Capítulo 14: Seg, la brutalidad sin escrúpulos.
Disclaimer: Los siguientes personajes (de Megaman, Queen's Blade, Sora No Otoshimono y Saint Seiya) pertenecen únicamente a sus respectivos dueños.
—¿Creíste que con esa insignificante flor podías matarme? —dijo con una mirada demencial el de chaqueta— ¡Prepárense! ¡Ahora sí usare mi verdadera fuerza y me encargare de enviarlos al otro mundo! —dijo antes de ponerse en posición de combate, mientras que crecía la desesperación en sus oponentes.
Afrodita tuvo que dejar su sorpresa para después, ya que tuvo que esquivar a Seg y al mismo tiempo contratacar con sus rosas.
—¡Haa! —Seg concentró su energía en todo su cuerpo y, apenas las rosas impactaron, se evaporaron al igual que la rosa blanca que le había lanzado anteriormente Afrodita.
—¿Cómo es esto posible? Está destruyendo mis rosas instantáneamente solo con su energía —se preguntaba el de Piscis, sin quitar la cara de asombro y a la vez desesperación que tenía.
—Bueno, si te interesa saber, estoy generando una barrera en mi cuerpo, así como una capa más que protege mi cuerpo de cualquier cosa que quiera dañarme —rio levemente con su expresión enfermiza el albino.
—¡Imposible! ¡Rosa Piraña! —atacó el caballero dorado, pero su oponente esquivó las rosas y luego las destruyó con una ráfaga de energía.
—¡Atrapado! —aprovechó la oportunidad para tomar por el cuello a Afrodita.
—Eres un tonto ¿Acaso no sabes que mi sangre tiene un veneno que hace intocable mi cuerpo? —dijo el caballero de la doceava casa— ahora morirás por el efecto del mismo.
—No, no me pasara nada —contestó el albino, añadiendo presión al cuello del sueco— claramente no recuerdas lo que te dije, tengo una capa de energía que protege mi cuerpo de cualquier cosa, incluso tu veneno.
—Ra-rayos —gruñó con frustración el caballero representante de la belleza.
—¡Muere, caballero de Athena! —Seg iba a atravesar a Afrodita con su puño, pero fue detenido por el corte de una espada, algo que le causó retroceder por instinto y por temor a que generara una ruptura en su barrera.
—M-Mirim… —sonrió levemente el sueco mientras veía a la joven.
—¡Afrodita! ¡¿Estas bien?! —preguntó preocupada la usuaria de la armadura de hipervibración, acercándose al caballero de oro que estaba en el suelo.
—Si… tranquila, yo estaré… bien —dijo el de Piscis tratando de soportar su dolor.
—¿Van a seguir las interrupciones? ¡Hoy tendré que cavar muchas tumbas! —dijo Seg aproximándose a sus enemigos.
—E-escúchame, Mirim, quiero q-que huyas junto con Katja e Ikaros y ayuden a Saga y los demás, para que después ellos se enfrenten a este monstruo —dijo parándose con dificultad el caballero de la doceava casa— Yo trataré de detenerlo lo suficiente.
—¡No voy a dejarte aquí! —decía la joven de la mejorada armadura de valquiria.
—Hazme caso, y por favor no olvidas llevarte al tonto de Mascara de la Muerte —rio bajo el caballero sacando unas rosas negras.
—¡Por favor, estoy harto de esta mala novela! ¡Mueran de una vez! —el experimento biológico lanzó una ráfaga de energía con la que mando a volar a ambos.
—¡Vete de una vez Mirim! —insistió Afrodita tratando de levantarse, había absorbido la mayor parte del reciente ataque.
—¡No, yo peleare! —Mirim se lanzó contra el rival, aunque este la evadió y la tomó por el cuello.
—Eres valiente ¿Sabes? atacarme es un suicidio para alguien con tan bajo poder como tú —rio Seg presionando lo que le resultaba un cuello frágil.
—No voy… a rendirme tan fácil —con todas sus fuerzas Mirim dio un corte horizontal que apartó a Seg— ¡Haaa! —atacó la joven de cabello verde, tratando de resistir la vibración de su armadura.
—¡Insolente! —ataco el hombre de ojos rojos, golpeando de lleno a la chica con una ráfaga de energía— ¡Se terminó todo para ustedes, par de ratas! —el albino concentró nuevamente energía en su mano derecha y luego la lanzó con gran potencia.
—¡Apollon! —interfirió con cierta dificultad Ikaros, desviando el ataque.
—Hasta que por fin te decides a pelear —dijo Seg con una mirada sádica.
