Capítulo 42. Hay una serpiente en mi bota.

- Devuélvelo Itachi-san – decía Pain mientras el kunai directo al cuello del Uchiha era esquivado por milímetros.

Lo pensó, realmente lo considero.

La orden de Hokage-sama había sido recuperar a los jinchūriki para retornarlos a cada país, como un acto diplomático de buena fe para construir la alianza que ansiaba fomentar la rubia.

Pero al ver de reojo el campo de batalla, - no batalla, masacre -, está dudando de si seguir prolíficamente la orden.

Un Shinobi siempre debe anteponer su aldea a sí mismo.

Eso se seguía repitiendo a si mismo mientras luchaba, pero maldecía su enfermedad en este momento.

Su respiración se estaba dificultando tanto que oscuras sombras estaban amenazando con derribarlo en un ataque de tos. Los pulmones están agotados, exigiendo descanso.

Sus ojos estaban cansados, al grado de que sentía que estaban ardiendo.

Y Pain no daba tregua a su combate. Genjutsu tras ninjutsu, todo lo repelía este hombre, pero había identificado que no podía hacerlo tan continuamente, tenía un margen de cinco segundos entre cada momento gravitatorio.

A pesar de que prácticamente todo su arsenal lo había incrustado en el cuerpo de Pain, este permanecía sin dolor, como si no fuera problema tener un kunai en la articulación de la rodilla derecha, otra incrustándose en el pulmón izquierdo o veneno en la vesícula.

Las ilusiones eran desechas a los segundos o peor, modificadas por Pain para hacerlas más violentas.

Por su parte Itachi, apenas y tenía rasguños, pero su rendimiento había sido terriblemente reducido por su inquebrantable enfermedad.

- Debo admitirlo. Madara-sama tiene razón. Eres formidable, no he podido derribarte una sola vez cuando tantos antes han perecido bajo mi mano.

- No tengo intenciones de darte tal gusto – replico inmediatamente el Uchiha.

- Tu voluntad es gloriosa. Tal grado de lealtad, viendo a tus ninjas perecer mientras tu continuas de pie sin el propósito de rendirte.

Aunque parecía un cumplido Itachi lo vio por lo que era.

Tantas veces había escuchado las labias de hombres inferiores pensando que así se ganarían su buena cara que tales palabras eran meras armas blancas que él tendía a esquivar.

- Permíteme ganarme tu lealtad, Itachi-san.

En un movimiento de su mano, levanto a Itachi en el aire y empezó a levitarlo hacia si mismo.

Itachi planto su katana en el suelo, arraigándose a ella para evitar ser devorado por la atracción que ejercía ese hombre.

Con un doton, Itachi sembró sus pies en el suelo, clavándose al suelo a si mismo, pero el poder de Pain era fuerte. El doton mismo también deshacía sus montones de tierra, que retenían a Itachi, y se acercaban al líder del escuadrón criminal.

Pain sonrió un poco al ver cómo la mano de Itachi empezaba a desprenderse lentamente de su filosa arma.

Fue cuando el doton, en los pies de Itachi, no se movió hacia Pain, sino que se elevó, al igual que cada piedra y cada planta en la redonda negándose a seguir las órdenes del Akatsuki por más tiempo.

El movimiento de antigravedad bloqueo el poder mismo de Pain, al notar que incluso su capa estaba empezando a levitar en el aire.

Entonces, Pain se detuvo dejando caer la sonrisa de victoria, y, de hecho, pareció claramente confundido.

Hubo un ruido que ocasiono un eco revoloteante, era el mismo sonido de un muy filoso objeto cortando el aire con una precisión tal como en las películas.

Itachi, cayendo arrodillado al lado de su katana, observo como la cabeza de uno de sus hombres de Akatsuki, el de cabello largo, aquel que ataco a Izumo, rodo entre ellos cual balón hasta detenerse justamente postrada a los pies de Pain.

Acto seguido, todo lo que había empezado a levitar, empezó a caer en picada hacia el suelo. El mismo Itachi se sintió caer bajo el campo, el cual se estaba convirtiendo rápidamente era un pozo negro que dimensionaba todo el devastado claro.

Un genjutsu de alto nivel los estaba dejando caer a un nuevo escenario, idéntico al último que había visto en la Dimensión Espejo.

Itachi suspiro entre aliviado y tenso.

Hechicería.

Busco frenéticamente el chakra de Sakura al tiempo que sentía un brazo colarse bajo el suyo.

Unos ojos mortales enmarcados en rojo y adornados de rehiletes negros, con un diseño tan extraño, detrás de una máscara Anbu lo saludaron al tiempo que se sentía moverse con el shushin más veloz de todos los tiempos.

No tuvo tiempo para más cuando Shisui los movió hacia una puerta del nuevo escenario.

Cientos de escaleras de madera que iban de arriba abajo que subían a ningun lugar y bajaban a la oscuridad, posicionadas al revés, entrecruzadas, llevando a ningun lugar, lo recordaba de la última vez que entraron a esta cara de la dimensión espejo.

Era un genjutsu muy intrincado, en donde las escaleras de madera y una que otra plataforma que funcionaban como balcones, eran lo único que se veía entre la oscuridad del mundo obscenamente abstracto.

Aunque se dirigiera la mirada hacia arriba o hacia abajo se verían escaleras que en algunas ocasiones estaban invertidas viendo hacia abajo o de costado.

La única salida de dicho genjutsu era una puerta la cual también estaba escondida detrás de otro entretejido genjutsu. Era tan eterno este campo que en lugar de ser de entrenamiento fungía más como una prisión. Sólo que este no fue creado con chakra de Sakura, todo apestaba a Shisui.

- No, los demás Shisui, están…

- Tranquilo, los estamos sacando – escucho el murmullo de su primo mientras abría la puerta revelando la casa de seguridad Uchiha a las afueras de Amegakure.

Algunos ya estaban ahí, a saber, los heridos más mortales al parecer, Raidō, Aoba, el chico Akimichi, Kotetsu, y Sarutobi-san.

La puerta del portal era el tronco del árbol Kiri que se había creado esa misma mañana, recuerda.

Shisui estaba animando a Itachi a ir con los heridos cuando este se lo impidió.

No era un cobarde y no estaba tan herido como para no regresar por los que faltaban.

Shisui le coloco una mano sobre su hombro, deteniéndolo en el instante.

Tenía tantas preguntas en la mente, pero al ver los ojos de Shisui transcurrieron palabras de autoridad entre ellos por medio de la mirada. La determinación en los ojos del pelinegro de cabello largo no permitió que Shisui se retirara. Resignado por tal terquedad, el Uchiha mayor dejo salir un suspiro permitiendo que Itachi lo acompañara.

Rápidamente Itachi le arrojo a la niña Yamanaka, quien estaba ingresando por el portal ensangrentada y confundida totalmente, caminando coja, el frasco ámbar que le había dado la pelirosa.

- Que lo ingiera el que consideres más herido – ordeno velozmente mientras reingresaba al portal.

Cuando ingreso nuevamente, Shisui desapareció murmurando algo sobre ir a por Shikamaru.

En las alturas oscuras del nuevo recinto, pudo ver un brazo metálico con varios tubos metálicos sobresaliendo de él, caer en el espacio apenas visible de entre las escaleras más arriba.

Después de eso, cayo una pierna, otro brazo, todos en las mismas condiciones, destrozados, arrancados brutalmente del cuerpo metálico al que pertenecían.

Existían tipos de silencio con los que Itachi se sentía cómodo, este no era uno de ellos.

Ni un sonido brotaba de ninguna parte.

Únicamente tensión que podía ser cortada con su katana, prevalecía en el ambiente.

Anticipando sus músculos para cualquier ataque furtivo, fue cuando escucho el susurro de un fūton haciendo que un ave gigante fuera arrojada destruyendo algunas columnas de escaleras a su izquierda, disolviéndose entre humo blanco.

El hombre que parecía crearlos fue arrojado inmediatamente después. Un cohete muy parecido a los que manejaba su compañero estaba apuñalando su estómago.

El momento quedo grabado con su sharingan: un hombre siendo lanzado por el aire de forma horizontal en el espacio casi en cámara lenta, con un explosivo incrustado en sus entrañas, sus miembros parecían ser de un muñeco de trapo cuando la primera chispa de fuego sobresalió desde su interior.

Itachi se cubrió de la explosión que acabo con dicho hombre.

Cuando todo quedo en silencio, se movió uno, dos metros antes de escuchar al fondo:

- Supongo que fuiste tú quien asesino a uno de mis mejores hombres, a Sasori de la Arena Roja.

La voz de Pain se escucho muy cerca, ahogada, en una de las plataformas por debajo de las escaleras donde estaba él.

Itachi invocó a Hōrai en silencio, indicando sus nuevas órdenes.

Por muy poderosa que fuera Sakura, no tenía posibilidades ella sola, especialmente porque este no era uno de sus genjutsu, Shisui acababa de tener una cirugía y no se sabía cuánto chakra podía destinar a esta ilusión.

El tiempo era primordial.

Confirmando con Hōrai que Shisui había podido sacar tanto a Shikamaru como a Izumo, empezó su plan para sacar a Sakura de aquí.

- ¿Quién eres? – la voz de Pain no mostraba ninguna emoción, ni siquiera curiosidad, aunque la pregunta denoto que sí.

- ¿Quién quiere saber? – contra pregunto Sakura.

- Sería más fácil que primero te presentarás, un dios no responde preguntas de los mortales.

- ¿Un dios que utiliza la violencia y el miedo para tomar la vida de los mortales? Pensé que el dios de la guerra era más… - lo revisa altanera de arriba a abajo con la mirada burlona- …alto.

- No eres de Konohagakure no Sato, no llevas su insignia, ¿Por qué ayudarlos entonces?

Vio a la pelirosa de frente, erguida inamovible, frente a los tres Akatsuki, Pain, levemente más cerca de ella, en el centro de la formación totalmente quietos, con los ojos fijos en ella.

La máscara Anbu aunado a su cabello negro impedía que aquellos criminales observaran su identidad.

Lo que la delataba era su propio uniforme.

- Tengo una deuda con ellos, por tanto, son parte de mi responsabilidad, ¿ves?

Su voz melodiosa ofuscada por la máscara parecía burlarse de sus propias palabras.

Itachi se movió más cerca, las escaleras eran perfectas para ocultar su forma entre las sombras, permitiendo hacer realidad su plan. Siendo un genjutsu Uchiha, podría manipularlo fácilmente.

- Me debes entonces a mí también.

Pain pareció sorprendido dejando abrir apenas los ojos cuando escucho a la pelirosa dejar salir una risa divertida.

- Por favor, sé amable con esta dulce y explica porque te debo algo a ti – dijo socarrona.

- Eliminaste a uno de los míos y sospecho que participaste en la inconclusión de la actividad con otros dos, sumando a los que acabas de anular. – Pain declaro con voz más oscura – Tú me debes.

Pain levanto su mano, tratando de jalarla con su poder, sólo para que Pain levantará las cejas, pareciendo impactado.

La shinobi con cabello negro no se movió ni un centímetro.

Pain intento de nuevo arrojando más fuerza en su mano que parecía levantar las venas a través de su piel para obtener los mismos nulos resultados.

- ¿Sabes? Las enfermedades esquizofrénicas hacen creer a las personas que tienen poderes.

- El sarcasmo no es bien recibido, ninja – Pain levanto la ceja, bajando la mano – aunque pudiera agradecer como sería el llamarte.

- Se supone que eres un Kami, los Kami lo saben todo.

- He soportado bastante tu insolencia, tu nombre. Ahora.

- ¿Por qué un muerto necesitaría el nombre de un vivo?

Acto seguido, el hombre que estaba a la izquierda de Pain se teletransporto detrás de la joven, pareciendo querer abrazarla por su espalda, sólo para que Kubikiribōchō, salido de la mano derecha de Sakura, partiera a la mitad al hombre descuartizándolo hasta el suelo.

La espada se movió velozmente hacia el otro Akatsuki antes de que se dirigiera a toda velocidad a Pain quien interrumpiera el ataque de la enorme espada. Kubikiribōchō fue arrojada metros lejos cayendo en la oscuridad por la gracia de la mano de Pain, sólo para segundos después regresar a la mano izquierda de Sakura.

Ambos hombres ya se habían posicionado a cada lado de Sakura tratando de agarrarla sólo para que ella desapareciera en fracción de un segundo por medio de un charco de agua debajo de ella.

Itachi se había llevado a Sakura con el suiton en el momento justo, atacando al mismo tiempo la plataforma de madera con una enorme bola de fuego azul.

Hōrai frente a ellos volando, señalándoles la salida al vuelo, antes de que la convocatoria cuervo fuera exterminado por un veloz kunai lanzado desde atrás. Enviando una oración para que Hōrai pudiera recuperarse satisfactoriamente en su recinto espiritual, Itachi tomo la mano de Sakura corriendo hacia la puerta, abriéndola para que saliera ella primero.

Sintió un dolor punzante en su rodilla y por pura fuerza de voluntad continúo corriendo sólo para ser arrojado por Sakura quien se dio media vuelta en el vuelo y movió su mano al tiempo que repelía lo que estuviera detrás, mientras que ambos traspasaban el portal estrepitosamente.

Cayeron cual escapistas antes de que la pelirosa se levantará de inmediato e intentará cerrar el tronco dimensional con el ninshu brotando de sus manos.

La mano de Pain, chamuscada, impedía que el portal se cerrara.

En el suelo de espaldas, Itachi vio como Pain intentaba ferozmente continuar abriendo la puerta, forzándola a abrirse más.

Del otro hombre no había señales, pero con Pain tras el portal, Itachi hizo lo único que podía hacer para ayudar a Sakura quien estaba gruñendo tenuemente ante el esfuerzo de detenerlo de ingresar con ninshu.

Levantando la katana, cerceno el brazo de Pain.

Dicha mano quedo aplastada en el pasto para ser quemada inmediatamente por amaterasu, cortesía de Shisui, pasos atrás.

Itachi pudo ver perfectamente la mirada de odio que les dedico Pain con aquellos ojos tan extraños y míticamente morados tanto a él como a Sakura.

El portal se cerró siniestramente con un eco de muerte persiguiéndolos.

Itachi se movió enseguida.

- ¿Puedes movernos a Konoha, ahora?

Sakura, quien parecía temblar ligeramente, asintió, dirigiéndose hacia el pequeño estanque donde estaban los koi al lado del árbol del Kiri, toco el agua, mientras murmuraba:

- Åpen for min samtale, sesam.

Acto seguido, el agua dejo entreverse cual espejo en el hospital de Konoha, justo en la recepción.

Sabía que ella no podía abrir portales donde no hubiera estado nunca ni tan lejos, y más con todo el poder que desplego allá atrás, por tanto, comprendió que el sobreesfuerzo estaba haciendo que la sangre empezará a brotar de los oídos de Sakura.

Lo que no entendió es porque parecían estar brotándole cuernos de la frente, removiendo ligeramente la máscara.

Pensamientos para después, acción ahora.

Ordenando a todos a moverse dentro del portal inmediatamente, la chica Yamanaka junto a Shikamaru quisieron montar a los heridos en camillas sólo para que a voluntad de la pelirosa éstos empezaran a levitar, Shisui con Bastet sobre su hombro, acudiendo primero al portal, bajo del techo del hospital y empezó a recibir en el suelo del hospital a los heridos que estaba moviendo cuidadosamente Sakura.

Los demás temerosos, ya fuera por el enfrentamiento con Pain o por un estanque teletransportador, fueron animados por el mismo Shisui, quien se intercalaba entre los que faltaban entrar y a las enfermeras de Konoha que llegaban a toda prisa al ver sobre el techo de la recepción algo parecido a un portal inter dimensional.

Itachi empezó a jalar a Kotetsu instalándolo a levantarse cuando este estaba llorando sobre el cuerpo inerte de Izumo.

- ¡Onegai Uchiha Taicho, onegai, ayúdalo, tú puedes hacerlo, eres el más fuerte entre nosotros, ayúdalo, onegai! – rogaba Kotetsu desesperadamente con ojos desquiciados por su amigo.

El Uchiha no tenía más que revisar aquella vena carótida sin movimiento, o los ojos sin vida de Izumo para saber que no había solución ni recuperación a partir de ahora.

