–Almirante Hunter, ya tengo su Alfa Uno listo para el despegue. Suspendí su vuelo de hoy cuando me dijo que iría a ver jugar a la niña Dana al fútbol. Realmente no pensé que volvería.
–Gracias, jefe Carter. Fue un cambio de último momento. Lo que necesito es despegar de forma manual, directamente desde el hangar.
El pedido del Almirante Hunter tomó a Carter por sorpresa. Era algo inusual ejecutar el despegue de un VT sin el control previo del personal del puente de mando, pero si todos los parámetro estaban óptimos, y había baja demanda de despegues y aterrizajes, como era el caso justo de esa tarde, era completamente viable ejecutar un despegue monitoreado desde el hangar.
–Por supuesto. Ahora voy a encender la consola auxiliar que tenemos aquí en el hangar.
Rick se subió a su avión, y cuando la cabina estuvo completamente cerrada, comenzó a tomar conciencia de su respiración al encontrarse en el más absoluto silencio. Toda la angustia atragantada por la noticia de sus paternidad, y luego por el innecesario enfrentamiento con Minmei, era como una pesada carga de ladrillos que aprisionaban su pecho, haciéndole difícil inhalara y exhalar el aire. Además de los silbidos por su profunda respiración a través de la boca, Rick también podía escuchar los fuertes latidos de su corazón.
–Todo listo, Alfa Uno –se escuchó la voz de Carter por la radio.
Hunter subió su pulgar para indicarle al técnico que tanto él, como todos los instrumentos de la nave, estaban listos para el despegue. Rick quería evitar hablar por la radio. No estaba de ánimo para hablar con nadie. Mucho menos con las controladoras de vuelo que estaban de turno en el puente. La poca paciencia que le quedaba se había agotado minutos antes con el enfrentamiento que tuvo con Minmay mientras se aproximaba al hangar.
Cuando colocó su mano en la palanca de arranque, notó un leve temblequeo en su agarre. Volvió a inhalar y exhalar de forma pausada, intentando calmarse.
«Lo que necesito es despegar cuanto antes», pensó Rick intentando convencerse a sí mismo de que eso era lo que necesitaba su cuerpo y su mente para procesar todo este tsunami de sentimientos que le provocó saber la verdad sobre la paternidad de las mellizas Hayes.
Intentando recordar las rutas de vuelo que había revisado junto a Max Sterling el día anterior sobre los patrullajes de los diferentes escuadrones, Rick apuntó la nariz de su VT en la dirección opuesta. Cuando vió en su radar que estaba lo suficientemente alejado del resto, colocó su mano en la palanca de velocidad y decidió darle al viejo Skull Uno una prueba de lo que realmente esa máquina era capaz de hacer poniendo los quemadores de las turbinas al máximo de su potencia.
–Coronel, tengo la lectura en mi radar de un VT que se está alejando hacia el cuadrante 47 a máxima velocidad.
–Fíjese quién es su líder de escuadrón y avísele al líder en cuestión que tiene una oveja perdida.
–No es un VT de ningún escuadrón, Coronel. Es el Alfa Uno.
–Es imposible, si no le dimos autorización al Almirante para despegar.
–Lo sé. Quizás utilizó el despegue manual –le explicó la Tente Saad a Helena Chase.
–Comuníquese con el Alfa Uno de inmediato, Teniente.
–Lo siento Coronel Chase. Pero el VT no está respondiendo a mis mensajes entrantes. Está "desconectado" del puente.
–¿QUE? Comuníquese con el hangar siete y consulte al jefe Carter la identidad del piloto a bordo del Alfa Uno.
«Idiota. Idiota. Eres un completo y estupido idiota. Ella está tan dolida que ni siquiera tuvo la fuerza para confesarte la verdad de inmediato. Nunca va a volver a ser tuya. ¡Jamás!», pensó Rick angustiado. –¡Ahhhh! Maldición –gritó largando un alarido desde el fondo de sus entrañas.
–Coronel, el jefe Carter confirmó que el piloto es el Almirante Hunter. Ahora estoy recibiendo unas anomalías en mi lector.
–¿Qué quiere decir con anomalías?
