PORCELAIN PRINCESS

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

...

Paso cinco.

Bisqueado.

Las piezas se colocan en un horno a altas temperaturas, generalmente alrededor de 900-1000 °C. El bisqueado endurece las piezas y las hace más resistentes para el proceso de esmaltado posterior, pero hay que tener cuidado con la temperatura para no estropear el trabajo.

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"Querido Sasuke-kun.

Si acaso es posible y también si tienes el deseo de hacerlo, me gustaría que pudieras venir mañana.

Es un día muy especial y quiero celebrarlo junto a ti.

No te preocupes si no te es posible atender esto, encontraré la manera de hacerlo en otra ocasión.

Sabes que soy buena esperando.

~Con amor, Sakura"

Al principio, cuando llegó la misiva y en lugar de estar marcada por Shizune se encontró con el nombre de su esposa como el remitente, el alma se le fue del cuerpo, necesitando de tomar aire profusamente antes de abrir el sobre y leerlo.

Afortunadamente solo se trataba de una solicitud para celebrar su cumpleaños, que antes de que pudiera siquiera reflexionar sobre si acceder a ella o no, Kakashi lo sorprendió apareciendo detrás de él e indicándole que si no iba estaría despreciando el intento de Sakura por ser una amorosa esposa.

Argumento que lo convenció de ir en cuanto lo escuchó, pero que aun así fue seguido por otro, cuando su maestro le recordó que como un simple hombre que cumplía 26 años debía hacer cosas acordes a su edad.

Como el simple hecho de disfrutar su vida y su matrimonio.

Así que en ese momento se encontraba sentado a la cabeza del oscuro comedor iluminado únicamente por varias velas, disfrutando de toda la comida que su esposa había aprendido a hacer especialmente para él, tratándose de sus platillos favoritos.

La pelirrosa no era la más hábil cocinando, pero expresó lo mucho que se había esforzado para que todo supiera, aunque fuera un poco bien, algo que él reconoció que así era en cuanto probó el primer bocado.

—¿Qué solías hacer en tus cumpleaños antes, Sasuke-kun? — ella le preguntó, escudriñándolo con curiosidad mientras él comía.

—No mucho realmente — el Uchiha respondió sin apartar la mirada del plato, un poco incómodo por la mención de esas celebraciones pasadas.

—Oh, entiendo — Sakura aceptó de inmediato su renuencia y se encogió un poco avergonzada por tocar el tema, así que para disculparse decidió distraerlo contándole sus propias vivencias —. Ummm, bueno, en mi caso, mis hermanos solían visitarme casi todos los años, me organizaban pequeñas fiestas en las que cantábamos y bailábamos juntos y siempre me obligaban a escoger quien era el mejor haciendo regalos, a pesar de que hasta lo más pequeño era muy preciado para mí.

—¿"Casi todos los años"? — esa palabra lo hizo reaccionar con atención y el cuestionamiento la hizo a ella hacerse todavía más pequeña en su asiento, evidentemente apenada.

—Es que no los celebrábamos cuando me enfermaba — sus palabras, así como su mirada se tiñeron en melancolía y nostalgia, mientras que Sasuke la contempló profundamente, animándola a explicarle más sobre el tema —. Ellos no venían cuando me enfermaba.

—¿Cómo que "no venían"? — esa vez no se contuvo de alzar un poco la voz evidenciando su disgusto.

—E-es solo que... Bueno, ellos... Nunca fueron buenos lidiando conmigo cuando estoy mal — ella aceptó un poco insegura al tiempo que rehuía de la mirada de su esposo, jugando con sus manos en su regazo —. Se ponían muy tristes y comenzaban a decir cosas deprimentes entre ellos... Por eso a mí tampoco me gustaba que estuvieran aquí. — Fue entonces que antes de continuar tuvo valor para fijar sus tímidos ojos en los de él —. Me gustaba más estar sola.

—¿Y ahora ya no? — Sakura entonces perdió toda su valentía y prefirió volver a concentrarse en su comida, sumiendo la habitación en un incómodo silencio. Habiendo conseguido entristecerla, Sasuke se avergonzó de sí mismo por su falta de consideración, por lo que decidió arreglarlo respondiendo al cuestionamiento que ella antes le había hecho —. Mis padres... Ellos solían hacer algo para mi cada uno por su lado.