Con el pecho apretado, reconoció que Izumo había muerto.

- Lo llevaré, adelante Kotetsu-san, debes ir a la salida ahora – trato de decirlo con el mayor de los tactos, pero sin dejar de señalar su precaria situación.

El ninja no se movió, sino que seguía sollozando y pidiendo ayuda. Itachi estaba a punto de expresarle una orden esta vez inquebrantable hasta que todo movimiento quedo paralizado cuando Sakura, quien llego por detrás, toco un punto de presión sobre la nuca de Kotetsu, al tiempo que también lo hacía levitar en el aire, llevándoselo al estanque.

Agradeciéndole en silencio, Itachi sabía que no había tiempo para reflexionar por la muerte de un mejor amigo. Negó con la cabeza al tiempo que tomaba el cuerpo de Izumo entre sus brazos.

Su rodilla estaba doblándose del dolor por el kunai aun incrustado, pero no había tiempo.

Pain había visto el lugar. No tardaría en llegar a su ubicación y con tantos heridos, no podía permitir que alguien más muriera.

La culpa de la muerte de Izumo corría por sus venas, y por segunda vez en su vida, Itachi se sintió superado por la situación.

No quería aceptarlo, pero la ausencia de Izumo fue la primera vida que perdió en mucho tiempo.

Itachi sintió como las garras de la culpa y los labios de la vergüenza se impregnaban en cada poro de su ser.

Y no lo abandonarían durante mucho tiempo.


- Quiero su sangre.

- Iie, te dije que será entregada a mí.

- Puedes quedarte con el Uchiha, ella me debe.

- ¿Deseas desobedecerme, Nagato?

Esa chica lo hizo parecer un tonto. Un niñato que tenía un berrinche ante su padre.

Un patético shinobi en lugar del magnífico dios que es él.

Nada funciono con ella, ni su poder, ni la de cualquiera de sus caminos, no podía sentirla; y a la vez, ella estaba ahí enfrente, burlándose de él llamándolo esquizofrénico. Quería descubrir porqué.

No.

Quería su carne para destazarla él mismo.

Pero Madara-sama, a pesar de no estar mirándolo directamente, sentía su cuerpo tenso preparado para enseñarle una lección.

Se relajo un momento recobrando la compostura, recordando con quien estaba hablando.

- Iie Madara-sama. Su sangre te pertenece.

- Bien Pain, agradezco tu sentido común – y el pelinegro continúo bebiendo de la taza de té que yacía abandonada, sin tocar, en la casa de seguridad Uchiha.

Sólo recuperables, al momento, dos cuerpos de sus caminos que estaban inspeccionando a fondo la hacienda confirmando que fue el lugar elegido por Itachi y compañía para emboscarlos.

El cómo los localizaron aún permanece en misterio. Habían orillado al Rokubi a huir a las lejanías donde nadie preguntaría por él.

No deseaba desafiar a Madara-sama, pero se aseguraría, por todas las maneras posibles, de conseguir a la chica primero y hacerle ver sus pecados al enfrentarse contra un Kami.

Nagato sonrió internamente, soñando con su venganza.


Hace cinco años dentro de Konohagakure no Sato…

A pesar de lo frustrado que estaba con su equipo, real, realmente estaba emocionado por la oportunidad que Kakashi-sensei les consiguió; aunque seguramente conociendo al vago maestro, simplemente fue demasiado holgazán para explicar las razones por las que no deberían hacerlo y por eso callo cuando le preguntaron si tenía alguna objeción.

No importa como fuera, ese día llego a casa y en presencia de su adorada Okasan y un maltrecho aniki que tenía una gasa cubriendo un brazo por debajo de su manga izquierda, declaro orgulloso, con la barbilla con restos de grasa de bebé alzada:

- Este año haré mi examen Chūnin.

El jadeo y las manos de su preciosa madre cubrieron su boca mientras veía a su retoño con un brillo entre mezclado de orgullo y miedo, amor materno totalmente en cada arruga invisible en el rostro femenino que más adora en la vida.

Y, por otro lado, una sonrisa trémula en la cara de su héroe, su hermano mayor, le decía que estaba más allá del afecto. Adoración completa y apreciación le dedicaba Itachi-nii en los ojos oscuros tan familiares.

Estaba a punto de detallar todo su día cuando de la nada, sin sentirlo por completo, ni esperarlo, unos brazos adolescentes lo cargaron desde atrás torcidamente y sintió un beso húmedo en su mejilla tronador ocasionando la risa alegre de su Okasan.

- ¡Oh a mi Sasuke-chan cómo le ha salido el pelo en pecho, oh, Sasuke-chan, apenas sentí que ensuciabas los pañales ayer, apestabas todo el lugar, y ahora, eres todo un shinobi!¡Rudo¡Duro! – decía Shisui con una voz ridículamente melosa mientras le continuaba esparciendo besos ruidosos y cargaba a Sasuke por toda la sala como si fuera una muñeca de trapo.

Juro venganza eterna contra Shisui por tratarlo como una muñequita. Y aunque no quiso, aunque trato de evitarlo, le tuvo rencor de un segundo a su aniki por no detener a su exagerado primo como cuando este decidió quitarle las galletas de su alcance, encima del refrigerador.

Durante el siguiente mes se entrenó duro, más duro que de costumbre: se levantaba con exactitud diez minutos antes de las cuatro y media, tomaba medio vaso de leche caliente por órdenes de okasan quien le dejaba cuidadosamente adornado un delicioso onigiri ligero para empezar su día, y una vez que le sentaba en el estómago, se colocaba sus sandalias junto con su camisa azul oscuro, pantalones beige cortos y ataduras tanto en muslos como en piernas.

Tomaba el estuche con sus quince herramientas favoritas, regalo de Chichiue-sama cuando se graduó de la Academia como genin, y procedía a encaminarse fuera de la cerca de la casa grande de Uchiha.

Aunque era temprano y el viento era más frío que fresco, pero se negó a cubrirse sabiendo que los guardias familiares notarían si llevará bufanda o cobertura alguna y ante el temor de que se lo contaran a Chichihue-sama, prefería mantener su barbilla en alto demostrando que es todo un Uchiha, sin temor a nada, mucho menos a una caricia frívola del aire.

Se preparaba con Gensei-ryu como su principal, tomaba aire y comenzaba a desplazarse a través del Ten-i no Kata, quince minutos después llegaba al Sansai para finalmente terminar 44 katas después con el Koryū Kusanku.

A pesar de que Aniki le había motivado a utilizar una rutina más proactiva y no de la vieja escuela, Sasuke tiene la sensación de prestigio cada vez que sus palmas se desplazan a través de la serie de la tradición, se siente parte importante cuando recuerda los kanjis bajo los que se rige su familia, su clan.

Gen: serenidad, razón profunda

Sei: ley, regla, formar, dominar

Ryu: estilo, escuela

Él decidió desde su primera memoria que alcanzará a aniki y hará sentir orgulloso a Chichihue-sama; desde su primer movimiento circular vertical del eje de cuerpo hasta las técnicas de torcimiento de manos y brazos todo es un esfuerzo a su meta de volverse un digno hijo a los ojos de su patriarca.

No siente resentimiento contra su hermano mayor por el orgullo apenas oculto tras los ojos negros del jefe cabeza de familia, pero siente la impotencia cada vez que sus triunfos son ahogados por obsesionados halagos que los ministros ancestrales llenan en los oídos de Chichihue-sama cada vez que se organiza una reunión de clan.

Sasuke no se percata de la mirada de irritación en la cara de Itachi, la ausencia de Shisui en la mayoría de esos eventos o la falsa sonrisa de su okasan; es muy joven y aunque no es caprichoso, le gusta ser voluntarioso de vez en cuando especialmente cuando ninguno de sus contemporáneos lo puede alcanzar en cuanto a habilidad sin importar que tanto se esfuercen, a saber, sus propios compañeros de equipo.

No suspira, porque los Uchiha no retraen aire innecesariamente por pensamientos inútiles, pero por poco lo hace cada vez que piensa en los demás miembros de su escuadrón genin. Incluso Chichihue-sama intento hablar discretamente con la rubia Hokage-sama para que los cambiará cuando no vio avances con dicho equipo, pero la Senju hizo de oídos sordos y mirada entrecerrada cuando el Uchiha mayor interrogo sus métodos.

Su contemporáneo era un, por decirlo menos, inepto.

Okasan lo fulminaría con la mirada si supiera que eso piensa de su propio compañero, pero Sasuke no puede evitarlo. Es la primera palabra que le viene a la mente cada vez que lo ve en la puerta principal en cada salida directos a sus misiones: Fūma Kotarō.

Aunque es de clan shinobi, su familia es reducida y su chakra aún más. Sí tiene especialización con respecto a los Hilos de chakra, pero no es muy útil cuando necesitan cazar a Tora, el felino rebelde de madam Shijimi.

Por lo general, el chico se tropieza con sus propios hilos, siendo uno de los más descuidados y distraídos estudiantes de toda la Academia, y cuando está en el suelo, con sus mejillas raspadas, envuelto en su propio estambre, es Sasuke quien ayuda a desenvolverlo, porque no fuera que su compañera se vaya a romper las uñas.

Hablando de nefastos, ella quita del trono a cualquier otro chico un día cualquiera como reina de los presuntuosos.

Kedōin Aoi es una chiquilla mimada de once recién cumplidos y tan orgullosa como esta por su riqueza familiar, por ser un clan mixto civil shinobi altamente comercial, tiene la mala tendencia de restregarle - en el rostro a cualquiera que ose atravesar su camino - que fue emparejada por su potencial femenino con el genio Uchiha de su generación.

Es pequeña para su edad, pero porque no le gusta comer demasiado para no estar gorda, según su último anecdotario del que Sasuke odia escuchar cada mañana. Y así como a Yamanaka Ino, otra indeseable, detesta a su compañera, debido - contando a esos malditos ojos que ella le dedica profesándole adoración - a su agudísima voz recordándole que ella es su compañera y debe de protegerla en todo momento, ya que es la única que tiene cierto conocimiento médico.

Si es que poner curitas y alcohol en un pedazo de hisopo se puede considerar conocimiento medicinal.

Considerando que la chica puede copiar la apariencia de quien sea por días y simular su mismo nivel de chakra, pensó que podría beneficiar mucho a su equipo. Hasta que descubrió que eso era todo lo que podía hacer.

No podía copiar las técnicas, ni las habilidades, solo podía copiar el físico de alguien más y ni siquiera era disoluto a voluntad, debían esperar un mínimo de cuarenta y ocho horas para que ella regresará a su cuerpo normal.

Que Sasuke entrenara con piedras caminantes era más beneficioso que luchar brazo a brazo con sus propios compañeros de equipo. Y no era un eufemismo.

Incluso Shisui, reuniendo toda su genialidad, coloco una mueca de incredulidad cuando se dio cuenta del poco verdadero potencial de sus compañeros, dedicándole a Sasuke una mirada de buena suerte – pff, compasión - y desapareciendo con su ridícula técnica por la que era tan reconocido el Shunshin no Shisui.

Lo único rescatable de su equipo era el mismo adulto que ahora lo observa muy escondido desde la rama de un árbol encima de él.

Era un misterio para todos los demás genin, pero uno bueno por así decirlo.

Era perezoso, holgazán y flojo a morir, nunca llegaba a tiempo para las prácticas, los dejaba en las misiones solos esperando que no se mataran entre sí cuando Aoi se reía en la cara de Kotarō sobre lo débil y patético que es en comparación a "Sasuke-kun" - iugh – y por si no fuera poco, les quitaba sus pocas ganancias metiéndolos en un ajedrez verbal donde terminaban pagándole siempre la comida al flojo maestro.

Algo, sin embargo, le gritaba a Sasuke que este hombre era especial. Podía ver cómo era visto por los demás sensei. Era idéntico a como veían a aniki.

Así supo que este hombre era peligroso. Y tenía, no. Debía aprender cuanto pudiera de él.

Por lo general, se llevaban bien, aunque el peli plateado se llevaba bien con sus otros dos compañeros, le dedicaba más tiempo y lecciones a Sasuke. Hasta él sabía que los otros dos eran un caso perdido.

Se gano la confianza del Uchiha con rapidez, especialmente porque vio la aprobación en los ojos de Okasan, Chichiue-sama, y de aniki cuando les dijo quién era su Sensei en este equipo genin.

Aun así, la primera vez que lo vio lucir un Sharingan durante una pelea se impactó, luego se enfadó, pero entonces un destello de coherencia le llego al cerebro.

Aunque su primera suposición es que se lo había robado, realmente, Chichiue-sama jamás habría aceptado algo así, por lo que este hombre era digno - a los ojos de su estricto padre -, de portar un Sharingan y no sufrir ninguna consecuencia.

Sasuke agradece que al menos el hombre, sea lo suficientemente disciplinado para enseñarle al Uchiha un camino ninja adecuado, especialmente ahora que Itachi-nii no tiene tiempo para ayudarle con sus prácticas.

Esas reuniones con el clan siempre dejan estremeciendo a su hermano, pero Sasuke lo toma más como que está cansado y sólo requiere dormir. Le roba un abrazo a su hermano mayor la noche antes de su segunda prueba, aplastando su cabeza en el pecho de su aniki, asegurándole que sin importar nada, él está ahí para él.

Los brazos adolescentes de Itachi-nii lo envuelven con fuerza fraternal mientras su barbilla se presiona contra su cabeza.

Por eso quiere volverse un shinobi, quiere la aprobación de los concejales de su clan, quiere que aniki tenga tiempo para descansar y tal vez lo más importante - aunque no quiere admitirlo -, quiere esa misma mirada de orgullo y aprecio que Chichihue-sama sólo le dedica a Itachi-nii.


No lo hizo.

No suspiro.

Aunque le estaba costando no hacerlo.

De alguna manera, lo habían logrado.

Tampoco es que necesitarán mucho pero ciertamente tuvo sus momentos de dudas cuando a todos los genin prospectos habían sido separados de sus equipos y sentados de forma aleatoria ordenando silencio para contestar el papel frente a ellos siendo nada más ni nada menos que un examen de conocimientos general.

Un examen.

Un papel.

Y Sasuke estaba decepcionado al inicio. Sí lo del genjutsu oculto en el segundo piso lo había entretenido dos segundos, y pensó que vendrían cosas mejores por un momento, se decepciono al siguiente. Luego el hombre más mala encarada que había tenido el disgusto de conocer jamás, les informo que debían contestar todas las ridículas preguntas sin ser atrapados haciendo trampa.

El mismo Sasuke de doce años sintió como sus ojos perdieron fuerza y brillo cuando entendió de que trataba realmente la prueba.

Básicamente era espionaje.

Que tanta información puedes recolectar sin ser atrapado observando.

Para Sasuke se le antojo absurdo.

Por un lado, a pesar de que no contaba con el Sharingan aun, había practicado seriamente preparando su cuerpo conforme le informaron Shisui e Itachi-nii. Porque claro, era lógico. Si Sasuke lograba activar su sharingan, no significaba que su cuerpo estuviera preparado milagrosamente para actuar con él.

Su cuerpo, sus movimientos, sus reflejos no estarían conectados a la velocidad que lo requerirían sus ojos, y es por lo que, entreno sus reacciones desde hacía mucho tiempo en espera de la activación de su dōjutsu.

Copiar, o espiar, visualizar el movimiento de los hombros, de las muñecas, incluso de labios parlanchines para sí mismos, hacían fácil delatar hasta al más concentrado de sus compañeros.

Y, aun así, nada de eso sirvió porque Sasuke era, antes que nada, el estudiante de honor de su generación. Sí había preguntas complicadas que llevaron a un razonamiento más curtido, pero tampoco era ciencia descubrir que si un kunai se mueve a doce kilómetros por hora con un viento cortante del oeste mientras lo lanzaste desde el norte, era obvio que tendría cierto margen de maniobra a errar en un 7% a la izquierda, cosa que se resolvía con un suave muñequeo.

Lo que le preocupaban eran sus compañeros, porque, aunque él respondiera perfectamente cada cuestionamiento, nada de eso valía la pena si ellos eran atrapados o reprobaban el examen.

