Disclaimer: Los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es Powered by 23 Kicks, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to Powered by 23 Kicks. I'm only translating with her permission.
Future-Take
Intenté no tener arcadas mientras el abuelo Charlie enrollaba un gusano alrededor del anzuelo. Cuando clavó el cuerpo baboso en la punta afilada, me lancé hacia el costado del bote y vomité.
—Es solo un poco de sangre —dijo él mientras que las tartitas de frambuesa que comí en el desayuno volvían a subir. Lucía asqueroso, pero eh, no sabía tan malo.
Los peces debieron haber pensado lo mismo también, porque estaban acercándose para comer el vómito que flotaba en el agua. Me aparté del borde del bote con un gruñido, casi perdiendo mi gorro de pescador.
—¿Sabes? Fue igual con tu mamá. Supongo que heredaste su aversión a la sangre y los gusanos —dijo el abuelo Charlie con una sonrisa. Riéndose de mí, pero suponía que no me molestaba si él lo hacía. No se sentía igual cuando Craig Sorg lo hacía, de todos modos.
Encogí un hombro, limpiándome la boca.
—Huele raro.
—Lo que hueles es solo la tierra. Es natural, no hay nada de malo con eso.
Puse los ojos en blanco.
—Díselo a mi estómago.
Él soltó una risita, y entonces hubo silencio mientras el bote se mecía suavemente en el agua. Había hecho frío temprano, pero ahora estaba soleado, y me estaba asando con la camiseta de mangas largas que mamá había insistido que me pusiera. Empujé las mangas hasta mis codos, deseando poder quitarme el chaleco salvavidas que el abuelo Charlie me estaba obligando a usar.
—¿Listo?
Me pasó mi caña de pescar, y la sostuve incómodamente mientras la tanza con su gusano colgaba frente a mi cara.
—Mírame.
Él reclinó su caña, y con un fuerte giro de su muñeca, metió su tanza con el gusano atado en el agua con un pequeño plaf.
—Está bien, inténtalo tú ahora.
Con torpeza y rigidez, hice mi caña hacia atrás y a un costado como él lo hizo, y le di un giro rápido. La tanza pasó por el costado de mi rostro y cayó al agua justo pasando el bote.
Desplomándome, fulminé con la mirada las ondas que se formaban en el agua.
—Prueba de nuevo —dijo.
No podía ver sus ojos porque él tenía puesto un par de sus gafas de sol, pero podía notar al echar un vistazo a su boca que él intentaba no reírse.
Suspirando pesadamente, jalé de la caña, levantando la tanza, y entonces —agh, el gusano— rápidamente tiré hacia atrás de ella. Como aún seguía teniendo asco, me dio un impulso extra cuando hice el giro de la muñeca. No llegó tan lejos como la suya, pero al menos alcanzó una distancia más grande esa vez.
Le esbocé una sonrisa de victoria al abuelo Charlie.
—No está tan mal, pero tenemos que superar tu miedo a los gusanos —dijo mientras apoyaba sus codos sobre sus rodillas—. ¿Qué sugieres?
Me encogí de hombros y entrecerré los ojos al mirar el reflejo del sol en el agua.
—Carnada falsa. Esos no tienen olor.
—Carnada falsa —repitió—. Bueno, se sabe que he atrapado un robalo o dos con cebo artificial, pero tienes ocho años, Tony. Es hora de que aprendas a atar un gusano a tu anzuelo, ¿no crees?
—No le temo a los gusanos —bufé—. Simplemente creo que son asquerosos.
—¿Sabes que si le cortas la cola a un gusano, esta vuelve a crecer?
Fruncí el ceño, pensando en ello. ¿Por qué alguien querría cortar la cola de un gusano?
—¿Cómo se sabe cuál es cuál?
—Un gusano se mueve con la cabeza. También hay un anillo más grueso cerca de la cabeza.
