PORCELAIN PRINCESS

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

...

Paso cuatro.

Secado.

Las piezas se dejan secar completamente, lo que puede durar mucho o poco tiempo, dependiendo del tamaño y la complejidad de la pieza.

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Sasuke hubiera querido poder cumplir su propósito de reservar su cumpleaños para visitarla, tal y como había deseado hacer desde el día que ella le contó que nació en primavera, un 28 de marzo para ser más exactos, algo más que apropiado para una doncella tan colorida como ella.

Sin embargo, debido a ciertos compromisos que le obligaron a cumplir, terminó yendo a verla hasta un 5 de abril, lo que hizo que Tsunade lo recibiera con desaprobación y le indicara de mala gana que Sakura estaba en el jardín.

A Sasuke le gustaba la imagen dulce con la que su esposa siempre lo recibía: algún vestido sencillo cubriendo su cuerpo casi por completo, el cabello cayendo por su espalda en ondas suaves y fragantes y la expresión alegre que siempre le hacía sentir de cierta forma en casa.

No obstante, ese día, además de las cosas antes mencionadas, la pelirrosa le dio la bienvenida con una nueva herida que le recordó al Uchiha el trasfondo y la dinámica de su matrimonio como si de una bofetada para regresarlo a la realidad se tratara.

—Bienvenido Sasuke-kun... — ella se levantó de la hierba sin soltar el pequeño conejo que sostenía en sus brazos y dándole su cálida sonrisa de siempre.

—He vuelto... — él le dijo apenas en un hilo de voz acercándose a ella y tratando de disimular su escrutinio sobre la compresa blanca asegurada sobre su ojo izquierdo a manera de parche, fallando en ello pues la pelirrosa bajó la mirada apenada.

—No te preocupes, no es nada en realidad — se apresuró a explicarle antes de que él le preguntara —. Solo que me ha estado doliendo los últimos días con la claridad del día, incluso hacía que me mareara, pero así cubierto no es ningún problema.

—Entiendo... — él aceptó con rapidez prometiéndose a sí mismo hablar con Tsunade respecto a eso más tarde, porque en ese momento tenía que ocuparse del asunto por el que estaba ahí —. Sakura... Lamento no haber venido a tiempo.

—¿A tiempo? — ella parpadeó confundida mientras lo observó sacar de su bolsillo una delgada, aunque larga caja que le fue ofrecida al momento.

—Feliz cumpleaños.

En cuanto escuchó la felicitación, la pelirrosa esbozó una enorme sonrisa acompañada de una enternecida expresión. Se agachó soltando al animalito que había estado cargando y dándole las gracias miles de veces a su esposo por recordar la fecha abrió la cajita, revelando un precioso collar muy parecido al que ella le había dado a él.

Con una cadena dorada de oro y una piedra preciosa de color rojo como dije, en un tamaño más pequeño que el de él, pero con la misma forma ovalada.

—Me gusta muchísimo — apartó los ojos de la joya para ver a su marido, enseñándole con su sonrisa y el rubor en sus mejillas que decía la verdad —. De verdad muchas gracias.

Sasuke asintió complacido y tomó el collar para ponérselo él mismo. Una vez que lo hizo, la observó embelesado por la forma en que destacaba sobre el pecho de su mujer como una perfecta representación de una mariquita posada sobre una magnífica flor.

Demasiado feliz por el regalo y el conocimiento de que estaba siendo tomada en cuenta por él hasta el punto de que recordara la fecha de su nacimiento, Sakura se sintió con la confianza de darle un corto abrazo.

Mismo que dejó momentáneamente descolocado al pelinegro y al que no le dio tiempo de reaccionar, ya fuera separándose o envolviendo sus brazos sobre su delicada figura mucho más pequeña que la suya, pues ella se alejó de él y regresó a su tarea de contemplar la brillante joya.

Poco después de eso, se encontraron sentados ahí mismo en el jardín bajo la sombra de un árbol, conversando sobre cosas inverosímiles hasta que fue él mismo quien tocó el tema de por qué no había podido ir a verla el día exacto de su cumpleaños.