Sin embargo, afortunadamente todo salió bien. Descartaron al 35% de los postulantes, pero si fueron tan tontos como para dejarse atrapar en la primera prueba, deberían considerar otra carrera. Una civil estando en ello.

Lo único rescatable fue la aparición de un genin, ya mayor para ser considerado como tal, con cabello blanco y lentes redondos, brindo información a los once de Konoha sobre ciertas personalidades dentro del ámbito competitivo.

Sasuke estaba receloso tanto de la información brindada como de las intenciones de dicho ninja para proporcionarla, al contrario, una nota mental se creó en su consciencia para no bajar la guardia, al menos no con él.

Una vez que sus compañeros lograron milagrosamente usar sus hilos de chakra para copiar y la otra de copiar como normalmente lo hacía en clase, fueron convocados al día siguiente en un lugar muy particular.

A pesar de que sus compañeros querían celebrar por su primer triunfo, Sasuke no se dejó ilusionar. Venía una prueba de verdad esta vez. Dentro de sí, tenía un presentimiento de algo oscuro observándolo, esperando el momento en que se dejara succionar en un pozo hondo y putrefacto.

Cuando vio a cierto competidor, un chico inexpresivo, pelirrojo sin cejas, mirándolo como si quisiera probarse con Sasuke, el hijo menor de Uchiha Fugaku endureció su determinación, previendo que ese chico con un kanji tatuado en la frente sería peligroso.

Y así como él, no dudaba que hubiera varios más tanto o cuanto más letales, ocultando sus verdaderas habilidades.

Apreciando la mirada de afecto de Okasan y la cuasi sonrisa de su aniki, ignoro monumentalmente la palma de Shisui esperando chocar los cinco - ¿Qué tienen, dos años? – y salió en la búsqueda de su camino ninja.

En la siguiente fase de la prueba, no llevaban más allá de dos horas dentro del Terreno de Entrenamiento Cuarenta y Cuatro, Shi no Mori, donde 20 kilómetros diametral de espeso y lúgubre bosque los esperaba, cuanto tuvieron su primer combate físico.

Afortunadamente Kotarō al igual que Sasuke, había estado entrenando sus deficiencias, demostrando que, aunque poco, su control de chakra había mejorado en cuanto a sus hilos, pescando al mayor de los genin de la Tierra de los Cuellos como un títere. El Uchiha ferozmente, cual imagen mental de una carrera, noqueo a la esquelética chica enemiga de cabellos rojos, tomando con la guardia baja al tercer genin, el cual viendo que sus compañeros habían caído en menos de cuatro minutos, arrojo lo más lejos posible de él su pergamino y alzo las manos en señal de derrota, más que nada, alejándose de la escena. No ayudando a sus compañeros.

Fue la primera vez que Sasuke se sintió respaldado por Kotarō, no cien por ciento, pero sí lo suficiente como para asentirle en tono de gratitud, gesto que devolvió con creces el niño Fūma quien dejo salir una enorme sonrisa.

Si bien Kotarō sufría enormemente de una autoestima que él mismo pisoteaba cada dos por tres, estaba orgulloso de haber sido agradecido por parte de Uchiha Sasuke, el niño genio.

Aoi por su parte, no se había movido. Tan irritada y tóxicamente celosa de que el pelinegro acomodara en una mejor posición acostada sobre el pasto a una inconsciente niña del norte.

Ni siquiera recogió el pergamino, sino que lo dejo en manos de Kotarō, quien al saber que era un pergamino de Tierra, no mostro su frustración, estando tan contento de haber sido de utilidad a Sasuke.

En cambio, Sasuke evito nuevamente suspirar.

Significaba, que contrario a sus expectativas de recolectar y esconderse, tenían que seguir buscando otro pergamino, uno del cielo para que pudieran ocultarse el tiempo suficiente hasta que llegaran discretamente a la torre ubicada en el centro del bosque.

Predijo que este primer encuentro había sido suerte. Encontrar a shinobi cuya habilidad era menor a la suya conjunta fue sencillo; sin embargo, esa buena suerte, presentía el Uchiha, se acabaría pronto.

Decidiendo localizarse por encima del suelo, brincaban cuidadosamente de rama en rama; el bosque es traicionero, recuerda lo que le dijo aniki. No permanezcas en un lugar mucho tiempo o una araña gigante podría confundirse y tratarte como a uno de sus huevos destripándote, advertía Shisui.

Al principio pensó que era una broma, pero Shisui nunca se rio.

Tan alerta como estaba, le irritaba que su compañera estuviera haciendo ciertos ruiditos que le molestaban altamente, ya que buscaban mantenerse ocultos a simple vista, pero ella pareciera impulsarse a descubrirlos a cada paso.

Girando su cuerpo y fulminándola con la mirada, ella se encogió mientras el verdor iluminado de las hojas de los árboles era traspasado por la iluminación de los rayos solares brindando una preciosa vista al Bosque de la Muerte de Konoha, Daiyonjūyon Enshūjō.

- Debo ir al sanitario, Sasuke-kun – su aguda voz, por más mísera que intento hacerla, salió como si unas uñas rasparan cruelmente contra un pizarrón de clases.

Kotarō, como siempre el pacífico del grupo, le dio un poco de papel que llevaba en su pequeña mochila de provisiones y sin agradecer por el amistoso gesto al chico silencioso Fūma, salió disparada a otra parte, atravesando unos matorrales para ocultarse de la vista de sus compañeros.

Aoi era conocida por sus compañeros por tardar eones cada vez que la esperaban a cualquier parte, ya fuera porque no había terminado de arreglarse o porque no quería que Sasuke-kun la viera siendo menos que hermosa, la preadolescente podía dejar pasar el apocalipsis y no saldría a no ser que su espejo le convenciera de que estaba perfecta.

Sólo que esta vez, cuando ella regreso, Sasuke al igual que Kotarō, supieron inmediatamente que algo andaba mal.

- Perdonen, estoy muy nerviosa porque es nuestro examen de Chūnin, espero no se molesten por mi tardanza.

No había acabado de decir aquello cuando ambos chicos se lanzaron en posiciones contrarias: el tímido chico de un metro con cuarenta y tres de treinta y cinco kilos lanzo sus hilos cual maestro imaginario, había visto hacer a su padre miles de veces antes, directo a las ramas más cercanas a la chica; mientras que el Uchiha, sosteniblemente en un veinte por ciento más fuerte, alto y pesado que el Fūma, murmuraba:

- Katon: Shuriken no Jutsu – e inmediatamente cada kunai que lanzo fue envuelto en preciosas pequeñas llamas con un calor tan intenso que podían causar quemaduras de segundo grado de forma instantánea.

Sin embargo, el ninja que ahora era arrojado a metros y metros alejados simplemente levanto su brazo arrojando su propia ráfaga de kunai directos al cuerpo de Sasuke, quien los evito por poco apalancándose en una rama gigante y usándola como escudo ante las armas.

Tarde se dio cuenta de los pergaminos explosivos que iban incrustados en algunos kunai.

Escucho a Kotarō gritar su nombre mientras lo atrapaba en el aire, impidiendo que el Uchiha cayera estrepitosamente al suelo, metros tan arriba seguramente se habría roto alguna costilla o se habría deformado las vértebras si caía de espaldas.

Mirando con un profundo agradecimiento a Kotarō, quien asintió seriamente, voltearon a ver a su enemigo.

De Aoi ni noticias.

Levemente preocupado por su compañera y su bienestar, el pelinegro sabía que debía deshacerse primero de esta persona que fingió ser Aoi. Una mujer descubrió. Una con un Hitai-ate de la Tierra de la Hierba, Kusagakure.

Algo le hacía creer a Sasuke que estaba en peligro con ella. No sabría como describirlo. Fue la sensación de estar frente a un monstruo a pesar de jamás haber visto uno.

Era como si la presencia de esta mujer dominará todo a su alrededor y lo invirtiera, transformándolo en un aura áspera y malvada. Lucía bastante mayor como para tener rango genin, mucho más que Yakushi Kabuto. Mirándolo fijamente a él, la mujer se enderezó en toda su altura, calculando tal vez el metro con setenta, y dejo salir una voz que parecía directamente de la penumbra:

- ¿Cómo descubrieron que no era su compañera?

La voz salió de cierta manera viscosa y venenosa; prácticamente Sasuke podía sentirla deslizarse por su columna congelando todo a su paso. Jamás había sentido algo así anteriormente.

Fue el pequeño Kotarō quien respondió valiente y tartamudeantemente:

- Aoi-chan nunca se disculpa, - su voz tomo fuerza de repente - ¡¿dónde está? ¿Dónde la tienes?!

Entonces los ojos muertos de la mujer miraron con interés a Kotarō, pero no el típico interés. No.

A Sasuke se le antojo más cuando alguien está a punto de degustar un rico postre; puede que la lengua de la mujer que salió a lamerse los labios fuera el indicativo para pensar así. Pensando a toda velocidad, Sasuke midió sus posibilidades. Esta mujer no era genin evidentemente; siendo así, el problema es mayor de lo que pensó originalmente. Esta mujer engaño a todo un grupo de profesionales entrenados dentro de Konoha para poder inmiscuirse en los exámenes de Chūnin. Pero eso significaba…

Sasuke no tuvo tiempo a más, no cuando miro la primera cosa que por siempre le ocasionara pesadillas el resto de su vida y le helara la sangre cada vez que las hojas golpeen el suelo de cierta manera.

La mujer levanto su mano izquierda y tocándose el cuello de la parte derecha jalo su propia piel.

Jalo duro.

El testigo Uchiha presenció como la dermis de su cuello se desgarraba crudamente como si de un trozo de tela cualquiera se tratara, pero en lugar de ver sangre y músculos al rojo vivo por debajo, tuvo el susto de conocer por primera vez al dueño de sus más horridas pesadillas.

Ni siquiera había terminado de visualizar al rostro debajo de cuando la mano de la mujer salió disparada lanzando dos kunai con precisión perfecta de tal manera que se incrusto en el centro de la frente de Sasuke.

El dolor ni siquiera fue perceptible debido a que el movimiento fue tan veloz y el destello del puntiagudo objeto tan letal que el Uchiha sólo supo que lo habían atacado un segundo completo más tarde. El otro kunai había perforado, noto por el rabillo del ojo, en forma idéntica la frente de Kotarō.

El corazón de Sasuke, muy lejos de paralizarse, se disparó. Alocadamente, sin ritmo ni tranquilidad, fue como si un interruptor calentara su cuerpo con la dosis adecuada de adrenalina y en lugar de sentir dolor, sentía miedo, pánico, ansiedad, congelando cada extremidad. Cada miembro de su cuerpo se había detenido en el andar del tiempo porque Sasuke se sabía asesinado.

El kunai estaba creando un hoyo en su cerebro e incluso podía sentir el hilo de sangre recorrer su frente, bajando graciosamente por la nariz.

Saboreaba inconscientemente las continuas gotas de líquido carmesí a través de sus entreabiertos labios aun en estado de shock.

Siempre pensó que a la hora de su muerte sus pensamientos se llenarían con los recuerdos más amados de su tierna niñez, llevándose lo mejor de la sonrisa de su adorada Okasan y de Shisui o los pocos abrazos de su Chichiue-sama, y sin duda, siempre pensó que se quedaría al final con el recuerdo de aquellas miradas de adoración de su aniki.

Sin embargo, nada de lo anterior llegaba a la consciencia de Sasuke; todo lo contrario, sus pensamientos eran nulos, ni siquiera recordaba su propio nombre no cuando sentía como el kunai seguía taladrando fuertemente contra sus sesos.

El aire de sus pulmones fue consumido mientras veía sus propios brazos moverse por si solos, sin su permiso, hasta que se dio cuenta que era él quien estaba cayendo de bruces contra la tierra, directo de espaldas, y aun así no sintió el golpe sobre sus vertebras.

El niño Uchiha entonces se sintió respirar nuevamente cuando el chakra malicioso se levantó de él haciéndolo consciente de que todo fue una ilusión. Lo sintió escurrirse sobre su cuerpo moviéndose sinuosamente antes de que pudiera incorporarse sobre sus brazos rápidamente. Genjutsu.

Miro con un rostro aterrorizado a la mujer que parecía que no había movido un solo músculo, y la piel de su rostro no parecía para nada descarnada; al contrario, lo veía como si estuviera disfrutando del sufrimiento de Sasuke.

En una ráfaga de pensamiento lleno de pánico, volteo a ver a su compañero, esperando a que al menos no fuera el único muerto de miedo. Sin embargo, Kotarō ni siquiera luce despierto. A pesar de que tampoco tienen ningun kunai en su frente, sus ojos están perdidos en un limbo mental donde la oscuridad lo ha consumido por completo.

¡Muévete, Sasuke, muévete!, se grita regañándose mentalmente frenético tratando de que su pasmado brazo llegue a la cartuchera de su muslo derecho, donde guarda su arsenal.

Sabe, suplica, a su cuerpo que necesita moverse a la voluntad de ya, pero el toque tan brusco de cortisol en sus venas anula cualquier respuesta de lucha a la que haya sido entrenado, provocando su terror ante la poca defensa que presenta su cuerpo por la amenaza a la que está actualmente expuesto.

¡Aunque sea un poco, tienes que moverte!, y sólo por pura fuerza de voluntad se levantó con el movimiento de rodillas emulando a un cervatillo recién nacido y arrebatado cruelmente de su madre.

Tomando su kunai con toda la fuerza, aunque sabía que los temblores podrían hacerlo soltarlo, jamás dejo de observar a la mujer frente a él, quien a todas luces estaba entretenida con el patético caso de Sasuke.

Entonces ella adelanto un paso y luego otro, tomando toda la valentía del menor de los Uchiha para no retroceder ante su avance, mientras ella comentaba tan casualmente:

- No te preocupes, lo haré rápido.

Temblando contra su voluntad, Sasuke miraba con los ojos más abiertos que nunca, sintiendo el frío sudor quebrar su espalda bajo su camisa recién planchada, como aquella mujer hacía una mueca mañosa y llena de fastidio mientras le dedicaba al pelinegro una frase más para si misma que para él:

- Que decepción.

Esos ojos muertos femeninos lo veían peor de lo que cualquier concejal Uchiha lo hubiera visto jamás, pero más que eso. Veía una sombra de algo más, un breve toque que no descubriría sino hasta años después que lo llamaría deseo.

Apretando sus dientes, rechinándolos cuando vio a la fémina levantar dos kunai para arrojárselos, esta vez con certera realidad, Sasuke tuvo una revelación de último segundo, literalmente.

Antes de dejar que ella lo apuñalara, decidió hacerlo él mismo.

La sangre, esta vez completamente real, fue el indicio de que su muslo había sido perforado por el kunai de su propia mano derecha, deshaciéndose en un ataque de adrenalina y pánico, de cualquier control mental que ella y su propio miedo le habían hecho caer.

Ni siquiera lo había pensado correctamente hasta que sintió como su cuerpo regresaba a la normalidad, asustado hasta el infinito, pero más consciente, cuando dio media vuelta y tomo una fracción de segundo cargar con el cuerpo de Kotarō y arrastrarse a ambos lo más lejos que pudiera del maldito lugar.

Corrió sin saber a dónde lo hacía, la intención era alejarse de aquella mujer cuya aura se notaba horrida y llena de macabros misterios.

Kotarō despertó segundos más tarde mientras era cargado infamemente por un herido e impactado Sasuke, dejándose caer en una rama muchos metros delante de su carrera.

El Uchiha jamás creyó en la vida estar agradecido por ser apuñalado, pero este era un día que lo cambiaba todo. Le ardía el muslo, lo estaba lastimando cada segundo que el kunai estaba incrustado, pero Sasuke lo miraba como si fuera el mejor objeto del mundo porque lo saco de aquella pesadilla. Al punto de estar a segundos de hiperventilar, Kotarō se le acerco trémulamente, dejando salir su voz en un susurro exageradamente temeroso:

- ¿Q…Qué fue es… eso? Sasuke… Sa…sasuke, tus… tus ojos – el tartamudeo del pequeño incluso se había vuelto peor y aun así, eran su mirada la que decía que algo con Sasuke no estaba bien.

Sasuke supo exactamente que estaba viendo Kotarō sin tener que preguntarlo. Jamás, pensó que el día de hoy de todas las cosas, activaría el dōjutsu ocular familiar.

