Capítulo 16: Vuelve con nosotros, Ikaros.

Disclaimer: Los siguientes personajes (de Megaman, Queen's Blade, Sora No Otoshimono y Saint Seiya) pertenecen únicamente a sus respectivos dueños.

—Asegúrense de llevar ropa adecuada a las condiciones —les indicó Cinnamon a los jóvenes de Sorami.

—Gracias por el consejo, Cinnamon-san —agradeció Sohara. Y no era para menos, si bien Kanon había aceptado llevarlos a la batalla, no podía asegurar su bienestar, en ningún sentido.

—Y también gracias por estas armas que nos prestaron —dijo Sugata para entonces proceder preguntar a los reploids— Por cierto ¿De dónde sacaron estas armas?

—Son armas que Axl y Zero ya no usan por considerarlas obsoletas o de respaldo —respondió Marino.

—¿Cómo pueden considerar armas como estas obsoletas? —cuestionó Mikako, mirando de forma "cariñosa" la 'Z Ichimonji' (espada de Zero en Command Mission) que traía en su mano derecha y la 'Manhunter' que perteneció a Axl.

—Eso pregúntenselo a ellos —contestó con una leve risa Spider, que se encontraba en un rincón jugando con sus cartas— Por cierto, chico, llévate esto —le lanzó tres cartas a Tomoki.

—¿De qué me servirá esto? —preguntó observando los naipes Tomoki.

—Son cartas que modifiqué para explotar solamente al hacer contacto con una superficie de metal —explicó, para luego volver a "matar el tiempo".

—Bueno, creo que ya tenemos todo para partir —dijo Sugata.

—Suerte —saludaron los cuatro hunters, antes de que los jóvenes se marcharan a ponerse ropa adecuada para el clima (extraña coincidencia que llevaran más de un atuendo en una mochila cuando fueron por el portal que los dejó atrapados en ese mundo).

—¿Están listos? —preguntó Kanon al ver llegar a los de Sorami.

—Sí, pero la pregunta sería: ¿Conseguiste abrir el portal? —interrogó Tomoki.

—Nunca subestimen a un caballero —dijo el siempre orgulloso guerrero de géminis, concentrando un poco más su cosmos para hacer aparecer el portal— ¡Apresúrense, no estará abierto por mucho! —advirtió a Tomoki y los demás, que no dudaron y saltaron al portal seguidos por el propio Kanon, que se metió en el último instante.


—Aquí vienen —anunció Saga, que se encontraba frente al portal junto con Seth— Creo que querrás moverte para que no ocurra nada.

—¿A qué te refieres? —preguntó Seth viendo a su superior, pero cuando volvió la vista hacia el portal fue embestido por una de las personas que salió de allí.

—A eso —fue la respuesta del 'maestro' a su ex 'estudiante', que se encontraba aplastado.

—¿Ah? Lo siento Seth-kun —hasta el momento el caballero se encontraba siendo asfixiado por los atributos de Sohara.

—No hay problema —respondió con la cara roja como un tomate el de Arpa.

—Oh, por supuesto que no los hay —dijo riendo por lo bajo Tomoki.

—¿Dónde se encuentra el lugar donde cayó Ikaros? —se apresuró a preguntar Sohara.

—Por allá —señaló Saga— pero no sé cómo esperan sacarla, suponiendo que se encuentra a una gran profundidad.

—Pues… —Tomoki bajo la cabeza con decepción, improvisar tenía sus consecuencias.

—Pensé que tenías algún plan Sakurai-san —le dijo Sugata.

—No, realmente no —admitió con algo de vergüenza el estudiante.

—Por suerte, antes de irnos, Cinnamon me dio este dispositivo para respirar bajo el agua —dijo el albino, mostrando un artefacto parecido a las máscaras de buceo.

—Es un alivio —suspiró Sakurai.

—Imbécil, casi me haces pensar que los traje aquí por nada —reprochó Kanon para luego volver a su expresión usual— De todas formas, es imposible que sobrevivas a estas temperaturas.