—¿En serio? — ella cambió su expresión, receptiva a escucharlo compartirle relatos de su familia.

—Mi padre me llevaba a cabalgar por las mañanas, solo nosotros dos y era tradicional que le contara que planes tenía para cumplir hasta mi siguiente año de vida — su rostro se tiñó de abatimiento al mismo tiempo que ternura mientras rememoraba esos días —. Y mi madre organizaba pequeñas fiestas por la noche, en las que siempre media cuanto había crecido en altura pidiéndome bailar con ella. — Sakura no pudo evitar esbozar una cariñosa y dulce sonrisa imaginado lo que él le contaba, detalle que lo animó a seguir hablando —. Mi hermano por otro lado era de los que fingía lamentación por lo rápido que pasaba el tiempo y luego me hacía alguna broma al respecto.

El recordar a Itachi y su sentido del humor le hizo imposible contener una amarga y breve risa, mientras bajaba la mirada reflexionando en esas cosas que no había sabido valorar y ahora no tenía.

—Tu familia es muy hermosa Sasuke-kun — ella se tomó la libertad de tocar su brazo y darle una suave caricia para aminorar su carga emocional.

—Lo era — la corrigió, apresando su delicada mano y rosando su dorso con el pulgar.

—Lo es — ella repitió mirándolo con seguridad —. Siempre serán tuyos y mientras sigas vivo puedes hablar en tiempo presente sobre lo que ellos son para ti.

A veces Sasuke se sorprendía por lo sabía y hábil que era ella a la hora de consolarlo, siempre siendo un éxito al conseguir que él se olvidara de todo lo negativo a su alrededor y se concentrara únicamente en ella.

Luego de comer, decidieron compartir una tradición de cumpleaños que ambos habían compartido con sus seres queridos, antes de convertirse en el único familiar que le quedaba al otro: bailar.

No tenían música a su alrededor, porque lo que ella tarareó una de las muchas canciones que había inventado.

Sakura admitió que no era muy buena bailando, por lo que Sasuke le permitió subir sus pies descalzos sobre sus zapatos para que él la guiara.

Él la sostuvo con una mano sobre la suya y la otra rodeando su delicada cintura, no conteniéndose en recargar su barbilla sobre su rosada cabeza mientras se mecían suavemente.

Sin darse cuenta ambos cerraron los ojos, el Uchiha entregándose a la comodidad y pertenecía que emergía en su pecho teniéndola tan cerca de él y la doncella escuchando el latir del corazón de su esposo mientras se recostaba en la seguridad de su torso.

Ambos internamente deseando que el tiempo pudiera congelarse en ese perfecto lugar y momento.


Una semana exacta después de eso, toda la alegría que la pelirrosa conservó en su interior por esa noche mágica con su esposo, se diluyó cuando se enteró de que había habido disturbios en el área de Suna donde Sasuke tenía su base principal y que estos habían sido lo suficientemente devastadores como para producir un gran número de muertes.

Fue por esa terrible noticia que escuchó a escondidas mientras Lee se la informaba a Shizune, que decidió escaparse de su casa e ir a la sede de dicho conflicto para verificar si él estaba bien.

No supo cómo lo logró pues realmente no puso el mínimo de cuidado en su escape, pero consiguió salir, por primera vez en su vida, de los terrenos de su propiedad y alejarse lo suficiente de ella, caminando por el marcado sendero que tenía la esperanza de que la llevara a su destino.

Caminó cerca de dos horas, esforzándose por no pensar en nada negativo sobre el estado de su esposo, no queriendo ni siquiera considerar la posibilidad de que tuviera el más mínimo rasguño, en cambio, visualizándolo tan sano y fuerte como siempre.

Sin embargo, interrumpiendo su caminata y sus reflexiones, el sonido de un cabello acercándose hizo aparición en el campo, haciéndola voltear a ver y encontrándose con la casi divina visión de su marido.

