Harry Potter pertenece a J.K Rowling y no me atribuyo la propiedad de nada más que mis tramas originales y OCs
Descubrimientos Impactantes – II.
Había pasado una semana entera desde que Harry había despertado en aquella realidad alternativa tras su muerte a manos de Quirrell.
Todos los días desde su despertar, Harry lo paso en compañía de Tuffy, su elfina domestica personal, emparentada distantemente por sangre con el propio Harry.
Tras un desayuno suntuoso, procedían a recorrer los diferentes recovecos del Castillo Peverell, y luego; a eso de la una de tarde, almorzaban en la habitación de Harry, el tiempo hasta la cena lo dedicarían a la lectura.
Harry por su parte se vio inmerso en el interesante diario de Grimm Peverell, que tenía casi tres mil páginas de puras historias de los primeros veinte años de vida de su antiguo ancestro.
Era una lástima que se dedicara a describir los eventos, pues mucha de la magia que utilizo a lo largo de sus primeras aventura era verdaderamente atractiva para el joven Harry.
Tuffy por su parte se contentaba con leer los distintos libros de cuentos, fabulas y leyendas que había recopilados en el Castillo. Estos tenían una sección propia que era casi el triple de grande que la destinada a la historia de la Casa Peverell.
Hasta ahora Harry había aprendido una serie de interesantes cosas:
1. Grimm Peverell nació en una tribu picta en la región de Caledonia cerca del 1300 antes de Cristo.
2. Era hijo de druidas, y fue bendecido con el don de sus padres.
3. Combatió en muchas guerras tribales desde los 13 años de edad en adelante.
4. Su familia creo un hechizo capaz de devastarlo todo, una especie de llamas con vida propia que requería de un sacrificio humano ritual para ser lanzado.
5. Tras la muerte de sus padres, y el completo exterminio de su tribu a manos de los centauros, Grimm dedico gran parte de su tiempo a socavar a la muerte, para ello se propuso crear artefactos que pudieran contrarrestarla, evitarla y controlarla, pero con la magia de la antigua Britania era imposible de lograr, por ello a los veinte años decidió abandonar las Islas y viajar al Continente.
Allí terminaba el diario, describiendo su llegada a las regiones de las tribus celtas de la vieja Celtica.
Tuffy le mostro una vieja historia escrita por Beedle el Bardo, la fábula de los tres hermanos, que llevaba bajo el título, el escudo de armas de la Casa Peverell, el triángulo con el circulo en medio y una línea atravesándolo. Según Tuffy, que escucho la historia de su abuelo, el símbolo representaba una varita mágica, una piedra y una capa de invisibilidad.
La Casa Peverell había sido propietaria de la varita, pero Antioch Peverell el antepasado de su línea, la perdió junto a su vida mientras se batía en duelo con un Señor Oscuro cerca de mil años atrás.
Harry leyó los registros sobre la genealogía de su familia, y se sorprendió muchísimo cuando descubrió que su familia comenzaba con Grimm Peverell, quien se caso con una bruja proveniente de Grecia, y con quien tuvo solo dos hijos.
El mayor era de quien descendía el resto de la familia, siendo el padre de los tres hermanos de la fábula.
La Casa Peverell de la que Harry formaba parte era descendiente de la línea de Antioch Peverell, el hermano mayor de la fábula, y guardián de la Varita de Sauco.
La línea de Cadmus Peverell, el hermano de en medio termino con su hija, quien tras la prematura muerte de sus padres contrajo matrimonio con la Casa Gaunt, traspasando la Piedra de la Resurrección de Lord Gaunt en Lord Gaunt a partir de entonces.
Por ultimo la línea de Ignotus Peverell termino con su nieta, Iolanthe Peverell quien se caso con Hardwin Potter, y con ello la Capa de Invisibilidad Perfecta comenzó a pasar de padre a hijo primogénito varón de forma ininterrumpida.
…
…
Si bien Harry pretendía investigar mucho más, sus viejos hábitos le impidieron quedarse quieto por mucho tiempo. Motivo por el cual, al octavo día de su despertar en aquel mundo alternativo, se propuso dejar el Castillo para explorar los terrenos de la Casa Peverell.
Cuando expreso su deseo de visitar los puntos de interés dentro de las tierras de Peverell, Tuffy insistió en actuar como su guía.