—No sabré si no lo intento —dijo con determinación el joven de Sorami, caminando hacia el enorme hueco que había dejado Seg en el suelo congelado.

—Espera —le detuvo una mano que le agarraba el hombro.

—¿Eh? —se volteó confundido al ver que Seth lo había detenido.

—Es obvio que no sobrevivirás, pero yo tal vez si —dijo quitándole el dispositivo de respiración a Tomoki.

—Pero… —le quedaron viendo sorprendidos los habitantes de Sorami y también sus compañeros de armas.

—Una parte de mi entrenamiento fue en la Antártida, se sobrevivir a estos fríos —reveló con seriedad el caballero— además, mi armadura puede soportar hasta una cierta temperatura antes de congelarse.

—Pero, Seth-kun —le quedo viendo a los ojos Sohara, y él, con una simple mirada le hizo comprender su decisión— Prométeme… prométeme que volverás —le abrazó la joven castaña mientras soltaba varias lágrimas.

—Lo prometo —asintió, acariciándole la cabeza y apartándola un poco— Deséenme suerte —dijo Seth, mirando a Saga y a los demás para después saltar a las frías aguas.

—Suerte, Seth… —murmuró Tomoki. En parte se sentía culpable, él había insistido en ir al rescate de Ikaros, sin saber si era posible, y, para colmo, ni siquiera podía encargarse de eso.

—Hmp, estúpido aprendiz —rio casi para sí mismo Saga, volteándose a ver como Axl y algunas de las guerreras del QB y QG se encargaban de las tropas restantes— Hay que darles apoyo —ordenó a sus compañeros, saltando en dirección al replegado ejército de Berlion.


—¡Maldito Fénix, te destrozare! —exclamó furioso Aiacos, lanzándose a golpear a Ikki.

—Eres un tonto, no me golpearas con eso —dijo de lo más tranquilo el caballero, que esquivó el ataque y, por un segundo, se permitió girar para ver la pelea de su aprendiz.

—¡Muere Vance! —atacó con una bola de fuego Nyx.

— "Es más fuerte que antes, pero eso no me vencerá" —pensó Elina, esquivando por los pelos el ataque y corriendo en dirección a Nyx.

— "¿Qué está haciendo? ¿Acaso enloqueció?" —se preguntaba sorprendida la manipuladora del fuego, haciendo aparecer un muro de llamas.

—¡Haa! —Elina concentró su cosmos y dio un salto hacia el muro, pasando a través de él.

—¡Imposible! —chilló algo asustada la de vestido rojo, aunque, sin perder el tiempo, detuvo el golpe de la lanza.

—Je, sigues igual, cobarde y con mucha confianza en tus poderes prestados por esa cosa —se burló Elina, refiriéndose a su rival y los poderes de Funikura.

—He cambiado y mi poder ha aumentado —la castaña empujó, apartando un poco a Elina, y trató de quemarla, haciendo aparecer llamas alrededor de ella.

—Parece que tu aprendiz esta en aprietos, Fénix —comentó con sorna Aiacos.

—… —Ikki volvió unos segundos la vista, presenciando como su estudiante era rodeada por el fuego. Sin embargo, lejos de verse preocupado, volteó con su típica expresión hacia el juez.

—Parece que no te importa —dijo riendo levemente el juez del Hades.

—No, es que veo que no has prestado atención a las habilidades de esta chica —corrigió el muchacho de cabello azul antes de lanzarse a un rápido intercambio de golpes.

—¿Es todo lo que tienes? —preguntó la rubia, haciendo enojar a Nyx, y luego saltó, saliendo de entre las flamas que la rodeaban.

—¡No he terminado! —gruñó la castaña, empuñando a Funikura— ¿¡Que te parece esto!? —exclamó, produciendo desenfrenadamente una oleada de llamas.

—Hmp, fácil —se burló la joven Vance, aunque no se dio cuenta de que Nyx también le había lanzado una esfera de fuego gigantesca.

—Jeje, ríete de eso cretina —dijo Nyx, viendo como irremediablemente su ataque golpeo a la capitana de la guardia real.

