Como ya saben nada de esto nos pertenece, la dueña de estos personajes es Stephenie Meyer, la autora de esta hermosa historia es la autora FyreByrd y la traducción es de AlePattz, Sullyfunes01 es nuestra prelectora.
Thank you Fyrebyrd for allowing us to share this beautiful story in Spanish.
Capítulo 27: Zona de inundación
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Día 30
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BPOV
Me envuelve una sensación cálida y difusa mientras mi mente recupera la consciencia. Un tacto suave, como el de una pluma, me acaricia la cara y el pelo, casi adormeciéndome. Cuando me doy cuenta de lo que es esa sensación, abro los ojos de golpe para encontrarme con el verde brillante de los ojos de Edward.
Estamos abrazados, pecho contra pecho, cara contra cara, a escasos centímetros de distancia. La suavidad de su expresión hace que un profundo suspiro escape de mis labios antes de que se levanten en una tímida sonrisa. Es la primera vez que dormimos juntos, y tengo que admitir que despertarme abrazada a él, con sus ojos clavados en mí, me estremece.
"Buenos días", me dice con voz ronca, áspera por el sueño, y su mano no deja de recorrer mi mejilla y mi pelo.
Me acerco y le doy un beso casto en los labios. "Buenos días".
Una sonrisa radiante llena su rostro. "Gracias".
Arrugo la frente. "¿Por qué? No he hecho nada, Edward, solo he abierto los ojos".
"Por estar aquí, conmigo, ahora mismo. Por saludarme con un beso en vez de saltar y salir corriendo. Por ser simplemente tú y ser... perfecta", dice de una forma tan tímida, que tengo que preguntarme si a mi Edward le arrebataron el cuerpo durante la noche.
Me acurruco más y lo rodeo con los brazos, metiendo la cabeza bajo su barbilla. "¿Dónde iba a estar si no?", pregunto en voz baja.
Sigue pasándome la mano por el pelo mientras habla. "Me preocupaba que te despertaras y te arrepintieras de haberte acostado conmigo. Sé que estabas preocupada y ayer insistí un poco".
Suelto una risita y el sonido resuena entre nuestros pechos. "Sí que insististe". Echo la cara hacia atrás para mirarle a los ojos. "Pero solo me preocupaban los sentimientos de los niños. Si a ellos les parece bien, ¿por qué a mí no?"
Cierra los ojos un segundo y, cuando los vuelve a abrir, están brillantes. "No lo sé, pero estoy jodidamente feliz de tenerte aquí y de saber que también quieres estar". Se acurruca y me empuja el cuello hacia arriba para que sus labios saboreen la piel y se deslicen por ella.
Se me pone la carne de gallina y mis dedos se agarran automáticamente a su pelo. Un zumbido de satisfacción sale de sus labios y yo lo acompaño con un gemido bajo. Sus tiernas caricias me producen escalofríos y me aceleran la respiración.
Se aparta, respirando con dificultad. "Aunque me encantaría mostrarte las ventajas de despertarnos juntos, los chicos se levantarán en cualquier momento y tengo que empezar a preparar el desayuno.
Mis uñas arañan su cuero cabelludo, provocando casi un ronroneo. "Y esa es una de tus cualidades más especiales".
Se ríe entre dientes. "¿Que sé cocinar?"
Pongo los ojos en blanco y sacudo la cabeza ante su mirada de excitado. "No. Que quieres más a nuestros niños que tener sexo". Puntualizo con un beso no tan suave.
Se deja caer en él, profundizándolo aún más, antes de retirarse y permitir que una sonrisa de satisfacción se levante en su labio. "Es verdad, pero mierda, Bella, un hombre no puede aguantar mucho". Me besa de nuevo, esta vez más suave. "No puedes tentarme tan descaradamente ahora". Me aprieta, todo él duro y dispuesto contra mí.
Mi pierna rodea su muslo y tira de él. Nos retorcemos el uno contra el otro, nuestros cuerpos están tan en sintonía que no necesitan guía. "Maldita sea, nena. Por favor, tenemos que parar", me suplica con voz ronca. "No querrás arruinar nuestra primera mañana con los chicos atrapándonos así, ¿verdad?".
