Gracias por los comentarios Carol Aragon, sayuri1707, Yagui, fabaguirre167. Penúltimo capítulo hoy, mañana termino el fic. Espero que todas hayáis tenido un bonito finde.

Capítulo 24.

Sala de Espera del Hospital

Candy y Dorothy esperaban fuera del quirófano, en una pequeña sala habilitada para los amigos y familiares. Candy aprovechó todo el tiempo que duró la operación para contarle a Dorothy lo que había ocurrido desde que salieron de la Mansión de los McGregor. Y Dorothy no podía creerlo, su primo Duncan, era Dun aquel hombre tan amable que estuvo siempre pendiente de ella y de sus clases. Ahora lo entendía, cada gesto, cada sonrisa...

- Oh Candy, es tan triste, todo este tiempo lejos de su familia. Yo he tenido la suerte de conocerle, pero no he podido abrazarle ni decirle lo mucho que le agradezco su enorme sacrificio, si no fuera por él, mi madre no hubiera recuperado su vida, y yo, yo nunca me hubiera enterado de la verdad sobre mis orígenes. Siempre supe que algo no andaba bien, que mi madre me ocultaba algo, guardar tanto tiempo ese secreto la consumió tanto. Duncan es un hombre bueno Candy, se merece recuperar su identidad y vivir rodeado de una familia que le quiere.

- Lo siento tanto Dorothy, yo también espero que se recupere, sin él yo tampoco hubiera recuperado a mi familia. Le debo mi vida, mi pasado y mi futuro.

Las jóvenes se encuentran abrazadas, llorando y pidiendo que suceda un milagro, las personas buenas merecen cosas buenas. Y Duncan había demostrado ser la persona más buena que ellas habían conocido. El doctor Leonard aparecía, su semblante gris hacía presagiar lo peor.

- Señoritas, el señor Duncan Campbell ha fallecido durante la intervención, las balas perforaron varios órganos y perdió demasiada sangre. Lo siento mucho.

Candy rememoraba cada palabra de Duncan una y otra vez, ella se encargaría de encontrar al heredero de los Campbell, le daría el broche familiar y hablaría con la corona para que se acelerara el proceso, Olena jamás ostentaría el título de duquesa de Campbell.

Prisión de Chicago

Alexander y Sara habían sido detenidos y tras tomarles declaración, el juez de guardia les denegó la fianza, ambos fueron conducidos a la prisión de Chicago, Sara estaba en la sala de visitas esperando a su abogado. Y Alexander decidió dar una vuelta por el patio de la prisíón, ahí se encontró con Colin Campbell.

- Veo que te regresaron a donde perteneces.

- Tú nunca saldrás Colin.

- Ya lo veremos Alexander, sigo siendo el duque de Campbell, y mi personal de confianza está tramitando mi puesta en libertad.

- ¿Te refieres a Duncan?

Colin no se esperaba que Alexander le nombrara a su hijo, así que sus expresiones faciales le delataron, pero intentó disimular.

- No sé a qué te refieres Alexander. Duncan está de viaje por Europa.

- Duncan a esta hora ya debe estar muerto en algún hospital de Chicago, te has quedado sin heredero.

El duque sabía que su socio no mentía, le conocía muy bien, empleaba el mismo tono frío, calculador e irónico cada vez que le anunciaba alguna muerte dirigida por él.

- Dudo que el hombre al que te refieres sea mi hijo. No obstante, te informo que he decidido desheredar a Sara, sé que no es hija de Thomas sino tuya. Mi linaje termina con Duncan pero en cuanto salga tendré más hijos. En todo caso modificaré la línea de sucesión, después de Thomas, irán los hijos legítimos de mis hermanas, eso excluye a Olena, ¿verdad?. Sé que sus hijos son bastardos, son tuyos. Veo que pensabas controlar mi ducado ya sea por convertir a Sara (tu hija) o a Olena (tu amante) en duquesa de Campbell. Pero Alexander, ¿realmente piensas que nunca lo supe?

Alexander no se esperaba esa contestación, Colin sabía sus intenciones. Sus contactos le habían dicho que Colin no podría salir de la cárcel, que era imposible, pero ¿y si estaban equivocados?, y si Colin salía y modificaba todo. Si lo hacía, todo por lo que había luchado se vendría abajo. Perdería no solo los negocios de los Briand sino también los negocios de los Campbell, y eso no lo podía permitir. Y así fue como decidió acabar con la vida de Colin, muerto él, Sara sería la heredera, y todos los problemas se acabarían, podría volver a planear un altercado en algún desplazamiento entre prisiones y volver a escapar para disfrutar de los lujos que se venían, tenía que estar fuera para terminar de anexarse los ducados que le faltaban. Así que se avalanzó sobre Colin y le empezó a pegar, aprovechó que le habían facilitado una cuchilla y le hizo un corte en el cuello.

- Que sepas Colin que si Priscilla no fue tuya, fue porque yo lo impedí.

- Alexander, ya lo sabía, y ahora has hecho lo que necesitaba para que el ducado vaya directamente a mi nieto, empezará un nuevo linaje, uno más honesto.

Y con esas palabras Colin dejó de respirar, los presos que se encontraban en el patio se dispersaron dejando a Alexander solo ante el cadáver y solo con sus pensamientos, su memoria le llevaba a aquel momento en el que mató a Elizabeth... entonces su hijo no había muerto.

