Capítulo 14

Hola, el capítulo 15 ya está escrito y espero avanzar en el capítulo 16 para poder publicar dos veces durante el mes de agosto.

adriadne cullen: Me alegra saber que sí disfrutas la lectura. Este no es un capítulo que nos deje muchas preguntas, pero igual espero que te deje con ganas de más.

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¿Por qué se había molestado tanto? Era claro que ella no estaba sugiriendo que durmiera a su lado. Y si así fuera, no debía armar tanto escándalo, ya había ocurrido una vez e incluso sabía que ella se había acostado a su lado cuando había dormido durante la tarde. Ambos se habían comportado dentro de las márgenes de la relación profesor-alumna, de no ser por el beso, claro. Esa explosión de enojo no era otra cosa que una defensa, un intento de poner distancia entre ellos.

Desde que se había descubierto comparando a la joven bruja con la única mujer que había amado, se encontraba particularmente nervioso. Es cierto que había notado las similitudes entre ellas desde que la castaña había entrado a su primer año, pero siempre le había parecido que Granger era una niña insoportable que no podía cerrar la boca, a diferencia de Lily, quién tenía un encanto natural. Algo le decía que tenía que detenerse a pensar un poco más en esta situación pues algo había cambiado. Granger había crecido y ya no era tan insoportable, no podría decir que era encantadora, pero era una mujer atractiva... Abrió los ojos. Eso, ahí estaba, ella ya no era una niña, era una mujer. Carraspeó un poco y dejó salir un suspiro de cansancio.

La idea que Granger en efecto era una mujer se le había estado tratando de colar en su mente desde que compartieron tiempo como voluntarios y, desde entonces, él había logrado, magistralmente, desecharla tan rápido como aparecia. Ahora, por primera vez, aunque en silencio, se estaba admitiendo a sí mismo que, de hecho, encontraba que su alumna no solo era una mujer sino que también, era atractiva.

Severus se pasó la mano por el rostro y miró el cuerpo de la joven en su cama. Era una escena interesante y aun sentía que él no debía estar ahí. Granger era la primera mujer que dormía en ella, la curva de la cintura se le acentuaba por estar de lado y el grosor y color de la tela dejaban medio a la vista la forma en que las bragas le marcaban el trasero. Nuevamente se sintió asqueado consigo mismo, esta vez teniendo más clara la razón. En sus casi 20 años de enseñanza nunca le había pasado algo así. No es que fuera a intentar algo con ella, Merlín lo sabía muy bien, pero desde que llegó hacía una semana en medio de la noche, se habían encontrado en situaciones bastante inapropiadas.

Recordó el ataque con ella sobre él usando una de sus camisas y sin ropa interior, también cuando ella se puso sobre él y le beso el cuello o cuando él le bajó la fiebre con paños mojados dejando transparente la camisa y su pechos expuestos a su mirada, por último estaban los besos en la frente, que no estaban cargados de nada sexual, pero ahí ó su cabeza en un intento de alejar sus pensamientos del camino por el que estaban yendo y la arropó hasta los hombros con un movimiento de varita, la vio ponerse boca abajo. Parecía que tenía la cara enterrada en la almohada, por suerte pudo notar el sútil movimiento de su respiración y se tranquilizó. La forma en que le caía la melena a su alrededor le recordaba a la famosa gorgona con cabello de serpientes. Se permitió sonreír sintiéndose más agusto con esta nueva comparación.

Continuó leyendo su libro hasta que llegó el momento de enviarlo a su lugar una vez pudo comprobar lo que había estado buscando. Las infusiones de romero y té verde ayudaría a fortalecer las memorias de Granger para poder extraerlas y duplicarlas. Mañana tendrían que iniciar con las meditaciones conjuntas, era evidente que la joven ya no estaba débil y que de cierto modo las divisiones estaban colaborando. La poción rastreadora tardaba cinco días en ser preparada y debía ser usada inmediatamente.

