27. Grietas

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Disclaimer: Los personajes que se desmiembran o cambian de personalidad a lo largo de la historia pertenecen a la obra del célebre Mangaka Hiro Mashima. Este Fanfiction está basado en una serie derivada y secuela de su Manga principal Fairy Tail, llamada Fairy Tail: 100 Years Quest. Contiene varios hechos canónicos dentro de la obra. No obstante, varios personajes, personalidades, habilidades y escenarios puede que estén fuera de este.

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Isla Foglie, Reino de Fiore…

¡Vamos! ¡Resistan en sus puestos!... ¡Arcabuceros mágicos, mantengan la línea! ¡MANTENGAN LA LÍNEA!—Un desesperado Arcadios se movía de posición en posición para mantener la moral y la disciplina de sus soldados, que intentaban avanzar en medio de una selva asfixiante, recibiendo disparos mágicos y flechazos de todas direcciones.

Para su invasión a la isla Foglie, Arcadios tuvo que tomar decisiones difíciles desde el comienzo. El bloqueo marítimo que el resto de naciones imponían a la isla hacían imposible acercarse con su limitada fuerza expedicionaria por otro punto que no fuera el lado occidental de la isla, muy cercana al propio reino de Fiore.

Lo ideal hubiera sido rodear la isla y desembarcar por un mínimo de 3 puntos diferentes y arrasar con rapidez a los sublevados y tomar todos los puntos estratégicos. Para hacer eso, tendría que haber traído un ejército mucho más grande en primer lugar. Junto a él marchaban no más de 5000 hombres, la mayoría sólo con armamento convencional y unos pocos cientos de artilleros mágicos.

Ya desde un inicio, Arcadios consideró directamente que el repentino cese de las comunicaciones de las autoridades de la isla era en realidad otro intento de sublevación armada de los incorregibles independentistas que plagaban la isla. Envió un equipo de reconocimiento casi por mero compromiso que no hizo más que confirmar sus sospechas: La propia guarnición militar de la isla había iniciado el movimiento subversivo. Sin embargo, todavía había algo que no cuadraba, pues los sublevados no habían hecho ninguna declaración ni publicado ninguna clase de pliego petitorio. Simplemente declararon el estado de sitio en toda la isla y asumieron funciones de gobierno sin un rumbo claro…

"... Tengo un muy mal presentimiento sobre esto… "

Así pues, y sin muchas opciones, Arcadios escogió las playas del lado más occidental de la isla, un cabo ideal para usar de puerto. Dado que la adhesión de la isla al reino de Fiore era relativamente reciente, aún no se había construido un puerto propiamente dicho y toda la parte urbanizada estaba en el extremo opuesto de la isla.

El día decimoquinto del mes, los barcos de Fiore abrieron fuego con sus cañones, desencadenando un intenso bombardeo sobre la isla, descargando toneladas de proyectiles explosivos destinados a aplastar las defensas de la isla y facilitar la posterior batalla terrestre, todo esto como preparativo para una invasión anfibia.

Tras desembarcar las tropas, Arcadios dividió a su ejército en dos divisiones, con el objetivo de atrapar a los rebeldes en un movimiento envolvente. Desgraciadamente, el terreno jugaba a favor de los sublevados: Detrás de las playas, poco más de la mitad occidental de la isla estaba compuesta de un terreno escarpado y traicionero y una selva profunda. Debían atravesar ese obstáculo lo más rápido posible para llegar al otro extremo de la isla, mucho más plano y donde estaban todos los centros urbanos y de la administración local.

Es en esta selva, en el día veinteavo, es donde los soldados comandados por Arcadios están sufriendo un intenso ataque de los rebeldes, que han paralizado su avance y los ha atrapado en ese infierno particular…

¡General!—Un informante se acercó a un atareado Arcadios que operaba una ballesta mágica mientras intentaba mantener a los soldados en sus puestos.

—¡Más vale que sea de vida o muerte!—Arcadios respondió.

¡Señor, vamos muy retrasados! ¡La segunda división ya llegó a la ciudad ayer y nos han enviado reiterados mensajes solicitando apoyo! Se han atrincherado en un cuartel que lograron tomar pero se están quedando sin pertrechos y armamento…—anunció el desesperado informante.

«… ¡Maldición! Si no cruzamos la selva cuanto antes, de nada servirá que lleguemos después a la ciudad si la segunda división es derrotada primero… » Reflexionó Arcadios.

El hombre se sintió profundamente mortificado cuando se percató por fin que había caído en una trampa. La primera oleada desembarcó el día decimoquinto y sorprendentemente, los rebeldes no se mostraron ni abrieron fuego contra ellos hasta que el ejército se dividió y se adentró por completo en la isla. Así pues, varios soldados, incluido el propio Arcadios creyeron que el bombardeo naval había hecho la mayor parte del trabajo al ver la gran facilidad con la que avanzaron por la selva el día decimosexto. Continuando con la operación, la segunda división también avanzó rápidamente por su ruta planeada.

Fué en el día decimoséptimo, cuando ambas divisiones se encontraban muy separadas una de la otra cuando los rebeldes atacaron y se desató un verdadero infierno en la isla. El ataque duró varias horas y se luchó intensamente a lo largo de una línea de varios kilómetros, donde los atacantes pasaron a ser defensores. La llegada de la noche y la consecuente oscuridad dieron a Arcadios un necesario respiro para reorganizar sus tropas y evaluar la nueva situación.

La batalla se reanudó la mañana del día decimoctavo, con la primera división de la fuerza expedicionaria de Fiore empezando a lograr tímidos avances, insuficientes y habiéndose informado de que la segunda división ya había sido arrinconada en la ciudad para el día veinteavo…

Al llegar el mediodía, más malas noticias llegaron a oídos de Arcadios, de parte de uno de sus oficiales:

—¡General! ¡Nuevo mensaje de la segunda división!

—¡Habla!—exclamó Arcadios.

—Parece que el promotor de esta insurrección es… ¡El ministro de relaciones exteriores: Zash Caine!

¡¿EEEEH?!

Arcadios se queda frío unos instantes al oír la noticia. Él ya había tenido sus sospechas sobre Zash, pero nunca hubiera imaginado que el hombre se atrevería a tanto…

Um, ¿General?...

¡BOOOOM!

¡Una potente explosión hizo saltar a varios hombres del ejército de Fiore!

¡Aaaah! ¡Pónganse a cubierto!

—¡¿Y ahora qué ocurre?!—Arcadios grita desesperado.

«… ¿Acercaron tanto su artillería? ¡Estamos en problemas!… »

¡BOOOOM!... ¡BOOOOM!... ¡BOOOOM!

Las bombas empezaron a lloverles encima, volando en pedazos a hombres y material bélico. Arcadios y sus oficiales no lo pueden creer y a partir de ese momento y durante varias horas, se produjo un auténtico baño de sangre en el bando de Fiore. Viendo que resistir era inútil, el general de Fiore ordenó la retirada:

—¡Repliéguense! ¡A la base, ahora!

Los soldados se desbandaron, pudiendo Arcadios agrupar sólo al mismo pequeño grupo de élite que extrañamente se quedó cerca suyo desde el inicio de la batalla. ¿Alguna muestra de lealtad?

El aplastante avance de los sublevados los obligó a desviarse de su ruta hacia las playas y se dirigieron al camino recorrido por la segunda división, hacia las rocosas montañas que cercaban la selva…

«… ¡Tenemos que llegar a las playas y advertir al resto de la guarnición!... »

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Magnolia, Reino de Fiore. Año X792. ¡Voy tarde a trabajar!…

Esta mañana me dejé llevar un poco con mi rutina de aseo personal y ahora debo alistarme rápido para el trabajo. Esto de tener un horario fijo todavía me desconcierta un poco. Es como cuando trabajé en Crocus, así que tengo la esperanza de que cuando me den mi primera comisión pueda disponer mejor de mi tiempo…

—¡Muy bien, hoy también lo voy a dar todo!—anuncio en voz alta para animarme, a pesar de que el pequeño Plue es el único que me puede oír…

Fué duro de aceptar, pero tenía que ser realista. Para poder seguir manteniéndome, necesitaba una fuente de ingresos más constante. Es por eso que decidí pausar mi trabajo en el gremio y retomar (por un tiempo) mi carrera de periodista. Tomé un trabajo como reportera para el diario local "L'Humanité".

La paga no es especialmente buena, pero sigue siendo un poco más que el promedio dentro el rubro, además que a diferencia de mi trabajo en Fairy Tail, son ingresos constantes, por lo que es un poco más seguro para pagar la renta… o mejor dicho LO SERÁ, ya que recién llevo dos semanas y me pagarán a fin de mes… ¡Debo resistir como sea hasta ese día!

Cojo mi bolso, mando a Plue de vuelta al mundo celestial y salgo por la puerta.

Cuando camino cerca del canal como es habitual, aquellos dos barqueros me saludan. Últimamente no los he visto y me temía que la crisis económica los hubiese forzado a dejar la ciudad. Me alegra que la gente conocida todavía esté cerca mío…

¡Lucy-chan, ten cuidado o vas a caerte!—Ellos me saludan como de costumbre.

—No se preocupen, ¡Buen día a ustedes también!—Los saludo con una sonrisa.

¿Qué pasó con tu ropa, Lucy-chan? ¿Repentinamente descubriste la decencia y el recato? ¡Je-je!—Su comentario me hizo torcer la cara.

Ja-ja, ¡Muy gracioso!—respondo con ironía.

Ellos se refieren al uniforme que llevo y lo discreto que es. Sip, ahora debo usar uniforme para trabajar, código de vestimenta del periódico y por más que me moleste, debo aceptarlo.

Sucede que la libertad de prensa en este país funciona de una forma un tanto… especial

En teoría, cualquier periódico puede publicar lo que quiera, eso si está dispuesto a hacerse responsable de todo lo que diga, y con ello me refiero a hacer el esfuerzo de vadear y cumplir toda la telaraña de leyes (algunas contradictorias entre sí) que regulan el periodismo, entre ellas, el uso de uniformes para reconocer a los reporteros con facilidad.

