ORGAVERSE
CAPÍTULO 4
Fueron a una clínica para atender la emergencia de Shizuru.
El médico que las atendió se mostró amable con ellas, sin juzgar su accidente ni el trasfondo que pudo llevarlas a eso.
Terminó la revisión.
—Bien, señorita Fujino, no habrá futuras complicaciones. —Le sonrió—. Puede estar tranquila con su…
Shizuru previó a donde iba esa conversación, no quería entrar en ese tema, por comodidad de Natsuki.
—Gracias, doctor. ¿Me dará más medicina para el dolor? —Exageró su mueca, aunque ya le habían dado un analgésico antes de proceder con la revisión.
—Sí, sí, claro. Le recetaré más analgésicos. También le recetaré supresores especiales, para evitar erecciones. Debe mantener reposo por algunos días, ya que el coito podría lastimarla más. —Mientras escribía la receta, miró rápidamente a las dos—. Como protocolo, debo informar que hoy en día hay muchas ETS, ¿Están utilizando protección?
Shizuru carraspeó.
—Solo intimamos entre nosotras —aclaró.
Natsuki se señaló el cuello.
—Entiendo. —Les entregó la receta—. Si consideran necesario, reposen en habitaciones separadas. Se los remarcó ya que las parejas marcadas son susceptibles a los estímulos sexuales. No queremos tener que vernos aquí pronto.
Natsuki gimió.
Las manos de Shizuru le acariciaban los pechos.
La tenía a cuatro sobre la cama y…
Despertó.
—Joder —murmuró.
Era un pésimo momento para tener un sueño así. Miró a su costado, Shizuru seguía profundamente dormida, lo normal a las 2 am. Se mordió los labios, sabía que no podría volver a dormir así como así.
Se giró al costado contrario, de cara a la pared. Se cubrió la boca con una mano y metió la otra dentro de su pijama. Con solo unos instantes de aquel sueño se había mojado mucho. Se acarició con dos dedos.
Shizuru despertó. La medicina que tomó antes de ir a la cama evitaba que tuviese una erección pero no el oler las feromonas de Natsuki. —Ara… —Por el movimiento de su hombro supo lo que estaba haciendo. Escuchó sus gemidos ahogados. Le pareció… Tierno, el que Natsuki no quisiera molestarla.
—Natsuki —susurró—, puedo hacerlo por ti. —Se apoyó de costado, recargada en su codo.
—Shiz… —Volteó el rostro—. El doctor dijo… —tenía el rostro medio sonrojado.
No importaba que las luces estuviesen apagadas cuando las dos contaban con vista nocturna.
—El doctor me indicó no usar mi miembro, pero el sexo es mucho más que eso —rio. Se acercó a la omega, no le costó mucho, la cama era pequeña.
—¿Qué dices? —Apegó sus cuerpos, Natsuki estaba caliente.
—Pero tú no podrás…
—Pero tú sí.
Deslizó su mano en el pantalón de Natsuki, puso su mano sobre la de ella. —¿Me permites?—. Los dedos bajo los suyos se apartaron.
Natsuki gimió, se mordió los labios. No había punto de comparación entre masturbarse y que lo hiciera Shizuru. Sintió que le levantaba la playera.
—Están duros —dijo Shizuru mientras le besaba la oreja—, me gusta lo sensible que eres. —Tomó uno de sus pezones entre sus dedos, le dio un ligero apretón, lo acarició con sus yemas.
—Te gusta… jugar conmigo… —jadeó.
—¿Para qué negarlo? —Había notado que la parte trasera de sus orejas era muy sensible, le estímulo con la lengua—. Das ternura así.
La humedad de Natsuki chorreó por sus muslos. Shizuru sonrió, aunque su cuerpo no estaba manifestando su excitación por las medicinas, mentalmente sí que estaba encendida.
Natsuki se cubrió la boca con las dos manos.
—¿Por qué haces eso? —Se detuvo un momento.
