GRANDES EVENTOS DE BANG DREAM!
Capítulo 1: La visionaria
(Texto editado y resubido)
Kokoro y Hagumi son dos fiesteras jóvenes que, con mucho esfuerzo, lograron comprar unos terrenos para iniciarse como empresarias del espectáculo. Ciertamente, tienen cifradas esperanzas de consolidarse en el rubro de eventos. Pero este sueño recibe de dulce y de agraz, ya que su caminar no estará exento de problemas. Ellas están a la espera de los permisos municipales, pero más de alguien se podría incomodar con su proyecto.
(Estas historias son reales, pero hemos cambiado sus nombres para respetar la identidad de los verdaderos protagonistas).
"En un sector, hoy día se encuentra un tanto solitario, pero según entiendo hasta hace muy poco tiempo hubo allí un gran movimiento ya que estas tierras fueron loteadas, según nos dicen que conjuntamente con ello existió un serio conflicto de intereses entre algunos propietarios. Hasta aquí esta historia parece común y corriente hasta banal, sin embargo, quien asegura haber vivido este relato dice que en un lugar como éste se escuchan voces bajo la tierra; desde luego ese hombre no es capaz de enfrentar a las cámaras ni los medios, pero vino hasta aquí hurgó la tierra y los ha dejado como único vestigio una madera, un tanto húmeda y aun con tierra que, según él asegura el por qué descubrió que la tierra hablaba."
En cualquier momento, en cualquier lugar nuestra vida puede cambiar y cambiar tanto como que a partir de ahí haya un antes y un después. Kokoro y Hagumi son dos organizadoras de fiestas que con mucho esfuerzo lograron comprar unos terrenos para iniciarse como empresarias de eventos. Ciertamente tiene cifrada esperanza en consolidarse en el rubro discotequero, pero este sueño ha sido de dulce y de agraz ya que su caminar no está exento de problemas. Ellas están a la espera de los permisos municipales, pero tienen el íntimo temor que más de algún vecino se incomode con su proyecto.
Kokoro: El lugar me parece ideal, ¿no?
Hagumi: Sí, el precio que obtuvimos en el remate también.
Kokoro: Podríamos empezar a mandar la gente ahora.
Hagumi: Yo esperaría un poco, si no te parece que mejor no alertar a los vecinos.
Kokoro: ¿Qué? ¿Por qué vamos a construir este terreno dices tú?
Hagumi: Sí claro, no sé mira, yo esperaría hasta tener los permisos aprobados. Por ahí si alguien no le gusta lo que estamos haciendo, puede incidir que no lo obtengamos. ¿No te parece?
Kokoro: No, yo creo que la presencia de los topógrafos no debería alertar a nadie.
Hagumi: Pero te das cuenta que si no aprueba el cambio de uso de suelo de agrícola a vivienda más de algún vecino se puede sentir perjudicado. No sé, hasta le puede bajar el valor de su terreno.
Kokoro: O subir, eso depende.
Hagumi: No sé, me da igual me da mala espina que todavía no apruebe el proyecto.
Kokoro: Ya Hagumi-chan, tranquila. Va a salir.
Hagumi no puede ocultar su temor de encontrarse con alguna barrera insoslayable para llevar a cabo la construcción de su vivienda en aquel sector, en tanto que su colega y socia es más optimista debido a que compraron esos terrenos a muy buen precio.
Hagumi: ¿Has pensado qué vamos a hacer si no nos autoriza el proyecto? –Dice Hagumi esta consulta.
Kokoro: Comprar vaselina. Tranquila Hagumi-chan, mira, no hay por qué ser tan negativa. Mira así, si no cambia el uso de suelo lo vendemos, lo compramos baratito. *su secretaria golpea la puerta a entregar archivos* ¿Sí?
Secretaria: Permiso. Kokoro, tienes que firmarlos ante notario. Ah, y llamó la señorita Kanon también.
Kokoro: ¿Y qué dijo?
Secretaria: Que la llame. *Sale de escena*
Kokoro: Gracias, debe ser ella. ¿Diga?
Voz femenina: Esto no va a quedar así, cuídate.
Hagumi: ¿Quién era?
Kokoro: Nada, un bromista que no tiene nada que hacer.
Kokoro recibió una velada amenaza a través del teléfono que prefirió ocultar a su compañera, ella no se amilana fácilmente, pero al ir en busca de su auto aflora una concatenación de hechos un tanto misteriosos que cada cierto tiempo se reiteran.
Kokoro no encontró explicación alguna en un neumático pinchado, ni mucho menos a esta extraña visión que como fotogramas de una película revolucionó su mente.
