Disclaimer: One Piece y todos sus personajes le pertenecen a Eiichiro Oda, yo solo ando acá divagando.
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Dedicatoria: A ÉL, siempre a ÉL. Mi amor loco, mi amor eterno, mi amor completo.
Agradecimientos: A NeblinaLlameante por la hermosa portada. La recomiendo muchísimo, pues supo aterrizar todas las ideas que le di para plasmar la ilustración perfecta, en serio no tengo palabras para decir lo mucho que amé la portada. Vayan a seguirla en instagram y facebook para que vean los hermosos arts que se avienta.
Notas de la autora: Bueno, tengo tanto por decir y tan poquito espacio. Vamos a lo principal. Este fic nació literalmente por estar jugando a los Sims 4. Sí, ese juego donde puedes manejar la vida de un individuo y ver hasta donde llega. Contexto rápido: Creé una partida con la única intención de ver a Zoro y Usopp conviviendo en una casita y hacer que se enamoren poco a poco y tomar muchas capturas de pantalla. Me olvidé de las capturas por la historia que se estaba formando y pues, básicamente este fic será todo lo que pasó en esa partida (Con muchas escenas inventadas para dar coherencia a todo lo que va sucediendo)
Nota 2: Estoy tratando de que cada capítulo tenga una canción, puede ser su título, una frase, o algo que me evoque la misma, así que iré poniendo al inicio de cada capítulo la canción que me detonó cada capítulo. Pueden encontrar la playlist en spotify con el nombre "Lo que tuvimos que hacer", aún está un poco desorganizada la lista y puede que cambie a lo largo de estas semanas, pero trataré de que vaya tomando forma poco a poco.
Canción: Halfway to nowhere-Chelou
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Lo que tuvimos que hacer
Capítulo 1: Halfway to nowhere
Eran las cinco de la mañana de un día miércoles y tanto Zoro como Usopp seguían una misma rutina. Sonaba el despertador, se levantaban, se cepillaban los dientes, se cambiaban de ropa y salían a la universidad. El uno estudiaba artes, el otro estudiaba en la facultad de cultura física. A pesar de tener rutinas similares, no se conocían, es más, vivían de extremo a extremo de la ciudad.
Estudiaban en la misma universidad, pero sus facultades se encontraban separadas por varios kilómetros. La facultad de Zoro se encontraba en el nuevo campus. Una instalación muy bonita que se encontraba subiendo por la montaña, rodeada de árboles frondosos, alejada por completo del bullicio y el smog de la ciudad.
Por otro lado, Usopp tenía que aguantar todo el tráfico para poder llegar al campus antiguo. El estrés de las mañanas, la mala alimentación y además, el tener que llevar a cuestas todo su material de arte hacían de sus mañanas toda una tortura.
Ambos vivían en mundos completamente diferentes y al parecer no existía nada sobre la faz de la tierra que pudiera unirlos, pues incluso sus intereses eran demasiado opuestos.
A Zoro le encantaba hacer ejercicio, mientras que Usopp era una persona de lo más sedentaria. Zoro era de la clase de muchachos que amaban salir de fiesta por la noche, pero Usopp disfrutaba de dibujar, pintar o hacer alguna escultura, actividades en las que se necesitaba mucha tranquilidad y calma.
A pesar de todas estas diferencias, muy pronto sus destinos se cruzarían y sus vidas empezarían a cambiar a un ritmo desenfrenado al igual que la sociedad en la que vivían.
Eran ya las seis y cincuenta de la mañana.
—¡Usopp, por aquí! —Una voz femenina llamó la atención del joven que corría por los pasillos de la facultad.
—No tengo tiempo, Kaya. Lo siento mucho —Usopp pasó de largo junto a una muchacha delgada, de cabello rubio y corto.
—No, no, no. Estoy segura de que no has comido nada —Ella lo siguió y extendió su mano para agarrar al joven por el brazo. —. Ten esto y haz el favor de comerlo. Merry me dijo que…
—Gracias —Usopp se detuvo y miró a su amiga con muchísimo cariño, tomó la bolsa de plástico que la joven sostenía en su otra mano y le dio un beso en la mejilla. —. ¡Ahora ve a clases! tú también estás atrasada.
