Aquí Ninja Britten 11 reportándose.
Les traigo la segunda parte de este fic que fue muy bien recibido, Ao Samurái, donde miramos a una Umi que buscaba venganza para su familia y a través de la sangre, lo consiguió.
La secuela abarcará la película de Afro Samurái: Resurrection, sitio de donde viene el nombre del fic, no sé cuántos capítulos abarque, pero solo espero que lo disfruten.
Sin más, comencemos…
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El mundo estaba perdido.
La violencia era la que mandaba ahora y los hombres solo querían una cosa, ser los mejores del mundo.
¿Cómo lo harían?
A través de las cintas legendarias, siendo estas dos, aunque la mayor recompensa era una de ellas.
La legendaria Cinta Número 1, aquella que prometía poder, omnipotencia, inmortalidad… pero ¿a qué precio?
Un precio mayor al que cualquiera se podría imaginar, tan grande que ningún humano podría comparar.
Hace tiempo atrás, una samurái de cabello azul se dio a conocer por sus habilidades con la espada, además de sus reflejos casi inhumanos y lo que más llamaba la atención, su belleza natural causaba que muchos hombres la quisieran cortejar, pero ella simplemente los ignoraba y si se ponían de duros, probarían el filo de su espada.
Su nombre era Sonoda Umi, aunque era conocida como Ao Samurái por su cabello azul ondeando cuando batallaba y era una guerrera fuerte y asesina a sangre fría, aunque era conocida por otra cosa y es que era la portadora de la Cinta Número 1.
Esta fue conseguida luego de un sangriento encuentro contra el antiguo Número 1 y al mismo tiempo el asesino de su padre, el pistolero Justice. Al final, la peli azul consiguió su más anhelado tesoro y era justamente la cinta.
Tiempo después de que ella ganara la cinta, se quedó un tiempo en el Monte Fuji, no obstante, pasado un tiempo, Umi se dio cuenta de que ya era algo tedioso estar con la cinta, parecía hartarse de eso, pero se la quedó siempre como portadora.
Un día, esta decidió dejar la montaña en la que había estado viviendo mucho tiempo y bajó, esta decidió ir a pescar algunos peces para comerlos, esta sabía que tendría problemas en cuanto fuera a un muelle cruzando la isla, de ahí estaban los peces más ricos.
Umi se cubrió la cabeza con una máscara de un Akuma mientras que se recogía el cabello y se ponía un paño negro encima para que no se reconociera que era ella.
La peli azul pasó la isla para llegar a un gran muelle el cual estaba solo, además de ser largo para que así nadie la molestara. Usando una caña de pescar, se puso a esperar. Para su sorpresa, los peces llegaron rápido a donde estaba y obtuvo una buena pesca.
Aprovechando que estaba ahí, decidió darse un baño por lo que su yukata bajó de su cuerpo, el agua bañaba sus desnudeces mientras sus peces estaban en una vara secándose un poco, aunque sabía que no estaría mucho tiempo ahí ya que se podría arruinar la carne.
Cuando ya estaba lista, se volvió a vestir, tomó los pescados y se fue, no sin antes ponerse su máscara con el paño negro para evitar ser reconocida.
El camino por el muelle era calmado, lo único que se escuchaba era el sonido del mar chocando entre sí, el cielo despejado con algunas nubes. Umi solo pensaba en la cena que tendría, no obstante, había algo que no tendría en cuenta y es que su paz se vería perturbada cuando de la nada, dos espadas salieron debajo del puente yendo a su máscara, atravesándola, pero no le tocó ni una parte de su cara.
La peli azul gruñó un poco ya que sabía que su tranquilidad se iría porque justo después, debajo del puente, aparecieron dos sujetos vestidos con ropa de esgrima y empuñando sus armas.
- Esa cinta… ¡será ahora nuestra! – los sujetos se lanzaron hacia Umi a atacarla con sus espadas, aunque la peli azul los iba esquivando yendo hacia atrás, no solo eso, sino que, en una ocasión, casi fue golpeada en la cara con las armas de ambos, aunque algo si la molestó y fue que su pesca se vio arruinada.