Kanon: ¿Hace cuánto que no cambias un neumático?
Kokoro: No lo cambié, yo le dije a Takeshi-san que lo hiciera, sino no estaría allá.
Kanon: ¿Y era un clavo?
Kokoro: No, eso lo que me preocupa.
Kanon: ¿Por qué?
Kokoro: El tipo de la vulcanización me dijo que lo habían tajeado.
Kanon: ¿Cómo es eso?
Kokoro: Me mostró las marcas que lo más probable que haya sido un cuchillo, una navaja cortaplumas.
Kanon: ¿Y para quién alguien querría hacer algo así?
Kokoro: No sé, se habrá equivocado de auto para molestarme.
Kanon: ¿Tú crees que fue intencional?
Kokoro: Él dijo que lo más probable es que el típico caso de alguien que quiere vengarse.
Kanon: Ay Kokoro-chan, ¿me está bromeando?
Kokoro: No, lo que dijo el tipo.
Kanon: No te puedo creer, qué miedo si se tratara de alguien que solo quiere hacerte daño.
Kokoro: Bueno, gracias a Dios, lo único gracias al Señor es al seguro.
Kanon: ¿Estás bien?
Kokoro: Sí, sí, me contaba. Estaba pensando en el show, ¿ya pensaste a cuánta gente quería invitar?
Kanon: No mucho, Hello Happy World! y otros porque si no se nos va a llenar de gente.
Kanon y Kokoro están de fiesta, eso la convierte en cómplices naturales de todos sus problemas, pero ella quiso omitirle por lo pronto aquella sensación de estar viendo hechos que ocurren en otro lugar y en otro tiempo.
La rubia nuevamente retroalimenta su visión futurista situando en el mismo lugar que la dejaría encerrada bajo tierra y con desesperación, queda traumada al despertar y le cuenta a su amiga Hagumi.
Hagumi: ¿Qué es lo que viste si se puede saber?
Kokoro: Me vi enterrada viva en un ataúd. Pido socorro, pero nadie me ayuda.
Hagumi: ¿Y esto se supone que va a pasar según tú?
Kokoro: No lo sé, solo sé que hay alguien enterrada viva que necesita que lo ayuden y esa no soy yo.
Hagumi: ¿Dónde?
Kokoro: No sé, muchos de esos avisos los compruebo cuando ya sucedieron, pero ahora hay alguien enterrada viva que necesita que lo ayuden.
Hagumi: Pero, ¿cómo podría estar segura de eso?
Kokoro: No sé. Hasta hoy estas visiones son solo han sido advertencias, pero hay alguien y no sé quién es, ni menos dónde está.
Hagumi: ¿Y qué vas a hacer ahora?
Kokoro: No sé.
Kanon conoce muy bien a la que pronto será su madrina y no le cabe la menor duda que está sumida en problemas, por lo pronto respeta su silencio en la convicción que más temprano que tarde recurrirá a ella para que la ayude. Mientras tanto, sufre por su silencio; lo que ignora que esta mujer azulada es que ella también se convertirá en protagonista de un acto que pone su vida en peligro.
Al volante, el automóvil de Kanon se le había cortado los frenos por extrañas circunstancias y como incrementaba la velocidad en el tacómetro, ella intentó bajarla y no pudo responder el pedal, chocando por alcance con otro vehículo y fue hospitalizada en mediana gravedad, pero estable; Kokoro y Hagumi se apresuran a ver a su amiga en el centro médico.
Enfermera: Doctor, estas son las compañeras de la paciente.
Doctor: Adelante, adelante.
Kanon: Hola Kokoro-chan.
Doctor: Hola Kokoro, ¿cómo estás?
Kokoro: ¿Cómo estás?
Kanon: Me duele la cabeza, pero estoy viva.
Doctor: Son puras heridas superficiales en todo caso.
Kokoro: ¿Y qué paso?, me llamó la agente del seguro que el auto está destruido, no entiendo.
Kanon: No sé, se cortaron los frenos.
Hagumi: ¿Qué raro? Si no llevaste el auto al taller hace una semana, qué raro que te haya cortado.
Kanon: Cómo lo explico, pensé que moría.
Hagumi: Menos mal que no chocaste con otro coche.
Kanon: No sé lo que hice ni lo que pasó, de puro susto me desmayé.
Doctor: ¿Alguien quiere usted?
Kokoro: Sí, yo.
Doctor: Kokoro, te va a dar una receta, un analgésico por si continua el dolor de cabeza. Por lo pronto no hay ningún problema, pero te tengo que dejar una hora de observación.
