Disclaimer: los personajes le pertenecen al mangaka Kazuki Takahashi. Sólo los uso para escribir mis ideas.

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Parte 3

"Encrucijada"

Capítulo 30 (68)

-Mokuba, ¿te dejaron mucha tarea en la escuela?-preguntó Tea mientras la limusina se dirigía a la mansión donde ambos vivían.

-Más o menos. Me piden que investigue sobre la historia de Japón.

Escuchar el nombre del país en donde ella había nacido le causó un revoltijo de emociones a Tea, pero lo disimulaba frente a su hijo.

-¿Qué quieren que investigues?

-Sobre las colonizaciones, la llegada del kanji a Japón, cosas así.

-Se oye interesante, amor.

Tea abrazó con dulzura a su hijo dándole un beso en la frente. Mokuba se acurrucó en el cuerpo de su mamá de manera amorosa y luego se apartó para revisar sus escritos y notas escolares.

Tea lo contempló con nostalgia. Su hijo Mokuba era la imagen exacta de Seto Kaiba en los tiempos del internado.

-Por cierto, Mokuba-dijo Tea recordando de la nada-, el fin de semana iremos a la visita mensual del internado. ¿Lo recuerdas?

-Ah si, ya toca-dijo Moki como si lo hubiera olvidado.

-¿Ya no te acordabas?

-Olvidé que tocaba este fin. Voy a tener que arreglarme mucho para ver a papá.

-Sólo usa ropa casual, querido.

-Pero a mi papá le hubiera gustado verme bien vestido.

-Él no se hubiera fijado en eso. Al menos con nosotros no.

La sonrisa de Tea mostraba que estaba convencida de lo que decía.

-Bueno, si tú lo dices-dijo Mokuba levantando los hombros.

Moki siguió revisando las notas y tareas que la escuela le dejaba mientras su madre lo veía fijamente.

El corazón de Tea sentía mucha nostalgia cada vez que miraba a su hijo Mokuba. Le recordaba mucho a Kaiba cuando era un niño malcriado y engreído que la molestaba cada vez que podía, pero también la hacía pensar en el Seto dulce, amoroso, comprensivo y tierno que sólo se mostraba así con ella.

Cuando supo que estaba embarazada experimentó más miedo que felicidad, incluso pensó en no decirle a Kaiba que esperaba un hijo, sin embargo no podía esconderle algo así de importante; en especial porque ambos estaban pasando momentos muy duros en ese entonces, como el regreso y readaptación a la vida del país donde crecieron y la enfermedad de Kaiba que lo consumía poco a poco.

Su miedo se debió, más que nada, a que en un principio no sabía quién era el padre del bebé que se formaba en su vientre. Por las fechas que indicaba la prueba, se embarazó en el tiempo en que se acostó con Yami Yugi y también con su esposo Kaiba.

Para sorpresa de ella, fue más fácil para Kaiba aceptar que quizá su mujer estaba esperando un hijo de otro hombre.

En cuanto nació mandó a hacer pruebas de ADN y supo que era de Kaiba. Ahora, no necesitaba ninguna prueba porque el parecido físico era sorprendente.

Siendo honesta consigo misma, una parte de ella deseaba que su hijo fuera de Yami, aunque siempre deseó tener hijos con Kaiba. Si hubiera sido de Yami quizá en ese momento no sería una mamá soltera criando sola un niño.

Alzó su mano y acarició la cabeza de su pequeño con infinito amor.

-Te amo, Moki.

-Yo también, mamá.

Sonrió para sí misma. Al menos tenía un recuerdo de su amado Seto Kaiba con ella.

.

.

-¿Terminaste con Miho?

Mai estaba sorprendida por la noticia. Dejó de acomodar los juguetes nuevos que acababan de llegar para ponerse de brazos cruzados mirando a Yami que continúo sacando juguetes de muchas cajas. Acababan de surtir la juguetería "Anzu" con nuevos juguetes así que estaban los dos solos acomodando mientras llegaban los demás empleados.

Durante los siguientes años la juguetería "Anzu" había crecido a tal punto que ahora era una gran tienda con diversas sucursales en todo Japón. La matriz era un local enorme de juguetes de todo tipo, era cuatro veces más grande que el anterior local, incluso tenía un estacionamiento.