Intacto, sin ninguna herida visible, aunque visiblemente confundido por encontrársela ahí.

—¡Sasuke-kun! — ella lo llamó con alegría mientras corría hacia a él con los ojos amenazando con lagrimearle por el alivio —. ¡Estas...!

—¿Qué estás haciendo afuera? — él interrumpió su algarabía con enojo y firmeza en su voz, lo que desde su posición en lo alto de su corcel lo hizo verse tan intimidante que le borró la sonrisa a su esposa.

—Y-yo... — el Uchiha bajó del animal para confrontarla cara a cara.

—¿Y por qué estas lejos de casa? Aquí sola, en medio de la nada — la interrumpió con hostilidad conforme las condiciones en las que se la encontraba llegaban a su mente —. Te escapaste ¡¿Por qué lo hiciste?! — él la tomó con fuerza por los hombros y la doncella abrió la boca para decir algo, solo que no pudo decir palabra pues estaba muy asustada por la violenta reacción de su marido. — ¡¿En qué mierda estás pensando?!

—S-Sasuke-kun, es que yo... — necesitaba explicarse, pero estaba muy aturdida para conseguirlo.

—¿Sabes qué? No quiero escucharlo, porque no tiene excusa que quieras ponerte en riesgo haciendo estupideces como esta — él la soltó de golpe pasándose una mano por el rostro tratando de contener su enojo —. Mierda Sakura no puedo creer que seas tan imprudente como para salir así de casa.

—Por favor, escuchame, solo quería ver si estabas...

—¡¿Y si te hubieras perdido?! ¿O si te hubieras topado algún peligroso criminal antes que a mí? — ella se quedó callada, aceptando que no había considerado esas posibilidades y, al mismo tiempo, entendiendo que él no la iba a dejar explicarle pues estaba demasiado enojado para razonar —. Ahora mismo nos vamos de regreso, inconsciente, molesta y desconsiderada criatura... — él la tomó de la mano sin delicadeza para llevarla hasta su caballo y la subió en él, montándose detrás de ella mientras seguía mascullando maldiciones —. Y yo pensando que no tengo nada de qué preocuparme por ti mientras estoy lejos, vaya idiota.

Sasuke estaba muy perdido en su cólera como para darse cuenta de lo que su último comentario provocó en ella.

Sumiéndola en una profunda tristeza por la confirmación de que a él realmente no le importaba o si quiera pensaba en ella cuando estaban separados.

Cuando, por el contrario, Sakura no dejaba de evocarlo a él ni un solo minuto del día.

Apretó los labios y fijó la mirada en el suelo mientras emprendían silencioso camino, aguantándose con gran éxito las enormes ganas que tenía de llorar.

¿Por qué tenía que ser tan necia? Tsunade le había advertido que no debía ilusionarse con él y ahora, por creerse más lista que ella, la verdad la golpeaba sin piedad.

Toda esa fantasía romántica en la que había estado metida desde que lo conoció no era más que eso, una fantasía, una gran mentira que ella había alimentado por su ilusión de experimentar el amor antes de morir y en la que él había participado seguramente solo para retribuirle el beneficio económico que estaba obteniendo para su causa.

Misma con la que podía proteger a una persona que sí quería y le importaba.

Ella misma le había dicho que no tenía que quererla cuando acordaron su unión, pero, eso no hacía menos doloroso darse cuenta de que él solo la veía como un molesto medio para conseguir un fin.

Estuvo tan sumida en sus pensamientos y en controlar el creciente dolor en su pecho que ni siquiera se dio cuenta de que ya habían llegado a la gran reja que delimitaba su jaula, hasta que él hizo ademan de bajarse del caballo para abrir la puerta.

Algo a lo que ella se adelantó, bajándose primero y corriendo con su propia llave en su mano para abrir el candado, cerrándole la puerta a su esposo apenas estuvo del otro lado, para huir de él.

—Yo puedo irme sola desde aquí — le anunció con la voz rota, derramando por fin un par de lágrimas que no escaparon de los perspicaces ojos de su marido, antes de darse la vuelta y marcharse en dirección a su hogar.