—Tuve que quedarme a custodiar a la esposa de Naruto, mientras él y Kakashi se ocupaban de un asunto importante — comenzó su relato amargamente, recordando lo frustrado que se sintió por tener que cuidar a la esposa de alguien más cuando la suya probablemente estaba esperándolo para pasar juntos un día especial como ese —. Ya estaba por partir hacia acá, pero Naruto ha estado muy paranoico por la posibilidad de que la ataquen en su ausencia y no hubo poder en la tierra que lo convenciera de dejarme venir... Lo siento.

—Descuida, te quedaste a cuidar una princesa y eso es realmente importante, mucho más que un cumpleaños — ella se apresuró a señalar con una pequeña emoción en la voz al tiempo que lo veía con los ojos ilusionados y le hacia una serie de preguntas —. ¿Y cómo fue? ¿Cómo es ella? ¿Es bonita? ¿Te llevas bien con ella?

Sasuke conocía del gusto de su esposa por los cuentos e historias de amor donde hermosas princesas se casaban y vivían edulcorados romances con los príncipes que las salvaban y enamoraban hasta terminar felices por siempre.

Pero Hinata era algo de lo que no quería hablar nunca con su esposa.

Suficiente tenía con verla todo el tiempo y tener que escuchar su nombre a cada minuto del día de la boca del rubio ignorante de los sentimientos que él había albergado por ella alguna vez.

El único lugar donde estaba libre de todo lo que lo molestara era ahí, con Sakura.

Además, de cierta forma deseaba mantener ignorante a su pequeña pelirrosa de todo lo que tuviera que ver con los oscuros sentimientos llenos de humillación que todavía tenía dentro suyo a causa de su primer enamoramiento fallido.

Como si ese cariño lleno de ilusión que su esposa guardaba por él pudiera verse manchado o destruido por el conocimiento de que alguna vez había querido a alguien.

Porque admitía que él se sentiría amargado si se enterara que ella había querido a otro hombre antes que a él.

—Eso no importa, lo que quiero que sepas es que no fue mi intención no venir.

—Y yo te dije que no hay problema, sé que hay cosas importantes que tienes que atender.

—¿Y tú no te consideras una de ellas?

Como si hubiera dado en el clavo, Sasuke la vio bajar la mirada un poco afligida, al tiempo que se mordía el labio inferior, meditando lo que debía responder.

—Yo no soy una princesa — a través de su único ojo visible, su marido pudo notar la tristeza de una verdad que la entristecía decir, aunque debía hacerlo —. Mi vida no tiene el mismo valor. —Ese último comentario le hizo fruncir el ceño a Sasuke de inmediato, pero antes de que pudiera protestar ella continuó elaborando su idea —. Dadas las circunstancias especiales bajo las que nos encontramos, Hinata-sama debe ser prioridad para ti y...

—Estoy harto de que quieran responsabilizarme de ella cuando si de mi dependiera viviríamos en planetas separados — él la interrumpió, incorporándose del árbol sobre el que estaba recargada su espalda para tomar por los hombros a su mujer —. Y no me gusta cuando hablas de ti como si no importara nada que tuviera que ver contigo.

—Y-yo... — Sakura tartamudeó descolocada por su cambio de actitud, de repente él lucia bastante molesto.

—Eres mi esposa ¿No? — hizo una pausa para que ella le respondiera, lo que la chica pudo hacer luego de unos segundos con un lento asentimiento —. ¿Entonces porque dirías algo como que otra mujer debe ser más importante para mí que tú?

Nuevamente la pelirrosa tomo valor para confiarle la verdad detrás de su forma de pensar, aún si eso podía llegar a encender más su enojo.

Algo que le dolía pensar y que la lastimaría aún más decir, pero que reconocía como una realidad que él tampoco podría negarle.