Lo que me chocó desde que llegué, es que es radicalmente diferente al periodismo mágico y mucho menos libre. Cuando trabajaba en el Sorcerer con Jason-senpai, podía vestirme como quería y entrevistar a casi quien sea (siempre y cuando el entrevistado fuera un mago) sin previo aviso, bastaba con enseñar la credencial… pero para los reporteros "normales" es mucho más complicado: No puedes salirte de la línea editorial y el uniforme hace que cualquier alto funcionario o personalidad importante se de cuenta de inmediato que debe tener cuidado con sus palabras y la mayoría no consciente entrevistas sin previo ensayo de las preguntas…

El uniforme como tal no es lo que me molesta, es más, ¡Me parece algo lindo!. Chorrera amarilla, camisa de vestir blanca, chaleco azul marino, una falda lápiz negra larga y un cinturón de tres correas, todo completado con pantimedias negras y zapatos de tacón bajo y grueso (Todavía me siento sexy, je-je).

¡Buenos días Lucy-chan!—al entrar por la puerta del diario, la recepcionista me saluda.

—¡Buenos días para tí también, Karina-san!

El edificio del diario "L'Humanité" se encuentra en el distrito #4 de la ciudad, al oeste de la catedral central. Está en un distrito diferente al gremio, por lo que no puedo permitirme ir a visitar a los chicos durante el almuerzo. Es un periódico relativamente nuevo pero con infraestructura decente.

Aquí debo registrarme dos veces al día, entrada y salida. Desde que llegué no ha sido más que trabajo de oficina, por lo que no puedo salir sin permiso… Aún.

—Dime, Karina-san, ¿Hoy finalmente me darán mi primera comisión como reportera o todavía debo esperar?—le pregunto esperanzada.

—Déjame revisar, querida—responde con amabilidad mientras busca entre los papeles de día—Te uniste al equipo hace poco, así que todavía te tocaría trabajo de oficina.

Espero con un poco de nerviosismo. Algunos compañeros de trabajo me saludan mientras van llegando a trabajar. La primera semana que trabajé aquí sucedió algo gracioso: Todos los chicos eran muy amables conmigo y las chicas… no tanto. Sin embargo, cuando terminé de rechazar todas las invitaciones a cenar o a tomar café de ellos, casi todos los chicos empezaron a tratarme de forma neutral y recién las chicas empezaron a ser amigables conmigo…

—Oye Lucy, parece que el editor ya cree que estás lista. ¡Felicidades!, ya estás autorizada para reportera—me anuncia con una sonrisa mientras me alcanza unos papeles—Ve a la oficina #3 y escoge un tema para tu primer reportaje.

—¡Genial!. Gracias—respondo con un chillido de alegría.

La oficina #3 es similar al tablero de misiones. Puedo escoger entre policiales, variedades, notas humanas y política… nadie quiere tomar la última por obvias razones, pero dado que soy nueva, todos toman lo que quieren primero y me lo dejan a mí…

Eso no matará mi entusiasmo. ¡Finalmente tengo trabajo real de periodista después de dos semanas de aplanarme el trasero revisando papeles y sirviendo café a los jefes!

Leo el encargo con cuidado y preparo mis preguntas. Se supone que debo entrevistar a un representante del duque de Piccole Foglie, el noble que administra las ciudades desde Magnolia hasta Oshibana, que está de visita hoy por la tarde. Extrañamente, seguimos con la división territorial de la era feudal.

Es un secreto a voces que la línea editorial de cada periódico la define la nobleza local. Siempre y cuando mantenga cierta intención monárquica y adule de vez en cuando al gobierno, puede publicar con cierta libertad. Aún me falta descubrir cuál es esa "Línea editorial" que tiene mi periódico…

Aprovecho la mañana para preparar la entrevista y tras almorzar, tomo un carro al Distrito #5 de Magnolia, donde dará una especie de discurso.

—¡Al número cinco, por favor!

Sólo la puedo acercar al puente que conecta ambos distritos, señorita…—me responde el cochero.

—Está bien. Creo…

Es extraño, últimamente los transportistas ya no quieren entrar a esa parte de la ciudad.

Entro a pié al distrito, recorriendo sus lodosas calles y puentes de tablas viejas. Se supone que este era el distrito más nuevo de la ciudad y próximo a urbanizarse, pero la crisis lo ha convertido en una suerte de gueto donde viven los más pobres… primero eran los recién llegados que vinieron a la ciudad atraídos por el comercio Joyano, pero cuando los Joyanos se fueron de Fiore, ahora muchos locales se han tenido que mudar aquí porque ya no pueden pagarse la vida en las partes más acomodadas de la ciudad. Mientras avanzo, me asusto al sentirme vigilada y observada por gente poco amigable. A medio camino, oigo un grito a lo lejos, parece que acaban de asaltar a alguien.

Al acercarme al punto de reunión, me vuelvo a sorprender al ver algunas caras conocidas: Mucha gente que estoy segura, vivía en el distrito central cerca de mi casa. Entre ellos, reconozco a la vendedora de flores con la que conversaba a veces…

—Ho-hola…—le hablo.

Ella me ve con la mirada de ojos vidriosos, harapienta y con un pequeño abultamiento en el vientre. Creo que está embarazada. Ofrece ramilletes de una flor medicinal. Intento comprarle uno, pero cuando me reconoce, se asusta y sale corriendo. Veo que también está descalza…

—¡Espera, por favor! ¡Quiero ayudarte!—le exclamo de forma inútil mientras ella desaparece tras un callejón. No puedo saber lo que pasó por su cabeza o porque hizo eso al verme, pero intuyo que se avergonzó que la viera en tan lamentable estado, o mejor dicho, es lo que haría yo en su situación si algún conocido me viera así…

Es una de las cosas que más temo. ¿Me veré obligada a mudarme aquí si la cosa empeora?

Por ahora no puedo hacer nada más por ella, así que me dirijo a mi objetivo del día: El salón comunitario, donde se supone debo reunirme con el representante del duque. Al llegar al lugar, noto que está vacío, y en su lugar, hay muchísima gente reunida en la calleja detrás del edificio. ¿Habrá decidido dar el discurso afuera por la gran afluencia de gente?

El espacio formado por los edificios más altos que cierran el callejón se convierte en una especie de cueva que esconde a los que se quedan a su sombra, como si se quisieran esconder porque están haciendo algo malo. Al meterme yo también, descubro que es en parte cierto…

... Yo se los garantizo, compañeros—el supuesto representante habla—que la situación actual acabará con nosotros. La indiferencia y total falta de empatía de la realeza han dejado a nosotros, el pueblo, en un flagrante estado de indefensión y abandono. ¡Hemos sido engañados!. Nos aseguraron que ellos velarían por nosotros, que no había necesidad de cuestionar nada, que lo mejor para todos sería "Todo para el pueblo pero sin el pueblo"... ¡MENTIRAS!

Uh-oh, comenzamos mal. Si bien el enojo de estas personas es legítimo, no puedo garantizar que sea legal lo que está diciendo al público. Por otro lado, no se ve como un "representante del duque". Luce más bien como el líder de una secta.

... Sin embargo, ha surgido una nueva esperanza, ¡Un rayo de sol en esta tormenta que nos tiene aterrados! ¡Ustedes ya lo saben, lo han visto recientemente! Les estoy hablando de no otro que su excelencia… ¡Zash Caine-sama!—El orador pronuncia cada palabra cargada de pasión y cierto dejo de fanatismo.

¡¿Cómo?! ¿Este tipo acaba de decir lo que creo que acaba de decir?. Miro a las personas que lo escuchan. Muchos de ellos sonríen como idiotas cuando oyen la declaración y celebran el nombre coreando a viva voz. Zash Caine, el ministro de relaciones exteriores y jefe de la diplomacia de Fiore. Él estuvo gestionando aparte de las negociaciones cuando quedé atrapada en Joya. Ya había escuchado ciertos rumores de su creciente popularidad, pero esto supera cualquier mesura. ¡Está haciendo activismo político!

... Él, como un verdadero padre y mentor, ha repartido pan y protección a todos aquellos que se han puesto bajo sus alas protectoras, así que hoy, apreciados compañeros, ¡Los conmino a elevar sus oraciones y sus ruegos a la diosa Agnes, para que proteja y mantenga saludable a nuestro nuevo salvador!

No salgo de mi asombro. ¡Cada declaración que sale de su boca es más grave que la anterior!. Miro una vez más a los que lo escuchan, ahora todos ellos lloran y se rasgan las vestiduras mientras le obedecen, elevando ruegos y oraciones al cielo. Estoy empezando a asustarme. No quiero ser prejuiciosa con estas pobres gentes, pero he visto suficientes cosas como para darme cuenta que ellos parecen una secta religiosa…

... Sin embargo,—el hombre vuelve a hablar—también he reunido el valor para declarar lo siguiente, después de meditarlo mucho y discutirlo también con representantes, comisarios del pueblo de toda la nación…—se refirió a su particular grupo—... ¡Ciudadanos de Fiore, vuestro estado no existe! ¡Reconstruidlo!... ¡Delenda est Monarchia!

No entiendo la última frase porque está en otra lengua, pero por como reaccionan y vitorean los presentes, asumo que puede ser nada bueno… Esto no es legal. ¿O lo es?. Se supone que el activismo político sólo está autorizado para funcionarios de muy alto rango y este "representante del duque" parece un monje loco. Le falta un diente, lleva una túnica muy sucia y toda su presencia es desaliñada, como las personas que lo están escuchando. Tal vez por eso lo están escuchando, porque les habla como uno de ellos…

Leí de ellos por primera vez en un tabloide que fué cerrado hace nada. Los llaman "Zachistas". Seguidores fanáticos del ministro de exteriores, quien por alguna razón, está acumulando una anormal cantidad de influencia y fama entre las personas más golpeadas por la crisis.

Veo aterrada como ahora todos se postran para rezarle a la diosa Agnes para que proteja a Zash. Hace poco tiempo que la reina aprovechó la debilidad del culto de Zentopia para impulsar la antigua religión para unir a las personas alrededor de su reinado, pero le ha salido el tiro por la culata…

¿Señorita, tiene permiso de estar aquí?

