Capítulo 41. ¿El Sharingan cambia de color, Shisui?

- ¿Puedes recordarme cómo va a hacer esto? – la voz de Shisui suena tensa.

- Por supuesto, - digo por sexta vez - te explico que existen capilares oculares los cuales todos los seres humanos obtenemos al nacer; sin embargo, para aquellos usuarios de dōjutsu, estoy teorizando que tienen un segundo grupo, uno de respaldo por así decirlo.

- ¿Has revisado a más usuarios de líneas de sangre? – su cuerpo se tensó de repente.

- No, no he tenido el disgusto, alegremente.

- … ¿Nani?

- Sin embargo, he revisado a alguien cuya visión esta obstruida con un dōjutsu similar al tuyo. Ocurre al contrario de a ti, su chakra es drenado por la incapacidad de la activación continua, por tanto, debe de cubrirlo. Atribuyo esto al hecho de que su cuerpo no fue diseñado genéticamente para contener tal cantidad de poder enfocado únicamente en los canales visuales, al contrario de tu linaje, para salvaguardar tal cantidad de poder.

- ¿Estás diciendo que a Kakashi también le pasa lo que a mí?

- Ignorando el nombre ultrasecreto de mi paciente, el usuario contemplaba un problema que radicaba en migrañas extremas después del uso desmedido de su dōjutsu. Al revisarlo y haciendo una comparativa con tu mapa arterial, descubrí que él y yo somos normales. Tú eres el alienígena.

- … Tú me estas llamando… ¡Raro! – su cara mostraba total indignación.

- Extraterrestre podría ser un mejor termino.

- ¡Sakura-chan!

- Velo así, tu personalidad es fuera de este mundo.

- … Por alguna razón, cuando lo dices tú no parece tan gracioso. ¡Basta, deja de reírte!

Shisui no podía levantarse, solo arrojarme el millón de almohadas que solicito para su descanso.

Corrección, el millón de almohadas que solicito Bastet para su propio descanso, petición para la cual el futuro patriarca no tuvo el corazón para rechazarlo.

- Es normal que tu genética esté basada en proteger tu dōjutsu, es decir, es como otra extremidad para tu cuerpo, crece o evoluciona tal cual cualquier otro miembro, por ello el cambio entre los tomoes del sharingan o el grado evolucionado en el que te encuentras. Ahora el problema que presentas es que las venas principales con las que haces funcional el sharingan en su primera expresión continuarás quemándolas con tus niveles de chakra actuales al despegar el Mangekyō, porque no tienen el soporte suficiente para toda la carga de potencia que envías a través de ellas. No es lo mismo una llama que enciendes para una vela comparada a un fuego para iniciar una antorcha. ¿Cómo vas hasta aquí?

- Entiendo eso último que has dicho, pero ¿no se contrapone a lo primero? ¿que mi cuerpo está diseñado para soportarlo?

- Eso es lo interesante aquí – le mostré el mapa de diseño escrito en tinta que me enseñó a realizar Sai con un jutsu - esto que ves aquí es ese segundo conjunto de capilares oculares del que te hable al inicio, que sólo he visto en tu influjo cerebral, y sospecho que está diseñado para soportar a tu Mangekyō. Si observas la tubería del canal es más gruesa, lo que hace sospechar que puede soportar justamente la carga de la hipotética antorcha.

Tras enseñarle los diseños a utilizar ahora, le explique:

- Simularé un trasplante ocular.

Me miro alarmado inmediatamente.

- Simulación Shisui, es la palabra clave aquí. Le haré creer a tu cerebro que las bobinas de chakra realmente deben de ser funcionales a través de estos canales, obstruyendo estos momentáneamente durante la simulación, de esta manera, al ser tu propio ADN evidentemente tendrá que aceptarlo. La probabilidad de éxito está calculada a 99% para la aceptación a estos canales.

- ¿Podré activar el Mangekyō sin problema?

- En teoría sí, no habrá cambios, más que mi propio chakra del cual dejare residual en el tuyo para sanación; en caso de una quemadura inicial, la cual sólo será una sola vez, en la primera activación con estos nuevos capilares. Por lo demás, todo sigue siendo tuyo.

El Uchiha no me miro mientras seguía con su dedo índice el diseño:

- La ceguera permanente de la que hablabas… - Se interrumpió así mismo.

- Si realmente los capilares sostienen todo el flujo necesario de chakra, no tendrás problemas de visión alguno durante los siguientes años de tu vida, - sus ojos me miraron sorprendidos - mientras continues tratando a tu cuerpo de forma saludable, sólo requerirás una o dos revisiones anuales. Evidentemente, después de este proceso el primer año será el primordial, ya sea que yo o tu médico de cabecera estemos al pendiente revisándote cada dos semanas hasta inclusive una vez por mes, para determinar que el procedimiento funciono sin ninguna secuela.

- Y de esta operación, la probabilidad de éxito contra la ceguera es de…

- Considero que sea arriba del 99%.

De hecho, no tenía más del 50%, sus capilares extras eran nuevos incluso para mí, por tanto, no sabría cómo reaccionaría su cuerpo, sin embargo, no soy médico, la ética profesional no aplicaba en mí. ¿Mentirle a un paciente con una creciente depresión? Por favor, nací para hacerlo. Además de que ya había acordado que Shisui no debía tener estrés y decirle que solo tenía la mitad de las probabilidades de seguir vivo sin ceguera, aumentaría sus niveles de cortisol.

Sus ojos semi ciegos, ocultos por un velo nebuloso, me miraban esperanzados. Trato de mantenerse sereno, pero sabía que estaba muy emocionado por el procedimiento. Sus dedos inquietos lo delataban.

- Entiendo que mi cuerpo preparo una reposición desde el nacimiento, pero ¿porque no simplemente lo utilizo desde el inicio por si solo? Debería de ser utilizado sin tener que agregar el uso de chakra medicinal. Sin ofender.

- No tomado, de hecho, es algo que me cuestiono también. Genéticamente tu cuerpo es perfecto, físicamente estás en tu mejor época; con solo el 8% de grasa corporal, eres el epítome no sólo de un shinobi perfecto sino de un semental ideal. Un hombre completo y con la anatomía más viril deseada. Cualquiera desearía tener tu cuerpo o poseer el poder que tienes a través de tus fuertes manos o caer hechizado bajo tus hermosos ojos…

Por alguna razón, Shisui parecía tener fiebre, con sus orejas y mejillas rojas, fruncí el ceño colocando mi mano en su frente. Él se estremeció.

- Tienes una estructura de genomas tan ideal que no dudaría en que tu descendencia activará la mayor parte de tus buenos genes. Cualquier hembra desearía que empezarás a cortejarla.

Estando ligeramente caliente, sólo le serví un vaso de agua que él acepto gustoso.

- El hecho de que tu cuerpo no permita satisfacer tus propios deseos con tus propios medios, necesitando de alguien más para liberar toda tu tensión reprimida es intrigante. Debería alegrarte entonces, que mis manos, mi mente y mi cuerpo, están a tu total disposición, Shisui, y no me iré hasta que quedes completamente saciado.

Por alguna razón, Shisui escupió todo el trago de agua hacia un Bastet que justo se había colocado frente al Uchiha.

El pobre neko apenas llegaba a instalarse cuando el salpicón le llego de lleno a la cara, cubriendo sus bigotes. Miraba impactado al pelinegro quien no sólo estaba colorado, estaba consternado por haberle escupido a su precioso príncipe oscuro.

Mi mirada sorprendida sólo fue atraída a Nara-san que, aburrido, estaba recargado en la puerta deslizante de arroz, cuando dijo:

- Sólo cura al pobre hombre y deja de hablar de todo lo que vas a manosear su cuerpo perfecto – se retiró caminando a su propia recámara.

Shisui trataba inútilmente de limpiar a un Bastet aun en shock al verse envuelto por babas de su esclavo más prometedor.

Por alguna razón que desconozco, me sentí casi culpable del bochorno de Shisui. Casi.


Sentía como se resbalaba su katana de entre sus manos gracias a la sangre que empapaba la totalidad de su cuerpo.

Del cielo, lluvia ensangrentada caía a raudales bloqueando la vista parcialmente, pero no impidió su camino.

Levantando su arma, atravesó al siguiente hombre que se cruzó en su camino destrozando ambos pulmones con una entrada limpia desde su costado. El shinobi enemigo tardo más en caer que en lo que su katana, que en lo que está ya se estaba enterrando entre el estómago y las vísceras de otro de sus compañeros.

Uno tras otro, agregaban sangre sucia a la tierra húmeda, que en lugar de verde como el pasto fértil que era, era más una piscina sangrienta.

El sólo sentía la katana entrar en cada oponente, abrir las entrañas, cercenando cuellos, abriendo paso entre ambas cejas de cada hombre que quería probar fuerzas contra él.

Cada día era igual. Todos querían probarse con él. Medirse con él.

Nunca se dieron cuenta de cómo él se perdía en su propia mentalidad, acomodándose en piloto automático, odiando ser el quien ponga fin a sus vidas.

Los ojos sin alma le regresaban la mirada oscura esperando su ataque final que termine con su sufrimiento.

Ojalá él también pudiera salir. ¡También alguien pudiera liberarlo!

Puede ver hilos oscuros que mueven sus brazos, sus manos, sus piernas, todos siendo jalados desde lo alto en el cielo como si fuera un simple títere de los dioses de la guerra.

Un relámpago hace resplandecer el cielo, dejando ver la forma de dos ojos Sharingan de gigantes dimensiones mirándolo sólo a él desde esas alturas. Como un Kami vengativo de ojos rojos, que busca su tributo de carne en crudo.

Los truenos los siente resonar en sus oídos mientras continúa desmembrando brazos y piernas.

A lo lejos ve una figura encapuchada, se da la vuelta permitiendo ver una figura que porta el uniforme Anbu y una máscara puesta que hace imposible identificar su rostro.

La figura desenvaina una katana propia.

La batalla con este hombre se vuelve brutal, parece predecir cada movimiento que él tiene bajo la manga.

Por alguna razón, el uso de chakra no le pasa por la mente, simplemente son sus manos, los hilos titiriteros y su fuerza de voluntad para terminar con la amenaza.

En un movimiento en falso, el oponente tropieza permitiéndole clavar su katana centímetros arriba del ombligo hasta su corazón, prácticamente empalando al enemigo.

Una risa oscura resuena en los cielos llenos de nubes oscuras, la lluvia con gotas de sangre ha amainado.

El hombre muere en los brazos del pelinegro, y le nace la curiosidad, antes inexistente, por saber quién le presento batalla.

Retira su máscara en cámara lenta.

El horror nace cuando ve la cara de su amado otouto, la luz de su vida, empalado por la katana de su aniki.

Sus ojos negros volviéndose grises por la pérdida de su alma, el cuerpo volviéndose flojo y laxo.

Sólo el latido del corazón prevalece, él llora y se arrodilla tratando de auxiliarlo entre lamentos silenciosos.

Trata de ingresar ninjutsu médico, pero su energía no responde a su llamado.

Manos emergen de la tierra tomando el cuerpo de su hermano menor, tratando de llevárselo metros bajo tierra, todas tomando un pedazo de él, destrozando su cuerpo. El hombre llora más cortando con la katana dichas manos, alejándolas de su persona más preciosa. Es cuando se da cuenta que los ojos de su hermano muerto lo miran, su boca se abre y solloza macabramente: "Nunca te perdonaré, Nii-san".

Siente una mano en su hombro, inesperadamente.

Su reacción es inmediata: todo el sentido instintivo shinobi es activado.