Kokoro: ¿Esto puedo encargar aquí?
Doctor: Sí, sí, no hay problema. *Deja el pabellón* Hasta luego.
Hagumi: Hasta luego.
Kanon: Gracias doctor.
La rubia ricachona y la pelinaranja fueron a un taller mecánico a observar el automóvil siniestrado.
Kokoro: Menos mal que vino Kanon-chan antes que el auto, sino quedaba en parte.
Hagumi: Oye, quedó bueno para nada. Lo tenía asegurado, supongo.
Kokoro: Sí. Mire, lo trajeron para acá.
Jefe mecánico: Hola, buenas tardes damas.
Kokoro: Hola, ¿qué tal?
Jefe mecánico: ¿Ustedes tienen que ver con la persona que chocó?
Kokoro: Sí, la que manejaba era mi amiga.
Jefe mecánico: Ah, ¿y cómo está?
Kokoro: Bien, después de ver el auto ya está "impecable".
Jefe mecánico: Me alegro, amiga. Oye, mañana viene la agente del seguro para evaluar los daños, pero yo creo que incluso van a dar por pérdida total.
Kokoro: ¿En serio? ¿Usted cree?
Jefe mecánico: Es que no sé si valga la pena arreglarlo.
Hagumi: ¿Y se puede arreglar un auto así?
Jefe mecánico: Aquí se puede hacer de todo.
Kokoro: Oiga, cuénteme. ¿Qué puede haber pasado con los frenos? Kanon-chan dijo que no le respondieron que...
Jefe mecánico: Sí, si es que un poco imposible que respondieran.
Hagumi: ¿Por qué? ¿Se cortaron?
Jefe mecánico: Se los cortaron.
Kokoro: ¿Cómo?
Jefe mecánico: Sí, en la mañana los vimos revisando con los mecánicos, miren. Esta cuestión fue intencional, allá abajo le cortaron el flexible, ¿entiende? Y por eso yo me acerqué a ustedes para ver si necesitaba algún informe técnico, esas cuestiones que piden los abogados.
Kokoro: A ver, discúlpame, me sorprende un poco.
Hagumi: Pero a ver, ¿estás seguro de lo que está diciendo? O sea que, ¿hubo intervención de terceros?
Jefe mecánico: Bueno, no vayan a hacer que a lo mejor se haya querido matar a la señorita.
Sacando conclusiones de ese extraño accidente y de las presuntas amenazas de muerte a la ricachona no descartan denunciarlas ante las autoridades policiales. En cambio, una noche, una camioneta oscura con los vidrios polarizados aproxima a una vivienda que era conducida por su sicaria; allí vivía en un sector de la alta sociedad una joven de cabellos azulados llamada Mashiro quien además es la mercenaria intelectual de las innumerables extorsiones en contra de Kokoro.
Mashiro: ¿Sí?
Rui: Soy Rui, tengo que hablar con usted.
Mashiro: ¿Y vos qué hace aquí?
Rui: Vine a hablar con usted.
Mashiro: Vos no te he dicho mil veces que no te quiero ver en mi casa.
Rui: Pero si usted me ha dejado botada, dijo que va a ir y no fue.
Mashiro: Bueno, ¿y cuál es tu problema ahora?
Rui: Bueno, que yo ya hice mi parte, ahora usted le hace a mí.
Mashiro: ¿Y qué quieres que te pague?
Rui: Ya, ya hice todo lo que usted me dijo.
Mashiro: No, canalla. Yo te dije que la matara.
Rui: Mire, lo que usted me dijo que la asustara y yo hice más que lo suficiente.
Mashiro: Cállate canalla. Yo fui bien claro, necesito que la elimine.
Rui: No lo voy a hacer.
Mashiro: ¿Qué te has creído?, imbécil. Es una orden.
Rui: Ya le dije que no lo voy a hacer.
Mashiro: Es una orden.
Rui: Págueme ahora.
Mashiro: No te voy a pagar y si quieres renunciar, atenta toda consecuencia.
Rui: Oiga, si me estás amenazando se equivoca, ¿sabes? Usted tiene mucho más que perder que yo.
Mashiro: Yo me pondré y te vas presa, ¿te quedó claro?
Rui: Sí. Si yo hablo usted se queda en la calle, y si yo caigo presa te caes presa. Así que no me olvides para que me pague.
En la mansión de la rubia millonaria, ella iba por un café sola cuando sus sirvientes descansan; una vez entrada a una habitación donde está ubicada una máquina expendedora de bebidas personal reapareció la misma visión soltando la taza al suelo en mil pedazos e imaginó lo mismo: enterrada viva bajo tierra según su sueño premonitorio.
