizo algo?
—Esto es una urgía, Bú.
—Sí, sí que... es una orgía. Justo por eso lo pregunto.
—Uriel estaba...
—¿Qué estaba?
—Haciendo cosas raras. Creo que tenemos que cambiar de nuevo.
—¿Cambiar de nuevo a nuestros cuerpos dices? Ahh… vale. Si, creo que sería lo mejor —Yo tendría cuidado con esto, Gabriel… o no.
Asiente
—Siéntate
Ahí va ella a la mesa, tan obediente. Gabriel se sienta en la silla enfrente y piensa que… bueno al menos el orgasmo se lo va a llevar con ella. Pero esperaría que lo fuera así. Belcebú le mira, nerviosa, porque sigue súper excitada y no ha sabido como deshacerse de ello.
—¿No quieres hacer esto mejor… físicamente?
—¿Cómo?
—Pues… como lo hacemos siempre.
—No habíamos hecho esto nunca.
—Me refiero a… lo otro que va a pasar.
—¿Qué otro?
—Pues a que vas a… terminar así. Mejor… Ugh —Gabriel protesta, cruzándose de brazos.
—¿Terminar qué?
—Terminar. Terminar… cuando me meta en ti. ¿O ya terminaste con otro demonio? —excelente momento para montar una escena de celos Belcebú.
—¡Estas hablando otra vez de esto que es pecado!
—¡Es lo que va a pasar cuando te posea! ¡Y no me vas a hablar tú de pecado ahora!
—¡Pues es que no le quita el pecado!
—¡Pero si ya estamos prometidos o como se diga!
—Sí, pero no es suficiente, ¿por qué siempre tenemos la misma discusión?
—Porque igualmente ya lo hemos hecho y seguro si terminas... va a ser otro pecado igual.
—Esto no va de que como va a ser pecado igual, da lo mismo, ¡consiste en evitarlo! —protesta y la verdad, vuelve a tocarse un poco ahí abajo porque está incomoda.
—Vale, vale… entonces te poseo otra vez.
Asiente.
Gabriel se humedece los labios y… ahí va, a meterse en su cuerpo. Belcebú se queda un segundo sin aire pero... nada más, esperando que le empuje a el de vuelta a su lugar y ahí va, le saca por la boca para que en efecto, vuelva a su sitio.
Gabriel "cae" un poco aparatosamente dentro de sí mismo. El angelito sin mucha experiencia.
Belcebú toma aire… y le mira fijamente.
Tras unos instantes mueve las manos y los dedos mirando que todo esté en su sitio y suspira porque este cuerpo no pica, ni tiene hambre, ni se siente tan enfermo.
Ni se siente excitado, ¿verdad? Bueno, Belcebu…. Siente que DEFINITIVAMENTE no acaba de correrse.
No, menos mal.
Ahora te van a excitar, porque no tarda casi nada Belcebu en saltarle encima como… poseída por un demonio
Gabriel aún estaba moviendo el cuello y los pies. La sujeta del culo como puede.
Ella le come la boca y todo lo qué hay para comerle, chasqueando los dedos para desnudarle y la verdad, puede que hasta tire la silla en la que se ha sentado, al suelo. Ugh no lo desnudes en esta silla que esta asquerosa.
Pues… te recomiendo que la limpies tú, a ella le da igual. Se desnuda ella también, obviamente y le pasa lujuria con TODO su cuerpo.
¡Ugh! ¡Se había sacado eso de encima hace un segundo! ¡No le está dando tiempo ni de pensar!
Pues claro que no.
P-pues... donde quedó la sutileza!
Belcebú no la traía en la caja. O sea, es que cómo vas a preguntar por la SUTILEZA de Belcebú por el amor de Dios. O sea, le pides peras al olmo.
Ufff… Pues porque... ¡por qué!
Entonces... Belcebú se lo va a TIRAR. Quiera o no. Hasta estar satisfecha. Lo siento Gabriel.