—El profesor de embriología no va a venir hoy —Usopp no logró escucharla porque emprendió nuevamente la carrera. Kaya se arrimó contra la pared, llevó su mano temblorosa hacia donde algunos minutos antes se habían posado los labios de su mejor amigo y expresó una sonrisa un tanto melancólica.
Usopp logró llegar al salón de clases segundos antes de que el profesor cerrara la puerta.
—Casi te quedas afuera —dijo una voz masculina a su lado.
—Me voy a volver loco con estos horarios.
Zoro trotaba a un ritmo constante el camino empinado que lo llevaría hacia las canchas de volley. En la facultad era muy importante que sus estudiantes tuvieran un deporte que pudiera desarrollar tanto sus capacidades físicas como también mantener una buena comunicación de equipo, así que entre el fútbol y el volley, escogió la segunda opción. Sentía que podía sacar más provecho a sus habilidades con ese deporte.
Zoro llegó a las canchas en donde el profesor y los demás alumnos se estaban preparando para el entrenamiento de esa mañana, así que descargó la mochila roja que llevaba a todos lados y se dispuso a hacer ejercicios de calentamiento.
Los partidos simultáneos que tenían programados para ese día, dieron comienzo y Zoro se encontraba en una racha bastante buena, pues lograba anotar puntos que poco a poco le aseguraba a su equipo la victoria, así que cuando terminaron los sets, el joven festejó alegremente junto a sus compañeros, aunque los gritos no se extendieron por mucho más tiempo, pues el decano de la facultad ingresó a las canchas.
—Jóvenes —saludó con su característica voz gruesa.
—Buenos días —respondieron al unísono los y las estudiantes mientras tomaban una posición de firmes.
—Garp, ¿qué te trae por aquí? — saludó el profesor al recién llegado.
—Estoy recorriendo las aulas en busca de voluntarios, esperaba que tus chicos puedan ayudarme, en especial los que están en riesgo de perder el semestre.
—Oye Zoro, ¿no estás batallando con inglés y matemáticas? — preguntó un joven a su lado.
—Y también en literatura —afirmó Zoro.
—Jóvenes, silencio —ordenó el profesor. —. Creo que aquí hay algunos a los que les interesaría ayudarte, ¿Verdad, Roronoa?
—Si, profesor Smoker.
—Bueno, Garp, ya lo escuchaste, puedes llevarte a los que quieras, total, todos tienen problemas en sus calificaciones.
—Me llevaré a los más musculosos —El decano procedió a señalar a tres muchachos, incluido Zoro. —. Vengan conmigo, vamos a ir al campus antiguo.
—Profe, ¿Y nosotras? —protestó una chica.
—No creo que esta actividad les interese a ustedes, en un futuro veré algo que sea más acorde para las chicas.
—¡No es justo! nosotras podemos hacer lo mismo que los hombres.
Garp se acercó a las muchachas y en un tono bajito les dijo algo para que los muchachos no escucharan, acto seguido, una serie de risas se escuchó desde el grupo femenino al tiempo en que el decano empezaba a dirigirse hacia la salida.
Los jóvenes elegidos agarraron sus mochilas con un poco de recelo ante las burlas de sus compañeras, pero aún así, siguieron al decano.
Mientras caminaban hacia las furgonetas que hacían el recorrido de un campus a otro, Zoro hacía cálculos en su cabeza. Se daba cuenta que los puntos extras no serían suficientes para salvar todas sus materias. En conclusión, debía alcanzar la nota máxima en todas las materias para asegurar el semestre.
—¡Zoro, espera! —Una voz se pudo distinguir a lo lejos. —, ¿Vas al depa?
—Ey, Franky, tengo que ir al campus viejo, algo para recuperar notas, pero no sé qué es.
—¿Te acompaño?
—Es que es un asunto con el decano.
—Entonces te espero en el bistro…
—No te he visto en la facultad, muchacho —Garp se acercó a Zoro y Franky interrumpiendo su charla.
—Aaaah, es que estudio mecatrónica —respondió de manera animada.
