ESTA HISTORIA NO ME PERTENECE Y LOS PERSONAJES SON DE S. MEYER.
Capítulo 25
Bella
Una semanadespués…
Edward besa el lugar en mi cabeza donde recibí el golpe de Mike. Lo hace al menos veinte veces al día. No estoy segura si está tratando de consolarse a sí mismo o a mí. Curiosamente, he tenido la recuperación más fácil de todo esto. Aunque Edward no quiere escuchar el nombre de Mike, le estoy un poco agradecida. Me trajo a Edward.
Lo miro, está de pie junto a mi silla en la cocina. Sus brillantes ojos verdes están en el lugar que todavía muestra un pequeño moretón. Sé que está pensando profundamente en lo que podría haber sucedido. De vez en cuando, todavía veo en sus ojos una mirada atormentada, y sé que ha vuelto a recordar ese día.
Extiendo la mano y agarro la suya, entrelazando nuestros dedos.
—Edward —digo su nombre en voz baja, sacándolo de los pensamientos en los que se perdió. Se arrodilla al lado de la silla en la que estoy sentada. Entonces, me doy cuenta de que esta es la misma silla en la que estaba sentada cuando Edward me dijo no me dejaría ir—. Sabes, la última vez que me senté aquí, dijiste que me estabas reteniendo — bromeé, tratando de aligerar el estado de ánimo. Funciona, porque me sonríe maliciosamente.
—Nada ha cambiado —mi respiración se engancha cuando su grueso acento sureño recubre sus palabras. Siempre lo hace cuando se pone un poco emocional. Me hace palpitar el corazón cada vez—. Todavía no te dejaré ir.
Mis ojos se posan en la mano que deslicé en la suya mientras lo veo empujar un anillo en mi dedo. Mis ojos comienzan a lagrimear, y Edward me pone en su regazo.
—Te dije que no me gustan las lágrimas en tus ojos, incluso si son de felicidad.
Lo rodeo con los brazos, besándolo por toda el rostro. Vuelve a caer al suelo, pero sigo besándolo hasta que mi boca cae sobre la suya y nos besamos profundamente.
—Tomaré eso como un sí —Edward nos hace rodar, así estoy debajo de él.
—No me preguntaste nada —respondo.
—Mmh —es todo lo que dice antes de besarme de nuevo, y ambos sabemos que no va a preguntar. Empiezo a tirar de su camisa, queriéndonos desnudos y haciendo el amor. Olvidé que estamos en el piso de la cocina. Edward también parece olvidarlo, porque también tira de mi blusa. Uno pensaría que después de esta mañana estaríamos cansados de hacer el amor, pero no hemos podido detenernos desde que el doctor me dio el visto bueno.
—Miau —el sonido a nuestro lado nos saca del momento. Miramos a Bear, que quiere saber dónde está su desayuno. Me río, y Edward sacude la cabeza antes de ponernos de pie.
—Mamá y papá estarán aquí dentro de poco —me aprieta el culo antes de dejarme ir. Gime mientras ajusta su polla—. Come. Alimentaré a Bear —besa la parte superior de mi cabeza y señala mi plato. Ruedo mis ojos. Ha sido fuerte con esta cosa de comer últimamente—. No pongas los ojos en blanco. Podrías estar comiendo por dos. — Mi bocado de huevos se detiene a medio camino de mi boca. Edward lo dice con tanta indiferencia mientras llena el tazón de Bear.
Mis ojos van a mi estómago, y lo acaricio suavemente. ¿Cómo no había pensado en eso? Me he perdido en mi neblina de Edward durante la semana pasada, supongo.
—No pienses demasiado en esto, Grillo —lo miro de nuevo. Se apoya en el mostrador y toma un sorbo de su café.
—No lo hago. Simplemente estoy feliz —admito.
Normalmente planeo todo, y hace un mes esto me habría enviado a un mini ataque de pánico, pero ya no. Qué diferente es la vida cuando tienes a alguien más en quien apoyarte. Alguien que sabes que nunca te dejaría caer y haría cualquier cosa para asegurarse que nunca lo hicieras.
Edward me hace sentir que puedo ser lo que siempre quise ser. Tenía miedo de ser sincera conmigo misma porque estaba obsesionada por ser el ideal de otra persona. Ya no quería ser la chica del parque de caravanas, y estaba demasiado preocupada por las cosas que no deberían haberme preocupado. Con Edward podía solo vivir y disfrutar cada momento como venía. Sin importar de dónde vengo.
—Tu mamá estará emocionada —levanto mi dedo anular, y finalmente miro el anillo. Miro el collar alrededor de mi cuello y noto que coinciden—. ¿Cuánto tiempo has tenido este anillo? —pregunto, dejando que el diamante brille en la luz. Nadie se perderá que estoy comprometida con esto en mi dedo.