—¿Eh?—Una voz me asusta y me saca de mis reflexiones. Es un hombre moreno y corpulento, con otros dos delgados rodeándome por detrás. Tienen mala cara y parece que reconocieron mi uniforme de periodista. Ahora se portan hostiles, intimidándome. Siento que me comen con la mirada…

Me pongo nerviosa y acerco mi mano a mis llaves celestiales. La tensión es fuerte, pero pronto el más bajo de ellos nota algo más particular en mi uniforme…

¡Esperen!—dice con alivio—Creo que ella es de "L'Humanité".

Inmediatamente lo oye, el hombre grande relaja su gesto amenazante y me pide que confirme mi identidad…

—¡Si! Soy reportera de ese periódico…—alcanzo a decir.

¡Oh, por supuesto! La estábamos esperando, señorita reportera—el tipo cambia radicalmente su actitud y me habla muy amablemente—¿Tiene sus preguntas listas para la revisión?

—S-sí…—respondo casi tartamudeando.

Él revisa mi libreta con cuidado y los dos restantes se quedan a ambos lados. Ahora, más que amenazarme, parece que quieren protegerme… es raro.

Quite estas cuatro, por favor…—como era de esperar, el hombre, que ahora presumo que es un guardaespaldas del monje loco, me devuelve la libreta y descarta las preguntas más afiladas e ingeniosas. Yo las formulé con ese propósito pero ahora no me animaría a hacerlas aunque tuviera la oportunidad.

Luego, ellos me conducen con el entrevistado, que no mejora ni un poco su presentación personal para la entrevista. Incluso cuando estamos sentados, sus seguidores y los asistentes al discurso nos rodean y miran con gran atención, porque él dice que hace siempre todo "de cara al pueblo", aunque ellos no parece que vayan entender nada de lo que vamos a hablar. Soy observada por cientos de ojos y me pongo nerviosa.

Hablamos de cosas para nada relacionadas con lo que pasó en el discurso. Hablamos sobre cosas aburridas, fingiendo que entendemos algo de macroeconomía (palabra cuyo significado ni siquiera conozco a detalle), discutimos sobre precios de los alimentos y cómo "el maravilloso gobierno nuestro" hace lo que puede para ayudar a las personas, cuando hace 5 minutos este mismo hombre despotricaba contra la reina. Esto último no agrada para nada a los presentes, que ahora susurran con desconfianza hasta que él les hace una extraña señal, que los calma. En resumen, nos mentimos para guardar las apariencias, él porque tiene instrucciones de hacerlo y yo porque temo que algo me vaya a pasar si decido mencionar algo de lo que ví y escuché en este callejón…

La entrevista termina a la vez que los asistentes al discurso se retiran. Yo también quiero salir corriendo de allí, pero antes de dejarme partir, él me hace una enigmática advertencia:

"... Señorita reportera, sea valiente al escribir su artículo, no busque el silencio del poder, tema al poder del pueblo… "

Regreso a toda prisa al edificio del periódico.

Mi sorpresa no conoce límites cuando le comunico todo lo que vi a mi editor: ¡Él ya lo sabía! Al parecer, Zash Caine consiguió el apoyo de la nobleza local para permitirle hacer cierto activismo político. Es MUY peligroso. Contra lo que me gustaría, el editor me ordena ser discreta y escribir un artículo periodístico condescendiente que ayude a "suavizar" la imagen de estos radicales ante la opinión pública.

Me limito a asentir con la cabeza, todavía aturdida.

Ahora comprendo el verdadero sentido de mi "encomienda" y el porqué nadie de la oficina quería cogerla. ¡No es más que una farsa destinada a "cubrir" estas reuniones sectarias!. He descubierto cuál es "la línea editorial" de este periódico y no me siento muy cómoda con ella. Somos prácticamente opositores en las sombras al gobierno de la reina Hisui.

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Crocus, capital del reino de Fiore, palacio real…

Un par de semanas tras la partida de Arcadios, la reina Hisui ahora se debía enfrentar sóla a su propio consejo de ministros, ya sin el apoyo moral (y sentimental) de su más fiel partidario. Los problemas se sucedían uno tras otro y el gobierno de Fiore apenas podía patearlos hacia adelante para ganar algo de tiempo…

... ¡Majestad, llegan informes de que los ciudadanos están especulando con las acciones de la compañía de los mares del norte! ¡Los están intercambiando por hasta doce veces su valor original!…—alertó el ministro de economía.

¡¿EEEH?! ¡¿Por qué están haciendo eso?!—chilló la reina escandalizada.

... Se ha esparcido el rumor de que los dividendos por las acciones se incrementarán mucho cuando estos se distribuyan a comienzos del año próximo… ¡Falta muy poco para eso y existe el temor de que las arcas de la corona no puedan pagar los beneficios esperados por los tenedores de esas acciones…!

—¡Eso no puede ser, cuando propusiste esta solución, dijiste que no pasaría nada malo!—La reina le reclamó.

... Disculpe majestad, pero yo no puedo hacer nada con la especulación que esas masas ignorantes provocan—se justificó el hombre, hablando de forma despectiva del pueblo de Fiore—Tendremos que emitir más moneda para pagar dichos beneficios…

—¿Qué tantos Denarios harán falta?—Hisui cuestionó.

Necesito tiempo para calcular… para reunir a los contadores y… —afirmó el hombre.

—¡Bien, ve de inmediato!—la reina lo interrumpió para despacharlo.

El hombre salió a toda prisa de la reunión y la reina se apresuró a atender a los demás.

—... De acuerdo… ¡Siguiente asunto!—indicó Hisui.

A continuación, un hombre corpulento y barbudo de unos 40 años se adelantó para encarar a la reina. Se trataba del reemplazo de Arcadios como encargado de la cartera de defensa y seguridad, mientras éste se encontraba suprimiendo la rebelión de la isla Foglie. Había sido una decisión de última hora, en la que salió beneficiado este peculiar sujeto, representante de un grupo político muy tradicionalista, fanaticamente leal a la corona pero que siempre había sido marginado por los reyes previos, al ser originarios de unas tierras que ya ni siquiera eran parte del reino de Fiore, tierras que habían sido convenientemente intercambiadas por la propia isla Foglie en un acuerdo internacional que ya tenía varias décadas…

Majestad—habló el encargado de la seguridad—Los reportes de disturbios y enfrentamientos en las ciudades agrícolas del interior se han incrementado. La escasez de alimentos está causando descontento en las masas—arrogantemente, el ministro se permitió exponer su teoría—Además, los casos de pistolerismo callejero han aumentado exponencialmente. Esta violencia se dirige frecuentemente a funcionarios de gobierno y personas acomodadas…—el hombre hizo una pausa—El caso más reciente, el asesinato del Alcalde de Oshibana… ¡Le recomiendo mano dura para aplastar a estos elementos incontrolados!

Hisui se entristeció al oír la noticia. Desde jóven se había prometido a sí misma, ya que no tenía otra opción que aceptar su futura responsabilidad, que sería una monarca justa y que no usaría de las fuerzas de seguridad para reprimir a sus súbditos. Esta ingenua idea pronto se chocó con la realidad al poco tiempo de ser coronada reina…

—... No. Creo que podemos trabajar para atacar las causas de este descontento en lugar de simplemente "resolverlo a palos"—dijo la reina, sujetándose a sus principios.

Majestad—el ministro insistió—uno de los asesinos, antes de ser colgado, grito esto a la multitud: "¡Viva la república de Fiore!"

—¡¿REPÚBLICA?! ¡Esto es intolerable!—Los ministros se escandalizaron al oír la provocación.

¡Glubs!—La reina se puso tensa y tragó nerviosamente.

El silencio se impuso en la sala de gobierno, sólo roto por la insistencia del encargado de seguridad:

Majestad, humildemente le sugiero extender la pena de muerte para castigar el activismo político no autorizado, ¡Necesitamos cortar este problema de raíz!—dijo el hombre con tono severo.

La mitad de los ministros estuvo de acuerdo con la idea, pero la reina siguió resistiéndose:

—Me parece excesivo… ¿No podríamos sólo "aislar" a los ciudadanos problemáticos?—La reina cometió el error de mostrar una posición débil en lugar de imponerse. Decir "podríamos" en lugar de "Yo ordeno"...

—Majestad—otro ministro pro-represión habló—si me permite atender a su sugerencia, propongo aislar a los "elementos incontrolados" restituyendo la policía secreta del reino…

¿Em?... ¿Tenemos una policía secreta?—La chica levantó una ceja con duda disimulada. Temía ser percibida como ignorante de su propio reino.

—Así es, majestad—dijo el ministro—Existe una ley para ponerla en funcionamiento. La última vez que se usó, fué en los tiempos de su abuela…

La reina tenía grandes dudas, pues esa decisión iba en contra de todo lo que creía. En el fondo, deseaba que esta clase de decisiones, que entendía como necesarias, las tomara alguien más por ella, para poder decirse a sí misma que no era su culpa… Deseó desde lo más profundo de su corazón, que su amado Arcadios estuviera allí con ella para aconsejarla.

Sin dejarla terminar de decidir, el encargado provisional de seguridad se apresuró a intentar proponer algo nuevamente:

Majestad, para la conformación de la policía secreta, y dado lo disminuido que están el ejército y la guardia—dijo el hombre con disimulada ilusión—humildemente pongo a su disposición a los hombres del movimiento que tengo el honor de representar ante el reino…

Los demás ministros se escandalizaron una vez más por la confianza que este hombre considerado marginal se estaba tomando.

«… ¡¿Y éste qué se ha creído?!… » pensaron molestos.

—Yo… voy a pensarlo…—dijo la reina. A pesar de tan tímida respuesta, el hombre se mostró muy emocionado y complacido. Ingenuamente barajaba la idea de que su movimiento se hiciera más importante.