—Porque las paredes… —Ella misma se frotó contra los dedos de la castaña—. Son muy delgadas…
Shizuru contuvo las ganas de reír.
—Ara… Yo… No creo que tus amigos piensen que… —Volvió a mover su mano, le acariciaba los labios mientras mantenía su clítoris entre sus dedos—. Las parejas marcadas nos sentemos a hacer manualidades.
Recostó a la omega boca arriba en la cama, se acomodó sobre su abdomen. —Dime Natsuki—. Metió dos dedos. —¿De qué iba tu sueño?—. Bajó el rostro a los pechos de su chica, se llevó uno a la boca, chupó.
—Ay mierda… —Ya no intentó callar sus gemidos—. Tu forma de cogerme se me quedó en la cabeza, ¿ok? —Dentro de ella, los dedos de Shizuru se movían en círculos—. Joder…
Shizuru se pasó al otro pecho, rodeó el pezón con la punta de su lengua.
—¿Practicabas mucho, Shiz? —jadeó.
—Para nada. —Paró un minuto para quitarse su playera y regresó a su trabajo, piel contra piel—. Te lo dije, los otros omegas… su olor… —Besó a Natsuki—. Solo el tuyo es excitante.
Puso su mano libre en el rostro de Natsuki, le acarició los labios con el pulgar, la incitó a abrir la boca, palpó su lengua. No se resistió. Sacó su pulgar pero metió sus dedos índice y medio, la lengua de Nat le envolvió.
Debajo, sacó sus dedos, estaban muy mojados, hasta su palma. Deslizó sus yemas por toda su intimidad sin volver a entrar, una, dos, tres veces, la escuchó jadear, una cuarta vez. Colocó la punta de su dedo corazón.
—Oe… —Los ojos de Natsuki se abrieron mucho—. Oe, Shizudu. —Se había puesto mucho más roja de golpe.
—¿Ara? —Le extrañó, todavía no se había movido. Retiró los dedos de su boca para que pudiese hablar bien.
—Shizuru… Yo… Yo… Solo lo he hecho por mi coño… —Quería que se la tragara la cama, el suelo, la tierra, el planeta.
—Ara, lo siento. —Retiró la mano de abajo. Se sintió afortunada de recibir esa noticia cuando estaba jugando con su mano y no con…
—No lo sientas. —Respiró profundo—. Solo, despacio, ¿sí?
—¿Segura?
—Sí…
Shizuru se llevó dos dedos a su boca, los lamió, esa imagen mojó más a Natsuki. —Si no te gusta, paramos—. Sus dedos goteaban, bajó de nuevo a su entrepierna—. Levanta un poco tu culo.
Colocó de nuevo la punta de su dedo, lo introdujo muy lento, dándole oportunidad de acoplarse, Natsuki se agarró de sus hombros, inició un suave vaivén.
—Ahhh… Shiz…
Se besaron, la castaña podía sentir los jadeos ahogados entre sus labios, la saliva escurriendo por su barbilla.
Antes de que Natsuki cayera en cuenta, Shizuru jugaba con dos dedos y estimulaba con el pulgar su clítoris.
Natsuki se vino, arqueó la espalda, gritó, no le ayudó a callarse que Shizuru siguió masturbándola y le llevó a un segundo orgasmo.
La castaña salió de ella, le besó la comisura, mordió sus labios.
—¡SON LAS 3 DE LA MADRUGADA, HIJUEPUTAS! —Nao gritó desde el otro cuarto.
—¡ALGUNOS NO TENEMOS CON QUIÉN COGER! —Gritó alguien en el departamento contiguo.
—Te lo dije. —Natsuki sonreía cínica, cansada pero feliz—. Paredes delgadas.
POR LA MAÑANA
Las cinco inquilinas se sentaron en la mesa para desayunar. Solo que como contaban solo con cuatro sillas, Shizuru se sentó sobre las piernas de Natsuki, no se quejaba, la omega tenía muslos firmes y suaves.