Su mano izquierda llega a la garganta de su nuevo contrincante, mientras que con la derecha saca un kunai del que no recuerda donde lo obtuvo y hace estallar la cabeza de su enemigo contra la primera pared que encuentra.

Sus ojos dementes por la pérdida no tienen enfoque, no miran a su presa.

- Taicho-san – escucha en la lejanía un sonido extrañamente familiar.

Una voz, una suave melodía lo hace detenerse momentáneamente, pero no evita que siga apretando su puño izquierdo, aquel que sostiene algo carnoso y blando.

- Itachi-san – escucha un eco, muy lejano, ahogado.

No sabe porque la tierra húmeda se dejó de sentir bajo sus sandalias, y ahora son sus pies descalzos lo que tocan un piso de madera.

- Itachi-san – la voz suena más cercana, prácticamente en su oído, con cierto sentido de urgencia en ella.

Su mente no puede procesar nada correctamente.

En efecto, estaba de pie en un piso de madera. Entonces las memorias regresan: la casa de sus padres a las afueras de la Tierra de la Lluvia, acababa de irse a dormir siente él, no más allá de cinco minutos, y luego las escenas nuevamente de la oscura pesadilla.

Está de pie pero no puede entender que ocurre hasta que oye la voz de nuevo:

- Itachi.

Una única palabra flotando a centímetros de su rostro, es cuando enfoca su visión justo frente a él.

Verde. Es lo único que puede percibir, pero le parece un verde tan espectacular, oscurecido y a la vez deslumbrante, a la luz de una vela, que él no recuerda poner en su mesita de noche, ilumina el precioso tono volviéndolo esmeralda puro.

Le recuerda el tono que dan las hojas de los árboles cuando la luz del sol las atraviesa con su calor, siendo mecidas suavemente por la refrescante brisa.

Luego ve el rosa, pero él ya no lo asocia con los algodones. Tampoco los asocia puramente a los árboles de otoño. Lo vincula a aquel universo que vio una vez, bajo nubes etéreas recostado en arena blanca en un mundo celestial donde celebro alguna vez una fiesta pagana.

Ve blanco, mucho blanco níveo que parece cremoso al tacto, que parece estar enrojecido furiosamente. Las ganas de tocarlo se ven opacadas al ver otro tono de blanco un poco más pálido con cada segundo. Se da cuenta que es su propia mano encimada sobre un delicado cuello femenino, y observa una mancha estropeando el blanco delicioso.

Rojo. Es lo último que percibe. Una enorme gota roja que parece correr desesperadamente lejos de la punta filosa del kunai que tiene su mano derecha.

- Itachi.

Su voz ahogada es lo que lo termina por despertar. Entiende que fue únicamente el instinto y años de entrenamiento aunado a la cautela militar lo que ha conllevado este momento.

El despertar de un shinobi cuando esta atascado en una pesadilla.

Cuando ve la imagen completa, inmediatamente se retira, deja caer el kunai lejos de él y de ella. Tropieza al dar dos pasos hacia atrás terminando arrodillado, mirando avergonzado hacia abajo. No puede mirarla. No con el grado del crimen que acaba de cometer.

Sus manos empiezan a temblar ligeramente.

Está perdiendo la compostura. Siente tantas emociones: cobardía, censura, vergüenza, marginación, culpa, arrepentimiento, tristeza, enojo. Todo abarcándolo, abrazándolo y ofuscando su respiración. Está a punto de sentirse caer en una profundidad de soledad y desesperación cuando la siente. A ella. A Sakura.

Una energía tan pura subiendo por sus rodillas en el suelo y después llenando cada rincón, cada articulación y cada célula desolada de su ser. Sabe qué es, sabe que es ella quien está haciéndolo, pero eso no importa. Es luz pura consolando a sus entrañas y no quiere dejarla ir, disfruta de su calor y su ternura. Lo cubre como una manta y no lo deja ir, sintiendo como esas emociones son reemplazadas lentamente por candidez y humildad.

Su chakra se fusiona con el de ella, permitiéndole recorrer todo su cuerpo, dándole las gracias por estar ahí; no quiere tomar más, aunque, tiene dificultades para no hacerlo, él parece succionar necesitando más de este delicioso candor.

Nunca ha sido codicioso, pero en este momento, es como si la energía tan pura, le permitiera serlo, lo animara a serlo. No sabe cuándo tiempo transcurrió, sus ojos se habían cerrado sin que se diera cuenta, pero fue el periodo suficiente para que su respiración se tranquilizará, para que su chakra furioso consigo mismo retomara su sereno camino.

La vergüenza quería volver a él, era una emoción dominante, una que hacía controversia con la necesidad de cobijarse bajo el suave calor de esta manta de energía que le proporcionaron.

Ninguna palabra había sido dicha, pero sabía que ella seguía ahí, en la habitación con él.

El chakra cándido empezó a retirarse, pero él emocionado, atravesado por tantos sentimientos contradictorios, abrió los ojos, levanto la mirada suplicante, arrepintiéndose al momento porque se encontró con las mismas esmeraldas a las que no quería ver.

Ella no tenía emoción alguna en el rostro, y por un momento, uno que no comprenderá en mucho tiempo, la odio. Odiaba esa indiferencia. No le quedaba, no a ella, y tal como si Sakura hubiera leído su pensamiento, sus ojos parecieron sonreírle de repente e inmediatamente toda su faz cambio, mostrándole que ella estaba bien, sana y salva.

Ella se había dejado caer también en la misma posición que él, aunque tampoco se había acercado, pareciendo estar asegurando su perímetro de un animal peligroso al que intenta calmar.

La morbosidad pudo más que él, y reviso su cuello. Sin marcas de moretones aunado a la ausencia de su sangre derramada. Se sano a si misma, y le agradece internamente que no lo humille más.

El calor en su palma le hace recordar la carne tan suave de su garganta y se apena nuevamente.

Quiere atribuirlo a que fue parte de la pesadilla, pero es demasiado mal condescendiente consigo mismo para mentirse de esa manera. El chakra empieza a retirarse aún más, e Itachi apenas pudo reprimir un gemido de queja. No podía pedirle más a ella, aunque se siente como un hombre sediento suplicando por su botella de agua.

Puede ver los labios de Sakura moverse, dejando salir su melodía:

- Abajo hay leche caliente con miel. Dicen que es bueno para dormir – su voz amortiguada, no por el estrangulamiento, sino para no inquietar el silencio de la habitación.

Él no responde, tampoco asiente, sólo continúan viéndose unos segundos más, manteniendo la mirada.

Cree que quiere asegurarse de que él esta despierto correctamente, antes de levantarse lentamente con gracia hacer una pequeña reverencia y salir tranquilamente de su recamara.

Sólo hasta que cierra la puerta deslizante de madera, él deja caer los hombros.

Se sentía avergonzado por supuesto, pero no tanto como al inicio de su rudo despertar. Se revisa un momento viendo que su pijama de dos piezas esta empapado en sudor, deberá tomar una ducha ahora.

Se levanta desganado sin querer pensar en lo que acaba de ocurrir; al contrario, siente que su corazón y su mente están en conflicto porque mientras uno no puede dejar de pensar en la sangre escurriendo, su rostro enrojecido por la falta de oxígeno por su puño duro; el otro le dice que la joven bruja le brindo una invitación a superarlo, sin dramas, sin pedir explicaciones, ni siquiera ser redundante con que fue una pesadilla.

Una persona bondadosa diría que todo saldría bien, que no le dolió el ataque y que sabe que no volverá a pasar; una persona negativa hubiera hecho salir las lágrimas, tratando de manipular aún más el sensible momento, se hubiera ofendido; pero ella…, esa mirada estaba llena de empatía a pesar de ser una sonrisa burlona. Ella tenía una idea por lo que él estaba pasando, es por ello por lo que no lo presiono.

La invitación estaba abierta.

Terminando la ducha rápida, decidió, tendría antojo de un poco de leche caliente con miel.


Estaba frustrado, terriblemente.

Él sabía - ella le dijo que esto pasaría -, pero nunca imagino que sería a tal grado.

Recuerda entonces subrayar en sus notas mentales destacando su deleznable obsesión por quedarse agotada y moribunda ante el esfuerzo de chakra que coloca en cada sanación.

Ni siquiera podía concentrarse en el diseño estratégico sobre los caminos pendientes a obstruir para orillar a una emboscada a los shinobi renegados, de los que se rumorea han recibido una invitación para unirse a la organización criminal conocida como Akatsuki. Trabajo que han estado planificando tanto Shikamaru como él mismo por meses.

Aunque en los últimos tiempos, más empeño ha colocado el chico Nara que Itachi.

Había estado tan preocupado por la salud de Shisui y enfadado al mismo tiempo por su propia negligencia tanto como capitán como por ser el primo inconsciente.

Sakura había dicho que en efecto ambos estarían cansados porque a pesar de que Shisui no emanaría chakra alguno durante el tratamiento, lo haría posterior, cuando su cuerpo resentiría el tratamiento. Pero nunca dijo que ella terminaría medio muerta y sin capacidad motriz durante los últimos tres días. Regañando a Bastet-sama ante su falta de ayuda con su "cierva", fue él quien la levantaba cada vez y la acomodaba en la cama.

Ahora entendía porque ella llevo comida preparada especial. Por supuesto un ramen instantáneo no sería suficiente fuente alimenticia para ella, pero lo que tenía preparado era ridículo. Incluso Shisui podía alimentarse por sí mismo; en cambio, la pelirosa literalmente ponía un popote entre sus labios sobre un vaso licuado de masa gris de olor repugnante y lo bebía.

Como Uchiha que se respeta, no menciono palabra alguna, pero la situación estaba alcanzándolo.

Así que armándose de valor para hacer algo para lo cual nunca se le entreno, algo que pensó nunca necesitaría hacer, a menos que fuera en tiempos de guerra, puso manos a la obra.

Sentándose en el tatami, doblando las rodillas en seiza, levanto la cabeza de la pelirosa y la coloco en sus muslos.

Alcanzando la cuchara con la crema tibia, preparada ese mismo día, la puso sobre los pétalos cenicientos que eran sus labios femeninos e instaba:

- Abre – su tono autoritario, sin opción a negativas.

En piloto automático, sus labios pálidos, sin vida, se abrían a su orden. Sus orbes esmeraldas no se habían abierto, pero no era necesario, sólo necesitaba reponerse para la curación de Shisui durante la noche.

Eso se decía a si mismo Itachi, pensando en la sopa de pollo que le daría a comer el día siguiente.


- El seikō te ha cuidado, cierva – decía moviendo sus dos colas.

No tenían más de diez minutos en que ella se desmayó nuevamente, muerta de agotamiento en la alfombra junto a Shisui, quien estaba sufriendo por la regeneración realizada a sus cuencas oculares, cuando un gato se colocó en el pecho de la pelirosa.

- El tercer seikō te alimenta sin que te des cuenta – ronroneaba – entonces si yo fingiera morir, el tercer seikō estaría obligado a alimentarme mientras duermo.

Así fue como un Bastet caprichoso pensaba que mataría dos pájaros de un tiro.


Ella había dicho que hoy sería la noche de la simulación del trasplante e Itachi estaba sumamente nervioso.

Su rostro, transformado en una máscara sin emociones, no dejaba ver al Nara su crítica ansiedad, pero a ella no la podía engañar, podía verlo de reojo mientras comía por si misma correctamente por primera vez en días.

Entonces pensando que quería ayudarlo a distraerse, fue a hacer conversación con el chico Nara:

- Nara-sama.

- Dije que solo Shikamaru, Onmyōji.

- Shikamaru-sama.

- Sin honoríficos, por favor.

- Tal vez si levantaras la cara de la mesa, podría escucharte mejor, perezoso.

- … Agghhh, ¿Siempre es así?