—¡Jajaja! ¿Esa es tu sorprendente aprendiz? —se burló a carcajadas el espectro, mientras Nyx se acercaba a la aparentemente derrotada Vance.

—… —Ikki solo miraba al juez en silencio, y por tan solo unos segundos más volvió a ver a su aprendiz.

—Ja… jaja… ¡Jajajajaja! ¡Te lo mereces malnacida! —Nyx pateaba y pisoteaba el cuerpo de la guerrera de ropas chamuscadas.

—Esta es la segunda y última vez en la vida que me pisoteas… —murmuró Elina, sujetando el pie de la asustada castaña y haciendo emanar su cosmos interior— ¡Desaparece! ¡Garras Llameantes del Fénix! —con su garra envuelta en llamas, y potenciada por el fuego alrededor, la guerrera golpeó de forma ascendente a Nyx, mandándola a estrellarse contra una pared.

—¡No es posible! —articuló asombrado Aiacos, tratando de ponerse en guardia en cuanto el caballero de bronce saltó hacia él.

—¡Te lo dije, no prestaste atención! ¡Ave Fénix! —exclamó el caballero de Athena, derrotando con su técnica al juez del inframundo.

—Fue… fácil —jadeaba cansada Elina y, además, no se dio cuenta de que su oponente había soltado a Funikura cuando la golpeó— ¿Eh? —vio como uno de los tentáculos se aferró a su pierna, mientras que otros comenzaban a tratar de atrapar a la joven.

—Patético —fue lo único que escuchó la agotada Vance cuando unas plumas impactaron en el arma viviente, haciendo que la soltara.

—Justo a tiempo —sonrió levemente Elina, viendo que su salvador no era otro que su maestro.

—Te descuidaste, pero te perdono que un ser tan patético te haya atrapado porque estabas algo débil —dijo fríamente el caballero de bronce, ocultando el orgullo que sentía por el progreso de su alumna.

—Como digas —bufó la rubia.

—¡Vamos, hay que seguir buscando el escondite de Berlion! —indicó el japonés, comenzando a avanzar por los pasillos quemados, seguido por su aprendiz.


—Ugh, ese fue un golpe duro —se sobaba el mentón Jackie, que estaba bajo uno los chorros de la destruida fuente del jardín— Mi turno —dijo extendiendo su mano hacia adelante, haciendo aparecer un subfusil Thompson.

—Te siguen gustando las armas de larga distancia —sonrió Jess, que ahora se encontraba empuñando una lanza plateada con detalles rojos y dorados.

—Por supuesto, espero que aun sepas como defenderte contra ello —dijo con el mismo gesto su hermano, disparando con el arma clásica de gangster.

—Obvio —contestó, evadiendo los disparos de energía del subfusil.

—¡Haa! —Jackie concentró su energía e hizo que su arma se iluminara para luego soltar un disparo gigantesco— Espero también que no se te haya olvidado que estas 'balas' se potencian con mi energía.

—Je, desgraciado —sonrió a medias la albina que, por poco, había esquivado el ataque, y pronto se volvió a poner en posición defensiva.


Astraea se encontraba colisionando su espada contra la cuchilla laser de Iris. Nymph observaba la situación, esperando el momento justo para asistir a Delta.

—Eres fuerte —elogió, tratando de mantener el choque contra la reploid.

—Lo mismo digo —devolvió el gesto Iris antes de apartarse de un salto y disparar con su buster. Astraea levantó su escudo y evitó el ataque.

A no mucha distancia, Milo, Shun y Zero peleaban contra Vane.

—¡Cadena Nebular! —atacó Shun.

—¡Aguja Escarlata! —se le unió Milo.

—¡Sombra de las Cien Hojas! —Vane igualó su ataque doble y logró desviarlo.

—¡Vane! —se lanzó Zero con un corte descendente en diagonal, que el albino bloqueó con lo justo.

—¡Onda de Trueno! —volvió a la ofensiva con su cadena Shun, haciendo que Vane se apartara.