-Podemos adelantar recolectando los ingrediente- murmuró para sí mismo- tinta de calamar para marcar el rastro,- sabía que tenía en el almacén- una lágrima de añoranza- esa podría obtenerla durante las sesiones de legeremancia que tendrían- sangre de Granger como catalizador y como señuelo, esencia de vainilla destilada,- esa la tenía que preparar- raíz congelada de pino- esa tendrían que salir a buscarla y el hechizo antes de poner en funcionamiento la poción.

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Para Harry no fue difícil tomar una dosis de veritaserum de las que estaban en los suministros de los aurores. Ahora, solo tenía que esperar a que Ron volviera. Recordó que Hermione le había dicho que había sido la madre de su prometida la que la había salvado, pero no estaba muy seguro de tocar ese tema con ella. Tampoco era muy bueno en legeremancia como para intentar tener un poco de perspectiva sin que se diera cuenta de su intrusión.

¿A qué se refería su amiga cuando le dijo que estaba como loco? ¿Qué fue lo que ella notó en su mirada? Daría lo que fuera por no tener que estarse haciendo estas preguntas. ¿Cuándo le había dicho que había ocurrido? Trataba de recordar. Eso último no se lo había dicho, pero dijo que por eso se había ido de la madriguera, lo que ocurrió a mediados de junio más o menos. Harry trataba de recordar en qué había estado trabajando Ron por esas fechas, nada venía a su mente.

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Mione,

He estado muy preocupada, no he sabido nada de ti desde que fuiste al despacho de Snape y luego no apareciste a la clases. Solo faltaste a clases durante la guerra y cuando estuviste petrificada, así que, aunque no sé en qué estás metida, estoy segura de que es grande ¿quieres contarme qué es lo que pasa? No paro de sentirme culpable porque te bebiste la estúpida poción vencida…

Mamá pregunta por ti y no sé qué decirle, pone cara de tragedia y sé que tiene que ver con lo que pasó con Ron. Tampoco has querido hablarme de eso, está bien si ya no lo amabas y para que lo sepas, siempre pensé que no te merecía.(Amo a mi hermano, pero tú eres mi hermana y siempre voy a estar de tu lado)

Habla conmigo,
Te extraño

G.

Ginny terminó de escribir la carta para su amiga, la ató a la pata de su lechuza y confió en que la entregaría- Si la encuentras, no te vayas sin una respuesta.

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Hermione despertó saboreando el olor de su amortentia. Levantó la cara de la almohada preguntándose cómo podía oler tanto al pocionista. Miró a su alrededor, la entristeció verse sola en la cama- "qué tonta"- se dijo a sí misma. Se estiró y se puso de pie saliendo del dosel. Vio a su maestro dormido en la silla donde lo había dejado leyendo. Se alegró un poco de que estuviera descansado y decidió asearse antes de que despertara.

Sacó del mueble su ropa, un jean amplio y un suéter verde con copos de nieve blancos y grises, tomó el conjunto de ropa interior verde menta y unas medias térmicas de color negro. Caminó hacia el baño y se miró en el espejo.

-Qué espanto- le dijo a su reflejo al ver su cabello y dejó su ropa junto al lavamanos. Miró su figura en camisón en el reflejo y pensó en Ginny, quien siempre se burlaba de ella por su ropa de abuela, de eso y de que su ropa interior siempre combinaba "deberías probar colores más fuertes, Mione" le había dicho también una vez porque casi toda su ropa interior era de tonos pasteles o blanca o hueso.

Pasó las manos por las tiras del camisón y las deslizó sobre su pecho. Si bien no llamaba la atención sentía que le daba a su cuerpo un cierto toque de feminidad y delicadeza ¿para qué necesitaba ropa llamativa? solo acentuaría lo que no tenía. Muestra de ello era que el pocionista había podido apreciar un poco de sus curvas durante su estancia y no dio señales de que considerara que ella tuviera cuerpo del que pudiera deleitarse, ni siquiera con la mirada. Recordó donde estaba y sacudió la cabeza. Se desvistió rápidamente y entró a la ducha. Ya se habían terminado los productos para el cabello que le había regalado Ginny por su cumpleaños 19, le había gustado mucho como le dejaban el cabello pero sentía que lavanda y jazmín no iban mucho con personalidad, demasiado coqueto.