Los espadazos de ambos tipos cortaron y rebanaron sus pescados que con tanto esfuerzo pescó, no obstante, lo peor fue cuando una de las tablas del muelle que estaba salida, hizo que Umi se tropezara, lo que pareció ser la oportunidad perfecta para los sujetos vestidos de deportistas de esgrima.
- ¡Touché! – ambas espadas fueron hacia Umi, pero, aunque estuviera en el suelo, esta logró contenerlos, una de las espadas con su geta derecha, mientras que, con la otra, con la funda de su espada, aun con esta adentro.
- ¡¿Cómo?! – usando una fuerte patada, la peli azul logró clavarle su arma a uno de los tipos en el pecho atravesándolo de lado a lado. Sin perder más tiempo, Umi sacó su espada y en un movimiento rápido, esta cortó a la mitad a ambos tipos cuyos cuerpos ya sin vida cayeron a las aguas del mar. Justo ahí, la máscara y el velo que traía se rompieron dejando su largo cabello azul ondeando con el viento de la costa.
- ¡Ao Samurái! ¡Allá está! – varias lanzas fueron hacia la peli azul, pero ninguna le logró dar. Umi no perdió tiempo y corrió hacia algunos sujetos que iban con varias armas hacia ella, pero nadie le pudo dar tan siquiera algún peligro ya que fueron desde decapitados hasta desmembrados.
- ¡Mátenla! – más hombres armados estaban tras la peli azul, pero esta era más rápida y nadie podía atacarla, es más, antes de que algunos lo hicieran, caían muertos atravesados por la espada de la peli azul.
- ¡Acabaré con ella! – uno de los líderes de ese grupo poseía un arma estilo bazuca, además de vestir una armadura de samurái. No obstante, Umi ni siquiera lo dudo y lanzó un trozo de madera hacia el arma del sujeto la cual no poder disparar, la pólvora hizo un efecto grande y el proyectil explotó por la presión destruyendo esa parte del muelle, además de llevarse consigo a varios hombres que murieron calcinados por la explosión.
El muelle parecía un vertedero de cadáveres y la sangre caía con mucho por las tablas de madera y llegaban al mar el cual pasaba de azul a rojo por la sangre. Umi estaba parada mirando todo eso, pero esta solo suspiró.
- Iré por mis pescados – esta solo se retiró de ahí yendo hacia el otro extremo del muelle para pescar su comida la cual fue estropeada por los primeros sujetos que la atacaron.
El desastre fue extremo, ni que decir que cuando se descubrió muchos temieron en saber si había sido Umi la que provocó eso, pero solo recogieron los cuerpos, mientras hacían eso, justo la peli azul llegaba.
- Es Ao Samurái – susurraron varios mirando a la peli azul que venía con varios pescados, esta solo les dedicó una mirada haciendo que más de alguno temblara, pero esta solo pasó de largo, tenía hambre y eso era lo que le importaba.
Cabe decir que cuando su padre murió y anduvo con la cabeza de este cuando era niña, esta la había perdido, pero luego la encontró y la enterró cerca de una casa abandonada la cual tomó como suya y se dedicó a vivir ahí luego de que decidiera abandonar el Monte Fuji.
Con el tiempo, Umi puso una lápida con varias piedras en donde había enterrado la cabeza de su padre, además de dejar clavada su espada ahí con la Cinta Número 1 alrededor de ella.
La razón de esto era que la peli azul se había cansado de las batallas, el peso de tantas muertes hizo que rápidamente se estresara y decidiera vivir una vida de ermitaña, aislada del mundo y en paz, deprimente, pero en paz.
Su nuevo hogar se encontraba cerca de un lago el cual usaba como sitio para bañarse y pescar algunos peces u otras criaturas para alimentarse, además de ser un cuerpo de agua dulce.
Y esto duró más de un año, Umi llegó a la edad de 23 años y seguía siendo la Número 1, aunque su suerte estaba por cambiar durante todo el periodo de paz que tuvo.