Ya cerca de las cinco de la tarde, quedaba otro importante asunto que discutir: La expedición militar a la isla Foglie. El ministro de seguridad informó detalladamente las últimas noticias enviadas por Arcadios: La confirmación de la sublevación de los manos de la isla y el desembarco de las tropas del 15 de diciembre. Todavía no llegaban noticias del desastre militar sufrido el día veinteavo…

Más que reflexionar sobre los detalles militares, los pensamientos de Hisui divagaban buscando a su amado Arcadios, preguntándose qué estaría haciendo y si él la extrañaría como ella lo extrañaba a él… Por su parte, los ministros debatían con preocupación:

—... Esto es grave. No podemos dejar que la noticia de la rebelión de la isla se extienda, al menos no todavía…—dijo uno de los ministros sin cartera—propongo prohibir los viajes a la isla y que todos los que intenten llegar al territorio continental sean arrestados…

Es una medida severa, pero necesaria—secundó el ministros de seguridad—Si esta noticia se hace pública, el órden se subvertirá y el caos social empeorará aún más…

Hisui estaba francamente cansada de tantos problemas y con insistencia miraba el reloj, esperando las seis en punto para poder terminar el ciclo de reuniones por el resto del día. Cuando el reloj tocó la hora designada, la reina se apresuró a hablar:

—¡Decreto una pausa!—anunció Hisui—continuaremos en una sesión extraordinaria mañana. Pueden retirarse…

La reina intentó mostrar un dejo de autoridad al mismo tiempo que se libraba de sus ministros por el resto del día (o de la noche). Ellos por su parte, tenían actitudes y pensamientos muy contradictorios, marcados por su adhesión secreta o no a la conspiración de Zash. Los traidores celebraban la cada vez menos autoridad que ostentaba la chica y aquellos que se mantenían neutrales sentían una gran preocupación por los derroteros en los que se encaminaba el país y la responsabilidad de la chica en ello…

«… ¡Libre, por fin libre!… » pensó la chica con ilusión mientras se dirigía a los aposentos reales a esperar su cena.

Sin embargo, antes que pudiese entregarse al descanso y relajación que tanto deseaba, un inoportuno anunció le llegó de parte del ministro de agricultura, que extrañamente hizo de mensajero:

... Majestad, disculpe la interrupción, pero tiene una visita…—le dijo el ministro.

—¿EH? ¡Pero no hay nada más en la agenda de hoy! Yo no espero a nadie…

—Es urgente, alteza…

—¿Quién es? ¿Un funcionario? ¿Un noble? ¡Sea lo que sea puede esperar!—dijo la reina con flojera.

—Por favor, véalo usted misma.

La reina rodó los ojos y torció la cara con molestia ante la insistencia.

«… ¡Más vale que sea importante porque estoy agotada!… »

Grande fué su sorpresa cuando al entrar en la sala para recibir visitas no encontró a algún aburrido funcionario o un noble remilgado, sino en su lugar, al ex-monarca, Thoma E. Fiore…

—... padre…

—Hija—respondió el ex-rey en forma seca y firme.

La reina sonrió y casi como una niña, se lanzó a abrazar a su padre, a pesar de la baja estatura de éste y para lo que ella tuvo que agacharse a la altura del hombrecillo. El ministro permaneció a una distancia prudente.

—¡No sabes cuanto te he extrañado!—le dijo la chica, muy emocionada.

—Y yo a tí hija mía—le respondió su padre, acariciándole la cabeza—aunque, si eso es verdad, ¿Me pregunto porque no me has venido a visitar ni una vez?—comentó su padre en forma ingeniosa—¿O es que un simple pastelero no es digno de su majestad?.

—¡Sabes que no se trata de eso, papá!—le respondió su hija entre risas—He estado MUY ocupada, ocupada con esta responsabilidad que me dejaste…—La reina respondió con el mismo ingenio. Sin duda eran padre e hija.

Tras abdicar en favor de su inexperta hija, el cansado y avejentado rey se retiró y empezó a vivir entre sus súbditos como un simple pastelero, pero bajo un seudónimo, por las insistentes súplicas de sus ministros que al ver imposible convencerlo de no dimitir, se preocuparon mucho por su seguridad. Así pues, se le concedió una generosa pensión dada su condición noble y una guardia permanente para su protección. El terco anciano rechazó la última…

—Hija mía, yo he tenido mucho tiempo libre últimamente, ¿Y sabes por qué?

Hisui reconoció inmediatamente el tono de voz de su padre y adivinó que se avecinaba un regaño.

¡Ugh! Papá, no nos hemos visto en mucho tiempo y lo primero que quieres hacer es discutir?—la reina hizo un puchero infantil.

—El que haya que buscar la harina hasta debajo de las piedras me parece una razón más que justificable para hablar PRIMERO de eso…

Si bien el ex-rey vivía más que tranquilo por la generosa jubilación que recibía, eso no le hacía ajeno a los problemas del país. Su pasatiempo como pastelero le había permitido ver de primera mano como los insumos básicos y los alimentos escaseaban y aumentaban de precio cada vez más…

—Papá yo…

—Mire, Majestad—el ex-rey se refirió a su hija con respeto—El que esto esté pasando en la capital es preocupante, y si las cosas están así aquí, no quiero ni imaginarme cómo estará en las zonas alejadas—su padre habló serio—Te lo digo yo porque sé que nadie te lo va a decir con la seriedad y tino que el tema merece. Para la mayoría de los ministros, estas cosas sólo son una cuestión de números… Ellos, tú, yo y la nobleza en general vivimos tan bien a pesar de todo, que muchos pierden conexión con la realidad, y eso es peligroso… Un rey que se desconecta de la realidad o que no la entiende, corre el riesgo de ser rebasado por masas ignorantes e ingenuas manipuladas. Es deber de un rey proteger a sus súbditos de ideas peligrosas y radicales…

A pesar del tono casi despectivo y paternalista con el que el ex-rey hablaba del país, la chica entendió más o menos lo que le quería decir, aunque no pudo evitar molestarse un poco por la impronta conservadora que se sentían en las palabras de su padre. La diferencia generacional era evidente.

—Lo sé, papá—dijo la chica con resignación—¡Por supuesto que para mí, los informes terribles que me llegan sobre lo que pasa en el resto del país no son sólo números!

—Me tranquiliza que al menos estés con la idea clara…

—Sé que no he hecho las cosas de la mejor manera—admitió la reina—Creéme que no me siento nada orgullosa de tener que extender la mano en el extranjero para poder pagar las deudas del país…

Quizá la chica habló demás, ya que luego se arrepentiría al avecinarse nuevas preguntas incómodas de parte de su padre, referidas a la pésima situación económica del país. Si la economía real era tortuosa, la macroeconomía se le daba aún peor:

—¿De cuanto es tu agujero fiscal? Yo recuerdo haberlo dejado en 5 000 000 000 de Jewels…—le cuestionó su padre—No me enorgullece, pero es lo más que pudimos hacer tras la guerra…

—Bueno yo…

—¿De cuanto?—el ex-rey se mostró inflexible.

sienmilodfdfdf…—La reina susurra algo incomprensible.

—¡¿Qué dijiste?!—su padre apenas oye pero empieza asustarse.

—100 000 000 000 de Jewels…

Ambos se quedan fríos y con la mirada en blanco. La chica se ve avergonzadísima por sus fallas y al ver cómo su padre está por escandalizarse, ella se apresura a justificarse:

—... Disculpa, pero no siento que sea del todo mi culpa…—dijo la chica, mostrando un poco de orgullo ante su padre—Sabes bien que desde el incidente diplomático con Joya, nos han impuesto muchas sanciones internacionales… ¡Es un ataque externo contra nuestro país!

La reina casi se queda sin aire al protestar con vehemencia por el ataque externo, pero eso no impresionó a su exigente padre:

—Eso es cierto, es una injusticia contra nosotros, pero victimizándonos no vamos a solucionar nada, niña…—el hombre le dijo con frialdad—¿Ya agotaste todas las posibilidades de negociar con Joya?

—Si, muchas veces. Ellos no quieren saber nada de negociar—la reina habló en tono frustrado—Aparentemente el principal "afectado" por ese incidente ejerce un gran peso en el gobierno de ese país, y además—Hisui se puso firme—... Sé perfectamente lo que pedirían de nosotros y eso sencillamente está fuera de discusión…

—No quiero sonar malo, sólo te diré que tienes suerte de no tener que tomar esa decisión—le dijo su padre—Sé que la chica Heartfilia te agrada mucho, pero no creo que sea justo perjudicar a todo un país por una sola persona…

La reina quiso evadir una segura pelea con su padre al tratar el asunto de Lucy y se apresuró a cambiar de tema e intentar dar buenas noticias:

—... He hecho precisamente eso—Hisui continuó—tomará un poco de tiempo, pero creo que puedo solucionarlo. ¡Ya pusimos nuevas medidas políticas y agrarias a trabajar!

—Oh, te refieres a estas…—el hombre sacó unas monedas de sus bolsillos—Ya me parecía raro el volver a ver circular la moneda del viejo imperio…

—Decidimos rescatarla para usarla en los tiempos modernos. Ahora las acuñamos nosotros, y con el tiempo, reemplazará al Jewel y tendremos el control completo de nuestra política económica… bueno, al menos eso dice el ministro Deynes… —Hisui admitió que en realidad sólo estaba confiando en las ideas del mencionado.

—Déjame ver si entendí. ¿Quieres solucionarlo "imprimiendo dinero"?—El ex-rey habló con desconfianza.

—No, no es así…

—Pues es a lo que suena—dijo su padre en tono crítico—¿Va servir de algo que haya más dinero si la cantidad de productos no aumenta también?... Toda la comida está haciéndose más y más cara ¿Lo sabes, verdad?

—Por eso digo que hay que esperar un poco para que haga efecto. Mandamos a plantar muchos campos y potenciamos al campesinado. Si todo sale bien, en unos meses los productos y la comida volverán a circular nuevamente en los mercados y tiendas…

«… Eso espero… » pensó la reina con algo de temor.

EL ex-rey todavía tenía dudas y continuó su severo interrogatorio, que su hija sentía más como una examen. Llegados a este punto, Hisui quería decirle en su cara: "... Si lo hago tan mal ¡¿Por qué demonios te retiraste y me dejaste a cargo?!... "

—Y también, ¿quieres pagar las deudas del país en el extranjero con dinero que imprimes tú misma? No te ofendas cariño, pero los banqueros extranjeros no son tan tontos…—el rey intentó no ofenderla.