— "Hmm, así que Ikaros va a pelear con Seg" —pensaba Katja atenta a la pelea— "¿Acaso está intentando ganar tiempo? ¿O tiene la suficiente fuerza para lograrlo?" —dudaba de esto último la rubia.
Mientras, al lado de ella se encontraba Aioria, que todavía estaba inconsciente, con la cabeza recostada en el regazo de Hana.
— "Aunque, si lo pienso bien, ni siquiera tres caballeros dorados pudieron contra este sujeto" —reflexionaba Ekaterina, volteándose a ver a Aioria.
El león dorado se encontraba tirado en la más profunda oscuridad, no podía ver nada excepto a él mismo ¿Era todo producto de su mente? ¿Desvaríos de un hombre moribundo?
—Hermano —resonó una voz conocida para el caballero.
—A-Aiolos… —buscó con la vista a su hermano pero no había nadie. De repente apareció una gran luz y, al apagarse un poco, pude ver a su hermano y a Athena— Lo… siento, les falle a ambos —decía el de Leo apretando los puños.
—Eso no es cierto, todavía puedes seguir Aioria —dijo agachándose el dorado de Sagitario.
Fuera de la mente de Aioria, la pelea de Ikaros y Seg parecía ser pareja, hasta el momento solo habían intercambiado ráfagas de energía sin éxito de golpear al rival.
—¡Artemis! —atacó Ikaros.
—¡Atomic Panel! —el albino creó una barrera que detuvo todos los disparos. A pesar de su amenaza de usar todo su poder, el veneno recibido de la Rosa Blanca y la posibilidad de que su defensa fuera quebrada, le provocaban actuar con cierta precaución en sus movimientos.
Apenas se dispersó la pequeña nube de humo, Ikaros golpeó en el rostro a Seg con un puñetazo.
—Descarada —se tocó el rostro Seg fingiendo estar ofendido, luego detuvo un nuevo puñetazo de Alpha, comenzando a forcejear con la angeloid.
En ese momento, Saga y los demás caballeros que quedaron fuera, estaban peleando contra los prototipos biológicos (PB)
—¡Réquiem de Cuerdas! —atacó Seth, golpeando a tres de los PB. Sin embargo, otros dos lo atacaron por detrás— N-no los vi venir —estaba a punto de ser golpeado nuevamente, pero Saga derroto a los dos.
—Deberías cuidar más tu guardia ¿O acaso yo y mi hermano no te enseñamos nada? —dijo el caballero de Géminis con seriedad.
—Ustedes dejaron de ser mis maestros hace rato —dijo Seth levantándose y dirigiéndose contra los otros PB.
—Estúpido aprendiz —dijo en voz baja y para sí mismo el dorado de la tercera casa.
—¡Revolucion de Polvo Estelar! —atacó Mu, derrotando a varios de los enemigos.
—Hay que admitir que son resistentes —dijo suspirando un segundo Aldebarán, notando que otros PB y demás soldados se acercaban.
—Esto sí que esta difícil —rio de manera nerviosa Axl, iniciando otra vez el fuego contra los enemigos.
—¿Te ayudo con eso? —preguntó sonriente Alice.
—Sí, siempre viene bien algo de apoyo —le devolvió la sonrisa el reploid de cabello naranja, comenzando ambos a disparar hacia el enemigo.
Dentro de la fortaleza nevada, Ikki y Elina se encontraban en uno de los edificios corriendo por los pasillos y eliminando a los pocos guardias que había.
—Esto es demasiado sencillo —comentó Elina, mirando a el Fénix.
—Sí, esto no está bien —dijo pensativo el caballero.
De repente, un ataque de energía destruyó parte del pasillo, y casi golpeó al caballero de bronce y su aprendiz.
—Mucho tiempo sin vernos, Fénix —rio una voz perteneciente a alguien que surgía de entre el polvo.
—Pensé que habías muerto cuando peleamos en el Hades —dijo poniéndose en posición de combate el mencionado.
—Así fue, pero ahora será diferente —dijo finalmente presentándose el conocido por Ikki— yo, Aiacos de Garuda, te derrotare.
—Yo también he vuelto para vengarme, Elina… —se escuchó otra voz, aunque esta vez femenina.
—Hmp, eres tu —dijo la rubia mirando con desprecio a Nyx, que salía de la nube de polvo— ya ni siquiera recuerdo tu nombre.
—Miserable, me las pagaras y entonces tal vez podrás recordar algo más que mi nombre —dijo furiosa la castaña— además, gracias a lord Berlion mis poderes son mayores que antes.
