No es otro tonto cuento de hadas.
Los personajes le pertenecen a Toei y al gran Maestro Akira, pero las ridiculeces que hagan en esta historia son de mi autoría.
Los dejo con este cuento, espero que le sirva a los insomnes.
Capítulo I.
Había una vez.
Había una vez una pequeña niña que vivía feliz con su padre en una gran casa señorial en las afueras de la cuidad principal de un reino muy próspero.
A pesar de que su madre había fallecido hace un par de años ella le había prometido, en su lecho de muerte, que sería una chica fuerte y sobre todo alegre, por lo que nunca estaba triste a pesar de extrañarla mucho. Había aprendido a recordarla centrándose en lo feliz que había sido junto a ella.
Así que, con el pasar de los años, comenzó a compartir la mayor parte de su tiempo con su padre, quien era un hombre de ciencias cuyo trabajo actual era hacerlas de curador de un museo en las cercanías del palacio. Con él fue aprendiendo sobre todas las civilizaciones antiguas y en cómo habían evolucionado a través de los años, por lo que pasaba horas leyendo junto a él, adquiriendo conocimientos y conociendo mejor a su progenitor. Pero al crecer sus gustos fueron cambiando y ahora, a sus quince años, no solo le gustaba estar con su padre aprendiendo sobre ciencia, sino que también le encantaba salir a pasear al bosque para aprender sobre las especies de animales y plantas, dibujándolas en una libreta para al llegar a casa compararlas con los dibujos de los libros de botánica que le traía su padre, estando segura de que en algún momento descubriría algo y le pondría su nombre.
Todo parecía perfecto, hasta que un día su padre la llamó a su despacho para conversar. Al parecer era importante, porque nunca lo había visto tan serio antes, no desde que le explicó que su madre estaba enferma y los dejaría.
-Hola, padre ¿Qué ocurre? - le preguntó, ingresando al cuarto y cerrando la puerta tras ella, con algo de aprehensión. Sinceramente esperaba que la charla solo fuera por motivos de algún viaje o algo por el estilo y no por algo terrible.
-Sí, querida. Necesito preguntarte algo – le respondió él, haciéndolo un gesto para que tomara asiento.
- ¿De qué se trata? – preguntó ella, obedeciendo y sentándose frente a él, teniendo cuidado de no arrugar su vestido.
El anciano dudó un momento antes de responder – Bueno, querida hija, como sabrás tu madre nos dejó hace ya mucho tiempo y yo he respetado su memoria más allá del tiempo que el luto requiere…
-Eso lo sé… ¿Pero qué es lo que te preocupa?
-¿Por qué dices eso?
-Porque hace mucho que no te veía tan serio, papá… - declaró ella, agregando mientras fruncía levemente - Dime que no te vas a morir tú también, por favor…
-No, mi amor… No es nada de eso. Lamento haberte preocupado…
-¡Oh! Es un alivio…Oye ¡No vuelvas a asustarme así! … Pero si no es nada de eso entonces dime ¿Por qué mencionaste la muerte de mamá?
-Bueno, es que pienso que no es bueno que crezcas sin una presencia femenina en esta casa, además de nuestra querida y anciana ama de llaves… Realmente no quiero que te sientas sola mientras salgo a mis viajes de negocios, por lo que he decido contraer nupcias nuevamente…
La muchacha se lo quedó viendo un momento, sintiendo su corazón detenerse un instante. No veía la necesidad de integrar a una nueva mujer a sus vidas, pero su padre… ¡Él se veía tan solitario! Pensó en todas las veces que lo vio melancólico observando a la nada por la ventana del despacho y dando de vez en cuando largos suspiros. No podía ser tan egoísta y pensar solo en ella, por lo que finalmente le dijo - Padre, yo estoy bien atendida. Tú me criaste maravillosamente, me diste todo lo que necesitaba y más, pero si realmente te sientes solo y si de verdad quieres compañía femenina que no sea la mía, ni la de Baba, pues tendré que decir que no me molesta en lo absoluto que busques una nueva esposa…- enseguida se sonrió y le advirtió - ¡Siempre y cuando no sea una vieja amargada y mandona!