—Porque a diferencia de una princesa, si yo desaparezco mañana no ocurriría nada malo, en cambio sucederían cosas buenas — a pesar de que su voz tembló hizo su mejor esfuerzo para sostenerle la mirada a Sasuke —. No puedo ser querida, imprescindible o hermosa como una... Ni siquiera puedo estar sana.

Era un hecho que la ilusión que ella guardaba para tales figuras de fantasía que, luego de tantos libros e historias en torno a ellas, habían conseguido herir su mente, venía de lo que ella percibía de sí misma como carencias.

Sakura veía las figuras como Hinata como aspiraciones que ella no podía alcanzar y que por lo tanto la convertían en el ser menos valioso de la tierra.

Ahora con mayor razón nunca volvería a mencionar esa mujer frente a ella.

Había desarrollado un muy imperioso instinto protector alrededor de su esposa y no iba a dejar que un tema como ese tuviera vía libre para herirla.

Una doncella tan especial merecía al menos ser protegida de mentiras y erróneas percepciones.

—Para todos los que te conocen lo eres Sakura, tus hermanos, tus cuidadoras y por supuesto para mí... — respondió al tiempo que la tomaba en sus brazos y la acercaba su pecho en un abrazo para contener las gana de llorar que sabía que tenía, siendo correspondido al instante —. Eres la única y la más hermosa princesa a la que quiero proteger.

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Un mes después de eso fue avisado por Kakashi sobre una extraña fiebre que había asaltado a su esposa, mientras estaba en una reunión importante con posibles aliados en uno de los pueblos vecinos de Konoha

Nuevamente no fue Sakura quien le pidió que fuera a verla, sino Shizune y para su sorpresa, al mostrarse dispuesto a atender la solicitud de inmediato a pesar de sus obligaciones, su maestro de cabello planteado se ofreció a ir en su lugar para hacerle saber que él llegaría pronto, mientras terminaba con sus ocupaciones.

Ambas eran cosas importantes y sintiéndose entre la espada y la pared, para su disgusto, tuvo que elegir lo mejor para la resistencia de nueva cuenta. Terminó por ceder a la idea de Kakashi y le entregó a regañadientes la llave que hacía ya tanto Nagato Haruno le había confiado.

Luego de instruirlo sobre cómo llegar, Sasuke regresó a su labor de conseguir más apoyo para la causa mientras mentalmente rogaba que su maestro no fuera a perderse.

Para su fortuna no fue así, pues cuando el pelinegro por fin llegó al hogar de su mujer y subió hasta su habitación, se detuvo en el umbral de la puerta sorprendido por la estampa de Sakura recostada en la cama con un paño húmedo en la frente mientras le cantaba débilmente "Caballero carbón" al hombre de cabello plateado que sostenía su mano y la observaba con una tenue sonrisa.

Demasiado perdida en su delirio debido a la temperatura, la joven convaleciente no se dio cuenta de que él estaba en la entrada de la habitación, pero Kakashi sí y le indicó con un gesto que se quedara quieto y guardara silencio.

—La compusiste para él ¿Dices?... Es muy hermosa, debes quererlo mucho — el maestro aseguró bajo la contrariada mirada de su alumno quien se incomodó y le advirtió con la mirada que no la molestara.

—Muchísimo — ella respondió suavemente atrayendo la atención de su marido —. Él es realmente especial para mí.

—Y tú para él — a la afirmación del hombre a su lado, la chica soltó una amarga risa —. ¿No me crees?

—Si lo hago, tal vez... Tal vez soy un poco especial para él... — Sakura tenía los ojos cerrados y el ceño ligeramente fruncido, lo que eran señales de su aflicción, tanto física como emocional y el Uchiha la vio apretar los labios en un pequeño puchero antes de continuar hablando —. Pero no de la forma que quisiera.

—¿Te refieres a "románticamente" hablando? — a pesar de que al principio Kakashi la había cuestionado para molestar un poco a su alumno, ahora estaba muy interesado en lo que aquella peculiar chica tenía para decir. Ella asintió con dificultad a su cuestionamiento, pero sin dudar en su respuesta.