-¿Se enojará si uso sus productos?- murmuró mirando lo que había disponible en la ducha de su maestro. El agua le escurría de la cabeza a los piés. Tomó el shampoo del pocionista, era evidente que tenía esencia de romero para ayudar a crecer el cabello, pero el olor que sobresalía era el de manzana verde. Masajeó su cuero cabelludo y cerró los ojos embriagada por el olor.

Dejó que su imaginación jugara un poco y al deslizar el jabón sobre su piel casi podía sentir las manos del pocionista guiando las suyas y sus dedos largos sobre su cuello. Se llenó de confianza por lo sedosa que era su piel y sintió que el rostro se le ponía caliente al pensar que él disfrutaría con su tacto.

Nunca había sido muy imaginativa, ni siquiera disfrutaba masturbarse, aunque tal vez era que no lo hacía bien. Era la primera vez que sentía esa clase de deseo físico, de tocar, de ser tocada. Rozó sus pechos con solo la punta de sus dedos como si se tratara de algo accidental y logró ahogar un extraño sonido que quería escapar de su garganta, gracias a la imagen del pulgar del pocionista sobre sus labios.

-¿Cuánto tiempo más tengo que esperar, Granger- vociferó el Slytherin tocando la puerta y logrando que la joven se sobresaltara soltando el jabón. Abrió los ojos y dio un saltó del susto. Este último movimiento ocasionó que se golpeara la cabeza con la pared y que, además, pisará el jabón. Cayó haciendo un sonido seco contra el suelo y al mismo tiempo un splash por el agua.

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Severus despertó en la silla, le dolía la espalda. Miró en dirección a su cama, la chica ya se había despertado, lo que quería decir que lo había visto en ese estado, desparramado en la silla. Bufó y se puso de píe. Escuchó el sonido de la ducha y se estiró. Pidió a los elfos traer el desayuno y una infusión de romero para empezar la jornada.

Escuchó unos sonidos venir de su despacho y salió a mirar qué era. Había una lechuza de color chocolate en la pequeña ventana diseñada para la correspondencia. A pesar de no reconocer al ave, lo dejó pasar. Al ver en el sobre el sello de la familia Weasley supo que era para su "invitada".

-Bien, yo se la entregaré- dijo para que el ave se marchara, pero no se movió.- Ya veo. Esperas una respuesta.- El ave abrió un poco las alas y erizó el plumaje de su cabeza. Severus caminó de regreso a sus aposentos y el ave voló trás él sin ser invitado.

Se sintió un poco tentado por el contenido de la carta, seguramente era el pelirrojo rogando para que ella lo perdonará. Se dio tranquilidad al pensar que de ser tal el caso, ella no le daría una segunda oportunidad porque ya lo había dejado de querer. Dejó que el sobre descansara junto a la lechuza cuando la vio posarse sobre el mueble con la ropa de la castaña.

El desayunó llegó 15 minutos más tarde y Granger no salía ¿qué se estaba creyendo? Él también tenía que usar el baño. Se paró en la puerta y trató de escuchar si había movimiento. Pudo percibir algo similar a un sollozo, pero no podía estar seguro.

-¿Cuánto tiempo más tengo que esperar, Granger- Preguntó en tono severo mientras tocaba la puerta. El pocionista pudo escuchar un golpe contra la pared y luego un costalazo húmedo.

-Ahhh- la oyó quejarse

-¿Está bien, Granger?- dijo abriendo la puerta por impulso, pero manteniéndose fuera.