El mismo sentía su chakra irradiando poder y energía por sus venas, la visión le había cambiado drásticamente, dejándolo ver como el mundo se pintaba de negro y rojo en un segundo.

Su Sharingan había despertado.

Y ese era el problema. La tradición dicta que dicho ojo sólo puede ser activado por primera vez si el usuario se siente en un peligro inminente de muerte.

Lo que acaba de ocurrir no fue una broma, no fue una trampa de su perezoso sensei.

Realmente acaba de sufrir el riesgo de que alguien quería asesinarlo.

Y la mujer ni siquiera había necesitado utilizar intención asesina.

Su orgullo de shinobi no estaba tan caído por los suelos como su propio sentido de supervivencia, ni tenía tiempo de sentirse decepcionado consigo mismo por lo fácil que fue para un completo desconocido llegar a él, y hacerlo sangrar sin siquiera haberlo tocado, no cuando sabía que la mujer buscaba algo de ellos.

Fue un momento de inspiración. Ella ni siquiera había buscado su pergamino de la Tierra, esa mujer no estaba ahí por el objetivo de la prueba, estaba buscando algo, y Sasuke presentía que era algo que él tenía.

Tapado los balbuceos de su compañero Fuma, quien trataba torpemente de vendar el muslo de Sasuke, le tapó la boca con su mano mientras echaba un vistazo hacia atrás del árbol en el que se ocultaban, observando, lo más discretamente que podía, cualquier rastro que indicara que esa mujer estaba cerca.

De pronto sintió como las manos de Kotarō le empujaron a un lado mientras gritaba con su voz ronca por el miedo:

- ¡Sasuke, una víbora!

Por el terror, Kotarō confundió abismalmente a la criatura llamándola víbora cuando realmente era una boa mutante constrictor de descomunales dimensiones.

Volteando velozmente, el Uchiha apenas tuvo tiempo para saltar cuando los colmillos cuyo veneno se podía sentir irradiando pegajoso arremetieron contra la rama en la que estaban escondidos.

Y como si fuera una película de horror, Sasuke observo como de la colosal serpiente se abrió cruelmente un agujero del cual parecía emerger no sólo la sangre y las vísceras de la criatura, sino también un uniforme de la Tierra de la Hierba.

La voz de aquel ser que emergía de entre las entrañas de la serpiente gigante murmuro sonando aburrida:

- Una presa jamás debe de bajar la guardia ni por un momento.

Mientras se levantaba de la forma más yokai posible, elevo la cabeza en un movimiento tan rápido que si no fuera por el sharingan Sasuke se lo habría perdido, y dejo ver una larga lengua nada natural que sobresalía de la boca de la mujer. Idéntica a la serpiente ahora muerta a un lado.

La mujer tomando la agilidad rastrera de cualquier bípedo, se encamino enroscándose hacia Sasuke, quien aterrado retrocedía lentamente antes de notar que la mujer se detuvo cuando una ráfaga de kunai impidió su paso.

La mano de Kotarō temblaba, pero sus hilos de chakra le perfeccionaron cada tiro advirtiendo no acercarse a Sasuke a la mujer de cabello negro largo. La fémina estaba doblada extrañamente sobre la rama.

Sus piernas se habían estirado y ahora parecían más una cola, dando el aspecto que había envuelto la rama por la cual subía rápidamente. Aprovechando la distracción, Sasuke pensó rápidamente y aunque puede que después se arrepentiría, pesaba más el instinto de supervivencia.

Alzo su mano con el pergamino y grito:

- ¡Vienes por esto, ¿no es así?! ¡Aquí esta, el pergamino de la Tierra!

Kotarō le grito que no, que no lo hiciera, pero Sasuke sabía que no podían pelear, no bajo estas condiciones contra la mujer serpiente, tratando de hacer que su compañero entrara en razón - vivir hoy, morir mañana – Sasuke se percató del cómo la mujer elevo su mano y comento:

- Mientras posean el pergamino, no tengo más que matarlos y tomarlo.

Saco su lengua nuevamente y corriendo sus dedos por ella, toco con saliva el sello entintado que se visualizaba en su brazo y acto seguido un violento humo arreció en el lugar en el que estaba parada, solo para dejar descubrir segundos después que había una segunda serpiente de tamaño colosal, una que se dirigió directo a Kotarō, quien saltando pudo esquivar por apenas milímetros los colmillos de la bestia.

Sasuke envalentonado ante la necesidad de defensa de su compañero, pretendía ayudarlo a despejarse de la víbora antes de sentir que la mujer se abalanzaba sobre él.

No pregunto, ni razono, sólo entendió que la lengua de la mujer salió disparada hacia él cual misma lengua de un reptil y emprendió un rápido movimiento para esquivarla, saltando sobre sus manos y pateando aquellos brazos que intentaban alcanzarlo.

Sasuke tendrá doce años, pero es un hijo de clan shinobi, y no de cualquier clan. Uno que exige a cada miembro comer y beber todos los días las disciplinas ninjas antes de siquiera respirar correctamente.

Respira, escucha en el fondo de sus recuerdos la sabia voz de su aniki. Respirar oxigena tu cerebro y activa las neuronas a moverse. Haciéndolo, aunque creas que no tienes tiempo, podría auxiliarte en tiempos de necesidad.

Saltando y tomando fe en las palabras de su hermano mayor, Sasuke respiro hondo mientras giraba en el aire y le dio tiempo a azotar una mano que estaba peligrosamente cerca de su cuello.

Los ojos de la mujer aún lucían inertes, pero de alguna manera se las arregló para mostrar una sonrisa cruel cual cazador cuando vio los movimientos perfeccionados de Sasuke, moviéndose a un ritmo atroz, y confirmando que en efecto sus piernas ahora estaban convertidas en una larga cola verde oscuro.

Sasuke entiende ahora cuando le hablaban del poder básico del sharingan. Puede verla moverse.

Es rápida, pero él también lo es a pesar de ser un chico prepuberto.

Cuando sabe a dónde va a saltar ella toma aire profundamente y lanzando unas palabras al viento rápidamente deja salir completamente el aire de sus pulmones. El resultado es una onda de calor envuelta en flamas tan rojas que hacen colapsar todo aquello cuanto toca.

Sin embargo, la mujer víbora se mueve hacia adelante esquivando el fuego y separando las ramas en dos cuando se estira para intentar volver a tomar del cuello al Uchiha. La escucha gritar y enfurruñarse mientras él salta en el aire nuevamente y observa como sus manos golpean iracundamente sobre la rama enviando un suiton sin el uso de ningun sello, encerrando a Sasuke en una bola de aire.

Para cuando ella se acerca a Sasuke, este se disuelve como se predica de un clon, apoyando al verdadero Sasuke quien está detrás de ella arrojándola de cabeza hacia el vacío del bosque, haciendo que su cuerpo se quede tenso en cuanto toca el suelo.

Apartándose de ella de un salto, Sasuke observa el daño hacia el cuerpo de su contrincante. Nadie podría sobrevivir a un golpe en la cabeza después de una caída de veinte metros.

Es gracias al Sharingan que Sasuke adivina el truco:

- ¡Sustitución!

E inmediatamente esquiva la lluvia de shuriken y kunai que empiezan a rodearlo desde su izquierda, aún por encima de él.

Saltando y confiando en sus bases, trata de alejarse para volver a tomar impulso, pero es justo detrás de la roca donde obtiene su último salto donde sale la mujer, aparentemente esperándolo para atacarlo con Taijutsu, que, aunque no es de muchos movimientos, ciertamente tienen a Sasuke tropezando e inútilmente esquivando esta vez. Un golpe contundente a su quijada lo manda en automático al suelo, saboreando la sangre que conlleva aquel movimiento.

La mujer murmura un:

- Tu familia lloraría si te vieran. Tantos años dedicados a ti para que termines siendo este triste espectáculo.

Las palabras le duelen y le cortan en lo profundo del autoestima, pero Sasuke no les dedica más tiempo a sus emociones mientras trata enormemente de levantarse de nuevo, demostrar que puede y que va a pelear.

- El clan Uchiha debería agradecerme por matarte.

Esa frase le quema en lo hondo de su alma, pero decide no procesar las palabras ahora.

Cuando son dos explosivos lo que arrojan y lastiman a la kunoichi lejos de él, Sasuke deja de fingir inconsciencia y se levanta a toda prisa para atacar a la mujer ahora que esta débil por los pequeños explosivos que había logrado esconder en sus ropas durante el ataque de taijutsu.

Al tiempo, aprovechando que ella no se había dado cuenta, mueve los hilos de chakra tal cual le enseño Kotarō y la envuelve por el tronco donde estuvo saltando previamente, nunca la suelta mientras vuelve a encender sus bobinas de chakra con el 10% necesario, y expulsa aquella llama gigantesca de fuego erosionando cada cosa que toca.

Incluso el tronco de aquel enorme ahuehuete es deformado por el calor tan intenso de ese fuego Uchiha. Escucha el terrible grito fémino mientras dura la tortura.

Pasados dos minutos enteros, Sasuke deja caer la bola de fuego, expulsando los restos de su llama de su garganta.

La mujer luce abatida mientras sigue conectada y encerrada con los hilos de chakra.

Pensando que ella está acabada, Sasuke hace lo primero que se le viene a la mente. Corre.

Corre atropelladamente en la dirección donde vio a Kotarō perderse contra la colosal serpiente. Los restos de una bestia arrastrándose malévolamente entre troncos, arbustos y ramas lo guían a donde se encuentra su compañero.

Le falta el aire, esta arduamente agotado, necesita respirar un poco más profundo pero cada pensamiento va dedicado a sus compañeros, esperando, murmurando en silencio que se encuentren bien y que hayan encontrado la manera de sobrevivir a esta pesadilla.

Encuentra su compañero Fūma sentado de espaldas a él mientras justo frente a ambos está atada hasta los dientes con hilos de chakra unidos a kunai la serpiente mortífera mirando a su compañero con un odio irracionalmente humano.

- Kotarō – la voz de Sasuke sale lo más estable que puede, pero suena como si estuviera ronco, tanto fuego ha quemado parte de sus cuerdas vocales sin querer.

El chico no voltea, no hasta que Sasuke lo llama por segunda vez y en esta ocasión le toca su hombro, entonces voltea hacia Sasuke de forma rápida como si no lo hubiera escuchado, y Sasuke se da cuenta del porqué.

Ha perdido una oreja.

Y del otro oído un hilo de sangre corre hasta perderse en los inicios de su camisa beige.

Kotarō ha quedado sordo.

Pero no ciego, y cuando pareciera que está a punto de abrazar hasta las lágrimas a Sasuke, mira por encima del hombro de su compañero para inmediatamente abrir al máximo sus ojos marrones y empujar al Uchiha a un lado.

Sasuke siente el tirón sobre su hombro cuando arremete contra el suelo, pero nada lo prepara para la vista que recibe cuando nota la razón del actuar de Kotarō.

El niño está siendo mordido por la mujer serpiente que lo eleva en brazos.

La mujer cuyo cabello quedo laciamente suelto, pero deja ver el lado izquierdo de su rostro, dejando ver a Sasuke quien se encontraba a dos metros tirado en el suelo, un ojo malévolo totalmente distinto al que tenía la mujer.

Se da cuenta con terror helando su sangre que al principio no había sido un genjutsu.

La mujer realmente tenía otro rostro debajo de su primera capa de piel y esa dermis se notaba más enfermizamente pálida por debajo de donde estaba rudamente destrozada la piel. El ojo de color ámbar con cortes en sus pupila y unas marcas de color púrpura alrededor de los ojos, hacía referencia a su naturaleza de serpiente. Ese ojo lo veía con un deseo inusitado mientras mordía salvajemente el cuello de Kotarō; el Uchiha lo sabía instintivamente. Esa cosa quería comérselo aún más brutalmente que como lo hacía con su compañero.

Escuchaba los gemidos de dolor inconmensurable de su compañero mientras sus brazos eran aplastados por las enormes manos del monstruo, hasta que, en un momento, esos mismos ruidos parecieron haber destruido la pasividad maníaca que le quedaba a la criatura y despegando sus labios y colmillos de su cuello, tomo una de sus piernas elevándolo en el aire y mirando a Sasuke dijo:

- Eres un verdadero Uchiha, después de todo – su voz sonaba aún más viscosa y llena de maldad entretejida con satisfacción y logro congelar a Sasuke en su lugar; lo más importante: era voz de hombre.

Sasuke no entendía a que se refería, sólo deseaba que soltara a Kotarō, quien gemía atrofiado de dolor y se tocaba el lugar de la mordedura murmurando cuanto le quemaba.

- Tal vez tu vista sea más aguda que la de Itachi.

El nombre de su hermano mayor en los labios de esa cosa sonaba degradante, como si este ser deseara a Itachi mucho más de lo que desea devorar a Sasuke.

Mirando a Kotarō con indiferencia y dirigiendo su vista a Sasuke, sus ojos brillaron al notar que tenía toda la atención del Uchiha y continúo hablando:

- Mi nombre es Orochimaru – su voz intentaba salir sensual, peligrosa y profunda, cosa que le mandaba a Sasuke escalofríos que llenaban de pánico su joven corazón – pero en cuanto a lo que quiero esperaré hasta que estes listo, Sasuke-kun.

Acto seguido, sostuvo a Kotarō más alto desde su tobillo derecho, tomo su brazo izquierdo y de un tirón Sasuke vio como la sangre empezaba a empapar la ropa de su compañero mientras sus gritos resonaban en todo el lugar.

El ser conocido como Orochimaru brillo de felicidad cuando la carne del hombro y la cintura de Kotarō se restregaron de su propia sangre y ríos de carmesí inundaron sus pies.

El proceso no tardo más allá de diez segundos en los que Kotarō fue arrebatado cruelmente de una pierna completa y de un brazo haciendo que su cuerpo cayera cual muñeco de porcelana al suelo, roto y sin esperanzas.

Sasuke no entendía cómo, si Kotarō ni siquiera parecía respirar, desmayado por el dolor, podía seguir gritando.

Tarde se dio cuenta que era él mismo, en su mente, el que no dejaba de gritar aterrado y asustado por como una persona podía ser despedazada tan fácilmente en sus narices.

El olor del hierro impregno sus fosas nasales mientras Orochimaru lo veía con sumo interés, pero Sasuke estaba en un pozo hondo de desesperación ante la cruel vista de su compañero; no entendía como era posible que su cuerpo estuviera separado de formas inesperadas, como un rompecabezas.

Tan ensimismado como estaba, la costumbre pudo más. Se movió en el segundo que sintió detrás de él movimiento.

Resulta que la víbora colosal se liberó de sus ataduras ganándose un chasquido de satisfacción de Orochimaru.

- Has sido una niña mala, comiéndote a los compañeros de Sasuke-kun. Tsk, Tsk.

Y como si fuera una señal de adiestramiento, Sasuke observo como regurgitaba la serpiente una bola de carne llena de bilis y fluidos estomacales con un uniforme rojo que él conocía.

Kedōin Aoi estaba irreconociblemente inconsciente bajo las flemas bípedas. Orochimaru la pateo para moverla por un momento de espaldas al tiempo que le daba oportunidad a Sasuke de reconocerla correctamente.

- No la veas así Sasuke-kun. Se lo merecía, además, la vida de una kunoichi es realmente difícil. Lo mejor es que así conocerá el verdadero valor de su cuerpo y no perderá el tiempo en banalidades.

Nada de lo que decía Orochimaru tenía sentido, no hasta que Sasuke vio las sendas heridas que tenía Aoi en la parte baja de su vientre, pero eso no eran heridas. Heridas son cuando algo entra a tu cuerpo, esto parecía más como si algo hubiera sido extirpado.

El Uchiha no lo quería creer, pero haciendo cuentas, buscando a toda velocidad en sus lecciones de anatomía, Aoi había sido herida a ocho centímetros por debajo de su ombligo, para su edad, por su género…

No.

Mirando a Orochimaru con terror renovado, no podía respirar. Se sintió descontrolado cuando se dio cuenta que este hombre monstruo había estado jugando todo el tiempo con ellos. Con él.

No le basto con descuartizar a un valiente y tímido Kotarō sino que le destrozo los órganos sexuales a su egocéntrica compañera Aoi.