—¿No podían esperar a una hora más humana? —Nao tenía ojeras, le había sido imposible dormir después de aquello.
—No —respondieron a la vez Shizuru y Natsuki.
Mai tosió. —Nat… Independientemente de la hora—. Alzó una ceja. —¿Qué el médico no les dijo que se abstuvieran?
Incluso Shizuru sintió la fuerza de ese aire maternal, algo muy extraño para ella.
—Huecos legales. —Se excusó Natsuki—. Todo bien con… Ese asunto.
—O sea que no remataste de un senton a Shizuru Junior.
—¡ARAÑA DE MIERDA! —No se lanzó contra ella para que la castaña siguiera desayunando normal y no se tirara el café encima.
—Ay Nat, yo pensé que solo sabías gruñir —dijo Mikoto.
—¿¡Tú también!? —Kuga frunció el ceño.
Mientras las omegas discutían, Mai le puso atención a Shizuru.
—¿Todo bien contigo? —dijo preocupada—, imagino que solo Nat pudo…
—Ara, está bien, cuidar de ella en ese sentido es mi responsabilidad. —Le dio otro bocado a su desayuno—. ¿O parezco una chica de alfanidad frágil?
—Para nada. —Negó con la cabeza—. En realidad. —Le dio un sorbo a su café—. Eres más amable y empatica que todos los alfas que he conocido juntos.
—Gracias. —Rio—. No quiero ser una imbécil, como la mayoría de mis compañeros. —Se puso de pie para que Kuga pudiese arrojarse contra sus amigas—. Piensan que por un cromosoma distinto tienen derecho a ser estúpidos. —Retomó asiento en la silla, pensó que estaba más cómoda antes.
—Estas chicas… —Mai se golpeó la frente—. A veces siento que tengo una guardería y no roomies.
—Hablando de roomies, no hemos hablado de cuanto tengo que aportar para los gastos del departamento. —De reojo vio que las tres omegas se habían transformado. Disimuló una sonrisa. Tenía su gracia ver a un husky, un gato y una hiena peleando.
—¿Ah? No queremos presionarte. Nat no dio detalles pero dijo que todo fue un embrollo delicado.
—Agradezco la comprensión. —Le fue surrealista que unas extrañas estuviesen siendo más empáticas con ella que sus padres—. Pero sí estoy en condiciones de pagar mis gastos, digo sé que lo hacen de buena fe pero, también sé que una persona más incrementara las facturas del lugar.
—Natsuki pensó algo como eso también. Esta chica… Dijo que de ser necesario buscaría un tercer empleo.
—Un momento, Natsuki planeaba…
—¿Asumir el gasto por las dos? —Sonrió—. Sí, lo sé. Ella puede ser terca y huraña, pero cuida mucho de los suyos.
—Hablaré con ella, un tercer empleo sería una locura. —A un lado, vio como Nao le jalaba las orejas a Natsuki—. Ara, de hecho… hipotéticamente hablando, si yo pongo un poco más de lo que me tocaría, ¿Natsuki tal vez podría tener un solo trabajo?
La expresión de Mai pasó de la sorpresa a la ternura.
—Te gusta mucho Natsuki, ¿verdad? —Sonrió más—. Sí, es muy probable.
Camino a la universidad Shizuru no sacó el tema del dinero, porque Nao iba caminando con ellas. Se limitó a sostener la mano de Natsuki.
—Y entonces un día el imbécil de Takeda cruzó la línea, se le ocurrió tocarle el trasero, y la cachorra estaba de mal humor, harta, hasta los ovarios de esas estupideces, así que bueno, ya viste como le dejó la cara al pobre diablo —relató Nao riendo.
—No me arrepiento —gruñó Natsuki—, él se lo buscó.