Apoyando su caña entre sus rodillas, él se agachó para sacar otro gusano de la caja. Cuando giró con uno en la palma de su mano, contuve el aliento y me incliné para echarle un vistazo a la cosa. En efecto, había un anillo más grueso cerca de uno de los extremos.
—¿Ves cómo un extremo para estar más activo? Esa es la cabeza.
Asentí.
Síp, pero sigue siendo asqueroso.
Él dejó caer el gusano de vuelta en la caja, y solté un suspiro de alivio.
—¿Deberíamos hablar bajito ahora? —susurré—. ¿Así los peces no saben que estamos aquí?
Él sonrió.
—Oh, saben que estamos aquí. Para eso es el gusano. Cebo muy, pero muy sabroso.
Allí se fue mi estómago de nuevo.
—La primera vez que traje a tu mamá aquí, fue un desastre —dijo el abuelo Charlie unos minutos después, y tenía una sonrisa gigante en su rostro—. Vomitó toda su camiseta la primera vez que tocó un gusano.
¿Ella qué?
—Pero eso no es la peor parte.
—¿No lo es?
¿Qué podría ser peor que vomitar tu camiseta?
El abuelo Charlie comenzó a hacer este jadeo extraño mientras intentaba hablar. Al principio, sus palabras eran claras, pero mientras más continuaba, menos podía entenderle.
—Ella de alguna manera logró enredar el anzuelo en su cabello —dijo, señalando con su mano la parte trasera de su cabeza—. Y ella es-es-estaba tan soh-sorprendida que s-se paró y cayó de-de es-espaldas al a-agua!
Él levantó la cabeza, vio la mirada en mi rostro, y comenzó a golpear su rodilla.
—¿Mamá cayó al agua?
—¡De espaldas! —jadeó, y sus gafas se deslizaban hacia abajo por su nariz.
Estallé en carcajadas con él mientras lo imaginaba. Mamá, siempre tan tranquila, genial y bien vestida, con un gusano en el cabello, cayendo de espaldas al lago. ¡No podía creerlo!
Nuestras risas gradualmente disminuyeron, y entonces nos quedamos observando silenciosamente el agua de nuevo. Jalé de mi caña para hacer que la tanza se moviera un poco, pero nada estaba mordiendo. Parte de mí no quería atrapar nada, porque el abuelo Charlie dijo que tendría que aprender cómo desescamar y deshuesar mi pescado. Aunque no estaba seguro si él estaba bromeando.
Esperaba que estuviera bromeando.
—¿Cómo va la escuela?
Mi humor se esfumó. La escuela apestaba ahora mismo porque Craig Sorg y su mejor amigo, Tommy Toulson no me dejaban en paz. Ellos me llamaban "hombre hormiga" porque era muy pequeño. Y de alguna manera, Craig sabía que me gustaba Bree Tanner. Cada vez que Bree y yo estábamos en el mismo lugar, él se acercaba y hacía lo suyo al mencionar nuestras diferencias en estatura.
—Bien. —Me encogí de hombros.
Podía sentirlo mirarme. A él no le gustaba mi respuesta más que a mamá o a papá.
—¿Cuál, eh, es tu asignatura favorita?
El almuerzo.
El recreo.
—Matemática —dije con un suspiro—. Estamos aprendiendo sobre los perímetros de los polígonos.
—Suena... horrible.
Sonreí.
—No es tan malo.
—Sí, comparándolo con tener que deletrear una palabra en voz alta, no es tan malo.
—Deletrear es horrible —acepté, a pesar que yo era muy bueno en eso también.
—Jamás pude decir una palabra bien, no cuando todos en la clase me estaban observando. Ellos me llamaban C.H.A.S. debido a eso.
Fruncí el ceño.
—¿Te llamaban con letras?
Él volvió a acomodar el gorro en su cabeza y se rascó la nariz.
—Sí. Deletreaban mi apodo cuando hablaban conmigo. Era vergonzoso. Me hacía sentir estúpido.