"No, no pueden", gimo, incapaz de impedir que mi cuerpo intente conseguir más fricción.
"Carajooo", gruñe y empuja contra mí con más fuerza. "Bella, ¿ves lo que me haces? Me quitas la razón. Haces que quiera olvidar que el resto del mundo existe". Sus labios se cierran sobre los míos y su cuerpo me hunde más en la cama, empujándome con su peso.
El sonido de una puerta al cerrarse pone fin a nuestros movimientos. Nos quedamos inmóviles, con cara de asustados. Entonces Edward suelta una carcajada. Es despreocupada y bulliciosa.
"Sabía que me ibas a meter en un lío esta mañana", dice, dándome un picotazo en los labios antes de ponerse boca arriba y cubrirse los ojos con el brazo.
"¿Yo?", digo ofendida, golpeándole el pecho.
Me coge la mano y me la acerca. "Sí, tú. Eres demasiado tentadora para tu propio bien".
En ese momento, la puerta de la habitación de Edward se abre lentamente. "Mamá, papá, están despiertos", susurra Seth en la habitación.
Edward se ríe de nuevo y se incorpora un poco. "Sí, colega, estamos despiertos".
"Vamos, Jake. Están despiertos", dice mientras empieza a caminar por la habitación con Jake pisándole los talones.
Ambos no pierden el tiempo y se suben a la cama para aterrizar encima de nosotros. "Amigo, cuidado con papá", le dice Edward a Seth, mientras le agarra un pie con la mano y se encoge de hombros.
Me río y arrimo a Jake para que su abrazo matutino. "¿Has dormido bien en la cama de Seth, cariño? le pregunto suavemente.
Comienza a asentir con fervor. "Sí, tiene una luz nocturna muy bonita. ¿Puedo tener una así?"
"Claro que puedes, amigo", responde Edward por mí, inclinándose para darle a Jake su habitual saludo mañanero.
Jake se zambulle en su camino, y de nuevo, Edward tiene que apartarse de las extremidades. "Jesús, chicos. Esta mañana me la tienen aplicada, ¿eh?", le pregunta a Jake, que se queda mirándole, sin saber a qué se refiere.
Esta vez me río más alto. "De acuerdo, chicos. Vamos a buscar algo para que se pongan mientras papá se levanta y empieza a preparar el desayuno".
Ya me estoy levantando de la cama cuando una mano se aferra a la mía tirando de mí hacia abajo. "Oh, no. Atrápenla, chicos. Vamos a cubrir a mamá de besos matutinos". Edward se ríe y anima a los chicos hasta que los tres me besan por toda la cara y yo no puedo hacer otra cosa que retorcerme y reírme.
Los. Mejores. Buenos días.
Por fin me sueltan de sus garras y me arden los costados de tanto reír. La mirada de Edward es de pura alegría. Casi siento melancolía por los momentos perdidos que podría haber tenido si no hubiera sido tan testaruda. Pero ahora que los tengo, me aferro a cada uno de ellos y los guardo con cariño.
"Vamos, amigos. Vamos a la cocina para que mamá se pueda recuperar", les dice Edward a los chicos guiñándome un ojo. Los coge de la mano y los saca de la habitación.
Me quedo tumbada recuperando el aliento y deleitándome con el asombro de esta hermosa mañana.
~SLT~
Tras una mañana de turismo por Chicago, por fin llegamos a casa de Vic y Jay. Los niños están en sus asientos de seguridad clamando por ver a Joseph y Jared de nuevo. Les recordamos que también verán a sus abuelos, y lo único en lo que piensan es en regalos.
Eso me entristece. ¿Es así como Beth y Ed se han establecido en la vida de sus nietos? ¿Comprando su amor? No es algo con lo que me sienta muy cómoda y, de algún modo, espero poder tender un puente para mejorar la relación entre ellos y nuestros hijos.