Sigh. No es como que pueda evitarlo, o sea... es que le pasa por encima como un tren. Literalmente esto es "os vamos a echar del cielo por andar con demonios" "Bueno, pues vosotros os lo perdéis, nosotros vamos a acostarnos con los demonios".
Nosotros nos vamos a una ORGIA al infierno a hacer cochinadas con todos. El cinismo general de los Arcángeles. Como fuera un angelito cualquiera el que hiciera eso. Cualquier dueño de una librería o algo así...
Bullying infinito. Bueno, la parte buena es que Gabriel se corre. Si a alguien más que a Gabriel le importa.
Pues... a Belcebú no le molesta, la verdad. Agradecemos que no la pueda embarazar.
Eso aún no se sabe del todo.
Nos daría mucho miedo un bebé de ellos dos. Creo que sería como el bebé Increíble.
De todos modos... basta de pesadillas para todos.
Belcebú se le echa encima, un poco exhausta, sin aire. Si es que acaso necesitas aire.
Gabriel tiene el corazón acelerado como si viniera de correr, Una suave carrera en un plácido día de verano, nada demasiado... O sea, hace ejercicio a menudo y tiene un corazón muy grande que le concedió su mamá.
Ojos en blanco.
Tiene un corazón muy retorcido. Eso sí.
Don't worry, you can't ride a heart.
—Uff... ya nos hacía falta esto... —susurra Belcebú.
—No... debiste...
—Shut up —le besa.
Pues por lo menos le calla unos segundos olvidándose de la culpa por un momento. Puede que le pase otra vez una poca de lujuria igualmente.
Uuuugh ¡No hagas eso! Es muy pegriloso.
¡Qué va!
Gabriel gime un poco sobre sus labios.
Así nos gusta.
Y se separa porque no va a ser otra vez, están en mitad del infierno en una urgía. ¡Y han tomado el cielo!
Pues claro que… ¿qué crees que se hace en las orgias, darling?
Pues no le importa, ¡esto es pecaminoso y no deberían estar aquí!
—What? —protesta Belcebú
—E-Esto...
—¿Ahora quéeeeee?
—Pecado.
—Pecaaaaaaaaadoooooooo.
La MIRADA que le echa.
—Lo necesitaba, Gabriel...
—Qué ibas a... ¡No tendrías que estar aquí! —cae en la cuenta de repente.
—Me ha soltado… —se humedece los labios y vacila pensando si decirle que ha sido Lucifer o no y decide que mejor….—. Un ángel.
—Aziraphale?
—No.
—Le mandamos con Crowley para poder soltarte, tú tenías que recuperar el cielo.
—¿Yo tenía que recuperar el cielo? Yo tenía que recuperarme.
—Sí, y cuando estuvieras bien, Aziraphale te soltaría y entonces tú tenías que salvarnos a todos... —eso es lo que pasa cuando ÉL empieza a tener fe en ti. Ahora es tu culpa que no le hayas arreglado la vida.
Belcebú parpadea y parpadea otra vez.
—Y esto lo tenía yo que adivinar... ¿cómo? Igualmente, Dalalaquien o como se llame el ángel ese que siempre está con la loca de Miguel me ha llevado a la puerta, echado y cerrado detrás.
—Aziraphale tenía que explicártelo —ojos en blanco.
—A Aziraphale no lo he ni visto.
—¡Cómo puede estarse escaqueando otra vez en un momento tan delicado!
—¡No le han dejado entrar al cielo! ¿Qué quieres que haga, Gabriel? —ojos en blanco.
—Luego se lamenta de que no confiemos en él, ¿cómo vamos a confiar? —sigue Gabriel protestando y repartiendo culpas como quien siembra en un campo.
¡Porque no le han dejado entrar!
—Ya, ya… bueno y tu luego dices que tus ángeles son confiables…
—Solo tenía UN TRABAJO —sigue protestando.
—Así son en general….
—¡Lo son! Este es un incompetente y ya ni es un ángel del todo.
¡Si lo es!
No lo es, ¿no viste lo que le pasó en el fuego infernal?