-Afirmativo, profesor- dijo con voz ahogada- Ya casi termino- La escuchó ponerse de píe y cerró la puerta. Bufó sentándose en su silla. Volvió a escuchar el sonido del agua correr. Unos minutos más tarde salió la castaña con una toalla sobre su cabeza y lo que había usado en la noche en sus manos

-Muy Slytherin- le dijo al notar la elección de colores en su vestimenta

-Los Gryffindors me dicen lo mismo- dijo encogiéndose de hombros- siempre ha sido de mis colores favoritos, lo uso mucho fuera de Hogwarts- él levantó una ceja- Ya sé lo que piensa, pero siempre he pensado que el orgullo de las casas va más allá de solo usar sus colores

-Ya veo- Severus se levantó de la silla. Él pensaba muy similar y era toda una suerte que, de hecho, aborrecía los colores de la casa Gryffindor desde mucho antes de ser elegido en la casa rival.- Le llegó algo- dijo señalando a la lechuza.

-Oh, es Cerveza, la lechuza de Ginny- dijo sonriendo. Así que era un mensaje de la menor de los colorados.

-Bien, ahora que por fin- enfatizó en esto último- se dignó a salir- dijo caminando ceremonioso en dirección al baño.

-Claro, profesor. Disculpe

-Ah, Granger, el ave espera respuesta- ella asintió, aunque él ya había dado un portazo.

Hermione se sintió conmovida por las palabras de su amiga y muy culpable por la situación. No le gustaba que Molly, Harry y ella quedaran en esa posición. Decidió que no era el momento de contarle a Ginny, al menos no todo. Esperaría lo que Harry tenía para decir después de hablar con Ron.

Terminó de escurrir su cabello haciendo Scrunch a las puntas para que tomara algo de forma, aunque sabía que sin acondicionador, ni crema, ni mascarilla no conseguiría que se viera ni medio decente. Conjuró un pergamino y una pluma para responder.

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Ginny: mi querida hermana,

Lamento haberte preocupado de esta manera. Honestamente, ha pasado tanto con esto de la poción y es que yo misma apenas estoy comprendiendo. El profesor Snape ha sido muy amable, bueno si tenemos en cuenta como es él… Resulta que la poción no estaba vencida pero si ha tenido ciertos efectos en mi comportamiento, no los de la amortentia, pero para que te hagas una idea creo que hubiera preferido que así fuera…

Con respecto a Ron, tienes razón, he dejado de amarlo y para serte sincera ya no estoy muy segura de en qué momento dejé de hacerlo. Tal vez fue en el mismo instante en que compartimos ese beso en la cámara de los secretos, no lo sé. Quiero que sepas que aun no estoy lista para hablar de lo que pasó, pero puedo decirte que me ayudó a darme cuenta de que mi lugar no era a su lado.

Regresando a la situación actual, imagino estarás preguntándote ¿cómo estar bajos los efectos de la amortentia puede ser mejor que lo que pasa? Pues resulta que estoy enamorada y el objetivo de la poción parece ser que yo le confiese mis sentimientos a la persona en cuestión. Bueno esa es mi hipótesis hasta el momento.

Ya puedo imaginarte diciéndome que estoy exagerando, pero escúchame bien o en este caso, leeme atentamente: prefiero tener un enamoramiento obsesivo a causa de una poción por Snape a tener que confesarle que, de hecho, estoy enamorada de él.

Sí, leíste bien.

Antes pensaba que era solo admiración por todo su conocimiento, talento y luego está todo lo que supimos de su rol durante la guerra, pero también me di cuenta que lo encuentro atractivo. Pasé mucho tiempo negándolo, ahora ya no puedo hacerlo y tengo miedo. Me digo que es algo pasajero y que este tiempo me sirve para conocerlo mejor y desengancharme. Es evidente que él no podría fijarse en mí, aunque a veces tiene gestos que me confunden ¿sabes? En serio ha sido amable conmigo y no hace fácil que me desenamore de él, pero me digo que solo lo hace porque está intrigado con lo de la poción, así no me hago falsas ilusiones.