—Pero asi esta mejor... — en ese momento la joven tomó las pocas fuerzas que tenía para abrir los ojos y girarse a ver al amable hombre que su esposo había enviado —. Si él no llega a quererme como yo lo quiero, no se sentirá triste cuando me vaya.

El peliplata no tuvo fortaleza para mirar la expresión que Sasuke había puesto al escucharla, pues sabía que ella estaba equivocada y que, de hecho, su marido iba a sufrir bastante con su partida.

El Uchiha no era alguien que le permitía a los demás entrar en su corazón o involucrarse en sus sentimientos, ni siquiera cuando todo el asunto de Hinata pasó tantos años atrás, su apacible y frío alumno mostró tantas señales de enamoramiento como las que ahora hacia alarde con Sakura.

Pero entendía que la situación de su matrimonio era complicada, tanto por el hecho de que estaban unidos bajo intereses para nada románticos, así como la irascible realidad que era el pronto vencimiento de su unión.

—Es una mujer muy noble señorita — el maestro extendió una mano hasta su cabeza, posándola sobre su cabello en una paternal caricia —. Y muy hermosa, justo como una princesa. — con el corazón apretado Sasuke notó como a su esposa le brillaron los ojos por la comparación, consciente de lo mucho que significaba para ella ser vista de esa manera —. No se sorprenda si un día él le declara su amor.

Sakura sonrió abiertamente, encantando a los dos hombres presentes por la innata dulzura en su ser que ni siquiera su estado podía arrebatarle.

Sin embargo, antes de que su marido pudiera hacer anunciar su presencia y prolongar el momento tan lindo que estaba teniendo lugar, ella soltó una declaración que lo dejó helado.

—A Sasuke-kun le gustan las princesas ¿Verdad?

—¿Cómo dices? — el peliplata parpadeó un poco descolocado.

—Por eso estaba enamorado de Hinata-sama... Porque le gustan las princesas.

Al escucharla asegurar algo de lo que tenía conocimiento por pura intuición, pues ni Sasuke ni mucho menos Kakashi se lo habían dicho, ambos hombres se dieron una discreta mirada, tanto sorprendida como preocupada.

Aunque la pelirrosa no parecía en lo absoluto triste o recelosa con su propia conclusión, más bien lucia positivamente curiosa.

Lo que animó al peliplata a darle la oportunidad a su alumno de esclarecer ese asunto con ella.

—¿Por qué no le preguntas a él? — el hombre señaló con su dedo índice a la puerta, donde el escondido pelinegro seguía parando con la expresión reflexiva y atormentada.

La chica giró la cabeza en la dirección indicada con lentitud y al ver que era cierto y que su esposo ya había llegado como prometió que haría, su sonrisa adquirió un nuevo toque de luz y cariño.

A paso lento, Sasuke se acercó a su mujer mirándola entre acongojado por verla tan débil y enternecido por ver que, además de con sus palabras, le demostraba su sincero afecto con su lenguaje corporal. Una vez que llegó a su lado, Kakashi se levantó de la silla ofreciéndole su lugar y acto seguido se marchó del cuarto.

Fuera de la vista de su maestro y con su esposa como única testigo de lo vulnerable y cariñoso que podía llegar a ser, el pelinegro le tomó la mano para dejar cuatro prolongados besos sobre el dorso.

A través de sus pestañas pues sentía que poco a poco el sueño volvía a reclamarla para que descansara, la pelirrosa lo observó con infinito cariño.

"Estoy muy enamorada de ti, lo siento" pensó con el corazón inflamado por lo contradictorio que resultaba para ella finalmente sentirse así por alguien, cuando sabía que no podría ni debía experimentar la correspondencia.

Sasuke no pudo leer sus pensamientos a través de su exhausta mirada, pero sí reconoció dentro suyo lo diferente que era todo para él, tanto en su mente como en su corazón, cuando la tenía cerca.