Pero el abuelo Charlie sabía las estadísticas de casi todos los partidos que los Mariners habían jugado. Él completaba crucigramas. A veces cargaba un arma porque era policía.
—Pero no eres estúpido —protesté.
—Gracias, niño. No, no estoy estúpido. Pero me hacía sentir estúpido. Así que, un día, los desafié a que me ganaran en una carrera por el patio de la escuela. Les dije que si yo ganaba, tendrían que llamarme "Rayo".
Parpadeé ante la sonrisa en su rostro.
—¡Ganaste!
—Usé mis zapatillas azules de gamuza de la suerte ese día, y pateé sus traseros.
Eso me dio una idea. Quizás yo podría desafiar a una carrera a Craig y a Tommy. Puede que yo fuera pequeño, pero era rápido.
—¿Te llamaron "Rayo" después de eso?
—Lo hicieron. Oh, puede que hayan deletreado la palabra una o dos veces, pero fue diferente. Podía ver que era en chiste después de eso.
Pero, ¿y si...? ¿Y si...?
—¿Y si no hubieras ganado?
Él volteó y bajó la cabeza, echándome un vistazo por encima de sus gafas.
—Lo hubiera intentado una y otra vez hasta que yo ganara.
Pensé en ello. La mera idea era aterradora. Si no lo lograba, Craig sería peor. Le daría algo más de que reírse de mí—como si ser bajito y que me gustara Bree Tanner no fuera suficiente. ¿Pero si ganaba? Entonces, todos lo verían. Todos sabrían que era más rápido que él.
—No siempre serás bajito, ¿sabes? —dijo el abuelo Charlie—. Tienes las piernas largas de tu papá. Vas a crecer un día.
Me enderecé rápidamente.
—¿Cuándo?
—Cuando tu cuerpo decida que es el momento.
—Pero, ¿cuándo será eso?
—Es diferente para todos. No puedo decirte cuándo. Simplemente sé que sucederá.
Estaba a punto de preguntarle cuándo le pasó a él cuando mi caña se movió. Al otro extremo de la tanza en el agua, una onda comenzaba a formarse. Entonces, sentí otro movimiento.
—¡Oye! ¡Atrapé algo!
—¡Ja! Levántala, levanta la caña —dijo con un tono urgente, y levanté y jalé de mi caña. Era más pesada de lo que pensé que sería.
—No luches, dale un poco de libertad ahora. Entonces... enróllala un poco.
Lo hice, pero la tanza estaba dura y casi perdí mi caña.
—¡Tienes uno grande! Deja que corra. Deja que luche así lo cansamos.
Mi caña comenzó a doblarse mientras el pez luchaba contra la tanza. El agua comenzó a agitarse y capté un vistazo de gris. Él era un pez realmente fuerte. De repente, sentí mi tanza aflojarse y me caí un poco, lo cual jaló al pez de nuevo. Sentía que estaba jugando a tirar de la cuerda y estaba a punto de perder.
—Se está escapando —grité mientras la tanza de repente comenzaba a girar hacia el otro lado.
—Sí, está dando pelea. ¡Levántala!
Volví a levantar la caña, sintiendo el arrastre, y entonces enrollé el sedal un poco más. Esta se encorvó, tirando de la tanza, y mis pies se arrastraron contra el fondo del bote. El abuelo Charlie no dijo que esto iba a ser tan difícil.
—Lo tienes, Tony. Lo tienes.
No sentía como si lo tuviera, pero no solté la caña. Eventualmente, la resistencia disminuyó, y logré enrollar el hilo. De repente, el pez saltó fuera del agua con un salpicón, haciéndome chillar como una niña. ¡Era grande!
El abuelo Charlie se movió a un lado del bote con una red.
—Atráelo lentamente ahora.
Lento era todo lo que podía hacer, de todos modos. El pez era tan pesado que seguía esperando que el hilo se rompiera.