–Estoy recibiendo lecturas de todos los movimientos de los instrumentos de la nave. Es como si el VT estuviera haciendo movimientos jamás registrados. ¿Está fallando y por eso se aleja a toda velocidad sin control?
–No –respondió Helena tratando de mantener la calma mirando al monitor de la Teniente Saad–. Creo que esos movimientos son completamente nuevos e inesperados. Por eso el lector los interpreta como anomalías.
–Pero ni siquiera el nuevo modelo del Skull Uno con el General Sterling al mando ha enviado este tipo de movimientos a la consola.
«Tengo la sangre de los Hunter corriendo por mis venas. Yo soy, fui y siempre seré un piloto», recordó Helena con escalofrios las palabras de Rick mientras que observaba como la consola trabata de interpretar las maniobras que Rick estaba haciendo a bordo del Alfa Uno. –La única forma de comunicarse con la cabina de un VT que está desconectado del puente es a través de la radio de otro avión. ¿Cierto?
–Si, Coronel Chase.
–¿Dónde está el escuadrón Skull?
–En el cuadrante opuesto al Alfa Uno.
–¿Y el escuadrón Aguila?
–Acaba de regresar al SDF-3.
–¿Y el escuadrón Tigre Blanco?
–También están alejados. No tanto como el Skull, pero a la velocidad que va el Alfa Uno será difícil interceptarlo en el corto plazo.
–¿Y cuál es el escuadrón que está más cercano al Alfa Uno, Teniente?
–El escuadrón Índigo, pero ya están hace mucho tiempo patrullando y ya deberían regresar. No creo que sus VT tengan demasiado autonomía.
«¿Por qué te estás alejando deliberadamente de todos, Rick?», se preguntó a si misma Helena. «Es como si supieras que Max está volando en la dirección opuesta a tu ubicación. Miriya tampoco puede alcanzarte porque acaba de aterrizar, e incluso te aseguraste de no estar al alcance del Mayor Hopkins que lidera a los Tigres Blancos». Con preocupación, y viendo que Rick había deliberadamente evitado a los tres pilotos más importantes a bordo del SDF-3, a Helena Chase-Hunter la invadió un muy mal presentimiento comenzó a gestarse en sus entrañas. –¿Y esos VT que se ven en el radar que están relativamente cerca del Alfa Uno?
–Son aviones del SDF-2.
–Solicite al puente del SDF-2 la identidad del escuadrón que se encuentra cerca del Almirante Hunter.
«Es un castigo justo», pensó Rick con la vista nublada por las lágrimas que empezaban a salir de sus ojos sin control. «Por todo lo que la hiciste sufrir durante tanto tiempo con tu indiferencia, combinada con tu enorme timidez, y sumado a tu gigante baja estima, utilizando tus peores defectos como pretextos para alejarla de ti. Idiota. Soy un grandisimo idiota y me lo merezco», se torturaba Hunter reiteradamente en su mente cada vez que ejecutaba sin parar una de las triple curva y contracurva que habia aprendido de Mitchel Hunter.
Intentando desafiar cualquier lógica, de forma subconsciente, Rick intentaba superar a su padre en las maniobras más riesgosas jamás ejecutadas en un Valkyrie.
–Ja, ja, ja, ja, ja, ja… –Hunter comenzó a tener un ataque de risa incontrolable–, al final Archer no solo logro tener sexo con mi primera novia antes que yo, sino que mi propia esposa me confesó una vez que el habia sido "el amor de su vida", y estoy seguro que aún lo sigue siendo, aunque Helena lo niegue. ¡Diablos! Incluso logró casarse con la mujer que he amado en secreto todos estos años. Lo que más me duele es que mis propias hijas… ufff –mufó tragando con dificultad–, lo hayan elegido como su padre. ¡Maldito con suerte! –expresó Rick en voz alta.
–Recibí los códigos del puente del SDF-3 para poder identificar la identidad de los escuadrones que están bajo su órbita. El grupo de VT que se encuentran relativamente cerca del Alfa Uno en realidad no son un escuadrón. Son varios líderes de escuadrón volando juntos. Parece como si estuvieran haciendo una especie de entrenamiento.