—¡Basta de charla! —exclamó Aiacos, atacando a Ikki y Elina— ¡Aletazo de Garuda!
—¡Ave Fénix! —contrarrestó el ataque el de bronce, dando inicio a la pelea.
En el exterior de la fortaleza, Ikaros seguía forcejeando con Seg.
—Parece que ya estas llegando a tu limite —rio levemente el albino— Es una lástima… —dijo por ultimo añadiendo más presión.
— "No… todavía no puedo rendirme" —decía en su mente Ikaros. Luego le dio una doble patada a Seg para apartarlo— ¡Artemis! —atacó apenas lo apartó.
—Carajo, tenía un truco bajo la manga —el de ojos rojos se incorporó luego del ataque (cabe mencionar que aún se encontraba en el aire) en completa alerta para no ser atacado por sus otros enemigos. Justo cuando se volteó buscando a su oponente, recibió una fuerte patada en la espalda que lo envió a caer en picada contra el suelo— Maldita… —apenas tuvo tiempo de decir esto, ya que la angeloid lo golpeó con un puñetazo justo en el rostro mandándolo hacia un costado.
—¡Hephaestus! —apareció Alpha rápidamente detrás del albino, atacando con el poderoso cañón.
—¿Acaso… lo logro? —quedó sorprendida Katja al ver la destrucción del ataque de Ikaros.
—No, ese tipo apenas ha recibido daños —dijo Mascara de la Muerte, caminando con dificultad.
—Jeje, ese sí que fue un buen golpe —decía Seg en el suelo antes de volver a levantarse.
— "¿Cómo? Lo había golpeado con todas mis fuerzas" —pensó la angeloid aparatándose rápidamente del joven de chaqueta.
—¿Sabes? Ahora sí que estoy enojado —dijo completamente de pie el joven de cabello platinado— Tengo que felicitarte, porque lograste destruir una parte de la capa de energía que cubría mi piel. Y… ahora, como premio, te mataré usando todas mis fuerzas —dijo para luego soltar una maniática y desagradable carcajada, digna solamente de alguien en un estado de locura— Comencemos…
—¡Artemis! —la "Reina de Urano" ataco al albino, pero este ya se encontraba detrás de ella.
—Muy lenta —se burló Seg, dándole un rodillazo en la espalda para luego aparecer frente a ella y propinarle varios golpes de los que la angeloid no podía defenderse. Casi parecía que todo lo anterior no había sido más que una puesta en escena.
En el campamento, a Tomoki le había dado un gran escalofrío.
—¿Tomo-chan te encuentras bien? —preguntó Sohara acercándose.
—Si… solo tuve un mal presentimiento —dijo Sakurai.
—¿Estas preocupado por Ikaros y las demás, verdad? —preguntó Sugata, a lo que Tomoki asintió— Se de alguien que puede hacernos saber qué pasa.
—¿En serio? —preguntaron los otros dos.
—Sí —dijo el 'senpai', haciendo un gesto de que le siguieran.
—Así que quieren saber cómo va la batalla —dijo Kanon pensativo ante el pedido.
—Sí, según tengo entendido, tú puedes abrir portales que muestran cualquier lugar que quieras —dijo Sugata, acomodándose los lentes.
—Bueno, en parte es cierto, aunque no sé si puedo hacerlo en este mundo —dijo el de cabello azul— Sin embargo, no pierdo nada con intentarlo.
—Gracias Kanon-san —agradeció con una sonrisa Sohara.
—Como digan —comenzó a concentrar su cosmos, logrando abrir un pequeño portal que mostraba la pelea— Tal parece que lo logré, pero no sé qué tanto va a durar —dijo el hermano de Saga.
—¿Puedes ver donde se encuentran Ikaros y las demás? —preguntó Tomoki.
—Está bien —primero Kanon mostró las imágenes de Nymph y Astraea corriendo junto con los demás por los pasillos de la fortaleza— No fue tan difícil como pensaba, ya que puedo sentir el cosmos de los que las acompañan.
—¿Qué hay de Ikaros? —insistieron Sohara y Tomoki.
—Sean pacientes, no soy un televisor —dijo con algo de fastidio, tratando de buscar a la angeloid por medio de los signos vitales de sus camaradas— Hubo un gran estallido de energía hace poco —abrió los ojos sorprendido Kanon.
—¿Un estallido de energía? —preguntaron los de Sorami.
—Sí, veamos de que se trata —se concentró nuevamente la "sombra" de Géminis, mostrando por el portal la imagen de Seg apaleando brutalmente a Ikaros.