Después de aparcar en la entrada de su casa, Edward desabrocha los cinturones de los chicos y se acerca para cogerme de la mano mientras nos acercamos a la puerta principal. Seth ni siquiera se molesta en llamar, entra sin más.
"Seth", intento gritarle. "Cariño, espera". Se detiene y se vuelve hacia mí. "No puedes abrir la puerta y entrar directamente en la casa de alguien", le digo agarrándolo del brazo para evitar que siga entrando.
"¿Por qué no, mamá?". Se encoge de hombros. "Yo entro aquí todo el tiempo sin llamar".
Y ni siquiera tengo una respuesta para eso. ¿Cómo explicar a un niño de tres años la diferencia entre quedarse en casa de alguien, ir y venir, y una visita? Miro a Edward en busca de ayuda, sus ojos centellean divertidos.
"No pasa nada, cariño. Seth siempre entra así cuando venimos aquí", me asegura.
"Sí, pero no puede hacer que Jake y todos nosotros entremos así en su casa sin llamar", protesto.
Edward me acaricia las mejillas y mira a los chicos. "Entren, mamá y yo iremos en un momento". Se vuelve hacia mí y me besa en los labios. "Bella, esta es mi familia, su familia, tu familia. Aquí estamos en casa. Nunca pienses que eres solo una visita, no cuando se trata de Jay y Vic, ¿de acuerdo? Eres familia para ellos, ¿entiendes?"
Estoy tan absorta en sus palabras que solo puedo asentir mudamente. Sonríe y vuelve a besarme, esta vez más suavemente. "Ahora ven, vamos a ver qué hace nuestra familia". Y sin más, me ha convertido en un charco de babas.
~SLT~
Vic se acerca y me frota el brazo. "¿De verdad estás bien después de lo de ayer?", pregunta con voz preocupada.
Los hombres están dentro poniéndose al día mientras Beth, Vic y yo estamos sentadas en la parte de atrás, viendo a los niños jugar en el jardín. No sé cómo sobrevive a este calor con el estómago tan hinchado, pero insiste en que está cómoda con su botellita de agua con un ventilador en la mano.
Pienso en mi respuesta y asiento con la cabeza. Me sigue pareciendo casi surrealista. De alguna manera, la pesadilla a la que me he enfrentado por fin tiene una luz al final del túnel. Es tan fácil olvidarse de que está enfermo ahora con la forma en que las transfusiones lo recuperan, pero sé muy bien lo que pasaría si no las recibiera.
Finalmente, asiento con la cabeza. "Sí, Vic. Es tan abrumador. Quiero decir, Edward me dijo que nunca dirías que no, pero supongo que en el fondo de mi mente no creía que pudiera estar tan seguro. Sin embargo, no tenía idea de que preguntarte me llevaría a una crisis así. Lo siento".
"Cariño, no hay nada por qué disculparse. Es tu bebé y está enfermo, tienes derecho a derrumbarte cuando quieras. ¿Entendido?", pregunta, pero es más una insistencia.
"Lo secundo, cariño", dice Beth al lado de Vic. "Me sorprende que hayas aguantado tan bien con todo a lo que te has enfrentado. No solo te enteraste de que tu bebé estaba enfermo, sino que encima te enteraste de que ni siquiera era tuyo. No sé qué habría hecho si fuera yo".
Se me revuelve el estómago con solo mencionar aquellos días. "Hubo algunos días oscuros, cada uno peor que el anterior. Sinceramente, no sé cómo lo superé. Supongo que fue el apoyo de la gente a la que amo. Además, el impulso de hacer lo que fuera necesario para curar a mi hijo hizo que fuera más fácil aceptarlo. La esperanza de que hubiese compatibles en esa otra familia" -los señalo- "tu familia, y necesitaba encontrarlos... a ustedes, para poder ayudar a mi hijo. Quería cogerlo y salir corriendo y gritando, pero no podía, y eso es lo que me ha mantenido con los pies en la tierra todo este tiempo. Salvar a Jake era mi prioridad, mi objetivo principal. Y ahora... ahora es como si pudiera respirar de nuevo".