Garp observó al joven durante algunos segundos.
—¿Vas al gimnasio?
—¡Of course! —respondió Franky mientras presumía sus grandes bíceps, rotando los antebrazos para resaltar un par de estrellas que tenía tatuadas en los mismos.
—¿Te interesa ganar algunos puntos extra? Hablaré luego con Vegapunk para el trámite.
Usopp salía del salón de clases cargando todos sus materiales de escultura y debía dirigirse a los casilleros que estaban en la planta baja, para poder tomar sus materiales de pintura y subir nuevamente por las escaleras contrarias para ir al salón de arte. El joven amaba su carrera, pero debía admitir que no era la más valorada dentro de la universidad. Las diferentes aulas y los casilleros estaban dispersos por todo el campus viejo, además de los horarios de pesadilla e insumos que le resultaban carísimos.
Usopp terminó de tomar sus lápices junto a un difumino, cerró la puerta de metal del casillero y corrió gradas arriba. En el pasillo ya se encontraban sus compañeros, quienes no dejaban de murmurar entre ellos.
—Ey, Coby ¿Por qué no entran? — preguntó Usopp a un joven de cabello rosa.
—El profesor dijo que esperemos afuera en lo que alista lo de la clase — respondió el joven.
Usopp asintió, conocía al profesor de pintura desde hace años y sabía que podía tener ideas un tanto extravagantes, como esa ocasión en la que se robó el busto del rector Roger y lo puso en la mitad del salón para que los alumnos pudieran utilizarlo como modelo. El joven se encontraba tratando de imaginar la siguiente locura de su profesor de arte que no se percató de que la puerta del salón se había abierto, no fue hasta que escuchó algunas risitas desde adentro que despertó de sus ensoñaciones. Entró al aula con curiosidad y un grupo de hombres altos y musculosos cubiertos con batas blancas que estaban subidos en la tarima central llamó su atención.
— Hoy van a tener que dibujar el cuerpo de estos fortachones — explicó el profesor al tiempo en que subía a la tarima central. —. Les presento a sus compañeros de la facultad de educación física, quienes se ofrecieron como voluntarios para que ustedes sigan avanzando en su aprendizaje.
Los jóvenes de la facultad de educación física, saludaron con la mano a los estudiantes mientras los miraban con una expresión un tanto engreída. Les habían dicho que necesitaban cuerpos musculosos para que los muchachos de artes pudieran practicar anatomía y que dado que tenían una carrera que se especializaba en esculpir el cuerpo de los muchachos, les caería bien su ayuda.
—Voy a darles cinco minutos para que todos puedan alistar sus materiales —El profesor bajó de la tarima para darles espacio a los jóvenes. —. Cada alumno va a elegir a un modelo para dibujarlo lo más realista posible. Chicos, pueden quitarse las batas.
Los jóvenes sobre la tarima obedecieron de inmediato y revelaron su denudez ante el resto de estudiantes, quienes tuvieron que aguantar las miradas. Los profesores ya les habían advertido que llegaría el día en el que tuvieran que trabajar con modelos desnudos y que debían comportarse como profesionales, pero los cuerpos esculturales que tenían en frente, despertaba la envidia de los chicos y unas cuantas miradas lascivas de las chicas.
Usopp por su parte, sintió un ligero cosquilleo en la base de su estómago. Era la primera vez que miraba a un hombre desnudo en persona, y por alguna razón, no podía alejar su mirada de esos cuerpos esculturales. Los estudiantes se movilizaron hacia sus caballetes para empezar a dibujar y Usopp tuvo que caminar con prisa antes de que le ganaran el puesto que estaba justo en frente del muchacho con cabello verde. Lo había elegido ya que le parecía al más fácil de retratar. No tenía tatuajes como el tipo de cabello azul, en cambio, tenía varias cicatrices por todo el cuerpo, algo que definitivamente llamó su atención. Usopp empezó a trazar con un lápiz 2H la silueta del jóven que se encontraba justo en frente.