Su primera parada fue en el pueblo al pie del Castillo, las construcciones eran pintorescas y antiguas, evocaban en Harry una sensación mágica, pues parecía estar congelada en el tiempo, eran chozas construidas con ladrillos y techumbres hechas con paja y barro, parecían pertenecer a una especie de aldea romana de la Edad Media. Aunque de apariencia modesta, cada casa estaba decorada con piezas de madera talla que coronaba sus pórticos y ventanas, sus paredes eran recorridas por una gran variedad de flores trepadoras.
En el centro de la aldea se encontraba un enorme circulo ritual, con grandes pilares de piedra tallada que rodeaban una especie roca enorme rectangular que actuaba como una especie de mesa.
Tristemente, las calles estaban desiertas, y si lo que Tuffy relato sobre el pueblo, lo había estado por mas de mil años. Las casas eran mantenidas por elfos domésticos destinados exclusivamente para tal propósito.
Tras dejar atrás aquel lugar, se dirigieron a un par de millas de distancia del Castillo, por el camino principal que abandonaba la aldea.
Llegaron así a los campos, donde se encontraban sembradas varios tipos de cereales, cebada, trigo, maíz, avena, eran los que más extensión ocupaban, pero también había campos de calabazas, verduras y hortalizas variados. Parcelas con arboles frutales, etc. Lo más curioso de todo, era que parecían estar listos para cosechar, incluso si algunos no eran de la misma estación. En los campos se podía ver trabajadores, elfos domésticos labrando la tierra, cosechando frutas y verduras, segando el trigo, y demás cereales.
Tuffy explico que después de que los magos y brujas dejaron de vivir en el pueblo, fueron los elfos quienes se encargaron de dichas tareas, y que la magia del Castillo permitía que lo que creciera no se echara a perder, y pudieran crecer en cualquier clima o estación.
Los campos parecían no tener fin, y Harry desistió de continuar explorándolos. Pero, decidido a conocer más sobre las tierras de su familia, le pidió a Tuffy que lo llevara a los diferentes lugares de interés del territorio.
Así, Tuffy lo llevo a la linde de un gran bosque, con arboles de aspecto hermoso, con hojas de tonos amarillos, rosados, rojos y plateados.
Tuffy lo llamo el Bosque Sagrado, un lugar donde habitaban criaturas mágicas como centauros, unicornios, faunos, hadas y en algunos de los viejos arboles muy cerca del corazón del bosque, habitaba una colonia de Bowtruckles.
Cuando Harry pregunto si podían entrar, Tuffy lo detuvo.
—Este bosque no es demasiado malo, pero nadie entra allí, las criaturas del bosque no gustan los invasores —explico asustada.
Harry no pudo evitar asentir, pues no quería ponerla en peligro.
—Esta bien, Tuffy —dijo resignado— ¿vamos al siguiente lugar?
La elfina lo tomo de la mano, y se apareció en otro lugar llevando con ella a Harry, se trataba de otro bosque, pero parecía sombrío y siniestro.
—Este es el Bosque del Mal, Harry no debe entrar allí nunca —explico la pequeña elfina— este lugar es malo, muchas criaturas oscuras, Thestrals, Lethifold, Inferis, cosas malas, muy malas. Aquí antes hubo ciudad de vampiros, pero ya no más, se fueron junto a los aldeanos del pueblo fuera del Castillo, eso dicen los elfos mayores.
Harry asintió un tanto asustado, el bosque era aun más tétrico que el bosque prohibido, y cuando estuvo allí se encontró con Voldemort, definitivamente no tenia planes de entrar en aquel bosque, y mucho menos si Tuffy lo llamaba Bosque del Mal.
—Entiendo… ¿Vamos a otro lugar? —pregunto Harry.
Tuffy solo asintió, lo tomo de la mano otra vez y se aparecieron en otro lugar.
Repitieron esto varias veces, hasta que Harry perdió el interés en explorar, finalmente, simplemente le pidió a Tuffy que lo llevara a los limites de las Tierras de Peverell.
La elfina lo complació, llevándolo primero al borde de un acantilado que daba directamente al mar.
