Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de LozzofLondon, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from LozzofLondon, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic


―¿Quién fue el viernes? ―pregunta Rose, tocándose las uñas.

―Ni idea ―responde Alice, escribiendo en su teléfono, sin mirar hacia arriba―. Escuché que era un estudiante de segundo año. ―Ella se encoge de hombros―. De cualquier manera, le patearon el trasero.

―Ni una marca en él en la playa anoche ―agrega Rose y estoy agradecida de que ninguna de mis amigas esté mirando en mi dirección. Todavía puedo sentirlo entre mis piernas. Un dolor glorioso.

Nadie se percató. Y si lo hicieron, no se ha mencionado. Me fui cinco minutos después de que Edward Cullen me dejara —recién follada y fría— en el bosque.

Suspirando, me recuesto, hundiéndome en el cuero gastado de la cabina del restaurante.

―Estoy aburrida.

―Bienvenida a Forks ―resopla Rose, rodando los ojos.

―Alguien debe tener algún chisme jugoso ―interrumpe Angela, sonando quejumbrosa.

Mi batido casi se acaba. Observo cómo la pajita limpia el fondo de mi vaso mientras hago girar el plástico rayado rojo y blanco en círculos.

―Tengo chismes. ―Alice se sienta más erguida, mirando entre todas nosotras. Esperamos, tratando de ser pacientes―. Jacob Black. ¿Lo has visto? ―Ella silba―. Caliente. Te miraba mucho, Bella.

Todos los ojos giran en mi dirección. Mis cejas se elevan.

―¿Jacob quién?

Rose responde.

―La cosa alta, ancha y bronceada… ¿se junta con Cullen? Al parecer, es de la reservación. Problemas.

Sé al instante de quién está hablando. Lo he conocido, extraoficialmente. Asiento, inclinándome hacia adelante para masticar mi pajita. Interesante… amigo de Cullen, ¿eh? Mi mente se vuelve loca. Esta es información perfecta para almacenar.

Ya estoy tramando. Cullen parece mantener la ventaja constantemente y ya es hora de que alguien lo supere.

―Práctica de animadoras mañana después de la escuela, perras ―declara Rose, poniéndose de pie―. No lleguen tarde.

Todas gemimos cuando ella se va, pero ninguna de nosotras discute. Rose es brutal y hay un partido de fútbol el viernes. Necesitamos estar listas.


Cierro mi computadora portátil, me siento y me froto los ojos cansados. Todavía es temprano, y ahora que terminé mi tarea, estoy libre.

Mi teléfono celular suena y parpadea desde mi cama, una luz azul parpadeante a través de la habitación.

No reconozco el número que aparece en la pantalla. Entrecerrando los ojos especulativamente, abro el mensaje, mis ojos se agrandan cuando lo leo.

Desnúdate para mí.

―¿Cómo…? ―Girando la cabeza, miro hacia la ventana y, efectivamente, él está allí, sentado en el puto techo. Mi corazón late con fuerza en mi pecho, amenazando con estallar. Y luego pienso en la forma en que me dejó en el bosque, como una puta barata.

No le devuelvo el mensaje de texto, sino que me dirijo hacia la ventana y cierro las cortinas.

―Vete a la mierda.