Sasuke solo pudo observarla actuar, conmocionado, siendo consciente de que por primera vez desde que se conocían ella le negaba la entrada a ese lugar que se suponía estaba disponible para él cuando lo deseara, así como del hecho de que tampoco se había despedido o siquiera volteado a verlo.

Cosas simples pero que denotaban un negativo cambio en su comúnmente dulce esposa y por las que su mente reprodujo la forma en la que le había hablado y la había tratado hacia unas horas, para que se diera cuenta del porqué.

Ahora que ya había digerido el susto y el enojo de verla poniéndose en riesgo al huir de la seguridad de su hogar, admitía que se había pasado de la raya al reñirla y que la dureza con la que la trató, además de inmerecida, era excesiva para una mujer.

Sobre todo, para una tan sensible y pura como Sakura.

Frustrado consigo mismo suspiró pesadamente mientras reflexionaba si debía hacer caso omiso a su implícito pedido de dejarla en paz, entrando a buscarla de todos modos, o si lo mejor era marcharse y volver luego para hablar tranquilamente y disculparse.

Estuvo en esa encrucijada por varios minutos analizando los pros y contras de cada plan, pero, cuando lo asaltó el hecho de que esa también había sido la primera vez que ella lloraba por su culpa decidió que lo mejor sería irse.

Hasta un corazón enorme y tierno, como el de su esposa necesitaba reposar cuando era lastimado.

Así que le dio una breve mirada a la bolsa donde había guardado el libro que consiguió para ella mientras estaba en Shimo y que directamente desde allá había venido para regalarle.

Todo el tiempo evocando la enorme sonrisa con la que le daría la bienvenida y el suave beso que le daría para expresar su agradecimiento por el regalo.

Entonces emprendió camino de regreso a su base, sin darse mucha prisa en llegar para tener tiempo de reflexionar sobre su primera pelea con su mujer.

Así como inconsciente del desastre con el que se encontraría en Suna y que le darían sentido a las palabras que su esposa había intentado, sin éxito, decirle para justificar su temeraria huida de casa:

"Quería ver si estabas bien"


Con ese último encuentro dándole vueltas en la cabeza constantemente durante el día, por las noches comenzó a tener pesadillas de las que despertaba empapado en sudor y en completa alarma por las visiones que tenía.

Antes, dichos sueños estuvieron plagados de recuerdos de la tragedia de su familia el día que Danzo los eliminó, pero ahora era Sakura quien aparecía en ellos atormentándolo con lo que ahora creía que ella sentía por el: desprecio.

En su pesadilla de esa noche era llamado por Shizune para avisarle que su señora estaba agonizando, él acudía a verla a prisa, pero, al llegar al alto muro que delimitaba su propiedad, su llave no conseguía abrir la puerta.

De alguna manera conseguía entrar de todos modos, pero al llegar a su hogar no había nadie adentro más que la distante pelirrosa que tenía la cama y el piso de su habitación cubiertos de sangre y que con la poca energía que le quedaba le decía que se fuera.

Para su mala suerte, cuando consiguió salir de esa trampa mental no se encontraba solo, sino que debido a un viaje que estaba haciendo con Naruto, el rubio lo vio despertar en tan deplorable estado.

—¿Sasuke? ¿Qué...?

—Nada, olvídalo, no pasa nada — se apresuró a hacer a un lado las preocupaciones de su rey y amigo mientras se limpiaba el sudor de la frente y cubría su rostro con una mano.

—No es cierto, mira como estas — el Uzumaki se negó a ignorar lo que había visto —. ¿Qué pasó? ¿Te sientes enfermo? ¿Quieres que busque a un doctor para...?

—¡No me pasa Naruto! — su repentina preocupación por él a esas alturas, acompañado de sus preguntas, consiguieron ofuscarlo —. ¡Y aunque me pasara algo no es problema tuyo y no te interesa de todos modos!

—¡¿Eso que mierda significa?! ¡Si estoy haciendo el intento de ayudarte es porque me interesa! — Naruto no se dejó amedrentar por su hostilidad y se plantó frente a él para confrontarlo —. ¡Somos amigos desde los 9 años, claro que me importas!