Itachi miro a su lado, al chico Nara, casi compadeciéndose de él. Pero la pelirosa tenía razón. Shikamaru era tan inteligente como flojo.

Itachi levanto los hombros sutilmente mientras tomaba su siguiente trato de té.

- Nara Shikamaru.

- Mendokusai mujer, ¿Qué quieres?

No es bueno cuando una mujer te llama por tu nombre completo.

- Tal vez tu con toda tu experiencia puedas informarme sobre algo de lo cual aquí, Taicho-san presente, se niega a darme información.

El Uchiha levanto la ceja interesado a la vez que Shikamaru se inclinaba hacia la pelirosa sin darse cuenta. La atención de ambos había sido llamada.

El chico Nara vio de reojo a su capitán, solo asegurándose de que era seguro hablar. El pelinegro asintió, curioso.

- Dispara – dijo el cabeza de piña.

- Hay un texto del que se me ha descrito que su lectura es benéfica para el alma, y que requiero leerlo para invocar fuerzas… externas a mí. Como una invocación, por así decirlo.

- Continua.

- Sin embargo, su lectura me ha sido negada en reiteradas ocasiones, pero viendo que eres una fuente gratuita de información, podrías decirme si lo que busco es cierto.

Es aquí donde Sakura agravo su voz, inclinándose hacia el Nara:

- Se supone que una Dominatrix como yo debería de saber estas cosas…

- … ¿Domina..qué?

- … pero hay un complot que me impide tomar nota de ese texto. Algo sobre demasiadas referencias donde existen abejas y desfloreos, concepto que aun no entiendo, pero la esencia de mi pregunta es…

- … ¿desflore…?

- ¿Puedes describirme los escenarios de Icha Icha Paradise?

- … -

Fue la primera vez que Itachi vio a Shikamaru perderse entre las redes de su información, casi podía ver su mente en blanco quebrarse especialmente cuando Sakura continuo:

- Y ¿puedes hacerlo conmigo, por favor? Para completar el proceso, necesito un hombre, uno con experiencia sería lo ideal, uno que no me deje a medias.

El Uchiha sabía que el entrecerrar de ojos de la pelirosa fue totalmente accidental, un tic que tenía cuando estaba esperando a la brevedad una respuesta muy ansiada, sin opción a desviar la mirada - cosa que ocurría en muchas ocasiones - pero fue un incentivo para que perdieran mentalmente a Shikamaru ante la dura esperanza que brillaba en los ojos de la llamada dominatrix.

Cuando pasaron tres sólidos minutos y no hubo respuesta de parte del Nara, Sakura miro a Itachi:

- Taicho-san, dijiste que era inteligente, pero creo que se descompuso – se quejó infantilmente.

Itachi, disimulando su diversión, termino su té y tranquilamente le dijo a Sakura.

- Te consta que predije que no cualquiera estaría dispuesto a contestar a tus cuestionamientos; a tu tiempo, tendrás tus respuestas, no seas codiciosa – contesto serenamente colocando el rostro del Nara de nuevo sobre la mesa.

Haciendo un puchero, ella se sentó cruzando los brazos sobre su pecho, murmurando sobre shinobi flojos e ignorantes, que poco o nada servían.

Por su parte Shikamaru, le dio las gracias moviendo los labios en silencio sin que la pelirosa lo notará, cerrando sus ojos consternados.

Si había querido distraerlo de la cirugía, definitivamente lo había logrado.


Siendo el mediodía, habían terminado el almuerzo temprano para que Sakura pudiera descansar antes de su último tratamiento con Shisui, quien lucía aun en cama, cansado pero excitado.

La simulación de la cirugía había sido el día anterior, pero la pelirosa prefirió dejar descansar los ojos de su primo antes de confirmar cualquier resultado. Hoy se definiría su completa recuperación o si necesitaban más tiempo. Cada vez que pensaba en lo último, sentía un aguijón perforar su cuerpo.

Shikamaru había tomado un descanso, tomando el fresco sentado a su lado en la engawa mirando a la pelirosa al fondo del jardín, más allá del pequeño arroyo que contenía unos cuantos peces veta.

No habían tenido demasiado avance con respecto a Akatuski, por cada paso que avanzaban sentían perder terreno en otra parte.

- ¿Realmente es una bruja, Itachi-san? – pregunto el Nara completamente serio después de unos momentos.

El Uchiha sabía que Nara tenía mucho tiempo intentando preguntar eso, especialmente desde que fue ella quien los transporto a su residencia actual, levantando un portal de suiton, siguiendo las instrucciones de Itachi.

El hecho de que también con el chasquido de sus dedos, el Nara vio como ventanas y puertas se abrieron sin siquiera poner un pie dentro de la casa haciendo levitar los muebles del lugar, tenían al chico vigilando de cerca a la pelirosa.

- Sólo ve cosas que nosotros no, Shikamaru-kun.

- Pero es ella la de los rumores, ¿no es así? la Hechicera de Konoha.

Oh, sí. Al parecer su shōnen había sido… reconocida últimamente.

Quería desesperarse con ella, especialmente porque Itachi le dijo específicamente que mantuviera un perfil bajo, pero era difícil apegarse a esa mentalidad cuando se enteró de la cantidad de vidas shinobi que se recuperaron gracias a sus métodos no convencionales.

En sus comunicados con Kakashi, le platico sobre su logro con Danzo. Estaba hecho y en progreso la siguiente fase del plan, pero al verla después de ese ataque…

Itachi niega con la cabeza, no quiere recordar cómo le dolió ver la corta cantidad de rosa suave que ahora lucía. Se sintió tan… incompleta.

- Hai, es ella.

- Supongo que siendo la hermana del jinchūriki, ser llamada bruja sería normal.

Ahora eso hizo que Itachi tuviera la intención de mirar de reojo a Shikamaru. En lugar de tensarse, no dudo de las intenciones del chico, especialmente sabiendo quien era su padre; sabía que no fue Shikaku-sama quien se lo conto, sin embargo, la curiosidad de como llego a esta conclusión quería llegar más allá.

- ¿Puedo saber que te hace decir eso, Shikamaru-kun?

El chico suspiró, pareciendo derrotado para cualquier otro ojo extranjero, pero Itachi, sabía que solo estaba más intrigado a cada momento. Itachi no lo había negado a la primera hacía que quisiera confirmar su hipótesis, así que el chico detallo:

- Fui asignado al escuadrón de búsqueda de criminales rango S, el mismo día en que vi a Jiraiya-sama regreso a Konoha. Vi su túnica entrar a la oficina de Hokage-sama al salir de entregar mi informe junto a mi sensei en la sala de reuniones de al lado. Fue … interesante que no hubiera avisos sobre que él llegaba para recibirlo como el Sennin que es. Sin embargo, fue curioso que desapareciera tan pronto como llego y muy pocas veces se le vio rondando en los siguientes meses en el pueblo al grado en que pareció desaparecer. Justo en ese periodo, Temari-san, la embajadora de Sunagakure, me relato que unos amigos suyos de la infancia, muy queridos por su hermano habían regresado a su vida, incluso salvándolo nuevamente, también dijo que no podía hablar mucho de ellos, pero que habían salvado a su tía. Imaginarás mi confusión al saber que Temari-san no tiene tías, no consanguíneas. Curiosamente, fue la misma época en que tu ninfa, Onmyōji, apareció. Una chica de mi edad que nunca fue a la Academia conmigo o con alguno de la generación, cuyas habilidades hubieran llamado la atención desde la infancia. Alguien que apareció así un día cualquiera.

Shikamaru paro un momento para ver la expresión de Itachi, aunque sabía que el Uchiha solo estaría escuchando sin mostrar emoción.

Sus ojos enfocados en la joven que parecía susurrarles poesías a los colibríes del fondo.

- Imagina mi sorpresa cuando se dijo que la jinchūriki del bijuu de dos colas había llegado al hospital gracias a tu escuadrón. La mantuvieron recluida en su habitación de hospital, pero de la noche a la mañana fue liberada. Y no se obtuvo mayor conocimiento de su destino. Y sin embargo, nada de lo anterior suena tan pesado como el rumor de que el jinchūriki del bijuu de ocho colas, estaba buscando desesperadamente a dicha mujer. Ambos, ciudadanos de Kumogakure. Fue el mismo caso, ambos llegaron a Konoha y desaparecieron sin mayor rastro. Mismo periodo en que Sakura no estuvo activa.

El chico Nara, volteo la mirada al cielo, tratando de enunciar su teoría justo como la tenía en la mente:

- Nada de lo anterior, significaría nada. Hechos sin relación aparente. No, si no hubiera sido por un detalle. Sakura no fue el único ingreso "civil" que se recibió en Konoha ese día. En verdad, todo el mes de Junio, hubo varias altas de migración; sin embargo, de todos, sólo hay dos folios demasiado escuetos. El segundo, Naruto, un varón, de dieciocho años, uno cuya foto no fue incluida en el expediente oficial, uno bastante mal resumido al igual que el de Sakura.

- Aun no veo la relación, Shikamaru-kun.

- Yo tampoco lo veía, hasta que recordé una conversación con Gaara-sama, hace años, que él dijo que la magia le había hecho conocer al resto de su familia.

Itachi levanto la ceja esperando la finalidad de la teoría.

- Así que uniéndolo todo:

Shikamaru enumeró con los dedos:

1.- Gaara-sama conoció a otros jinchūriki en su infancia gracias a poderes místicos.

2.- El ducado de Sunagakure informa que su "tía" fue salvada en el mismo tiempo en que una jinchūriki llego herida al hospital de Konoha.

3.- Ustedes, Uchiha, se enfocaron en capacitar a Onmyōji, una shinobi con capacidades únicas de origen desconocido al público.

4.- Llega Jiraiya-sama en Junio, sin embargo, no se le vio en la Aldea o inclusive con pocos registros a la oficina de Hokage-sama, según el registro de visitas y no causa destrozos ni es acusado por fisgón.

5.- Llega el jinchūriki de Ocho Colas, de ubicación actual desconocida, también a Konoha. Y no ocasionan destrozos ni él ni la anterior.

6.- El registro de Sakura, como civil indica que tiene un hermano, pero no indica la identidad del sujeto.

7.- Tres jinchūriki involucrados, una supuesta bruja, un sabio entrometido, Uchihas implicados y Konoha en el medio de todo. Sólo puede significar… - la voz de Shikamaru parecía irradiar emoción con cada enunciado – … el individuo llamado Naruto, quien no se conoce de donde o como llego según su expediente, sospecho que se fue con Jiraiya-sama, quien se retiró al Monte Myōboku como reporta su ubicación actual, un lugar donde se dice que es para controlar la energía natural en modo Sabio, un poder mayor que podría ser comparable al de las bestias de cola… – el chico se calló inmediatamente.

El canto de las aves sólo hizo más agravante el descubrimiento del Nara.

- Finaliza, Shikamaru-kun – insto Itachi con calma.

- Existe un cuarto jinchūriki en Konoha, o más bien, apareció un jinchūriki extra y es el hermano de Sakura. El hijo perdido de Namikaze Minato, el último cuerpo del Kyubi. El chico conocido como Naruto.

El silencio se hizo entre ellos, viendo como Sakura cantaba suavemente y tocaba el tronco del árbol perenne cercano a ella; acto seguido, algunas mariposas se acercaron pareciendo susurrarle. Itachi entonces hablo tranquilamente:

- Considerando que eres tú, y tus conocidos, no veo otra forma en que alguien más encuentre relación con dicha información, ¿lo crees correcto también Shikamaru?

El cabeza de piña altamente sorprendido giro la cabeza para ver su capitán, mirándolo con una sonrisa tenue tocando sus labios.

