Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de LozzofLondon, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from LozzofLondon, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic


Eric Yorkie me llevó a casa, enviándome miradas preocupadas y nerviosas todo el tiempo. Estaba demasiado enfadada para decir algo, tenía la mandíbula apretada con tanta fuerza que, cuando llegué a casa, me dolía toda la maldita cara.

Eric es lindo, supongo. Si geek es tu gusto. Estaba tan cachonda, tan frustrada, que pasé todo el viaje pensando en usarlo. ¿Pero por despecho? No pude hacerlo.

Al final, decidí que no soy tan perra. Es demasiado dulce, y sería un golpe bajo para él.

Ahora es sábado y aunque brilla el sol, el cielo está despejado, es noviembre y hace frío.

El campo que se encuentra atrás del restaurante es donde sucede todo esta noche.

Contemplo qué ponerme, mis ojos escanean mi guardarropa y su contenido. Sexi no será una gran opción, no a menos que quiera congelarme.

El sonido de mi teléfono sonando desvía mi atención de la ropa y miro por encima del hombro hacia el dispositivo en mi cama, está vibrando constantemente con un zumbido bajo dentro de la habitación.

Alice.

―Hola ―respondo, colocando el teléfono entre mi oreja y mi hombro mientras empiezo a hurgar en la ropa.

―Chica, ¿qué llevarás puesto esta noche?

Me encojo de hombros, dándome cuenta rápidamente de que no puede verme.

―Ni idea. ¿Algo caliente?

Ella se ríe ligeramente.

―No jodas, oye, ponte ese suéter que te compré para Navidad el año pasado. Es caliente.

Mis manos cambian de dirección mientras trato de encontrarlo.

―Buena idea. ―Sonrío, lo encuentro y lo sostengo frente a mí. Mangas largas, color crema suave, hombros descubiertos y ceñido al cuerpo. Es una pena que tenga que cubrirlo con un abrigo.

―Entonces… ―Su voz se apaga en mi oído y entrecierro los ojos, preparándome―. Cullen, ¿eh?

―No sé de qué estás hablando ―murmuro, comenzando la búsqueda de mis vaqueros claros, ajustados y deslavados favoritos.

Ella ríe.

―Claro que no. Todos vimos esa pequeña exhibición anoche, incluso yo no estaba lo suficientemente borracha como para perdérmela.

―Sí ―respondo bruscamente―, y luego se fue con la puta de Jessica Stanley, así que, ¿cuál es el problema?

―Cálmate, B. Suenas celosa y no te conviene.

―Lo siento. ―Suspiro―. Pero no hay mucho que pueda hacer. No comparto.

Se queda en silencio por un momento, la línea entre nosotras crepita suavemente.

―Hay tanto que puedes hacer. ―Puedo escuchar la sonrisa malvada y conspiradora en sus labios―. Vuélvelo loco, chica. Como solo tú puedes hacerlo.

Exhalando por la nariz, arrojo mi ropa sobre la cama y me acuesto, mirando al techo, perdiéndome en su textura desigual. Quiero decirle que lo intenté, que estoy aterrorizada porque ya me lo he follado y aunque quiero más, él obtuvo lo que quería y tengo un nudo en el estómago que me dice que cedí demasiado rápido y el juego ha terminado.

―No creo que sea tan importante para él.

Ella resopla.

―Mierda. Charlie no está en casa, ¿verdad?

―¿Alguna vez está?

―Buen punto, llegaré en una hora. Tenemos trabajo que hacer. ―Ella cuelga y muevo mi teléfono sobre mi cara, frunciendo el ceño a la pantalla oscura.


Alice irrumpe en la casa, Rose y Angela pisándole los talones.

―Las zorras de Port Angeles estarán presentes esta noche ―declara Rose en voz alta, arrojando sus bolsas sobre mi cama―. ¡Necesitamos mejorar nuestro juego!

Gruño, dejándome caer en mi incómoda silla de escritorio. Nuestra escuela rival más cercana, Port Angeles, alberga un ejército de chicas de las que no somos fanáticas. Lamentablemente, les gusta invadir nuestro territorio de vez en cuando. Nosotras también invadimos el de ellas a veces. Es otro juego más en este lío que llamamos "vida".

―Han estado calladas durante un par de meses, era de esperarse, supongo. ―Angela frunce los labios y se deja caer al suelo: toda extremidades largas y cabello largo, sus elegantes anteojos enmarcan sus ojos profundos y conmovedores. Ella tiene un estilo individual que es una verdadera rareza; geek, pero genial y sereno; belleza natural con un brillo travieso en los ojos. Cambiaría mi estilo preppy* por el de ella cualquier día.

Odio que mi primer pensamiento sobre el tema pertenezca a Edward Cullen: lo enjambrarán como moscas alrededor de la mierda. Carne fresca: carne caliente, ardiente y tentadora. Maldita sea.

Mi segundo pensamiento pertenece a Heidi Summers, lo mejor de PA. Alta, rubia, delgada, jodidamente sexi. Es una modelo de Victoria's Secret con la disposición de una estrella porno. Maldita sea, Edward disfrutará de eso.

Alice vacía su bolsa de maquillaje en el centro de la habitación, llamando la atención de todas. Con las manos en las caderas, mirando los cosméticos esparcidos, frunce los labios.

―Hagamos esta mierda.

Me arrojan una petaca en las manos; no pregunto, solo bebo, preparándome para la noche que se avecina.


*Preppy: el estilo preppy en moda es una mezcla entre el aire informal universitario y la sastrería tradicional, la de los uniformes con escudos y bordados.

En muchas ocasiones, al estilo preppy de ropa se le define como un estilo clásico con mucho atrevimiento. O como una forma de vestir algo más refinada de lo habitual.