Kokoro: ¡AUXILIO!
Kokoro no puede tener control sobre sus visiones que hasta hoy obedecían a una suerte de advertencia, pero ahora cada vez las imágenes son más nítidas y terroríficas verse al interior de un ataúd sin poder salir y pidiendo auxilio no puede tener otra interpretación literal que no sea el anuncio de su propia muerte, pero esta vez afloró la identidad de alguien.
Como acto de sonambulismo escribió en una hoja de papel un nombre: Rui Yashio. Esta evidencia fue constatada como pista, por lo que contrató a un detective policial a buscar los antecedentes penales desde la brigada.
Detective: ¿Y de dónde lo conoces?
Kokoro: No, no la conozco. Solo quiero saber de quién se trata.
Detective: O sea no sabes nada de ella.
Kokoro: No, pero intuyo que puede estar en peligro.
Detective: ¿Y quién te dio este nombre?
Kokoro: Mira amigo, es una larga historia y no creo que sea el momento para contártela.
Detective: Te conocí por misteriosa, pero nunca tanto. Yashio Rui.
Kokoro: Sí.
Detective: Aquí está tu amiga.
Kokoro: ¿Ésa es ella?
Detective: Con foto y todo. Robo con intimidación, porte ilegal de arma de fuego, robo a una propiedad privada en el sector de Minato, le dieron tres años y un día. ¿No te conocía esto a tu amiguita?
Luego, el policía fue al domicilio de la inculpada en otro distrito acompañado de Kokoro, éste golpea la entrada con la palma de su mano dos veces.
Rui: ¡Ya! ¡Tanto, tanto!
Detective: Estás de suerte.
Rui: ¿A quién busca?
Detective: A ti.
Rui: ¿Y usted quién es?
Detective: ¿Estás ciega? Te estoy viendo que soy policía. ¿Y tú? Yashio Rui.
Rui: Si yo soy, ¿por qué?, ¿pasa algo?
Detective: Tú sabes lo que pasa, mujer.
Rui: No, no sé nada, estoy libre desde que salí.
Detective: Ven, ven a hablar conmigo. Ven, ven mujer. ¿Y qué está haciendo ahora? ¿Eh, volviste?
Rui: No, ya no le hago eso, estoy trabajando.
Detective: ¿Trabajando? Y a ti que soy policía, así que no nos veamos la suerte entre gitanos.
Rui: No, sí sé, estoy trabajando. Estoy en una panadería ahí cerca de la plaza así que vaya a preguntar.
Detective: Ya, mira. ¿Tú conoces a mi amiga? *Fija a Kokoro*
Rui: No.
Detective: ¿Y tú lo había visto antes? Tengo una duda, Rui, si estás trabajando, ¿qué estás haciendo a esta hora en tu casa?
Rui: Lo que sabes es que estoy un poco enferma, entonces me dieron permiso para...
Detective: Ah, estás enfermita. Espero que no estés mintiendo, porque si no ahí sí que nos vamos a encontrar, ya, ándate a descansar.
Kokoro y el detective abandonan del área, este último iba a solas a charlar a Mashiro en la casa de ésta.
Mashiro: Buenos días, disculpe el atraso.
Detective: Buenos días, no se preocupe. ¿Cómo está?
Mashiro: Mashiro es mi nombre. Asiento detective, por favor.
Detective: Muchas gracias. Muy bonito sus cuadros, lo felicito.
Mashiro: ¿Le gustan?
Detective: ¿Son originales?
Mashiro: No, por supuesto que no. Aquí se gana un poco, pero no para tanto. Detective, cuénteme, ¿en qué lo puedo ayudar?
Detective: ¿Usted ubica a Yashio Rui?
Mashiro: ¿Yashio Rui? Sí claro, ella es empleada e integrante mía.
Detective: ¿Y hace cuánto tiempo?
Mashiro: No lo tengo tan claro, tendría que ver el contrato, pero tres o cuatro meses por lo menos.
Detective: ¿Y usted sabía que ella estuvo en la cárcel?
Mashiro: Sí claro, de hecho, ella me lo contó y fue una de las razones por la cual lo que se contrataron, digamos. Además, que siempre se mostró muy interesada en rehabilitarse y finalmente, ha sido muy buen elemento con nosotras.
Detective: Bueno, eso es todo. Muchas gracias, muy amable. Ah, cualquier cosa que quiera comunicarme, por favor llámeme este número.
Mashiro: Muy bien.