El anciano le sonrió - Je, je, je… ¡Claro que no, amor! – Enseguida abrió sus brazos y le dijo – Ven acá, Bulma…
La joven se levantó de su lugar y fue al encuentro de su padre dándole un afectuoso abrazo, pero su rostro, al estar fuera del escrutinio de él, pasó a uno de preocupación. No necesitaba a otra mujer en su vida, no quería otra madre, pero quería demasiado a su padre para negarle buscar el amor otra vez. De hecho le dolía verlo tan melancólico y, aunque sabía que extrañaba a su madre al igual que ella, podía comprender que él necesitaba a alguien de su edad para compartir su vida. Así que se apartó de su padre y mirándolo a los ojos le dijo con una enorme sonrisa - ¡Estoy muy contenta por tu decisión, papá!
El hombre le devolvió y la sonrisa y le dijo – Eres la mejor hija del mundo, querida. Tu madre estaría tan orgullosa de ti… Y quiero que sepas que tú siempre serás la mujer más importante en mi vida, hijita.
Los ojos de la muchacha se llenaron de lágrimas de alegría y volvió a abrazar muy fuerte a su querido padre.
…
Tiempo después su padre tuvo que volver a viajar y Bulma quedó al cuidado de la ama de llaves de la casa. La anciana Baba era una doña muy estricta, pero la muchacha siempre se las arreglaba para escapar y poder ir a pasear al bosque en su caballo predilecto. Adoraba vagar por entre los árboles y anotar en su libreta las especies de plantas, de aves y de animales que veía, aprovechando de llevar siempre algo de fruta o algunos panecillos para atraer a los animalitos y poder observarlos mejor.
Una tarde, luego de escabullirse de la custodia de Baba, salió de la casona y se dirigió a las caballerizas, donde preparó a toda prisa a su hermoso corcel y, una vez lista, lo montó y cabalgó disfrutando de la brisa que despeinaba su melena, la que llevaba cubierta por un coqueto sombrero con cintas. Así anduvo por un par de horas hasta que se encontró con un prado lleno de flores que la hizo sonreírse de felicidad. Se apeó rápidamente y caminó por el prado disfrutando del dulce aroma, mientras silbaba una pegajosa melodía. De un momento a otro cientos de mariposas comenzaron a salir de entre la hierba. Fue entonces que comenzó a correr y saltar por entre las flores, gritando de felicidad, hasta que su dicha fue interrumpida sorpresivamente al caer estrepitosamente al suelo, desapareciendo entre la hierba.
-Auch... Auch – se quejó, poniéndose de pie, ordenando un poco sus ropas y girando enseguida para preguntarse - ¿Con qué tropecé? Parece que era una roca… - no alcanzó a terminar la frase y una cabeza se asomó por entre las flores y le gritó -¡Mira por donde andas, imbécil!
Bulma retrocedió un paso asustada pero al hacerlo pisó su vestido y volvió a caer, pero esta vez de espaldas. Se enderezó un poco, solo para ver como un joven de cabello oscuro y vestido con ropas de montar aparecía frente a ella y se le aproximaba diciendo - ¡No solo eres imbécil! Eres la chiquilla más torpe que haya conocido en mi vida… ¿A quién en su sano juicio se le ocurre ir corriendo por el prado sin sopesar que podría haber algo en su camino?
Bulma lo miró hacia arriba con enojo - ¿Me estás culpando a mí?... ¡Oye! ¿A qué tarado se le ocurriría recostarse en medio del prado sabiendo que por aquí transitan no solo siervos, sino que zorros y hasta osos? - enseguida estiró su mano hacia él, esperando ayuda, pero éste solo se cruzó de brazos y la miró molesto - ¿Qué tanto me vez, torpe?
La muchacha se levantó como pudo y le dijo, furiosa - ¿Qué clase de caballero no ayuda a una dama en desgracia?