—Lo tengo cubierto—insistió la chica—para eso está la Compañía de los mares del norte…

—Ya me parecía raro que tanta gente esté loca con las acciones de esa cosa—el ex-rey replicó—¿Cómo vas a pagar esos beneficios que prometiste a los tontos que compararon esas acciones?—esta vez el ex-rey insultó abiertamente a sus propios súbditos—¿Acaso esta "Compañía de los mares del norte", genera tanto dinero con su comercio como para pagar los dividendos por cada acción?

—Eso no importa, porque les pagaremos con denarios—respondió la chica tranquilamente—¡Es un negocio redondo!. Mira: La compañía toma toda la deuda del país, se usan los Jewels de los que compran las acciones para pagar la deuda en el extranjero, y al mismo les pagamos a los compradores con nuestra propia moneda que imprimimos… ¡Quiero decir, que emitimos!

La cierta arrogancia con la que su hija explicó el truco molestó un poco al padre y presentó más objeciones:

—Suena a una estafa…—dijo el ex-rey con desconfianza.

—No lo es—insistió la reina—Como dije, cuando llegue la próxima cosecha, la cantidad de comida aumentará y todo se arreglará…

—Por tu bien y el de toda la nación, espero que así sea, hija mía…

Thoma E. Fiore se resignó a aceptar las decisiones de su hija al recordar que quien estaba al mando ahora era ella, para bien o para mal. Dejando por fin de reclamarle, el ex-monarca se apresura a pensar en una sugerencia para su hija:

—Bien… al final, según tú, todo tu problema sólo se trata de dinero ¿verdad?—dijo el hombre en forma tranquila—Y qué casualidad, porque también coincide con otro asunto que estás olvidando, jovencita.

—¿Eh? No creo estar olvidando nada…

«… ¡Ay papá!, ¡Por favor déjame tranquila por un momento!… » pensó la reina.

El rey empezó a caminar alrededor de ella en forma vacilante…

—... Escuché que el líder de la corporación Junelle tiene un hijo soltero como de tu edad…—el padre dice en forma sugerente.

Hisui se pone alerta y de inmediato comprende a dónde se dirige la conversación. Por primera vez, agradece que Arcadios no esté presente y escuche hablar de ese asunto, sería terriblemente incómodo y doloroso para ambos amantes secretos…

—Él no es un noble…—Hisui intenta evadir el tema. Arcadios tampoco lo era.

—Pero es muy rico y las arcas reales necesitan recursos—insiste el padre—Si el asunto de la sangre te preocupa tanto, hay una docena de nobles en todo Fiore que estoy seguro tienen el oro y el grano suficiente para solucionar esto…

—Pues si es así, los expropiaré…—dijo Hisui en tono casi de broma pero manteniendo su actitud recalcitrante—¿Por qué no eres honesto conmigo y me dices de una vez que quieres decirme con todo esto?

—Tienes deberes que cumplir con el reino, querida…—el ex-rey intentó sonar lo más amable posible. No fué suficiente para calmar a la rebelde chica.

—¡Lo sé! ¡Siempre lo he sabido!—la reina no pudo evitar soltar un bufido de enojo—Debo abrir las piernas y parir un heredero ¡Me lo llevas diciendo desde que tenía quince!... buff…—Hisui terminó de brazos cruzados y con un gran gesto de puchero en sus labios.

—No hay necesidad de ser tan grosera—su padre replicó—No estoy presionando. Sólo me preocupaba que lo estuvieras posponiendo demasiado… No te ofendas, pero nadie se hace más joven a medida que pasa el tiempo…

—Me dices eso A MÍ cuando TÚ tenías casi cincuenta años en el momento que yo nací—la reina se mostró muy molesta por la hipocresía de su padre.

—Por eso mismo te lo digo. Me dolería mucho no haberte enseñado a no cometer los mismos errores que yo. Créeme, mientras más lo pospongas, terminarás igual que yo.

—No entiendo lo que me quieres decir…

«… ¿No entiendes o no quieres?… » al igual que ella, el ex-rey empezaba a hartarse de la conversación.

—Vamos, querida. Ambos sabemos que lo ideal hubiera sido que tú fueras más mayor y más madura cuando fuera la hora de reemplazarme—el ex-rey habló con sabiduría—Hija, mira lo que estás sufriendo al tener que aprender todo sobre la marcha y mira lo viejo y acabado que estoy yo ahora. ¿De verdad quieres que esto se repita cuando te toque retirarte y tu heredero no esté preparado para asumir sus deberes? Esto no hubiera ocurrido si yo hubiera asumido mis deberes cuando tenía la edad adecuada en lugar de perder tanto tiempo en aventuras infantiles e improductivas…

—Siempre hablaste con mucha nostalgia y felicidad de tu "época dorada"—Hisui le contestó—Es más, yo siempre creí que mi madre había sido una compañera de esas aventuras de juventud. Sé que cuando yo era niña no se llevaban del todo bien, pero siempre pensé que a pesar de todo, allí todavía había un poco de ese amor…

—¿En serio creíste eso?—Su padre levantó una ceja—Sé que eras muy pequeña cuando tu madre murió al dar a luz a tu hermano, pero hablas como si no conocieras a tu propia madre…—dijo el ex-rey con algo de sorpresa.

—¿No te vas a enojar si te lo digo? La verdad es que casi no recuerdo sobre ella…—confesó Hisui.

Ya sea por el tiempo transcurrido o por que era demasiado niña, la figura de su madre se había convertido más en un ideal que en un recuerdo. Tenía vergüenza confesárselo a su padre pero para su suerte, éste no se enojó, sinó que en su lugar se rió con ironía antes de hablarle de nuevo.

—¿Y qué es lo que vas a hacer?—el ex-rey volvió a la carga en tono de broma—porque soltera no te puedes quedar.

—Muy fácil. Me casaré con alguien que yo ame—Hisui habló con firmeza—Tú mismo lo dijiste, soy la reina y yo decido…

Su padre torció su cara de horror al oír la resolución de su hija. La chica le anunció que escogería el amor por sobre el deber. Debía convencerla de pensar con la cabeza y no con el corazón, por el bien del reino…

—Ustedes los jóvenes no entienden—el padre mostró hartazgo—Esta cosa del romanticismo verdaderamente ha envenenado a toda una generación. Han olvidado que lo más importante en un compañero es el carácter y las virtudes y no los sentimientos pasionales. Se supone que buscas un aliado para la vida, alguien que te respalde…

—Lo sé. Tú siempre me dices que a quien escoja como mi rey, debe ser alguien inteligente y confiable, alguien que me apoye y siempre esté de mi lado,—Hisui contraatacó—¿Cómo voy a confiar y poder apoyarme en alguien que no amo y no me ama…

El hombre rodó los ojos con frustración.

—No seas terca, hija mía—le dijo el padre en tono severo pero suplicante—Escúchame, por favor. Lo que ustedes llaman "amor verdadero" en realidad es algo que crece lentamente, con los años, poco a poco. No es tan emocionante como una pasión predestinada o fortuita, pero es más fuerte, más duradero. Me gustaría haberlo entendido cuando tenía tu edad…

—Apuesto que eso mismo le dijeron a Lucy Heartfilia cuando intentaron casarla a la fuerza…

—Pero ella no tiene las responsabilidades de la reina y aún así, mira todo el daño que se provocó porque ella rehusó su deber. Eres la reina y tu deber es aún más importante que el de ella.

—EXACTO. YO soy la reina y yo decido…—Hisui siguió terca.

—Pero también necesitas el apoyo de los otros poderes del reino. Una boda real sin apoyo de la nobleza y los ricos es anarquía en potencia para el reino.

—Eso lo sé.

—Pero aún así insistes en hacerlo.

—Me casaré con alguien que yo ame—La reina no cedía ni un poco.

—Se que eso parece importante para tí…—su padre intentó sonar comprensivo.

—ES importante para mí.

Acorralado por la firmeza y terquedad de la chica, el ex-rey Thoma recurrió a una conservación más incómoda y en muchos aspectos, reveladora. No pensó siquiera que con ello probablemente ofendería y lastimaría a su propia hija, en ese momento sus energías y pensamientos estaban centrados en hacer lo que él entendía como "Proteger el futuro del reino":

—... Tú madre no me amaba cuando nos casamos. Yo no la amaba cuando nos casamos. Apenas nos conocíamos—el hombre de pronto habló de forma fría.

—Ya sé lo qué me vas a decir—la reina se mostró inflexible—"El amor que se construye lento es más fuerte" "Eventualmente aprenderán a quererse". Guárdatelas, ¿Quieres?

—No. No iba a decir eso…

¿Eh?—la reina levantó una ceja.

—Como te decía, tu madre y yo no nos amábamos. Y a pesar de los años, el amor no sólo "sucedió entre nosotros". Es más… Nunca sucedió—admitió en tono de confesión.

Hisui sintió una extraña sensación de inseguridad nacer en su pecho.

—¿D-de qué hablas?—preguntó la chica, temerosa.

—¿Querías honestidad? Muy bien, seamos honestos: Tu madre nunca me amó y yo nunca la amé. Es más ¡Nos detestábamos!

Hisui sentía su mundo temblar al oír, incrédula de que sus padres se odiaran.

—Eso no puede ser… ¡Mientes!

—Es la verdad. ¿Y sabes por qué fué? Porque ambos fuimos demasiado tercos como para escoger a alguien con el que al menos tuviéramos cosas en común mientras aún éramos jóvenes…

—¡No lo acepto! Te pido que por favor no intentes desmerecer tu propio matrimonio sólo para convencerme.

—¿Tú crees que ella habría escogido a un enano cuarentón como yo? O lo contrario ¿Crees que yo habría escogido a una solterona acabada? Yo por supuesto, siendo el rey, podía haber escogido a una jóven lozana y hermosa de todos modos, pero un grave problema me obligó a casarme con ella. El país de Bosco intentó invadirnos y tenía que unir a todos los poderes del país para hacerles frente.