¡Estaba tan asombrado por todo! ¡Su ridícula teoría que había estado rondando su cabeza por unos meses la había expuesto a la otra mente que - excluyendo a su padre -, consideraba privilegiada dentro de Konohagakure!

Se sintió tan paranoico en un momento, que sentía que tenía que dejar salir las absurdas palabras para que, en honor a su conmoción, todo fuera real. ¡Real!

- ¿Existe otro jinchūriki…? – pregunto por lo bajo.

- Tu teoría no sería concebida como tal, si todo es cierto y comprobable. Shika-kun, excelente trabajo. – lo felicito su capitán.

Doble sorpresa, no sólo tener la razón sobre una justificación tan abstracta como un heredero perdido sino un cumplido del mejor shinobi de generaciones enteras. ¡De su futuro Hokage! A Shikamaru le va a dar algo…

- Itachi-san… -

- Una vez con el permiso concedido de Hokage-sama, de lo cual no creo que exista problema, se te podrá brindar acceso a la información necesaria acerca de Onmyōji y su hermano. Has demostrado la cualidad típica del clan Nara, no cualquiera Shikamaru-kun, hubiera llegado a la verdad que has logrado descifrar. Aunque es innecesario recalcar la importancia de guardar silencio completo al respecto.

- H..hai, por supuesto, Itachi-taicho-san.

Shikamaru dejo salir un suspiro, aliviado de no este loco, sonriendo como lunático porque sin más allá que rumores, descubrió algo enorme, algo colosal.

Oh Kami, descubrió la identidad del jinchūriki, del que Konoha entera no tiene idea. Oh Kami…. oh maldición. Es el hijo del antiguo Hokage. Wow. Mmm. No tan wow. No, no, no es genial para nada. Ahora saben que soy listo. Oh bien, ahora me involucraran en los futuros planes de estrategia de la aldea y me exprimirán el cerebro, genial, pffff.

Mientras el chico Nara discutía consigo mismo entre su epifanía y su mala suerte de ser tan inteligente, Itachi realmente estaba sorprendido y contento por el brillante futura promesa para jefatura de Planeación Estratégica Shinobi. Ciertamente el clan Nara produce genios tanto a nivel estratégico como intelectual. Maravillado con el avance mental de su subordinado, pensó en apoyar su promoción en cuanto se sintiera listo para suceder a su Otousan-Nara dentro del consejo.

Por otro lado, su mente estaba corriendo a toda velocidad, revisando los cabos sueltos que dejaron al azar porque si bien Shikamaru lo descubrió a través de Temari-san y observación, si alguien más podía descubrirlo, poniendo en peligro a Naruto, Akatsuki podría escuchar dicho rumor e ir a por él.

Indudablemente, su hermana dejaría cualquier trabajo para ir tras él y meses de planificación podrían irse por el desagüe.

Viéndola mientras parece contarle secretos al árbol perenne frente a ella, observa como las ramas de este parecieran abrazarla momentáneamente y su risa flotaba en el aire melodiosa. La suave brisa apenas movía sus cortos mechones. Kakashi tenía razón. Le acentuaba su madurez dejando atrás la sensación adolescente.

Cerrando los ojos, ella respira profundamente. Itachi mira cómo abre sus orbes al momento que los colibríes que la rodean la guían a un lado del arroyo y aun luciendo una sonrisa, ella estira su mano.

Los vellos de la nuca de Itachi se erizan, su chakra reconociendo el de ella al salir al exterior, alterándose por un segundo, al ver que dos árboles emergieron en el suelo por debajo de donde se posó su pálida mano.

Jugosos melocotones rodeados por el árbol de Kiri - que creció justo al lado, brindándoles cobijo -, fueron el resultado de sus extrañas formas.

Los colibríes contentos, se colaron dentro del precioso árbol ornamental, grande y frondoso de adorables pétalos aterciopelados color morado. Un artista de jardinería tradicional cantaría alegorías ante la belleza del contraste entre las hojas invernales y un espectacular morado vivo en medio del blanquecino campo.

El árbol de duraznos más pequeño a su lado era prácticamente como el hermano menor del Kiri.

La pelirosa tomo algunos, acumulándolos en su delantal campesino que llevaba puesto, y al finalizar, murmuro un Takk, dando media vuelta y caminando hacia ellos en la engawa sin soltar sus frutos con una sonrisa infantil.

- ¿Gustan un durazno, Taicho-san, perezoso? – sus mejillas levemente sonrosadas por el aire frío.

- Arigatou, Onmyōji – Shikamaru tomo uno de su delantal fingiendo tranquilidad, para pasar después a Itachi.

- Arigatou, Sakura – dio una mordida al fruto. Delicioso, pensó cerrando los ojos.

Tal vez extrañaba un poco esto. Donde fuera que acamparan, ella ofrecería comida por más fruto pequeño que pudiera, lo haría vibrar o le pediría ayuda a la naturaleza.

Recuerda aquella vez en que Shisui reto a Sakura para que pudiera prepararles una sopa en medio del bosque, cuando acamparon bajo las estrellas durante sus primeras misiones. Sólo traían el pergamino de recuperación sin más cosas que armas en sus mochilas.

Sakura observo al Uchiha mayor con los ojos entrecerrados un momento, tan intensamente que incluso Itachi se estaba preocupando, hasta que ella relajo su cuerpo y dijo, está listo. Regreso la mirada a su fogata atrapando sus piernas entre sus femeninos brazos, cubriéndose del frío.

Ambos Uchiha se miraron entre sí hasta que a los veinte segundos vieron llegar un conejo, quien se coló en el centro, al lado de su fogata y dejo la zanahoria que traía en su hocico, luego llego una lechuza y dejo caer desde las ramas, un pescado; acto seguido, llego una serpiente dejando tres huevos regurgitándolos de su boca, luego tres topos, entregando dos papas.

Lo más sorprendente fue un reno que traía consigo una olla entre sus cuernos.

Así continuaron llegando animales del bosque que únicamente entregaban y se retiraban, algunos se dejaban acariciar por la pelirosa, quien decía algo en voz baja a cada uno, Takk.

Itachi lo recuerda bien, porque aprendió a decirlo también. Su primera palabra en ninshu aprendida: Gracias.

De lejos, una de las mejores comidas durante cualquier misión en la vida.

… Aunque, desde aquella vez, no puede comer huevos. No aún.

Estaba degustando la deliciosa pulpa del melocotón, cuando el viento arrecio llevándose algunos pétalos del hermoso árbol de Kiri, partículas moradas volando ferozmente se quedaron brevemente suspendidas en el aire unos segundos.

Sakura se puso de pie en el momento en que las palabras se formaron con los pétalos levitando:

El sexto hijo más amado de Madre está en peligro.

La pelirosa se tensó, su cuerpo delgado congelado dejando salir su chakra a toda velocidad, diluyéndose bajo tierra recorriendo su alrededor. Estaba rastreando como un sensor, pero estaba posicionada de pie como una cazadora.

- Sakura – la voz de Itachi ordenaba una explicación.

- Un segundo, Taicho-san – ella había quedado mirando a los pétalos que se caían al suelo como cristal en invierno – Bastet – su voz melodiosa convertida en hielo.

- No es aquí cerca, cierva– contesto el neko, por una vez demasiado serio.

Mientras Itachi y por defecto Shikamaru se levantaban de su lugar, Sakura alzo su mano derecha enfundándola con ninshu con dirección al árbol perenne con el que jugaba y el kiri.

Itachi activo su dōjutsu para ver que estaba ocurriendo.

Su chakra estaba formándose en su mano, llamando, vio de la palma de Sakura emerger una bola de energía de luz aguamarina. Energías extrañas parecían aparecer de repente frente a ellos; el Uchiha las podía sentir y por la tensión del chico Nara, él también podía sentir el cambio en el aire, el ambiente estaba enrarecido.

El sharingan giratorio pudo ver a unos pequeños seres parecidos a gnomos, enanos muy delgados, aparecer curiosos detrás de cada árbol, alrededor de unos cinco o seis, todos en tonalidades amaderadas. Sakura menciono su nombre una vez, los kodamas.

Jamás había visto uno, ella nunca los había descrito, pero estaba seguro qué eran ellos.

La bola de energía de la palma de la joven pareció solidificarse y tensar el ambiente mientras su voz se hizo escuchar con una solicitud imperante:

- Finn den og fortell meg hvor den befinner seg, vær så snill.

Acto seguido, los kodamas volvieron a integrarse a los árboles desapareciendo de la vista.

Entonces ella dio la vuelta e Itachi reconoció esa mirada. Una que anticipaba la dicha de la pelea.

- Elabora, Sakura – la voz de Itachi sonando tremendamente poderosa.

- El sexto hijo más amado está en peligro.

- Lo sé – contestó Itachi, pero ella lo miro ligeramente impresionada, pero volvió a retomar enseguida.

- El sexto hijo es el jinchūriki de seis colas. Está siendo atacado en este momento Taicho-san, pero no tengo su ubicación exacta.

Itachi no dudo en preguntar:

- ¿Contacto con Akatsuki?

- Desconocido, simplemente gozo de esa información, mande al kodama en su búsqueda. Debe de llegar en breve con detalles.

No bien había terminado de hablar cuando Itachi le ordeno a Shikamaru:

- Manda a por los demás una vez confirmada la dirección, prepárate, estamos retirándonos. Sakura te quedas aquí.

- Taicho-san… - Sakura fruncia su ceño negándose a la orden.

- Shisui es tu prioridad por el momento, necesitas estar descansada. El Nijū Shōtai llevará dos escuadrones ejecutando esta operación – Itachi la interrumpió mientras estaba dando la vuelta, preparándose mentalmente en cuanto tuvieran la ubicación exacta.

- Taicho-san – giro parcialmente para encontrarse con la pelirosa que lo perseguía – entonces toma esto, en caso de algún daño grave no podré ayudar. En cambio, esto te será funcional.

Le dio un frasco que saco de su cinturón de armas, un envase pequeño, ideal para venenos con un líquido amarillo dentro de él.

- Es bebible, de curación inmediata – se lo entrego mirándolo fieramente – y Taicho-san… trata de regresar completo, ¿quieres?

Ojos adornados de un rico verde lo miraban tratando de ocultar la ansiedad, pero él lo sabía mejor. Ella quería pelear, asegurarse de la muerte de uno de los miembros que querían traficar con el alma de su otouto Naruto.

Pero a Itachi, se le antojaba que esa sombra nerviosa que se asomaba cada tanto era para él mismo. Preocupación por el Uchiha. Que ella rogaba a sus dioses por su regreso con vida, sano y salvo.

Asintiendo, dio media vuelta y apresuro el paso para recoger todos sus aditamentos para la batalla, dejándola sola en la engawa. Una tormenta en el horizonte se asomaba y necesitaba enfocarse en ello antes que en preciosas esmeraldas que parecían suplicarle atención lo convencieran de llevarla.


- ¡¿Cómo supiste que los pétalos hablaban de un sexto Jinchuriki, Itachi-taicho-san?! – pregunto Shikamaru mientras corrían por todo el bosque a toda velocidad.

- …lo escribieron Shikamaru-kun, el aire – dijo Itachi sin entender la pregunta del Nara – por eso ella pidió ayuda inmediatamente.

Seguían la ubicación proporcionada por la pelirosa, pero dudaba de estar yendo en la dirección correcta.

- No Itachi-taicho-san, ese era otro idioma, Sakura también hablo en otro idioma, uno que no reconozco, pero tú… parecías entender – exclamaba confundido el chico.

Entonces uno del grupo kodama que él había visto emerger detrás del kiri, apareció en una rama justo frente a él, sus manos saliendo primero para dejar salir sus piernas y acomodándose para correr moviéndose cual títere viviente.