–¿Y cual de todos esos líderes de escuadrón es el que tiene el mayor rango?
–El Wolf Uno, Coronel Chase.
«Como siempre en el momento que ella más me necesitaba yo estaba ausente. ¡Uf! No estuve a su lado durante el embarazo ni el parto», siguió torturándose Rick con remordimiento mientras sentía un escalofrío que le recorría por todo su cuerpo. Estaba comenzando a descompensarse. En lugar de que el vuelo lograra calmarlo, todos sus sentidos se exacerbaron, y estaba sintiéndose más ansioso que cuando se sentó en la cabina previo al despegue.
–Wolf Uno, aquí Gamma Uno, ¿me escucha?
–Fuerte y claro, Gamma Uno –contestó Jack Archer de inmediato–. ¿Pasa algo malo? ¿Qué ocurre, Helena?
–¿Por qué crees que es algo malo, Jack?
–Por tu tono de voz. Reconozco cuando estas contenta, cuando estas triste, y también cuando estas terriblemente preocupada –dijo Jack con una sonrisa pícara que Helena pudo reconocer a través del TacNet. Al ver la mirada intensa de Archer sobre ella, se sonrojo un poco, recordando viejos tiempos de sus intercambios picantes mientras Archer volaba con su escuadrón cuando ambos estaban asignados a Base 6–. ¿Qué es lo que te preocupa?
–Es Rick. Está volando sin control a bordo de su VT, y no contesta las llamadas desde el puente. Necesito que asignes a un piloto que se aproxime lo suficiente al Alfa Uno como para mantener contacto directo con él –explicó con nerviosismo–. Tengo un mal presentimiento.
–Puedo ir yo mismo, si lo deseas –se ofreció el líder del escuadrón Wolf.
–Oh, Jack –suspiró la Segunda Oficial del SDF-3–, gracias…
Los tres pilotos que se aproximaron al Alfa Uno observaban con asombro el espectáculo que se desarrollaba frente a ellos. Aunque eran pilotos experimentados y líderes de escuadrón con rangos que oscilan entre General y Capitán, los tres estaban sorprendidos por los movimientos que esa antigua Valkyria, modelo de VT completamente en desuso hace años, estaba haciendo frente a sus ojos.
Archer había visto volar a Micthel Hunter cuando era joven y estaba convencido de que nadie, ni siquiera Roy Focker que volaba con un estilo muy similar al de su padre adoptivo, podría alguna vez emularlo. Pero viendo al Alfa Uno dar una y mil vueltas en sentido horario y antihorario con una gracia y rapidez sorprendente, era como si estuviera viendo a Michtel Hunter nuevamente, pero en lugar de hacerlo contra un celeste y despejado cielo sin nubes, lo estaba viendo volar contra un oscuro y estrellado espacio.
Dentro de la cabina del Alfa Uno se escuchaba un incesante bip que sonaba de forma reiterada en la consola de vuelo del viejo VT. Estos chillidos eran los reiterados intentos de comunicación por parte del puente del SDF-3. Hunter estaba tan absorto en sus propios pensamientos, que no los había registrado en absoluto. Pero lo sí logró sacar a Rick de su ensueño logrando captar su atención alejándolo de sus perturbados y aturdidos pensamientos, era lo que mostraba su radar. Había tres VT aproximándose a gran velocidad.
–Identifiquense –dijo Rick Hunter haciendo contacto con los VT desconocidos.
Era evidente que no eran parte de la flota de VT que integraban el SDF-3. Rick quería saber qué hacían esas tres naves cubriéndole las espaldas, como si lo estuvieran escoltando.
–Wolf Uno, secundado por Oso Uno y Coyote Uno –respondió Jack.
–¿Qué haces aquí, Archer?
–Esa es la misma pregunta que Helena me pidió que te hiciera, Hunter.
–¿Ella te envió hasta aquí?
–Esta desesperada. Por eso me pidió que viniera. No deberias preocuparla tanto –le reprocho el líder del escuadrón Wolf.
–¿Estamos en privado? –preguntó Rick sin poder constatarlo él mismo porque tenía sus ojos llenos de lágrimas.
–Si. El Mayor Olsson y el Capitán Leroy están fuera de nuestra frecuencia. ¿Qué ocurre?