—Entonces… ¿Tú no la querías?... Tú no la amabas...

—Si…—el hombre le confesó a su hija—Y te puedo asegurar que ella sentía el mismo desprecio por mí.

—¡No te permito que hables así de mi madre!—Hisui escupió muy molesta—Puede que tú no la quisieras, ¡pero me enfurece el que seas tan egoísta como para pensar que ella no hiciera el esfuerzo por quererte!

Su padre insistió en desafiarla y subió la apuesta:

—La noche que tu madre murió…

—¡No te atrevas…—la reina advirtió.

—La noche que tu madre y tu hermano murieron—su padre la desafió—antes de despedirse, me dijo que si tenía la suerte de reencarnar, rogaba por no volver a tener este destino… con alguien como yo…

La reina se quedó en estado catártico, con una profunda tristeza y rabia mezclados e invadiéndola por completo. ¿Qué se suponía que debía pensar? A la mayoría de los niños se les dice que son fruto del amor de sus padres, pero ella acababa de enterarse de que ella era en realidad algo creado a la fuerza, con rabia y por una responsabilidad calculada...

—¿Y tú… ¿De verdad no había alguna cosa de ella que llegaras a amar aparte de mí?—al borde de las lágrimas, la reina insistió en preguntar, con la esperanza de recibir alguna respuesta que la reconfortara.

—Siento decir que no… no me gustaba su carácter, no me gustaba su forma de hablarme y el tener que acostarme con ella me asqueaba profundamente… ¡Oh, por dios, y lo que más me irritaba de su apariencia era su horrible cabello!

¡¿EEHH?!—Hisui chilló y se llevó las manos a su propia cabeza, tocando su pelo verde, igual al de su madre.

¡Pe-pero a tí si te queda muy bien, cariño!—el hombre intentó excusarse.

Ese último golpe acabó por hacer que la chica rompiera a llorar. Su padre perdió toda intención de reclamo que tuviera con ella y sintiéndose también desgarrado, se apresuró a intentar consolarla.

¡Buaaaahhh!...

Durante toda la discusión olvidó que no sólo se trataba de la reina, si no de su propia hija, a quien había lastimado gravemente por algo que no valía la pena.

—Ya, cariño, lo siento… no quería ser tan hiriente… ¡Disculpame por favor!—su padre quiso arreglar su desastre con la voz más dulce que pudo sacar para calmar a su niña mientras le abrazaba los hombros.

—¡¿Cómo quieres que me sienta al saber que mis padres se odiaban?! ¡sniff-sniff!—Hisui continuó llorando—¡¿No te das cuenta qué estás destruyendo mi mundo?!.

—¡Es más complicado que eso! ¡Hay una buena razón por la que los reyes elegimos hacer a un lado nuestros sentimientos por el bien del reino!

—¡BASTA! ¡No quiero verte ahora!

La reina perdió finalmente los estribos y se fué corriendo del lugar. A pesar de lo mucho que habían cambiado las cosas en tantos años, la escena se repetía: Un padre viudo que hería a su hija sin querer, al no poder entenderla…

—¡Espera, hija!...

El padre no pudo hacer nada para detenerla y se quedó con la palabra en la boca.

«… ¡Demonios!, creo que la cagué… » pensó triste.

Lamento mucho que eso no haya salido bien, majestad...

El ex-rey se encontró con el ministro que había traído a Hisui a la reunión con su padre. Este veterano hombre había trabajado muchos años con el ex-monarca y tenía la suficiente confianza de éste para compartir los asuntos personales con su hija.

—¡Uff!—el padre suspiró abatido—Desde que su madre murió, nunca pude hacerlo bien. La diosa sabe como yo detestaba a esa mujer, pero le reconozco una cosa: Era capaz de comprender a la niña como nadie.

Tenga esperanza, alteza—le dijo el ministro—Todos fuimos rebeldes durante nuestra juventud y cada generación es diferente. Es su hija al fin y al cabo y lleva mucho de usted dentro de ella.

—Ese no es problema—replicó el ex-rey—no tengo dudas de que eventualmente ella asumirá sus responsabilidades, lo que me preocupa es que lo haga muy tarde, como yo y su madre. ¡Lo que ahora necesita el régimen es estabilidad!

Habla con mucha razón, alteza…

—Te recuerdo que ya no soy tu rey, es ella—le respondió el hombrecillo.

Me disculpo, señor mío—le respondió—Pero a pesar de que ya no lo sea, es imperativo que usted permita que su guardia personal le vigile como es debido…—dijo el ministro en tono suplicante.

—Te recuerdo que dije que quería vivir entre mis súbditos, como alguien normal—argumentó el ex-rey—Si de repente aparecen soldados armados cuidando mi puerta, las sospechas empezarán. No quiero eso…

Insisto en que es peligroso, señor. Usted ha debido ver lo inseguras que se han vuelto las calles. Temo que los disturbios lleguen a arriesgar su seguridad…

El ex-rey volvió a negarse y le aseguró a su viejo amigo que todo estaba bajo control. El anciano ministro tuvo que rendirse en sus intentos por proteger al antiguo monarca. Al verlo tan preocupado, el padre de Hisui quiso darle algo de esperanza:

—Te ruego que sigas aconsejando a la reina con paciencia. Sé que es algo terca, pero como tú mismo dijiste, es hija mía y sólo podemos confiar en que la diosa le de la sabiduría para gobernar de la mejor manera…

Rogaré que así sea, Alteza

Ambos amigos se despidieron.

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Magnolia, reino de Fiore…

Estoy aterrada. Aterrada y conflictuada. ¡¿Qué se supone que voy a hacer ahora?!

Esto no era lo que tenía en mente cuando decidí volver al periodismo. Quiero alejarme de este asunto lo más que pueda, así que a partir de ahora, trataré de llegar temprano a la oficina #3 para coger una comisión distinta, nada de política…

¡Buff…!—suspiro en voz alta.

La "yo" más joven estaría decepcionada de mí misma si oyera esto. Sé que puede ser inútil pensar en política cuando vivimos en un sistema monárquico absoluto, pero, ¡Hey!. Mirando un poco al pasado de nuestro país, no era descabellado pensar que eventualmente, seríamos los más "avanzados" del continente.

Fuimos el primer país donde los reyes empezaron a seleccionar ministros por su capacidad e inteligencia y no por nepotismo o clientelismo… y todo se detuvo allí. No hubo más avance.

Eso me decepciona un poco, porque cuando era más jóven y todavía vivía con papá, tuve una maestra privada que me habló un poco de estas cosas, sobre cómo ella estaba segura que al subir al trono, la princesa haría una constitución con representantes elegidos, como se empezaba a hacer en otros países. Eso no pasó. La princesa parece una persona muy razonable, culta y bien educada para ejercer el cargo con sabiduría. Una déspota ilustrada como sus predecesores, muy amable, pero una déspota al fin y al cabo…

En cuanto a mi profesora, cuando mi papá se enteró, la echó a patadas de la casa (literalmente) acusándola de meter "ideas peligrosas" en mi cabeza.

«… Me pregunto qué será de ella ahora… » No he pensado en ella en años…

Sin embargo, no todo el día ha sido malo. Tuve mi primer encargo como reportera y con ello ahora por fin tengo más libertad para mantener contacto con mis viejos amigos del gremio.

Tras marcar mi salida en el edificio del diario, me dirijo a toda prisa al edificio del gremio. No he visto a mis amigos en semanas y no quiero esperar más. A esta hora todos deben estar por regresar de sus misiones y todavía falta hora y media para que Mira-san cierre el edificio.

—¡Hola, chicos!—anuncié al entrar por la puerta.

¡Lucy! ¡Qué sorpresa!—me dicen los presentes. No son muchos. Creo que llegué demasiado tarde o demasiado temprano, pues no veo a muchos conocidos. Max, Vijeteer y otros compañeros fueron los primeros en volver de trabajar y ya matan el tiempo en sus mesas mientras beben algo.

Mira-san se emociona mucho al verme y se acerca a mí con gran efusividad.

—¿Te sirvo un café, nena? ¡La casa invita!—me dice Mira-san de forma jovial—¡Me alegra por fin verte por aquí!

—Por favor—le respondo con una sonrisa tímida. Me apena un poco porque le debo dinero.

Ella aprovecha que ya tiene uno listo en su bandeja y lo pone en mi mesa, junto a un panecillo dulce, un lindo detalle de su parte.

—¿Algún rastro de Erza?—empiezo preguntando.

—No. Nada aún. No me sorprende. La última vez que estuvo aquí acaparó una gran cantidad de trabajos difíciles. Ella y Gajeel tuvieron una discusión por ello…

—Ella se está enfocando en su trabajo eh?—bromeo un poco.

—Ya sabes por culpa de quien—Mirajane me guiña un ojo. Creo que habla del tonto de Jellal.

—Tú lo has dicho…—respondo algo dudosa.

—¿Y qué me dices de tí? ¿Qué tal el trabajo? Si no has venido aquí hasta el día de hoy, asumo que muy bien—Me dice Mirajane con gran interés.

—No me quejo. Es diferente a cuando trabajaba en el Sorcerer—le doy una respuesta vacilante.

—¿Diferente mejor o peor?—Mirajane me pregunta de vuelta.

—MUY diferente—me limito a responder con un dejo de ironía.

Por supuesto que no voy a decirle nada sobre lo que vi y todas las limitaciones que tiene mi nueva condición, tanto por orgullo personal como por seguridad…

Creo que ella entiende mi tesitura y me deja tranquila, para rematar con un comentario alegre:

—Bueno, ¡El uniforme te queda lindo, Lucy!—me dice antes de volver a atender la barra.

Miro a mis compañeros llegar: Primero Charle y Wendy que me saludan desde la distancia antes de ir a la barra a registrar su trabajo del día. El día del cumpleaños de Laki ellas y Lisanna me miraban un poco raro y Wendy estaba muy nerviosa y apenada. Es extraño. La conozco lo suficiente para darme cuenta que quiere decirme algo pero por alguna razón se ve impedida de hacerlo. Es tan honesta como Natsu y por ende terrible mintiendo…

Me pregunto si ella y los otros magos lo bastante fuertes y prestigiosos para poder seguir viviendo de este oficio saben lo "afortunados" que son. A pesar de que muchos de ellos tienen una opinión muy mala sobre el consejo mágico, francamente yo extraño estar bajo su tutela para trabajar.