El punto es que, supongamos que le digo, los efectos de la poción se van, pero yo tendré que seguirlo viendo el resto del año después de que me rechace, no creo ser tan fuerte para soportarlo. Ya era bastante cruel conmigo en clases ahora imaginate si le digo que me atrae.

Y eso no es lo peor, parece que si no lo hago podría morir. Así que estoy entre la espada y la pared. (es un dicho muggle)

Supongo que esperaré una carta tuya con muchas preguntas o al menos algunas sugerencias de qué hacer… Me gustaría poder vernos durante las vacaciones, pero parte del encanto de la poción es que no puedo estar muy lejos de él. No me quejo, incluso cuando se comporta como un idiota creo que está haciendo su mejor esfuerzo.

Te extraño

H

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Severus entró a su baño y se sorprendió a sí mismo teniendo una extraña mezcla de emociones. Por un lado, decepcionado al encontrarse con lo que supuso era su propio insípido aroma y por el otro, extrañando los olores que indicaban que la castaña había estado allí. Al entrar en la ducha, pudo notar que ella había usado su shampoo y decidió que lo dejaría pasar, al menos por esta vez. Tenían un largo día y si ella no sacaba el tema, él tampoco lo haría.

Abrió la llave y dejó que el agua lo cubriera de piés a cabeza, disfrutando especialmente el calor sobre su espalda, masajeó su cabello para que el agua penetrara completamente y pudiera lavarlo. Cerró la llave, tomó el shampoo en sus manos; él mismo había preparado la fórmula y aun con su talento no había conseguido que le diera un aspecto agradable a su cabello, masajeó por un tiempo hasta que logró relajarse. Tomó el jabón y vio que había restos de espuma en él. Hasta ese momento, le había pasado desapercibido que ella lo estaba usando y tragó en seco. Una rápida imagen de ella desnuda justo donde él estaba, recorriendo su delicada piel con el objeto que tenía en sus manos lo hizo soltar el jabón de repente y nuevamente puso las manos con las palmas abiertas a cada lado de su cabeza como si alguien le estuviera apuntando con un arma muggle.

Se sintió estupido y levantó el jabón abriendo la llave para enjuagarlo rápidamente en un intento de retirar la presencia de la joven bruja de él antes de usarlo sobre su propio cuerpo. Una vez terminó de asearse, secó su cuerpo en el interior del baño y conjuró uno de sus pantalones habituales, una camiseta negra de algodón y su ropa interior también de color negro. Salió con el cabello escurriendo un poco sobre sus hombros y vio a la Gryffindor escribiendo velozmente.

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Hermione se sorprendió a sí misma logrando contener las ganas de llorar durante todo el tiempo que estuvo escribiendo. Su maestro no había tardado tanto como ella en el baño y ya estaba sentado en el mueble de dos puestos esperándola para desayunar. Ella se apresuró a terminar la carta y caminó con el pergamino enrollado en su dirección.

-Gracias por esperar, profesor

-¿Está todo bien?- preguntó él

-Sí, solo quería saber cómo estoy- ella se sentó frente a él- dijo algo sobre que debía estar muy mal pues las únicas veces que falté a clases fue porque estuve petrificada o porque era la guerra- ella rió

-Muy perspicaz de su parte- añadió él y ella le sonrió asintiendo con la cabeza

-Creo que también se siente un poco culpable por dejar caer la poción en el jugo.- Tomó el primer bocado y abrió el pergamino releyendo rápidamente lo que había escrito. Se dio cuenta que el contenido no era apto para todos los posibles ojos que tendría al llegar a la madriguera. Intentó realizar un par de encantamientos con la varita de su profesor, no tuvo éxito.

-Porfesor Snape- empezó ella, él levantó una ceja- ¿Puedo tener mi varia un momento?

-¿Qué sucede?- preguntó él

- Intenté poner un hechizo para que solo pudiera leerla Ginny y otro para que se destruya cuando ella la haya leído totalmente.