—Nuestra mamá —corrige Edward, regresando para pararse a mi lado. Trae un bocado de comida a mi boca, y lo tomo. No responde a mi pregunta, pero si conozco a mi prometido obsesionado, lo ha tenido por un tiempo.
—Me gusta el sonido de eso —admito. Amo a los padres de Edward. Han sido tan buenos conmigo. Todavía siento pena por ellos por todo lo que pasó. Perdieron a uno de sus hijos. Sé que irá a la cárcel, pero creo que necesita más ayuda que esa.
Edward me dijo hace unas noches, cuando estábamos acostados en la cama, que Mike siempre tuvo un resentimiento contra él. Edward solo quería ser un hermano mayor para él, pero Mike nunca estuvo interesado. Todo era siempre una competencia para Mike. Se aferró a tanta ira, y aun así Edward no lo entendía. A veces las personas son quienes son. Eso es algo que voy a entender con mi mamá. No los cambiarás, solo puedes dejarlos ser. Además, nadie puede comprender verdaderamente la locura.
Todavía estaba un poco sorprendida cuando mi madre se acercó a mí después de lo que sucedió llegara a las noticias. Sé que nunca podríamos ser cercanas, pero significó algo para mí. Puede que no me cuidara mejor cuando era niña, pero, gracias a ella y a Mike, fui guiada a lo que más quería. Estoy aquí con Edward, el hombre con el que voy a pasar el resto de mi vida.
Edward agarra su teléfono y mira la pantalla.
—Están aquí.
Sé que los guardias acaban de enviar un mensaje para hacerle saber que sus padres están en camino por el largo camino hacia la casa. Después que todo sucedió, Edward ha contratado un equipo de seguridad. Pensé que era un poco demasiado, pero si eso lo tranquiliza, estoy feliz con eso.
Me dirijo a la puerta principal con Edward y observamos cómo sus padres se detienen. Esme casi sale volando del auto.
—Mujer, esperas hasta que pare el auto o te daré una paliza —dice Carlisle en un gruñido, sacudiendo la cabeza.
Esme lo ignora.
—¿Dijo que sí? —sonríe de oreja a oreja y es la más feliz que jamás la haya visto. Me calienta, porque sé que ha estado llorando la mayor parte de la semana. Me dijo que cortar a Mike hace años fue una de las cosas más difíciles que había hecho, pero no tenía muchas opciones. Se había vuelto tan tóxico para la familia. Esperaba que madurara si tenía que abrirse camino por sí mismo.
Levanto mi mano, mostrándole mi anillo. Grita alegremente y me envuelve en un abrazo gigante.
—No dejes que te arrastre a un juzgado —dice mientras se retira y le lanza a Edward una mirada dura. Él va a abrir la boca, probablemente para decir que eso es lo que estamos haciendo, pero lo interrumpí.
—Creo que podemos planear algo pequeño bastante rápido. —Edward cierra la boca. Estoy segura de que quiere decir algo más, pero le lanzo mi propia mirada. Esme está emocionada por esto, y si pasar las próximas semanas planeando una boda rápida mantiene su mente fuera de otras cosas, entonces eso es lo que vamos a hacer.
—Está bien —suspira Edward—. Ve por tu libro, mamá. Sé que quieres hacerlo —Esme me guiña un ojo mientras corre hacia el auto, y Carlisle me da un abrazo.
—Bienvenida a la familia —dice en mi oído antes de besarme en la mejilla—. Gracias. No solo nos hiciste felices a mi esposa y a mí, sino que le has devuelto la vida a Edward. No lo he visto tan relajado en años.
Mis ojos se llenan de lágrimas una vez más. Finalmente me siento parte de una familia por una vez en mi vida. Esme regresa corriendo con un gran libro de recortes en su mano con "Boda de Edward y Bella" en la portada.
—Parece que has estado trabajando en ello por un tiempo.
—Desde que Edward me habló de ti —sonríe. No puedo dejar de reír—. Vamos, hay mucho por hacer y sabemos que Edward no nos va a dar mucho tiempo —me empuja a la casa y de regreso al área de la cocina, donde Carlisle le prepara una taza de café y Edward me hace un té. Abre el libro y empieza a enseñarme todo.
Edward pone el té delante de mí y un momento después me levanta y me coloca en su regazo. Me sonrojo un poco, pero Esme continúa hablando a un kilómetro por minuto, mostrándome un montón de ideas diferentes.
Me dejé derretir sobre Edward mientras envolvía su brazo alrededor de mí y escuchaba a su madre continuar también. Carlisle descansa su brazo en el respaldo de la silla de su esposa, sonriéndole suavemente. Edward me besa debajo de la oreja, susurrando que me ama, y sé que me dará el felices por siempre con el que cada chica sueña.
¡MUCHAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS!
Aun nos falta el epílogo:)