Era a casi mil metros de altura, y bajo el acantilado el mar rugía al romper contra los roqueros, la niebla parecía envolverla los bordes rocosos como si trataran de ocultarlos al mundo, en la dirección contraria, Harry pudo ver una empinada colina que descendía hacia una planicie, y en el horizonte era posible ver una oscura línea boscosa, casi imperceptible por la distancia.
Pidió entonces Harry, que le llevaran al borde opuesto de los terrenos, y nuevamente Tuffy cumplido.
Se encontraban en una playa rocosa, donde las piedras grises cubrían la superficie antes de adentrarse en el mar, la niebla comenzaba nuevamente a unos cien metros de la orilla, y parecía envolver la tierra, impidiendo que pudieran navegar fuera de los terrenos a través del mar.
Tres veces se repitió la petición de Harry, y tres veces se encontró de cara al mar, parecía ser que las Tierras de Peverell eran en realidad una isla. Y una enorme por lo demás.
Harry y Tuffy regresaron al Castillo, y se dirigieron a la biblioteca.
…
…
Boockart el gruñón bibliotecario ya se había acostumbrado a que la pareja de niños visitara la biblioteca para investigar o simplemente leer. Por lo que cuando los vio pasar por la puerta, simplemente les pregunto, sin apartar la vista de un enorme tomo de amarillentas hojas que se encontraba leyendo.
—¿Qué quiere el amo Peverell el día de hoy? ¿Material de investigación? ¿Libros de cuentos para Tuffy? ¿O algo en particular? —su voz era amable, pero el tono ligeramente chillón y rasposo seguía estando allí.
Harry lo pensó por un momento, pues no sabía exactamente que preguntar. Tuffy por su parte se adelantó.
—Tuffy solo ira a leer cuentos —dijo la elfina adentrándose en la biblioteca en dirección a su sección favorita después del gruñido de asentimiento de Boockart.
—¿Y usted, amo Peverell? —pregunto con un deje de impaciencia.
—Eh… yo… —Harry seguía sin saber como explicarse, así que simplemente pregunto— ¿Sabes algo sobre el territorio de la Casa Peverell?
El gruñón y anciano elfo levanto la vista de su libro con notorio pesar, tomo una cinta de tela y la puso para marcar la página, tras lo cual cerro su libro y se levantó.
—Claro, amo Peverell —respondió con un tono resignado— considerando lo mucho que abarca su pregunta, y todo el material que tendría que consultar… supongo que responderé lo que quiera saber en su lugar.
Boockart camino hasta una mesa circular rodeada de cómodos sillones. Harry lo siguió y se sentaron para conversar.
—Entonces, ¿Qué quiere saber de los terrenos, amo Peverell? —pregunto el anciano elfo.
—¿Por qué están deshabitados? —pregunto Harry
—Por que la Casa Peverell quiso ocultarse, y no podía hacerlo si quedaban habitantes en sus tierras.
—¿Por qué nos ocultamos? —pregunto Harry en seguimiento.
—Lord Peverell salió de las tierras para cazar a un Señor Oscuro, y llevo con el la reliquia de la Casa Peverell, pero murió allí afuera y perdió la reliquia, su hijo decidido que era demasiado peligroso que los Peverell existieran públicamente, así que sello a la familia en sus tierras, y expulso a los habitantes.
A Harry eso no le gusto, desalojar a todos por capricho, no le parecía correcto.
—¿Quiénes vivían en nuestras tierras antes de eso?
—Oh, un poco de todo, en realidad, si hay que darle crédito a los registros, Vampiros, Hombres Lobo, Duendes, Veelas, Centauros, Hadas, Enanos, Gigantes, y muchas otras criaturas mágicas inteligentes, claro si consideras que organizarse en tribus es suficiente requisito para considerarlos así.
Eso era extraño, nunca supo que hubiera tantas criaturas inteligentes, solo conocía a los centauros, y no parecía que les gustaran los humanos.
Finalmente, Harry hizo la pregunta que tanto le había estado molestando tras visitar distintos puntos de los límites del territorio Peverell.
—¿Qué tan grande es esta isla? —pregunto.
Boockart solo lo miro y sonrió.
—Tanto como la isla en que viven los Leprechauns.
Harry había escuchado de ellos… pero, ¿no eran los duendecillos de las ollas de oro de los mitos muggles?… eso significaría… que las Tierras de Peverell eran tan grandes como Irlanda.