Itachi vio como el kodama le indicaba que lo siguiera, modificando su dirección levemente.

- Itachi taicho-san no es hacia allá, según las coordenadas.

- El kodama está corriendo por esta dirección, Shikamaru-kun.

- … ¿Cuál kodama? ¿Qué es un kodama? – murmuro el chico.

El pelinegro apenas le puso atención mientras veía al espíritu de madera correr entre las ramas ágilmente.

En las siguientes cuarenta y ocho horas, Itachi no tendría tiempo para analizar las palabras de Shikamaru-kun.

Después, Itachi comprendería que él fue el único capaz de ver a un espíritu de ninshu correr junto a ellos por el bosque.


- Sé que estas ansioso, pero tocar las vendas cada dos segundos no te ayudará a pasar el tiempo más rápido, Shisui – comente mientras veía al pobre hombre sufrir más por ansiedad que por dolor.

- Me estas matando aquí, Sakura-chan – decía quejumbroso volviendo a tocar sus vendas.

Levante los hombros, aunque él no podía verme.

- Necesitamos que se cumplan correctamente las dos horas desde que despertaste para que tus sentidos no se alarmen ante el cambio de bobinas de chakra.

- Casi se cumplen, ¿puedes llamar a Tachi-chan, por favor?

Bastet y yo nos miramos mutuamente. Era mejor no decirle nada sobre la misión de Taicho hasta que Shisui estuviera totalmente fuera de peligro, y eso no sería hoy.

- Te dije que llego el Nara aludiendo sobre que encontró un nuevo descubrimiento o algo así y se llevó a Itachi-san a su despacho, llevan horas encerrados, además necesitamos primero hacer pruebas con tu sharingan antes de entregarle respuestas a Taicho-san.

El pelinegro frunció ligeramente el ceño. Sabía que no era muy creíble.

Por Kami-sama, el primo de mi paciente había cambiado todos sus planes, cobrado el favor que pudo utilizar en sí mismo, con tal de que Shisui tuviera una oportunidad para ver; y justo en el momento crucial, dicho primo no aparece. Sólo esta aquella a la que llaman brujan y su mítico gato, - no importa que Shisui haya convivido conmigo durante los últimos meses y adore al neko - mientras este desvalido e indefenso. No suena para nada peligroso, viéndolo desde su punto de vista. Para nada.

Bueno, de cualquier manera, necesito relajarlo:

- Mejor dime Shisui, ¿Por qué tuviste que esperar a que tu primo mandara a llamarme antes de pedir ayuda por ti mismo? – mi voz siendo tan paciente para lo que venía.

Shisui se quedó quieto, dirigiendo la cabeza a donde escuchaba mi voz:

- ¿Fue él quien te llamo? – dijo sorprendido – dijo que llegaste de improviso entregando un mensaje.

- … Cobro un favor para ayudarte – fruncí el ceño levemente pensando que Taicho-san ya se lo habría dicho.

- ¿Un favor? ¿lo marcaste también Sakura? ¿Al igual que a Sasuke? – de repente su aura cambio, tornándose oscura, intención asesina emergiendo lentamente de su cuerpo, tratando de alcanzarme.

Puse los ojos en blanco.

- Tranquilo, él está bien.

- Lo dice la misma persona que maldijo a Sasuke, bajo sus propios fines egoístas – su voz había cambiado, tonos de rencor se dejaban sonar.

- Una maldición segura Shisui.

- ¿Cómo un sello que puede provocar la muerte de mi primo, el menor de mi familia, puedes considerarlo una maldición segura, Sakura?

Miré a Shisui, sabiendo que toda su ansiedad la volcaría en mí, pero prefería eso, a que se estresara por su propia recuperación.

- ¿Algo que decirme Shisui? Es el momento – cruce mis brazos, esperando a que desahogara.

- Itachi dijo que no te reclamara, que no te pidiera explicación alguna considerando tu carácter voluble, y por un momento, le creí cuando dijo que estabas cambiando para mejor, cuando se dejaron escuchar rumores de que estabas cooperando con la mejor de las disposiciones, cuando nos invitaste a tu frenética fiesta en ese paraíso, cuando nos dejaste ver todas esas maravillas… pero veo que tu lealtad nunca estará segura con Konoha. No importan las miles de promesas que hagas, siempre buscarás tu beneficio, antes que nada.

- Para la lealtad no se necesitan promesas Shisui – sonando tan aburrida.

- ¿Incluso mi disgusto te es indiferente Sakura? – su voz contenida entre la furia y el enojo.

- No es tu disgusto lo que requiero Shisui.

- ¿Entonces buscas algo de mí también? Engatusando a mis primos, con tus palabras llenas de estafas y trampas; sí eres muy buena en lo que haces, sí tienes habilidades que nosotros no habíamos visto antes, pero eso no te da ningun derecho a tratarnos como si te debiéramos algo Sakura.

- ¿Terminaste?

- ¿Qué buscas de mí?

- Un favor tuyo, por supuesto.

Deja salir una oscura risa que suena altanera y sarcástica.

- Por supuesto, no perderías el tiempo solicitando algo de mí que no sea un favor – dijo como si le repugnara la idea.

- Eso es justo lo que deseo Shisui, pero a diferencia de Itachi-san, las condiciones para nuestros favores mutuos serán impuestos desde el inicio.

Frunció el ceño.

- ¿Qué te hace creer que voy a aceptar tal cosa?

- Porque es el enojo contigo mismo, el miedo acumulado no sólo de días, sino de meses llenos de temor y pánico al saberte ciego con cada día, de ya no ser el primo fuerte y útil, de no ser el shinobi que necesita Hokage-sama, es ese cúmulo de emociones lo que está hablando en este momento, más fuerte que tu ira verdadera hacia mí.

- … - Inmediatamente dejo de sonreír malévolamente para cerrar cualquier expresión de molestia.

Suspire acariciando suavemente a Bastet, quien ronroneaba, por todo su lomo. Nadie dijo nada por unos segundos, esperando que su respiración se ralentizara de nuevo. Sólo cuando empezó a calmarse proseguí:

- Dime algo Shisui. Supe que el Otousan de Itachi-san y Sasuke-san fue quien te designo como futuro patriarca – volvió a tensarse – sin embargo, para estar cerca de tus treinta inviernos, no has tomado posesión de tu poder dentro del clan evidentemente, y de una familia propia no es necesario hablar, no hay, no existe, y no creo que por falta de pretendientas o de ganas, ¿puedo preguntar por qué?

Me regalo su silencio, sin siquiera moverse, desprendiendo un aura fría e indiferente. La misma que desprendía cuando estábamos en una misión peligrosa, pero el hecho de que no me negara el preguntar fue un buen indicador, así que continue:

- Mi suposición es que se deben a dos cosas, la primera es que no te interesa nada a tu alrededor, lo cual sabiendo lo poco que sé de ti, no es así. He visto como cuidas a tus primos, incluso a Naruto, a Bastet o a mí misma, inclusive vi tu interés por mi Olli; por tanto, tu servicio por el bienestar social es intachable. Así que, aun siendo una posibilidad, la veo nula.

Suspire tomando aire para lo siguiente:

- Mi segunda teoría es que estas tratando de retrasar lo inevitable. – mi voz descendió dos niveles – El hecho de que no quieras tomar tu responsabilidad me hace pensar que no te has resignado a estar enclaustrado el resto de tu vida en cuatro paredes de oro dentro de tu clan, cuando tu utilidad pudiera ser mayor como un shinobi en acción; es por ello por lo que no pediste ayuda médica, porque sabrías que cualquiera que se enterara de tu deficiencia, te sacaría de inmediato del servicio activo shinobi y te recluirían en la Aldea, el lugar donde justo no quieres estar ahora.

Shisui no hablo, sólo siguió respirando tranquilamente, haciendo una imitación perfecta de Itachi-san.

- No voy a pretender saber qué es por lo que estas pasando o tus verdaderas razones para evadir esa responsabilidad con tu clan, sólo quiero que, así como tú, entiendas que para mí hay cosas que son difíciles de decir en voz alta, y mucho más difícil hacer que los demás comprendan.

Pause, susurrando para mi vergüenza:

- Quiero que seas tú Shisui, quien pueda entender, porque además de Itachi-san, aunque lo dudes, eres la persona en quien más confió dentro de Konohagakure.

No dijo nada, sólo continúo escuchando.

- Sé que he sido maliciosa y me he mostrado como tal porque así es como se me enseño ser. No culpo mi educación porque gracias a eso evite que gente innecesaria entrara en mi vida. Pero tú y tus primos, lejos de lo que pensé, se quedaron. Por gusto, por curiosidad, por masoquismo, por lo que sea que haya sido; no buscaron lastimarnos a mi familia o a mí, fue todo lo contrario; incluso a Sacacorchos que he visto cuanto lo odias, tantas veces que quisiste quemarlo, no lo hiciste.

Bastet subió al regazo de Shisui en la cama, el pelinegro se estremeció levemente antes de reconfortarse entre su pelaje:

- Es por ello por lo que quiero darte algo, Shisui.

- ¿Tu favor? – su voz sonó ronca, atorada entre su garganta rota. Muchísimo más apaciguado.

- Hai, pero será más un favor para mí, que para ti me temo – suspire con esa última parte – sin embargo, la decisión de aceptarlo la tendrás una vez que veamos como resultaron tus lindos y letales ojos rojos.

- Dime primero – dijo firmemente.

Lo pensé seriamente. Si se lo decía pudiera ser que fuera con el chisme a Taicho-san y no serviría de nada mi plan. Sin embargo, a veces menos es más, por ello le dije lo básico:

- Te enseñaré toda la infancia nuestra, de Naruto y mía, dentro de mis memorias.

Supe que lo tenía enganchado en el momento en que se quedó quieto y abrió mínimamente su boca, ocasión en que aproveché para levantarme lista para ver nuestro trabajo final de la cirugía. Colocando las manos en su cabeza, le pregunte apenas susurrando:

- ¿Listo?

Recompuesto, tomo una, dos, tres respiraciones profundas antes de asentir con la cabeza.

Empecé a desenrollar la venda blanca alrededor de sus ojos, capa tras capa, veía que él temblaba más ante la expectación.

Podía sentir su piel irradiando calor y ansiedad. Cualquiera tendría miedo ante la fatalidad de quedarse ciego, pero él no sólo era un hombre que dedicaría su vida a su clan, también era un shinobi, y en la guerra tu habilidad es tu renombre. Sin sus ojos, Shisui sería relegado a la nada a pesar de sus muchas otras destrezas. No permitiré que le ocurra eso. Él vale más de lo que creo puede pensar de si mismo.

Espero que pueda entenderlo pronto.

Sus siete días se habían cumplido y el dolor, la incertidumbre de quedarse ciego a pesar de mis estadísticas, estaban palpables en cada respiración superficial que mi paciente inhalaba.

- Cerré las cortinas levemente, por lo que la poca luz solar que entra apenas te tocará, pero si tienes dolor debes avisarme de inmediato – coloqué mis dedos en sus sienes – Ahora, Shisui, abre tus preciosidades para mí por favor, ¿quieres?

Nebulosos, desenfocados poco a poco iba vislumbrando dos orbes oscuros, mucho más negros que los de Itachi-san.

Su cabello revuelto apenas hacía cosquillas sobre mis falanges, que dejaban salir poco a poco ninjutsu medicinal para medir sus niveles de cortisol sobre las cuencas, confirmando que no hay inflamación venial.