Detective: Hasta luego.
Mashiro: Detective, ¿por qué lo buscan?
Detective: Nada, solo rutina.
Mashiro: Acompáñame.
Detective: Gracias, muy bonitos sus cuadros, me gustaron muchos.
Mashiro: Me alegro, adelante.
El oficial fue a corroborar en la panadería que trabajaba Rui y la información entregada a la supuesta inculpada fue verificada; tiene coartada perfecta.
Kokoro: ¿Y? ¿Qué pasó?
Detective: Por ahora no vamos a poder atraparla, efectivamente trabaja acá. Toma, te traje una *le da un bocadillo*.
La investigación policial por lo pronto tocó fondo, y si bien la personaje en cuestión está en una supuesta rehabilitación no deja de sorprender que se haya llegado a ella por vía de las imágenes que afloran como un vendaval en la mente de Kokoro. La amistad con el policía les permite a ambos guardar esta información con mucha cautela, ya que cualquier persona no le va a dar eco ni veracidad a este tipo de fenómenos paranormales.
Hagumi: No se ve nadie.
Kokoro: Solo se ve unas plantaciones, nada.
Hagumi: ¿No está a la venta?
Kokoro: De algún cartel algo.
Hagumi: Capaz que sea el mismo, digo, que el del nuestro.
Kokoro: No, no creo.
La millonaria vuelve a sentir las mismas visiones del futuro enterrada debajo de la superficie clamando ayuda posando un terreno con un letrero que dice en japonés de "No pasar".
*Inicio del flashback*
Kokoro: ¡AUXILIO!
*Fin del flashback*
Hagumi: ¿Qué te pasa?
Kokoro: Sentí lo mismo.
Hagumi: ¿En la visión otra vez?
Kokoro: Eso, eso puede significar que muy cerca aquí puede estar ocurriendo.
Hagumi: ¿El tipo está enterrado?
Kokoro: Hay algo de este lugar que me resulta muy familiar que reconozco.
Kokoro ingresa al terreno ajeno a su manera.
Hagumi: ¿A dónde vas?
Kokoro: A investigar.
Hagumi: Oye, esto es propiedad privada, si nos pillan...
Hagumi decide seguirla en aquel territorio particular, la misma zona que haría la construcción. La adinerada se detiene un momento recordando la visión.
Hagumi: ¿Qué pasa?
Kokoro: ¿Ya viste este lugar?
Hagumi: ¿Dónde está enterrado?
Kokoro: Lo reconozco.
Hagumi: ¿Qué hora es?
Kokoro: Las siete.
Hagumi: Vamos, nos vemos otro día.
De vuelta a la productora de eventos, ambas charlan a solas en secreto de lo acontecido.
Kokoro: Estoy segura que ese era el lugar.
Hagumi: Pero si dijiste que solo es el interior del ataúd. ¿Cómo puede estar tan segura?
Kokoro: Llámalo como quieras, no sé, intuición, energía, olfato. ¿Qué sé yo? Lo único que sé es que yo en ese lugar sentí algo.
Hagumi: Pero si hubiera una persona enterrada viva y a lo menos le habría escuchado gritar, noción, nos debió haber sentido llegar.
Kokoro: Sí, eso depende que aquí lo enterraron.
Hagumi: Mira, yo te creo lo que estás diciendo. Pero cuesta trabajo entender que estemos hablando de una persona como si estuviese de verdad enterrada ahí y más encima viva.
Kokoro: Sé muy bien que es complicado comprender lo que me está pasando. Estamos hablando de una persona que está agonizando y necesita que lo liberen.
Hagumi sabe que su amiga, socia y compañera no está loca, por eso les dio crédito a sus elucubraciones y lo acompañó en su misteriosa investigación. Por cierto, para cualquier persona esto puede ser una estupidez, pero Kokoro habla con tanta convicción que es difícil negarse a sus propósitos.
Kokoro: Sí, presiento.
Este terreno es inmenso, pero la brújula interior de Kokoro dice que aquella supuesta víctima estaba aquí. Desde luego, para participar de una faena de esta índole hay que dejarla con una del lado.
Kokoro: Es madera.
Hagumi: Sigamos.
Kokoro: Vamos.
Sugestionadas o no, estas dos jóvenes fiesteras sintieron cómo la pala tocó madera. Desde luego esto les daba crédito a las visiones de Kokoro y de ser así, estarían próximos a encontrarse con alguien al interior de este ataúd.
Kokoro: Ayúdame a abrir. ¡Vamos, ayúdame a abrirla!
Hagumi: No es un ataúd esto.