Kuga, la que tenía el olfato más sensible de las tres, fue la primera en oler el miedo de alguien impregnando el aire. Buscó con la mirada. En la acera contraria, cerca de la boca de un callejón, dio con dos chicos que estaban acorralando a un tercero, notoriamente más pequeño que ellos.
—Un momento, chicas. —Kuga frunció el ceño—. Ahorita vuelvo. —Cruzó la calle—. ¡Eh, cavernícolas!
—Tranquila —dijo Nao a Shizuru, mientras sacaba un cigarro con aroma, para contrarrestar el miedo en el aire—, la cachorra tiene experiencia tratando con basuras como esa.
Los agresores eran dos alfas, ambos caninos. Y al que estaban acosando era un felino omega, Kuga lo reconoció, era uno de sus compañeros de clase, Kazuya, él la vio acercándose y suspiró del alivio.
—Tiene complejo de alfa cuando pelea —agregó Nao—, no sé de donde saca esa fuerza.
Shizuru observó como, sin dificultad, Natsuki le pateó el trasero a los dos chicos, a uno lo hizo volar por el aire contra la pared del callejón.
—Ni se les ocurra verlo de nuevo —gruñó Kuga, pasándole por la espalda al más grande—, andando —le dijo a Kazuya.
—Gracias, Kuga. —Él si rodeó a los chicos en el piso.
—Ni lo menciones, odio a los bravucones así.
—Alabado sea tu odio a los bravucones entonces, amén.
El chico se quedó conversando con Nao.
—Eres muy altruista, Natsuki.
—¿Altruista? No lo creo —gruñó—, solo me irritan esos idiotas.
—Podrían irritarte e ignorarlos pero, en lugar de eso, haces algo.
—La araña te contó de mis peleas —asumió con una mueca.
—No solo ella. Tienes algo de reputación en la escuela. —Sonrió ladina.
—¿Alguien se atrevió a contar que le dí una paliza?
—No, pero entenderás que en mi carrera lo que sobra son chismes.
—Por Dios, ¿y estás bien?, ¿puedes sentarte? —A Haruka le había dolido la entrepierna solo de imaginar lo que le pasó a Shizuru.
—Por fortuna fue una herida menor. —Asintió con alivio—. Solo tengo que evitar el sexo un par de días y el reposo será suficiente.
—Me preocupaba que Kuga fuese brusca contigo pero maldición, pensar que te darías en la madre tú sola…
—Créeme Haru, no fue que quisiera.
—Espero que esto te sirva de lección para aprender a no hacerlo fuera de tu dormitorio.
Shizuru rio al pensar que incluso en el departamento había gente pendiente de sus relaciones intimas.
—¿Dé que diablos te ríes?
—Un chiste personal. —Sonrió—. Y en mi defensa con lo otro, pasé tanto tiempo en abstinencia y sin problema por eso que, no sabía que me excitaría tan fácil.
—Mmm sabes, puede ser por la marca, he escuchado que eso hace a las parejas mucho más sensibles entre ellas.
—Sí, el doctor mencionó algo así.
Kanzaki entró al salón, al hacerlo, una vibra pesada vició el aire, tras él entró Tate con una cara de pocos amigos.
—Viejo, entiende mierda, no eres el maldito centro del planeta —dijo Tate, a un pelo de golpear a su amigo.
La hinchazón en el ojo de Reito había bajado un poco pero ahora también tenía un moretón en la quijada.
—Shizuru… —dijo con ganas de darle un golpe.
—Reito, haznos un favor y alejate de esa mujer. —Tate lo tomó del hombro con firmeza—. Viejo, tuviste suerte de que no te rebanara la cara, ya no la molestes.
—¿Yo, molestarla? Fue ella la que se metió en…
—Ay no jodas, meterte con su chica sí que es asunto suyo, ¿que a ti te tiraron de cabeza cuando cachorro?
—No es su chica y…
—Sí lo es —interfirió Shizuru desde su asiento, pero con sus garras apoyadas en el borde de la mesa—. Lo aclaro ya que ayer no captaste el mensaje.