Todo lo que concierne al mundo mágico constituye "Un estado dentro del estado". El consejo mágico gobierna a los magos con una administración paralela a la de cada reino o país con sistema judicial propio, milicias para buscar a los magos caídos y leyes propias para el periodismo, mucho más libre que el "periodismo normal" (siempre que te limites a hablar del tema mágico).

Por todo esto, he llegado a la triste conclusión de que el año que trabajé en Crocus con Jason-senpai fué una oportunidad única que desaproveché…

Recién caigo en cuenta de lo afortunada que fui cuando decidí incursionar en este campo durante la separación del gremio. Gracias a las influencias y el apoyo de Jason-senpai empecé trabajando en el Weekly Sorcerer Magazine, la revista más popular del mundo mágico. ¡Cobraba un salario de casi 200 000 jewels siendo apenas un pasante cuasi-asistente del editor, Jason-senpai!

Ahora entiendo también porqué muchos ex-compañeros de trabajo de aquella época solían hacer malintencionados comentarios sobre si había alguna clase de relación carnal entre Jason y yo. Me molesta pero lo entiendo, no era nada justo considerando sus propios salarios.

El oficio de periodista no es especialmente bien remunerado en Magnolia, dado que somos una ciudad sin puerto y que lo más interesante que ocurre es gracias a Fairy Tail. Con el Weekly Sorcerer Magazine teniendo el monopolio para cubrir todo lo relacionado al mundo mágico de la ciudad, no queda nada demasiado interesante que contar para los periódicos comunes.

Con lo que me pagarán, apenas alcanza para la renta y las necesidades básicas. Es un poco deprimente pero de momento no puedo aspirar a mucho más.

Esta vez decidí no recurrir a Jason-senpai para que me diera "palanca" y consiguiera para mí un puesto en la oficina local del Sorcerer Magazine. Ya lo he decepcionado mucho e inevitablemente lo haría de nuevo: En el fondo, sé que voy a regresar a ser maga cuando la situación mejore (y todo mi equipo esté reunido de nuevo)...

"... ¡Tú quieres ser escritor para morir de hambre!… "

Un mal pensamiento me interrumpe y agito la cabeza para alejar el mal recuerdo de papá. Me gustaría que los buenos recuerdos fueran mayores que los malos, pero de momento la cuenta no va a favor de papá…

—¡¿Cómo que van a renunciar?!—Mirajane anuncia escandalizada.

En la barra hay 4 miembros del gremio. Los conozco de cara pero nada más allá. Creo que son parte de los que se unieron tras los juegos mágicos.

Me acerco un par de mesas para curiosear un poco.

—… por favor no te enojes, Mira-san—se excusa uno de ellos.

— No estoy enojada, ¡solo un poco sorprendida!

Bueno, tú sabes que las cosas han cambiado… ya estamos algo mayores para este trabajo y con el dinero que ganamos con la compañía de los mares del norte creo que podemos empezar otra cosa por nuestra cuenta...

Los escucho con atención cuando mencionan a la compañía de los mares del norte. Justo después de que la guerra terminara, esa compañía empezó a vender valores al público como si se tratase de panes y a un precio muy bajo, para que cualquiera pudiese comprarlos.

Se supone que la idea es esperar recibir pequeños dividendos por esos certificados, pero he visto que lo único que hacen las personas es intercambiarlos y venderlos entre ellos. Cada vez que la compañía anuncia que tendrá grandes ganancias, la gente intercambia los certificados a un precio cada vez mayor en lugar de esperar las propias ganancias de la compañía.

Es como una gran apuesta, en la que esperas que el precio suba siempre y ganas mucho dinero al hacerlo...

Nunca me han llamado la atención las altas finanzas. Papá las entendía a un nivel razonable e incluso intentó enseñarme, pero las cosas no acabaron muy bien. Es por ello que decidí apostar por el negocio de Lacrymas de Warren… Ahora me arrepiento.

Me acerco a los recién renunciados antes de que se vayan y veo que ahora están finamente vestidos e incluso uno de ellos tiene un reloj de oro...

—¿Se compraron todo eso con sus acciones de la compañía de los mares del norte?—les pregunto.

¡Así es!—me responden emocionados—las vendimos a buen precio y luego compramos más, para venderlas cuando el precio vuelva a subir, ¡y así hasta el infinito!

¡Por fin llegó el día de estos pobres diablos!—se jacta otro de ellos.

Siento un poco de envidia porque yo ya no puedo entrar a ese juego, pues esas acciones sólo se pueden comprar con Jewels, no con denarios. ¡Ahora se pide 500 000 jewels por cada acción! Simplemente no puedo pagarlo y ahora solo puedo arrepentirme no haber comprado una cuando aparecieron por primera vez…

Mirajane nota mi gesto de depresión y me da una sugerencia:

—Lucy, ¿Ya intentaste hablar con Warren?

—… No. ¡Él ni siquiera sabe que yo soy uno de los inversores de su negocio de Lacrymas!—le respondo apenada.

Fué una inversión de riesgo, y si Warren entra en bancarrota, por ley no estaría obligado a devolverme nada...

—¿Lo has visto recientemente?—ella me pregunta preocupada—Warren es un tipo honrado. Aún si el negocio no funcionó, estoy segura que te devolverá aunque sea un poco del dinero...

—No lo sé… no lo he pensado. Estoy segura que tiene más problemas que resolver ahora…

—¡Y que lo digas!—dice Mirajane con preocupación—¿Sabías que nadie lo ha visto en semanas?

—¿Eh?

—Si. Por eso te pregunté si tú sabías algo… No sé en qué se ha metido, pero ayer vinieron unos prestamistas a buscarlo aquí, no se veían nada contentos…

Eso no son buenas noticias. Espero que Warren esté bien, pero creo que ya puedo dar ese dinero por perdido…

Mirajane vuelve a sus labores y yo intento no pensar más en problemas.

Son casi las 5 de la tarde y dentro de poco el edificio va a cerrar. Al filo de la hora, la puerta se abre con violencia, causando un estruendo que nos hace a todos voltear.

¡Es Levy-chan! Tengo el instinto de saludarla pero al instante noto que ella está furiosa, con los puños apretados y la cara fruncida. Detrás de ella entra Gajeel, con humor igual o peor. Él se apresura a gritarle:

—¡OYE, LEVY! ¡Mírame cuando te hablo!

Ella ni siquiera le toma importancia y se dirige hacia mí. No me saluda pero se sienta a mi lado, dándole la espalda a su esposo. Cuando Gajeel insiste con sus reclamos, Levy-chan gira la cabeza y le saca la lengua con una expresión insultante. Gajeel se pone colorado de rabia.

Por un momento temo que Gajeel vaya a hacer algo violento pero afortunadamente no pasa nada. A veces olvido que él ya no es un villano y quiero pensar que la vez que la agredió junto al Shadow Gear fué la primera y única…

Todos los presentes empiezan a murmurar por el escándalo y Gajeel se dirige a la barra con Mirajane. Es una situación incomodísima y no me animo a decirle nada a mi amiga, ¡puedo sentir su furia!

Panther Lily aparece al fin por la puerta y todos le lanzamos una mirada demandante para que nos diga qué pasa. Él sólo se encoge de hombros.

No estoy lo bastante cerca como para oír que discuten Mirajane y Gajeel pero la expresión de Mira-san es de preocupación y sorpresa. En un momento dado, Mirajane empieza a hablar en voz inusualmente alta, como si quisiera que todos escuchemos:

—... ¿Por qué quieres tomar este encargo ahora? Es de los del "cajón". Seguro será peligroso…—anuncia Mira.

Una misión del "cajón". Misiones rechazadas, atrasadas o demasiado misteriosas para calificar al tablero. En teoría cualquiera puede tomarlas pero por obvias razones nadie lo hace…

—Saldré de inmediato—dice Gajeel en voz alta, siguiéndole el juego a Mirajane.

—¡Es un viaje de 3 días y ya es muy tarde!—Mirajane argumenta—¿De verdad vas a ir solo?

—Por supuesto. ¡Prefiero ir solo para no oír quejas!—Gajeel lo anuncia para que Levy-chan escuche. Golpe bajo…

Como si esperara que ella reaccione, Gajeel aguarda unos momentos antes de irse. Al final no ocurre nada y él sale por la puerta con Lily detrás suyo. Levy-chan baja la cabeza y relaja sus manos. Creo que ya no está tan furiosa pero ahora noto que se pone triste.

—Lu-chan, ¿puedo quedarme en tu casa unos días?—Levy-chan habla por fin. Lo confirmo: Ya no se oye enojo en su voz, sino más bien, tristeza.

—¡Por supuesto, amiga!

Hasta ahora, Levy-chan había cedido en todo, lo que me preocupaba cuando empezaron a salir, sin embargo está vez debe ser algo serio como para que ambos se pongan así...

Después que el gremio cierra, Levy-chan me acompaña a casa. Antes de que salgamos por la puerta, oigo un murmullo:

"... Finalmente, problemas en el paraíso… "

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Isla Foglie, Reino de Fiore…

Tras la desbandada de su ejército, Arcadios acabó refugiándose con un un pequeño grupo en la espesura de la selva para luego arribar a un acantilado que gobernaba un valle con pozas de agua y más selva. Desde allí intentaron divisar las playas donde estaban su base de operaciones y los barcos…

—No logro ver nada. ¿Alguno de ustedes tiene un mapa?—Arcadios solicitó—Todo el equipo se perdió en la huida…

No, General. Nuestros equipos también se quedaron olvidados durante la confusión.

Recibió una respuesta negativa de sus soldados, para su pesar. Tras el fallido intento, los hombres regresaron a guarecerse en la selva mientras intentaban evadir a las fuerzas contrarias en su camino de vuelta a las playas.