—¡Corte Megatomico! —contraatacó el de ojos rojos, en dirección al caballero de bronce y el reploid.

Shun rápidamente utilizó su defensa giratoria para salir casi ilesos.

—Eso estuvo cerca —dijo en voz baja y con algo de alivio Shun, levantándose del suelo, ya que la fuerza resultante los empujó unos escasos metros.

—¡Abajo! —lo empujó Zero de regreso al piso para salvarse por los pelos de la katana de Vane, que giraba como un boomerang.

—Buen trabajo, a eso le llamo reflejos —rio levemente Vane mientras su arma volvía a su mano.

—¡Raikousen! —atacó el hunter con su sable hacia adelante.

—Lento —murmuró Vane, que ya se encontraba detrás de su atacante, y este con varios cortes.

—¿Cómo? —se preguntó echando rodilla en tierra el androide.

—¿No es simple? Yo peleo a velocidad luz o mucho mayor. Tu, aun estando en un nivel cercano a esa velocidad, no puedes ganarme —le dijo secamente el hombre de blanca cabellera, desenvainando a Yakami.

—¡Juuhazan! —insistió de repente Zero, pero su sable fue detenido por la espada de Vane.

—Me toca, ¡Sombra de las Cien Hojas! —golpeó el albino, mandando a Zero a estrellarse en la pared.

—¡Zero! —Nymph descuidó su combate contra Iris, volteándose preocupada a ver al golpeado hunter.

—¡Nymph-sempai, cuidado! —le gritó Astraea, aunque fue tarde, porque en cuanto la angeloid de menor estatura se volvió, recibió el disparo del buster de Iris.

—Esto terminara rápido —Iris avanzó hacia el cuerpo caído de la angeloid— así no tendrás que sufrir más… —susurraba con un tono de frialdad irreconocible en ella.

—¡No te dejare! —Astraea tacleó a la reploid con su escudo y rápidamente atacó con su espada, dando como resultado una nueva colisión con la cuchilla de Iris.

—Milo tenemos que hacer algo pronto —le habló al dorado Shun— de otro modo, esta será una batalla perdida.

—Lo sé, pero hasta ahora no tengo otra estrategia más que pelear con todas mis fuerzas —dijo el caballero de mayor rango, encendiendo su cosmos.

—Entiendo —el caballero de Andrómeda hizo lo mismo que el de Escorpio— ¡Cadena Nebular!


— "Tengo que encontrar rápido a Ikaros" —pensaba Seth internándose más en las profundidades de las aguas cercanas a la fortaleza. Todo se volvía oscuro, pero el caballero encendió su cosmo para poder ver.

Descendió un poco más, cuando, de repente, sintió como su armadura comenzaba a pesarle. —"Genial, ya comenzó a congelarse" —se dijo a si mismo, mirando su armadura. No obstante, en cuanto regresó su vista, localizó lo que buscaba— "¡Ikaros! —por suerte la había encontrado, aunque la angeloid se encontraba a punto de caer por una grieta— ¡Maldición! —comenzó a nadar rápidamente hacia el cuerpo de Alpha.

En el último instante logró atrapar su mano y comenzó a subirla.

— "Bueno, lo conseguí. ¿Pero ahora como hare para subir?" —analizaba Seth, viendo que con el peso de la angeloid y la presión que ya sufría no podría subir, a menos que se liberara de su armadura, pero eso provocaría que el frio del agua lo congelara— "Tiene que haber una forma, no puedo decepcionar a mis amigos" —pensaba con algo de desesperación el pelirrojo.


Afuera, en la orilla del hueco, se hallaban Sohara, Sugata y Tomoki esperando preocupados al caballero.

—¿Crees que este bien? —le preguntó Sohara a Tomoki.

—Francamente no lo sé —dijo bajando la cabeza el azabache— Pero debemos confiar en él. Es la única esperanza que tenemos para ver otra vez a Ikaros.

—Es verdad —asintió la castaña volviendo sus ojos al agua— ¿¡Que es eso!?