Ah…. Ehm, eso.
—Pues poco confiables sí que son en general... que tu creas que no y me sigas vendiendo esa idea... —Belcebú insiste, un poco por molestarle la verdad.
—No me estes jodiendo ahora mismo, Bú, que esto es también tu culpa.
—No es mi culpa que ustedes hayan decidido hacer la cosa esa... que hicieron de... ¡la cosa esa que tienes PROHIBIDO hacer!
—¿Cómo... te sientes? —La mira de reojo y sonríe un poquito de lado recordando eso.
—No ha sido para nada gracioso y NO lo puedes volver a repetir y... definitivamente NO ha servido todo lo bien que te crees.
Le da un poco de... afecto.
—PARAAAA! —se sonroja y... emboba un poco, a la vez.
Gabriel se ríe con esa respuesta.
—¡No te rías que esto es serio!
—¿Entonces ya no más de esto? ¿Nunca?
—Ehhh….
Le pasa un poquito más
—Ugh! Así sí, pero MÁXIMO.
—¿Eso quieres? Ni siquiera fuí yo quien lo hizo
—Ugh, es que Miguel.
—Sí... —suspira—. Bueno, vamos, hay que resolver esto del cielo.
—¿Y cuál es el plan? No me van a dejar pasar a mi antes que, a ti, eso te lo garantizo.
—Pues tú tenías que recuperarlo desde dentro, ¡haciéndote pasar por mí!
—No te quieren mucho en el cielo ahora mismo, ¿eh?
—Eso no importa. Yo hubiera podido...
—Alguien me dijo que estabas tu aquí abajo en medio de una orgía —Belcebú le mira fijamente.
—¿Quién?
—Pues Lu... —Belcebú se detiene a sí misma —. Luce como que... fue Miguel.
—¡Miguel! ¿Dónde está ella? ¡Ella subió con Aziraphale!
—Me ha bajado a mi hasta aquí, está allá afuera.
—¡Vamos! —se levanta.
—Vaaaale, vamos.
Se va a la puerta, quitando el mueble que ha puesto.
—¿Y qué vas a hacer? ¿Ir ahí y... tomar el cielo a la fuerza?
—No, voy a ir a hablar con mis ángeles y a hacer una estrategia para recuperarlo todos juntos y con la ayuda de Dios.
—Mmm... vale. Pues adelante —Belcebú le mira y levanta un poco las cejas, porque nada de eso parece incluirla.
Pues estaba incluida hasta que la han echado del cielo en el peor momento, volviéndola un poco inútil como el resto de demonios. Abre la puerta para salir y es que aún hay demonios teniendo sexo por ahí en todas partes. Vuelve a cerrar la puerta.
—¿Cuánto va a durar esto?
—Pues... sí está Asmodeo aquí, suele durar unas semanas.
—¿S-semanas? —tan escandalizado, hasta se persigna.
—Es... el infierno, darling.
—Ya sé lo que es —aprieta los ojos—. ¡Y también es pecado! —y hasta tú acabas de hacerlo.
—Pues no parece... o sea, es que todo lo que te imagines, va a ser obviamente más terrible aquí.
Toma el pomo de la puerta diciendo una pequeña plegaria tipo "Virgen María dame fuerza y guíame en estos momentos oscuros" toma aire y vuelve a abrir la puerta. (El drama)
Seguro esto te va a servir muchísimo, Gabriel.
La verdad, es que vuelve a ver a todos y tiene que dar un pasito atrás, horrorizado... pero hipnotizado a la vez. Y requiere bastante de su fuerza no volver a cerrar la puerta.
—Si a alguien se le ocurre tocarte, voy a matarle...
Gabriel la mira a ella de reojo y la verdad, si le reconforta un poco.
—Pero como le digas a alguien que te he dicho eso, voy a matarte a ti.
El ángel sonríe con eso y le vuelve a dar un poquito de afecto.
—Ugh!