El joven soltó una risa cantarina, pero cargada de maldad – Ja, ja, ja… ¿una dama? Para que lo sepas una dama no se comportaría como tú lo has hecho… Te oí perfectamente, gritando y silbando como un mozo de cuadra trabajando en los establos...
Las mejillas de Bulma se encendieron y sus mofletes se inflaron antes de gritarle - ¡Eres un idiota! - el joven la miró sorprendido un momento, pero enseguida se sonrió y se la quedó viendo mientras ella buscaba sus pertenencias entre las flores.
Bulma recogió su bolsito y acomodó su sombrero, para enseguida acomodar otra vez su ropa antes de hacerle un desprecio al joven y marcharse camino a su corcel dando pisotadas. Se montó en éste y le dio una última mirada de odio al muchacho, pero al hacerlo vio que éste estaba en el mismo lugar y que solo la miraba con una sonrisa burlona cosa que la enfadó aún más
-¡Bruto! – exclamó, mostrándole la lengua para enseguida agitar las riendas y marcharse al galope.
El joven la vio alejarse y comentó para sí mismo – ¡Vaya! Qué interesante mozuela… creo que podré divertirme un poco más a costa de ella… - amplió su sonrisa y dio un silbido, sin dejar de mirar por donde se había ido la chica. De inmediato apareció por entre los árboles un joven potro negro, que llegó al galope a su lado. El muchacho lo montó con gracia, y tomó por el mismo camino que había visto marcharse a la chica.
Bulma cabalgaba camino a su casa, pero un sonido de cascos la hizo voltear. Fue entonces que vio que el maleducado joven se le unía, cosa que la hizo molestarse sobremanera – Oye ¿porque me estás siguiendo?
El joven ni la miró para decirle – No te sigo… Casualmente es el camino a mi hogar también…
-Mentiroso. ¡Solo me sigues para seguir burlándote a mis costillas!
-Puede ser… Pero coincidentemente mi hogar queda pasando el riachuelo… ¿Te puedo preguntar algo?
-¡No! - exclamó ella, molesta.
Él la ignoró y le dijo - ¿Cómo te llamas, chiquilla?
-¡A ti no te importa!
-No, pero noto con cierto agrado que tenemos bastante en común… A ambos nos gusta escaparnos de nuestros tutores…
-¡Cállate! Y aléjate de mí – Bulma relajó las riendas y dio la orden a su caballo de correr, alejándose del joven. Esté sonrió nuevamente y dijo, para sí mismo - ¡Vaya! Esta chiquilla es realmente interesante... – iba a seguirla, pero en ese momento oyó una voz llamarlo por lo que chistó y dio media vuelta, no sin antes echar un último vistazo hacia donde se había marchado la chica.
…
Bulma llegó a su hogar, no sin antes verificar que el joven no la hubiese seguido hasta allí. Cuando estuvo segura, llevó su caballo a las caballerizas y entró sigilosamente a la casa, deseando nunca más encontrarse con ese sujeto. Pero su mala suerte continuó ya que en la escalera la esperaba Baba, que comenzó a sermonearla.
-¿Otra vez, Bulma?... – preguntó mientras descendía para poder acercarse a la muchacha - Y ahora ¿Qué le pasó a tu vestido? Y ¡Mira tu cabello!... No me digas que te estuviste revolcando en la hierba otra vez… Te he dicho muchas veces que esa es una actividad demasiado vulgar para una señorita como tú… ¡Ya no eres una chiquilla!
-¡Ya, Baba! ¡Déjame! Yo puedo arreglármelas perfectamente sola… - le respondió, intentando pasarla de largo, pero la señora se le plantó firme de frente y le dijo -Sola tal vez, pero un día te va a salir algún bandido al camino y hasta ahí te llegará la audacia…
La joven apretó sus puños y le dijo - ¡Que vengan cuantos quieran! Jamás habrá un solo hombre que pueda someterme.
-No escupas al cielo, niña – le dijo preocupada, para enseguida agregar con un tono de advertencia - mira que esas declaraciones son las que más le gusta oír a los espíritus de los bosques… y cumplirlas.