Sin percatarse, estaba a segundos de comenzar a hiperventilar mientras miraba ese ojo malicioso del hombre que no había despegado su vista de él, cuando dicho hombre se abalanzó sobre Sasuke a la velocidad de la luz.

Sasuke se sentía perdido. Ido. Confundido.

Se sentía como si estuviera bajo el agua, al igual que en un genjutsu de bajo nivel. Como si nada pudiera llegar a él porque la situación era demasiado. Habían casi asesinado a sus compañeros porque el objetivo de este hombre era él.

La culpa aun ni siquiera se había instalado cuando Sasuke se sentía morir al lado del cuerpo de sus compañeros, que, aunque tontos y torpes, no eran merecedores de esta tragedia. No esto.

Pudo sentir el aliento putrefacto de Orochimaru soplarse en su cuello cuando un viento arrecio de tal manera que Orochimaru fue retirado inmediatamente del cuerpo de Sasuke.

El Uchiha jamás cerro los ojos, por lo que, aunque no lo comprendía, observo como el hombre serpiente fue degollado frente a él por la mano de Itachi-nii, quien lucía unos iracundos sharingan como nunca antes había presenciado.

Itachi-nii había alejado a Orochimaru en el segundo correcto y aunque intento que Sasuke no lo percibiera, el hombre se retorció como la víbora que era dejándole a Sasuke toda la perspectiva de cómo fue cercenado.

La mano de Itachi-nii era firme y se notaba dura, sin piedad ni misericordia sobre el hombre. Pero entonces Itachi pareció detectar algo y se alejó del cuerpo que caía de rodillas y se derretía en el suelo en el segundo posterior.

No había sido un genjutsu, había sido un jutsu de sustitución.

Sin perder más tiempo, observo a Itachi-nii acercarse bajo su máscara Anbu hacia él, quien permanecía inamovible y en un estado parecido al shock.

Sintió las manos de Itachi-nii buscar frenéticamente en su cuello y en su nuca. Levantando sus brazos y revisando sus muñecas, llevándolo tan lejos como para suministrarle chakra de rastreo en su propio joven cuerpo.

Cuando termino de revisarlo, lo que sea que estaba buscando - preocupado - no lo encontró, porque observo como su hermano mayor soltó un suspiro de alivio y relajo minuciosamente sus hombros.

Sasuke se percató de que había otros tres Anbu, mucho más grandes y altos que aniki, a su alrededor, pero esperaron hasta que Itachi-nii hablara para moverse:

- Esta cerca, búsquenlo y llamen al servicio médico, ahora – la voz de Itachi-nii sonaba como ruido bajo el agua. Ahogada pero dura. Aun cuando se quitó la máscara cuando los demás se fueron – Sasuke.

Sasuke observaba los labios desesperados, la nariz idéntica a la suya y los ojos desesperados de su hermano mayor mirándolo con intensidad, ansiedad, nerviosismo, culpa, vergüenza, desesperanza, tristeza, odio, rencor, todas emociones que traslucían aquellos ojos que había heredado de okasan.

Con cada segundo transcurrido, su hermano mayor se veía más desesperado, lucía pálido y más que nunca sus líneas de estrés estaban marcadas como si de remarcarlas se tratara.

Sintiéndose lento e inerte, Sasuke quiso levantar su mano para consolar aquellos ónix que lucían culpables, pero su movimiento fue tan torpe que solo alcanzo a aferrarse al escudo frontal del uniforme de su hermano.

No entiende que lo orillo, no aun, pero toma ese escudo con la fuerza que puede en su mano, sólo para que la otra se le una en su causa, atrayéndose a sí mismo al pecho de su hermano.

Itachi-nii lo envuelve inmediatamente en un abrazo lleno de temor y ansiedad. Cenizas y calor de hogar llega a las fosas nasales de Sasuke, quien aun con todo el impacto de lo que acaba de ocurrir, empieza a murmurar.

Ni siquiera él mismo entiende lo que está diciendo, pero Itachi-nii lo entiende, porque lo abraza aún más fuerte, más duro, casi apresándolo contra sus brazos de diecisiete años.

Sasuke no entendería, sino hasta más tarde – después de un discreto tranquilizante -, lo que estuvo murmurando en estado de shock las siguientes tres horas:

Mi culpa.


En la actualidad...

Se había acostumbrado a la rutina.

Cuando se despertaba cada vez que la pesadilla arruinaba su sueño, se colocaba la parte superior de su pijama y emprendía el camino a la sala de la casa Namikaze.

Por lo general, si la mayoría estaba en una misión, sólo serían él y el rubio latoso, quien, tenía el sueño increíblemente ligero y sabía cuándo Sasuke despertaba intempestivamente. De alguna manera, Naruto siempre conseguía estar al corriente con sus estados de ánimo sin falla alguna.

Naruto atravesaría el pasillo y se dirigiría a la cocina, sacaría la leche del refrigerador, tomaría el tarro de miel y una varita de canela fresca, y dos minutos después, le daría al pelinegro una taza caliente y espumosa de delicioso elixir.

Sería hasta la décima ocasión que sucedía esta rutina, que Sasuke se abriría con Naruto sobre estas pesadillas donde una enorme víbora perseguía constantemente al Uchiha sin cesar, llevándose consigo a cualquiera que se atreviera a arruinar la cacería de la serpiente.

No lloro cuando lo conto, pero instintivamente sabía que algo en su expresión se dejo entrever porque el rubio se acero discretamente y tomo su mano, viéndolo con tanta ternura y tristeza en los ojos, como si quisiese llevarse todo ese dolor lejos y envolverlo para lanzarlo al mar, protegiendo a Sasuke.

No hablaban mucho cuando esto sucedía. Simplemente se dejaban coexistir tranquilamente en la sala de una hogareña casa en las orillas de Konoha, bebiendo serenamente leche con miel.


Uchiha Sasuke sabía que algo andaba mal.

Su equipo Jōnin había sido cambiado repentinamente justo en la puerta de salida, algo que de por si era inaudito sólo para descubrir que su nuevo equipo eran agentes que había visto muy pocas veces antes dentro de los muros de Konoha.

Sin embargo, no le dedico un segundo pensamiento cuando se enteró de los apellidos de dichos agentes.

Un Yamanaka y un Aburame.

El cuarto miembro era un hombre cuyo nombre solo fue pronunciado como Kinoto de apellido desconocido.

Para cuando habían llegado al camino rural entre las fronteras del País del Fuego con Otogakure, empezó a preparar su katana, aun en contra de todos sus pensamientos, su instinto le decía que justo a sus espaldas estaban los alacranes.

Los había visto darse miradas a cada tanto durante el viaje, más aún en las últimas horas.

Jamás pensó que tendría que alzar su espada en contra de su propia gente, pero algo le decía muy en el interior, que, si no lo hacía él, lo harían ellos.

- Pareces tenso Uchiha-san – decía Fū.

Era un ninja del Clan Yamanaka, con cabello pelirrojo y ojos de color amarillo claro, mayor por sólo un año que Sasuke.

- Apenas estaremos ubicando al objetivo mañana, deberías descansar Uchiha-san – decía Aburame Torune; su rostro está cubierto por una máscara negra, la cual deja al descubierto su mentón, boca y nariz. Lleva un chaquetón negro y encima de él un chaleco negro con tirantes rojos,

Hubo algo en su voz, Sasuke no supo si fue el tono o las palabras mismas, pero fue instintivo.

Su cuerpo se tensó antes de que activará su Sharingan, al tiempo que sentía un enorme dolor presionado en desde su espalda.

Bajo la mirada para ver una katana atravesándole el pecho.

- El veneno no sirvió, Torune – escucho la monótona voz de Kinoto.

- Estaba haciendo efecto tardío, sus movimientos ya estaban ralentizados – escucho al Aburame decir a Kinoto mientras sentía su cuerpo caer al suelo.

Pasto fresco amortiguo su caída a la vez que sentía que removían la espada de su cuerpo.

Un gemido broto de él, al darse cuenta qué no sentía dolor, no sentía nada, porque su cuerpo estaba congelado sin poder hacer movimiento alguno.

- No la saques, él lo pidió con vida y si la retiras se desangrará hasta que lo entreguemos – la voz de Fū se hacía cada vez más lejana.

El Uchiha no pudo escuchar más mientras su propio cuerpo exigía dormir plácidamente al lado de la fogata. Su fuerza de voluntad impedía que cerrara los ojos, sabiendo que si los cerraba muy difícilmente los volvería a abrir.

Así que hizo lo único que se le ocurrió hacer.

Sacando fuerzas, de sólo Kami sabe dónde, vertió un poco de su chakra al sello que el dobe había instalado en su palma izquierda.

Si me extrañas, puedes llamarme cuando quieras, recuerda la voz baja de Naruto mientras le decía eso al oído al tiempo que un enrojecido Sasuke se dejaba hacer cuando se despidieron hace cuatro meses.

- Dobe – él mismo no quería que Naruto lo viera así, pero no tuvo tiempo para un segundo pensamiento cuando termino por desmayarse.


Una fuerte corriente de agua cayendo sobre sus hombros le impidieron a cierto rubio, en meditación, sentir la llamada de Sasuke.

Cuando termino de meditar, Naruto acudió inmediatamente a apoyar al teme.

Ocho horas después.


Lo que lo despertó fue la terrible migraña.

Lo que lo confundió fue la enorme luz blanca sobre él.

Lo que lo alarmo fue la voz seseante en su oído.

- Despertaste, Sasuke-kun – una voz que lo estremeció y le hizo sudar frío.

Una voz que no había escuchado desde hace años, en una terrible visión del Shi no Mori, Bosque de la Muerte durante unos exámenes Chūnin. Su examen de Chūnin.

El Uchiha lo recuerda tan detalladamente porque la primera vez que agradeció a Kami-sama tener el sharingan, perfectamente entrenado en ese momento por su Nii-san, porque fue lo único que evito que Orochimaru lo poseyera en aquella ocasión.

Eso y que tanto Aniki como Toshiue no itoko, Shisui, estuvieron ahí para él. Defendiéndolo contra esta serpiente.

- El gato te ha comido la lengua, ¿es eso Sasuke-kun?

La sangre de sus compañeros Gennin repartida entre los colosales árboles, miembros arrojados al azar a sus espaldas, lo recuerda claramente. El genjutsu al que lo arrojo para acorralarlo solo fue posible liberarse gracias a que Aniki lo había entrenado satisfactoriamente en ese campo.

Los colmillos le hicieron tener pesadillas durante semanas.

Nii-san estuvo ahí cada noche para él, al despertar, esperando a que su tortura mental desapareciera. A veces era Shisui quien estuvo acompañándolo, cuando Itachi tenía misiones en solitario.

- De cualquier manera, veo tu cuerpo y has crecido deliciosamente, Sasuke-kun.

Su voz, tan horripilante lo hacía querer cerrar los ojos fuertemente. El causante de tanto dolor mental y autotortura por un año por no haber podido defender correctamente a sus compañeros.

A veces cuando los ve en la Aldea, no se enteran de que él los observa. Ella, su otrora compañera Gennin, adorando a los niños a quienes enseña en la escuela civil. Este hombre le quito la posibilidad de tener hijos propios cuando apuñalo hasta la infamia su matriz.

Su excompañero, convertido en un comerciante civil, se aferra a la vida por medio de una silla de ruedas amoldada para que pueda moverla con su única pierna izquierda y su brazo derecho. El otro totalmente perdido de aquella vez.

Sasuke puede recordar la manera en que gritaba por sus partes mutiladas al despertar en el hospital.

Cuando se sintió fríamente sereno por fin, su voz – afortunadamente uniforme – se escuchó en el oscuro laboratorio:

- Orochimaru.

Entonces vio una sonrisa deslizarse maravillosa por el rostro de la serpiente.

- Hola, mi querido Sasuke-kun, bienvenido a mi humilde morada. No es comparable a la residencia Uchiha, pero tú – toco su mejilla deslizándola lentamente – no necesitaras comodidad mientras estes aquí, que será por poco tiempo te lo prometo.

Sasuke no pregunto que deseaba o porque estaba ahí. Él lo sabía.

Itachi se lo explico más joven.

Desea poseer el sharingan otouto, así como un cuerpo joven y fuerte, si intento venir a por mí, lo intentara contigo también. No le des oportunidad.

Fue cuando su hermano lo entreno para este momento, pusieron a prueba su resistencia en batalla, había perfeccionado cada katōn que conocía y con Kakashi enseñándole el Chidori, viéndolo prometedoramente, Sasuke se sentía intocable por fin.

Sólo para acabar en este momento, sospechosamente desnudo con solo una manta cubriendo sus partes pudendas, y con un animal enloquecido por inmortalidad y poder mirándolo como si fuera una exquisita presa. Se concentro para no activar el sharingan, hacerlo solo sería provocar a este mal nacido.

- Mis disculpas por el maltrato tan injusto que te hicieron pasar esos míseros ninjas. Le dije perfectamente a senpai que debía entregarte intacto, pero, en fin, dale las gracias a Karin-chan aquí presente quien te curo. Es una excelente médico, ¿no lo crees Sasuke-kun?

Intento hacer emerger su chakra, convocar un chidori, pero su poder no se liberaba, frunció mininamente el ceño cosa que este hombre percibió.

- No, no, Sasuke-kun, las esposas de chakra son para tu protección, no puedo permitir que te lastimes, querido.

Y lamiendo su mejilla pasionalmente, Orochimaru se alejó de la mesa de operaciones, ordenándole a alguien que estaba al fondo:

- Asegúrate de que este completamente curado. Iniciaremos en quince. Necesito prepararme.

- Hai, Orochimaru-sama.

- Nos vemos en unos momentos más Sasuke-kun, no te preocupes, eres más que mi invitado, así que siéntete como en tu casa.

La voz de la serpiente se alejaba mientras escuchaba una puerta abrirse. Por el contrario, una figura empezó a acercarse a él, aunque no podía ver correctamente, no cuando cintas amarraban su cuerpo, manos, pies y frente a la plancha.

- Hola, Sasuke-san – escucho la voz de una niña.

Dirigió la mirada a la figura de una joven pelirroja, un rojo tan intenso que le lastimaba la vista.

Ella movió la lámpara que lastimaba los ojos de Sasuke, y así fue como él pudo verla correctamente.

Una mocosa, no mayor a él mismo, de lentes con moldura café oscura ocultando un par de ojos carmesí, un cabello espantoso, con la piel muy clara, luciendo menos que un médico.

- Por favor, muerde – dijo ella mientras lo miraba ansiosa.

- ¿Cuánto tiempo he estado aquí? – la voz profunda y ronca de Sasuke, raspando sus cuerdas vocales, lastimando su garganta.

- Has estado durmiendo toda la noche, el somnífero que te dieron fue en una dosis mayor, ahora por favor, muérdeme.

Sasuke frunció tenuemente el ceño, dijo que la mordiera. No entendía a que se refería.

- Mi sangre es curativa, con ella pude curar la herida de katana en tu pecho, pero Orochimaru-sama pidió tu pronta recuperación así que, por favor, muérdeme – decía ella al tiempo que colocaba su mano cerca de su boca.

Sabía que Orochimaru era nefasto, pero conseguir experimentar con una chica, una mujer joven, para volverla una sanadora tan cruelmente, era otro nivel de maldad. Uno que él no creyó volver a percibir.

Habiendo pasado cuatro meses lejos de Naruto o incluso de su bestial hermana, les estaba haciendo algo a la mentalidad de Sasuke. Extrañando todo lo que el rubio decía y relataba, el Uchiha se había amoldado a sus formas místicas, bondadosas, puras, nobles. E incluso tenía un regalo de cumpleaños preparado para el rubio. Cada vez que pensaba en eso, cerraba los ojos, odiándose a si mismo por ser tan sentimental porque un shinobi no es otra cosa que una herramienta, únicamente dedicada a su Aldea e inclusive más a su clan.

Naruto le contaba historias bajo las estrellas y Sasuke, quedaba como el dobe que era, admirando sus labios moverse intercalando su mirada con esos ojos despampanantes mientras escuchaba como Bastet mordió una vez a una anaconda peleando por un oso lastimado como presa.

Incluso se acostumbró a los genjutsu de zombies saliendo de tumbas, burlones de la pelirosa, diciéndole que ahí estaban los muertos vivientes en los que él tanto creía.