Gabriel mira de nuevo a los demonios y ahí va a sacar el pie… Y alguien se lo come. No, no, no es verdad. La verdad, sí le parece que otra vez una mano intenta agarrarle y da un saltito, volviendo adentro.
O sea ¿qué quieres? ¿Qué Belcebú te haga un Moisés? Ooooojos en blanco. Cobardica.
—Voy a escribir a Miguel para que vengan ellos, será mejor hablar aquí —decide, sacando el teléfono. O sea, ¡Miguel es la comandante del ejército! ¡Que sea ella la que corte cabezas!
—Te da miedo salir —Belcebú sonríe un poquito de lado con esto.
—No me da miedo, aquí es más seguro, solamente. Este lugar por lo menos es tranquilo — Igualmente les manda un mensaje a todos—. Será más fácil ponernos de acuerdo.
—Vaaaale, vale. Pero nada de criticar mi despacho, ¿eh? Ni de hacerle modificaciones. Y como Miguel se ponga de imbécil voy a empezar a vengarme yo.
—¿Cómo vas a vengarte tú?
—¿Consideras que no puedo hacer nada? ¿YO?
—Pues... ¿cómo qué? Ella no va a emborracharse de amor, tú... debo admitir que das bastante, pero para nada como para hacerle eso.
—P-Pues… no lo s… WHAT? No! What the FUCK!
—Es la verdad —se encoge de hombros y sonríe un poquito.
—¡No lo es! Y yo le daré cosas violentas y horrendas, como… odio y… lujuria.
—Hambre —sonríe de ladito cruzándose de brazos.
—¡Exactamente!
—Nosotros no comemos. Diga lo que diga Raguel.
—Eso es lo que tú crees... —murmura Belcebú para sí.
De hecho, suena el teléfono de Gabriel. Este la mira de reojo e igual lo saca.
—Pero no te creas que no podemos defendernos, Gabriel. Sí que podemos, lo que pasa es que… —sigue ella hasta que nota lo que hace y agradece que haya sonado el teléfono porque no tiene mucho con que argumentar… ¿somos buenos con ustedes y por eso no usamos fuerza bruta? Es… peligroso esto del maldito amor. Maldita. Sea.
Gabriel responde llevándoselo al oído y la verdad, va a volver a ir a sentarse a la silla de Belcebú como si este fuera SU despacho.
Ojos en blanco. Belcebú frunce el ceño porque ¡NADIE respeta su autoridad aquí!
—¿Gabriel? —grita Miguel al teléfono.
—Miguel, ¿Dónde estáis?
—¡Tú! Pásame a Gabriel —chilla al teléfono pensando que… es Belcebú.
—Soy Gabriel, estamos en el despacho de Belcebú, venid todos para aquí, hay que volver a organizarnos.
—¡TENEMOS QUE IRNOS DE AQUÍ!
—Ya lo sé, pero hay que organizarse primero.
—¿En el infierno? Really?
—¿Dónde estás tu? Yo necesito encontrar a Uriel.
—Uriel está aquí, ha pasado algo HORRIBLE.
—Lo sé, lo sé... ¡tráela!
—¿A dónde?
—Pues al despacho de Belcebú, aquí no hay demonios... bueno, excepto ella.
— ¿Cómo voy a llegar al despacho de Belcebú estando todo… ASÍ?
—Eh... no lo sé, Miguel. Tienes una espada. Usa la imaginación —protesta un poco irritado, porque todo esto suena a excusas—. O imagínate que son Luci... no, mejor eso no, en una orgía. No lo sé, nunca pensé que ibas a tener problemas para manejar demonios.
—No estoy teniendo problemas con los demonios. Ugh! ¡Vale! ¡Vamos para allá!
—Dios os bendiga —se despide apretando los ojos, pensando que le va a doler un poco y sonríe relajándose cuando no lo hace, ¡tan contento de poder bendecir de nuevo! Sin explotar en una masa de moscas.
—Ugh, ¡Gabriel! —protesta Belcebú, a la que ahora sí le ha dolido un poco.
