Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de LozzofLondon, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from LozzofLondon, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

Grupo en Facebook: Tradúceme un Fic


Papá está en casa. Él asiente en mi dirección cuando entro por la puerta.

Sentado en la mesa de la cocina, revisa las facturas que se han entregado durante la última semana.

Brevemente, nuestros ojos se encuentran cuando paso. Es todo lo que puedo ofrecerle mientras subo las escaleras.

Me deja ir, satisfecho de que me mantengo con vida.

Arrojándome en mi cama, el cansancio se apodera de mí, mis ojos se cierran.

Durante mi inquieta y ligera siesta, lo escucho arrastrando los pies escaleras abajo, sin duda preparándose para pasar otra semana en otro lugar.

No me importa.

Suena el timbre, mis ojos se abren, el sol afuera comienza a ponerse.

He estado dormida por un tiempo.

Escucho las voces, profundas y masculinas. Una perteneciente a Queridísimo Papá, la otra...

Edward.

Saltando sobre mis pies, corro hacia las escaleras.

―Yo podría preguntarte lo mismo ―oigo decir a Edward, su voz tranquila pero tensa, amenazante.

Al acercarme a la puerta, evito a mi padre y miro a Edward.

―¿Estás bien? ―pregunto, envolviendo mis brazos alrededor de mi torso, manteniéndome caliente.

Sus ojos revolotean entre mi padre y yo, con la mandíbula tensa.

―¿Tú lo estás? ―cuestiona, girándose para mirarme completamente.

Asiento con la cabeza. Entrecerrando los ojos, no me cree.

―Vamos ―insta, asintiendo con la cabeza hacia su coche estacionado en la calle.

―Es tarde ―interviene mi padre―, ¿a dónde vas?

―Como si te importara ―se burla Edward, girándose hacia él.

No me giro para ver la expresión de mi papá, no me importa escuchar lo que quiera decir. En su lugar, me dirijo hacia el auto de Edward, sobresaltándome cuando escucho que la puerta principal de la casa se cierra de golpe.

―Tu papá es un imbécil ―afirma, abriendo el auto. Sonrío, sentándome en el asiento del pasajero.

―No es el mejor.

Levantando una ceja, se gira para mirarme mientras enciende el motor.

―¿Hay competencia? Porque...

―¿Para el peor papá? Sí... el tuyo ganaría.

―Me siento halagado ―se ríe―. Humillado.

―¿Orgulloso? ―pregunto, descansando mi cabeza contra el asiento, mirándolo de reojo.

―Absoluta, jodidamente no.

―¿A dónde vamos? ―inquiero después de un momento de silencio, disfrutando que Edward me lleve a algún lado para variar.

Su coche está impecable por dentro, igual que por fuera. El impulso de bromear con él es casi abrumador.

―¿No has comido todavía?

Niego con la cabeza, dándome cuenta de lo hambrienta que estoy.

―En ese caso, vamos a comer.

―No traje mi bolso.

Poniendo los ojos en blanco, me mira, sin impresionarse.

―Oh, no ―se burla inexpresivo.

Sonrío.