—Leeeeeento ahora.
Con los pies contra el costado del bote, jalé... de... la... caña.
El abuelo Charlie rio de nuevo y hundió la red en el agua. El peso del que había estado tirando abruptamente disminuyó, haciéndome caer hacia atrás, fuera de mi asiento.
—Mira esto —chilló él mientras lo levantaba.
El pescado era largo y escamoso, con un anzuelo que le atravesaba la boca. El abuelo Charlie lo lanzó a un lado mientras este daba vueltas frenéticamente, salpicando agua a todas partes.
Mi sonrisa era tan grande que mi rostro dolía.
—¡Lo hice! ¡Atrapé uno!
—¡Es uno de más de medio metro! Un robalo gigante. Lo llamaremos Oscar —dijo y asintió en mi dirección—. No tan malo para tu primera vez, para nada.
Hice una mueca cuando él le quitó el anzuelo de la boca.
—Tomaremos una foto una vez que él deje de moverse.
¿Y eso no era divertido? Sostener el pescado en el aire por la boca se sentía raro, y algo aterrador, especialmente porque tenían pequeños dientes.
—Sóstenlo en alto con orgullo, niño. Y sonríe.
¡Había atrapado un pez!
Más tarde, cuando habíamos regresado a la cabaña del abuelo de Charlie, mamá había arrugado la nariz cuando lo olfateó.
—Supongo que los dos tuvieron éxito —dijo.
Me lancé a sus brazos. La manera en que su vientre de embarazada sobresalía hacía que abrazarla fuera un poco incómodo, pero ella de alguna forma logró hacerlo, aferrándome contra su cuerpo.
—Atrapé un robalo de más de medio metro —alardeé—. Más grande de lo que el abuelo Charlie alguna vez ha atrapado, y él está de mal humor por eso. Y el abuelo Charlie me contó todo sobre la vez que un gusano se enredó en tu cabello y vomitaste y caíste de espaldas al agua.
Ella sostuvo mi rostro entre sus manos, besó mi nariz, y entonces me dio una mirada divertida.
—Uno de mis momentos más finos.
—Desearía poder haberlo visto.
Ella asintió, sonriéndome.
—Estoy segura de que lo haces.
Jalé de la punta de su largo cabello, haciendo que estuviera a la altura de mi boca.
—Por favor, no dejes que el abuelo Charlie me haga deshuesar un pescado —susurré.
Mamá podía hacer esto con su rostro—a veces cuando sonreía, lo hacía con todo su rostro. Como lo estaba haciendo ahora. Ella era incluso más hermosa cuando lo hacía.
—Ve a ducharte. Me encargaré de él.
Di unos saltitos.
—¡Gracias!
Cuando llegué al baño, fruncí el ceño al verme en el espejo. No podía ver debajo de mi cuello. Nop, no lucía diferente. Aún tenía el cabello naranja de papá, aún tenía los ojos de mamá, aún era bajito.
¿Cuándo mi cuerpo sabría que era momento de crecer? Si no era ahora, ¿cuándo? Porque estaba harto de que se burlaran de mí por eso.
Después de ducharme y ponerme unos jeans y un suéter, me dirigí a la cocina.
—...le hizo bien a Anthony. Se entusiasmó cuando ese pez mordió su anzuelo.
—Él ha estado tan callado últimamente.
La voz preocupada de mamá me hizo detenerme en seco.
Ella siempre estaba preocupándose por mí.
—¿Fuiste capaz de descubrir qué le ha estado molestando?
—Creo... que se burlan de él en la escuela —dijo el abuelo Charlie.
Mamá jadeó, y escuché un crujido. Presionándome contra la pared, eché un vistazo por el borde. El rostro de mamá se encontraba apoyado contra el pecho de papá, y papá tenía una mirada extraña en su rostro. Casi como si algo lo estuviera lastimando.