Quince minutos después, Shisui estaba caminando totalmente libre de las ataduras de la cama, mirando su entorno con los ojos bien abiertos, como un búho. No dijo nada, guardo silencio sepulcral, mientras caminaba lento pero seguro a través de su recamara provisional; sin embargo, mi tiempo con él me permitió observar su maravilla ante las cosas, como si no las hubiera visto en años. Supongo que la paleta de colores a la que se había acostumbrado era mínima; ahora se le abría un mundo nuevamente de color.

Las manzanas listas para devorar eran tocadas pedazo a pedazo disfrutando de su hermoso color verde y rojo.

De repente, giro su cuerpo hacia el mío. Sentada en la cama, no presente amenaza alguna para su postura erguida e imponente que proyecto naturalmente, antes que el leve temblor en sus hombros lo delatara.

Sabía que él estaba dudando de cuestionar, pero esa decisión debía nacer de él, tenía que esperarlo hasta que cuarenta segundos después, pregunto:

- ¿Puedo hacerlo ahora?

Asentí una vez.

Inmediatamente, sus ojos se tiñeron del característico cambio de su dōjutsu. Desde la primera vez que observe la transformación del negro más profundo al rojo sangre intenso había quedado hechizada por su elegancia y magnificencia. Me había parecido una imagen perfecta, tan complementaria con sus personalidades. Así como calmados y tranquilos solían ser los Uchiha, también podían ser fieros destructores si se sentían amenazados. Elegantes. Letales. Magníficos.

Sin embargo, mientras admiraba su cambio al diseño de su dōjutsu, note que algo no era normal.

Bastet se erizo viendo los ojos del Uchiha al mismo tiempo, mientras que, por mi parte, sólo incline ligeramente la cabeza, confundida.

- ¿Tienes dolor Shisui? – mi voz había perdido emoción. Estaba impactada. ¿Qué hice mal?

El neko empezó a gruñir a Shisui, quien no entendía porque lo mirábamos tan cautelosos.

- No tengo dolor, pero… ¿Qué está pasando Sakura? – pregunto asustado.

- … Shisui, estoy segura de que ese es el Mangekyō, pero…, recuerdo que el orden de los colores… tu rojo siempre fue tan… ¿negro? – pregunte frunciendo el ceño.

- ¿Nani? – su voz sonaba asustada.

No bien él había terminado de preguntar cuando aplicando shushin, llego al baño, dejandonos a mi neko y a mí pasmados.

Mire a Bastet quien había dejado de gruñir, para descubrir que me miraba con una expresión indescifrable. Jamás lo había visto actuar ni gruñir como lo hizo hacia Shisui, como si estuviera realmente asustado e iracundo, quise acercarme a él, pero se teletransporto a la puerta, mirándome por última vez como si viera a un fantasma. Suspire ordenando mis ideas. Primero lo primero.

- Shisui, ¿puedo pasar? – pregunte tocando la puerta del sanitario que estaba abierta de cualquier manera.

El Uchiha tenía ambas manos sobre el lavabo mirándose al espejo. Sin emoción alguna en el rostro, pero con la mirada perdida en sus propios ojos.

Duro así unos minutos, enteros minutos pasando su mirada a cada ojo.

Donde antes parecía un remolinete de color negro unido por sus puntas en medio de una pupila coloreada de rojo fuego, su caleidoscopio se había transformado en una estrella de seis puntas en donde los colores parecían invertidos. La estrella era roja, mientras que el contorno de la pupila era totalmente negro. Un triángulo negro, muy pequeño, adornaba justo el centro de su ojo.

No admitiré ni siquiera para mí misma, que sus ojos se ven más mortíferos que antes.

Cuando decidí que había pasado el tiempo suficiente para dejarlo reflexionar mencioné con cuidado:

- Necesito revisar la configuración que realice. Estoy segura de que los neuro circuitos debieron ser el problema, por lo cual me disculpo Shisui-san. Revise en múltiples ocasiones pensando que estaba correctamente colocado en su lugar, evidentemente no fue suficiente. Dame una oportunidad más; sé que puedo remediarlo.

Realmente me estaba cuestionando que hice mal, fui cuidadosa en extremo. Detallista, perfeccionista.

Sabía que un error y más temprano que tarde, mi cabeza estaría rodando por las escaleras de la Torre Hokage, o de algún desierto en el que los Uchiha gustaran asesinarme y arrojar mi cuerpo a los cerdos.

Literalmente cada gramo de mi atención de la última semana la enfoque en Shisui. Ni siquiera en Bastet cuando empezó a ronronear por comida.

Estaba dirigiendo mi pensamiento a millones de neuronas, reconfigurando el posible daño, mi error por identificar, cuando recordé que primero debía obtener la aprobación de Shisui, esperando que me permitiera vivir para corregirlo.

Estaba tan perdida en mis recuerdos de la cirugía que no me percate cuando agache la cabeza, mirando hacia el suelo inconscientemente. Levantando mi mirada cuando dos pies descalzos aparecieron en mi espacio personal, lo que me encontré fue algo muy distinto al horror y la búsqueda de venganza que imaginé habría en su mirada.

Gracias a todas nuestras misiones juntos, las comidas, los entrenamientos, las conversaciones sobre sus deseos sobre su precioso señor -cómo llamaba a Bastet-, pude conocer sus expresiones, y por eso mismo, no supe cómo reaccionar ante una nueva emoción suya.

Incredulidad. Total, y completa.

Acto seguido, a una velocidad impactante, se arrodillo y me atrajo hacia él en un fuerte abrazo. Un aprisionante abrazo.

Era mi fin. Apretaría mi cuerpo y rompería las costillas antes de que pudiera gritar, algo que él mismo aprendió de las historias de Otousan en nuestras noches de fiestas paganas.

Sabía que me merecía su castigo, no merecía tener el honor de que me matara tan rápidamente, pero se lo agradecía. Tan compasivo Shisui, muy lindo. Oh por favor, cuiden de Naruto.

- Sabía que eres noble, sé que este grado de compasión no lo merezco, por eso Arigatou Shisui.

- … ¿Ahora de que estás hablando? – me tomo por los brazos con sus manos separándonos para verme al rostro, sus ojos demoniacos confundidos, saludándome.

- Por la forma tan noble en la que cortaras mi cabeza, rápido y certero, sin dolor. Es muy amable de tu parte, Shisui, ser misericordioso con esta humilde plebeya.

- ¿Qué? No… espera… ¿Nani? – entonces dejo salir una sonora carcajada, genuina, volviendo a abrazarme todavía más fuerte que antes. - Eres una idiota – fruncí el ceño, indignada – y no frunzas el ceño, por favor.

- ¿Cómo sabes q…?

Resoplo, interrumpiéndome:

- No tienes una idea, ¿verdad? Al contrario, crees que te mataré – murmuro para si mismo.

- … - lo mire como quien mira a un demente en potencia.

- Aún lo crees.

- Serviría una confirmación verbal, Shisui.

- En serio eres… – empezó exclamando para terminar susurrando –… ah, una idiota.

Se quedo inmóvil, y de pronto el ambiente se sintió incómodo para mí. La invasión al espacio personal constante no era algo en lo que fui entrenada. El contacto personal era… extraño.

- ¿Podrías solo… - suspira antes de continuar quedamente – …quedarte quieta un segundo, por favor?

- … - sigo pensando que ha enloquecido finalmente al saber que he cambiado su poder.

- Sólo un segundo.

Aunque su tono de voz no había subido de volumen, fue un tono, algo que me hizo recordar a otro pelinegro de días atrás que también había emitido esta vibra, hacía que sus chakras supieran mal, como si estuvieran opacados por la tristeza que los invadía.

Ante mi falta de respuesta verbal, hice lo único que creí correcto. Se tenso cuando mis brazos empezaron a envolverlo tal cual él hacía conmigo.

No pregunte nada cuando gotas de agua mojaron mis hombros o el mínimo temblar de su cuerpo. Nos quedamos abrazados sobre una tina de baño durante mucho tiempo.

Sólo hasta que fácil había pasado una hora y su garganta parecía lista para hablar, fue cuando murmurando muy por lo bajo, lo oí:

- Existe un mito sobre un poder antiguo y ancestral dentro del clan Uchiha, un poder perdido hace muchos años. Tal vez décadas. Un poder que tiene un costo demasiado alto para aquel que desea obtenerlo. Un precio que no cualquiera estaría dispuesto a pagar por la crueldad que conlleva.

Contiene un nudo en la garganta un segundo antes de continuar:

- Mi familia ha sufrido por esos mitos, por ese… - tuvo que tomar un trago del vaso de agua que le proporcione – Arigatou. Mi familia ha sufrido por eso, por años. Incluso nos odiaron dentro de la Aldea por temor a ese poder, tú no… no tienes idea Sakura…

Levanto su mirada, aún roja sangre, con más enrojecimiento por la esclerótica y el llanto, sentí mi propia mirada suavizarse ante el dolor que vi en sus ojos.

Pasa un dedo por un mechón rebelde y lo mete detrás de mi oreja, mientras continuaba:

- Ese poder es más una maldición que una bendición por la forma en cómo se consigue. Incluso entre mi familia es un tabú hablar de ello. A mi abuelo lo mataron en afán de obtenerlo.

Limpie las lágrimas rebeldes que salían de sus lindos orbes, pero detuvo mis manos con las suyas, juntándolas y levemente riendo incrédulo al tiempo que negaba.

- De saber que necesitábamos sólo a una bruja todo este tiempo…

- Shisui, ¿Qué me estas tratando de decir? – cuestione en voz muy baja, tratando de ignorar mi premonición.

- Sakura, tú pequeña tonta astuta, ni siquiera tienes idea de lo que has hecho, ¿verdad?

Negué con la cabeza, al tiempo que él levantaba una sonrisa que se me antojo tanto triste como feliz.

Una imagen tan contradictoria en la cara de mi senpai más cercano.

- Ese poder es el nivel más avanzado de nuestra familia, el cual pasa a convertirse en el llamado, Sharingan perfecto.

Mi respiración empezó a hacerse superficial, mi sangre helándose ante lo que creo que significaba.

- A ese poder lo llamamos el Mangekyō Sharingan Eterno… y tú lo liberaste, en mí.

Oh… por supuesto ahora todo tenía sentido, claro.

Añadamos a mi lista de crímenes de guerra: romper con mitos y leyendas de uno de los clanes militares más poderosos descrito como el más sangriento de la historia ninja al conseguir una manera más eficaz – aparentemente – de darles más poder, más del que ya tenían acceso.

¿Por qué no vas y te sirves a ti misma en bandeja de plata atada de manos y pies, Sakura idiota?


- Ahora dime la verdad, ¿dónde está Itachi-chan?


Brutal.

Feroz.

Devastador.

Voraz.

Él no había tomado un descanso desde que llego a las profundidades del bosque, justo para sentir el chakra tan penetrante, tan maligno y oscuro que dio la premisa a un escenario donde se vislumbraba un combate atroz.

No había sangre, únicamente quedaban los vestigios de lo que alguna vez fue un pacífico hogar de tantos árboles que hoy yacen destrozados.

Llegaron a tiempo para ver a un hombre de capa negra con diseños en rojo levantar la mano y detener el ataque inmediato de una criatura humanoide que poseía seis colas.

El poseedor del bijuu era muy parecido a Naruto la primera vez que vio su transformación en cuatro colas. Definitivamente el jinchūriki del Rokubi, el bijuu de seis colas. Y Akatsuki, persiguiéndolo en vivo y en directo.

Reagrupándose junto al Nijū Shōta, Itachi preciso órdenes tanto a Asuma Sarutobi como a Raidō Namiashi, quienes llegaron segundos después que él y Shikamaru, mientras no despegaba la vista de su campo de batalla.