Extrañaba el cielo galáctico reflejándose en los ojos de Bastet y sus caprichos insípidos, como una cama con cien plumas de cisne. Recuerda como brillaron los ojos del neko cuando Shisui y él mismo le entregaron dicha cama. Extraña todo eso porque de los últimos años, fue lo más feliz que compartió con su familia.

Itachi y Shisui, no lo decían en voz alta, pero adoraban ir a la casa de los huérfanos - no tan huérfanos -, tanto como él mismo. Cuando no tenían misiones estaban ahí, degustando, compartiendo, viéndolos sonreír- levemente a Itachi y Shisui - con sus historias estrafalarias.

No lo dejaban entrever, pero los últimos años habían sido pesados para ambos.

Uno designado para convertirse en el próximo Hokage, el otro sería el futuro patriarca.

Ambos cargados hasta las cejas de responsabilidades que conllevaban vidas humanas, cargos políticos, toma de inmenso poder; y había sido testigo de primera mano de como la luz de cualquier esperanza, de lo que fuera, se iba de los ojos de ambos poco a poco.

Itachi sí quería ser Hokage, pero Shisui, parecía tener problemas para aceptar su nuevo cargo, y por tanto provocaba la caída emocional de Nii-san, y por ende la de Sasuke.

Parecían despegar sus carreras para mejor, pero de alguna manera se sentía tan vacío sin ellos.

Y cuando van a Yugakure y encuentran artes místicas y bakenekos y fiestas paganas y jinchūriki que sin importar la afiliación los envolvieron en fuertes abrazos, Sasuke sólo sabe que quiere eso.

El resto de su vida. No se complica. Lo quiere tanto para él como para su familia, y si eso significa que para volver a ellos necesita la sangre de una chica extraña de lentes chuecos, entonces será el mito del que tanto se burló Killer-B.

Estúpido Naruto y sus vampiricidades.

- Acércate más – murmuro Sasuke.

Bien, no es difícil, sólo es morder, se decía a sí mismo.

Sólo muérdela, sólo es sangre. Es un líquido de tono rojo, que contiene hierro y muchos más minerales, se intentaba convencer.

Sólo es… bien… de nuevo… solo muérdela, te dará fuerza y así poder salir de aquí. Sólo muérdela cobarde, sólo hazlo. Sé un vampiro, tonto.

Al ver la indecisión de Sasuke, la joven llamada Karin saco un kunai, no percatándose de como Sasuke se tensó. La joven dedico una herida superficial, segura, en su palma mostrándole la herida a Sasuke y ofreciendo su mano nuevamente.

- Aquí está mejor, por favor tómala – decía casi tartamudeante Karin.

Sasuke, resignándose cuando vio la mirada baja de la pelirroja, murmuro:

- Véndate.

La joven lo miro sorprendida, tratando de brindarle nuevamente su sangre.

- No importa, véndate, no puedes lastimarte así para ayudar a alguien, es antinatural – lo miro sorprendida.

- Por favor, si no lo haces, si no lo hago, él… - cayo inmediatamente cuando escucho como la puerta se abría nuevamente.

El Uchiha vio que su figura se alejó nuevamente, mientras otra voz parecía acercarse. Una que aprendió a odiar desde el segundo uno que la escucho desde años atrás.

- Veo que sigues siendo muy terco, Sasuke-san – los lentes de Kabuto permitieron ver sus macabros ojos cuando se inclinó sobre la plancha – no importa, ven aquí Karin.

Sin esperar a que la chica realmente se acercara, tomo el brazo sólo para ver que la sangre ya fluía de la palma y en contra de Sasuke, hizo que bebiera pegándole la palma de la chica a su boca, forzando el líquido a él.

- Debes de sentirte muy afortunado, nuestro Orochimaru-sama esta en este momento preparando el sello para el cambio de cuerpo.

Escuchando tal absurdo, el pelinegro escupió la mano de la chica, pero la fuerza de Kabuto sobre ambos se lo impedía.

- Eres un tonto, no te das cuenta de que tienes el favor de Orochimaru-sama, ni te importa. Cualquiera desearía estar en su lugar, niñato imbécil.

La mirada de odio del Uchiha que le dedico, hizo sonreír al Nukenin de Konoha:

- Pronto esos ojos, serán de él y gobernara el mundo con ellos. Entiéndelo, Sasuke-san, tú eres suyo desde el momento en que puso sus ojos en ti. Sólo espero todo este tiempo viendo tu desarrollo, espero hasta que estuvieras listo para ser entregado a él, siéntete orgulloso.

- Te mataré después de despedazarlo a él – la voz tremendamente oscura de Sasuke broto de sus labios marcados con sangre.

Kabuto suspiro a la vez que miraba con rencor a Sasuke:

- Ojalá pudieras ver todo el empeño que nuestro señor te ha dedicado, maldito ingrato – la mano de Kabuto empujo a Karin al tiempo que con la otra lo estrangulaba – no tienes una idea de cuanto deseo darle a Orochimaru-sama, pero siempre te has interpuesto entre nosotros.

El hijo menor del patriarca Uchiha no despego su mirada oscura del lunático frente a él. Sus ojos estaban endemoniados, perdidos, entre sueños delirantes.

- Po…po…Por favor Kabuto-sensei, estas lastimándolo, Orochimaru-sama se enfadará, por favor – rogaba quejosamente la peliroja tomando con urgencia el brazo del enfurecido loco.

Como si de una bombilla se tratara, Kabuto se recuperó retirando la mano de la garganta de Sasuke y regresando a una posición profesional.

Dándole un segundo vistazo a Sasuke le murmuro al oído:

- Cuando seas de él, imagina que será tu cuerpo el que retoce contra el mío cada noche.

El pelinegro no pudo soportarlo más y giro la cabeza para atrapar lo que pudiera con sus dientes.

Escapando del ataque bucal, Kabuto se enderezo y dijo:

- Termina de curarlo, a Orochimaru-sama no le gustan los moretones – una sonrisa se levantó en su rostro – al menos, si no los causo él mismo.

Escucho como salió del laboratorio y al cerrar la puerta, los pasos de Karin acercándose nuevamente hicieron eco en el lugar.

- Lo lamento Sasuke-san, pero debes de seguir bebiendo – dijo ella, aun con la cabeza gacha.

Él se negó, continuando, mirando al techo.

Sasuke estaba dudando de su propósito de su vida, pero si de algo no dudaba era de darle a esa maldita serpiente la satisfacción de poseer el sharingan, mucho menos obtener su cuerpo.

Fue una decisión de una fracción de segundos.

Mordiendo fuertemente su lengua, su mandíbula arreció fuera de su rostro.

- ¡No!¡No! ¡Por favor, no! – grito Karin – ¡por favor, no!

La pelirroja entonces hizo algo que Sasuke aprovecho.

Abrió las amarras liberando el cuerpo de Sasuke.

Sin pensarlo, Sasuke tomo el cuello de la niña entre la oscuridad y comenzó a estrangularla.

Su propia lengua apenas había sido tocada, siendo retraída.

Había fingido para provocar una reacción fuerte en la pelirroja lo cual afortunadamente funciono.

Elevándola por el cuello, Sasuke pudo examinarla mejor con el sharingan.

Las esposas de chakra desechas hace tiempo por el truco aprendido de Nii-san.

Una joven que fácilmente parecía una mocosa de quince años, con un atuendo muy sencillo, un uniforme lavanda, que expone su ombligo, pantalones cortos negros y medias largas y negras altas con sandalias negras, pero cuyos brazos, incluso su cuello, sus piernas, todos tenían marcas de dientes.

La soltó inmediatamente.

Esta niña estaba tan marcada por sus curaciones en todo el cuerpo, que al pelinegro se le antojo una tortura eterna, sus niveles de chakra eran fluctuantes, evidencia de que lo había curado anteriormente.

Karin había quedado relegada en el suelo, esperando en posición fetal, como si… como si esperara a ser pateada.

El pelinegro se arrodillo frente a ella.

- ¿Por qué estas con él?

Por un momento, ella se encogió más en su posición, pero al razonar la pregunta murmurada en la voz de tenor, se atrevió a echar un vistazo abriendo su ojo izquierdo.

Él la mirar directamente, su sharingan activado.

Nunca había visto uno de cerca, sólo había visto los dibujos de su señor Orochimaru, así que ver uno que incluso movía sus tomoes, era impresionante.

Tardó mucho en contestar, hasta que Sasuke impaciente repitió la pregunta y de nueva cuenta, Karin, se estremeció:

- Él me cuido… desde niña – su voz apenas haciéndose sonar, temerosa por el golpe que podría noquearla.

- ¿Cuidarte? – cuestiono Sasuke dudoso.

La niña apenas parecía tener quince años por la falta de adecuada nutrición, pero al ver su palma izquierda, como le enseño alguna pelirosa, le mostraba la línea de vida marcando dieciocho años.

No podía perder el tiempo en este laboratorio, debía moverse, pero de preferencia, con un poco de ayuda.

- ¿Sabes dónde quedo mi ropa?

La chica entonces abrió ambos ojos mirando el cuerpo acuclillado de Sasuke. La delgada cobija que había cubierto su cuerpo musculoso y fibroso se había caído en el momento en que la estrangulo.

Algo que el Uchiha no sabía es que la obsesión del amo de Karin era contagiosa de cierta manera.

Cuando creces en una cueva prácticamente toda la vida, y tu amo y señor tiene cientos, sino es que miles de fotografías de un rostro infantil que al paso del tiempo madura para mejor, fotografías que detallan el avance de cada centímetro de su cuerpo, informes sobre las habilidades que ha desarrollado conforme el paso de los años, Karin creía estar viendo al epítome de la perfección.

Si tanto lo anhelaba Orochimaru-sama es porque este joven tan hermoso, tan perfecto, era merecedor de cada bendición en la vida. Un semi dios sólo puede anhelar a un dios real.

Es por ello por lo que Sasuke no entendió porque Karin parecía adorarlo, viéndolo entre temerosa conflictuándose con venerarlo.

Había visto antes las miradas féminas dentro de Konoha dirigidas a él. Había escuchado algunos rumores sin sentido sobre quien podría ser su prometida o que le gustaría en el cuerpo de una mujer.

Evidentemente, era indiferente a todo esto.

Itachi y Shisui habían taladrado en su cerebro que la Aldea y el Clan eran primero.

Lo demás no tenía importancia, porque un shinobi no tiene emociones y anhela el honor y respeto para su pueblo.

Pero por más insinuaciones que había recibido de la heredera Yamanaka, esta chica parecía quitarle el trono en grados de molestia.

Lo que tampoco sabía Sasuke o no recordaba, es que a esta chica él mismo la había salvado una vez, durante los exámenes Chūnin de hace cinco años, ella fue separada de su equipo para después ser atacada por un enorme oso en el Bosque de la Muerte.

El ataque hubiera sido mortal si él no hubiera intervenido. Cosa que Karin sí recordaba y vívidamente.

- Tu ropa la metieron en el horno incinerador, pero Orochimaru-sama ya había preparado algo para ti – dijo la niña mientras evitaba, sin éxito, mirar el cuerpo masculino en forma de Sasuke.

- ¿Dónde? – pregunto cortante.

Al menos, estaría vestido, horriblemente, pero vestido.

Sasuke había tomado algunos objetos del laboratorio como armas blancas.

Ampolletas cuyo líquido era de dudosa procedencia, algunos bisturíes, tijeras de cirugía, lo que fuera a falta de sus propias herramientas.

Tenía que salir ahora. Los dichosos quince minutos que había mencionado la terrible serpiente estaban finalizando, moverse era imprescindible.

El traje que habían preparado para él era espantoso.

Un kimono masculino totalmente negro, con la típica camisa blanca por debajo, y por encima un caftan dorado con estampados de rombos negros con más dorado en el centro; el obi del mismo estampado solo conformados por sandalias tradicionales bajo sus calcetines blancos.

No había espejos para verse a si mismo, pero se sentía un pequeño Daimyo entre la ropa tan estrepitosamente formal.

- ¡¿Qué estás haciendo?! No por favor, debes quedarte – dijo Karin chillando en voz baja.

- Tampoco te quedarías si te dicen que serás poseído por una serpiente rastrera, quiero pensar – respondió mientras continuaba armándose.

- Esto… - ella se interrumpió a si misma cuando sintió el chakra de Sasuke recorrer su cuerpo.

El pelinegro estaba activando sus bobinas de chakra, preparándose para pelear.

Su chakra sabía tan bien. Era adictivo, decidió Karin. Sabe tan azul y varonil, a la vez se siente tan caliente como una llama al rojo vivo.

La pelirroja sabía que este chico era especial, pero oh… Kami. Sentir este chakra, saborearlo, era como chocolate derretido en la lengua cadenciosamente.

Los orbes carmesíes se encontraron con el sharingan del pelinegro. Los tomoes giratorios se percataron entonces de algo que se le hubiera escapado de otra manera.

Esta chica, Karin, lo miraba idéntico a como Yamanaka Ino lo observaba cuando más niños.

Haciendo un salto de fe, el Uchiha dijo lo primero que se le ocurrió:

- Prometo protegerte, si me ayudas a salir de aquí.

Por poco Sasuke, se golpeó contra su propia mano al escuchar las palabras tan impulsivas, pero si esta chica pudiera ser tan manipulable como Ino en alguna ocasión, tenía posibilidades de salir de aquí sin caer en los laberintos que acostumbraba Orochimaru.

Pudo ver la indecisión de la pelirroja oscureciendo sus ojos. Al principio ella empezó a tartamudear algo parecido a una negativa; fue cuando el Uchiha decidió colocar un poco más de encanto.

Colocando ambas manos sobre los hombros femeninos – sin estremecerse ante la percepción de los huesos – bajo la voz preparándola como cuando tomo su última clase de seducción.

Un denso y profundo chocolate amargo se deslizo de sus labios al mirar intensamente a Karin:

- Mis palabras no son vacías. Ayúdame y prometo que pondré cada segundo de mi tiempo en protegerte de ellos – utilizo su chakra para envolverla aún más.

A este punto, las rodillas de la pelirroja estaban temblando, tanta atención de un hombre tan extremadamente guapo no le hacía bien a su conciencia.

Sabía que estaba mal. No debía dejarlo ir, pero al tiempo su mente le decía que estaba bien.

Él la había salvado una vez y aunque sensei la había adiestrado en materia médica, sentía que le debía algo a este precioso espécimen masculino.

El chakra Uchiha, caliente y estremecedor, sacio sus huesos helados poniendo su piel enrojecida en segundos. Karin se sentía desvanecerse ante el placer de ser el objeto de tan sensual ataque de energía.

No podía confiar en él, pero sus palabras, tan aterciopeladas y llenas de fuego líquido derramándose prácticamente en su oído colocaban placenteramente piel de gallina a su paso.

Ayudarlo o no ayudarlo, era la cuestión. Su deber como kunoichi, como una subordinada de Orochimaru-sama contra la moral que como persona que le debe la vida a alguien más era controversial en ese momento.

De repente, poniéndose tensa, susurro al Uchiha:

- Él viene – lo dijo sin pensar, simplemente sintiendo el chakra acercarse.

Sasuke dio la vuelta justo para verla abrirse por una mano delgada y cenicienta.

La serpiente había regresado con una sonrisa en la cara.


El Uchiha había peleado fuerte. Arrojo tantos objetos punzocortantes como encontró en el laboratorio, pero tener los efectos de algún intoxicante en el cuerpo lo hacían lento y fácil.

Orochimaru había jugado con él durante un buen tiempo, probándolo.

Incluso silbidos de aprobación con cada katōn disparado llegaban a sus oídos cada tanto.

Había protegido a Karin como pudo, la serpiente no había dudado en apuñalarla, a su propia subordinada, con tal de llegar al Uchiha.

Peleo duro, peleo cuanto pudo, deshaciendo cuanto genjutsu el Sennin estuvo dispuesto a dispararle.

Sus sentidos adormecidos los sentía alamarse a cada segundo que transcurría, desde que habían dejado destrozado el laboratorio hasta una caverna metálica que al parecer fungía como campo de entrenamiento subterráneo.

No importaba el pasillo al que fuera, el Sennin aparecía a dos metros por delante.