-¡Ay! ¡Tú y tus cosas, Baba! - le increpó Bulma, de manos en las caderas - ¡Por favor! Estoy estudiando para ser una investigadora como mi padre y esas cosas que dices no existen. Así que deja de perder el tiempo tratando de asustarme... – pasó por su lado y subió las escaleras mientras le decía - Ahora, si me disculpas. Solo quiero ir a cambiarme y descansar un momento.
Diciendo esto subió a su cuarto, dejando a la anciana sola.
-¡Uy, esa Baba es insoportable! – exclamó, lanzando su sombrero y resto de sus cosas a su cama. Caminó a su tocador para arreglar un poco el desastre en el que estaba convertida - Yo se cuidarme muy bien. Debí decirle que acababa de defenderme de un briboncillo, pero conociéndola, sería capaz de castigarme hasta el regreso de mi padre… - tomó su cepillo de pelo y comenzó a peinarse para sacar las hebras de hierba que tenía en este - Ahora que lo pienso, jamás me había encontrado con alguien en mis paseos… Me pregunto si ese joven maleducado vivirá en las cercanías… Mmm, de ser así, tendré que tener más cuidado cuando salga al campo... ¡No quiero volver a verlo en mi vida!
…
Pasaron unos días de calma y aburrimiento para la muchacha ya que Baba la mantuvo más vigilada que de costumbre por lo que no pudo volver a escapar y solo se entretuvo estudiando en la biblioteca que estaba en el despacho de su padre. Pero, para su fortuna, éste regresó antes de tiempo de su viaje y eso la puso muy contenta.
-Bulma… Hija… - la llamó el profesor Brief desde la entrada de la casona, aun sosteniendo su valija - ¡Te tengo grandes nuevas!
- ¡Papá, estás de regreso! - exclamó ella, apareciendo por el borde de la baranda del segundo piso.
-Sí, querida. Pero baja para poder saludarte como se debe… y para que platiquemos.
La muchacha bajó corriendo las escaleras y le dio un enorme abrazo a su padre, para enseguida mirarlo a los ojos y decirle – Te extrañe mucho, papá… Pero dime ¿Cuáles son esas noticias?
Su padre soltó su carga y tomó las manos de la muchacha entre las suyas y le dijo con cariño -Ven, sentémonos para que te cuente todo.
Se dirigieron a la sala y tomaron asiento en uno de los sillones, fue recién entonces que el anciano le dijo - Esto es importante y espero que lo tomes a bien, cariño…
-Papá, si dices que es importante y tienes esa sonrisa es porque definitivamente debe ser algo bueno…
-Je, je, je. Tienes razón… Bueno, lo que ocurre es que mientras cerraba un negocio en la cuidad del Norte, conocí a una mujer llamada Violeta...
- ¡Qué lindo nombre! Pero cuéntame… ¿cómo la conociste? ¿Es bonita? ¿Qué edad tiene? ¿Tiene hijos? ¿Es casada, soltera, viuda o separada?
-¡Tranquila, hijita!… Te lo contaré todo…
La joven lo miró ilusionada, ya que su padre nunca le había hablado con tanto entusiasmo de una mujer que no fuese su madre y ella definitivamente no quería verlo triste. El hombre prosiguió - Fue totalmente accidental... Veras, yo caminaba revisando unos documentos y no me fije que venía ella caminando directo hacia mí. Ella se volteó a ver un escaparate y nos dimos de lleno uno con el otro. Yo, en mi torpeza, al intentar ayudarla, dejé caer mis papeles y ella, muy amablemente me ayudó a recogerlos… enseguida nuestras manos se rozaron y nos quedamos viendo a los ojos… No pude evitar invitarla a beber un té para compensar mi falta de cuidado y ella aceptó… El asunto es que tenemos mucho en común y probablemente venga a visitarnos en unos días...
-¡Pero no me has dicho nada! Cuéntame más sobre ella...