Kokoro: Tampoco hay huellas, no sé, no se ven signos de que ha habido alguien aquí. ¿Por qué está enterrado esta cosa? Parece un ropero viejo.
Hagumi: Sí, pero como hechizo. Ya vamos, vamos, dejemos como estaba y vámonos. Ya, apúrate.
Claramente no había nadie al interior de aquella gigantesca caja, pero más allá de este hecho es imposible soslayar la certeza que tuvo la intuición de Kokoro para acabar justo ahí. Hagumi reconoce que aquello lo supera y guarda sepulcral silencio sobre aquellos acontecimientos.
AL DÍA SIGUIENTE...
Kokoro: Hola Hagumi-chan, Kokoro, nos autorizaron. ¿Cómo qué cosa? El proyecto, autorizaron, pues vamos a empezar cuando queramos. Dale, paso por tu oficina, sí, ahí vamos a celebrar. Bye Bye.
De camino a su automóvil, un encapuchado le hizo cortar y derramar el líquido de frenos con alicate y se fuga en la camioneta oscura, la oxigenada intentó perseguir, pero quedó en vano.
Kanon: Esto ya no es una casualidad, Kokoro-chan.
Kokoro: Sí, creo que tienes razón.
Kanon: Pero. ¿quién y para qué quieren hacernos daño?
Kokoro: Kanon-chan, ¿te ha pasado más a ti?, ¿ah? Algo que yo no sepa, puedes contarme.
Kanon: La verdad es que no había querido decirte para preocuparte, pero...
Kokoro: Pero, ¿qué?
Kanon: Pero el día del accidente yo sentí que alguien me estaba siguiendo.
Kokoro: ¿Estás segura?
Kanon: Es una camioneta negra, una camioneta grande igual a la que tú estás describiendo ahora y siempre me sigue.
Kokoro: Ya Kanon-chan, tranquila. Mírame, ¿pudiste ver quién manejaba esa camioneta?
Kanon: No, no podía ver a la cara, pero siempre me está siguiendo.
Kokoro: El informe técnico de tu auto dice que te cortaron los frenos de la misma forma que lo hicieron con el mío.
Kanon: ¿Qué? No lo puedo creer.
Kokoro: Yo creo que lo mejor es que desaparezcas un tiempo, ¿ya?
Kanon: No.
Kokoro: Sí, sí, es por nuestro bien. ¿Ya? Esto ya se está poniendo demasiado peligroso, no sé por qué, ni quién nos están haciendo esto, pero sin duda es un enfermo. Ya, lo mejor es que tomes tus cosas y te vayas un tiempo con tus papás, ¿ya?
Kanon se sintió triste y su colega Kokoro la abraza para consolar; horas más tarde, fue a reunir donde Hagumi a comentar todo sobre el amenazador caso y de haber pasado las penas con la peliazul.
Kokoro: Es la primera vez que una visión termina así, sé generalmente concluye en algo.
Hagumi: ¿Pero descubriste ese lugar? Mira, cuando estábamos haciendo el hoyo yo pensé que todo era una sugestión, pero después al ver la caja con la forma de ataúd que tú habías visto, o sea fue realmente impresionante, de verdad.
Kokoro: *Suspira* Bueno, espero (que) no haya nadie.
Hagumi: O sea que si llega a ver alguien yo te juro que me muero ahí mismo. ¿Hablaste con tu amigo, el policía?
Kokoro: No, pero lo voy a hacer.
Hagumi: Yo creo que es bueno dejar constancia todo lo que ha pasado, a ti y a Kanon-chan.
Cuando todo parecía haber concluido, cuando aquellas visiones parecían cerrar su magro capítulo, Hagumi y Kokoro especialmente, recibieron un aviso que los inquietó más allá de la cuenta. Una amenaza flagrante que les impedía construir su proyecto con libertad.
Kokoro: ¿Para mí?
Hagumi: ¿Tiene remitente? *En la nota puesta en el limpiaparabrisas del coche menciona "Si pones un sólo ladrillo para construir tu proyecto, asumirás las consecuencias. Te estoy mirando."* ¿Qué onda?
Kokoro: Más de lo mismo.
Hagumi: Oye, yo pensé que te estás persiguiendo sola, pero de verdad al tipo cual no le cae bien.
Kokoro: Así parece.
Hagumi: Vámonos.
La rubia millonaria le entrega la carta de amenaza al detective comiendo un sándwich comprado en un conocido puesto de comida rápida.
Detective: No te preocupes, en mi mundo las amenazas son solo esos, amenazas. Me parece ridículo que alguien te avise si te quiere matar.