El cuerpo apenas en pie de Karin le impedía moverse más rápido mientras lo cargaba a su costado.

- Izquierda – murmuraba ella, al tiempo que se quejaba por la herida cada vez más grande.

Ella dando las instrucciones para salir de aquel infierno, mientras continuaba creando clones de sombra distrayendo al maldito científico.

- ¡No podrás escapar de mi Sasuke-kun! ¡Eres mío! ¡Mío! – el pelinegro escuchaba su asquerosa voz emergiendo de entre las paredes.

Podía sentir su respiración viscosa en el oído.

- Déjame aquí por favor, corre Sasuke-san – escucho murmurar a la niña.

Ella estaba perdiendo la conciencia, era obvio. El ataque no fue mortal, pero se volvería si empezaba a perder más sangre de la debida, justo lo que estaba ocurriendo.

La dejo sentada sobre la caverna revisándola momentáneamente, cuando le respondió:

- Prometí protegerte, eso es lo que haré.

No recibió mayor respuesta que un par de ojos brillosos a través de unas gafas de montura horrible.

- Aquí estas Sasuke-kun – una lengua que parecía saborear la vista fue lo primero que vio el Uchiha al darse la vuelta – y veo que tienes algo que es mío.

- No tenías por qué lastimarla – gruño Sasuke tratando de encubrir su furia.

- Ella me desobedeció, no tenía por qué liberarte. Sólo está pagando el precio de su propio error, ¿no es así, Karin-chan?

Aunque la pregunta era para la joven, el Sennin nunca dejo de mirar los orbes carmesíes de Sasuke.

- Ahora continuando con nuestro negocio, ven querido, tengo algo que quiero mostrarte – con cada palabra que salía más gruesa de la garganta de Orochimaru, Sasuke se preparó para verlo correr directo hacia él.

Sin más armas que su propio Chidori que estaba tardando en cargarse, vio como el Sennin se acercaba a toda velocidad preparando su mano para tomar la garganta del pelinegro.

Sasuke valientemente se posiciono para defenderse, mientras el chidori se generaba en su palma. El chakra acudía a su llamado, pero el Sennin estaba prácticamente enfrente.

No lo lograría, pero el Uchiha se propuso a si mismo hace años, no caer sin luchar primero.

- ¡Eres mío! – rugió la voz de Orochimaru mientras su mano derecha parecía alcanzar a Sasuke.

Muchas cosas sucedieron al mismo tiempo que Sasuke sentía el aire mecido de unas garras apenas tocar la piel de su cuello.

Al grito de una Karin herida, un relámpago cayó desde el techo de la caverna electrificando toda la estructura metálica a la vez que se interponía entre el Uchiha y Orochimaru.

El relámpago cayo hasta el suelo, pero no se deshizo en cuanto toco tierra; al contrario, permaneció formando una especie de círculo de energía eléctrica que duro unos breves segundos cegando a cualquier que estuviera viendo directamente.

Orochimaru no tuvo tiempo para pensar que acaba de ocurrir mientras abría los ojos, observando qué fue lo que le impidió llegar a su preciosa presa, sólo para ser recibido por unos furiosos, iracundos ojos rojos, muy ¿sapos?, que lo saludaron por un momento confundiéndolo con una voz de ultratumba bastante profunda.

- No te atrevas a tocarlo.

El clon de Namikaze Minato abrió los labios para acto seguido arrojar – sin tocar – al Sennin a través de los aires empujándolo contra la pared, manteniéndolo pegado ahí como una rana, imposibilitando su movimiento.

Apenas había visto su cabello rubio cuando Sasuke vio como Naruto se volteó hacia él y le pregunto rápidamente:

- ¿Estás bien? – sus manos bronceadas tocando sus mejillas, moviéndolo suavemente, revisando cada centímetro de su rostro, deteniéndose en los orbes rojos preguntando sin decir nada exactamente.

Sasuke no tenía palabras, miro cuanto había cambiado Naruto.

A pesar de no tener ninguna cola salida, podía sentir la fuerza brotar de él, sus ojos dejaron el azul cielo para convertirse en un color anaranjado y sus pupilas forman una cruz con los rasgos de su Modo Sabio, manifestando una pigmentación naranja alrededor de los ojos.

Sintió los dedos del rubio moverse lentamente a través de su rostro, pareciendo desesperado por tocarlo, por sentirlo.

El pelinegro sintió de inmediato como la respiración se volvía superficial, el espacio personal se reducía con cada centímetro que abarcaba el rubio en su visión; sin saberlo, sus labios estaban aplanándose con enojo hacia Naruto.

- ¿Quién te pidió ayuda? No es necesaria tu presencia – murmuro molesto Sasuke al tiempo que Naruto continuaba admirándolo, su pulgar moviéndose por su labio inferior, instándolo a dejar de tensarlo.

- Lo lamento. Si pudiera, me golpearía a mí mismo cien veces, y te juro que dejare que lo hagas – Naruto parecía querer dejar caer su frente con la de Sasuke, pero frunciendo el ceño al ver sus labios ensangrentados, pareció todavía más confuso un segundo cuando bajo la mano y vio el cuello del Uchiha.

Una ola de rabia e intención asesina broto del rubio mientras miraba los feos moretones de estrangulamiento en el cuello pálido del pelinegro.

- ¿Tú le hiciste esto? – la voz macabra, oscura, una voz que no era noble en ninguna forma, broto de los labios de Naruto al tiempo que volteaba a ver al Sennin quien trataba inútilmente de moverse entre la pared.

El sudor abarcaba la frente del Sennin cuando vio a los dos chicos en el medio de la caverna y por su lenguaje corporal se dio cuenta de lo que ocurría.

A diferencia de Karin, quien seguía convaleciente, los dos jóvenes no se estremecieron cuando escucharon la risa estridente de Orochimaru.

- No me digas Sasuke-kun que has decidido reemplazar mi cariño con el del actual poseedor del Kyūbi.

Su risa sólo fue calmada cuando con una voz siniestra continuo:

- No nos han presentado adecuadamente.

El Sennin desapareció de la pared sólo para aparecer de pie a tres metros de ambos chicos.

- Un disgusto en conocerte, hijo de Minato-kun.

La serpiente recorrió pulgada a pulgada el cuerpo de Naruto, quien se había quedado congelado brevemente por sus palabras, antes de retornar a su rostro sin expresión, cubriendo con su cuerpo al de Sasuke.

- Ya veo, el precioso jinchūriki de Konoha ha vuelto como el hijo pródigo que es y no sólo eso, sino que se ha encariñado con aquellos que asesinaron a su padre.

Tanto el pelinegro como el rubio se congelaron con esas últimas palabras.

- Te sugiero que te retires quien sea que seas – la voz de Naruto saliendo peligrosamente amenazante.

- Oh, pero niño, fuiste tú quien ingreso a mi amado hogar y al parecer, pretendes llevarte algo que es mío – miro a sus espaldas.

Sintiendo a Sasuke colocarse a su lado, Naruto reprimió un gruñido por apenas.

- Sin embargo, te concederé el honor porque no cualquiera logra sorprenderme como lo has hecho tú. Mi nombre es Orochimaru, el legendario Sennin.

- Entonces eres el traidor que menciono el Ero-sennin.

La voz de Naruto sonaba tan inexpresiva que a Sasuke se le antojaba oscuro en esos momentos.

- ¿Ero-sennin? Supongo que te refieres a mi otrora compañero, ¿continua con vida? Ese patético inútil – una sonrisa se deslizo en la boca maliciosa de Orochimaru – te dejaré volver a él. Mi negocio no es contigo, hijo perdido. Te permitiré retirarte como un último gesto de respeto a Minato-kun, siempre y cuando salgas de mi vista de inmediato. Sasuke-kun es mí…

La garganta de Orochimaru fue apretada violentamente por la mano endurecida de Naruto cuando escucho la última frase de la serpiente. Estaba furioso y dejaba salir su intención asesina con crueldad asfixiando a Orochimaru tanto como su mano.

Sasuke escucho a Karin murmurarle suavemente:

- Sasuke-san, no… no podrás continuar con tus pocas reservas… por favor… toma de la mía – le ofrecía su mano a pesar de estar sangrando.

Viendo a Naruto enloquecido de rabia comenzar un combate de ninjutsu con Orochimaru, Sasuke no lo pensó dos veces y fue a por Karin. Viendo que tenía una herida en el cuello prefirió tomar la sangre que emanaba de ahí.

- Lo siento, en cuanto termine esto, te brindaremos asistencia médica – le susurro mientras la colocaba para beberla.

- No te preocupes Sasuke-san, debes salir de aq…- Karin se interrumpió de nueva cuenta cuando sintió los labios masculinos y tersos tocar la piel de su cuello succionando.

Sintiendo sus fuerzas retornar, el Uchiha la levanto en brazos para colocarla aún más alejada de la batalla encendida.

Sasuke sabía que Naruto había ido al Monte Myōboku a conseguir el control total de sus colas, pero no creía que lo hubiera podido en tan sólo cuatro meses, por tanto, ese poder solo podría soportarlo…

Sí, justo ahora se desvaneció su control del Modo Sabio.

- ¡Tajuu Kage Bushin no Jutsu! – escucho gritar al rubio al tiempo que decenas de clones Naruto aparecían por todo el lugar. Techo, paredes y pisos cada uno cargando un pequeño Rasengan en la palma derecha.

Cada uno de ellos fue destrozado por un senbon, posiblemente envenenados que lanzaba el Sennin.

Un veloz combate entre él y Naruto se deslizaban danzantes en el medio de la caverna.

Ninguno lograba dar un golpe certero, por cada uno que parecía ser seguro, un brazo o una pierna lo esquivaba; el Uchiha tomo al Naruto más cercano susurrándole al oído para después punzarlo con un kunai que le brindo el original en cuanto se separaron.

Cuando trabajaron en sus misiones anteriores, Kakashi sensei los había amoldado. Donde Naruto sería la fuerza bruta, Sasuke sería la inteligencia y estrategia.

Los clones entonces se amontonaron sobre Orochimaru, aplastándolo debajo de sus camisas naranjas.

Cuando el Sennin hizo explotar a todos con un katōn, no se esperaba el ataque coordinado de ambos jóvenes.

- ¡Shuriken Kage Bunshin no Jutsu! – salió rasgado entre sus prendas por el ataque de decenas de clones de sombra de Shuriken, esquivando mientras preparaba un doton para contrarrestar.

Lo que no percibió al inicio es que Sasuke iba escondido detrás de uno de los shuriken que dejo escapar, colocándose justo detrás de él.

Mientras un chidori se escuchaba a sus espaldas un Rasengan se introducía en su costado derecho.

El clon de Orochimaru se disolvió inmediatamente. El verdadero sono justo a las espaldas de Sasuke murmurándole cruelmente.

- Sasuke-kun, controla a tu mascota y regresa a dónde perteneces.

- ¡Sasuke no te pertenece!

Iracundo Naruto aplico shushin a Orochimaru, justo a las espaldas de Sasuke y sacando las garras de zorro lo arrojo hacia la caverna generando un agujero gigantesco en la misma.

- ¡Naruto, debemos salir primero de aquí! – Sasuke también estaba furioso pero la caverna parecía inestable, con cada roca que está desplomándose del techo.

Con una cola salida y los ojos vueltos zorrunos, regreso la mirada a Sasuke. Ambos entendiéndose inmediatamente.

- ¿Tu amiga? – dijo Naruto a través de sus colmillos puntiagudos.

- Viene – fue la respuesta inmediata de Sasuke.

Con un clon de sombra, el rubio tomo a la pelirroja dispuestos en el centro de la caverna.

Entonces del pie derecho de Naruto broto un sello en el suelo, la tierra se encendió automáticamente con símbolos y kanjis en tonos azul.

Una nube de elemento viento envolvió a los chicos encerrándolos en una capsula de aire mientras que la tierra bajo sus pies aceptaba gustosa la entrada de dicha nube.

- Oh no, esto es mío – la voz serpentina sonó a la derecha de Sasuke, donde estaba despejado.

Tomando a Sasuke, lo alejo de la esfera de aire dejando que el rubio y Karin se fueran solos.

El grito de Naruto al desaparecer el Uchiha de su lado mientras la tierra los absorbía y transitaron a metros lejos de la entrada dejo de sonar a los oídos del Uchiha, quien comenzó la batalla con el Sennin.

Con su chakra recuperado, se alejó fácilmente del maniaco hombre. Lo miro a los ojos al tiempo que su voz sonaba entre la caverna destartalada:

- ¡No sé porque te niegas tanto Sasuke-kun! ¡Te daré todo lo que has querido!

- ¡Según tú, ¿Qué es eso?! – pregunto mientras pensaba en un plan de acción rápido.

- ¡Superar a Itachi-kun, por supuesto! – tensándose levemente vio la sonrisa maléfica en los labios del Nukenin.

- ¡¿Justo cómo lo hiciste tú mismo?! – contesto inmediatamente.

- ¡Es sólo porque necesitaba a alguien como tú a mi lado, así que verás de una u otra manera, entenderás que debo tenerte!

Orochimaru se lanzó al suelo abriendo inmensamente la boca.

De su lengua viperina, transformaciones de cientos de víboras emergieron con dirección a Sasuke, mientras más se acercaron a él, espadas que salían de sus bocas aparecían filosas para rebanarlo.

El Uchiha estaba harto de que lo compararan con Nii-san, estaba harto del miedo que le provoco Orochimaru, estaba harto de que lo hubieran relegado a Jōnin cuando el último año fácilmente pudo haber sido más alto, estaba harto del tonto disfraz en el que estaba envuelto, pero más harto estaba de parecer el débil de la familia. De no sentirse digno.

La ola de serpientes parecía la forma metafórica del universo de decirle que esa era toda su carga en el mundo y saldría más de donde provino eso si no lo detenía de prisa.

Con su paciencia finalizada, recordó el mejor Jutsu que pudo ver a Chichiue-sama realizar.

La caverna empezó a tensarse por la enorme explosión que provoco el Katōn: Gouka Hataka no Jutsu.

Un jutsu de poder catastrófico, se basa en la nula manejabilidad que es la llama. Invocando chakra desde sus reservas más profundas, Sasuke realizo la técnica de marca registrada que señalan el comienzo de un Katōn. Sin embargo, en lugar de terminar en el sello Tora, como lo haría la mayoría, termina en el sello Ram cuando las manos del Uchiha aplauden en voz alta.

En ese momento, una ola de fuego destructivo vuela alrededor del pelinegro, envolviendo todo a su alrededor.

Distribuida en círculo, esta técnica también tiene el perfecto efecto secundario de abrasar cualquier cosa con la que entre en contacto. El diámetro de esta ola es de 15 metros, sabiendo que sería su ventaja para tomar el corazón del Sennin en sus propias manos. Aprovechando la distracción, utilizo la técnica que Naruto le mostro en sus primeras misiones juntos.

Colocando ambas manos en el suelo, activo el recuerdo del sharingan, y sintió como el fuego fue convocado desde su chakra brotando hacia el suelo donde ambas manos estaban posicionadas.

Una vez que las llamas aniquilaron la montaña de serpientes samuráis, Orochimaru apareció prácticamente detrás lanzando una víbora más grande solo para ser detenido por sendos brazos que emergieron del suelo.

Brazas que simulaban ser extremidades persiguieron al Sennin conforme la voluntad y chakra de Sasuke.

Sólo debía tomarlo, sólo debía apretar fuertemente para que su cuerpo fuera incinerado. La serpiente gigante intento enraizarse sobre uno de los brazos solo para terminar chamuscada de inmediato. Previendo el ataque, Sasuke había replicado con chakra un clon de sombra para detener el ataque del clon de sombra de Orochimaru que pretendía atacarlo por detrás. Para complicarlo más, el clon no se disolvió, sino que se volvió de donde había cortado en el abdomen Sasuke por medio de cuerpos de víboras dentro de él. Estaba a punto de arrasar con el cuerpo original de Orochimaru cuando una espada salida del suelo directo a su cuello emergió.

Sasuke se congelo al no poder detener inmediatamente el ataque, su clon aun luchando contra el clon detrás de él del Sennin.

Preparo otro clon, pero saldría tarde, esquivando levemente, vio algo naranja interponerse entre él y la espada. Cabello rubio abarco su visión.