Ese día le tocó a la juguetería resurtido junto con la realización del inventario, de ahí que la tienda principal estuviera cerrada ese día mientras que Yami y Mai se dedican a acomodar cajas, juguetes y ordenar la mercancía.

-Así es. La cité hoy para terminar con ella.

-Yami, ¿qué es lo planeas hacer con tu vida?-preguntó Mai reprochando.

-Pues hacer progresar esta tienda lo más posible.

Yami hablaba con tono resignado como si no quedara de otra más que ser empresario.

-Yami, te pasas de una relación a otra. Inicias, terminas, inicias, terminas. Nunca fuiste así ¿Por qué ahora te comportas de esta manera?

Mai lo regañaba siempre que finalizaba una relación.

-Supongo que la indicada no ha llegado.

-Yami, has andado con mujeres buenas y siempre dices que ninguna es la indicada.

-Tal vez no eran tan buenas.

Yami trataba de sonar convincente, pero Mai era difícil de engañar; era su mejor amiga y lo conocía perfectamente.

-Yami, primero anduviste con esa jovencita llamada Mana; la cortaste porque dijiste que era más joven que tú.

-Yo tenía 26, ella 22-afirmó Yami.

-Después estuviste con esa tal Asuka Tenjou; saliste con que quería tener hijos y casarse y tú no.

-Mai, en esos momentos no me interesaba el matrimonio como ahora.

-No me digas esas tonterías-refunfuñó Mai-. Cuando anduviste con Kisara dijiste que no te gustaba que no quisiera casarse y tener hijos.

-Porque en esa época ya empezaba a gustarme la idea de ser padre.

-Y también cortaste con Vivian.

-¡No me recuerdes a Vivian!-saltó Yami con terror dibujado en sus ojos amatistas.

-Si, ya sé. La acosadora que tuvimos que pedir ayuda a la policía para poner orden de restricción en todas nuestras tiendas.

-Ninguna ha sido la indicada, Mai-dijo Yami resignado.

-Te equivocas. Mana, Kisara y Asuka te querían mucho, pero tú las cortaste por pretextos tontos. Y ahora también a Miho.

Yami ya no respondió, prefirió seguir abriendo cajas llenas de mercancía que esperaba vender pronto, también debía surtir las demás tiendas de su negocio.

Mai, al verlo callado e ignorando la conversación, supo qué pasaba en el corazón de su amigo.

-Yami…¿sigues enamorado de Tea?

El corazón de Yami dio un vuelvo, la sangre se congeló en sus venas. Nuevamente estaba enfrentándose al pasado que lo perseguía.

Se detuvo en seco, no sabía qué responder a Mai.

-A veces me pregunto si aún me recuerda-dijo finalmente Yami.

-Yami, si ella quisiera estar contigo hubiera regresado o te buscaría. Ya pasaron 7 años desde que su esposo falleció.

Yami sintió como si atravesaran su corazón con una flecha. Es verdad, Seto Kaiba había muerto hacía siete años; fue lo último que supo de ellos dos. Fue una noticia a nivel mundial, aunque nunca se confirmó qué había sucedido con la familia de Kaiba.

Los noticieros nunca dijeron la causa de muerte, pero Yami estaba casi seguro que era por el cáncer de estómago.

-He pensado que tal vez debí buscarla cuando supe de la muerte de Kaiba-dijo Yami a Mai mientras volvía a acomodar las mercancías.

-¿Y por qué no lo hiciste?

-Por lo mismo que tú dices; no sé si ella me acepte de nuevo. Fue ella la que me cortó.

-Su esposo ya no está, entonces no tienen impedimento para estar juntos. Si ella no hizo un esfuerzo no creo que valga la pena que sigas enamorado de ella, Yami.

Mai no sabía la identidad de Tea, mucho menos el significado del amor que ambos se tenían. Para Mai, Tea era sólo una tipa casada que se había metido con su amigo usándolo como una aventura para luego abandonarlo.