A Vic se le caen algunas lágrimas por la mejilla e inmediatamente me estrecha en un abrazo que cala los huesos. "Siento mucho que hayas tenido que pasar por eso, pero mira lo que te ha aportado... a nosotros. A todos nosotros. Nuestras vidas están más completas que nunca. Fue un milagro disfrazado". Casi me grita en el hombro mientras dice esto, pero sus palabras suenan verdaderas.
Hoy no cambiaría nada de mi vida aunque pudiera. Jake tendrá su cura y nunca más tendrá que preocuparse por estar enfermo. Ha ganado un hermano, un padre y una familia completamente nueva. Nuestras vidas se han enriquecido más allá de mi imaginación.
Abrazo a Vic más fuerte y dejo caer algunas lágrimas. Lágrimas de felicidad, lágrimas de satisfacción, lágrimas de alegría. Lágrimas compartidas con una madre hormonal, que lleva dentro la cura de mi hijo.
Finalmente, Beth interrumpe nuestro festival de lágrimas abrazándonos a las dos durante un minuto y luego se retira con una risita sarcástica. "Bueno, chicas, ya basta. Hablemos de lo bueno". Sus ojos se clavan en los míos. "Háblanos de ti y de mi hijo". Sonríe con las mejillas manchadas de lágrimas.
No puedo evitar sonreír con solo mencionar a Edward. "Edward es, bueno, es Edward". Me río entre dientes. "Es persistente y decidido, y siempre tuvo razón". Miro hacia mi regazo. "No puedo creer que haya aguantado tanto siendo tan testaruda".
Vic me pone los dedos en la barbilla y me levanta la cara. "Nada de eso. A ese hombre no le hizo ni pizca de daño tener que trabajar para conseguirlo. Además, cuanto más se espera, mejor es la recompensa". Sonríe tan radiantemente que no puedo evitar sonreír a su vez.
"Si tú lo dices", acepto a medias. "Pero recuerda que yo también me torturé en el camino. Y créeme, resistirme a ese hombre fue pura tortura".
Vic echa la cabeza hacia atrás y se ríe a carcajadas. Cuando se ha calmado vuelve a mirarme. "Sí, pero vamos, Bella. Lo hiciste bien, chica. Hiciste que él cuidara de ti, de los chicos y de tus necesidades. Yo diría que eso es un home run solo por compartir la paternidad".
"Cuando fuimos a visitarlos, supe que mi hijo estaba loco por ti", dice Beth, sonriéndome todavía.
Me aclaro la garganta. "No creo que estemos tan enamorados, Beth". Me paso un mechón por detrás de la oreja. "Definitivamente estamos juntos -algo que acaba de ocurrir esta semana, debo añadir-, pero estamos encontrando nuestro camino".
"Por favor". Vic pone los ojos en blanco. "Son tan tercos". Me aprieta la rodilla. "Pero no pasa nada, ya se darán cuenta".
¿Darnos cuenta? Apenas acabamos de empezar, es demasiado pronto para hacer expectativas. Ahora mismo, estamos juntos y felices con nuestro progreso. No hace falta presionarnos más de lo necesario. Asiento con la cabeza, segura de saber exactamente dónde estamos y de que encontraremos ese futuro juntos, a nuestro tiempo.
Les sonrío a las dos. "Llegaremos a donde tengamos que llegar, a nuestro tiempo", añado para que sepan que depende de nosotros que funcione y que ninguna insistencia cambiará las cosas.
Vic me dedica una sonrisa cómplice, mientras Beth se gira para ver cómo están los niños con esa sonrisa pícara que sigue curvándole los labios.
~SLT~
"Así que, con todo eso y que se están tomando de la mano, ¿son pareja?". nos pregunta Ed justo cuando estamos terminando la deliciosa cena que Edward ha pedido a Bleu, el restaurante donde trabajaba antes.
Edward se pone un poco rígido, pero con un pequeño roce en el brazo y una sonrisa, se relaja y se vuelve hacia su padre. "Sí, papá, estamos juntos. Aunque no es asunto tuyo". Su voz sigue siendo un poco mordaz, pero también orgullosa.