Entonces se percató. Ese hombre había levantado la mano, igual que cierta pelirosa, para detener al Rokubi.

Fueron dos segundos en lo que comprendió, cuando no bien el jinchūriki endemoniado había lanzado los troncos derrumbados para que, de nueva cuenta, el hombre solo levantará la mano y detuviera los proyectiles en su dirección.

No había rastros de manipulación de fūton, ni siquiera de chakra, ante el sharingan de Itachi. Se veía su poder oscuro contenido dentro de su capa oscura, pero no era como el del shinobi normalizado. Era más como telequinesis.

¿Este hombre podía utilizar ninshu?

Enseguida el hombre, con tres perforaciones a cada lado de su nariz contando con dos más por debajo del labio inferior empezó a levitar y arrojaba largas barras negras al jinchūriki. Las barras se clavaron en cada cola en el suelo, provocando furiosos gritos de dolor del poseedor del seis colas.

Acto seguido fue atacado por cientos de proyectiles que caían desde otro puesto.

Alineado más atrás del telequinético, un segundo sujeto encapuchado de nubes rojas, atacaba desde una orilla del campo de batalla lanzando armas explosivas llenando de dinamita y pólvora el rededor del jinchūriki.

Itachi conto a los sujetos con capas negras que pudo encontrar con su sharingan a toda prisa.

Seis Akatsuki en total, cinco de ellos con un extraño tono naranja coloreando su cabello y llenos de perforaciones en distintas partes de sus rostros. Todos del mismo pueblo al tener el arañazo a través de su protector frontal arruinando el símbolo de Amegakure.

Por el contrario, los Konoha, contaban con nueve miembros, contándose a sí mismo.

Sin embargo, el Uchiha no se confió. Si ese tipo, el que parecía ser el líder era como Sakura, debían proceder con cuidado.

La superioridad numérica no significaba nada en este punto.

- Uchiha-san – escucho la voz urgente de Asuma-san cuando uno de los miembros criminales pareció abrir su cabeza, cargando energía al parecer, donde se veía un explosivo también.

- Plan de ejecución número 12 – fue lo único que dijo el pelinegro calculando posibilidades a toda velocidad antes de teletransportarse.

Tanto como seguía incrédulo, eran segundos en que su genialidad no pudo quedar atrapada entre cuestionamientos sobre ¿porque existían seis pares de Rinnegan? El misterioso dōjutsu mítico. Y si algo había aprendido entre las leyendas de su religiosa familia y las contadas por su shōnen, es que, si las veías aparecer un día, todo lo referente a ellas eran verdad.

El plan número doce era retirada inmediata. No podría en peligro a sus subordinados, no porque no confiará en sus escuadrones, sino porque debían obtener más información antes de poder atacar.

No había forma de tomar rehenes, no había manera de capturar a uno de ellos. No contando con seis Jōnin, tres de ellos Tokubetsu, y dos Chūnin entre su equipo.

Tendrá que hablar nuevamente con Tsunade-sama sobre el porque creyó necesario enviar rangos inferiores al Anbu a lidiar con criminales rango S.

Regla número seis Shinobi: La mala dirección es la hoja más afilada.

En este caso, luchar contra los infames sería la acción más retrograda. Es por ello por lo que ordenó el plan doce - la retirada inmediata -, mientras recuperaba el cuerpo del jinchūriki, dejando un clon en el lugar.

El sonido de la explosión que siguió a su escape no permitió escuchar el desenvaine de las espadas de Hagane Kotetsu y Kamizuki Izumo, metros más adelante donde fueron interceptados.

A partir de ahí, todo se volvió un completo caos.

Una cadena mortal de rayos atravesó su vista, mientras el sonido de más bombas explosivas se hacía estallar al tocar tierra.

Lo que siguió se sintió como un baile pausado para él, con el cuerpo tenso, sus músculos preparados para esquivar un petardo que se dirigía a su rostro, salto para contonear su cuerpo en el aire, preparando su chakra con un katōn que brotaba desde sus pulmones. Una bola de fuego de increíble tamaño fue expulsada de sus labios al tiempo que el cuerpo del seis colas, lo apretaba contra su hombro.

Apenas tuvo tiempo para sellarlo en su invocatoria de cuervos para llevarlo lejos, cuando escucho un gruñido animal por detrás de él. Un perro de dos cabezas de treinta metros apareció al darse la vuelta justo cuando el hocico de una de las cabezas se cerraba sobre el cuerpo delgado del pelinegro.

Los dientes filosos empezaron a masticar cuando una parvada de cuervos salió volando del hocico del animal.

El animal no vio a tiempo la esfera caliente como la lava dirigirse directamente a su unión entre ambas cabezas. El impacto fue tan fuerte que el animal no tuvo posibilidad alguna y cayo desfallecido, volviéndose humo al haber perdido.

¿Invocatorias? Iie, pensaba Itachi al tiempo que un ave amorfa surcaba los cielos directo a su ubicación.

Itachi deseaba desesperadamente auxiliar a sus compañeros, en vista de que el Rinnegan no era un dōjutsu común, poco se sabía realmente del poder que podía ejercer. Esta vez, su corazón estaba acelerado ante todas las escasas probabilidades de salir con vida.

Una vez que cerceno el hocico del horrible pájaro, confirmo que dichos animales gigantes sólo eran intimidantes por el tamaño, sin embargo, la facilidad para contrarrestarlos era alta.

- Uchiha-san – escucho a su lado la voz de Sarutobi Asuma.

- Me encargaré de este, al parecer es ese – señalo al hombre de cola de caballo naranja justo frente a ellos – el que controla a esos animales.

Mientras Sarutobi-san estaba cubriendo a ese hombre asombrosamente familiar de todos los demás, el Uchiha se transporto a metros por delante de otro hombre oscuro. Mientras se transformaba, dejaba cuervos entretejidos en genjutsu para salvaguardar a sus compañeros. No dudaría mucho la ilusión en cada uno de los contrincantes, pero al menos hasta visualizar la estrategia a utilizar, podría guardar información sobre cada miembro de Akatsuki.

Itachi ya sabía que ese hombre lo estaba esperando.

Fue el único de los seis que no estaba luchando. No había tomado parte en ningún partido y sólo lo observaba exclusivamente a él.

Aunque el Uchiha tenía la urgencia de reagruparse y planificar rápidamente, él sabía que este hombre, el líder, no los dejaría ir a ninguna parte. No cuando lucía tan confiado de su victoria.

Los temblores en el suelo se seguían sintiendo, gruñidos, quejidos. Itachi no se estremeció cuando escucho los huesos de alguien tronar, ni el grito de ira de la única mujer del grupo. Su cuerpo camino hasta llegar a pocos metros del hombre de negro, quien parecía estar disfrutando de la vista, imperturbable ante el sonido de las katanas encontrándose.

Sus ojos redondeados por anillos morados que abarcaban cada rincón de sus orbes daban un aspecto pavoroso por el poder que podía enmarcar en ellos. El Uchiha pudo sentir su poder aún a metros de distancia. Su presencia emitía una energía mortal, tremendamente eficiente para derramar sangre.

Itachi seguía sereno aún así, en el exterior. No demostraría intensión asesina ni sed de sangre hasta no valorar el poder total de este hombre.

Su postura tan relajada era distinta a la de Uchiha Madara, pero ambos hombres poseían un poder oculto que no podían contener y parecía filtrarse fuera de su cuerpo.

- Me parece que no nos hemos presentado adecuadamente – Itachi escucho una voz profunda, portentosa sin emoción – Mi nombre para ti es Pain-sama.

Ante la negativa de regresar el saludo, Pain continuo:

- ¿Has revisado la proposición de Madara-sama? – su voz plana, aunque esos ojos eran mortales.

- Hai. – contesto simplemente el Uchiha.

El hombre encapuchado pareció estudiarlo un momento esperando mayor respuesta, y al no obtenerla respondió:

- Veo. Él te da una oportunidad, pero no deseas participar en nuestra restauración. Dime Itachi-san, ¿Por qué te rehúsas a ser parte de aquellos que queremos crear la paz eterna?

- Podrías aplicar la observación a tu alrededor e identificar la razón para mi negativa.

El hombre no despego la mirada de Itachi, en cambio, pareció hacerse más intensa sobre él.

Itachi sintió como el aura de este hombre salía de su cuerpo y lo inspeccionaba.

De alguna manera, ese hombre estaba revisándolo y el Uchiha tuvo que calentar su cuerpo con su sellado mental para quemar lo que fuera lo que quisiera recorrerlo. Sintió el chakra, poderoso, letal de aquel hombre tratando de ingresar a su cuerpo, tratando de ingresar a través de sus ojos, por su boca, incluso taladrando su dermis con tal de entrar y afectar sus bobinas de chakra. Pero Itachi no era sino fuerte por derecho propio. El chakra extraño no tuvo oportunidad una vez que fue el mismo quien dejo salir un poco de intensión asesina mortal.

Si dejaba salir chakra, era muy seguro que el hombre pudiera manipularlo para esta vez, poder controlarlo. Es por ello, por lo que sólo utilizo aquella aura patentada suya para alejarlo.

Sólo así se retrajo el chakra, muy lentamente, de ese hombre.

El lenguaje corporal de ambos no cambio en ningun momento, así como tampoco la expresión tan cerrada de los dos machos.

- Para una muestra de mi buena voluntad hacia ti, entrégame al Rokubi y todos tus pecados serán perdonados.

- El perdón máximo solo puede ser otorgado por Kami-sama, cosa que permíteme diferir contigo, no puedes compararte.

- Es por ello nuestro deseo de unirte a nosotros, de esa manera podrás ver el poder de un verdadero Kami-sama. El mío.

El hombre levanto las manos, como realzando su propia existencia ante Itachi, quien lejos de admirarlo, estaba tomar medidas para el genjutsu de nivel A que estaba tejiendo, la fluctuación de energía era nula en el ambiente, mostrando la maestría del Uchiha al desplegar su ilusión; sin embargo, Pain se dio color al decirle:

- En una jugada atrevida Itachi-san, tratando de engañarme con un genjutsu - el hombre de negro pareció enfadarse frunciendo un poco el ceño, su voz parecía más viciosa - Eres un excelente shinobi, por eso busco reclutarte también, pero temo decirte que no puedes contra mí. Ningún hombre puede luchar contra un dios.

Acto seguido, el kunai que Itachi había arrojado mientras el shinobi hablaba, lo detuvo y se lo envió de regreso al Uchiha, todo en menos de un segundo.

Aprovechando la distracción, Itachi preparo rápidamente los sellos para lanzar el Ketatamashi Makai: Liberación de fuego: Piercing Hellstrike, la lanza de fuego salió inmediata de su boca a la posición de Pain, quien la detuvo, pero no se percató de la ráfaga de shuriken que fueron soltados a su alrededor.

Aplicando shushin el hombre apareció detrás de Itachi, justo para una llave en su cuello, el Uchiha se resistió, pero Pain lo sabía mejor, apretó y apretó hasta que el clon se evaporo en cientos de cuervos, que empezaron a volar alrededor de él, y empezaron a estallar por los sellos explosivos en sus cuerpos.

Pain repelió el ataque, cual una bomba de aire estuviera envolviéndolo.

El ninja de Konoha desplego inmediatamente el fūton Shichi atama ryu, permitiendo que siete dragones de viento empezaran a volcarse sobre Pain, quien solo retrocedía hasta que volvió a aplicar Shushin para posicionarse detrás de Itachi, con quien comenzó una intensa pelea de Taijutsu con sus respectivas bolas de fuego.

Predecir los movimientos de este hombre con el Sharingan facilitaba la lucha, pero era muy veloz, por suerte, Itachi había entrenado desde los pañales con Shisui. Un shinobi, por poco, más veloz que el futuro Hokage.