Pero Yami sabía quién era Tea en realidad. Deseaba volver con ella, más eso era imposible; no sabía si ella lo aceptaría y tampoco tenía idea en dónde se encontraba. No había mucha información sobre KC una vez falleció Kaiba, al menos no algo concreto que llegara a Japón y pensaba lo mismo que Mai; si ella deseaba volver con él una llamada era más que suficiente.

Una tristeza se apoderó del corazón del tricolor, así que decidió cambiar de tema de conversación.

-¿Cómo te ha ido con Joey?

-¿Te parece divertido el matrimonio?

Mai habló con sarcasmo, medio bromeando y medio diciendo la verdad, lo que provocó que Yami lanzara una carcajada.

-Jajajajaja no me recomiendas casarme entonces.

-No

Aunque Mai se burlaba de su vida, Yami sabía que ella estaba enamorada de su esposo. Era su forma de decir que disfrutaba la vida en pareja con sus altas y bajas.

Una duda atravesó el alma de Yami, sobre un tema que le costaba tocar y del que aún había mucha controversia.

-Mai…-ella giró a verlo-¿cómo está Serenity?

Mai le lanzó una mirada de reproche al tiempo que cruzaba los brazos.

-Ya sabes que ella no quiere que hable contigo, y menos que te informe sobre su vida.

-Sólo quiero saber si está bien. No la he visto en 8 años.

Yami sentía cariño por Serenity; ella había sido su novia y en algún punto pensó en casarse con ella, aunque su corazón cambió.

Mai suspiró; era obvio que Yami quisiera saber de Serenity.

-Está muy contenta con su segundo hijo.

-¿Segundo? Sólo supe de uno. No creí que hubiera tenido otro hijo.

-A penas nació hace unos meses. Serenity ha estado dedicándose a sus hijos y su marido.

-Imagino que su esposo la hace feliz.

-Tristán es un buen hombre. Creo que tuvo suerte de conocerlo.

-Me da gusto que esté feliz con Tristán y sus hijos-dijo Yami sonriendo con satisfacción.

-No puedo creer que te alegres por los demás, pero no hagas nada por ti.

-Mai, si me caso quiero estar enamorado. No es algo a la ligera-dijo Yami fastidiado de las palabras de Mai.

-¿Cómo cuando te enamoraste de Serenity y después te metiste con una mujer casada?

Esta vez Yami miró con enojo a su amiga.

-Ya basta, Mai.

-Sólo quiero que razones y arregles tu vida. Estoy cansada de ver como desperdicias tu juventud encerrado en la tienda.

-Tengo 33 años. No es para tanto.

Mai se llevó la mano a la frente mientras gruñía.

-No tienes remedio, Yami.

El tricolor se dio la vuelta para seguir con su trabajo. Al menos pudo desahogarse un poco de la frustración que acongojaba su espíritu. Por un lado pensaba en Anzu, por el otro pensaba que era mejor buscar otra mujer diferente.

El timbre de la tienda sonó indicando que alguien deseaba pasar.

-Lo siento, hoy no abrimos-gritó Mai desde adentro.

-Disculpe, necesito hablar con el señor Yami Yugi Moto.

Yami y Mai se miraron confundidos, poniéndose en alerta debido a lo poco común que alguien llegara a buscar al jefe de un negocio tan grande.

-¿Para qué lo busca?-preguntó Mai con firmeza.

-Quisiera hablar con él sobre una invitación especial por mi parte.

Volvieron a mirarse confundidos, Mai se acercó a la puerta y, con precaución, la abrió.

-¡Tú!-exclamó Mai sorprendida.

Yami se acercó con el ceño fruncido, se interpuso entre Mai y la puerta para ver a la persona que lo buscaba.

-¿¡Qué!? ¿¡Leon Wilson!?

.

.

La noche había caído en la mansión Kaiba. Era la hora de la cena para aquella madre y su hijo después de su rutina de estudios y trabajo respectivamente.

-Mamá…

-¿Sí?

-¿Crees que mi papá me hubiera querido si estuviera vivo?

Aquella pregunta conmovió a Tea.

-Moki, tu padre te amaba muchísimo. Él estaba feliz cuando supo que venías en camino.