Era por esto que no quería contarles.
Mi estómago se revolvió.
Estaba avergonzado.
—Ahora esperen un minuto, los dos —dijo el abuelo Charlie—. No sabemos qué está pasando porque él no nos lo ha contado. No salten a las peores conclusiones.
Mamá miró a papá, y podía ver que ella estaba al borde de las lágrimas.
—No, tiene sentido —susurró ella, y me aparté para descansar mi frente contra la pared—. Alguien está lastimando a mi pequeño. Dime qué hacer.
—Lo amamos. Estamos allí para él. Lo escuchamos —dijo papá con una voz reconfortante, e hice una mueca.
—¡Eso no es suficiente! —siseó ella—. Especialmente porque no está hablando.
—No podemos obligarlo a hablar —contestó papá—. Tú nunca lo hiciste, ¿recuerdas? Escondiste tu dolor.
—Mierda.
Estaba boquiabierto. Mamá dijo una mala palabra.
Y entonces me preguntaba por el dolor del que papá hablaba.
¿Se habían burlado... de mamá cuando ella era una niña también?
—...Lo que podemos hacer es estar allí para él —estaba diciendo papá—. Él ya sabe que puede contarnos lo que sea. Sabe que lo amamos.
—¡Eso no importa cuando estás siendo atormentado en la escuela!
Me sentía acalorado de nuevo. Esto era tan vergonzoso.
—Sí importa. Solo veamos si él habla con nosotros de ello.
Cuando escuché eso, me di la vuelta y corrí de vuelta al cuarto que era mío cuando me quedaba aquí.
—¿Anthony?
No me detuve al escuchar la voz de mamá. Cuando llegué a mi cuarto, azoté la puerta y entonces me lancé sobre la cama.
¿Cómo el abuelo Charlie había adivinado mi secreto?
Y entonces tuvo que ir y contárselo a mamá y a papá.
Era tan injusto.
Alguien golpeó la puerta.
—¿Anthony? Soy papá. ¿Puedo entrar?
—¡No quiero hablar de ello!
La puerta se abrió, por lo que me di la vuelta y hundí mi rostro en una almohada.
—No voy a obligarte a hablar —dijo papá en su voz tranquila y suave, la que usaba para hacerme hacer algo cuando realmente no quería hacerlo—. Pero tengo algo que quiero contarte.
Sentí la cama hundirse detrás de mí mientras se sentaba.
—Cuando tenía tu edad, solía burlarme de los otros niños. Solía decirles cosas malas para hacerlos llorar.
Esto me hizo girar para mirarlo con sorpresa.
—¿Por qué?
Él lucía... avergonzado.
—Estaba triste. Molesto. Y quería que se sintieran así también.
No podía imaginarlo siendo de esa forma. Papá nunca se molestaba, y raramente lo había visto triste. Él siempre estaba de buen humor.
—Pero, ¿por qué estabas triste y molesto?
—Por muchas razones. —Suspiró y sabía que no iba a explicarlas—. Sin embargo, lo que realmente necesitaba era un amigo.
Resoplé.
—Craig ya tiene un amigo. Ninguno de ellos quieren ser los míos.
Diablos, no fue mi intención decir eso.
Su rostro se contrajo, y vi algo pasar fugazmente por su rostro.
—¿Alguna vez les has pedido que se detengan?
—¿Qué?
—¿Alguna vez les has pedido que dejen de ponerte nombres? ¿Que dejen de mangonear?
—Como si eso fuera a ayudar —espeté.
—Tony, pídele a Craig que se detenga —dijo firmemente—. Hazle saber que estás consciente que lo que está haciendo está mal. Enfréntate a él. A veces, eso es todo lo que se necesita.
Sacudí la cabeza y fulminé con la mirada al techo.
—Sonaré estúpido. Y débil.