Su padre sonrió y continúo – Bueno, no hay mucho más que decir… Es una mujer un poco más joven que yo, no tan bonita como tu madre, pero es muy atractiva y muy inteligente… Lamentablemente la pobre enviudó hace unos años y la ha pasado muy mal… Pero ella, siendo una mujer muy valiente y digna, se ha sobrepuesto a eso y me contó que solo le preocupa el futuro de su hija…
Bulma lo miro preocupada un momento, pero enseguida volvió a sonreír y le preguntó interesada - ¿Tiene una hija? Y ¿sabes cómo se llama ella? O ¿Qué edad tiene? Y ¿Cómo es ella?
-Calma, hija…Este, la verdad es que no alcancé a conocerla personalmente, pero por lo que me comentó Violeta, es una muchacha muy dulce y alegre, y se llama Maron… Además es como de tu edad…
Bulma quedó pensativa un momento. No esperaba que su padre conociera tan pronto a otra mujer pero en el fondo la entusiasmó la idea de tener una compañera de su edad para platicar, por lo que le dijo - ¡No sabes cómo me alegro por ti, papá!
El profesor sonrió complacido por la actitud de Bulma. Sinceramente pensaba que su hija no aceptaría de buenas a primeras a una nueva familia.
…
Unos días después, Violeta y Maron efectivamente vinieron a quedarse unos días con ellos, pero lamentablemente las niñas no congeniaron, ya que sus intereses eran totalmente distintos. A pesar de ello, Bulma intentó hacerse amiga de ella, lo que resultó en parte, ya que la joven solo parecía interesada en sus vestidos, los que tomaba prestados sin darle aviso. Pero a Bulma no le importó aquello, ya que Violeta parecía una mujer agradable y su padre se veía feliz, sin contar que la casa rebosaba de vida.
…
Dos meses después, su padre contrajo nupcias con Violeta y vivieron en paz por un par de años. Sin embargo, al comienzo del tercero, el padre de Bulma comenzó a enfermar, cayendo en cama para finamente fallecer de un mal misterioso, el cual Bulma intentó curar con sus conocimientos sobre plantas, pero no logró más que paliar algunos síntomas. Los médicos, por su parte, no encontraron la causa del mal, creyendo simplemente había sido un caso de muerte por melancolía.
Bulma estuvo desconsolada durante los festejos fúnebres, pero lo que ella no sabía era que su vida pronto daría un vuelco tal, que las lágrimas que estaba derramando en aquel momento serían las primeras de muchas.
…
Pasaron los años y la vida de Bulma estaba muy lejos de ser lo que imaginaba de niña. Con la muerte de su padre las cosas cambiaron radicalmente para ella, porque Violeta resultó ser una mujer despilfarradora y con poco criterio para administrar las propiedades y negocios del padre de Bulma. En menos de un año tuvieron que despedir a la servidumbre y la señora no encontró mejor solución que poner a Bulma a suplir la falta de estos. Así que la pobre muchacha, a pesar de su carácter altanero, tuvo que acatar órdenes, debido a que de lo contrario sería echada a la calle, y ella, lamentablemente, no sabía ganarse la vida de manera alguna. Y, aunque sus conocimientos eran vastos, no deseaba trabajar de institutriz, ya que estaba segura de que no tendría la paciencia para soportar a chiquillos tan altaneros como ella. Así que, sin más alternativa, pasó a ser la encargada del aseo y de las necesidades del dúo, siendo desterrada de su habitación a la buhardilla de la casona, sin contar que, por culpa de su carácter contestatario pasaba la mayor parte de sus noches siendo castigada sin poder cenar.
Así fue que cada noche, al terminar su jornada, derramaba amargas lágrimas, pensado en el día que podría escapar de allí, haciendo cientos de planes, los que, al analizarlos a conciencia, lamentablemente terminaban en un rotundo fracaso. Tampoco era fan del matrimonio pero hasta casarse ya no era una opción para huir de su nefasto destino, ya que ni siquiera podía optar a buscar un marido de su clase social porque su dote no existía debido a la pésima administración de Violeta, que gastaba todo en su apariencia y en los caprichos de su hija Maron.
Literalmente su vida había acabado.
…
Continuará...