—¡¿Quién mierda te podría creer eso?! — Sasuke explotó dejando salir todas sus emociones acumuladas —. ¡Ya no eres ese amigo que una vez tuve! ¡Ya no sabes una mierda sobre mí y lo que me pasa! ¡Todo en lo que piensas es en ti y recuperar tu trono!

—¡Eso es...!

—¡Eso es verdad! Pero ¿Sabes qué? Al demonio si eso me importa ahora... — el Uchiha lo interrumpió con fuego en los ojos mientras dejaba salir todos los oscuros y sinceros sentimientos que se había estado guardando el último año —. Eres mi rey, por eso sigo ayudándote a pesar de que hemos dejado nuestra amistad hace mucho. Voy a seguir aquí hasta que consigas lo que quieres y yo obtenga venganza por mi familia, pero hasta entonces no vuelvas a decir que te importa lo que pasa conmigo.

Sin dejarle oportunidad de réplica, el pelinegro se dio la vuelta y salió de la casa de campaña que compartían, para caminar en mitad de la noche y tomar aire.

Tal vez se había excedido con sus palabras y sobre exagerado la situación por lo estresado que se sentía debido a sus asuntos personales, pero lo cierto era que no se arrepentía de la nada que hubiera dicho, porque eran cosas que creía y sentía con todo el dolor de su corazón, mismo que incluso un día había llegado a considerar a Naruto como su hermano.

Tal vez, en otras circunstancias podría haber tomado su caballo y huir con Sakura para salir de esa sofocante situación en la que estaba metido por haber aceptado ser la mano derecha del Uzumaki, no solo por el momento, sino para siempre, pero todavía no estaba listo para verla y tenía la certeza de que ella tampoco.

Algo que, al día siguiente, cuando llegaron a Suna, se confirmó en una misiva que llegó para él y que le encogió el corazón en aflicción, vergüenza e ira en cuanto la leyó.

"Estimado Señor Uchiha.

Me permito dirigirme a usted con el propósito de comunicarle el estado de mi señora. Sigue triste si es lo que se pregunta, pero al menos ya no llora como antes, ni se niega a que cuidemos de ella como hizo desde el día en que usted le mostró su verdadera cara.

Así que con toda seguridad puedo decirle que estará bien eventualmente y que ya no es necesario que venga a verla nunca más.

Los cheques y contratos están firmados, todo lo que la familia Haruno, incluyéndola a ella, dejará al desaparecer ahora está a su nombre, así que no tiene que seguir fingiendo que la aprecia o que la quiere como sabe que su esposa lo quiere a usted.

Mi señora ha estado sola toda la vida, sabe que no debe guardar esperanzas o expectativas hacia otras personas, así que sabrá lidiar con su abandono. En adelante, no tendrá que preocuparse por nada respecto a ella, bajó la guardia con usted por un momento, pero ya aprendió la lección y no volverá a pasar.

Al final del día, Sakura siempre ha sabido mantenerse al margen de los sentimientos de los otros y respetarlos, usted no será la excepción.

Ha sido muy cruel al ilusionar una ingenua y frágil mujer como mi señora, por lo que lo mínimo que puede hacer por ella es no volver a lastimarla apareciendo en lo que, mientras siga viva, es únicamente su casa.

En espera de su comprensión y cooperación

~Tsunade Senju.

...

NOTAS FINALES:

Se le tiene que meter poquito drama a esto para que funcione jajaja.

Quiero poder terminar esta historia esta semana. Lo veo bastante posible ya que son capítulos cortos y no falta tanto para que se termine esto. Hasta ahora no me ha atacado el arrepentimiento por no haberlo hecho un longfic, pero que ustedes tampoco estén inconformes en ese aspecto jeje.

Como siempre les agradezco a todxs por estar leyendo y comentando: Noemitg-chan, Yopi y Ceritiana.

Muchas muchas gracias por comentar en el capítulo anterior y apoyarme en esta historia de verdad se los agradezco millones.

Sin más que decir, nos leemos en la siguiente actualización. BYE!