—¿Será Seth? —se preguntó Tomoki.

—Esa es… —Sugata quedó viendo con la misma sorpresa lo que salía del agua.

—¡La armadura de Seth! —exclamaron al unísono, viendo emerger por completo a la armadura de plata.

—¿Acaso estará… muerto? —comenzaban a desbordar las lágrimas de Mitsuki.

—No puede ser… —murmuró bajando la cabeza Sakurai. No podía sentirse más culpable en ese momento.

—Esperen ¿Qué acaso esta armadura no tenía una especie lira? —advirtió el detalle Sugata, observando que la forma de la armadura parecía incompleta.

—Es cierto —quedaron pendientes los otros dos jóvenes de la pieza faltante de la armadura.

De repente, del agua, salieron unas cuerdas que se aferraron a la superficie.

—Ugh, ya casi… —se daba aliento a si mismo una voz conocida, que provenía de la orilla.

—¡Seth! —exclamaron los de Sorami con asombro al ver como el caballero salía tocando su lira.

El pelirrojo sostenía a Ikaros con tres cuerdas, mientras que con las otras terminaba de salir, quedando sentado a una corta distancia del borde.

—Nunca… —en cuanto salieron, tanto el caballero como la angeloid, Sohara se acercó al primero— Nunca me vuelvas… a hacer esto —comenzó a abrazarle y desprender más lágrimas.

—Ya, ya… —le acariciaba la cabeza el portador de la armadura de 'Arpa', apartándose— pero todavía no he terminado mi labor.

—¿A qué te refieres? —le preguntó Tomoki.

—A que ahora solo me falta reanimar a Ikaros —el caballero caminó hacia donde estaba Ikaros y se arrodilló, tomándola entre sus brazos— Debería funcionar, aun si no es humana…

—¿Pero, ¿qué haces? —cuestionó un tanto confundido Sakurai.

—Está usando una técnica que pertenece al caballero de Andrómeda —respondió acercándose Kanon, que, hasta el momento, se encontraba distanciado viendo todo— Consiste en reanimar a alguien que se encuentra al borde de la muerte trasfiriendo su cosmos y calor —explicó para después mirar al guerrero de menor rango— "Seth, no tengo dudas, has logrado despertar por un momento el cosmos del séptimo sentido, de otra manera ni siquiera hubieras sobrevivido allá".

Seth ahora se encontraba seminconsciente, concentrando todo su cosmo en reanimar a Ikaros.

Al mismo tiempo, Saga y los demás se encontraban vapuleando al restante ejército que protegía la entrada a la fortaleza.

—Es extraño —dijo de la nada Mu.

—¿Qué? —preguntó Aldebarán.

—Esto parece demasiado fácil —respondió lanzando un impulso de energía a un pequeño grupo de soldados, derrotándolos al instante.

—Sí, es como si nos tendieran una trampa —concordó el de Tauro.

Casi como si fuera una mala broma del destino, de un momento a otro una barrera cubrió los muros y la fortaleza entera, lo que provocó que los héroes se replegaran.

—Sabía que esto iba a pasar —se dijo a si mismo Saga.

—¿Y por qué no nos avisaste antes? —ironizó Mikako, haciendo irritar al caballero.

—No importa, ahora tenemos que encontrar una forma de entrar —dijo retomando la seriedad el caballero de la tercera casa.


—Esto se está volviendo molesto —suspiró Jess, bloqueando con su lanza otro disparo.

—Lo mismo digo… —en ese momento Jackie añadió más energía a su arma y dio un disparo que desestabilizó a su hermana— ¡Te tengo! —con una velocidad impresionante, Jackie conectó una patada en las costillas.

—Jeje, no… yo te tengo —rio la albina mientras sujetaba la pierna de su hermano y comenzaba a dar vueltas.

— "Creo que empiezo a marearme" —pensó Jackie. De repente, Jess lo lanzó, mandándolo por los aires y luego tiró su lanza para tratar de atravesarlo antes de que cayera.