–¿Sabías que mi madre se llamaba Grace?
El silencio del otro lado del TacNet era profundo. Rick solo pudo escuchar un fuerte resoplido por parte de Jack.
–Claro que lo sabía –respondió finalmente Archer–. ¿Cómo no voy a saber como se llamaba la mujer que fue casi como una madre para mi mejor amigo?
–Por eso no pusiste resistencia cuando MIriya sugirió que yo te ayudara cuidando a Sarah el día que te accidentaste el tobillo, ¿cierto? Por qué no era la hija equivocada.
–¿De qué estás hablando?
–¡SABES PERFECTAMENTE DE LO QUE ESTOY HABLANDO!... Maldita sea, Archer. No necesitas seguir mintiéndome en la cara –le reprochó Hunter con vehemencia–. ¿Por qué no dijiste la verdad desde un principio?
El rostro de Rick estaba enrojecido como un volcán en erupción.
–No era mi verdad para compartir. No es mi problema que Lisa haya tardado tanto en compartir contigo la verdad sobre mis hijas.
–Mis hijas, querrás decir –lo corrigió Rick.
–Llegaste un poco tarde, Hunter. Nueve años tarde.
–Podrías haber tenido tus propios hijos con Lisa en lugar de quitarme lo que es mío.
–¡¿Crees que no lo intentamos, Hunter?! ¿Sabes lo difícil que es ver la desilusión en los ojos de tu esposa todos los meses cuando le viene el período porque no lograste dejarla embarazada? ¿Lo frustrante que es ser comparado con el otro hombre en su vida, que lo logró en el primer intento? –dijo Jack Archer enfurecido–. Tener sexo con Lisa paso a ser una obligacion mas que un deseo. La ansiedad nos estaba matando. Cuando Lisa volvió a ponerse su DIU… –Jack respiró profundo dudando si seguir confesando sus problemas maritales a Hunter o no–, lentamente volvimos a encender la pasión que tuvimos durante nuestro noviazgo. Solo quería darle más hermanos a Sarah y a Grace –confesó resignado–. Me di cuenta que con ellas dos ya era suficiente para mí, no necesito tener más hijos –admitió el piloto del Wolf Uno con seriedad–. Son mis hijas y no pienso renunciar a ellas. Te guste o no, desde el día que me llamaron "papá" por primera vez, ellas me eligieron como su padre.
Rick seguía volando el VT haciendo las maniobras que Pops, su padre, hacía en el Circo Aereo de los Hunter, una y otra vez. Necesitaba llevar su avión al extremo. Necesitaba que su cuerpo sintiera la adrenalina al máximo. Al estimular su cuerpo, lograba calmar su mente, para así poder intentar encontrarle alguna explicación a todas las novedades en su vida que caían como cataratas frente a sus ojos.
Hunter sabía que era injusto descargar su bronca enojandose con Jack. También sabía por experiencia propia con Helena, lo frustrante que era buscar un embarazo que nunca llegaba. Rick al igual que Jack, había visto la decepción en los ojos de su propia esposa, una y otra vez. Cuando su respiración comenzó a ser más pausada porque su cuerpo y su mente comenzaban a estar en sintonía gracias a las sensación físicas que le producía volar, Rick empezó a asimilar todo lo que Archer le había dicho. Para aliviar la tensión entre ambos, Hunter no pudo evitar hacer una picante observación para intentar distender un poco el enojo de Jack Archer.
–Nunca pensé que algun dia escucharía al Gigante Asesino quejarse de tener sexo a diaro con una mujer perfecta como Lisa Hayes –dijo Rick de forma burlona.
–Hmm…–murmuró Archer soltando toda la tensión que sentía en sus hombros por haberle hecho una confesión tan privada a Hunter. Viendo que Rick estaba más tranquilo y predispuesto a escuchar, Jack aprovechó para seguir defendiendo su posición–. No puedes negar lo que ellas sienten por mí, ni lo que yo represento en sus vidas. Por eso cuando Lisa me pidió el divorcio, me preocupé por adoptarlas legalmente dándoles mi apellido. No vas a quitármelas.