Cayó la noche y el avance tuvo que detenerse, aprovechando Arcadios para evaluar la nueva situación:

—... ¡Esto es gravísimo! Debemos reagrupar las fuerzas y regresar a la capital. ¡Tenemos que advertir al gobierno de esto!—dijo Arcadios en voz alta.

«… Y luego de eso, regresar con un ejército más grande… » reflexionó el general.

Sus hombres permanecieron inusualmente callados. El general lo atribuyó a una moral baja y a la desesperanza por el fracaso de la operación. Se apresuró a intentar mantenerlos ocupados…

—Necesitamos comunicarnos con la segunda división y avisarles que regresen a los barcos. ¡No durarán mucho tiempo atrincherados en la ciudad!—dijo Arcadios.

Antes de responder, algunos de los soldados intercambiaron unas secretas miradas de complicidad sin que Arcadios lo notara…

Si se rinden ante las fuerzas de Zash, tal vez les perdone la vida…—comentó uno de los oficiales.

—Nada es seguro con ese maldito—escupió Arcadios con desprecio—¡La reina está en peligro ahora mismo!—dijo Arcadios con profunda preocupación—Con esto, estoy casi seguro de que la conspiración de Zash no se limitará a esta isla. No sabemos cuántos ministros que aconsejan a la reina están de su parte, ¡Y ahora que nosotros estamos tan lejos de la capital, su majestad no está a salvo!…

El amor que sentía por la joven monarca hizo que Arcadios permitiera que la pasión hiciera sus sentidos de alerta distraerse y no notar la sospechosa actuación de sus subordinados…

... Si eso le preocupa, General…—el oficial hizo una pausa nerviosa—Le aseguro que por ahora, la reina está fuera de peligro… Porque Zash-sama está en esta isla ahora mismo…

—¿Y tú cómo puedes estar seguro de eso… ¿Uh?

Arcadios inicialmente se confundió por la extraña afirmación del oficial y lo misterioso de su tono de voz. Bastaron escasos segundos para que como una especie de señal, el resto de la tropa rodeara al general y desenvainara sus armas, apuntándole al cuello…

¡Chischás!

—¡¿Qué significa esto?!—Arcadios gritó indignado. Un poco de temor nació secretamente en su pecho—¡Bajen sus armas ahora! ¡Es una órden!

Los soldados permanecieron quietos. Algunos de ellos mostraban dudas y temor en sus rostros, pero otros, especialmente aquel joven oficial, tenían la mirada fría y perfectamente conscientes de lo que hacían…

Lo lamento, General. Así son las cosas ahora…—dijo el joven oficial—¡Por favor, tire sus armas y ríndase en paz!

—¡Esto es traición a la reina! ¡Traición a todo el país!—le gritó Arcadios de vuelta.

Lo siento, General—dijo el oficial. Se oía mortificado—La muchacha tuvo su oportunidad y está provocando un desastre en nuestra nación… ¡Es momento de un cambio!

Arcadios se quedó descolocado por como en una sola frase, aquel jóven le confirmó que estaba implicado en la sorpresiva conspiración. ¿Sería partidario de Zash desde un comienzo o acababa de cambiarse de bando? ¿O se trataría de un espía?...

La decepción y la angustia por la traición mortificó profundamente a Arcadios, que siendo hombre, se tragaba las ganas de gritar de impotencia. Buscó en los rostros de sus captores. Jóvenes soldados a los que había conocido en persona desde mucho antes, algunos amigos muy personales, especialmente aquel oficial que parecía el líder de los traidores…

—Hiciste un juramento. ¡Todos ustedes lo hicieron!—Arcadios arengó a la tropa.

Algunos soldados de la última fila bajaron la cabeza con vergüenza, pero antes que la tropa dudara, uno de los oficiales, que hacía de cabeza visible de los traidores se apresuró a responderle al general:

... Mi padre es un militante monárquico y toda mi familia lo es, pero yo no puedo quedarme quieto mientras la anarquía y el hambre destruyen mi patria y no puedo esperar a que ella finalmente aprenda a gobernar…

—¡Están locos!—exclamó Arcadios. El hombre ya les gritaba completamente fuera de sí. La traición lo dejó tan sacado que apenas podía articular sus amenazas—¡Escúchame, Janssen, nos conocemos desde hace mucho tiempo!

No, General mío, sería loco el militar que al frente de su destino no estuviera dispuesto a sublevarse en favor de Fiore y en contra de la anarquía…—el oficial le respondió fríamente.

—¿En favor de quien? ¡¿Qué van a ganar levantándose contra la reina?! ¡LA ANARQUÍA SERÁ PEOR SI USTEDES HACEN ESTO!—Arcadios hizo un último intento de convencerlos.

¡LA REPÚBLICA! ¡FIORE SERÁ UNA REPÚBLICA!...—le gritó el jóven oficial.

Arcadios se quedó anonadado con la afirmación, aterrado ante la posibilidad de que todo el órden natural que conocía estaba pronto a desmoronarse. El hombre permaneció estoico unos instantes, como perdido entre sus pensamientos. Soltó su arma como le ordenaron los traidores cuando las fuerzas leales a Zash estaban a pocos metros de llegar…

Preparen al prisionero para su traslado…—ordenó el oficial que dirigía a los traidores.

El veterano general hizo el ademán de rendirse y permitir que lo apresaran, pero cuando estuvieron a punto de amarrarle las manos, el terco Arcadios hizo una pirueta para liberarse de los guardias y se echó a correr en dirección al acantilado…

¡Disparen!

¡Flush!... ¡Bow!

Una flecha se clavó en el hombro de Arcadios pero eso no lo detuvo, siguió corriendo abriéndose paso entre hojas y lianas de la espesa selva. La tropa corrió detrás de él, los soldados que le tenían aprecio le suplicaron que se rindiese, pero él desoyó. Arcadios se dió de lleno con el precipicio y a punto de tropezar, miró al abismo. Ahí había una poza de agua que continuaba en un río, todo cercado por rocas y árboles…

Los soldados lo alcanzaron al fin, pero antes que pudiesen atraparlo, ¡Arcadios se lanzó al vacío!

—¡GENERAL!—Los nervios traicionaron a uno de los traidores, que a pesar de la situación, todavía le tenía aprecio a Arcadios…

Los soldados se quedaron fríos y unos pocos corrieron al borde del peñasco para ver donde había caído. No lograron encontrar el cuerpo con la vista, ya sea por la noche o porque Arcadios se habría ahogado en el agua.

Tras unos pocos minutos, los traidores recibieron a nada más y nada menos que al líder de los conspiradores: ¡Zash Caine en persona!

Ellos por supuesto no se sorprendieron, pues al ser parte de la conspiración a un nivel muy alto, ya sabían de antemano que Zash estaría en la isla…

—... Zash-sama…

Los soldados se cuadraron ante el recién llegado.

—¿Qué ocurrió?—Zash exigió una explicación—¿Dónde está Arcadios?

—Él… ¡Se lanzó al vacío!

«… ¡Maldición! Te gusta hacerlo siempre de manera difícil… » Zash renegó para sus adentros.

—¡Búsquenlo! ¡Revisen todo el tráfico naval!—Zash ordenó—¡Requisen cada barco de ser necesario! Encuentrenlo sin importar qué… ¡Vivo o muerto!

Los soldados corrieron a cumplir la órden, pero aquel jóven oficial se quedó quieto, mostrando gran duda y vacilación.

—¿Qué te ocurre?—Zash le cuestionó.

—Después de este golpe de fuerza será muy difícil ocultar la conspiración…

Zash se acercó al jóven y le colocó la mano en el hombro:

—Tranquilízate. Esta isla es prácticamente autosuficiente. Mantener el aislamiento no será un problema—dijo Zash—Además, el golpe ya está planificado y coordinado. Lo único que esperamos es un detonante…

—¿Un detonante?

—Si. Y estoy seguro que llegará pronto. ¡Menos de 30 días desde aquí!

—Pero señor, ¡Ya es 15 de diciembre!—excusó el oficial—Las fiestas de fin de año dificultará nuestro accionar…

Zash gesticuló una sonrisa malvada.

—Lo contrario, amigo mío—argumentó Zash—Y te aseguro, que si los ciudadanos de Fiore podrán tener unas fiestas felices o nó, ahora depende enteramente de su por ahora "Majestad".

—¿Eh? Disculpe, pero no entiendo—respondió el oficial, arriesgándose a ser reprendido.

—¿Te suena la "compañía de los mares del norte"?—concluyó Zash en un tono misterioso y burlón.

El oficial conocía dicha institución pero no acaba de entender a qué se refería Zash. Con su destino inequívocamente unido al éxito o fracaso de la conspiración, sólo podía confiar en los planes de Zash.

CONTINUARÁ...

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¡Gracias por leer hasta aquí y no olvides dejar tu review!

NOTAS DEL CAP

¡Saludos a todos!

Lentos pero seguros, les traigo el capítulo que continúa la historia. Lamentablemente tuve un retraso de 5 días en los que no pude escribir, me disculpo por ello.

Decidí utilizar a Lucy y su particular punto de vista periodístico como vía para contar cómo todo se va al demonio en Fiore, en preparación para el golpe de fuerza que se avecina. Supongo que ha de sentirse raro no saber nada de Natsu y Ophis por más de dos caps seguidos XD.

Como muchos pedían y como yo también deseaba, la participación de Lucy irá aumentando a partir de ahora.

El manga de 100 years quest ha tenido unos últimos caps cuando menos curiosos. Todos creíamos que todo el asunto del gremio de alquimistas era irse por las ramas, pero resulta que el gremio de alquimistas… ¿En realidad es el dragón "Viernes"?. Las explicaciones que ofrece el manga de momento son muy confusas. Siento que Mashima desperdició todo el asunto de Athena y el culto de la maga blanca (al igual que lo de Irene y Wendy), pero qué se le va hacer. La comunidad en español estuvo debatiendo con preocupación al notar que posiblemente Mashima-sensei esté improvisando de nuevo para esta saga. Sólo nos queda confiar en que Mashima-sensei nos sorprenda de forma agradable.

Por otro lado, EDENS ZERO está antojando mucho en sus últimos caps, Rebecca debería ser eterna :3

¡Espero que nos veamos pronto!