—Tengo que afinar mi puntería —comentó con crueldad la de chaqueta roja, estirando su mano hacia adelante y recuperando su lanza tras haber fallado.

— "Por poco" —dejó escapar un suspiro el de traje blanco mientras se levantaba del suelo.

—¿Qué tal si de vedad nos ponemos serios? —preguntó divertida Jess.

—Siéndote sincero, pelear con armas no es muy cómodo contra ti —admitió con una pequeña risa el muchacho— ¿Qué tal si volvemos a pelear a puño limpio?

—Como quieras —la guerrera de Berlion hizo desaparecer su arma y su hermano hizo lo mismo, quedando ambos en posición de combate.

—Las damas primero —dijo sonriendo Jackie, expulsando un aura dorada al mismo tiempo que su oponente, cuya energía era roja.

—Si tu insistes —Jess se lanzó a atacar al 'traidor', reanudando el combate.


—Kanon-kun ¿Cómo es que Seth puede utilizar una técnica de Shun? —preguntó Sohara, recordando que el rango de Shun era Andrómeda.

—Primero que todo, ya no me llames 'Kanon-san', y menos 'Kanon-kun', soy Kanon para ti —dijo con una mirada fría— segundo, Seth se ha entrenado en diferentes partes del mundo, con diferentes maestros, esa técnica la habrá aprendido cuando fue a la renacida isla Andrómeda —explicó a la chica, que miraba preocupada al caballero de Arpa.

—Malas noticias, parece que se desplegó una barrera de energía para evitar que entremos —avisó Afrodita, que venía acompañado por Mirim.

—¿¡Que!? —exclamaron todos, incrédulos.

—Sí, es una lástima, me arruinaron la diversión —añadió de forma sádica Mikako, causando que, a la mayoría, excepto a Kanon y Sugata, les saliera una gota de sudor en la cabeza por lo incómodo y extraño del comentario.

—Esto es vergonzoso, somos caballeros dorados y no podemos contra una simple barrera —dijo el gemelo sin armadura, cruzándose de brazos para después hablarle a Afrodita— Por cierto ¿Dónde se fue Shaka?

—Dijo que tenía que volver con los demás que estaban dentro —contestó el sueco.

—Claro, casi olvido que él puede teletransportarse libremente a cualquier lugar que desee —asintió Kanon— sería útil si pudiera hacer lo mismo con nosotros.

A medida que discutían la forma de entrar, los que estaban dentro se encontraban peleando contra sus enemigos o corriendo por los pasillos y escaleras.


—Esto es cansador —suspiró Sirius mientras continuaba corriendo.

—Es cierto, ya llevamos un buen rato corriendo —se quejó con la misma falta de entusiasmo Cute.

—¿Eh? —Shiryu se detuvo al ver un resplandor rojo que venía de más adelante en el amplio corredor— ¡Cuidado todos! —advirtió al ver que una onda de energía se aproximaba.

—Uff, eso estuvo cerca —dijo con alivio Sirius tras haberse salvado, al igual que los demás.

—¿Acaso es…? —Shiryu notó como una figura se acercaba, de katana roja al igual que sus ropas.

—¡Vane! —exclamaron atónitos los integrantes del grupo y a la vez se prepararon para pelear. El mencionado, que llevaba ropas diferentes, no dijo nada, solo se puso en guardia.


La situación del grupo de Hyoga no era diferente, se habían topado con dos enemigos del pasado: Minos y Yaga.

—¿Qué acaso ustedes no estaban muertos? —interrogó Hyoga en posición de combate.

—El señor Berlion nos ha dado una oportunidad más —respondió con una leve sonrisa Yaga.

—Ahora mismo los enviaremos al otro mundo para devolverle el favor —dijo con una sonrisa sádica el juez del Hades.

—Eso ya lo veremos —Hyoga comenzó a concentrar su cosmo— ¡Polvo de Diamante! —lanzó su técnica a los dos enemigos, pero estos lo esquivaron y se dirigieron a atacarlos, dando inicio a otra pelea en la Fortaleza.