Entonces recordó que tenía una respuesta que darle y se dirigió a ella con una profunda contemplación que aún en su estado de delirio la hizo estremecer.

—Me gustan las princesas solo cuando se trata de ti.

Con esa declaración dicha, ambos esbozaron sonrisas tan parecidas en emoción y ternura que Kakashi, quien los espiaba desde el pasillo, se alegró enormemente por Sasuke.

Luego de tanto sufrimiento y carga sobre sus jóvenes hombros, aquel chico había encontrado quien lo hiciera olvidarse de sus penas y le diera una nueva oportunidad para amar y ser amado.

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—De modo que usted hasta la conoce — Naruto no contuvo la indignación en su voz por saber que su maestro, además de haberle ocultado la existencia de Sakura, incluso había estado visitándola. Aunque luego la curiosidad hizo aparición en él —. ¿Y cómo es ella?

—Como ya dije, es una joven preciosa, alegre y bastante dócil... Cuando ella te mira, pareciera que puede leer tu corazón y tiene una facilidad impresionante para llegar a él, por más cerrado que lo tengas — el peliplata respondió con una expresión reflexiva mientras evocaba a la chica y a lo que había visto de su dinámica de convivencia con su marido —. Por eso resulta la pareja perfecta para alguien como Sasuke, porque aun cuando es el hombre más introvertido y distante que conocemos, ha conseguido derribar todas sus defensas y darle felicidad en medio de toda esta interminable guerra.

—Suena tan... Difícil de creer — Naruto reflexionó tratando de imaginar a ese Sasuke suave y cariñoso que su maestro decía que era alrededor de su esposa, mientras miraba al melancólico hombre que conducía la carreta.

—Ya lo veras cuando lleguemos — Kakashi le dijo, amargándose al instante al darse cuenta que el rubio no presenciaría la edulcorada convivencia del matrimonio, sino una abrumadora despedida que iba a romperles el corazón a todos. Fue entonces que una cosa que se le pasó decirle sobre ella llegó a su memoria —. Y también serás testigo de algo que me pasó la primera vez que la vi.

—¿A qué te refieres? — antes de contestar, su maestro se tomó una pausa y frunció el ceño buscando las palabras correctas.

—Es que, si bien es una niña que lucha por mantenerse alegre a pesar de su estado de salud y que el inevitable hecho de que va a morir es algo que te encoge el corazón, en cuanto la vi por primera vez, me produjo una inmensa sensación de... Optimismo.

—¿Optimismo? — "¿una mujer con los días contados le dio un sentimiento tan positivo como ese?" Naruto pensó para sus adentros con incredulidad.

—No puedo ponerlo en palabras, pero así fue y Sasuke es la mayor prueba de la esperanza y consuelo que es capaz de infundir — el rubio no tuvo cómo refutar eso, pero al instante, una desdichada reflexión llegó a su mente, misma que su sabio maestro no tardó en poner en palabras —. Sólo espero que no se los lleve con ella, porque temo por lo que pasará con nuestro Sasuke una vez que se vaya.

...

NOTAS FINALES:

Como dije antes, los sentimientos de Sasuke por Hinata son bien rencorosos y eso que ella ni sabe qué onda con él, para ella es nada más el amigo de su esposo y ya.

Re denso.

En fin, bueno ya era más que obvio que Sakura estaba enamorándose de él y que pues tiene miedo de decírselo, aunque no puede ocultárselo, es más que obvio que lo quiere. Sasuke también está sintiendo cosas muy nuevas y muy fuertes por ella, pero pues aún no se pone a pensar demasiado en ello.

Quiero agradecer millones a quienes comentaron el último capítulo y me dejaron saber que les está pareciendo la historia: Frikkigirl, rareparzyval, darcydeuchiha, CrisbelysGarcia, Caro1574, Izanamisan, SharitoCarbajal y Mia13L. Muchas muchas gracias en serio por estar aquí pendientes y espero puedan seguir acompañándome hasta el final.

Sin más que decir nos leemos en la siguiente actualización. BYE!