Kokoro: Bueno, pero este tipo si lo ha intentado y no solo conmigo, también con Kanon. Cortaron los frenos del auto, amigo.
Detective: Pero tú no me has contado eso. Mira, en el grupo de tus amigos y los que no son tanto hay alguien con quien te haya peleado en el último tiempo.
Kokoro: No.
Detective: ¿Despediste algún empleado?
Kokoro: No que yo sepa.
Detective: Entonces tú puede ser más grave (de) lo que creemos.
Kokoro: ¿Por qué?
Detective: Porque si no hay razones lógicas que alguien les quiera hacer daño y ustedes dos no tienen conciencia de que alguien los odien más de la cuenta, es porque detrás de esto puede haber un loco o enfermo mental, y eso no tienen argumento, no necesita argumentos para matar.
Aquella noche, ella hablaba con su compañera Kanon por teléfono quien se encuentra en la otra parte de Tokio.
Kokoro: No, le conté todo y dejé una constancia.
Kanon: ¿Y eso sirve de algo?
Kokoro: Sí, de antecedente no sé, para que alguien me mate.
Kanon: Ay, no diga eso en broma. ¿Será necesario que vaya yo?
Kokoro: Te llamo luego.
Kanon: ¿Qué pasa?
Kokoro: Nada, de ahí te explico, presentí algo.
Kanon: Ay Kokoro-chan, ten cuidado.
Kokoro: Adiós.
Sin llamar a sus agentes, Kokoro revisa paso a paso su lujosa mansión divisando que supuestamente alguien lo persigue, pero una vez bajada los escalones volvió a retroalimentar esa visión en la que quedaría tumbada bajo tierra; esta vez fue voraz.
Kokoro: ¡AUXILIO!
Kokoro, sin darse cuenta demostró vulnerabilidad frente a todo lo que le estaba sucediendo, derramó incluso unas lágrimas de impotencia, pero esto lejos de ahuyentarlo del ojo del huracán le dio más fuerza para investigar. Sin contarle a nadie, ni siquiera a su amiga Hagumi se dirigió donde su intuición se lo ordenó.
En el lugar previsto, trajo consigo en su coche una pala e ingresa a aquella propiedad privada a metros del punto de encuentro; nuevamente volvió a presentir la visión que le atormentaba frecuentemente.
Kokoro ha mantenido en secreto las veces que ha tenido que dejarse llevar por estos eventos, solo los más cercanos saben que cada cierto tiempo ella vive episodios de este tipo. Sin embargo, es primera vez que se vea así mismo y que una fuerza superior a su razón lo guía como un lazarillo a un destino que desconoce.
Esta vocalista fiestera escarba la tierra de dicha zona donde se ubica la caja gigantesca como ataúd casero y fijó en el reloj de su muñeca el tiempo que al parecer no cuadra.
Ahí algo que por lo pronto no le calza: la hora.
Mientras Kokoro desentierra el hoyo, aparece la camioneta negra conducida nada más que la autora intelectual de las amenazas, Mashiro.
Esta vez sí había alguien en la caja, es lo que ella de algún modo buscaba. Desde luego hay mucho fragmento de esta sincronía que están desplazados, que no calza. Ahora lo importante es socorrer a esta víctima que nada menos que Rui Yashio.
Kokoro: Voy a buscar ayuda. *De ahí aparecía la mercenaria Mashiro*
Mashiro: Mire donde lo vine encontraron, ¿ah?
Kokoro: Tú, usted es la que estaba compitiendo con nosotros en el remate, ¿no?
Mashiro: ¿Sabes qué significa meterse en propiedad privada sin mi autorización, jovencita?
Kokoro: Si lo sé muy bien, sé que no es correcto. Pero por favor, ayúdeme, encontré una mujer enterrada y está viva.
Mashiro: ¿Cómo supo que estaba ahí?
Kokoro: Se lo voy a explicar después, pero ahora por favor, ayúdeme. ¡La mujer se está muriendo!
Mashiro: Por supuesto que lo voy a ayudar. Kokoro-san. *Le da un golpe de pala a la cabeza de esta chica introvertida*
Como tiro de gracia al dar su merecido, la peliazul metió el cuerpo de ella junto a Rui dentro del ataúd para entonces encerrar, cavar y fugarse cumpliendo su cometido. Minutos más tarde, la ricachona reacciona de la golpiza y malherida, su visión se hizo realidad.