En la mansión de los Britter

Un hombre ensangrentado se acercaba lentamente a la mansión de los Britter, su último trabajo le había costado un bala en la pierna. Su jefe había sido detenido por segunda vez y ahora sí que podría revelar aquel secreto que por tanto tiempo había guardado. Ahora que Alexander estaba en prisión, ya no podría hacerle daño a su familia, ahora se sentía libre para intentar enmendar todos los errores que había cometido desde que empezó a trabajar para Alexander. Con las pocas fuerzas que le quedaban tocó a la puerta, el ama de llaves gritó en cuanto le vió ensangrentado y en pocos segundos aparecieron los señores Britter.

- Señores, he venido porque tengo información relevante que contaros.

- ¿Usted es?

- Fui el chófer de la familia Legan, aunque mi jefe era Alexander Briand.

- Querida, es mejor que me quede yo atendiendo a este hombre. Llama al médico.

- No sé si tenga mucho tiempo, y ya no importa, lo que importa es que tanto su mujer como usted me escuchen.

- ¿A qué ha venido?

- A devolverles a su hija.

El chófer les contó que Alexander Briand había planeado el secuestro de la Señora Britter, él conducía y le acompañaban un médico y otro hombre que era el encargado de hacer desaparecer al chófer de los Britter.

- Usted estaba de compras por las tiendas de Chicago y la seguíamos, cuando nos percatamos que usted quería volver y no localizaba a su chófer, el médico se acercó y se ofreció a llevarla, en cuanto usted se subió al coche perdió el conocimiento, la bebé nació en la casa de los Briand, Alexander ordenó que la bebé se quedara en la mansión y que a usted la dejaramos afuera del hospital.

- ¿La bebé?

- Si señora, usted tuvo una hija preciosa, de unos ojos azules profundos, y con una salud estupenda. Alexander quería un secuestro express, no sabíamos que usted daría a luz tan pronto, pensó en quedarse con la niña pero no aguntaba sus llantos, así que ordenó que nos deshacieramos de ella. Alexander mandó un par de notas a su marido para que su esposo se viera obligado a obedecerle a cambio de no hacerle daño a su hija Kelly o a usted, Alexander quería que su marido entendiera que su vida y la de su hija Kelly dependían de él. Señor Britter, sé que usted se culpabiliza por no haber protegido a Kelly, pero usted hizo todo lo que estaba estipulado, Alexander no quería matar a Kelly, si Kelly murió a los 8 años, no estaba previsto, fue por un error de cálculo de la persona que tenía que secuestrarla, Colin la necesitaba para que usted aceptara renunciar a la administración de las empresas. Lamento mucho lo ocurrido, no pude hacer nada para salvar a Kelly, pero si salvé a su segunda hija.

- No puede ser, mi hija. Por favor, dígame en dónde está mi bebé. Oh por Dios, querido, nuestra hija está viva.

- Señora, su hija es Annie, siempre estuvo con ustedes. Puede estar tranquila, pudo darle una infancia feliz. Y ahora yo puedo morir en paz. Cuando Alexander ordenó que nos deshicieramos de la pequeña, yo no podía dejarla así sin más, esa niña no tenía la culpa de lo que ocurría, así que la dejé en el orfanato del Hogar de Ponny y siempre estuve pendiente de ella, una vez al mes se celebraba una misa en donde los visitantes podían donar dinero para la manutención de los huérfanos, siempre fui. Me aseguraba de que estuviera bien, y nunca perdí la esperanza de que Alexander cometiera algún error y yo pudiera devolverles a la niña. No os preocupéis por él, le han detenido por segunda vez, morirá en la cárcel, y ustedes podrán estar tranquilos, espero que Annie se sienta un poco mejor al conocer sus verdaderos orígenes. Ella siempre quiso tener un padre y una madre, se sentirá feliz de saber que nunca fue abandonada, que sus padres realmente la querían y de que tuvo la suerte de que la propia vida hiciera que ellos mismos la adoptaran. Siempre estuvo con su familia. Les entrego esta carta, contiene todas las barbaridades que ordenaron Alexander Briand y su hija Sara, al menos aquellas de las que tuve conocimiento. Señor Britter, creo que es hora de hacer cumplir la promesa que le hizo al señor Thomas Briand.

Cada palabra pronunciada por el chófer iba acompañada de una agonía profunda. Le costaba respirar, y aunque la ama de llaves fuera a por el médico, este no llegaría a tiempo. El chófer perdía la vida y la última frase dejó al Señor Britter muy consternado, durante tanto tiempo estuvo bajo la supervisión de Alexander Briand, y ahora había sido arrestado, ¿le arrestarían a él también por ser el administrador de las empresas Briand? Ahora tenía que darle varias explicaciones a su mujer, decirle la verdad, contarle los motivos por los que decidió ocultarle tanto lo que ocurrió el día en que nació Annie, como que tras la muerte de Thomas empezara a trabajar para Alexander, nunca fue cómplice de sus horrorosos crímenes, pero las directrices de las empresas Briand las dictaba él. En todo caso, el señor Britter sabía que había faltado a su palabra, que su amigo había confiado en él, y que él le había fallado. Ahora tenía que desenterrar los documentos que ocultó y entregárselos a su verdadero dueño. Aún así se sentía bendecido, al menos su hija estaba viva y había crecido con ellos todos estos años, sin duda Annie es un milagro.