Los primeros minutos de la sesión no fueron tan malos, pero entre más tiempo pasaba, el cansancio empezó a apoderarse de los modelos, quienes tendían a moverse levemente para estirar los músculos y volver a su posición. Zoro, a pesar de la incomodidad y el frío, se mantenía firme en la postura, con la mirada dirigida hacia el techo y los bíceps flexionados para resaltar su musculatura, se podía ver la determinación en los ojos del joven.
A los alumnos se les había recomendado empezar sus obras desde la parte superior para evitar manchas sobre el lienzo y así lo estaba haciendo Usopp. Primero trabajó las sombras del cabello con un carboncillo fino, después pasó a los ojos y trató de colocar especial cuidado en retratar la cicatriz que el joven portaba en el párpado izquierdo, también trató de imitar el brillo de tres pendientes que colgaban en su lóbulo izquierdo. Hizo lo mismo en cuanto pasó al torso y se encontró con una nueva marca que iba desde el pectoral izquierdo y terminaba en el lado derecho de sus abdominales.
Conforme Usopp iba avanzando en su dibujo, por alguna razón empezó a sentirse nervioso. Su corazón se aceleró en cuanto tuvo que plasmar los vellos púbicos y tragó saliva con dificultad cuando empezó a sombrear el nacimiento del pene. Usopp sentía que iba a enloquecer de un momento a otro, pues el calor en sus mejillas era tan intenso que rápidamente se extendió por todo su cuerpo.
Entre descansos de quince minutos y sesiones de cuarenta y cinco, pasaron las cuatro horas destinadas a la clase de pintura. Para este momento, tanto los estudiantes como los modelos se encontraban exhaustos debido al esfuerzo, pero al menos habían terminado la jornada.
El profesor se levantó del escritorio ubicado en la parte trasera del aula y se dirigió hacia la parte central.
—Muchas gracias muchachos, han sido de mucha ayuda, ya pueden volver a su facultad —dijo para después mirar a sus estudiantes. —. Y ustedes chicos, guarden todos sus materiales y llévense sus lienzos a la bodega.
Los alumnos empezaron a guardar sus cosas mientras que los modelos se ponían las batas para ir a los baños. Usopp abrió su mochila y se encontró con la bolsita plástica que le había dado Kaya en la mañana. Sin pensarlo, agarró la bolsa y fue hacia el joven de cabello verde.
—Mu… muchas gracias —tartamudeó mientras extendía la bolsa hacia el sujeto. —. Sé que es agotador estar tanto tiempo posando.
Zoro, que estaba bebiendo un gatorade rojo , se vio sorprendido ante el gesto, y más por inercia que por otra cosa, extendió la mano para tomar la pequeña bolsa que el desconocido le extendía. Franky, quien en ese momento estaba recogiendo sus cosas se percató de esto y los observó con atención mientras una sonrisa burlona se dibujaba en sus labios.
—¡Se me hace tarde! —Usopp pareció despertar de algún tipo de trance, recogió sus cosas junto con el lienzo y salió corriendo del salón.
Zoro se quedó mirando hacia la puerta por la que había salido el muchacho sin saber qué hacer. Todo había sido tan extraño.
—¿No vas a ir tras él? —preguntó su amigo al pararse a su lado.
—¿Eh?, ¿De qué hablas?
—Bro, ya es hora de que consigas un novio, tomando en cuenta que lo que pasó con Mihawk ya fue hace mucho tiempo.
—¿Qué? ¿Y eso qué tiene que ver?, además, ni siquiera sé si ese muchacho es gay.
—Oooh, claro que lo es. Tu gaydar anda fallando mucho últimamente.
—¿Desde cuándo los heteros tienen gaydar?
—No es necesario tenerlo, estoy seguro de que toda la clase se dio cuenta de la manera en la que te miraba ese chico.
—En fin, y si fuera gay, tampoco lo consideraría, no es mi tipo.
—Quiero apostar algo.
—No utilices esa carta conmigo, no te va a funcionar esta vez.
—Si consigues el número de ese chico, lavaré tu equipo de entrenamiento durante dos semanas.