-Ya veo, son hechizos avanzados, mi varita no le concedió el permiso tal como se lo advertí- ella asintió. Severus sintió curiosidad por el contenido de la carta y el por qué su alumna quería tomarse tantas molestias para proteger lo que había en ella.

Sacó la varita de la joven de su manga y ambos la extendieron a su dueño original. El intercambio de varitas era necesario para que ninguno estuviera desarmado. Él notó cómo su energía residual había sido consumida casi por completo de su varita e hizo una nueva transferencia de su magia sabiendo que era lo que la tenía fortalecida,había inferido que lo más probable era que las divisiones no podían beneficiarse de su magia y por eso estaban en aparente calma.

La vio realizar magistralmente ambos hechizos mientras él tomaba los primeros bocados de su plato- Gracias, profesor- dijo ella ofreciendo su varita de regreso, Severus entregó la suya y ambos sintieron el hormigueo de la magia del otro al hacer el nuevo intercambio. Ninguno dijo nada y fingieron que no habían sentido aquello.

Ella se puso de píe y ató el sobre a la pata de Cerveza, no sin antes darle algo de comer. Abrió la puerta que daba al despacho del profesor y el ave salió por la pequeña ventana.

Continuaron comiendo en un cómodo silencio después de que ella regresara a sentarse.

-El ejercicio que sigue es la meditación conjunta, lea los capítulo tres y cuatro- dijo él cuando habían terminado, ella asintió- sé que no le tomará mucho tiempo y yo estaré en mi despacho por si necesita algo. Adelantaré algo para la poción rastreadora.- él vio su gesto lamentarse- No es nada importante, es un proceso simple de destilación, la incluiré en lo interesante- se maldijo mentalmente por darle explicaciones. Se daba cuenta que le estaba dando demasiada importancia a lo que ella pudiera sentir.

-¿Puedo leer en el despacho con usted, profesor?- Severus ocultó con maestría, la sorpresa de saber que ella, de hecho, quería compartir el mismo espacio que él ocupaba.

-Usted es libre de leer donde desee- el rostro de Hermione habló en felicidad y él tragó en seco ante su reacción. La vio tomar el libro y abrazarlo a su pecho mientras lo seguía al despacho.

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Los dos primeros capítulos habían sido como un repaso, cosas que ella ya sabía y bueno, el ejercicio práctico. El tres y el cuatro eran otra cosa. Estaba sentada con las piernas cruzadas en el mueble de dos puestos del despacho, tenía la varita de su profesor en la mano, había conjurado el libro para que flotara frente a ella mientras tomaba apuntes.

Severus había puesto a destilar la vainilla y miraba con deleite a la castaña. Era evidente que estaba disfrutando la lectura porque estaba aprendiendo y se sonrió. La vio pasar la página con un movimiento de varita y terminar señalando su mentón con el extremo de la misma, la joven inclinó la cabeza hacia la derecha y el extremo de la varita terminó sobre su labio inferior.

Severus sintió un estremecimiento al recordar que esa era su varita. Era como una extensión de sí mismo y le daba la impresión de sentir sobre su piel el tacto que ella estaba teniendo con su varita. Hermione mordió y mojó su labio inferior sin tocar la varita ni con su lengua ni sus dientes a pesar de estar a escasos centímetros de hacerlo accidentalmente. Severus apretó él borde de la mesa con su mano y cerró los ojos un momento. ¿Era la magia que había puesto ahí la que estaba ocasionando tales sensaciones? ¿Cómo era posible?

La castaña pareció encontrar algo interesante y cambió de posición para escribir cómodamente tomando la varita en la mano izquierda y la volviéndola a poner sobre su boca, solo que esta vez, reposaba totalmente sobre ella de manera vertical desde la línea del arco de cupido hasta el mentón. Tenía la boca semi abierta y parecía estar murmurando lo que había escrito y asentía. Severus se sintió incómodo, seguramente ella estuvo así con su varita todo el rato y no se había percatado de su efecto en él porque no la estaba viendo, entonces apartó la mirada para liberarse de aquella magia desconocida. La vainilla terminó su proceso y volvió a embotellarla. La castaña se estiró y cerró el libro.