Por la experiencia con la apodada Hechicera de Konoha, el Uchiha sabía que cualquier ninjutsu sería bloqueado, cosa que confirmo con este hombre que desviaba fácilmente cualquier ataque de katōn, suiton y fūton. El doton no era algo que con lo que estuviera alineado perfectamente el capitán Anbu y, de cualquier manera, sabía que estaría perdiendo el tiempo.

La única posibilidad era atacar bloqueando sus bobinas de chakra y puntos de presión.

A diferencia de Sakura, este hombre sí hacía sellos manuales para sus propios ninjutsus. Muy fuertes, pero usaba las manos después de todo. Este hombre no utilizaba el ninshu, concluyendo que era su propio chakra con una inmensa reserva lo que proveía su poder, por tanto, podía ser derribado a la antigua.

Sólo tenía que tocar los puntos entre la protuberancia mastoidea y el maxilar inferior o el espacio entre la quinta y sexta vértebra, para producir el traumatismo en el cordón espinal, aorta, corazón y pulmones y derribarlo en el proceso, sin embargo, el Nukenin de Amegakure no permitía que se le acercara al cuerpo; incluso en su combate de taijutsu, sus golpes eran a noquear, mostrando una fuerza física impresionante.

- Serías una excelente adición a nuestra causa, Itachi-san – escucho a sus espaldas al tiempo que esquivaba una patada a su cabeza.

- Soy sólo leal a mi Aldea, agradecería que lo comprendieras y desestimarás tu objetivo – decía el Uchiha mientras doblaba la mano de Pain, deslizando la propia sobre el brazo del hombre para atacar la garganta desprotegida.

- Es una lástima, un linaje como el tuyo no merece perecer de esta manera – respondía el hombre mientras doblaba la mano de Itachi y lo lanzaba al lado contrario, arrojando a metros de distancia el cuerpo de Itachi, quien cayó con gracia felina - Entrégame al Rokubi, Itachi-san, no mereces morir hoy - comento Pain como si empezará a frustrarse – De cualquier manera, desconozco por qué Konohagakure se preocuparía por un ninja renegado de Kirigakure, como ese.

- Es algo que continuaras desconociendo – respondió el pelinegro al lanzar su siguiente ataque de suiton con genjutsu encontrado.

- Una pena, realmente compensaste mi curiosidad – determino Pain al tiempo que soltaba un sello para katōn – Al menos, queda tu primo, Uchiha Shisui, podríamos hablar con él. O inclusive con tu otouto. Una vez, Madara-sama menciono su nombre. El noble Uchiha Sasuke.

Fue entonces cuando la completa intensión asesina de Itachi inundo el campo entero como una neblina oscura espesa, fría y violentamente pasiva, evidencia de que no se detendría por nada ni nadie hasta acabar con este hombre.


Shikamaru sabía que estaban más que en problemas.

Esto fue peor que aquella vez con Hidan y Kakuzu.

El plan de ejecución había sido una buena idea en teoría, pero de alguna manera estos tipos se enteraron de su presencia y ahora estaban más allá de un punto de retorno.

Regreso su mirada a sus compañeros, sólo un segundo, antes de continuar lanzando sellos explosivos a su contrincante. Un Nukenin de Amegakure de cabello largo anaranjado, quien tenía una habilidad sumamente extraña, le toco combatirlo junto a Ino.

El hombre había tocado sólo por un momento a Izumo y este se arrodillo de inmediato mientras una luz azul tenue surgía de su cabeza, donde posaba la mano del hombre.

Izumo no tardo más de tres segundos arrodillado al tiempo que caía al suelo, derrotado. No volvió a levantarse.

- Este no tenía información del Kyūbi – murmuro el hombre, al tiempo que volteaba a ver a los demás.

El grito tan desgarrador de Kotetsu al ver a su mejor amigo en el suelo, sin que su espalda bajara o subiera, fue el detonante para que eligiera de contrincante al de cabello largo; sin embargo, Kotetsu quedó atrapado por otro cuyo cabello estaba inado hacia atrás y contaba con dos piercings en su nariz y uno sobre cada pómulo.

Entraron en una fiera batalla de kenjutsu, mientras que Shikamaru revoloteaba sus neuronas a toda velocidad.

Ese hombre, el de cabello largo, únicamente toco a Izumo y pareció un leerle la mente.

Intercambiando una mirada con su compañera, sabía que debían protegerse de él a como diera lugar y por la información que buscaban, Shikamaru supo que tanto él e Itachi-san, podrían estropearlo si eran tocados por ese hombre.

Si buscaban al Kyūbi, podrían encontrarlo, para infortunio de ellos. Una vez más, maldijo su mente tan genial.

Mendokusai.


- ¡Sanzen Garasu no Jutsu!

Los sellos manuales desesperados corriendo a toda velocidad.

Se había percatado que este hombre, el calvo Akatsuki, no podía atacarlos si existían tantos señuelos al mismo tiempo, por tanto, debía continuar atacándolo continuamente.

Por suerte, sus cuervos salieron en el momento justo cuando el hombre separaba su muñeca derecha de su brazo y soltaba decenas de proyectiles.

Tenía que actuar rápido, aunque había practicado con Raido-Taicho, sabía que este se había quedado atrapado con el otro Akatsuki, el gigante, no podía dejar de lanzar el katōn una vez que los cuervos se extinguieran.

Había visto que el hombre dejaba pocas posibilidades para atacarlo después de lanzar un ataque propio con esa velocidad ridícula solo comparable al Uchiha.

No sólo sus ojos tan perforantes de color morado le daban escalofríos, toda su aura emitía una energía poderosa y con cada segundo se daba cuenta que, si la pelea no terminaba pronto, estarían perdidos.

Desde el combate relatado del resto de su pelotón con los otros dos Akatsuki, un tal Hidan y el tipo llamado Kakuzu, determino que la superioridad numérica no era nada cuando se trataba de este grupo criminal, pero esto era otro nivel.

Supo que no eran rivales para estos tipos.

Ahora sólo tiene que hacer tiempo hasta que tenga un mejor plan, pero tener a Akimichi Chōji, herido de todo su lado izquierdo y sin una pierna tirado a su lado, gimiendo de dolor, no le hacía nada bueno a su psique.

Ni que decir del cuerpo de Kamizuki Izumo arrojado como un muñeco de trapo, al que no quiere voltear a ver.

Esto ni siquiera es una guerra y nos están masacrando, pensó Yamashiro Aoba.


No podía respirar, no podía pensar, su cuerpo estaba actuando sin su consentimiento y a la vez sentía la sangre a todo galope en sus oídos.

La fuerza de sus brazos era comparable al dolor que sentía en el pecho.

No se percataba del agua en su cara, sin saber que estaba estropeando su rostro junto con el polvo levantado de la tierra.

La tira de vendaje que atraviesa el puente de su nariz estaba llena de sudor y lágrimas.

Todo lo que podía pensar era en atacar con sus cuñas a este hombre que lo miraba con el ceño fruncido, inclinando la cabeza levemente:

- ¿Por qué no me atacas con tu chakra? – dijo de pronto el hombre ladeando la cabeza cual psicópata.

Kotetsu sólo pudo responder lo que único en lo que podía pensar.

- Porque quiero desgarrarte con mis propias manos.

Impregnada de promesas malignas, su voz teñida de rencor e ira, reflejo sus pensamientos actuales.

No podía permitirse voltear la vista. No podía dirigir sus ojos oscuros al cuerpo tirado al lado del claro destruido.

Si lo hacía, sabía que no tendría oportunidad.

No, no podía ir por su mejor amigo.

No podría continuar respirando cuando confirmara que Izumo estaba…

¡No, él no lo está, él está respirando aún! ¡Lo sé! se decía a si mismo para no perder la cabeza.


Este hombre tan oscuro estaba estrangulándolo cuando murmuro un jutsu y saco su lengua la cual parecía engrosarse mientras salía de su cuerpo.

Fue entonces cuando el clon se disolvió.

Un furioso combate de taijutsu comenzó con el cuarto Nukenin una vez que fue golpeado por Namiashi Raidō.

Este con tres perforaciones en cada lado de su rostro más tres adicionales barras negras sobresaliendo de sus orejas sólo hacía una pregunta. Una ridícula a su punto de vista:

- ¿Dónde está el Kyūbi?

Ya habían confirmado que iban detrás de las bestias de cola, pero esto era absurdo. Todos sabían que el Nueve Colas había desaparecido junto con el Yondaime Hokage y su familia hace dieciocho años. Entonces porque este hombre… a menos que

Nunca se encontró el cuerpo del varón recién nacido de Namikaze Minato, algo que sólo unos pocos sabían dentro del gremio ninja de Konoha.

¿Era posible?

Sus pensamientos lo distrajeron sólo una fracción de segundo. Sólo uno.

Nunca vio venir al proyectil a su costado.


Sarutobi sabía que debía ir a por sus chicos.

A pesar de su sentimiento familiar hacia su propio padre, él mismo había desarrollado sentimientos paternales a su escuadrón.

Era algo por lo que envidiaba a Kakashi secretamente. El otro hombre no había desarrollado el deseo de protección hacia niños que parecían apenas poder cuidarse, porque para él siempre serán esos niños de once años con deseos absurdos como ser bonitos, comer o quedarse acostados bajos los árboles viendo las nubes pasar.

Pero es que este tipo encapuchado no permite que pueda siquiera acercarse a él.

Al contrario, sigue lanzando esas amorfas invocaciones animales gigantes. Asuma apenas puede combatir una cuando otra está dirigiéndose a él. Así que en un todo por el todo ninja de Konoha decide ir a por él.

A partir de ahí, Asuma sabrá que una invocación animal puede ser sellada dentro de un cuerpo humano y aprenderá el dolor del costo por eso.


- Órdenes, senpai.

- ¿Puedes sacar a los heridos?

- Hai, por un portal.

- Bien, me encargaré de los renegados que pueda mientras los recuperas.

- Senpai, no tenemos seguros de tu poder reestablecido.

- ¿Alguna idea entonces?

Pensé solo un momento ignorando los gritos de dolor y el olor de carne quemada.

- ¿Recuerdas nuestro último entrenamiento? No tengo chakra para eso, pero ¿tú? ¿puedes maximizarlo?

Él me mira sonriendo cruelmente, mientras continue hablando.

- Eres el más rápido, puedes sacarlos, tendrán más oportunidad mientras sirvo de cebo, pero … no tenemos idea de tu nuevo poder. No sabemos si tus bobinas de chakras se establecieron tan pronto después de la cirugía, no te expondré.

- ¿Más de lo que lo haremos? – dijo tronando sus dedos, moviendo los ojos negros y carmesíes a toda velocidad por el campo – Hagámoslo. Como dijiste, soy más rápido y tengo más chakra que tú siempre, soportaré el campo de ilusión.

Lo mire un momento reflexionando de pronto preocupada por su poder.

- Como órdenes senpai, de cualquier manera, Taicho-san nos asesinara después – dije totalmente resignada.

- Oh no te fijes por eso. Si quiere matarte, le pediré que sea rápido.

El codazo que le di sólo fue interrumpido por el grito de urgencia que emergía del campo.

Mirando a senpai, no dudamos:

- Si morimos al menos que sea salvando a otros.

- Por favor, no trabaje siete días contigo para dejarte morir tan fácil, senpai, si mueres que sea bajo la mano rencorosa de Taicho-san – resoplé molesta.

- Nada como tu sentido del honor para motivar a cualquiera, Saku-chan.

- Cuando quieras senpai.

Y sin más, Uchiha Shisui y yo nos arrojamos a las fauces a las puertas del infierno.