-Aún así me pregunto si le daría gusto verme ahora en la actualidad.

-Claro que sí, Moki. Eres una gran niño, muy buen estudiante y muy buena persona.

-Dicen que mi padre no era tan buena persona como yo.

Tea tuvo una punzada en su corazón; de nuevo hablaban mal de Kaiba. Lo podía entender, ella lo odió mucho tiempo, pero conocía su lado bueno también.

-¿Quién dice eso?

-Mis compañeros de la escuela que son hijos de sus antiguos empleados. Dicen que soy igual a él físicamente, y que esperan que no tenga su carácter.

Tea le tomó la mano a su hijo con amor.

-Moki, tu padre tuvo una vida difícil. Es cierto que a veces era algo engreído y petulante, pero yo lo conocí mejor que nadie. Era un hombre muy comprensivo, amoroso y siempre estaba presente con sus seres queridos.

"Cuando naciste estuvo todo el día conmigo a pesar de que no podía mantenerse en pie. Aún con silla de ruedas me acompañó en cada momento con tal de estar conmigo y ver tu nacimiento".

"A pesar de que su cuerpo estaba débil por su enfermedad, él te cargó y te sostuvo en sus brazos con mucha delicadeza. Estaba muy ilusionado de que nacieras y preparó todo para que vinieras al mundo en las mejores condiciones".

"Si algo de lo que estoy segura es que Seto nos amaba a los dos infinitamente".

La voz de Tea se quebró conforme hablaba y derramó lágrimas al recordar a su marido fenecido.

-Mamá, no llores-dijo Moki tomando una servilleta para limpiarle la cara a su madre.

-No te preocupes, Moki. Es sólo que me conmueve pensar en tu padre.

-Me hubiera gustado conocerlo, igual que a mi tío Mokuba.

-A Seto le dio gusto cuando le dije que llevarías el nombre de su hermano-dijo Tea ahora sonriendo feliz.

-Algún día me contarás la historia de cómo murió mi tío, ¿verdad?

-Si, cuando crezcas.

Tea abrazó a su hijo y le dio un beso en la frente. Lo amaba muchísimo, lo que menos deseaba era que pensara cosas malas de su papá.

Su hijo sabía algunas cosas sobre su vida, quitando la tragedia de la muerte de Mokuba Kaiba y la historia de Yami Yugi.

.

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Tea salió de la habitación de su hijo una vez se hubo dormido su pequeño. Caminó a su cuarto y una vez dentro se tumbó en la cama suspirando para liberar energía.

Estuvo un rato viendo el techo hasta que se irguió en su cama para abrir el cajón del buró. Sacó el corazón tallado en madera con las letras "Yu An".

Siempre que la invadía la angustia por cualquier situación miraba ese corazón y pensaba en su primer amor. Se podría decir que era su fuente de energía en las penurias de la vida.

Muy seguido pensaba en Yami ¿cómo estaría? ¿se había casado? ¿tendría hijos como ella? ¿aún era dueño de una juguetería con el nombre de ella?

Cuando Kaiba murió tuvo la tentación de buscarlo para volver a su lado, pero ya tenía a su hijo de pocos meses de haber nacido. No podía pedirle a Yami que se encargara del hijo de Seto Kaiba; además ella fue la que terminó con él la vez pasada.

Durante los años que habían transcurrido su corazón sanó por la muerte de Kaiba, pero aún amaba a Yami, su primer amor, y no podía evitar, en ocasiones, pensar en él y desear a verlo.

No quería volver a Japón. No tenía caso regresar a buscar a Yami. No soportaría el rechazo de él, tanto a ella como a su hijo.

No estaba segura de si Yami la aceptaría con un hijo de Kaiba, ni si querría él estar con ella después de todo lo acontecido.

Meditando en todo, le dio un beso al corazón de madera y lo guardó nuevamente en su cajón. Se acostó dispuesta a dormir plácidamente, era lo único que podía hacer en esos momentos.

CONTINUARÁ...

El próximo episodio es el final, mis amores. ¿En qué creen que acabe esta historia?

Tatosensei: Jijijiji nada más te diré que el contenido extra tiene Azureshipping ;)