Esa noche fue tormentosa, una gran lluvia cayó esa zona de Japón, Umi estaba en su casa rezando un poco a un Buda que hizo de madera, su espada siempre estaba afuera sobre la tumba de su padre. Una vez que rezó, simplemente se acostó en la sala mientras pensaba en varias cosas.
A veces, la samurái iba a los pueblos para satisfacer un poco sus necesidades carnales. Aunque por su pasado con Honoka dirían que prefería las mujeres, la cosa no iba tan lejos ya que a la chica no parecía importarle si se acostaba con hombres o mujeres, aunque con los del sexo masculino tenía más atención ya que muchos se aprovechaban de las féminas, si uno lo hacía con ella, acabaría cortado por la mitad.
Cerca de la zona en donde vivía la peli azul, en medio de la tormenta, se miraba una moto recorrer todo el trayecto, aunque lo sorprendente era ver quién era el conductor de vehículo; una figura femenina con un kimono negro, además de una máscara de dragón que le cubría toda la cabeza, sin embargo, no iba sola ya que fue acompañada de alguien más que estaba ya en el área.
- Parece que estamos listas para el ataque final – susurró una voz la cual pertenecía a una mujer con capucha.
Umi seguía acostada, aunque en un momento dado, algo presintió y cuando estaba levantándose, la moto de la misteriosa conductora rompió el techo y esta se llevó a la peli azul de encuentro estrellándola en una de las paredes de la casa, aunque esto no había terminado ya que una de las llantas de la moto le dio directamente en la cabeza lanzándola varios metros lejos de ahí.
La batalla siguió, pero sin su arma y además de haber pasado un buen tiempo sin haber hecho nada le hicieron perder algo de reflejo por lo que fue golpeada múltiples veces por la motociclista hasta que esta cayó sin poder hacer nada, tenía varias heridas que sangraban.
La de la máscara de dragón tomó a Umi y la llevó a la persona encapuchada, esta solo sonrió mirando a la peli azul de rodillas, esto debido a que estaba algo débil por los golpes recibidos.
- ¿Me recuerdas? Porque yo si a ti, te recuerdo perfectamente, además de lo que eres. Una asesina, un monstruo.
- Ten – la motociclista le dio la espada de Umi de la cual tomó la Cinta Número 1.
- Me pregunto cuántas personas has asesinado a lo largo de todos estos años y también las que asesinarás y dejarás a sus familias dolientes por la pérdida de sus seres queridos – la encapuchada apretó un poco la cinta – sé lo que atesoras en este mundo y jugaré con él una vez que lo regrese de la muerte, ahora te haremos pagar con la misma moneda, lo vamos a torturar a él.
La espadachín que venía con la joven fue hacia la lápida y de ahí, sacó lo que parecía ser la mandíbula esquelética de alguien, esta era del padre de Umi que era lo que le quedaba de su progenitor, ni que decir que la mujer se sacó la capucha revelando su identidad.
- R-Ruby – justamente era como decía Umi, era la peli roja de ojos verdes la que estaba presente ahí, aunque tenía una sonrisa maligna en su rostro, esto mientras se colocaba la cinta en su frente.
- Si te acuerdes de mí, pero bueno, solo mira, si quieres recuperar a tu padre, entonces consigue la Cinta Número 2 y enfréntame si quieres la cinta y a tu padre de vuelta, hasta entonces… espero que sufras – su acompañante le dio una fuerte patada que la mandó más lejos y sin más, se fueron en la moto dejando a una Umi casi inconsciente mientras la lluvia le caía en el rostro.
- ¿Segura que aceptará el desafío?
- Sí, su código de samurái le hará buscar la Cinta Número 2 y la haremos sufrir de la misma manera que nos hizo sufrir a nosotras, tu confía en mi hermana – la rubia decía.
- Confío en ti Ruby – la moto desapareció entre la lluvia, dando a entender que una nueva batalla para Umi estaba por iniciar, de nuevo surgiría… Ao Samurái.
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Continuará…