—No es estúpido o débil decir dejen de ponerme nombres. Y quizás después que digas eso, podrías preguntarle si quiere jugar. A las traes, o las escondidas, o lo que sea que hacen en el recreo. Ya sabes, mátalos con amabilidad, y haz que se fijen en otra cosa.
Lo miré con mala cara. Él no lo entendía.
—Él no quiere jugar conmigo. Él me llama "hombre hormiga" —confesé con un susurro—. Dice que soy tan pequeño que debería estar en el jardín de infantes.
Papá asintió.
—Eres pequeño para tu edad, pero no siempre lo serás. De lo que Craig se burla no es una maldición eterna. Y el Hombre Hormiga es un superhéroe... de acuerdo, puedo ver que eso tampoco te gusta —dijo mientras se frotaba una ceja—. Pero sigo proponiendo que intentes cambiar las cosas. Que le preguntes a Craig si quiere jugar. Intenta hacerlo tu amigo. ¿Qué hay de malo en intentarlo?
Resoplé.
—No lo sé.
—Bueno, definitivamente no lo sabrás a menos que lo intentes.
Él sonaba tan seguro de que funcionaría, pero no conocía a Craig, no sabía cómo él parecía odiarme. Craig se divertía siendo malo conmigo.
—Si alguien me hubiera dicho que parara de hacer lo que estaba haciendo, y entonces me invitaba a jugar, definitivamente me hubiera tomado por sorpresa.
—¿Pero lo hubieras hecho?
Papá parecía triste de nuevo.
—Nunca nadie me lo preguntó, así que no lo sé. Estaba muy molesto. ¿Craig está molesto cuando se burla de ti?
Negué con la cabeza. Él siempre se estaba riendo solamente.
—A él le gusta molestarme —dije—. No creo que simplemente se detenga.
—A él no le gusta molestarte. Confía en mí. Él preferiría tenerte de amigo.
Lo miré.
—¿Cómo lo sabes?
Papá arqueó una ceja en mi dirección.
—Porque he estado en tus zapatos. Lo sé.
Tragué fuerte.
—Si le pido que se detengan y no lo hace, ¿entonces qué?
—Entonces, vas con tu maestra.
—¡Eso me hará quedar como un bebé soplón!
—Entonces... intenta lidiar con él tú mismo primero. ¿Le tienes miedo?
—No. Sí. No lo sé.
—¿Te golpea? —preguntó papá, extrañamente callado.
—No. Él simplemente me pone nombres e intenta avergonzarme.
—Entonces todo es verbal. Puedes con esto, Tony. Puedes.
—No lo sé —dije, repentinamente molesto.
—Tienes amigos en tu clase, ¿cierto?
Le di una mirada.
—Sí.
—Entonces, asegúrate de que tus amigos estén contigo. Ellos te ayudarán a que te sientas valiente. ¿Alguna vez has oído del apoyo moral?
—No.
—Finjamos una posible situación —sugirió papá y se puso de pie—. Párate conmigo. Yo seré Craig y tú serás tú.
Puse los ojos en blanco mientras me paraba.
—Esto es estúpido.
—Dime que me detenga. ¿De acuerdo?
—Está bien.
—Oye, hombre hormiga —dijo papá con una voz brusca—. Apuesto a que no eres lo suficientemente alto para alcanzar la encimera de tu cocina, ¿o no?
Di un paso atrás.
¿Cómo sabía qué decir? Porque sonaba exactamente como algo que Craig diría.
Papá siguió hablando.
—No lo eres, ¿o sí?
—Yo... eh...
—¿Te comieron la lengua los ratones?
Me sonrojé.
—Para.
—¿Para QUÉ, hombre hormiga?
—Para de ser malo. Deja de decirme hombre hormiga.
—Pero es lo que eres.
Ahora me estaba enfureciendo.
—No es lo que soy. Mi nombre es Tony. Llámame así.
—An-tho-ny, el hombre hormiga.
Miré a papá con ira.