Kokoro y Rui de pronto se convirtieron en víctimas y ahora las imágenes que se le cruzaban dislocadas en su mente comienzan a calzar tal cual las vio desde el principio. Ella siempre mencionó que cuando estas aparecían eran para advertir algo y claro, en esta ocasión advertían su propia muerte.
Kokoro: *Encerrada en el ataúd* ¡Auxilio! ¡AUXILIO!
Una vez que las víctimas quedaran atrapadas y Mashiro prófuga, en la producción de eventos Hagumi sacaba cuentas de un balance. Una llamada telefónica de su móvil la alertó y era Kanon desde la cafetería.
Hagumi: ¿Sí?
Kanon: Hola, soy Kanon-chan.
Hagumi: Hola Kanon-chan. ¿Qué tal?
Kanon: Quería ver con Kokoro-chan, ¿está por ahí?
Hagumi: No, Kokoron no vino hoy día. Pensé que estaba contigo.
Kanon: No puede ser, si yo he llamado todo el día en la casa y el celular y tampoco me contesta. Qué raro, si siempre me avisa.
Hagumi: Mira, déjame ver si la puedo ubicar y cualquier cosa le llamo.
Kanon: Ya. Apenas sepa algo avísame, por favor. Gracias.
Kokoro y Rui están bajo tierra, literalmente enterradas vivas. El oxígeno es escaso y sus minutos están contados, no hay forma de eludir este trance, ni mucho menos cuando fue advertida que de este modo podría haber sucedido.
Kokoro: ¡AUXILIO!
Hagumi, desde que se enteró a través de Kanon que su amiga estaba desaparecida no tardó mucho en concluir cuál sería su paradero. No estaba equivocada, pero desconocía que luchaba entre la vida y la muerte, no podía imaginar que aquella visión desde las cuales se entregó a través de sus propios labios obedecía a una macabra literalidad. Ahora solo cabe esperar el desenlace fatal, ya que esto es como si asistir al entierro de su propia amiga.
Hagumi, al ver el auto de su colega no dudó en salir tras su búsqueda, pero no tardó en darse cuenta que no estaba visible. Fue casi por acto reflejo al lugar donde días atrás cavaron un hoyo y encontraron la caja desocupada, se dio algunos minutos para esperarla, desconociendo en rigor que ella y Rui agonizaban a pocos metros de ella.
Kokoro: ¡Ayuda! ¡Auxilio! ¡Ayuda!
Hagumi: ¿Kokoron? ¡¿Kokoron?!
Kokoro: ¡Sí!
La pelinaranja escarba el sitio con sus propias manos y luego con la pala que estaba ahí tratando de sacarla.
Hagumi: ¡Falta! ¡Vamos Kokoron, resiste! ¡Falta poco!
Hagumi, sin pretenderlo se convirtió en la salvadora de Kokoro y Rui, todo fue tan extraño y asombroso que le pareció absurdo preguntarle a su amiga qué le había sucedido. Esto va más allá de todo lo imaginable, es tan increíble que contarlo es a riesgo de ser considerada de enferma, loca o mitómana, pero lo cierto es que, si ella se atrasaba un segundo estas dos mujeres habrían muerto.
Horas después del rescate, Rui Yashio quedó estable en un hospital y Kokoro fue dada de alta con solo una venda en su cabeza; vestida de formal, agradeció a su amigo detective por haber resuelto el caso que concluyó con el arresto de Mashiro en su casa por múltiple homicidio frustrado y extorsión. El posible motivo de la venganza fue por la expropiación de su terreno pujado en una subasta que cayó en manos de la adinerada protagonista.
Aquella madeja misteriosa y anudada dejó aflorar la hebra y de pronto pudo dar paso a la realidad total del desenredo; tras este episodio casi maquiavélico, además de Rui Yashio había una mujer del que jamás nadie hubiese sospechado. A no ser por esta visión especial que tuvo Kokoro y cuya interpretación, más que un puzle policial o un hecho paranormal fue una verdadera ruleta rusa.
Semanas después, se realiza una boda conformada por Kanon y un integrante de una banda idol masculina patrocinada por la banda Hello, Happy World.
Ministro de fe: Los declaro marido y mujer.
Kokoro, al recibir los anillos a la pareja ve una nueva visión del futuro, esta vez uno más agradable: ella cargando en brazos y levantado a un bebé de parte de su compañera del alma.
Kokoro: Kanon-chan, ¿estás embarazada?
Kanon: ¿Cómo supiste?
La rubia, ahora madrina omitió mencionar a la peliazul, que pudo besar a su novio en medio de una efervescencia de bandas musicales para todos los presentes invitando a bailar y gozar; así, las tres vivieron felices para siempre.
Continuará...