Está orgulloso de llamarme su novia y yo siento lo mismo.
Tantos días desperdiciados, semanas, podría haber tenido a este hombre por completo, y ahora que lo tengo, no hay vergüenza que encontrar, ningún obstáculo que no podamos superar, nada que nos separe. Ni siquiera una pared como el padre de Edward.
Levanta una ceja hacia Edward. "¿Estás seguro de que eso es sensato, hijo? Espero que esta vez te acuerdes de hacer un acuerdo prenupcial".
Todo el cuerpo de Edward se pone rígido a mi lado, la cara se le pone roja, los nudillos se le ponen blancos de tanto agarrar la servilleta. Me limpio la boca y tomo su mano entre las mías, la abro y entrelazo mis dedos con los suyos, él se relaja minuciosamente.
Me aclaro la garganta. "Ed, estoy segura de que tu corazón está en el lugar correcto, pero esta es una conversación que debe mantenerse en privado entre tú y Edward. No es un intercambio para la mesa de la cena delante de tus inteligentes nietos". Mis ojos se dirigen hacia los niños. "No tengo reparos en tus preocupaciones, pero te estás adelantando a ti mismo y a nosotros. Solo nosotros podemos decidir nuestro futuro y te agradeceríamos que te mantuvieras al margen hasta que sepas que hay motivos para este tipo de conversaciones." Lo miro fijamente para asegurarme de que entiende todo lo que acabo de decir.
El cuerpo de Edward se relaja a mi lado y me aprieta la mano. "Lo que ella ha dicho, papá". Mira a toda su familia alrededor de la mesa. "Los amamos a todos, pero por favor, por lo que más quieran, no se metan en lo que no les importa". Los mira a todos con dureza.
Jay, que nunca se calla, estalla en carcajadas. "Vaya par. Va a ser divertido ver cómo se desarrolla esto". Se frota las manos delante de él.
Vic me sonríe y luego reprende a su marido. "Basta, cariño. Deja que se las arreglen solos". Me lanza una mirada mordaz.
Capto su mirada y dejo que mi pelo caiga, creando una cortina entre Edward y yo. Pero a él no se le escapa nada y me mira con curiosidad. Sube la mano y me pasa el pelo por detrás de la oreja para verme mejor la cara.
Lo miro a los ojos.
"Míralos", dice Jay desde el otro lado de la mesa. "Son puros miradas con estrellas y esas cosas".
"¿Qué significa miradas con estrellas, tío Jay?" pregunta Seth.
Aparto los ojos de los de Edward y me giro para mirar a Jay, antes de hablar con Seth. "Eso es solo el tío Jay siendo tonto, cariño".
Jared habla entonces. "Los enamorados tienen miradas con estrellas". Hace una mueca después de explicar su versión de lo que significa "mirada con estrellas".
"Oh", dice Seth encogiéndose de hombros mientras se mete el último bocado de postre en la boca.
Pero, oh no, ahí no acaba la conversación.
Es el turno de Jake de intervenir. "Bueno, mi padre nos ama", dice simplemente.
Le sonrío y me alegro de que sepa que Edward lo ama. "Papá sí que te ama, cielo, los ama mucho a los dos", le digo llena de emoción.
Jake niega con la cabeza. "No, mamá. Papá nos ama a nosotros". Se señala a sí mismo y luego a mí. "Nos ama a ti y a mí. Él me lo dijo".
La risa de Jay resuena por toda la habitación.
Las cejas se me elevan hasta la línea del pelo antes de mirar a Edward.
Su rostro palidece y baja la vista hacia su plato, negándose a mirarme.
Me trago el malestar que me produce la reacción de Edward, y mis ojos se centran en el postre que no he comido.
Por supuesto, le diría a Jake que nos ama a los dos. Es lo lógico, yo habría hecho lo mismo.
Aun así, siento una punzada en el pecho.
Una punzada de decepción.
Nota de la autora: Hmmm... ¿Decepción? Seguro que lo veías venir, ¿verdad?