–Yo…, no…, mi intención…, nunca podría…, –tartamudeaba Hunter sin poder articular ni una sola frase. Como explicarle a Jack la multiplicidad de sentimientos que le atravesaban el corazón, se distribuían como un terremoto por todo su cuerpo e invadían su mente.
Rick estaba shockeado, pero aun en ese estado de extremo aturdimiento, podía ser lo suficientemente consciente para discernir que estaba dispuesto a respetar el deseo de sus hijas, por más que eso significara el desangrarse vivo. Porque aunque solamente supiera hace un par de horas que Sarah y Grace eran sus hijas, Rick Hunter estaba dispuesto a darlo todo por esas dos niñas. Estaba dispuesto a entregar su orgullo el cual estaba completamente pisoteado, y aceptar sin concesiones a Archer como una figura paterna en la vida de esas niñas–. No pienso ir en contra de lo que es mejor para ellas. Solo…, es que…, yo…
–También quieres estar en sus vidas…, quieres darles tu amor de padre… –dijo Archer adivinando sus pensamientos.
Rick comenzó a sollozar en silencio. No podía esconder las lágrimas que caían descontroladamente por el visor de su casco. Archer podía verlas claramente a través del TacNet.
–¡Diablos Hunter! ¿Cómo crees que puedo llegar a pretender que el hombre que les dio la vida sea un extraño para ellas? Jamás le haría eso a las nietas de Mitchel Hunter. Las amo demasiado como para traicionar sus orígenes –confesó con firmeza–. Sería un pésimo padre si me comportara como un maldito egoísta –dijo. Luego de un largo silencio entre ambos, prosiguió:–. Pero eso no significa que vaya a renunciar a ellas. Te guste o no, Sarah y Grace son mis hijas –volvió a insistir Archer.
–¿Y qué hay de mi?
–Tu eres su padre, por supuesto –contestó Jack con tanta naturalidad, que descolocó por completo al piloto del Alfa Uno.
–¿Qué quieres decir con eso? ¿Estás dispuesto a que ellas tengan dos padres?
–No se si estoy dispuesto –explicó Jack–. Más bien estoy resignado.
–¿Crees que es posible? ¿Que ellas nos quieran a ambos como a un padre?
–¿Acaso Roy no quería a Pops como a un padre?
–Es diferente –dijo Rick.
–¿Por qué es diferente? ¿Por qué el padre de Roy murió? ¿Crees que si el padre de Focker hubiera vuelto de la muerte, él habría dejado de amar a Mitchel Hunter como a un padre? ¿Habría dejado de sentirse el hijo mayor de Hunter?
–El padre de Roy y mi padre eran íntimos amigos –intentó justificar Rick.
–Quizás deberías haber empezado por ahí –dijo Jack con sagacidad–. ¿Estarías dispuesto a ser mi amigo, Hunter?
La pregunta lo dejó perplejo a Rick. No esperaba que Archer le extendiera una rama de olivo luego de que él le hubiera escupido frente a su cara toda la frustración que sentía. Comprendió que realmente Jack lo daría todo por Sarah y por Grace. ¿Estaría él, Rick Hunter, a la misma altura que Jack Archer? ¿Podría dejar sus expectativas de lado e intentar formar parte de una familia donde Lisa y Jack ya tenían sus roles definidos? ¿Podría Rick soportar al arrogante de Archer inmiscuyéndose constantemente en la educación de sus hijas? ¿Cuán difícil podría ser compartir una convivencia de tanta intimidad con ese hombre?
Si Rick quería avanzar hacia un futuro donde pretendía ser una parte importante en la vida de sus hijas, él debía dejar todos sus prejuicios de lado.
–Si Roy logró considerarte como su amigo más entrañable, no veo impedimento para al menos no intentarlo.
Archer no dijo nada, solamente sonrió. Jack siempre intuyó que Roy sería el punto de unión entre él y Hunter. Focker era algo en lo que ambos hombres estarían inequívocamente de acuerdo siempre. Ambos podrían comenzar a relacionarse desde allí. Pensando en todas las mujeres que ambos compartían en sus vidas, Rick decidió que haría un esfuerzo para tener una relación cordial con el Gigante Asesino.