-—Ikaros… —los ojos de Sakurai se abrieron de par en par, viendo con terror la escena, mientras que a Sohara se le escapaban las lágrimas.
—¿Qué paso con ese valor de antes? —rio el albino de chaqueta agarrando del cuello a Alpha.
—A-Amo… —Ikaros comenzó a susurrar recordando a Tomoki.
—¿Acaso ya comenzaste a delirar? No pensé que alguien como tu podía hacer eso —comenzó a golpear lenta y brutalmente a la angeloid.
—Amigos… —comenzó a recordar todos sus seres queridos.
—¡Haa! —el albino le dio un golpe ascendente a su indefensa contrincante, para enviarla por las nubes. Cuando ya estuvo a suficiente altura, apareció detrás de ella y le asestó un golpe de "martillo" que dirigió a la angeloid a colisionar contra el frio y nevado suelo— Tienes unas alas muy bellas —dijo Seg en cuanto estuvo cerca, comenzando a apretar y estirar una de las alas de Ikaros— ¿Te importa si me llevo una de recuerdo?
—Amo… —volvió a susurrar Alpha, para luego soltar un gran grito de dolor cuando el albino le arrancó con violencia una de sus alas.
—¡Ikaros! —exclamaron sus amigos que estaban viendo la batalla.
—Me la guardaré como trofeo —Seg sacó un cubo parecido al de Jackie, nada más que esta era de un rojo intenso. El cubo absorbió el ala cortada por el experimento biológico y, acto seguido, este lo guardó en su chaqueta— ¿En que estábamos? —empezó a golpear con pequeñas ráfagas de energía a la angeloid de cabello rosa.
—Saga tenemos que interferir rápido, de otro modo la matara —dijo Mu forcejeando con tres PB.
—Lo sé, el problema es que estos guerreros son más fuertes de lo que esperaba —gruñó bloqueando un golpe de los adversarios— No podemos interferir, aunque queramos —dijo casi con fastidio el geminiano, aunque conociendo la posibilidad de que el enemigo podría finiquitar el asunto en cuanto trataran de ayudar.
—Jeje, parece que ya me divertí bastante contigo, es una lástima —rio el albino de chaqueta generando energía en su mano mientras contemplaba a la angeloid con graves heridas y ropas desgarradas— ¡Descansa en paz! ¡Atomic Blast! —lanzó su ataque de mayor tamaño que los demás sepultando bajo el suelo glaciar a su oponente, sin que nadie pudiera llegar a detenerlo.
—¡Ikaros! —gritó Tomoki, cayendo de rodillas ante la imagen que tenía en frente. Sohara casi se desmayó ante lo ocurrido, era algo impensado, Ikaros había muerto.
—¡Nymph-sempai! —exclamó Astraea, parando de correr por las escaleras de la fortaleza al igual que sus compañeros— ¿Sentiste eso?
—… —la angeloid de cabellos azules quedó muda, al mismo tiempo que comenzaba a derramar pequeñas lágrimas.
—¿¡Nymph-sempai, que ocurre!? —insistió la rubia con más preocupación.
—La energía de Ikaros… ha desaparecido —contestó, tratando de contener sin éxito las lágrimas, Beta.
—No puede ser… no puede ser cierto que Ikaros-sempai… —quedo con las rodillas en el suelo Delta, tratando de asimilar la información.
—Nymph, ¿Qué le sucedió a Ikaros? —preguntó Zero acercándose a ella. La angeloid de tipo guerra electrónica lo abrazó, aferrándose con fuerza a él y comenzando a sollozar.
—Ikaros… Alpha ha… —trataba de responder y contener la tristeza la angeloid— muerto.
Todos quedaron con expresiones de estupefacción e impotencia ante la noticia. Zero abrazaba a Nymph y trataba, sin mucho éxito, de consolarla.
—Astraea… —Shun se agachó y le tendió la mano para levantarla.
Pasados unos minutos de espera, decidieron seguir el camino, con Nymph y Astraea todavía afectadas por la muerte de Ikaros.
Por su parte, los demás grupos también corrían buscando la puerta dimensional, sin enterarse de lo ocurrido.
—Uno obstáculo menos —se sacudía la nieve Seg como si nada hubiera pasado, con su expresión de demencia todavía en el rostro, presenciando el enorme orificio que había hecho en el suelo congelado— ¿Ahora, quien será mi próxima víctima? —rio, dando vuelta la mirada y observando a Katja, Mirim y los tres caballeros dorados malheridos.