-He terminado- anunció- Creo que necesitaré darle otra leía. Es demasiada información- él caminó hacia ella guardando para sí lo que acaba de sentir y se preguntó si ella podría sentir su tacto cuando él usaba su varita.

-No siempre la mejor forma de aprender es memorizar el libro, Granger- él no quería sonar odioso, pero ese era el tono que estaba acostumbrado a usar. Sobre todo cuando sentía que tenía que poner distancia. Ella se sonrojó. Él siempre le señalaba que era muy comelibros y que por eso no le iba tan bien en én le hizo recordar el comentario que le había hecho la profesora Trelawney sobre su corazón marchito.

-Creo que todos aprendemos de manera diferente, profesor- él la ignoró y ella se sintió triunfante

-¿Cree que está lista para empezar?- Ella asintió- Bien, nos sentaremos de espalda en el suelo. Para que este ejercicio funcione, nuestras respiraciones deben sincronizarse mientras meditamos. Cuando no esté pensando en nada yo le enviaré un mensaje y usted me responderá. ¿Entendió?

-Sí, profesor- ella dudó un poco- Tengo una pregunta

-Claro- respondió- no esperaba menos ¿de qué se trata esta vez?

-Cuando usted le enseñó a Harry ¿ustedes hicieron este ejercicio?

-No, Granger

-¿Por qué?

-Se lo contaré en medio del ejercicio, así no perdemos tiempo- respondió toscamente

-Claro- se acomodaron en el suelo alfombrado de los aposentos del pocionista. Hicieron contacto con la espalda del otro y empezaron. Las divisiones habían estado calmadas y logró no pensar en lo cerca que estaban. Se sincronizaron con facilidad y les tomó 20 minutos empezar la comunicación.

-"Muy bien, Granger, eso es, mantenga constante la respiración"

-"Lo escucho"-le confirmó ella

-"Usted es diferente a Potter, Granger"- Empezó él, recordando la pregunta que ella le había hecho- "Él no quería aprender, solo se vio obligado y mi trabajo era fortalecerlo, no ser su mentor"

- "¿Entonces, yo soy su aprendiz?"

- "Solo si usted así lo desea"- Respondió él

- "Sí, sí lo deseo, profesor"- le dio la impresión de que estaba hablando sobre algo más que ser su aprendiz y la respiración de la castaña se aceleró rompiendo la conexión- Lo siento

-No se preocupe, ha logrado bastante en muy poco- la tranquilizó - esta vez, usted iniciará el mensaje

-Sí, profesor- Nuevamente se acomodaron. Esta vez tardaron un poco más en sincronizar las respiraciones pero la comunicación llegó antes.- "¿Profesor Snape?"

- "La escuchó"- le confirmó él- "¿tiene alguna pregunta?"

- "¿Qué sigue ahora?"

- "Imágenes"- Respondió él enviando la imagen de ella con la cara enterrada en la almohada- "¿Cómo logra respirar?"- ella sintió que se sonrojaba, pero no dejó que eso la desconcentrara.

- "No estoy muy segura"- confesó. Ella lo escuchó reír en su mente y sintió un cosquilleo en el pecho, era hermoso

- "Ahora inténtelo"- Ella no sabía muy bien qué podría compartir y luego, recordó su primer año.

- "Esto no le va a gustar y me disculpo por lo que va a ver"- La imagen de ella incendiando su túnica en medio de las gradas durante un partido de quidditch. Satisfecho con el desempeño de su alumna y con su confesión, esta vez, fue él quien rompió la conexión. Siempre se había preguntado lo que había pasado ese día. El pocionista se paró y le extendió la mano para ayudarla.