Llegó el profesor.
En los parlantes sonó otro mensaje de la rectoria.
"Chicos y chicas, vuelvo a recordarles que los sanitarios de la universidad NO SON para uso recreativo. Favor de abstenerse de realizar sus actividades intimas en los espacios que todos compartimos. Gracias."
Haruka miró a la castaña de forma acusatoria.
—Te recuerdo que no puedo. —Estaba con las piernas ligeramente abiertas en la silla, cuando normalmente se sentaba de piernas cruzadas.
La rubia hizo una mueca. —Ni siquiera a ese. —Miró a Reito—. Le deseo ese mal. —Tuvo un escalofrío—. Pero tengo la corazonada de que eso no es impedimento para ti.
—¿Yo? —Shizuru se llevó una mano a su pecho—. ¿Qué te hace creer eso?
—Que te conozco, Shizuru Fujino.
Shizuru solo río.
En la hora del almuerzo, Natsuki y Shizuru se reunieron en la cafetería principal de la universidad.
"Chicos y chicas, vuelvo a recordarles que los sanitarios de la universidad NO SON para uso recreativo. Favor de abstenerse de realizar sus actividades intimas en los espacios que todos compartimos. Gracias."
—Cielos, últimamente la calentura parece enfermedad viral. —Kuga frunció el ceño—. En mi grupo alguien olía muy fuerte a feromonas.
Cuando compraron sus almuerzos decidieron salir y comer al aire libre, la escuela tenía muchos árboles, abundaba la sombra y los asientos por todos lados.
Shizuru le platicó su idea.
—A ver si entendí. Estás diciéndome que yo tenga un solo empleo a través de que tú solventes parte de nuestros gastos.
—¿Por qué esa cara? —Sonrió picara—. Tú misma lo dijiste, "Nuestros" gastos.
—Shizuru, linda, tú no tienes trabajo, ¿o sí? —dijo confundida—, espera, ¿sí tienes?
— De momento no, hablaré con unos conocidos para arreglar eso mañana mismo. Pero el punto es que cuento con el dinero suficiente, confía en mí, Natsuki.
—Yo… —Era muy tentador eso de poder tener un solo trabajo, poder dormir más y no vivir corriendo de un lado a otro—. No creo que me guste ser una mantenida. —Se rascó la cabeza.
—No lo serías. —Le tomó la otra mano—. Se trataría de que nos dividamos en partes equivalentes.
—Bueno, si tú crees que es buena idea.
—Además, Mai me contó que tú planeabas mantenerme a mí.
—Esa tetona traicionera —mostró sus colmillos—, se suponía que era secreto.
—No te enojes con ella Nat, nos preocupa que tengas esa carga de trabajo tú sola.
—Está bien, pero con una condición.
—Te escucho.
—Prohibido verme como obra de caridad.
—Ni si quiera se me cruzaría por la cabeza. Hago esto porque eres mi pareja, como tal quiero cuidarte.
—De acuerdo, entonces yo… Me quedaría solo con el trabajo en el taller, el viejo es el que paga mejor las horas extra. —Se puso roja de golpe—. Joder el viejo…
—Al menos le dimos risa y no rabia —intentó reconfortarle—, pudo ser peor, pudo atraparnos en pleno…
—Sí, sí, lo sé. —Agitó la cabeza—. Un solo trabajo, será extraño tener tiempo para respirar.
Desde que había discutido con sus padres de adolescente y abandonado la mansión, se había partido el alma y el cuerpo trabajando, negada a tener que regresar con ellos y darles la razón.
—Ara, tiempo para…
—Por favor, recuerda que de momento tú no puedes excitarte pero yo sí —dijo muy rápido—, tenme misericordia, Shizuru.
—Solo iba a decir que tiempo para juegos de mesa —sonrió juguetona.
—Sí, claro —rio—, ¿poker?
—Apostando prendas —guiñó.