—¡Detente! No siempre seré bajito.
—Oh, sí lo serás.
—No, no lo seré. Y además, ¡apuesto a que puedo ganarte en una carrera hasta el tobogán y de vuelta!
Papá puso una cara y arqueó una ceja.
—Ja, ja. ¿De verdad crees que puedes ganarme?
—Sí. Y si gano, tienes que parar de llamarme hombre hormiga.
—No ganarás, así que... es un trato.
Lo miré boquiabierto.
Papá estiró y levantó sus brazos.
—¿Ves? Eso no fue tan duro, ¿o sí? Ahora solo tienes que ganarle.
—Sí, supongo. —Metí las manos en los bolsillos traseros de mis jeans—. Pero, ¿y si no lo hago?
Él revolvió mi cabello.
—Tendrás elogios por desafiarlo. Todos lo verán y sabrán que eres valiente. Tienes valor. Déjalo salir. Intenta divertirte un poco. Y patea su trasero.
Quería patear su trasero.
—Soy rápido —dije—. Le he ganado antes en la clase de gimnasia.
—Allí tienes.
Intercambiamos sonrisas, y entonces me jaló hacia un abrazo rápido.
—¿Quieres ir y contarle a mamá? La hará sentir mejor.
Vergonzoso.
—Supongo.
—Vamos.
Entonces, fuimos a buscar a mamá. Ella estaba encorvada, abrazando su vientre, y parecía estar a punto de llorar. Cuando me vio, su boca se curvó en una pequeña sonrisa, pero aún lucía triste.
—Tony tiene un plan, mamá —dijo papá suavemente.
Ella lloró cuando se lo conté.
—Mamá —me quejé.
—Lo siento. Simplemente estoy orgullosa de ti. Sé que vas a ganarle.
Permití que me abrazara y me diera besos antes de zafarme de sus brazos. Papá vino a tomar mi lugar, jalándola hacia sus brazos con una gran sonrisa en su rostro.
—Realmente lo hiciste —la escuché susurrarle.
Él no contestó. Simplemente la besó por un largo momento en la boca.
Ellos siempre estaban mirándose con amor y besándose.
Agh, tan vergonzoso.
El abuelo seguía en la cocina limpiando el pescado.
Quizás ayudarlo no sería tan malo después de todo.
~Fin~
Nota de la autora: Esto toma lugar diez años después. Tony va a patear el trasero de Craig y a volverse popular por unos días, Bella tendrá una niña (y se ligará las trompas). Esme se retirará antes para cuidar a los niños cuando Bella regrese a trabajar para Smith & Devany. Bella ahora es Analista de Mercadotecnia y Edward es Director Ejecutivo de Mercadotecnia. Y... siguen estando muy enamorados. Siempre lo estarán, a pesar de los traspiés de la vida.
Ahh, no quería que terminara esta historia, pero aquí estamos :')
Tengo miedo de lo que vaya a subir después con tanto amor que le dieron jaja. ¡Miles de gracias! Ya saben, ya tienen adelanto de la próxima traducción y esta noche subiré la última escena EPOV en mi grupo. Si no los leyeron, los pueden encontrar allí.
Antes de irse, como siempre les molesto pidiendo si pueden dejar un review a la autora agradeciendo el permiso, así como deseándole lo mejor ya que está publicando esta historia en Amazon Vella, razón por la cual me pidió que la compartiera con título en español :) Ya saben que pueden dejarlo en español, siempre lo más prolijo posible ya que la mayoría usa traductor para leer sus reviews, o yo les dejo una opción en inglés, solo deben copiar y pegar.
Hi, Andi, I've just finished reading the Spanish version of this fanfic and I wanted to thank you for writing such a beautiful story and for letting Pali share it with us. We wish you the best with Enemy Mine and hope to read more of your stories in the future. Greetings from (tu país).
.
Abrazos y hasta la próxima,
Pali