- ¡No! – grito a la vez que Naruto se recargaba sobre su pecho, lastimado salvajemente por la espada que se empezó a retorcer hasta donde atravesó su pecho.

Sasuke sintió un dolor abrazador en su hombro.

No entendía que sucedía ya que el corazón también presiono salvajemente contra su caja torácica.

Sasuke toco la espada derritiéndola sin tocar el pecho del rubio, haciéndola desaparecer, mientras Naruto apenas y arrojaba sangre.

- ¡Naruto! – el grito de Sasuke mientras le retiraba el pedazo de metal que se había quedado incrustado en sus pectorales.

- Tranquilo, se calmará en un momento – murmuraba el rubio.

En ese momento, de reojo el sharingan fue capaz de ver a una enorme serpiente abriendo el hocico dispuesto a devorarlos a ambos. Sintió un abrazo y fue teletransportado a otra parte. Una Karin lo recibió en un lugar que parecía ser la entrada de la guarida de Orochimaru.

A las afueras cueva oculta con genjutsu estaban Naruto, Sasuke y la pelirroja quien estaba vendándose a si misma.

- Gracias, Karin-san – dijo Naruto al tiempo que ella asentía levemente.

Sintieron el suelo temblar al tiempo que Naruto accedía a tres colas, su cuerpo empezó a enrojecerse mientras indicaba retroceder a Sasuke quien no permitió quedarse atrás.

Ambos se miraron mutuamente, ninguno se sentaría a ver al otro pelear.

Se asintieron al comprender los pensamientos del otro.

- Karin-san por favor, no te opongas – para acto seguido un clon de Naruto la tomará y se la llevará lejos de la guarida del Sennin.

La tierra se deslizo en un socavón provocando altas cadenas de polvo. Ambos shinobi no se movieron de su lugar hasta que el polvo se empezó a diluir.

- Ustedes dos – Orochimaru hablaba - están haciéndome - a la vez que su cuerpo dejaba de ser humano - enojar realmente.

Una serpiente albina cuya cabeza tenía cabello negro elevándose sobre el suelo mirándolos desde las alturas le trajo un recuerdo desagradable a Naruto. De una noche en un lago bioluminiscente, cuando era apenas un infante de cuatro años y cuando vio un nure-onna que quería comérselos.

Una serpiente salió de la boca de la serpiente Orochimaru, muy original el Sennin, dejando salir una espada de inmensas proporciones directo al cuerpo de Naruto.

Sasuke contraataco colocando un genjutsu intercambiando lugares con el rubio y Orochimaru confundiéndose empezó a alterar la espada degollando a varios árboles alrededor, sin embargo, fue detenido por las manos y las colas del jinchūriki al tiempo que Sasuke ejecuto los sellos para Katon: Karyuu Endan.

Inmediatamente un dragón descomunal emergió de la boca de Sasuke siguiendo la dirección contraria de la espada, la finalidad: la cara de Orochimaru que no tenía forma de abandonar la espada dentro de la serpiente dentro de su hocico.

El ataque fue tan fatal que el maníaco soltó un alarido de dolor inmenso al tiempo que soltaba la espada.

De pronto, vio como un par de manos unidas emergían de la boca quemada de la serpiente, dejando salir a otro Orochimaru, y por la forma en como el cuerpo deslizante se derrumbó boca abajo en cuanto salió el nuevo Sennin, Sasuke sospecho que este cuerpo, el que salió sin fuerzas ni energía era el verdadero Orochimaru.

No tardo nada Naruto en llegar a donde estaba el cuerpo caído y tomando un puñado de cabellos del hombre le arrojo un kunai a Sasuke, mostrando el cuello del hombre:

- Adelante Sasuke, toma tu justicia – dijo Naruto al tiempo que un solo gruñido salía del hombre bajo él.

Claramente Orochimaru estaba luchando por moverse, pero la intensión asesina de Naruto era tan fuerte que hacía a Sasuke recordar perfectamente la primera vez en que vio su transformación a Bijuu.

Agradecía tanto que, en ninguna ocasión, el rubio le haya dedicado ni una sola vez un segundo de sed de sangre, de lo contrario, podrá verse tan rebajado como ahora lo hacía el Sennin, quien dejaba salir una línea de baba de entre sus afilados dientes.

El Uchiha entonces comprendió algo que lo dejo impactado.

Esto era todo.

Con esto finalizaban las noches de terror psicológico. Con esto terminaba el pánico al ver a alguien de espaldas con el cabello suelto negro, con esto se demostró a si mismo que pudo pelear contra él y más importante, lo venció.

Naruto intervino, pero no tanto como sabe que al rubio le encantaría.

En una noche, Sasuke se había abierto a Naruto. Le había contado todo respecto a Orochimaru. No le conto las noches de miedo a la oscuridad o por qué visitaba cierta escuela o cierto puesto en el mercado, pero al ver los ojos del rubio, el pelinegro sabía que Naruto lo entendía todo.

No pregunto nada aquella noche. No exigió saber cómo era este hombre o que genjutsu utilizo para paralizarlo; sin embargo, el rubio le coloco un brazo sobre los hombros y no lo soltó sino hasta entrada la madrugada, encima del techo de su casa.

Vio el odio en mirada cerúlea al verlo más temprano, lleno de moretones y sangre y lo único en lo que podía pensar Sasuke más allá de la venganza contra Orochimaru, era que ya no estaba solo.

Itachi y Shisui estaban ahí para él, lo sabía, pero ellos siempre habían sido un conjunto, sus debilidades eran básicamente nulas a diferencia de la autoestima baja de Sasuke, quien no tenía un compañero como tal.

No tuvo alguien de su edad con quien compartir, siempre estuvo en la soledad en la Academia y dentro del Clan, aunque los adoraba, sus primos eran o demasiado grandes o menores para entrenar con él.

Sólo en la época en la que Itachi y Shisui parecían libres por un año entero, pudieron ser más cercanos que nunca antes, y sin embargo, Sasuke quería eso que ellos dos tenían.

Un compañero. Un amigo. Un dobe.

- Sasuke – la voz de Naruto aun llena de rabia y en forma de sus cuatro colas, instándolo a tomar la sangre de Orochimaru.

Un amigo que sabía que esto era lo que más quería en el mundo, porque significaba que había terminado de madurar. Sus miedos, su desconfianza a sus propias habilidades acababan con la vida de este hombre.

Orochimaru pretendía escapar volviendo a emerger un jutsu vípedo, pero entonces Naruto le reacomodo abriéndole la boca y tomando su lengua.

La saco hasta que la arranco del cuerpo del Sennin.

Ante la brutalidad, Sasuke no se estremeció, más bien, por su memoria pasaba algo que escucho decir al rubio en alguna ocasión.

"…Protegeré a quienes amo, aun a costa de mi alma", recuerda que lo dijo un día, cuando escucho al peliblanco de Jiraiya-sama preguntarle si alguna vez había asesinado.

El temblor en las manos de Naruto le hacía pensar que estaba apenas conteniéndose por no asesinar al Sennin él mismo, pero estaba dándole ese honor a Sasuke.

El Uchiha no lo pensó más cuando Naruto se lo volvió a ofrecer:

- Sasuke, su cuello – escucho su siniestra voz señalando con una garra donde debía cortar.

- Sasuke-ku… - Inmediatamente la sangre derramándose le impidió a Orochimaru continuar hablando.

Sí, la Aldea era primero, eso le habían enseñado.

Pero cuando un niño asustado se da cuenta que el monstruo debajo de la cama no es más que una cucaracha mal nacida que puede ser pisada en cualquier momento, Sasuke no lo medito más.

Además, nadie extrañaría a una serpiente venenosa en el mundo.

No despego su mirada por mucho tiempo de la sangre esparcida en el suelo, mucho después de que Naruto dejará ir el cuerpo caído boca abajo.

- Sasuke – escucho un murmullo más arriba.

La sangre en sus manos bronceadas le daban un aspecto tétrico aunado a esas orejas puntiagudas, las garras y los colmillos mostrados todos bajo ese aura rojiza. La intención asesina desaparecida en un segundo, así como la radiación del chakra siniestro al saber que podía asustar a Sasuke.

Poco a poco, Naruto volvió a ser Naruto, no el jinchūriki del nueve colas.

- Acabo, Sasuke, al fin acabo – su voz murmuraba mientras miraba al Uchiha aun tenso.

- Sellémoslo.

Fue lo único que dijo el Uchiha, cuya respuesta fue el asentimiento de cabeza de Naruto.

Sellando rápidamente el cuerpo, el rubio se acercó al aun inamovible pelinegro. Sasuke parecía estar aun impactado, reflexionando este momento. Naruto estaba preocupándose, parecía no reaccionar correctamente, así que coloco sus manos sobre las mejillas de Sasuke.

Al haber crecido otros cuatro centímetros de diferencia, ahora el pelinegro tenía que mirar hacia arriba.

Los ojos apagados de Sasuke, aun con el sharingan, parecían haber perdido el brillo de alguna manera. El rubio hizo entonces lo único que le pareció correcto. Con una mano sobre la barbilla de Sasuke y la otra sobre su cintura, le subió levemente la cabeza hasta que posiciono sus labios sobre los del Uchiha.

La respuesta fue inmediata. El pelinegro se tensó tanto que Naruto se congelo también; aunque al verse reflejados en los ojos del otro, el rubio no pudo contenerse más, algo lo instaba a hacerlo, a continuar moviendo sus labios sobre los del pelinegro.

La respiración de ambos era nula, viendo como reaccionaba el otro. Al no saberse rechazado, aun, por Sasuke, el rubio delicadamente continúo moviendo sus labios sobre los pétalos aterciopelados de Sasuke e inconscientemente apretó su cuerpo contra él.

Un pequeño gemido angustioso salió de la boca de Sasuke y Naruto, pensando que hizo algo mal, empezó a retirarse, cosa que fue impedida por la mano del Uchiha que se posiciono en su nuca, obstruyendo su salida.

El mensaje fue claro.

La mirada nunca se despegó de los orbes del otro, y se encontraron a mitad del camino.

Sasuke volvió sentirse respirar normalmente. No. Normalmente no. Sentía estallar su pecho, pero no le importo. Todo su cuerpo le pedía esto. Le pedía el calor de Naruto sobre el suyo y parecía ser totalmente correspondido.

Los labios esparciendo su ternura cálida a través de la misma dimensión de su destinatario se movían sensualmente, mostrando anhelo, deseo, envidia del aire que los separaba.

Pequeños sonidos surgieron de las bocas de ambos, provocando que fueran las bocas abiertas aceptarán gustosas las lenguas curiosas. Sasuke abrió los ojos, y tardo en comprender que nunca supo en qué momento los cerro, mientras Naruto parecía observar cada emoción que atravesaba sus orbes ahora de color ónix.

La lengua del rubio moviéndose escandalosamente lenta, buscando la suya. El pelinegro alternando la mirada entre ambos ojos azul cielo y al encontrar más sentimiento de consolarlo que de sobrepasarse, permitió que su lengua se fundiera con la suya.

Un gemido largo y profundo broto del rubio quien cerro los ojos finalmente. Teniendo la oportunidad de estudiarlo, vio el perfil bronceado, la nariz recta, casi perfecta, pómulos cuadrados, cejas rubias oscuras, todo en un mar de calma de emociones. Tan entrelazados estaban, que no escucharon más de lo que sintieron un chakra conflictivo entre cálido y frío, una sensación muy antinatural, envolver sus cuerpos.

Separándose por apenas, Naruto pregunto con la mirada a Sasuke si fue él, cosa que también pregunto el pelinegro en silencio.

Al segundo fue cuando la sintieron, y antes de que voltearan, la escucharon decir:

- Si ya terminaron de extirpar corazones y ponerse lujuriosos sobre cadáveres, ¿podemos irnos por favor?

- Ja, Sakura-chan, ¿cómo es que…?

El rubio sorprendido y avergonzado se interrumpió antes de ver a la pelirosa quien ya no era tan pelirosa.

La cara de Naruto tan sonrojada por la vergüenza de haber sido descubierto inmediatamente palideció ante la vista de su hermana… ¿endemoniada?

Sasuke observo detenidamente con confusión a Sakura. El cabello apenas tocado por el rosa y blanquecido, permitían ver unas orejas élficas, las cejas del mismo tono, al igual que unas alargadas pestañas blancas que ocultaban unos hermosos ojos azul eléctrico, la piel tan pálida y nívea que parecía más cremosa al tacto que nunca. Garras en lugar de sus finos dedos le daban una apariencia peligrosamente atractiva. Inclusive la voz sonaba más dulcificada, toda ella parecía una visión lunar, una criatura noble del bosque.

Era una visión entre demoníaca y ninfa pura, una ternura vestida en negro, sangre en sus ropas y cabello el cual estaba recortado graciosamente, dándole un aspecto angelical sino fueran por los cuernos de carnero que le sobresalen de la frente. ¿Qué le ocurrió?

Sasuke entonces toco su hombro, que le dolía ligeramente.

¡La promesa!

Naruto herido, Sakura venía a asesinarlo…, pero Naruto estaba bien sano y salvo…, y aun así ella llego…, supuso que la promesa únicamente la transporto a donde se encontrara su otouto.

Con una palmada mental épica, Sasuke se dio cuenta. Sakura supo todo el tiempo que Naruto se podría sanar a sí mismo, el problema es que, si necesitaba ayuda, ella no estaría ahí, pero el Uchiha sí.

Sasuke fue el cebo todo este tiempo. El cebo de Sakura para llegar a Naruto.

¡Maldita! Es una desgraciada mal nacida muy astuta.

Todo este tiempo estuvo asustado de que pudiera realmente destazarlo cuando todo fue una treta para estar cerca de Naruto en cualquier momento. Astuta, sádica idiota pero astuta.

Estaba a punto de exhibirla enfrente de Naruto cuando la pelirosa – peliblanca ahora - dejo salir unas tétricas palabras:

- No tenemos tiempo de estar aquí, debemos regresar a Konohagakure de inmediato.

Creando un portal en el tronco más cercano, recogió un cuerpo a un costado, el cual reconoció de la pelirroja Karin, y murmurando su Ábrete sésamo, se abrió directo a la oficina a Hokage-sama.

Al momento de hacerlo, una cola peculiar y alargada emergió de la espalda de la joven.

- Sakura-chan…

- No ahora Naruto, nos están esperando. Además, – miro directamente a Sasuke – Itachi-san te necesita, él… no tuvo un buen día.

Sin contestar ni señalar nada, Sasuke se lanzó a través del portal por el árbol sin mirar atrás.

Naruto cuestionaba mil preguntas con la mirada al tiempo que retiraba el cuerpo de Karin de Sakura y la acomodaba entre sus brazos, mientras observaba los ojos embellecidos mágicamente de su hermana.

- Lo siento otouto, pero me temo que te he puesto en peligro – escucho a Sakura mientras ingresaba al tronco, girando la cabeza para verla antes de atravesar – probablemente, Akatsuki vendrá a por Konohagakure como venganza.

Levantando la cabeza, mirando comprensivamente a su hermana quien parecía agraviada por admitir un error propio, pregunto rápidamente:

- ¿Te dolió esta vez la transformación?

- Siempre duele otouto – dijo ella sonando indiferente.

Chasqueando la boca por irritación ante el dolor de su hermana, le beso la frente en un movimiento rápido antes de atravesar el portal.

Antes de que la joven ingresara al tronco, se quedo quieta, inclino ligeramente la cabeza y acto seguido, se teletransporto a unos cuantos metros más atrás.

- Permíteme unirte a la fiesta, ¿te parece bien?

Kabuto no tuvo oportunidad ante la intención asesina que se filtró negativamente en sus huesos, hielo abarcando una a una sus articulaciones provocándole espantosos espasmos.

Espiando desde que aquellos cobardes acabaron con la vida de su amado señor, estaba planeando su venganza, pero nunca creyó que la cosa, ninfa, demonio, lo que fuera, pudiera saber dónde estaba cuando estaba seguro de haber comprimido totalmente su chakra.

Lo último que observa antes de desmayarse son los colmillos, que brillaban ante dos terciopelos coloreados naturalmente de rosa, acercándose a su rostro y soplando un:

- Buenas noches.