Zoro pensó un poco, la oferta era muy tentadora, pues lavar prendas sucias era todo, menos agradable, además, sin tener que lavar su ropa, podría tener más tiempo para estudiar, que era justo lo que necesitaba.
—Tres semanas si consigo una cita con él.
—Hecho, pero si no lo consigues…
Zoro no dejó que Franky terminara la frase y salió corriendo del lugar dejando atrás todas sus cosas. Corrió por los pasillos tratando de localizar al desconocido, y al no encontrarlo por ningún lado dijo para sí mismo "¿Qué tan lejos pudo haber ido?", estuvo a punto de regresar por sobre sus pasos, quizás luego podría averiguar por lo menos el nombre del chico, pero cuando iba a dar la vuelta, pudo ver a uno de los chicos del salón de arte ir hacia él con el bastidor entre sus manos.
—Disculpa, ¿deben llevar los cuadros a algún lado?
—Si, a la bodega, no podemos dejarlos en el salón de arte porque otros alumnos usan el aula para..
—¿Dónde está?
El muchacho torció los labios por un segundo para luego hablar.
—Sigue el pasillo, baja las gradas, gira a la izquierda y al fondo.
—¡Gracias! —Zoro volvió a correr tratando de no perderse en el laberíntico campus y llegó justo a tiempo para ver cómo el muchacho salía del salón.
Usopp se quedó estático por un momento al verlo así tan repentinamente, mientras Zoro pensaba en que primero debió elaborar alguna excusa para pedirle su número, así que dijo lo primero que le llegó a la mente.
—Quería ver el cuadro, ¿Puedo? —Tenía la esperanza de inventar algo en el camino.
—Esto… no está terminado, debo darle algunos detalles y luego… luego…
—Perfecto, entonces ¿puedo llamarte un día de estos para saber si ya lo terminaste? —Zoro estaba impresionado de que la conversación se estuviera acomodando a lo que él quería.
—Cla…claro —parpadeó un par de veces.
Zoro quiso sacar su teléfono celular y fue en ese momento en el que se percató de que seguía vistiendo la bata, en otras palabras, estaba todavía desnudo con un trozo de tela cubriéndolo. Eso explicaba las miradas de las personas que se había cruzado en el camino y también el nerviosismo del chico que tenía enfrente.
—¿Tienes algo con qué anotar? —preguntó Zoro un tanto apenado.
Usopp sacó su teléfono celular y se lo extendió a Zoro, quien marcó los números de su propio teléfono para después apretar el botón de llamar, dejó que timbrara un par de veces y colgó.
—¿Cuándo crees que esté listo?
—Tengo que entregarlo el viernes y… y…
—Te llamaré el viernes entonces. —Le devolvió el teléfono a Usopp sin antes guardar su número en él. —Me tengo que ir.
Zoro se marchó alzando una mano a manera de despedida, mientras que Usopp se quedó a la puerta del aula con las piernas temblorosas y el corazón latiendo a mil revoluciones por minuto, sabía que eso no era posible, pero así lo sentía él. Decidió apoyarse contra la pared y al sentir que las piernas le flaqueaban lo mejor sería sentarse en el lugar y esperar a que el pánico pasase.
Tuvo que resignarse a perder la siguiente hora de clase.
Continuará
Vaya, muchas gracias por haber llegado hasta aquí, y a los que leyeron el testamento de arriba, muchas gracias a la segunda potencia.
A este fic le estoy teniendo demasiado cariño porque aquí estoy volcando muchas cosas personales, cosas que he aprendido a lo largo de los años y algunas tonterías en las que yo me he visto envuelta debido a malas decisiones, así que sí, podría decir que este fic es el más personal que he escrito.
Espero que disfruten esta aventura que en la actualidad ya lleva 8 capítulos escritos íntegramente y tengo planeados algunos más. Trataré de publicar cada 1, 11 y 21 de cada mes, así que tienen contenido asegurado hasta inicios de abril (El cumpleaños de nuestro narizón favorito.)
Sin nada más que decir, pueden apoyarme comentando esta historia y siguiéndome en facebook o tiktok "Chisheccid fanfics" en ambas redes. El feedback es muy importante para mí, así que háganme feliz con eso XD.