-Es todo por ahora, es momento de almorzar. Se saltará el resto de los capítulos e irá al 23- ella abrió los ojos con sorpresa.

-¿Po.. Por qué?- preguntó tomando la mano de él para levantarse del suelo

-Es una buena señal, Granger.- expresó un poco fastidiado- Si no hubiera logrado lo que acaba de hacer no podríamos continuar. Ya sabe compartir y separar ahora, necesita bloquear y ocultar.

-Pero- ella era como un libro para él

-No se preocupe, el libro es su suyo el tiempo que necesite- ella sonrió

-¿Por qué siempre sabe lo que quiero decir o lo que pienso? Sé que no está usando legeremancia- ella lo miró a los ojos y finalmente soltó su mano.

-Toda usted habla- le dijo haciendo un gesto con la mano de arriba hacia abajo- y yo sé escuchar- señaló- no creo que haya algo que pueda ocultarme, Granger, tendrá que esforzarse en el siguiente ejercicio- él se inclinó hacía ella para intimidarla, ella quitó la mirada.

-Permiso- dijo yendo hacia el despacho por el libro. Severus la miró burlón preguntándose qué era lo que la había puesto tan nerviosa y si tendría que ver con el contenido de la carta que había enviado.

Severus sabía que en el siguiente ejercicio podría intentar descubrir cuál era el fin último de la poción, pero no le pareció correcto invadir la intimidad de su alumna de esa manera. Además, tenía el presentimiento de que parte de resolver el asunto era que ella pudiera comunicar con palabras aquello y temió que si lo averiguaba a la fuerza pudiera desencadenar el lado negativo de la poción.

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La castaña ya había leído una cuarta parte del capítulo para cuando los elfos trajeron la comida. Aprovechó un momento de distracción del pocionista y se acercó a la conocida elfina para pedir sus productos para el cabello.

-Es la marca Rizos de Morgana, Winky ¿Crees que podrías traer la línea de Frutos rojos en miel?

-Winky puede- respondió la elfina y Hermione le agradeció.

-¿Qué hará esta vez mientras yo leo, profesor?- preguntó ella sentándose frente a él para iniciar a comer.

- No es que sea de su incumbencia, Granger- respondió cortante. La leona sintió un poco de enojo, ella solo quería conversar un poco. Tal vez si intentaba de otra manera.

-¿Siempre quiso ser maestro?- no pudo detener las palabras antes de que salieran con su tono curioso marcado. Lo vio asombrarse un poco.

-No- respondió secamente. Por suerte, la joven comprendió que él no deseaba tener un intercambio de charla trivial. Los momentos alimenticios previos ella lo había hecho bien e incluso él estaba disfrutando de la compañía. No era que ella o sus preguntas fueran molestas, era que él no quería permitirse más cercanía. Terminó de comer antes que ella y salió sin decir una palabra.

- "Acaba rápido para que puedas estar lista para cuándo regrese"- escuchó que una de las divisiones le decía después de haberse quedado un rato mirando a la puerta.

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Cuando terminó de comer, la elfa apareció con su encargo: shampoo, acondicionador y crema para peinar. Hermione le agradeció y le entregó el dinero correspondiente a la compra.

-Gracias- le dijo la castaña. La elfa hizo una pequeña reverencia y recogió los platos para luego desaparecer. Cuando finalizó la lectura su profesor aún no había regresado. Decidió que se relajaría un rato y tomó la crema para peinar. Volvió al baño y mojó con cuidado su cabello en la ducha, lo escurrió con la toalla y aplicó la crema para peinar para dar un poco de orden a su cabello. Olía mucho mejor que el que le había dado Ginny. Era más como ella.

Regresó al sillón de dos puestos y practicó nuevamente el ejercicio del último capítulo. Sabía que no iba a hacerlo perfecto pues su maestro era conocido como uno de los mejores magos tanto en legeremancia como en oclumancia, pero tampoco se lo dejaría tan fácil.

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